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«Si hay problemas de psicomotricidad, los hay de conciencia corporal»
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«Si hay problemas de psicomotricidad, los hay de conciencia corporal»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 2 marzo, 2021 Lateralidad cruzada, Lateralidad y lectura, Lectoescritura, Terapia de psicomotricidad

 

Por Susana Lladó

Los problemas de psicomotricidad pueden deberse a diversas causas, las cuales suelen estar interrelacionadas. En esta entrevista, la psicóloga Meritxell Pujol profundiza en los diversos aspectos implicados.


¿Por qué algunos niños necesitan realizar una terapia de psicomotricidad? 

En general, el desarrollo psicomotor es un proceso vivencial que cada niño va realizando sin que se le tenga que enseñar cómo. Por ejemplo: normalmente, no es necesario que tengamos que explicarle a un niño de 3-4 años en qué consiste saltar antes de que dé su primer salto. No hace falta detallarle previamente que saltar consiste en coger impulso y levantar la pierna derecha, luego la izquierda, etc. Un día, dará su primer salto.  Sin embargo, algunos niños experimentan dificultades durante su desarrollo psicomotor.

 

¿Lo puedes ilustrar siguiendo el mismo ejemplo?

Hay niños que no pueden saltar a edades en las que ya deberían hacerlo sin dificultad.

 

¿Por qué?

Porque saltar significa quedarse sin suelo bajo los pies. Es la pérdida del sostén, del contacto que da seguridad. Hay un gran componente simbólico.

 


Lo primero que hace un bebé es arrastrarse y gatear. Solamente se pone de pie una vez que se siente seguro. Es decir, pasa del plano horizontal al vertical cuando está preparado para contener la angustia.


 

¿Cuál es el componente simbólico?

En el caso del salto ―pero podríamos hablar de otros muchos ejemplos― es perder la seguridad que proporcionan la madre o el padre al sujetarnos cuando todavía somos pequeños.

 

Entiendo, ¿y cómo se trabaja esta problemática en la terapia de psicomotricidad?

En el caso del ejemplo que estamos dando, el terapeuta deberá reasegurar al niño mediante juegos de arrastre para que experimente el contacto cuerpo-suelo.

 

¿Con qué objetivo?

Lo primero que hace un bebé es arrastrarse y gatear. Solamente se pone de pie una vez que se siente seguro. Es decir, pasa del plano horizontal al vertical cuando está preparado para contener la angustia.

 

¿Es como esos niños que para lanzarse por el tobogán necesitan que su madre los espere abajo con los brazos abiertos o que les coja la mano mientras bajan?

Sí y no. Es decir, a ciertas edades es normal que el niño todavía necesite que le proporcionen esa seguridad. Incluso en terapia, hay niños que te piden que les des la mano al hacer algunos ejercicios. Ahora bien, si el niño depende siempre de la mano de un adulto es que algo está fallando. Y esto nos lleva a un punto importante.

 


Si el niño todavía no se ve capacitado, nunca hay que forzarle. Un niño no debería verse inmerso en una situación que le provoca miedo o angustia. Es fundamental que pueda conquistar él solo esos territorios nuevos. Por esto es crucial que el terapeuta sepa respetar sus ritmos y prepararlo emocionalmente.


 

¿Cuál?

Si el niño todavía no se ve capacitado, nunca hay que forzarle. Un niño no debería verse inmerso en una situación que le provoca miedo o angustia. Es fundamental que pueda conquistar él solo esos territorios nuevos. Por esto es crucial que un terapeuta de psicomotricidad sepa respetar sus ritmos y prepararlo emocionalmente. Algunos adultos lo entenderán muy bien si recuerdan cómo se sentían de niños cuando en clase de gimnasia los obligaban a saltar el potro.

 

¿Y cómo llega el niño a superar esas dificultades?

En el espacio de terapia ―que es un espacio que el niño percibe como un espacio lúdico―, si le vas poniendo las estructuras y componentes adecuados, lo irá haciendo.

 

Algunos padres pueden pensar que si se trata de un juego, su hijo puede hacerlo en casa, sin asistir a una terapia de psicomotricidad

Las personas construimos lo simbólico a través del cuerpo. Si hay problemas de psicomotricidad, los hay de conciencia corporal. El terapeuta está preparado para identificar en qué fase está el niño. Puede ser que tenga 7 años y tenga un desarrollo motor de 5. Asimismo, identificará qué necesita para ayudarle a avanzar en las diferentes etapas. Quizá sea necesario retroceder y revisar qué ha pasado en una etapa anterior, quizá haya un miedo cuyo origen se debe identificar o se trate de inseguridad, problemas de equilibrio físico, una coordinación motora deficiente o una desorganización en el movimiento.

 

¿Qué es una desorganización en el movimiento?

En la sala donde realizamos la terapia de psicomotricidad  tenemos una escalera triangular. Al llegar arriba, el niño tiene que darse la vuelta para bajar. Hay niños que, en lugar de darse la vuelta con normalidad, necesitan cogerse la pierna y pasársela al otro lado para quedar encarados correctamente y poder bajar. Este sería un ejemplo de esta dificultad de tipo psicomotor. Pero, como digo, las causas de los problemas psicomotores pueden estar relacionadas también con aspectos emocionales.

 

En función de la causa, enfocáis la terapia

Sí. Hay que detectar bien cuál es el problema subyacente. En el caso de los niños con lateralidad cruzada, por ejemplo, suelen llegar al centro muy machacados emocionalmente por todas sus dificultades de lectoescritura y/o abstracción, capacidad lógica, etc. Aquí, la mirada del terapeuta y la relación que establezca con el niño son fundamentales.

 


El movimiento no debe suponer angustia o sufrimiento; el movimiento debe poder realizarse con placer. Esto es esencial para que cada etapa del niño transcurra de forma idónea. De otro modo, si hay miedo o angustia es cuando puede darse un estancamiento en su psicomotricidad.


 

¿En qué sentido?

Porque la mirada de la que han sido objeto estos niños siempre se ha dirigido a la falta, a lo que no hacen bien, en lugar de a su potencialidad. En la intervención terapéutica se validan sus logros, se contienen sus frustraciones y, si han sido objeto de burlas o infravaloraciones, se trabaja también toda esta parte, además de la conciencia corporal y las habilidades motoras. Lo fundamental es que se trabaje la psicomotricidad para que en el movimiento haya placer.

 

¿A qué te refieres con que en el movimiento debe haber placer?

El movimiento no debe suponer angustia o sufrimiento; el movimiento debe poder realizarse con placer. Esto es esencial para que cada etapa del niño transcurra de forma idónea. De otro modo, si hay miedo o angustia es cuando puede darse un estancamiento en su psicomotricidad. Volviendo al ejemplo de antes: un terapeuta preparará la sesión colocando en la sala varios componentes, algunos de ellos pensados para que el niño salte, pero nunca le dirá al paciente “Salta”. Si el niño no lo hace, es cuando empieza la intervención terapéutica para promover que pueda llegar a hacerlo. Quizá necesite primero otro tipo de juegos que le den seguridad. En otras ocasiones, una frase o palabra del terapeuta provocan el cambio. La función del terapeuta de psicomotricidad es acompañar al niño e intervenir para que pueda avanzar en este proceso obteniendo sus propios recursos.

 

Por eso la terapia de psicomotricidad debe ser personalizada

Si. Podríamos decir que en terapia se reconstruye una historia. Esto significa que identificamos la falta del niño, conectamos con su necesidad y le ayudamos a que, en un ambiente seguro y ante la mirada del terapeuta que le valida como sujeto, se vaya reconstruyendo a sí mismo.  De esta manera, una vez identificada la dificultad que ha habido en su desarrollo psicomotor, y con una estrategia de intervención, el niño va a poder mejorar e ir conquistando etapas.

 

¿De qué manera están relacionados los problemas de lateralidad con las dificultades de aprendizaje?

Muchos niños llegan con problemas escolares, como dificultades en la lectoescritura o las matemáticas, aunque también tratamos aspectos motores como la hipotonía o la hipertonía. Estas afectaciones del tono muscular están muy ligadas a las emociones y su regulación.  En los niños con dificultades de lectura o lectoescritura, observamos que muchas veces son niños que no tiene adquirido el esquema corporal o que tienen un retraso de desarrollo psicomotor. Ayudarles en la base, significa ir a la dificultad en estadios anteriores para que ellos puedan llegar a desarrollar la capacidad y maduración necesaria para la adquisición del símbolo.

 

¿Puedes explicar un poco más lo de la adquisición del símbolo?

El bebé adquiere poco a poco conciencia del mundo que le rodea y va entendiendo que él y su madre no son una sola persona, pero que esta acude y le calma cuando él la demanda. Este proceso de adquisición del concepto de individualidad se construye a medida que el niño va creciendo. Pero primero, le cuesta mucho entender que su madre está aunque no la vea. Si no la ve, llora porque cree que la ha perdido. Hasta que el niño no cumple los 2-4años ―que es cuando empieza a hacer el proceso de simbolización al que llamamos descentración― no es capaz de separarse de ella.

 


Los niños viven jugando. Su desarrollo como personas es mediante el juego.  A través de él adquieren la noción de orientación, de organización espacial y temporal. El juego es lo que les permite vivir su cuerpo y explorar sus capacidades. La terapia de psicomotricidad tiene como objetivo llevarlos del placer de moverse al placer de pensar. Esto significa que mediante la vivencia de su cuerpo luego van a ser capaces de poder representarse el mundo simbólicamente.


 

¿Proceso de descentración?

Sí, el proceso de descentración se da a medida que el niño puede adoptar el punto de vista del otro. Cuando esto sucede, empieza a jugar a juegos simbólicos: a hacer ver que es un lobo, un perrito y después un pirata o un policía porque entiende la diferencia entre él mismo y lo otro. Puede hacer ver que es un lobo porque en su mente sabe que no lo es, algo que no ocurre en fases más tempranas: por ejemplo, a los niños muy pequeños no les gusta dibujar, hacen unos garabatos y se van a jugar porque les interesa mucho más todo lo sensomotor, están en una etapa muy sensorial. Necesitan experimentar la separación del otro, la distinción. Todavía necesitan descubrir el cuerpo y sentirlo antes de centrarse en otras cosas. Este concepto de descentración es clave para que el niño pueda adquirir los aprendizajes escolares, que se construyen de manera simbólica. Nos construimos como sujetos a través de este proceso de separación y diferenciación. Pero para ello es imprescindible que el niño se vaya construyendo una imagen mental de sí mismo; es decir, que se simbolice. Esta imagen mental dependerá de la conciencia corporal que tenga de sí mismo, la cual está muy ligada a su biografía. Nuestra historia está grabada en el cuerpo.

 

¿Nuestra historia está grabada en el cuerpo?

Así es. Cuando digo que la historia de uno está grabada en su cuerpo me refiero a que cada uno aprende de su propio aprendizaje. Por eso las experiencias del sujeto con la familia, en la escuela, etc., son únicas. En una clase de 25 niños, cada uno tiene su propia historia grabada en su cuerpo, por eso no podemos exigirles a todos lo mismo en los mismos tiempos (el aprendizaje de la lectoescritura o cualquier otro aprendizaje) sin observar si están preparados.  Cada niño tiene su ritmo.

 

¿Y aquí es donde entra en relación el desarrollo del niño con el juego?

Así es. Los niños viven jugando. Su desarrollo como personas es mediante el juego.  A través de él adquieren la noción de orientación, de organización espacial y temporal. El juego es lo que les permite vivir su cuerpo y explorar sus capacidades. La terapia de psicomotricidad tiene como objetivo llevarlos del placer de moverse al placer de pensar. Esto significa que mediante la vivencia de su cuerpo luego van a ser capaces de poder representarse el mundo simbólicamente.

 


Alexia, de 6 años, era una paciente que mostraba dificultades escolares. Los dibujos que hacía de las personas eran desorganizados y más bien casi garabatos. Esta niña se dejaba por dibujar las orejas, el tronco, las manos, etc. Como no había adquirido su propio esquema corporal, tampoco podía representarlo.


 

Ahondemos un poco más con un ejemplo de un caso real

Por ejemplo, Alexia, de 6 años, era una paciente que mostraba dificultades escolares. Los dibujos que hacía de las personas eran desorganizados y más bien casi garabatos. Esta niña se dejaba por dibujar las orejas, el tronco, las manos, etc. Como no había adquirido su propio esquema corporal, tampoco podía representarlo. Un día, después de varias sesiones de psicomotricidad en las que jugamos a saltar y arrastrarnos con diferentes materiales hasta alcanzar algún juego de carácter más simbólico en el que ella hacía de lobo, le propuse cierto material para que dibujáramos juntas. Sin que yo le diera ninguna consigna, ella empezó a dibujar. Dibujó una persona y este dibujo era bastante más completo que los que realizaba al inicio de la terapia. Las partes del cuerpo estaban mucho más organizadas y bien colocadas, no omitió ninguna parte ni extremidad. Hay que destacar que a esta paciente no le gustaba dibujar y, debido a s u dificultad, no solía dibujar personas.  Además, era consciente de que tenía esta dificultad, por lo que veía la diferencia entre los dibujos de los otros niños y los suyos.; lo cual hacía que intentara defenderse negándose a dibujar o a enseñar sus dibujos. Este ejemplo ilustra que mediante la vivencia de uno mismo la persona es capaz de adquirir la representación y el símbolo. Lo que sería el placer de pensar.

 

Resumamos, entonces, la idea principal

Hay niños de edades avanzadas que, aunque ya leen y escriben, tienen dificultades escolares. Y observamos que, aunque ya están en el estadio simbólico, no han hecho el proceso de descentración correctamente, ya que siguen mostrando dificultades de aprendizaje. La propia lateralización del cuerpo se da en edades muy tempranas y una mala lateralización conlleva dificultades en estadios del desarrollo más avanzados, como la de la construcción del pensamiento simbólico, esencial para esos futuros aprendizajes. Y algo más.

 

Adelante

El movimiento del cuerpo también permite la regulación de las emociones. A veces vienen niños que en clase no se concentran o a los que les cuesta quedarse quietos haciendo una tarea. Como comentaba anteriormente, podríamos pensar en niños hipertónicos. Las sesiones de psicomotricidad les ayudan a que puedan regularse emocionalmente.

 

Ponnos un ejemplo

Recuerdo el caso de un niño de 10 años que durante las sesiones de terapia mostraba mucha dificultad para realizar las actividades que le proponía. Se dispersaba hablando de otras cosas, quizás ante la dificultad y el reto que le suponían las actividades, lo que hacía que no acabara de entender la mecánica de los juegos y que para él resultara todo muy pesado. Adoptamos una metodología en la que antes de jugar a ese tipo de juegos (juegos de mesa) dedicábamos un tiempo para “trabajar con el cuerpo”. En ese espacio, él jugaba con libertad, utilizando los materiales previamente elegidos por mí.  Nos dimos cuenta de que ese espacio de juego le ayudaba a regularse y que, después de jugar, podía concentrarse mucho mejor en las actividades. Entendía los juegos y éramos capaces de hacer actividades que no habíamos podido hacer hasta ese momento. Con el tiempo, a veces no necesitaba este espacio de “trabajo del cuerpo” y trabajábamos más a un nivel mental, pero él aprendió a reconocer cuando lo necesitaba. En este espacio de «cuerpo», a veces surgían peleas de cojines a través de las cuales podía expresar su agresividad, frustración o enfado, porque no siempre es fácil gestionar las emociones. Los adultos, en algunas ocasiones, también funcionamos así. Si tenemos un mal día porque nos hemos enfadado en el trabajo con alguien, salimos a correr y volvemos a casa con la sensación de que el enfado ya no ocupa el mismo espacio en nuestra cabeza. En todo caso, los adultos tenemos más estrategias que los niños y podemos contener y tolerar mejor el enfado. Se trata de que los niños vayan adquiriendo estas herramientas.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

El trastorno de lateralidad y las dificultades de discriminación perceptiva
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El trastorno de lateralidad y las dificultades de discriminación perceptiva

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 10 octubre, 2016 El trastorno de lateralidad 0

¿Cómo afecta a las personas con trastorno de lateralidad no tener establecido el esquema corporal y no discriminar entre izquierda y derecha?

Cuando una persona no ha establecido un buen esquema corporal y no discrimina bien entre izquierda y derecha, tiene serias dificultades para registrar adecuadamente los estímulos visuales externos; es decir, tiene dificultades de discriminación perceptiva. Esto es lo que les ocurre a las personas con trastorno de lateralidad. Vamos a ver, con ejemplos, qué significan estas dificultades de discriminación perceptiva, cómo se tratan, qué obstáculos encuentra el paciente durante la terapia y cómo le afecta emocionalmente el problema.

 

«Es preciso “instalar” al niño en un ambiente lúdico, en el que no tenga la sensación de que se está trabajando su problema de forma académica», señala el psicólogo del centro Pere Ferran.

 

Cuando miramos letras, imágenes o números estamos recibiendo estímulos visuales externos. Para que nuestro cerebro los registre e interprete adecuadamente es necesario que tengamos bien establecidos los puntos de referencia a partir de nuestra percepción interna del esquema corporal y que podamos diferenciar espacialmente entre izquierda y derecha. ¿Qué ocurre cuando esto no es así? Las consecuencias son múltiples: no se ven rectos los números, muchas veces cuesta apreciar que siguen un orden, que componen una operación matemática; se confunden, girándolos, números similares como el 6 y el 9, y también se confunden letras similares, como la p, la q, la d y la b (por citar solo algunas).

dificultades de discriminación perceptiva

Los niños con dificultades de discriminación perceptiva pueden, por ejemplo, ver bien un número, pero escribirlo al revés.


 

Estas dificultades de discriminación perceptiva influyen, obstaculizándolo, en el aprendizaje de la lectura, la escritura, las matemáticas y el razonamiento lógico de los niños, provocando su retraso escolar y causándoles muchos problemas emocionales: se dan cuenta de que experimentan estas confusiones, de que sus compañeros de clase no las tienen e, inevitablemente, en una edad en la que se es muy vulnerable, se comparan con sus compañeros “normales”.

dificultades de discriminación perceptiva

Confusiones propias de los niños con problemas de lateralidad.

 

La terapia de discriminación perceptiva: cómo superar la evitación

Los niños con dificultades de discriminación perceptiva terminan por “enfrentarse” a los estímulos visuales de forma rápida, sin fijar su atención: como saben que les cuesta discriminar, y que hacerlo les supone mucho esfuerzo, optan por una actitud de evitación.  Sin embargo, conseguir que el paciente se fije en los estímulos que recibe y que vea cuáles son sus errores de percepción es un trabajo fundamental dentro de la terapia. ¿Cómo superar entonces su resistencia a focalizar la atención? ¿Cómo romper este círculo vicioso?

 

“Es habitual que en el niño se den dos emociones aparentemente contradictorias: la alegría, por ver que sí son capaces de discriminar si prestan la suficiente atención, y la rabia por tener que esforzarse, ya que hacerlo les supone invertir más tiempo en procesar los estímulos. Por esto es muy importante integrar la terapia emocional en el tratamiento”, aclara Ferran.

 

Pere Ferran, terapeuta emocional y de lateralidad y psicomotricidad de nuestro centro, nos explica que “Cuando algo nos supone mucho esfuerzo, tendemos a rehuirlo. Por esto, en primer lugar, es preciso “instalar” al niño en un ambiente lúdico, en el que no tenga la sensación de que se está trabajando su problema de forma académica. A través de ejercicios que el niño percibe como juegos, le hacemos ver las diferencias. Cuando se da cuenta de que haciendo el esfuerzo discrimina mejor, los buenos resultados se convierten en sí mismos en una gran motivación”.

 

El trastorno de lateralidad y las dificultades de discriminación perceptiva

La rabia es una emoción habitual que aparece cuando el niño se da cuenta de que tiene que esforzarse para lograr discriminar.

 

No obstante, Pere Ferran también puntualiza que, en esta fase de la terapia, muchas veces los niños entran en conflicto consigo mismos: de la misma manera que comprenden que el esfuerzo les reporta resultados satisfactorios, también se dan cuenta de que, entonces, tienen que renunciar a la manera con la que siempre han afrontado los estímulos visuales. Ahí es donde suelen manifestar una resistencia al cambio. «Es habitual que en el niño se den dos emociones aparentemente contradictorias: la alegría, por ver que sí son capaces de discriminar si prestan la suficiente atención, y la rabia por tener que esforzarse, ya que hacerlo les supone invertir más tiempo en procesar los estímulos. Por esto es muy importante integrar la terapia emocional en el tratamiento”, aclara Ferran.

 

Trastorno de lateralidad y problemas al leer números, letras y ver imágenes.

La terapia emocional forma parte del tratamiento para trabajar la resistencia del niño y reforzar sus logros.

 

Hay que tener en cuenta que estos niños con dificultades de discriminación perceptiva son niños que han estado evaluados continua y negativamente en el pasado. Forma parte esencial de la terapia, por tanto, reforzar cada progreso que hacen durante el tratamiento y trabajar sus emociones, como la rabia, permitiéndoles que pongan palabras a lo que les está ocurriendo.

Si tienes cualquier consulta sobre este tema, no dudes en contactar con el equipo de terapeutas de nuestro centro.

 

Tags: concentración, Discriminación perceptiva, Esquema corporal, Estímulos visuales, estructuración espacial y temporal, Lateralidad, organización perceptiva, Síntomas lateralidad
«Los pacientes adultos llegan a terapia con una sintomatología acusada y un historial de sufrimiento importante»
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«Los pacientes adultos llegan a terapia con una sintomatología acusada y un historial de sufrimiento importante»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 27 octubre, 2021 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos, Entrevistas

Por Susana Lladó

Los pacientes adultos con lateralidad cruzada presentan algunas particularidades respecto a los niños y adolescentes. La directora-fundadora del centro, Joëlle Guitart, nos los explica a través del caso de una paciente de 40 años que, además, tenía una hipotonía y un retraso psicomotor acusados.

¿Qué caso va a exponer hoy?

El de una paciente, a la que llamaré Lorena. La visité por primera vez en octubre de 2019 y acaba de finalizar la terapia este mes.

¿Cuáles son las particularidades del caso?

Cuando acudió al centro, tenía 40 años. Vino acompañada por su madre. Era una mujer con una gran falta de confianza en sí misma y muy inhibida. Aunque tenía un buen cociente intelectual, presentaba, entre otros, problemas notables de orientación espacial.

Los problemas de orientación espacial son un síntoma de lateralidad cruzada

Así es. Los problemas relacionados con la capacidad de percepción espacial constituyen uno de los síntomas más habituales en las personas que no tienen bien definida la lateralidad a la izquierda o a la derecha.  No pueden ubicarse bien en el espacio, ni ubicar correctamente las cosas en él. Como consecuencia, tienen dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura y las matemáticas, así como dificultades de movilidad, por ejemplo, porque se desorientan; con todas las implicaciones que esto conlleva.

Necesitamos tener integradas las coordenadas para orientarnos y orientar las letras y los números

Sí, integradas y bien organizadas. De otro modo, no podemos interpretar el significado de las letras y los números, ni orientarnos en la calle, por ejemplo.

Lorena nació prematuramente, a los seis meses. Presentó un retraso psicomotor importante: no aguantó la cabeza hasta los 7 meses y empezó a gatear al año y medio, a andar a los 4 y a hablar a los 4 años y medio.

¿Cómo era la lateralidad de la paciente?

En la escuela la habían obligado a escribir con la derecha, a pesar de que ella lo hacía con la izquierda, por lo que escribía como si fuera diestra, aunque utilizaba la izquierda para todo lo demás. Además, era muy hipotónica. Las personas hipotónicas, al tener un tono muscular muy bajo, son muy patosas.

¿Hay algún dato más destacable en su historial médico o biográfico?

Lorena nació prematuramente, a los seis meses. Presentó un retraso psicomotor importante: no aguantó la cabeza hasta los 7 meses y empezó a gatear al año y medio, a andar a los 4 y a hablar a los 4 años y medio.

Este retraso psicomotor también debió afectar su aprendizaje escolar

Sí, porque el sistema nervioso sigue una jerarquía en su desarrollo. Primero, se adquiere el esquema corporal, después la lateralidad y, en tercer lugar, la organización espacial (y la temporal). Si en la primera etapa del desarrollo motor el esquema corporal no se ha adquirido bien, esto afecta a las dos etapas siguientes.

¿Algún dato más que sea relevante?

Tuvo enuresis nocturna hasta los 9 años y tenía un tic: cuando se sentía infravalorada o muy nerviosa, le picaba la lengua. Era notable su ansiedad. Aunque era sociable, era poco habladora y, a pesar de haber aprobado la teórica, tenía fobia a conducir, a hacer las prácticas para sacarse el permiso debido a sus problemas de orientación espacial.

¿Había tenido algún problema importante de salud?

Era una chica sana, que no había tenido ninguna enfermedad importante ni intervenciones quirúrgicas. Y, a diferencia de otros pacientes con lateralidad cruzada, no tenía problemas de vista ni de audición.

Ha disminuido significativamente su nivel de ansiedad e infravaloración, han mejorado significativamente sus relaciones sociales y, actualmente, ya no vive con su madre. Es una mujer independiente, autónoma, tiene una relación de pareja y una calidad de vida mucho más alta.

¿Había cursado estudios?

Sus problemas de lateralidad le habían impedido rendir académicamente. En aquel momento, estaba intentando cursar un grado medio de Farmacia y preparando unas oposiciones para Correos. También estaba estudiando un curso de informática y yendo a clases para perfeccionar el catalán.

Antes ha mencionado que acudió a la primera visita con su madre, aunque entonces ya tenía 40 años

Sí, era hija única y estaba muy apegada a ella. De hecho, no había tenido ninguna relación sentimental hasta entonces. Esta paciente es un claro ejemplo de cómo la lateralidad puede afectar todas las dimensiones de la persona: cognitiva, social y emocionalmente.

Bien, ¿cuáles fueron los resultados del primer test de lateralidad?

El test mostró los siguientes resultados: lateralidad de la mano: 60 % izquierda y 40 % derecha; lateralidad del ojo, 50 % izquierda y 50 % derecha; lateralidad de la pierna estática, derecha; lateralidad del oído, 60 % izquierda, 40 % derecha; motricidad facial, 55 % izquierda, 45 % derecha, y cervicales, 55 % izquierda, 45 % derecha. Asimismo, presentaba una hipotonía del 85 % en miembros superiores e inferiores.

Había una clara dominancia zurda

Sí, por eso la terapia de lateralidad se enfocó a lateralizarla homolateralmente a la izquierda y a disminuir su hipotonía.

A menudo llegan consultas al centro de personas adultas que no saben si la terapia de lateralidad es efectiva después de la adolescencia

Los pacientes adultos llegan a terapia con una sintomatología acusada y un historial de sufrimiento importante porque han vivido hasta entonces intentando compensar sus déficits a base de esfuerzos constantes en todos los ámbitos de su vida: primero en la escuela y después en la universidad, si no han abandonado antes los estudios; en el ámbito laboral, en sus relaciones familiares, sociales y de pareja, etc. Llegan exhaustos, física y emocionalmente. Sin embargo, son pacientes que tienen una característica que se traduce en una ventaja respecto a los niños y adolescentes: lo han pasado tan mal, que buscan ayuda de una manera muy consciente. Esta actitud redunda muy positivamente en su implicación en la terapia, por lo que el proceso de curación suele ser más rápido que en las personas de menos edad.

¿Ha sido el caso de Lorena?

Sí.  Al margen de que se sintió muy cómoda con su terapeuta desde un inicio, y esto es fundamental en cualquier proceso terapéutico, ha tenido una actitud muy colaboradora y participativa. Lorena hizo la terapia grupal y estableció una buena relación con los otros pacientes de su grupo.

¿Cuáles fueron los resultados del último test de lateralidad antes de darle el alta?

El último test lo realizamos este mismo mes de octubre, tras dos años de terapia. Su lateralidad ha quedado definida a la izquierda en un 90 % y su hipotonía se ha reducido en un 10 %.  Los resultados del test de lateralidad han sido:

– Mano: 90 %, izquierda, 10 %, derecha.

– Ojo: 80 % izquierda, 20 % derecha

– Pierna estática: 70 % izquierda, 30 % derecha.

– Pierna dinámica: 90 % izquierda, 10 % derecha.

– Oído: 75 % izquierda, 25 % derecha

– Motricidad facial: 80 % izquierda, 20 % derecha.

– Cervicales: 80 % izquierda, 20 % derecha.

¿Cómo ha repercutido su curación en los diferentes aspectos de su vida?

Ha conseguido sacarse los estudios de Farmacia y está terminando los de informática. Ha disminuido significativamente su nivel de ansiedad e infravaloración, han mejorado significativamente sus relaciones sociales y, actualmente, ya no vive con su madre. Es una mujer independiente, autónoma, tiene una relación de pareja y una calidad de vida mucho más alta. Su yo mental, emocional y neurofisiológico es mucho más firme.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil
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Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 23 agosto, 2021 El trastorno de lateralidad, Lateralidad, Lateralidad cruzada, Lateralidad y lectura, Lectoescritura, Organización corporal, Organización temporal, Orientación espacial, Síntomas de lateralidad cruzada, Tratamiento de lateralidad, Zurdos

La psicóloga sanitaria de la Universidad Europea del Atlántico Isabel María Medina Amate publicó hace un año un estudio en MLS Psychology Research con el título Evaluación e intervención ante un caso de lateralidad cruzada. Caso único.

El objetivo de este estudio es contribuir a la actualización en la investigación de los trastornos de la lateralidad y conocer en profundidad cuáles son los factores y componentes que afectan al correcto desarrollo de la lateralidad. Para ello, recoge todos aquellos datos relevantes que puedan ser esclarecedores en la controversia que existe en torno a la lateralidad, y así poder asegurar junto a toda la comunidad científica la existencia de una literatura veraz y rigurosa que pueda ser aplicada e impartida en centros educativos, centros de psicología y centros de formación.

El estudio nos ha parecido sumamente interesante y muy bien documentado. Dado que está publicado bajo licencia Creative Commons, compartimos la introducción; la cual ya incluye información relevante que os puede interesar. Y os invitamos a leer el estudio completo en este enlace.

Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil

Introducción al estudio ‘Evaluación e intervención ante un caso de lateralidad cruzada’

El cerebro, como cualquiera de nuestros órganos, se forma a lo largo del desarrollo vital (Blakemore y Frith, 2007). Durante este período, sufre cambios constantes tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. A nivel cuantitativo, el cerebro va modulando su forma, así como su volumen para dar cabida a las conexiones neuronales que van forjándose a lo largo del desarrollo (Ferré, Catalán, Casaprima y Mombiela, 2004). Dichas conexiones neuronales implican que este sufra oleadas de reorganización cerebral (cambios cualitativos) en las que se modifica la función y la organización de todas las estructuras cerebrales, desde las más primitivas a las más complejas (Blakemore y Frith, 2007).

Todas estas estructuras tan complejas necesitan una buena organización que permita al cerebro poder actuar de forma adaptada al entorno. Por ello, el cerebro (así como todo nuestro cuerpo) se organiza de una forma binaria, en el que todas las estructuras tienen su función en base a su localización (Ferré, Catalán, Casaprima, Mombiela, 2016): hemisferio izquierdo y hemisferio derecho.

Así pues, cada uno de los hemisferios está especializado en unas funciones concretas. De forma general, el hemisferio izquierdo es el encargado del lenguaje (Gazzaniga, 2000) y del procesamiento de la información (Ferré et al, 2004), así como el hemisferio encargado de la escritura, lectura o razonamiento numérico (Cumandá, 2012) y cuyo procesamiento es de tipo secuencial, es decir, el que analiza los detalles paso a paso (Rivera, 2010). El hemisferio derecho se encargaría entonces de la parte más espacial, con funciones destinadas a procesar información córporo-espacial (Ferré et al, 2004), así como al hecho de poder orientarse en el espacio y elaborar mapas conceptuales (Cumandá, 2012), siendo su procesamiento más holístico y global (Rivera, 2010). Esta afirmación llevaría a pensar en el hecho de que cada uno de los hemisferios tiene una funcionalidad específica y que, por tanto, en función de la tarea, un hemisferio predominará sobre el otro, marcando así un hemisferio dominante y otro subdominante (Ostrosky, 1986).

Así pues, se ha considerado desde las primeras teorías que el hemisferio izquierdo es el hemisferio dominante, debido a la función lingüística de la que se encarga, además de por ser el hemisferio encargado de la dextralidad de más del 90% de la población mundial (Romero, 2010).

Sin embargo, aunque bien es cierto que cada uno de los hemisferios está preferentemente destinado a funciones concretas, cabe señalar que ninguna de estas actúa “en solitario”, ya que requiere que ambos hemisferios participen en todas las actividades o tareas llevadas a cabo para el correcto desarrollo de las mismas (Ferré et al, 2004). Por tanto, el concepto de hemisferio dominante/no dominante es reemplazado por otras terminologías más concretas, en las que se denomina el término de referencia cerebral en alusión a la mayor participación de uno u otro en determinadas tareas o funciones (Repila, 2014) o en función de la novedad de la tarea (Tirapu, 2018), pero siempre teniendo en cuenta que ambos participan como una globalidad no sometida a disociaciones (Ferré e Irabua, 2002).

Esta conexión interhemisférica es producida por el cuerpo calloso. En palabras de Quintero, Manaut, Rodríguez, Pérez y Gómez (2003), “el cuerpo calloso es la comisura interhemisférica de mayor tamaño y el encargado de conectar de forma transversal ambos hemisferios”, el cual está formado por más de 200 millones de fibras nerviosas (Romero 2010, Quintero et al, 2003). En otras palabras, el cuerpo calloso se encarga de establecer relaciones entre las funciones más elevadas del Sistema Nervioso, y así poder conseguir que el lado derecho del cerebro sepa lo que hace el izquierdo (Ferré et al, 2016).

No obstante, en el momento en el que la organización jerárquica de funciones falla y los hemisferios cerebrales no se comunican a través del cuerpo calloso de una forma exitosa, los circuitos destinados a elaborar una respuesta no son capaces de llevar a cabo las tareas que les corresponden, entrando en escena la corteza. La corteza, encargada per se de funciones superiores, lleva a cabo la “resolución” de tareas de niveles inferiores, provocando un bloqueo y saturación a la hora de realizar sus tareas propias, tales como la planificación, dirección o conciencia (Ferré et al, 2004). Este proceso causa que aparezcan sujetos con problemas de aprendizaje vinculados a la lateralidad, presentando dificultades para desarrollar un aprendizaje correcto y adaptado a las necesidades del ambiente (Casado, Llamas y López, 2015).

La lateralidad ha sido un aspecto muy estudiado por diferentes autores, existiendo controversia en torno a su etiología (Bilbao y Oña, 2000). Según varios autores (Galin y Ornstein, 1972; Hicks y Kinsbourne, 1978 y Milner, 1964), la lateralidad es considerada como un aspecto vinculado a la genética, siendo esta un factor intrínseco en la naturaleza del ser humano, y difícil de cambiar. Sin embargo, autores como Dawson (1972) u Oña (1999), establecen que la predominancia lateral es el resultado del aprendizaje y que puede ser modulada.

A día de hoy y teniendo en cuenta los últimos estudios, se puede concluir que la distribución funcional entre los dos hemisferios viene predeterminada por la información genética, pero que es el ambiente y el aprendizaje el que provoca su modulación y desarrollo posterior. En palabras de Ferré et al (2004): “la genética proporciona el diseño básico, pero la interacción con el entorno es imprescindible para que se activen las sinapsis y se construyan los circuitos y las conexiones”.

Por tanto, al igual que se produce una distribución funcional interhemisférica y hay un hemisferio preferente para ciertas funciones, a nivel sensoriomotriz existen diferencias entre los dos lados del cuerpo, mostrando preferencia por un lado del cuerpo sobre otro, dando lugar al fenómeno de la lateralidad (Bernabéu, 2014).

La lateralidad se define como “el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre otro, y se manifiesta en la utilización preferente de mano, pie, ojo y oído” (Portellano, 2008). Es aquello que nos permite orientarnos a nivel témporo-espacial, que nos ayuda a diferenciar lo que es izquierda y derecha (Rivera, 2010), mostrando una habilidad diestra o zurda a nivel de ojo, pie, mano y oído (Squadrone y cols, 1995). Así pues, la lateralidad es el fruto de la distribución ordenada de funciones entre los dos hemisferios, pero sin llegar a suponer una dominancia absoluta de un hemisferio sobre otro, sino como una dominancia relativa en función de la tarea o actividad (Repila, 2014; Tirapu, 2018).

Por tanto, la lateralidad se entiende como un proceso complejo que recorre los aspectos neuro-sensorio-motriz a lo largo de todo el ciclo (Cumandá, 2012), y como tal, pasa por varias fases. La primera fase del desarrollo de la lateralidad es la etapa prelateral, comprendida entre los cero y cuatro años del niño/a. En esta fase lo que se pretende conseguir es que el sujeto posea un dominio propio de los órganos sensoriales y del propio cuerpo, garantizar una buena coordinación automática contralateral y una función sensorial tridimensional, así como una correcta activación del cuerpo calloso (Ferré et al, 2016).

Esta fase a su vez está dividida en tres grandes bloques, en los que destacan los aspectos relacionados con el desarrollo de la organización sensorial, así como las respuestas características del niño/a tras su consecución (tabla 1, Ferré et al, 2016).

Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil

Tabla 1.
Secuencia evolutiva de la lateralidad

Organización Postural Organización Sensorial Respuestas Características que el bebé debe organizar (identificables)

Fase Homolateral Monolateral alternante Percepción monocular, monoaural, monotactil alternante. Reflejo tónico-cervical asimétrico y simétrico Dominio boca arriba. Extensión Corporal Volteo en el suelo. Dominio del Boca abajo. Reptado circular.

Bi-Lateral Percepción duosensorial ocular, auditiva, táctil. Reptado lineal inexperto y homolateral.

Fase contralateral Contralateral Percepción bisensorial ocular, auditiva, táctil. Reptado lineal experto Sedestación Gateo Dominio de la bidepestación Deambulación Deambulación contralateral

Lateralidad Lateralidad Dominancias auditiva, táctil, visual Monopedestación Lateralización

Nota: Adaptado de Ferré et al, 2016.

Durante estas fases, y dado que la lateralidad es un proceso complejo que se desarrolla a lo largo de todo el proceso evolutivo y en el que interaccionan factores como el genético, ambiente y estimulación, pueden aparecer dificultades a la hora de definir la lateralización o retrasos en la misma.

La lateralidad, por tanto, puede ser de diferentes tipos (Brusasca, Labiano y Portellano, 2011; Ferré et at, 2016; Repila, 2014):

  • Lateralidad definida: la lateralidad definida es aquella por la cual el sujeto utiliza predominantemente un lado de su cuerpo tanto en manos, pies, oídos y ojos. Así, aquel que use predominantemente su parte derecha será diestro y aquel que use su parte izquierda será zurdo.
  • Lateralidad contrariada: la lateralidad contrariada es aquella que se ha producido al cambiar la preferencia principalmente manual debido a influencias sociales y educativas. Puede provocar alteraciones neuropsicológicas como disfunción, obstrucción o inhibición del funcionamiento cerebral.
  • Ambidextrismo. El ambidextrismo se produce cuando se utilizan ambos lados del cuerpo sin preferencia. Este fenómeno es poco común en la incidencia poblacional. Indica una deficiente organización neurológica y organización funcional interhemisférica.
  • Lateralidad cruzada: la lateralidad cruzada hace referencia a un predominio lateral no homogéneo, es decir, al hecho de predominar el lado derecho en un miembro y el lado izquierdo en otro miembro. Esto suele darse cuando hay un motivo de cruce de ojo y oído, siendo el más frecuente la que se expresa con predominio diestro de la mano y pie junto con predominio ocular izquierdo.

Si bien es cierto que la mayoría de la población desarrolla su lateralidad de forma exitosa, hay un importante porcentaje de niños que no llegan a desarrollarla de manera adecuada. Aproximadamente el 30% de la población sufre lateralidad cruzada, especialmente las mujeres debido a su simetría cerebral (Brusasca et al, 2011). En palabras de Bernabéu (2014), “el desarrollo de la lateralidad tiene repercusiones sobre distintas facetas del desarrollo evolutivo del niño, como el desarrollo motriz, coordinación motora, capacidad de orientación y percepción espacio temporal, así como el conocimiento del esquema corporal”. Concretamente, el hecho de tener lateralidad cruzada conlleva directamente a presentar problemas a la hora de rotar figuras, confundir la representación espacial de letras o números o al hecho de presentar dificultades relacionadas con el propio esquema corporal, así como con la motricidad y la relación témporo-espacial.

En definitiva, procesos relacionados con el aprendizaje como el lenguaje, la lectoescritura o las matemáticas estarían directamente afectados ante la falta de predominancia lateral, ya que es necesario tener un segmento dominante que tenga mayor fuerza, precisión, calidad propioceptiva, equilibrio y coordinación para llevar a cabo este tipo de aprendizajes (Mayolas, 2010). Según Bernabéu (2014), los niños con una dominancia lateralidad definida presentan ventajas a la hora de aprender a leer, a escribir y a hacer cálculos matemáticos con respecto a aquellos que presentan dificultades en predefinir su lateralidad. Por ejemplo, autores como Mesonero (1994) mencionan que las dificultades que pueden aparecer durante el proceso de aprendizaje de la lectura puede ser provocado en gran medida por la dificultad de discriminación entre derecha e izquierda, al retraso de la maduración nerviosa y a las alteraciones de la lateralidad cruzada. Al igual que la lectura, también existen problemas de disgrafía y disortografía, así como problemas de cálculo. Además, este autor relaciona los problemas de lectoescritura debido a alteraciones en la psicomotricidad, esquema corporal y en la estructuración espacial.

Aunque hay que tener en cuenta que el proceso de lateralidad es evolutivo y cuyo predominio no empieza a establecerse en torno a los 4-6 años con el aprendizaje de códigos (Ferré et al, 2016), es cierto que estos problemas deben detectarse de la manera más eficaz y rápida posible, con el fin de suplir todos aquellos déficits en el menor tiempo posible. Para ello, se debe tener en cuenta manifestaciones como las siguientes (Bernabéu, 2014; Ferré et al, 2016):

  • Dificultades en la automatización de lectura, escritura y cálculo.
  • Problemas de organización en espacio y tiempo.
  • Inestabilidad personal y emocional.
  • Desorden de los puntos de referencia corporal.
  • Dificultad para situarse a la derecha e izquierda de la línea media corporal.
  • Marcada lentitud de reflejos.
  • Inversiones gráficas y/o lectoras.
  • Velocidad lectora lenta y ausencia de comprensión lectora.
  • Pérdidas de atención.
  • Problemas en las relaciones con los iguales.

Por tanto, es fundamental la exploración completa y global de los diferentes aspectos relacionados con la lateralidad del sujeto, haciendo hincapié en explorar el desarrollo contralateral de base, la simetría de la arquitectura corporal y funcional, la automatización de los niveles de organización previamente alcanzados y el tipo de lateralidad en mano-ojo-pie-oído. El objetivo de esta exploración más exhaustiva no es otro que poder detectar el predominio lateral del sujeto y ver en qué fases o aspectos puede existir el problema de base, con el fin de hacer un buen abordaje y poder diseñar una estrategia de adquisición de preferencia manual que mejore la calidad de vida del niño (Ferré et al, 2004, Mayolas Pi, 2010).

En mayo de 2020 reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje
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Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje

Susana Lladó - Lladó Comunicación 22 junio, 2021 Aprendizaje, El trastorno de lateralidad, Lateralidad, Lateralidad cruzada

La relación entre lateralidad y aprendizaje ha quedado refrendada con las investigaciones que se han llevado a cabo en las últimas décadas desde la neuropsicología. Hoy compartimos algunas de las conclusiones más relevantes de un estudio publicado por la doctora en Psicología y Máster en Neuropsicología Cognitiva Elena Bernabéu Brotons, quien es también Vicedecana de Ordenación Académica y Calidad de la Facultad de Educación y Psicología de la UFV (Universidad Francisco de Vitoria), además de participar como docente en diversos posgrados relacionados con la Neuropsicología Clínica y la Neuropsicología y Educación.

El estudio al que nos referimos lleva por título Programas de desarrollo de la lateralidad, mejora del esquema corporal y organización espaciotemporal. Intervención en dificultades de aprendizaje, y forma parte de la publicación Procesos y programas de neuropsicología educativa editada por el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE). Desde aquí, agradecemos a la doctora Bernabéu que nos haya autorizado a compartir su trabajo.

El desarrollo de la lateralidad tiene repercusiones sobre distintas facetas del desarrollo evolutivo del niño

En la introducción del estudio se señala:

«La lateralidad corporal se define como el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre el otro, y se manifiesta en la utilización preferente de mano, pie, ojo y oído (Bilbao & Oña, 2000; Portellano, 2008). La organización lateral, consecuencia de la diferente distribución de funciones en el cerebro humano, es de gran relevancia en el desarrollo cognitivo y emocional infantil. Gracias a las aportaciones llevadas a cabo dentro del campo de la neuropsicología (Dubois et al., 2008; Oltra, 2002), actualmente se asume que el desarrollo de la lateralidad tiene repercusiones sobre distintas facetas del desarrollo evolutivo del niño, como el desarrollo psicomotriz, la coordinación motora, la capacidad de orientación y percepción espacio-temporal, el conocimiento del esquema corporal, y como consecuencia de todo esto, está implicado en los procesos de aprendizajes, especialmente en los relacionados con el lenguaje, la lectoescritura o las matemáticas (Jagannath, Garrido & González, 2001; Dean & Reynolds, 1997). »

Posteriormente, la especialista cita los trabajos de Broca y Wernicke sobre la localización del lenguaje añadiendo que, desde entonces, las investigaciones desde la neuropsicología sobre lateralización hemisférica muestran:

  • La especialización del hemisferio izquierdo en el procesamiento del lenguaje (Gazzaniga, 2000).
  • Mayor competencia del hemisferio izquierdo en tareas solución de problemas y en formulación de hipótesis (Gazzaniga, 2000).
  • Superioridad del hemisferio izquierdo en la programación del acto motor en la ejecución de los movimientos que se realizan con cualquiera de las dos manos (Babiloni et al., 2003).
  • Superioridad del hemisferio derecho en tareas visoperceptivas, visoespaciales y visoconstructivas (Stephan et al. 2007), así como en la percepción de la emoción; es decir, en el reconocimiento de los aspectos emocionales de los estímulos (Tamietto et al., 2006).
  • Los sistemas atencionales también parecen organizarse de forma asimétrica: se ha encontrado una mayor implicación del hemisferio derecho en los procesos de vigilancia y de orientación automática de la atención (Banich, 2003), frente al control voluntario de la atención, en el que parece predominar el hemisferio izquierdo (Gazzaniga, 2000; Chokron et al., 2003).
  • El hemisferio izquierdo procesa la información preferentemente de forma analítica y secuencial, mientras que el hemisferio derecho estaría especializado en un tipo de procesamiento global u holístico, hipótesis planteada originariamente por Levy en 1974, y confirmada en estudios posteriores (Banich y Compton, 2011). Como consecuencia de esta distribución asimétrica de funciones en el cerebro, los seres humanos también muestran diferencias de organización sensorial y motora. Al igual que hay un hemisferio preferente o más competente en cada una de las funciones psicológicas, también a nivel sensoriomotriz existen diferencias funcionales entre los dos lados del cuerpo. Aunque la dominancia manual es la asimetría humana más evidente, la mayoría de las personas tienen un ojo, un oído o un pie dominante o preferente: la mano preferente dirige la función y coordina el movimiento manual, y lo mismo ocurre en las extremidades inferiores: el ojo y el oído preferentes dirigen el análisis sensorial y la integración de la información que procede de los dos canales visuales y auditivos (Ferré y Aribau, 2006; Ferré, Catalán, Casaprima y Mombiela, 2008).
Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje

En el apartado sobre lateralidad, esquema corporal y estructuración espaciotemporal, la doctora explica lo siguiente:

  • La lateralidad no es únicamente la preferencia sensorial o motora de uno de los dos lados del cuerpo: es una función de gran complejidad que se constituye en principio organizador de la estimulación aferente y de la respuesta motora. Se ha comprobado que el desarrollo de la lateralidad está implicado en aspectos importantes del desarrollo psicomotriz, como la coordinación motriz, la orientación espacial, y la percepción espaciotemporal (Dean & Reynolds, 1997).
  • La preferencia funcional de uno u otro lado del cuerpo permite al niño diferenciar la derecha y la izquierda con relación a su cuerpo, ubicarse en su entorno y en relación los demás, lo que le va a permitir conformar la base de la orientación y la estructuración espacial. La lateralidad, por tanto, posibilita la utilización eficaz del propio cuerpo y la percepción del propio esquema corporal (Vlachos, Gaillard, Vaitsis, & Karapetsas, 2013).
  • Muy unida a la ubicación especial y al esquema corporal está la temporalidad o estructuración del tiempo. La estructuración temporal implica una correcta estructuración espacial y esquema corporal, una conciencia integrada de la experiencia sensorial y motriz y la correcta orientación propioceptiva (intracorporal) y exteroceptiva (en relación a referencias externas). Además, de una correcta estructuración espacial, la temporalidad implica el sentido del ritmo, o percepción de los intervalos (iguales o desiguales) de tiempo. El desarrollo de la lateralidad permite distinguir, por ejemplo, experiencias simultáneas de experiencias secuenciadas (Da Fonseca, 2005). La capacidad para organizar y estructurar la información en las coordenadas espaciotemporales es esencial para cualquier aprendizaje (Da Fonseca, 2005). Como consecuencia, la lateralidad está directamente implicada en el rendimiento escolar, especialmente en los procesos relacionados con el lenguaje, la lectoescritura o las matemáticas (Jagannath, Garrido & González, 2001). Una buena organización lateral permite la correcta orientación en el espacio y en el tiempo, esencial para asimilar y comprender los códigos escritos (letras y números), que son el medio principal por el que el niño adquiere el conocimiento en el aula (Ferré et al, 2006; Roure, 2012). El sistema más eficaz es el que está lateralmente estructurado.

Respecto al proceso de consolidación de la lateralidad, leemos:

  • La lateralidad parece condicionada genéticamente (Annett, 2008), y se han encontrado respuestas en los neonatos que reflejan preferencias en el uso de un lado u otro del cuerpo, en particular en referencia a manos, pies, ojos y oídos (Annett, 2000; Warren, Stern, Duggirala & Almasy, 2005). Sin embargo, estas respuestas tienden a desaparecer durante el curso del primer año para reaparecer posteriormente a partir de los dos años de forma progresiva hasta que se consolida organización lateral. Casi todos los autores coinciden en que la lateralidad se establece en torno a los ocho años de edad (Ferré et al., 2008), aunque este proceso puede prolongarse en determinadas circunstancias hasta los doce años, siendo inestable antes de los cuatro (Michel, Tyler, Ferre & Sheu, 2006).
  • Los estudios que se han realizado sobre rendimiento cognitivo en diestros y zurdos no han encontrado diferencias significativas relevantes (Springer y Deutsch, 2001; Portellano, Torrijos, Martínez-Arias y Vale, 2006). Lo que sí es importante es que, tras el proceso de consolidación de la lateralidad, el niño construya una lateralidad homogénea, es decir, con los cuatro índices corporales (mano, pie, ojo, oído) ubicados en el mismo hemicuerpo (Ferré y Aribau, 2002; Ferré et al., 2008).
Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje

Las ideas que nos parecen más relevantes sobre la lateralidad y los problemas de aprendizaje para destacar aquí son:

  • La relación entre lateralidad y aprendizaje ha sido señalada por multitud de autores. Los niños lateralizados de forma adecuada muestran cierta ventaja en el desarrollo de habilidades visoespaciales, en el aprendizaje de la lectoescritura y en el cálculo frente a niños con lateralidad indefinida o no estructurada de forma homogénea (De Jong, Van der Graaf, & Paans, 2001; Simon, Mangin, Cohen, Le Bihan, & Dehaene, 2002).
  • Se ha propuesto que cuanto más afianzada y fuerte sea la lateralidad (diestra o zurda), mejor será la capacidad cognitiva (Nettle, 2003). Mayolas, Villaroya & Reverter (2010) encontraron que la mayoría de los niños con lateralidad homogénea, mostraban un estilo de aprendizaje positivo (64,5%), mientras que los niños con lateralidad cruzada mostraron con más frecuencia (55,8%), un aprendizaje negativo, según valoración de sus profesores.
  • La incidencia de alteraciones en la lateralización es mucho más elevada entre niños con problema de aprendizaje. De forma coherente, se ha hallado un alto porcentaje de lateralidad cruzada entre alumnos con cociente intelectual normal y dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura (Siviero, Rysovas, Juliano, Del Porto & Bertolucci, 2002), y se ha relacionado una dominancia manual indefinida y con tendencia al ambidextrismo con dificultades en el desarrollo del lenguaje y en el aprendizaje de la lectoescritura y de las matemáticas (Hallahan, Kauffman & Lloyd, 1999; Vlachos et al., 2013).
  • También es mayor la proporción de niños con lateralidad mal definida entre niños con dislexia, disgrafía, tartamudez y dificultades de estructuración espaciotemporal (Da Fonseca, 2005).
  • Se ha descrito un mayor porcentaje de niños con lateralidad no homogénea o indefinida en diferentes trastornos del desarrollo: discapacidad intelectual (Niort, 2012), espectro autista (Yoshimura et al., 2013; Dane & Balci, 2007), trastorno específico del lenguaje (Triviño, 2002), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (Reid & Norvilitis, 2000) o sufrimiento perinatal (Portellano, 2009).

Respecto a los programas de intervención para mejorar la organización lateral, la doctora concluye:

  • La lateralidad mal definida puede considerarse, por tanto, un factor de riesgo que aumenta en las aulas las posibilidades de tener dificultades o desarrollar un trastorno del desarrollo. Se hace, por tanto, necesario desarrollar programas de intervención de carácter preventivo que aseguren un correcto establecimiento de la lateralidad, y programas de intervención para mejorar patrones de lateralidad anómalos o no establecidos de forma homogénea.
  • Previamente, los profesionales del entorno educativo deben evaluar el desarrollo de la lateralidad de sus alumnos, y eso puede hacerse a partir de la edad de cuatro años, cuando las tendencias en lateralidad son evidentes.
Cómo saber si mi hijo tiene problemas de lateralidad (II)
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Cómo saber si mi hijo tiene problemas de lateralidad (II)

Susana Lladó - Lladó Comunicación 29 marzo, 2021 El trastorno de lateralidad, Emociones, Equilibrio, Hipertonía, Hipocondría, Lateralidad cruzada, Lateralidad y CI, Organización corporal, Organización temporal, Orientación espacial, Problemas de equilibrio, Problemas de lateralidad, Síntomas de lateralidad cruzada

 

La semana pasada publicamos la primera parte de este artículo en el que estamos explicando las dificultades más habituales que presentan los niños con problemas de lateralidad. En la primera parte abordamos:

  • Los problemas de lectura
  • Los problemas de escritura
  • Las dificultades en el lenguaje verbal
  • Las dificultades en el lenguaje escrito
  • Los problemas de predislexia

 

El objetivo del artículo es que tanto padres como profesores puedan identificar los síntomas de una posible lateralidad heterogénea para solicitar un test completo de lateralidad cruzada que confirme o descarte el diagnóstico. Este test neurofisiológico evalúa cuántos cruces de lateralidad tiene la persona y en qué grado, resultados que nos permiten diseñar una terapia de lateralidad personalizada para cada paciente.

 

En esta segunda parte, proseguimos con los siguientes problemas de lateralidad:

 

Dificultades de organización temporal y de abstracción

  • Les cuesta aprender las horas y saber en qué día de la semana, mes y estación están: muchos no pueden escribir su fecha de nacimiento completa, no saben la fecha del día en curso (si es martes o jueves, el mes, si es primavera u otoño, no han establecido la relación entre los meses y las estaciones, etc.). Estas dificultades de organización temporal, razonamiento y abstracción que les impiden establecer relaciones cronológicas y secuenciales también provocan que, por ejemplo, en invierno se pongan un jersey de primavera, o al revés. En otras palabras, no pueden hacer el link entre el momento en el que viven y eso a lo que llamamos “estaciones del año”, ya que hacer este link implica capacidad de abstracción y de organización temporal; dos capacidades que no tienen adquiridas (ambas deberían estarlo a los siete años).
  • Les cuesta entender la noción de temperatura: no ven la diferencia entre 10 grados y 30. Esta noción es como un constructo ajeno a ellos.

 

Tienen poca autonomía

  • Dificultades para vestirse solos a los siete años, aproximadamente, cuando ya deberían poder hacerlo. Les cuesta atarse los zapatos (pasar por delante y por detrás los cordones, y orientarlos a la izquierda y derecha), al ponerse los pantalones se hacen un lío, el jersey se lo ponen al revés, son incapaces de abrocharse los botones de una camisa, se visten poniéndose primero los zapatos sin darse cuenta de que primero hay que ponerse el pantalón (secuencia, cronología), etc. No tienen la autonomía que ya deberían tener a su edad. Son niños muy dependientes de la ayuda de los padres.

  • Les cuesta lavarse el pelo y ducharse solos: no ponen la cantidad suficiente de champú ni de agua, se empiezan a aclarar el pelo cuando todavía no está lavado (secuencia), se despistan con el agua y juegan en lugar de ducharse, etc.

Dificultades de organización

  • Los niños con problemas de lateralidad tienen serias dificultades para organizarse el día y gestionar las tareas: no saben por dónde empezar, cómo seguir y cómo terminar los deberes, los trabajos de las asignaturas, etc. Esta dificultad se ha agravado con la pandemia debido a que su rutina ha cambiado. También les cuesta muchísimo hacerse la cama, poner la mesa bien, ordenar la ropa y su habitación, o cualquier otra responsabilidad de este tipo. No hay noción de límite (una parte puede ser educacional, pero hay otra que está relacionada con la lateralidad).

Problemas de equilibrio

  • Problemas de equilibrio estático (cómo se produce el recorrido sináptico cuando el niño está quieto): los niños con problemas de lateralidad presentan inestabilidad motriz, temblores y dificultad en el concepto de distancia y en el de ritmo (estas últimas producen dificultades para el cálculo).

 

  • Problemas de equilibrio dinámico: presentan descoordinación general y desequilibrio en el movimiento. Los niños hipotónicos son patosos, se caen, no les gusta hacer deporte, son poco ágiles, tienen dificultades para ir en monopatín y en bicicleta, así  como para jugar al fútbol. Prefieren bucear, hacer natación y practicar la equitación.

Problemas específicos en función de si son hipertónicos o hipotónicos

  • Los niños hipertónicos son ágiles en los deportes, pero por su precipitación, no calculan los espacios, las distancias. Son muy nerviosos e irritables, por lo que pueden alzar la voz y gritar, tener reacciones bruscas y tirar y romper cosas. Son poco pacientes, se exasperan porque exigen inmediatez, son extrovertidos y muy sociables. Necesitan liberar su energía practicando deportes.

 

  • Los niños hipotónicos: los hipercinéticos son muy inquietos, se mueven mucho, pero no presentan TDAH (no son hiperactivos). Presentan gran ansiedad, se bloquean con facilidad y son lentos en su vida cotidiana y escolar. Pueden tener momentos de apatía (se quedan tumbados en el sofá o en la cama) y son poco sociables e inhibidos.

Repercusiones en el rendimiento mental y emocional

 

  • Por todo lo expuesto, podríamos decir que son niños que están como perdidos, que no se apropian de su vida: por ejemplo, no saben a qué hora deben coger el autobús para ir al colegio y por eso siguen sin vestirse cuando deberían estar saliendo de casa. Los padres se ven obligados a ir continuamente detrás de ellos marcando los tiempos porque ellos no los interiorizan. Asimismo, ellos notan que “algo” va mal, que son diferentes, que les toman por tontos o piensan que quizá lo son (recordemos que la lateralidad cruzada no está relacionada con el cociente intelectual). Son niños muy sensibles que lo pasan francamente mal. De hecho, tienen una sensibilidad especial para captar el estado emocional de los otros, sobre todo, de las personas más cercanas (si un progenitor no se encuentra bien o está preocupado por algo). Como no tienen un yo fuerte y pueden dar la impresión de fragilidad, algunos de ellos son víctimas del acoso escolar.

 

  • No están entendiendo el confinamiento por covid-19: viven como un castigo no poder ver a sus amigos o que se hayan suspendido las clases de las actividades extraescolares a las que iban porque no pueden organizar como sujetos lo que está pasando.  Hay que tener en cuenta que, aunque no presentan un retraso mental, sí hay un retraso de unos 2 años en su madurez. En cambio, se les exige una comprensión de lo externo cuando ellos no se sitúan ni siquiera a sí mismos. Por ejemplo, si se despiertan por la noche porque necesitan ir al lavabo, tienen que llamar a su madre porque no se orientan bien (desorientación espacial y desorientación propia porque no tienen adquirida la noción de esquema corporal). Leer el artículo Los síntomas de la lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento.

 

  • Todos estos problemas de lateralidad repercuten en su rendimiento mental, lo que, a su vez, repercute en su rendimiento emocional. Se sienten inseguros y presentan infravaloración, desmotivación y ansiedad (de hecho, cada vez vemos a más niños con depresión o predepresión). La ansiedad, desmotivación y depresión no son un problema psiquiátrico en estos niños: se deben al trastorno neurofisiológico provocado por la lateralidad heterogénea (mal definida).

En muchos casos, también hay un retraso o retardo motor (próximamente, publicaremos un artículo explicando cuál debería ser la evolución del desarrollo motor en cada edad).

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

«A veces, es conveniente lateralizar al paciente a la izquierda»
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«A veces, es conveniente lateralizar al paciente a la izquierda»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 20 enero, 2021 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada, Lateralización a la izquierda

Por Susana Lladó

En algunos casos ―cuando los pacientes son zurdos contrariados― es conveniente que la terapia de lateralidad vaya dirigida a lateralizar a la persona a la izquierda, en lugar de a la derecha. En esta entrevista, la directora de nuestro centro, Joëlle Guitart, expone el caso de un niño que ha sido lateralizado como zurdo; es decir, homolateralmente a la izquierda.

¿Qué caso va a exponer hoy? 

El de un niño que llegó a la consulta cuando tenía cuatro años y cinco meses, y al que llamaré Alain.

 

¿Cuáles son las particularidades de este caso? 

En aquel entonces, junio de 2016, Alain estudiaba en el Liceo Francés. Estaba en parvulario. Sus padres, que son ingenieros, lo trajeron al centro porque tenía muchas dificultades de aprendizaje; sobre todo, para hablar en francés y en la lectoescritura. Presentaba un gran bloqueo, así como un rechazo absoluto al colegio.

Alain invertía tanto las letras como los números y, como lo hacían escribir con la derecha, su grafía era ilegible. Escribía de izquierda a derecha, omitía letras, su sintaxis era deficiente y no tenía bien adquirida la noción de temporalidad ni la de espacio.

¿El francés era su lengua materna? 

No, era el catalán; que es la lengua en la que hablaba con su madre. Dadas las dificultades que presentaba como consecuencia de su lateralidad mal configurada, estudiar en castellano, catalán y francés era demasiado para él.

 

En concreto, ¿cuáles eran sus problemas de aprendizaje? 

Alain invertía tanto las letras como los números y, como lo hacían escribir con la derecha, su grafía era ilegible. Escribía de izquierda a derecha, omitía letras, su sintaxis era deficiente y no tenía bien adquirida la noción de temporalidad ni la de espacio; razón por la que también tuvo que dejar las clases de piano que recibía. No podía seguirlas. Además, era daltónico, aunque era muy bueno en todo lo relacionado con la creatividad y los colores. De hecho, les recomendé a los padres un centro para que pudiera desarrollar esta creatividad. También rechazaba dibujar la figura humana.

 

¿Y su carácter? 

Era muy introvertido, pero líder (no es contradictorio), y presentaba una gran ansiedad e inseguridad. No quería hacer nada sin su madre. No obstante, no había nada alarmante desde el punto de vista psicológico o psiquiátrico.

 

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad? 

El test mostró una hipertonía notable tanto en miembros superiores como inferiores. Respecto a la lateralidad, la de la mano era 40 % izquierda, 60 % derecha; la del ojo era derecha, la de la pierna estática era izquierda, la de la pierna dinámica era 65 % izquierda y 35 % derecha; la del oído, 40 % izquierda y 60 % derecha, y la motricidad facial era prácticamente 50 % izquierda, 50 % derecha.

Normalmente, se lateraliza a la persona a la derecha, como diestra, ya que el porcentaje de personas diestras entre la población es mucho mayor que el de zurdas (95-5 %). Sin embargo, cuando la lateralidad de una persona, a nivel general, está más dirigida a la izquierda es conveniente lateralizarla homolateralmente a la izquierda.

¿Cómo decidió lateralizarlo? 

Homolateralmente a la izquierda.

 

No es muy común la lateralización a la izquierda, ¿no?

No, no lo es. Normalmente, se lateraliza a la persona a la derecha, como diestra, ya que el porcentaje de personas diestras entre la población es mucho mayor que el de zurdas (95-5 %). Sin embargo, cuando la lateralidad de una persona, a nivel general, está más dirigida a la izquierda es conveniente lateralizarla homolateralmente a la izquierda. Es importante hacer hincapié en que, por desconocimiento, a muchos de estos niños se les fuerza en la escuela a la derecha.

 

¿Por qué?

Por desconocimiento. Pero es muy contraproducente. A los niños que son zurdos contrariados siempre hay que lateralizarlos de manera homogénea a la izquierda. Alain ha terminado la terapia con éxito. Es zurdo de brazo y mano, de pierna dinámica y estática, de ojo y de oído y cervicales.

 

¿Hay otros datos relevantes en el caso? 

Al ser hipertónico, era un niño muy ágil, pero lento en las tareas, y muy ansioso. Al igual que los padres, tenía un nivel de autoexigencia sumamente alto. Además, la relación con su madre era de extrema dependencia. Alain estaba siempre agotado, se iba a dormir cada día a las 18 h porque se sentía exhausto, y se levantaba a las 7.30 de la mañana. Es decir, necesitaba dormir casi catorce horas al día y, aun así, le costaba levantarse. También presentaba claustrofobia, fundamentalmente, en los ascensores, y onicofagia (se comía la uñas de las manos).

 

Tras empezar la terapia, ¿cuándo le hace el primer test de control? 

En enero de 2017. En su informe, la terapeuta expone que si siguen trabajando la temporalidad ―las nociones de ahora, antes, después― y toda la parte espacial ―arriba, abajo, derecha, izquierda― Alain progresará bien. Y recalca que, aunque lo ve más sonriente y menos triste, deberán seguir trabajando su autoexigencia y su capacidad para disfrutar de lo que sí hace bien, ya que no tolera cometer errores, por ejemplo.  Recuerdo, además, que en este punto de la terapia pasó algo curioso.

 

¿Qué ocurrió? 

Habían transcurrido tan solo 6 meses desde que inició el tratamiento, pero Alain le dijo a su madre que ya había finalizado la terapia.

 

¿Y a la madre no le extrañó? 

No, porque le constaba que Alain tenía una buena relación con la terapeuta y que venía al centro voluntariamente. Así que se creyó que le habíamos dado el alta en seis meses.

 

La dinámica familiar es un aspecto que tiene un gran peso en los pacientes. En este caso, sin entrar en detalles, diré que Alain cargaba con la maleta de la ansiedad familiar.

¿Por qué Alain quiso dejar la terapia? 

Quería ir a fútbol, y las sesiones coincidían con el horario del entrenamiento. Hablamos con la madre, se resolvió la situación cambiando la hora de las sesiones y Alain prosiguió su tratamiento.

 

¿La primera entrevista con los padres cómo fue? 

Su valoración fue muy positiva. La maestra del Liceo Francés había reportado una evolución importante y, aunque todavía cometía errores, ya empezaba a hablar en francés. Además, lo veían mucho más suelto. Decidieron que lo apuntarían a natación y a clases de música en septiembre. Yo no estoy de acuerdo con que los niños hagan tantas actividades extraescolares, como he comentado en alguna ocasión. Actualmente, muchos padres proyectan una gran exigencia en este sentido en sus hijos, cuando los niños deberían tener más tiempo para jugar. Pero no me opuse.

 

¿Hay algo más a destacar?

Los padres también me comentaron que cuando Alain aplaudía, lo hacía como diestro. Les hice notar que en seis meses de terapia, que son 24 sesiones, no podía haber más progresos de los que ya había habido. Lo entendieron.

 

¿Cuándo fue el segundo test de control? 

En junio de 2017.  La hipertonía de miembros superiores e inferiores había disminuido, tenía más interiorizado el esquema corporal, su pupila estaba menos dilatada, se quejaba menos del dolor en los ojos que solía comentar y ya chutaba mejor la pelota, aunque, a veces, todavía confundía derecha e izquierda, le costaba saltar a la pata coja y seguía con la ansiedad, a pesar de que había cierta mejoría en este sentido.

 

¿Por qué sentía tanta ansiedad?

Como he explicado en alguna entrevista anterior, la dinámica familiar es un aspecto que tiene un gran peso en los pacientes. En este caso, sin entrar en detalles, diré que Alain cargaba con la maleta de la ansiedad familiar.

Alain había hecho grandes progresos en la organización espacial y temporal. Pero el cambio
más destacable fue en su comportamiento: se mostraba mucho más extrovertido, cada vez menos ansioso, más maduro y se notaba que había ganado confianza en sí mismo.

¿Algún progreso más o dato destacable?

Los padres lo habían llevado al médico porque Alain estaba siempre muy pálido y con mucha tos por las noches, pero no le encontró nada remarcable. En este paciente, como en otros, el porcentaje de somatización era alto. El padre viajaba mucho; es decir, estaba muy ausente y la madre debía levantarse varias veces cada noche para atender las demandas de Alain: a veces decía tener hambre; otras, pipí, o lloraba, o quería agua, etc. Esta situación se fue resolviendo. Asimismo, aunque en el centro trabajamos con técnicas de relajación, también empezó a ir a un osteópata para la cuestión de la ansiedad. El osteópata le fue muy bien.

 

¿Las demandas de Alain hacia su madre eran llamadas de atención?

Sí, producto de la dinámica familiar. De cualquier modo, en este punto de la terapia ya estaba habiendo una mejoría significativa de la autoexigencia y de la ansiedad.

 

Pasemos al tercer test de control

Fue en noviembre de 2017. En esta fase, Alain había hecho grandes progresos en la organización espacial y temporal. Pero el cambio

más destacable fue en su comportamiento: se mostraba mucho más extrovertido, cada vez menos ansioso, más maduro y se notaba que había ganado confianza en sí mismo. De hecho, al despedirse de mí, me dio espontáneamente un beso, lo cual hubiera sido impensable antes de todo este recorrido. Por lo demás, había tenido un eczema en la cara, pero se le curó, y su aspecto general también era mucho mejor, más saludable. Del mismo modo, había tenido algún problema de control de esfínteres cuando se le hacían cosquillas, pero este aspecto también se superó.

 

¿Cómo fue la reunión con los padres para comentar el resultado del tercer test?

Comentaron que Alain ya no sentía claustrofobia, ni siquiera en los ascensores; que gestionaba mucho mejor la frustración cuando se equivocaba en algo, que lo notaban con más seguridad en sí mismo y que ahora no se agotaba tanto: había empezado a acostarse dos horas más tarde, a las 20 h. Lo que sí persistía era la onicofagia, algunas dificultades en la motricidad fina (recortar, pintar, etc.) y su rechazo a dibujar. También me explicaron que tiempo atrás, y siempre coincidiendo con el fin de semana para no ir el lunes al colegio, decía tener otitis; es decir, seguía habiendo ahí un síntoma psicosomático de malestar. Esto también se había resuelto antes del tercer test de control.

En esta fase, la terapeuta reporta que Alain muestra interés en aprender, que ahora, cuando pide ayuda, lo hace para progresar en sus aprendizajes y no para que hagan las cosas por él. También es importante destacar que el paciente empieza a ser consciente de sus avances. En esta fase deja de invertir por primera vez las letras al escribir.

¿Los síntomas psicológicos estaban relacionados con su lateralidad cruzada?

Sí. Cuando una persona empieza a ser más feliz y aumenta su calidad de vida, la somatización va disminuyendo. Por eso en la terapia de lateralidad trabajamos en tres aspectos: con ejercicios que estimulan los ítems de la lateralidad y la psicomotricidad (la organización espaciotemporal, la comprensión, la concentración, etc.), la tensión del cuerpo que impide que el cerebro integre los nuevos conocimientos, y la parte emocional.

 

¿Cómo fue el cuarto test de control?

Este test fue en mayo de 2017. Alain estaba mucho menos hipercinético, la lateralización era más homogénea a la izquierda, la coordinación ideomotriz había mejorado mucho y había bajado considerablemente la ansiedad, lo cual también se notó en que ya casi no se iba a dormir con su mamá cuando el padre estaba de viaje. En esta fase, la terapeuta reporta que Alain muestra interés en aprender, que ahora, cuando pide ayuda, lo hace para progresar en sus aprendizajes y no para que hagan las cosas por él. También es importante destacar que el paciente empieza a ser consciente de sus avances. En esta fase deja de invertir por primera vez las letras al escribir, algo de lo que él mismo se sorprendió (si lo hizo es porque fue consciente de ello) y que representó una gran motivación. La terapeuta también reporta que está más atento y que se siente más seguro y cómodo en la relación con ella.  Coincidiendo con este cuarto test recibí una llamada de la maestra de Alain.

 

¿Por qué motivo?

Quiso comunicarme que Alain estaba haciendo grandes progresos en la lectoescritura y que ya no era tan lento al hacer las tareas. Lo veía menos apocado y mucho más sociable. Había hecho amigos.

 

¿Qué destacaría de la reunión con los padres?

Me informan de que Alain ha empezado a asistir a un grupo de refuerzo en el colegio con otros cuatro niños que tienen dificultades con el lenguaje. También me hacen saber que han observado muchos progresos. El más destacable es que ya apenas confunde la orientación espacial de las letras. No obstante, sigue teniendo dificultad con las restas; una dificultad que fue superando posteriormente.

Los padres están muy satisfechos con la terapia, pero trasladan su propia autoexigencia a su hijo; lo cual veo a menudo en consulta. Vivimos en una sociedad que ejerce mucha presión y los niños reciben las consecuencias.  Aquí es cuando también intervengo como terapeuta  con los padres, ya que ellos también sufren esta autoexigencia.

Pasemos al quinto test de control

Fue en noviembre de 2017. En esta fase, Alain ya ha conseguido una armonía notable entre el rendimiento neurofisiológico (lateralidad) y el rendimiento mental y emocional. Les comunico a los padres que lo más probable es que finalice la terapia en diciembre, y están de acuerdo. Se muestran muy satisfechos con todos los avances de su hijo relacionados con la mecánica lectora, la retención lectora, la comprensión lectora y la organización espaciotemporal; avances que confirma la profesora particular que le pusieron unos meses antes. Sin embargo, me comentan que han llevado al niño a una logopeda por una pequeña dificultad de pronunciación con la b y la v que requeriría que siguiera yendo. Mi consejo es que, en todo caso, lo posterguen, ya que sus notas escolares están siendo buenas y ya realiza varias actividades extraescolares, además de venir a terapia. El niño necesita algo de respiro. Después de hablarlo con su profesora particular, la cual está de acuerdo conmigo, deciden no llevarlo a la logopeda. También me comentan que Alain sigue ampliando y consolidando su círculo de amigos.

 

La exigencia de los padres era alta…

Sí, los padres están muy satisfechos con la terapia, pero trasladan su propia autoexigencia a su hijo; lo cual veo a menudo en consulta. Vivimos en una sociedad que ejerce mucha presión y los niños reciben las consecuencias.  Aquí es cuando también intervengo como terapeuta  con los padres, ya que ellos también sufren esta autoexigencia.

 

En esta reunión, ¿comentan algún punto más importante?

El padre señala que, en casa, Alain sigue irascible, que responde mal, que sigue teniendo una actitud militar y que se pelea mucho con su hermano mayor. Comentamos que todavía hay que seguir trabajando para que mejore su capacidad de gestionar la frustración, así como el aspecto de la lentitud.

 

¿Cuándo le hace el sexto test de control?

En abril de 2018. En su caso, fue el último antes de darle el alta. Los resultados mostraron que Alain se había recuperado en un 91 %. Ya estaba dominando la comprensión lectora, lo cual significa que la mecánica y la retención lectoras son correctas. Recordemos que no puede haber comprensión lectora si el niño tiene serias dificultades para leer y, que si tiene estas dificultades, al leer no podrá retener lo que ha leído, ni comprenderlo.

 

Tras darle el alta, ¿aumentó todavía más la recuperación?

Sí, al hacerle los sucesivos test posterapia, se fue incrementando hasta un 97 %; un porcentaje que está muy bien. Recordemos tres cosas importantes: que ninguna persona tiene una lateralidad 100 % zurda o diestra, y que es fundamental que los pacientes realicen los ejercicios que se le dan para hacer en casa cuando terminan la terapia. Estos ejercicios acaban de afianzar la lateralidad que se ha trabajado durante todo el tratamiento. Cuando la terapia se lleva a cabo correctamente, la lateralidad ya no vuelve a cambiarse; es decir, no hay regresión o recaídas.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Guía de lateralidad cruzada: preguntas y respuestas
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Guía de la lateralidad cruzada: preguntas y respuestas

Susana Lladó - Lladó Comunicación 13 diciembre, 2020 El trastorno de lateralidad, Guía de la lateralidad cruzada

Con motivo del 50 aniversario del centro (diciembre de 1970- diciembre de 2020), hemos elaborado esta Guía de la lateralidad cruzada en la que damos respuesta a las principales preguntas que recibimos habitualmente relacionadas con la lateralidad heterogénea y su tratamiento.

Esperamos que esta compilación cumpla con su objetivo: facilitaros en un documento único la información necesaria para resolver vuestras dudas más frecuentes.

¿Cuál es la relación entre cerebro y lateralidad?

Entre las muchas funciones que cumple, el cerebro es el órgano que procesa toda la información que recibimos del exterior y que posibilita la coordinación y el control de los movimientos que realizamos. Nuestra cognición, aprendizaje, memoria y emociones dependen de su buen funcionamiento; el cual, a su vez, depende de la interacción entre las áreas que lo componen.

Nuestro cerebro está subdividido en dos hemisferios ―el derecho y el izquierdo― por una banda de fibras llamada cuerpo calloso que los conecta y por la que discurre la información que procede de los diferentes sentidos. La mayor parte de esta información tiene que cruzar desde el lado del cuerpo que recibe un estímulo sensorial hasta el hemisferio cerebral del lado opuesto; un recorrido que lleva a cabo mediante impulsos nerviosos.

A grandes rasgos, cada hemisferio gobierna el lado inverso del cuerpo y efectúa una serie de procesos determinados. Asimismo, tanto el hemisferio derecho como el izquierdo están cubiertos por una capa de surcos ―a la que llamamos corteza cerebral― que conforma los diferentes lóbulos cerebrales; los cuales están especializados en distintas funciones: grosso modo, en el hemisferio cerebral derecho están localizadas las funciones de percepción visual y espacial, las emociones y las habilidades creativas y artísticas; en el hemisferio izquierdo están localizadas las funciones del lenguaje (habla y escritura), la capacidad lógica, la analítica y las habilidades matemáticas.

¿A qué edad se produce la lateralización?

Guía de lateralidad cruzada: a qué edad se produce la lateralización

A lo largo de los cinco primeros años de vida, aproximadamente, se produce en todos nosotros el proceso por el que queda definida la prevalencia de uno de los dos hemisferios. A este proceso lo denominamos «lateralización» y se lleva a cabo de manera gradual: el recién nacido no tiene establecida la relación entre un lado del cuerpo y el otro y, hasta los cuatro años, suele utilizar indistintamente ambas manos. Sin embargo, a los 5 años, la lateralidad debería estar bien definida: el niño debería ser capaz de localizar correctamente su derecha e izquierda, e identificar las diferentes partes de su cuerpo. A los 7-8 años, debería poder localizar la derecha e izquierda también en el espacio, y a los 9, debería poder identificar ambos lados en sus semejantes.

¿Qué se entiende por una lateralidad bien definida?

Guía de la lateralidad cruzada: qué se entiende por una lateralidad bien definida

En la mayoría de las personas, la configuración que se produce durante los 5 primeros años de vida y que determina la prevalencia de uno de los dos hemisferios se produce correctamente, de tal modo que si el hemisferio dominante resultante es el derecho, la lateralidad de la persona será diestra y si el hemisferio dominante es el izquierdo, la lateralidad de la persona será zurda. En otras palabras: si el proceso se realiza adecuadamente, la lateralización será homolateral (diestra o zurda). De modo que no es un problema ser zurdo (aunque hay muy pocas personas que realmente lo sean), de la misma manera que no es un problema ser diestro: lo importante es que estemos bien definidos como diestros o zurdos, que nuestra lateralidad sea homogénea.

¿Qué significa, entonces, tener la lateralidad cruzada?

Qué es el trastorno de lateralidad_Guía de la lateralidad

Cada hemisferio de nuestro cerebro rige una serie de funciones superiores y la mayor parte del lado inverso del cuerpo. Esta configuración, a la que llamamos lateralidad, debe ser de prevalencia diestra o de prevalencia zurda, es decir, homogénea, para que el proceso de aprendizaje cognitivo y el desarrollo psicomotor de la persona sea óptimo, conforme a su cociente intelectual. Cuando esto no es así, cuando la prevalencia derecha o izquierda no está bien definida, es cuando hablamos de trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada. Un 25 % de la población, aproximadamente, (niños, adolescentes y adultos) sufre problemas de lateralidad; un trastorno que, si se diagnostica con la precisión correcta y se trata con la terapia adecuada, tiene cura, sin recaídas posteriores.

¿Tener la lateralidad cruzada significa confundir la derecha con la izquierda?

¿Tener la lateralidad cruzada significa confundir la derecha con la izquierda?_Guía de la lateralidad cruzada

Algunas personas creen que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones; lo cual es erróneo. Por otra parte, también es preciso aclarar que el hecho de confundir a veces la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga su lateralidad mal establecida. La lateralidad de una persona no hace referencia únicamente a la mano: entraña todo el eje corporal. La única manera de saber si una persona tiene la lateralidad cruzada es realizarle un test completo de lateralidad.

¿Qué significa que la lateralidad entraña todo el eje corporal?

¿Qué significa que la lateralidad entraña todo el eje corporal?_Guía de la lateralidad cruzada

Significa que la lateralidad de una persona hace referencia al eje ojo – mano – pie, además de al oído. Este eje es el que determina nuestra organización corporal: si hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esta heterogeneidad puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz, con las repercusiones que ello conlleva. Por ejemplo, una persona cuyo ojo dominante sea el derecho y cuya mano dominante sea la izquierda (uno de los tres cruces de lateralidad más comunes) puede tener problemas en la adquisición del aprendizaje de la escritura. Y es que la organización corporal influye en la coordinación psicomotora, en el movimiento, en el desarrollo de funciones superiores complejas y en la adquisición de diversos aprendizajes.

¿Por qué es fundamental tener una lateralidad bien definida?

Guía de la lateralidad cruzada: Por qué es importante tener una lateralidad bien definida

El hecho de que la lateralidad quede bien definida, tanto si se es diestro como si se es zurdo, es determinante para que nos desarrollemos con una buena construcción del esquema corporal y podamos integrar adecuadamente las percepciones del mundo externo. Esto es lo que nos permitirá orientar nuestro cuerpo en el espacio, nuestro yo en el tiempo, los objetos externos respecto a nuestro cuerpo y tener un buen desarrollo neurofisiológico que nos posibilite poder hacer uso de todo nuestro potencial de acuerdo con nuestro cociente intelectual.

¿Cómo afectan al aprendizaje las dificultades de discriminación perceptiva?

Dificultades de discriminación perceptiva_ Guía de la lateralidad

Cuando una persona no ha establecido un buen esquema corporal y no discrimina bien entre izquierda y derecha, tiene serias dificultades para registrar adecuadamente los estímulos visuales externos; es decir, tiene dificultades de discriminación perceptiva.

Al mirar letras, imágenes o números estamos recibiendo estímulos visuales externos. Para que nuestro cerebro los registre e interprete adecuadamente es necesario que tengamos bien establecidos los puntos de referencia a partir de nuestra percepción interna del esquema corporal y que podamos diferenciar espacialmente entre izquierda y derecha. Cuando esto no es así,  las consecuencias son múltiples: no se ven rectos los números, muchas veces cuesta apreciar que siguen un orden o que componen una operación matemática; se confunden, girándolos, números similares como el 6 y el 9, y también se confunden letras similares, como la p, la q, la d y la b, por ejemplo.

Estas dificultades de discriminación perceptiva obstaculizan el aprendizaje de la lectura, la escritura, las matemáticas y el razonamiento lógico de los niños, provocando su retraso escolar y causándoles muchos problemas emocionales.

¿Qué repercusiones puede tener una lateralidad cruzada?

¿Qué repercusiones puede tener una lateralidad cruzada?_Guía de la lateralidad cruzada

Dado que la lateralidad condiciona la organización de las funciones superiores y, por tanto, su buen funcionamiento, el trastorno de lateralidad afecta al aprendizaje del lenguaje (lectura y escritura) y las matemáticas, a la capacidad lógica y de comprensión, a la percepción espaciotemporal, a la memoria, el equilibrio, la atención y la concentración, principalmente; lo que impide a las personas afectadas desarrollar todo su potencial cognitivo. Esta disminución de las capacidades cognitivas provoca, como consecuencia, numerosos problemas psicológicos, emocionales, familiares, sociales, escolares y laborales.

¿Es un trastorno psicológico o psiquiátrico?

¿Es un trastorno psicológico o psiquiátrico?_Guía de la lateralidad cruzada

El trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada o heterogénea no es un trastorno psicológico, de personalidad, neurológico o psiquiátrico, aunque el hecho de padecerlo pueda ocasionar problemas de este tipo.

El trastorno de lateralidad es un trastorno neurofisiológico y, según lo que hemos podido constatar durante estos cincuenta años de trayectoria del centro, hereditario: todos los pacientes que hemos atendido tienen un progenitor que también lo padece.

Ahora bien, al igual que ocurre con otros trastornos, el hecho de que sea hereditario no significa que todos los hijos de una persona con trastorno de lateralidad lo hereden.

También es importante señalar que todas las personas con lateralidad cruzada tienen un cociente intelectual (CI) normal e incluso más alto de lo normal (así lo constatamos tras la terapia al realizar el test de CI a aquellos pacientes que, inicialmente,  llegaron al centro con un test que mostraba resultados inferiores debido a su problemática).

¿Cuáles son los síntomas de la lateralidad cruzada?

Cuáles son los síntomas de la lateralidad cruzada_Guía de la lateralidad cruzada: preguntas y respuestas

Aunque cada cruce de lateralidad tiene una sintomatología específica a la que, además, hay que sumar la que tenga el paciente en función de si es hipotónico o hipertónico (tono muscular), hay una serie de síntomas que suelen ser comunes a todas las personas con trastorno de lateralidad: dificultades en el lenguaje oral (fluidez, mecánica lectora, retención y comprensión lectora), dificultades en el lenguaje escrito (disgrafía, disortografía y sintaxis), deficiencias motoras y funcionales; dificultades para las matemáticas (aprendizaje mecánico y razonamiento), dificultades para la concentración y la comprensión, problemas de comunicación y relación, hipotonía, apatía, lentitud, hipertonía e hipercinesia, inestabilidad, problemas de equilibrio físico (que afectan al mental), inseguridad, agresividad, ansiedad y angustia, desmotivación, predepresión y depresión.

¿Cómo se diagnostica la lateralidad cruzada?

Cómo se diagnostica la lateralidad cruzada_Guía de lateralidad

La única manera de poder determinar con certeza si una persona sufre el trastorno de lateralidad es realizarle un test completo de lateralidad. Un test de lateralidad completo es un test neurofisiológico que debe incluir la lateralización de mano, ojo, pierna estática, pierna dinámica, motricidad facial, cervicales y oído. Únicamente esta exploración exhaustiva permite llevar a cabo un diagnóstico correcto; diagnóstico que determinará la terapia, la cual debe ser personalizada en función de los resultados.

Este test dura, aproximadamente, 1 hora y es completamente indoloro.

¿Se puede curar el trastorno de lateralidad?

Se puede curar la lateralidad cruzada_Guía de la lateralidad cruzada

Sí. El tratamiento disminuye el trastorno, al menos, en un 80 %, aunque lo habitual es que se llegue a una curación cercana al 100 % (ninguna persona tiene una lateralidad 100 % diestra o zurda). Como se trata de un tratamiento neurofisiológico, no se producen recaídas, y cabe resaltar que, si el paciente decide ser padre o madre en un futuro, no transmitirá su problema de lateralidad al hijo. El tratamiento, que en nuestro centro siempre es personalizado, resulta efectivo tanto en niños y adolescentes como en jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.
Antes de iniciar el tratamiento es esencial llevar a cabo un diagnóstico pormenorizado que nos va a permitir localizar las áreas afectadas, medir su grado de afectación y las relaciones entre ellas.

¿Por qué la terapia de lateralidad debe ser personalizada?

Por qué la terapia de lateralidad debe ser personalizada_Guía de la lateralidad cruzada

Porque los resultados del test de cada paciente muestran una combinación diferente de cruces de lateralidad, así como una retención neurofisiológica distinta en los diferentes grupos neuromusculares (leer el artículo Los 3 posibles cruces del trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada).

Cuando el test muestra que la mayor parte de los grupos neuromusculares son diestros, en la terapia se lateraliza a la persona homolateralmente a la derecha; si la mayoría de los grupos musculares son izquierdos, se lateraliza al paciente homolateralmente a la izquierda. No obstante, la terapia debe ser diseñada específicamente para cada paciente en función de sus particularidades (leer el artículo La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube).

¿En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada?

En qué consiste la terapia de lateralidad_Guía de la lateralidad cruzada

La finalidad de la terapia de lateralidad es lateralizar a los pacientes homolateralmente (como diestros o como zurdos, según los resultados del test), aunque ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homolateral.

Ahora bien, dado que estas personas han sufrido mucho a causa del trastorno y que suelen estar muy tensionadas, no basta con enfocar la terapia exclusivamente a la estimulación de los grupos neurofisiológicos para que esta sea eficaz: se hace imprescindible trabajar la relajación del cuerpo y realizar un abordaje emocional. Así pues, trabajamos paralelamente en tres aspectos:

  1. Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: la concentración, la comprensión, la memoria, la orientación temporal y espacial, el equilibrio, etc.
  2. Las técnicas de respiración y relajación enfocadas a distender el cuerpo para que los ejercicios psicomotores cumplan su función y el cerebro sea capaz de aprender e integrar los nuevos conocimientos.
  3. La parte emocional que pueda interferir en la evolución del paciente.

¿Qué síntomas psicomotores trata la terapia psicomotriz?

Qué síntomas psicomotres trata la terapia psicomotriz_Guía de la lateralidad cruzada

Una persona con anomalías psicomotoras es alguien que no puede fijar su atención, un hecho que le impide desarrollar todo su potencial intelectual.  La terapia psicomotriz, o reeducación psicomotriz, es una terapéutica con la que se consigue la armonía de las funciones mentales trabajando la coordinación de las corporales.

Hay diversos síntomas de anomalía psicomotora para cuyo tratamiento la terapia psicomotriz se muestra extraordinariamente eficaz. Los principales son:

  • Deficiencias en el conocimiento del esquema corporal.
  • Confusión en la orientación derecha-izquierda.
  • Desequilibrio estático.
  • Problemas en la estructuración temporal.
  • Problemas para la estructuración espacial (desorientación).
  • Dificultades para la organización perceptiva.
  • Habilidad manual y fineza digital insuficientes.
  • Deficiencias en la coordinación general.
  • Dificultades en la motricidad facial.
  • Dificultades para la concentración.
  • Discalculia (incomprensión de las bases de las matemáticas).

¿Cuál es la función del juego en la terapia?

Cuál es la función del juego en al terapia_Guía de la lateralidad cruzada

Algunos padres nos preguntan por qué su hijo juega en terapia, como si pensaran que el niño acude al centro para jugar.  El hecho de que el niño juegue en las sesiones no significa que acuda con este propósito. El niño se construye mediante el juego: a través de él se construye a sí mismo, construye su entorno y también su realidad. El juego tiene una función esencial para aprender nociones esenciales como la de temporalidad (construcción-destrucción), para trabajar los aspectos psicomotores, así como para identificar y trabajar las emociones. En función del caso de cada paciente y de su edad, el terapeuta escogerá los ejercicios y juegos adecuados que le permitirán observar sus dificultades en estos 3 aspectos y trabajarlas desde un ámbito que el paciente vive como lúdico; es decir, no amenazante.

Relación entre lateralidad, hiperactividad, hiperkinesia e hipotonía

Relacion entre lateralidad hiperkinesia e hipertonia_Guía de la lateralidad cruzada

Un 40 % de las personas con trastorno de lateralidad presentan hiperkinesia con hipotonía, y un 80 % de estas personas que sufren hiperkinesia con hipotonía tiene, a su vez, dislexia (oral o escrita). En cambio, en la práctica clínica observamos que la hiperactividad (o el TDAH), a menudo, está asociado a la hipertonía. Asimismo, la hiperactividad, como conjunto de trastornos conductuales, es uno de los síntomas del trastorno de lateralidad. En este artículo aclaramos cada uno de los conceptos.

La lateralidad cruzada en adultos

Lateralidad cruzada en adultos_Guía de lateralidad cruzada

Los síntomas de una lateralidad mal definida se agravan con el transcurso del tiempo si las personas afectadas no reciben el tratamiento adecuado. Esto significa que a los adultos les cuesta un gran esfuerzo concentrarse, necesitan leer varias veces cualquier texto (memorias, informes, etc.) para conseguir entenderlo, se ven obligados a trabajar más horas que cualquier otra persona con su mismo cociente intelectual y aptitudes para conseguir el rendimiento laboral que se espera de ellos; al tener que compensar su lentitud con jornadas de trabajo más largas, su vida familiar y social se resiente, los bloqueos propios del trastorno cada vez son más frecuentes e intensos, su memoria es muy deficitaria, les cuesta realizar actividades como bailar y conducir porque no tienen integrada una buena conciencia de su cuerpo, padecen insomnio (no suelen dormir más de 3 o 4 horas al día) y muchos de ellos presentan una gran inestabilidad psicomotriz.

Como llevan toda su vida intentando compensar estos déficits a base de realizar continuamente sobreesfuerzos, llegan a la edad adulta exhaustos, con una autoestima muy baja y un sentimiento de frustración enorme. El agotamiento les provoca irritabilidad, el estrés al que están sometidos les causa una gran ansiedad y angustia; la vorágine en la que se convierte su vida hace que descuiden su alimentación, lo que les causa problemas intestinales; se sienten culpables porque piensan que son una carga para su familia y su «yo» (identidad corporal, mental y emocional) está debilitado, lo que provoca que aparezcan conductas de autocastigo y que aumenten los problemas relacionales.

No es de extrañar que, en un momento dado, de repente, se derrumben. Es entonces cuando acuden a consulta. Son conscientes de que tienen un problema, aunque no sepan que se trata de un problema de lateralidad. Algunas se enteran de que padecen el trastorno por casualidad: porque se lo han detectado a su hijo en la escuela y le han informado de que es hereditario, porque se lo han diagnosticado en un centro al que han acudido para tratarse la dislexia o porque han recordado un comentario que un profesor les hizo en la escuela cuando eran pequeños.

Más información en los siguientes artículos:

  • El trastorno de lateralidad en adultos de 30 a 50 años.
  • El trastorno de lateralidad en personas mayores de 60 años.
  • La retención e integración de información en adultos.

A lo largo de esta Guía de la lateralidad cruzada hemos incluido enlaces a artículos específicos sobre los diversos conceptos que se tratan en cada apartado. No obstante, añadimos algunos más a otros artículos y entrevistas que también pueden ser de tu interés.

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Las técnicas de relejación aumentan la calidad de vida_entrevista a la psicóloga Meritxell Pujol
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«Las técnicas de relajación aumentan la calidad de vida»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 19 octubre, 2020 Técnicas de relajación, Terapia de lateralidad, Terapia de lateralidad cruzada

Por Susana Lladó

Las preocupaciones y las obligaciones laborales, familiares y sociales pueden llegar a conducir nuestra vida desconectándonos de nosotros mismos. Cuando esto ocurre, el cuerpo nos pasa factura porque los pensamientos y las emociones se reflejan en él tensándolo. La psicóloga Meritxell Pujol nos explica cómo nos pueden ayudar las técnicas de relajación a aumentar nuestra calidad de vida.

No nos han enseñado a conectar con nosotros, con nuestro cuerpo. Dejamos que el día a día nos arrastre, y todas esas tareas diarias nos empujan a fijarnos exclusivamente en el exterior: en el trabajo, las obligaciones domésticas, la vida familiar y social, etc. No queda lugar para conectar con uno mismo, que es lo que nos permitiría gestionar mucho mejor todas estas situaciones cotidianas y gozar de una mejor salud.

Viviríamos mejor si aprendiéramos a relajarnos

Sin duda. Aprender a relajarse aumenta la calidad de vida, nos ayuda a ser más productivos y a poder concentrarnos mejor, además de mejorar nuestra salud y ser fundamental en terapias como la de lateralidad cruzada.

 

Pero cuando nos dicen relájate, tendemos a tensarnos más

La relajación no es algo instantáneo: no se puede pasar del estrés a la relajación ipso facto, ni por exigencia externa. Es un proceso personal, que requiere que busquemos un espacio propio. Sin embargo, las técnicas de relajación se pueden aprender y, una vez aprendidas, sí se puede reducir la tensión en unos minutos.

 

¿Por qué nos cuesta entender lo importante que es encontrar este espacio?

Porque no nos han enseñado a conectar con nosotros, con nuestro cuerpo. Dejamos que el día a día nos arrastre, y todas esas tareas diarias nos empujan a fijarnos exclusivamente en el exterior: en el trabajo, las obligaciones domésticas, la vida familiar y social, etc. No queda lugar para conectar con uno mismo, que es lo que nos permitiría gestionar mucho mejor  todas estas situaciones cotidianas y gozar de una mejor salud.

Muchas personas, cuando se concentran intensamente en algo, fruncen el ceño o aprietan la mandíbula, por ejemplo. Cuando aprenden a identificar esta tensión, aprenden a relajar esas partes del cuerpo conscientemente.

¿Qué ocurre cuando uno aplica una técnica de relajación?

Al concentrarnos en nuestro propio cuerpo focalizando la atención en las sensaciones corporales, paramos todo ese ruido exterior de los pensamientos, y se ralentizan la respiración y la frecuencia cardíaca.

 

¿Se trata de escuchar el cuerpo?

Sí, algo que, normalmente, solo hacemos cuando notamos algún dolor, cuando ya hemos acumulado demasiada tensión. Escuchar el cuerpo mientras hacemos una sesión de relajación nos permite fijarnos en qué partes están tensas o más cansadas para distenderlas.

 

¿De qué manera?

Aprender a diferenciar cuándo un musculo está en tensión y cuándo esta relajado nos ayuda a poder relajarlo conscientemente.

 

¿Nos puedes poner un ejemplo?

Muchas personas, cuando se concentran intensamente en algo, fruncen el ceño o aprietan la mandíbula, por ejemplo. Cuando aprenden a identificar esta tensión, aprenden a relajar esas partes del cuerpo conscientemente.

De la misma forma que nuestra respiración es un reflejo de cómo nos sentimos, también podemos modificar nuestro estado modificando la respiración. Hay una relación muy estrecha entre la respiración, los pensamientos y las emociones.

¿Qué papel juega la respiración en la relajación?

Sin respiración no hay vida. Es una obviedad; sin embargo, la mayoría de las personas no le prestan atención a su respiración en todo el día. La relajación, tanto la muscular como la mental, van ligadas a una respiración consciente y profunda.

 

¿Respirar conscientemente?

Sí. En primer lugar, ser conscientes de nuestra respiración, y observar si es rápida o lenta, corta o profunda, si es diafragmática o no.

 

¿Qué ocurre cuando respiramos profundamente?

El cuerpo se oxigena, y la musculatura se relaja. Ahora bien, hay personas que creen estar respirando profundamente y, de hecho, colapsan el cuerpo al hacerlo. En la sesiones de relajación enseñamos a respirar correctamente para obtener todos los beneficios que una buena respiración nos proporciona, porque respirar es más que inhalar y exhalar.

 

Respirar es más que inhalar y exhalar

Sí, nuestra respiración habla de cómo nos influyen los pensamientos y de cómo estamos emocionalmente. Pero de la misma forma que nuestra respiración es un reflejo de cómo nos sentimos, también podemos modificar nuestro estado modificando la respiración. Hay una relación muy estrecha entre la respiración, los pensamientos y las emociones.

 

Muchas personas, incluso cuando están supuestamente descansando o desconectando, no pueden evitar dejar la mente libre de pensamientos, y le siguen dando vueltas a lo que tienen que hacer al día siguiente o a lo que les ha sucedido durante el día. La relajación facilita que estos pensamientos invasivos pasen de largo, aportando calma a nuestro cerebro.

Las sesiones de relajación forman parte de la terapia de lateralidad

Sí, son una herramienta muy útil para que la evolución de la terapia sea la óptima, ya que ayuda a los pacientes a estar más centrados en el momento presente y a ser más conscientes de sí mismos porque la relajación activa el esquema corporal (en el artículo Los beneficios de la relajación en la terapia de lateralidad se explica en detalle). Aunque las técnicas de relajación que enseñamos en el centro también van dirigidas a personas que no presentan problemas de lateralidad.

 

¿Existen diversas técnicas de relajación?

Sí, y cada persona debe encontrar la que le funciona mejor. En las sesiones de nuestro centro promovemos que cada persona encuentre sus propios recursos para poder relajarse. Cuando se han adquirido la práctica y la técnica, la persona puede ser consciente de cuando está muy nerviosa y poner en práctica alguna de las técnicas.

 

¿Se pueden aplicar en cualquier situación?

Sí, ante cualquier situación que produzca ansiedad, nerviosismo, malestar o estrés: antes de un examen o de una exposición; antes de coger un avión, si a la persona le da miedo volar, etc.

 

¿En qué más puede ayudarnos conocer las técnicas de relajación?

Muchas personas, incluso cuando están supuestamente descansando o desconectando, no pueden evitar dejar la mente libre de pensamientos, y le siguen dando vueltas a lo que tienen que hacer al día siguiente o a lo que les ha sucedido durante el día. La relajación facilita que estos pensamientos invasivos pasen de largo, aportando calma a nuestro cerebro.

 

¿Tiene algún beneficio más?

A través de la relajación también podemos revivir experiencias reconfortantes que nos relajan emocionalmente.

En las primeras sesiones, muchos pacientes no logran relajarse, pero les explicamos que es normal. No obstante, estas primeras sesiones de aprendizaje no son tiempo perdido: los pacientes van conociéndose mejor a sí mismos y pueden ir observando con qué técnicas se sienten más cómodos y cuáles les funcionan mejor.

¿A qué te refieres?

Relajarse, acurrucarse y recogerse en uno mismo nos conecta con sensaciones primarias como las que sentíamos cuando éramos bebés y estábamos en situaciones de placidez con nuestra madre. Estar tumbados, disfrutar del silencio, del placer de mover algunas partes de nuestro cuerpo a nuestro antojo y escuchar qué partes se quieren estirar y qué partes se quieren replegar nos puede aportar una vivencia emocional retrospectiva, proporcionándonos una gran relajación emocional.

 

¿Cómo enseñáis las técnicas de relajación?

Al principio, el terapeuta guía las sesiones y estas se repiten varias veces, ya que aprender a relajarse es un proceso que requiere entrenamiento.  Después, van implementando ellos solos las técnicas en las sesiones para, finalmente, utilizarlas en su vida diaria cuando las necesitan.

 

¿Todos los pacientes aprenden a relajarse?

En las primeras sesiones, muchos pacientes no logran relajarse, pero les explicamos que es normal. No obstante, estas primeras sesiones de aprendizaje no son tiempo perdido: los pacientes van conociéndose mejor a sí mismos y pueden ir observando con qué técnicas se sienten más cómodos y cuáles les funcionan mejor.

 

¿Los niños también aprenden a relajarse?

Sí, desde luego. Y es muy bueno para ellos porque, además de aprender a calmarse, toman conciencia de su esquema corporal, lo cual es muy beneficioso para su desarrollo.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Respondemos las preguntas más frecuentes sobre la terapia de lateralidad cruzada
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¿En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada?

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 13 octubre, 2020 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada, Sin categorizar, Terapia de lateralidad cruzada

La lateralidad no hace referencia exclusivamente a la mano

Para comprender en qué consiste la terapia de lateralidad cruzada, lo primero que hay que saber es que la lateralidad de una persona no hace referencia únicamente a la mano. Algunas personas creen erróneamente que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones, porque desconocen que la lateralidad de una persona entraña todo el eje corporal; es decir, el eje ojo-mano-pie, además del oído.

Si la lateralidad de todo este eje no ha quedado bien definida como diestra o zurda durante los 5 primeros años de vida (lateralidad homogénea), la persona no podrá desarrollarse con una buena construcción del esquema corporal, ni podrá integrar adecuadamente las percepciones que le lleguen del mundo externo, por lo que no podrá orientar bien su cuerpo en el espacio ni su yo en el tiempo, de la misma forma que tampoco podrá ubicar bien los objetos respecto a su cuerpo.

Cuando hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esta heterogeneidad puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz. Todo ello repercutirá en el buen desarrollo neurofisiológico y, por tanto, en la adquisición de diversos aprendizajes.

Por otra parte, también es preciso aclarar que el hecho de confundir en algunas ocasiones la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga mal establecida su lateralidad.

Por las razones expuestas anteriormente, la única manera de poder hacer un diagnóstico certero de lateralidad es realizar un test completo que incluya la lateralidad de mano, pierna estática, pierna dinámica, ojo, oído y cervicales.

Os recomendamos leer el artículo ¿Cuándo hablamos de lateralidad cruzada? Tipos y tratamiento.

En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada

La finalidad de la terapia de lateralidad es lateralizar a los pacientes homolateralmente (como diestros o como zurdos, según los resultados del test), aunque ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homolateral.

Ahora bien, dado que estas personas han sufrido mucho a causa del trastorno y que suelen estar muy tensionadas, no basta con enfocar la terapia exclusivamente a la estimulación de los grupos neurofisiológicos para que esta sea eficaz: se hace imprescindible trabajar la relajación del cuerpo y realizar un abordaje emocional. Así pues, trabajamos paralelamente en tres aspectos:

  1. Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: la concentración, la comprensión, la memoria, la orientación temporal y espacial, el equilibrio, etc.
  2. Las técnicas de respiración y relajación enfocadas a distender el cuerpo para que los ejercicios psicomotores cumplan su función y el cerebro sea capaz de aprender e integrar los nuevos conocimientos.
  3. La parte emocional que pueda interferir en la evolución del paciente.

Además de lateralizar a la persona homolateralmente, el objetivo final de la terapia de lateralidad cruzada es armonizar las funciones mentales trabajando la coordinación de las corporales. Mediante esta reeducación se corrige la incapacidad de la contención motriz, mental, afectiva e intelectual, ya que el pensamiento, el movimiento (incluyendo el equilibrio) y la relación con el entorno son 3 aspectos que están interrelacionados: si uno de estos aspectos falla, el desarrollo de los otros dos queda afectado.

Cuáles son los ítems de la lateralidad y la psicomotricidad

La terapia de lateralidad la desarrollamos a través de los siguientes ítems :

  • Equilibrio estático. Control postural
  • Equilibrio dinámico. Coordinación general
  • Motricidad facial
  • Habilidad manual y digital
  • Esquema corporal
  • Orientación derecha-izquierda
  • Estructuración temporal
  • Estructura espacial
  • Organización perceptiva
  • Organización temporal

Equilibrio estático

El control postural o equilibrio estático es la facultad que tiene el sujeto de mantener durante un cierto tiempo (uno 15 segundos, aproximadamente) el conjunto de sinergias necesarias para el control de la inmovilidad.

Equilibrio dinámico: coordinación general

La falta de coordinación dinámica se observa en estos pacientes por el andar patoso, los tropiezos, las caídas frecuentes y la descoordinación entre el movimiento de los miembros superiores e inferiores. Se ve también por la dificultad para correr, subir y bajar escaleras, utilizar los juegos de los parques (columpio, saltar a la cuerda…). Estos pacientes tampoco saben ir en bicicleta.

Os recomendamos leer el artículo Por qué los problemas de equilibrio físico afectan al equilibrio emocional.

Motricidad facial

Es la falta de tono neuromuscular en la cara, que se corresponde con una hipotonía general en todo el cuerpo. Las personas afectadas muestran desde bebés dificultades para aprehender el pezón de la madre, les cuesta masticar y tienen dificultades para tragar saliva.

La motricidad facial repercute en el lenguaje oral y en la articulación de las letras d, r, g, j, l, ll. La dificultad que tienen las personas de su entorno para comprenderles les pone muy nerviosos y les hace sentirse no entendidos ni atendidos.

Este trastorno se relaciona con la coordinación dinámica y repercute en el lenguaje escrito; el cual, si se contempla aisladamente, dirige muchas veces al paciente hacia tratamientos de falsas dislexias y disortografías. El tratamiento previo debe dirigirse al esquema corporal y a la coordinación general.

Habilidad manual y digital

A estas personas se les suelen caer los objetos de las manos, tienen dificultad para cortar la carne, desbordan los vasos o tazas al servirse una bebida, etc. La escritura es con mala letra (disgrafía o incluso agrafía), por lo que sus presentaciones y trabajos suelen estar emborronados y sucios; no saben colorear, pegar gomets, seguir cenefas, ni dibujar. Se ve dejadez en el aliño y dificultades para operaciones sencillas como manipular una cremallera haciéndolo con gran lentitud motriz.

En cuanto a los dedos hay una falta de precisión en sus movimientos. No se valen solos para actos como ducharse, vestirse, atar los cordones de los zapatos o ponerse unos calcetines. Incluso tienen dificultades para coger un lápiz correctamente, lo que también hace que su escritura sea muy deficiente.

Estos trastornos conllevan una importante lentitud motriz tanto en casa como en la escuela o instituto, y pueden generar actitudes de rechazo, burla y segregación; sobre todo, en las actividades deportivas (leer el artículo Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte).

Ante el caso de personas hipotónicas con lateralidad cruzada se crea una confusión con personas dispráxicas. Son falsos dispráxicos; no tienen retraso motor, sino retardo. Pueden tener un cociente intelectual alto y creerse “tontos” y ser tratados como tales.

Esquema corporal

El esquema corporal debe trabajarse en dos aspectos: el conocimiento del cuerpo y la utilización del cuerpo. En el primero, se trata de que el niño conozca y distinga las diferentes partes de la cara y, en general, del resto del cuerpo. Este conocimiento se refiere tanto a su propio cuerpo como al del “otro” (un sujeto al que observe). En cuanto al segundo aspecto, el de la utilización del cuerpo, el terapeuta debe poder apreciar si el niño (o el adolescente o adulto) conoce la utilidad de cada una de las partes, ya que, de no ser así, este desconocimiento implica un conocimiento deficiente del esquema corporal; conocimiento que habrá que trabajar.

Te recomendamos leer la entrevista La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores.

Orientación derecha-izquierda

La persona debe tener una buena orientación basada en su conocimiento de la derecha y la izquierda, tanto sobre sí mismo como sobre el “otro” (en este caso, el terapeuta) y sobre los objetos. La orientación derecha-izquierda constituye una parte del problema general de orientación.

Previamente al tratamiento de la orientación derecha-izquierda, debe estimularse la noción de arriba-abajo, lejos-cerca, dentro-fuera.

La adquisición de la orientación derecha-izquierda es muy difícil de adquirir. Si al conductor de un coche que tiene este problema se le dan indicaciones de uno u otro lado, seguramente lo hará al revés. Y tendrá problemas con las maniobras de aparcar, relacionar los movimientos del volante con los del coche, además de utilizar las marchas adelante y atrás (leer el artículo Las dificultades para conducir se pueden trabajar en terapia).

Estructuración temporal

Afecta a la capacidad para percibir distintos ritmos y reproducirlos. Por ejemplo: repetir una frecuencia rítmica con sonidos bucales, batiendo palmas, golpeteos, silbidos, etc.

Estructura espacial

La estructuración espacial es la capacidad para descomponer el espacio en elementos y lograr su abstracción. Esta capacidad se observa, por ejemplo, en el ejercicio que consiste en preguntarle al paciente en cuántos pasos recorrería una sala determinada. Para llevarlo a cabo, debe realizar mentalmente dos operaciones: descomponer el espacio específico de la sala y calcular en cuántos pasos podría cruzarla.

Te recomendamos leer la entrevista La desorientación espacial limita la movilidad de las personas con trastorno de lateralidad.

Organización perceptiva

Se trata de la capacidad para diferenciar las formas. Se trabaja con puzles, rompecabezas, tangram, etc.

Organización temporal

La organización temporal es la capacidad de diferenciar la noción “antes – ahora – después”. Constituye el ítem fundamental para la adquisición de la lectoescritura, del concepto de los números y la noción del cambio.

La terapia, ¿es individual o grupal?

La terapia de lateralidad cruzada siempre es personalizada. No obstante, dependiendo del caso y de la evolución del paciente, la sesiones de terapia se realizan individualmente o en grupo, aunque lo más habitual es que sean grupales. En esta entrevista puedes ampliar la información sobre por qué la terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada.

¿Con qué frecuencia se realizan las sesiones?

En general, los pacientes acuden a terapia una vez por semana y la sesiones son de 1 hora (terapia individual) u hora y media (terapia en grupo).

¿En qué consisten los ejercicios?

Los ejercicios del programa son específicos para estimular los recorridos neurofisiológicos que activan el lóbulo cerebral correspondiente a la lateralidad debida, y el programa es dinámico; es decir, se adecua constantemente a la evolución particular del paciente.

Te recomendamos leer el artículo La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube.

¿Por qué hay ejercicios comunes?

Porque hay una serie de síntomas que son comunes a casi todas las personas que tienen un problema de lateralidad (a partir de los 5 años):

  1. Dificultades en el lenguaje oral: fluidez, mecánica lectora, retención y comprensión lectora.
  2. Dificultades en el lenguaje escrito: disgrafía, disortografía y sintaxis.
  3. Deficiencias motoras y funcionales.
  4. Dificultades para las matemáticas: aprendizaje mecánico y razonamiento.
  5. Dificultades para la concentración.
  6. Inestabilidad locomotora y psicoemocional.
  7. Inseguridad y ansiedad.
  8. Problemas de estructuración/organización espaciotemporal.
  9. Dificultades para la integración y retención de la información.

¿Por qué son necesarios los ejercicios personalizados?

Porque las personas con lateralidad cruzada pueden presentar de 1 a 3 cruces de lateralidad y cada cruce tiene una sintomatología asociada diferente (además de la común). Asimismo, aunque dos personas presenten el mismo número de cruces de lateralidad, nunca los presentan en el mismo grado. Además, los pacientes o bien son hipotónicos o bien son hipertónicos. Esta diferencia en el tono muscular también hace necesario trabajar de forma personalizada.

¿Por qué se trabaja la motricidad?

Porque la mayoría de los niños con lateralidad cruzada presentan un retraso en su desarrollo motor y porque los niños con lateralidad cruzada e hipotonía (tono muscular más bajo de lo normal) tienen una coordinación motora deficiente (las personas con lateralidad cruzada son hipotónicas o hipertónicas). En esta entrevista puedes ampliar la información.

¿Los ejercicios de psicomotricidad son juegos?

No, aunque planteamos las actividades manuales y los ejercicios de psicomotricidad como si fueran juegos porque es prioritario que el niño perciba el espacio de terapia como un espacio libre de amenazas: solo así, desde lo que él percibe como un juego, el niño puede conectar con su yo y reforzarlo, podemos trabajar todos los ítems de la lateralidad, reducir su angustia y trabajar sus miedos y problemas conductuales.

En este artículo encontrarás información detallada sobre la función del juego en la terapia de lateralidad cruzada.

¿Se trabajan todos los síntomas a la vez?

Durante los cinco primeros meses, sobre todo, no se deben trabajar todos los síntomas a la vez y, durante toda la terapia, los ejercicios deben seguir una cronología determinada. Primero hay que consolidar una lateralización homolateral básica y, según los resultados neurofisiológicos que muestre el primer test de control, se va avanzando.

Cada paciente exige un tratamiento y un orden específicos. Si no se siguen correctamente, los ejercicios podrían resultar perjudiciales. Por ejemplo, no se debe trabajar el equilibrio dinámico sin estimular antes el equilibrio estático. Lo mismo ocurre con la orientación derecha-izquierda, arriba-abajo y organización perceptiva, que necesitan de una elaboración previa del esquema corporal. Trabajar la organización temporal necesita de una capacidad de abstracción que se elabora en la estructuración temporal. El orden en el trabajo depende de la patología del paciente, por lo que es un orden individualizado que puede ser colectivo si tienen un mismo nivel o cuadro.

¿Cómo se trabajan, por ejemplo, las dificultades lectoras?

Si, por ejemplo, un niño tiene dificultades con la mecánica o la comprensión lectora, en terapia no trabajamos la lectura, sino la estimulación del área de Brocca, que es la del lenguaje y la coordinación ideomotriz. Esta estimulación es la que nos permite resolver los problemas que tiene de disortografía, sus dificultades para entender enunciados, construir correctamente las frases, etc.

La terapia de lateralidad cruzada en adultos

En este artículo encontrarás la información específica sobre el tratamiento de lateralidad en adultos de 30 a 50 años, aproximadamente.

En este artículo encontrarás la información específica sobre el tratamiento de lateralidad en personas mayores de 60 años.

Los test de control durante la terapia de lateralidad cruzada

Cuando el niño lleva un mes y medio de terapia (6-8 horas de trabajo, en función de si es individual o en grupo), siempre tengo una reunión de cambio de impresiones con los padres. En esta entrevista les explico que todavía no les voy a comunicar cambios significativos en su hijo, debido a que estos suelen producirse un poco después, y que la visita es para hacerles saber si su hijo viene de buen grado al centro, si lo vamos a cambiar de grupo o no, etc., y para que me pregunten todo aquello sobre lo que puedan tener dudas. Asimismo, en los casos en los que observo que, como pareja, tienen alguna dificultad que puede interferir en la evolución del niño, intervengo como psicoterapeuta.

Una vez que los pacientes inician la terapia de lateralidad cruzada, cada cinco meses realizo un test de control. Los resultados de estos test, más los informes recabados en las sesiones de terapia, me permiten ver cuál ha sido su evolución durante el periodo correspondiente.

Lo normal es que los resultados del primer test muestren solamente leves mejoras, pero esta pequeña evolución debe darse para que podamos seguir adelante con la terapia.

A partir del segundo test los buenos resultados se multiplican. Esto no se debe, como creen los padres en un primer momento, a que hayamos acelerado el ritmo terapéutico, sino a que se suma el trabajo del primer mes y medio al realizado en los meses siguientes: a base de reeducar al cerebro con los ejercicios adecuados para que aprenda cuál es lado derecho y cuál el izquierdo, va estableciendo correctamente los canales de transmisión; de tal manera que los impulsos nerviosos cada vez sufren menos bloqueos y van menos ralentizados al pasar de un lado del cuerpo al lado opuesto del cerebro, estableciéndose las sinapsis necesarias y estimulando los lóbulos pertinentes para realizar las diversas funciones cognitivas. Los test subsiguientes siempre muestran resultados cada vez más notables.

Al finalizar la terapia, se les da a los pacientes unas indicaciones para que practiquen en su domicilio unos ejercicios con el objetivo de seguir estimulando los recorridos neurofisiológicos. En intervalos de cinco meses, realizamos los tres últimos test de control hasta que damos el alta definitiva.

El 100 % de los pacientes quedan lateralizados homolateralmente, al  menos, en un 80 %, si bien la mayoría de ellos supera este porcentaje hasta lograr una lateralización del 90-95 % (nunca he observado una lateralización homolateral al 100%  diestro-zurdo en ninguna persona). Una vez curados, los pacientes no presentan regresiones; es decir, no hay recaídas. Al tratarse de una terapia neurofisiológica, el problema de lateralidad queda solucionado, ya que los impulsos nerviosos no vuelven a cruzarse por sí solos.

Si quieres hacernos una consulta, puedes contactar con el centro y te atenderá un especialista.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes.

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