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Lateralidad cruzada e hipotonía
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«Los niños con lateralidad cruzada e hipotonía tienen una coordinación motora deficiente»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 19 julio, 2020 Hipotonía, Lateralidad cruzada e hipotonía

Por Susana Lladó

 

En esta entrevista, la directora de nuestro  centro, Joëlle Guitart, expone el caso de un niño con lateralidad cruzada e hipotonía que acaba de finalizar la terapia (en la entrevista de la semana pasada expuso el caso de un niño con lateralidad cruzada e hipertonía). 

¿Cuándo empezó la terapia Ignacio?

Ignacio es un niño que empezó la terapia con 7 años y 6 meses. En aquel momento estaba cursando segundo de Primaria. Ha terminado el tratamiento en abril, con 10 años y 10 meses, y este año ha cursado quinto de Primaria.

 

¿Qué tipo de lateralidad presentaba cuando acudió al centro?

Una lateralidad heterogénea diestra con hipotonía.

 

¿En qué le afectaba esta lateralidad cruzada e hipotonía?

Presentaba dificultades de lectoescritura y dislexia, además de enuresis.

 

¿No podía retener el pipí?

No podía de noche, mientras dormía. Era enuresis nocturna. Normalmente, a los 3 años, los niños ya controlan los esfínteres de noche. También era hipercinético.

También es bastante habitual que estos niños tengan miedos, fobias, alergias y enuresis (el 30 % de los pacientes infantiles que he tratado). La incontinencia urinaria involuntaria durante el día y/o la noche puede estar causada tanto por la disminución de su tono muscular como por los problemas emocionales

Volvamos atrás. ¿Qué significa ser hipotónico?

Todas las personas con lateralidad cruzada presentan un problema de tensión neuromuscular: o son hipertónicas o son hipotónicas. Las hipotónicas tienen un tono muscular disminuido, mientras que las hipertónicas lo tienen alto. Ambas tipologías deben diferenciarse, ya que los síntomas también son diferentes.

 

¿Qué síntomas tienen las personas hipotónicas?

Los niños con lateralidad cruzada e hipotonía tienen una coordinación motora deficiente. Esta dificultad para coordinar los movimientos es la que provoca que, por ejemplo, tropiecen a menudo, se les caigan las cosas con frecuencia, se ensucien mucho cuando comen y que sean tildados de torpes. Como tampoco tienen una buena noción del ritmo ni del espacio, esto les causa dificultades en el aprendizaje de la escritura: no pueden coordinar bien el ritmo de la escritura con la orientación de las letras en el espacio. Su percepción de la grafía de algunas letras está girada, como si las vieran en espejo. Es frecuente que a la edad en la que ya deberían haber adquirido el aprendizaje de la escritura, todavía inviertan letras, e incluso que añadan u omitan algunas en las palabras. También es habitual que se concentren tanto al escribir para hacer buena letra que aprieten demasiado el lápiz o el bolígrafo (disgrafía).

 

¿Presentan algún síntoma más?

Sí, estos niños, además, se desconectan a menudo de su entorno. En clase, como les cuesta seguir el ritmo del profesor, de pronto se quedan ausentes durante un rato. Y aunque después vuelven a reengancharse a las explicaciones, las desconexiones provocan que, cuando se les hace una pregunta sobre lo expuesto, no puedan contestar, o que no hayan escuchado cuáles son los deberes para el día siguiente. Todo esto, sumado a su lentitud característica para realizar actividades que requieren una buena coordinación (recortar, dibujar, escribir, etc.), provoca que su rendimiento escolar vaya disminuyendo, y también su rendimiento emocional: la inseguridad se va apoderando de ellos, empiezan a percibirse como incapaces, se infravaloran y aumentan los episodios de bloqueo. Si cuando empieza a desencadenarse todo este proceso emocional no reciben tratamiento, la desmotivación hace acto de presencia y puede derivar en una predepresión e, incluso, en una depresión.

 

¿Cómo afecta toda esta sintomatología a su rendimiento escolar?

Es importante subrayar que algunos de estos niños consiguen compensar muy bien durante los primeros años de Primaria los impedimentos que he expuesto, pero lo consiguen a base de tesón y sobreesfuerzo, y porque muchos de ellos tienen un cociente intelectual alto. La sorpresa para la familia, la escuela y para ellos mismos viene cuando, de repente, se produce un bajón estrepitoso en sus calificaciones escolares.

También es bastante habitual que estos niños tengan miedos, fobias, alergias y enuresis (el 30 % de los pacientes infantiles que he tratado). La incontinencia urinaria involuntaria durante el día y/o la noche puede estar causada tanto por la disminución de su tono muscular como por los problemas emocionales.

Y, ¿qué significa ser hipercinético?

La hipercinesia es un trastorno neuromuscular que, a menudo, se confunde con TDAH y dislexia; lo que provoca malos diagnósticos y terapias fracasadas. Este trastorno es bastante común en personas con lateralidad cruzada e hipotonía.

 

¿Cuál es la sintomatología?

Son personas muy inquietas y ansiosas (de ahí el término, que significa exceso de movimiento), con problemas de coordinación locomotora, de concentración, de motricidad facial, equilibrio y percepción espaciotemporal. Ignacio era muy inquieto, en casa y en el colegio.

Ignacio tenía una gran dificultad para tolerar la frustración. Desde el parvulario, era muy consciente de que todo le costaba mucho más esfuerzo que a los otros niños y, aunque no sabía por qué era distinto, sabía que algo no era iba bien. Esto le generaba mucha ansiedad.

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad?

En cuanto a la tensión neuromuscular, había una hipotonía tanto de miembros superiores como inferiores; una hipotonía que, por cierto, también presentaban el padre y el abuelo paterno. Recordemos que la lateralidad cruzada se hereda de un progenitor, aunque no se transmite necesariamente a todos los hijos.

En cuanto a la lateralidad, el test mostró la siguiente predominancia: brazo/mano: 65 % derecha, 35 % izquierda; ojo 55 % derecho, 45 % izquierdo; pierna estática, izquierda; pierna dinámica, 50 % derecha, 50 % izquierda…

 

Es la primera vez que expone un caso en el que la pierna dinámica presentaba una lateralidad 50–50

Sí, es muy poco frecuente. Lo habitual es que la pierna dinámica sea claramente más zurda o diestra.

 

Bien, sigamos

La lateralidad del oído era 45 % derecha, 55 % izquierda, y la motricidad facial y de cervicales era 45 % derecha y 55 % izquierda.

 

¿Cómo se decidió lateralizarlo?

Como diestro, a la derecha.

Los ejercicios que cada niño realiza en terapia están estudiados para trabajar lo que debe estimularse en ese niño en función de los resultados de su test de lateralidad, pero estos mismos ejercicios pueden ser contraproducentes para otro niño, aunque ambos sean hipotónicos o hipertónicos.

¿Qué particularidades tiene el caso?

A diferencia de la mayoría de los pacientes, Ignacio tuvo que venir a terapia dos veces por semana en lugar de una, ya que, en su caso, una sola sesión semanal no era suficiente para poder hacer todo el trabajo neuromuscular y emocional necesario para que hubiera progresión.

 

¿Cuál era la dificultad principal?

Además de las que he comentado, Ignacio tenía una gran dificultad para tolerar la frustración. Desde el parvulario, era muy consciente de que todo le costaba mucho más esfuerzo que a los otros niños y, aunque no sabía por qué era distinto, sabía que algo no era iba bien. Esto le generaba mucha ansiedad.

 

¿Alguna otra dificultad a resaltar?

A mitad de la terapia empezó a manifestar fobias, cuando, normalmente,  las fobias  se presentan al inicio.

 

¿Qué tipo de fobias?

Fobia a los cohetes y a la oscuridad. No podía dormir solo, sin los padres.

 

¿Y en el colegio?

En cuanto a la dislexia y problemas de lectoescritura, compensaba sus dificultades a base de mucho esfuerzo; una actitud muy habitual en estos pacientes, ya que suelen ser muy responsables. Pero era rechazado por sus compañeros porque, al ser hipotónico, no era nada ágil. Los otros niños no lo aceptaban en los juegos. Jugaba más con las niñas. Además, como todos los niños hipercinéticos, molestaba mucho en clase: se le caían las cosas, interrumpía constantemente, etc. En este sentido, debo decir que contamos con la colaboración de la escuela.

 

¿De qué manera?

Lo sentaron en la primera fila, cerca de la profesora, y también le dejaban un poco más de tiempo en los exámenes, debido al problema de lateralidad.

 

¿Por los bloqueos?

Sí, y por la lentitud. Hay que añadir que Ignacio sufría mucho por las dificultades que presentaba. No había calidad de vida en este niño.

 

¿Algún aspecto más a destacar?

No tenía dificultad con las matemáticas, y todo lo relacionado con la informática se le daba muy bien. De hecho, el terapeuta detectó cierta adicción a los dispositivos electrónicos que hubo que trabajar también en terapia. Ahora ya está haciendo un uso sano de estas tecnologías.

¿Cuándo ha terminado la terapia?

El último test de control ha sido en mayo. Se ha recuperado en un 90 %.  Ahora, como hacen todos lo pacientes al terminar el tratamiento, deberá hacer algunos de los ejercicios de la terapia en casa, y haremos tres test de control más cada cinco meses hasta darle el alta definitiva. Para entonces, estimo que se habrá recuperado en un 95 %.

 

¿Cuáles han sido los resultados del último test de lateralidad?

La lateralidad de brazo/mano ha mostrado una predominancia 90 % derecha, 10 % izquierda ; la del ojo,  70 % derecha, 30 % izquierda ; la de pierna estática,  60 % derecha, 40 % izquierda; la de pierna dinámica, 85 % derecha, 15 % izquierda; la del oído, 70 % derecha, 35 % izquierda, y la de motricidad facial y de cervicales, 80 % derecha, 20 % izquierda.

Respecto a la hipotonía, ha disminuido casi por completo, aunque todavía no es aconsejable que juegue a fútbol.  Se le ha recomendado que siga haciendo deportes y actividades que ya estaba practicando, como la natación, bicicleta, esquí, judo y senderismo. Todo lo que sea contraer los músculos de las piernas y de los brazos es muy recomendable en su caso.

 

En cambio, en un niño hipertónico podrían ser perjudiciales

Así es. Los ejercicios que cada niño realiza en terapia están estudiados para trabajar lo que debe estimularse en ese niño en función de los resultados de su test de lateralidad, pero estos mismos ejercicios pueden ser contraproducentes para otro niño, aunque ambos sean hipotónicos o hipertónicos. Ningún niño tiene los mismos cruces de lateralidad, por eso es importante insistir en que no existe una tabla de ejercicios universal que puedan hacer todos los niños con lateralidad cruzada. Tal como explico siempre, la terapia, para que sea efectiva, debe ser personalizada.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

«La terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada»
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«La terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 14 julio, 2020 El trastorno de lateralidad, Hipertonía, Lateralidad cruzada, Terapia de lateralidad cruzada

Por Susana Lladó

 

La directora de nuestro centro, Joëlle Guitart, nos explica en esta entrevista el caso de un paciente de 11 años con lateralidad cruzada y fuerte hipertonía que acaba de finalizar la terapia después de haber sido lateralizado a la izquierda, como zurdo, en un 95 %; el máximo de recuperación posible.

A pesar de que su cociente intelectual era alto, sus padres lo trajeron al centro porque tenía importantes dificultades escolares. El paciente tenía un nivel de lateralidad que correspondía a un niño de 8 años.

¿Qué particularidades presenta este caso?

Se trata de un paciente con lateralidad cruzada que llegó al centro cuando tenía 11 años y 10 meses. Presentaba una lateralidad heterogénea con dominancia izquierda; es decir, zurda, y una hipertonía bastante acentuada en cuanto a tensión neuromuscular.

 

¿Qué repercusiones tenía en su vida esta lateralidad cruzada?

A pesar de que su cociente intelectual era alto, sus padres lo trajeron al centro porque tenía importantes dificultades escolares. El paciente tenía un nivel de lateralidad que correspondía a un niño de 8 años. En aquel momento, estaba en sexto de Primaria y sus padres estaban preocupados porque veían que con esas dificultades iba a ser improbable que pudiera cursar el Bachillerato.

¿Cuáles eran en concreto estas dificultades escolares?

Fundamentalmente, tenía problemas de concentración, se dispersaba mucho, no podía seguir las explicaciones de los profesores, era muy lento escribiendo y tenía un rechazo hacia la lectura. Además, la mecánica lectora también era deficiente, le costaba mucho leer en voz alta y, como la retención lectora no era buena, tampoco comprendía lo que leía.

 

¿En qué consistía la falta de concentración?

Los problemas de concentración son un síntoma de lateralidad cruzada. Cuando los pacientes son chicos en edad escolar suelen atender en clase, ya que son niños aplicados, pero de repente se desconectan y ya no escuchan. Esto afecta a su rendimiento escolar, porque cuando en casa tienen que hacer los deberes, no saben qué les han mandado hacer o no recuerdan las directrices para hacer los trabajos.

 

¿Presentaba alguna dificultad más?

Era un niño muy ansioso, lo que aumentaba y agudizaba los bloqueos típicos de las personas con lateralidad cruzada. Y necesitaba ir a dormir con sus padres todas las noches. De hecho, este aspecto no se solucionó hasta hace diez meses, aproximadamente.  Por lo demás, el desarrollo de su psicomotricidad había sido normal: se sentó a los 6 meses, empezó a andar a los 12, comenzó a hablar claro y bien a los 2 años, a los 3 años controló los esfínteres de noche, etc. Tampoco había problemas de relación, es un niño sociable y con amigos, ni de enfermedades.

El profesor se percató de que tenía un problema de lateralidad porque había tenido como alumna a una expaciente del centro y conocía su caso. Supo detectar los síntomas y lo derivó al centro. Es fundamental el papel del profesorado en la detección de la lateralidad cruzada.

¿Cómo se dieron cuenta sus padres de que tenía lateralidad cruzada?

Fue su profesor de natación quien se dio cuenta. Como hipertónico, Joaquín es un chico ágil al que le gustan los deportes, y compite en natación. El profesor se percató de que tenía un problema de lateralidad porque había tenido como alumna a una expaciente del centro y conocía su caso.  Supo detectar los síntomas y lo derivó al centro. Es muy importante el papel del profesorado en la detección de la lateralidad cruzada.

 

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad?

El primer test lo realizamos en mayo de 2017. La lateralidad de brazo/mano era 70 % izquierda y 30 % derecha; la del ojo, 55 % izquierda y 45 % derecha; la lateralidad de la pierna estática era derecha; la pierna dinámica, 60 % izquierda y 40 % derecha; el oído, 55 % derecho y 45 % izquierdo; y la lateralidad de la motricidad facial y cervicales era 55 % derecha y 45 % izquierda.

 

¿Había que lateralizarlo como zurdo, entonces?

Así es, es la decisión que tomamos. Y ha sido un caso muy satisfactorio en diversos sentidos.

 

¿Por qué?

Porque es un claro ejemplo de que cuando el paciente tiene una familia que está volcada en su recuperación y el paciente también tiene una buena predisposición, todo el proceso del tratamiento va mucho mejor. Joaquín tiene unos padres colaboradores que acudieron al centro con un gran interés por resolver los problemas de su hijo, él se adaptó muy bien a la terapia y nunca faltó a una sesión. Además, la relación con su terapeuta fue muy buena desde el principio. Todos estos factores de actitud, dinámica familiar y psicológicos contribuyen enormemente. Cuando, en cambio, tienes que trabajar estos aspectos, la terapia se alarga.

Ha terminado la terapia con un 95 % de recuperación de lateralidad, que es lo máximo posible. Recordemos que ninguna persona está lateralizada homolateralmente a la derecha o a la izquierda al 100 %.

Joaquín acaba de terminar la terapia

Sí, el mes pasado, en junio. Ha terminado la terapia con un 95 % de recuperación de lateralidad, que es lo máximo posible. Recordemos que ninguna persona está lateralizada homolateralmente a la derecha o a la izquierda al 100 %. En mi experiencia clínica de casi 50 años nunca he visto a una persona completamente diestra o zurda.

 

¿Cuáles han sido los resultados del último test de control?

A todos los pacientes, desde que inician la terapia, les realizamos un test de control cada 5 meses para evaluar su progresión.  En cada test de control se puede observar la evolución de todos los ítems propios de lateralidad cruzada: esquema corporal, orientación perceptiva, orientación derecha-izquierda, estructuración y orientación espacial, estructuración rítmica, organización temporal (la cual es fundamental para la lectura), el equilibrio estático y dinámico, motricidad facial, motricidad digital, etc. Y en función de los resultados que se van obteniendo, vamos adaptando también los ejercicios de psicomotricidad de la terapia y la parte emocional de la misma.

El último test de control de Joaquín mostró una lateralidad de brazo/mano 95 % izquierda, 5 % derecha; una lateralidad del ojo 80 % izquierdo, 20 % derecho; pierna estática, izquierda; pierna dinámica, 85 % izquierda; oído, 65 % izquierdo; y motricidad facial y cervicales, 65 % izquierda y 35 % derecha.

La terapia de lateralidad cruzada es una terapia larga, aunque la mayoría de los pacientes solo acuden 1 vez por semana, y requiere constancia. No obstante, cuando el trabajo neurofisiológico se hace adecuadamente, el paciente ya no vuelve a modificar su lateralidad.

¿Cuánto ha durado su terapia?

La ha finalizado con 14 años y 4 meses. Acaba de terminar tercero de ESO y va a empezar el Bachillerato. La terapia de lateralidad cruzada es una terapia larga, aunque la mayoría de los pacientes solo vengan 1 vez por semana, y requiere constancia. No obstante, cuando el trabajo neurofisiológico se hace adecuadamente, el paciente ya no vuelve a modificar su lateralidad. Es decir, no hay regresión ni recaídas.

Ahora, como todos los pacientes, Joaquín tendrá que hacer una serie de ejercicios en casa 3 veces por semana durante cinco minutos. Son ejercicios que conoce bien porque los ha estado haciendo estos años en consulta con su terapeuta. Y cada cinco meses vendrá a hacer un test de control evolutivo. Esto se hace siempre tres veces con este intervalo de tiempo de 5 meses. Al finalizar este periodo, le daremos el alta definitiva.

 

Una última pregunta, ¿es importante distinguir entre una persona con lateralidad cruzada hipertónica y una persona con lateralidad cruzada hipotónica?

Todas las personas con lateralidad cruzada presentan una sintomatología común: dificultades en el lenguaje oral y escrito, deficiencias motoras y funcionales, dificultades de concentración y comprensión, inestabilidad locomotora, etc. A esta sintomatología hay que sumar la propia de cada paciente en función de los cruces de lateralidad que presente y de si es hipotónica o hipertónica. Por esta razón la terapia de lateralidad cruzada debe ser completamente personalizada. Los ejercicios que se hacen con un paciente podrían ser perjudiciales para otro.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Análisis sobre el confinamiento y el sistema educativo

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 7 julio, 2020 Sistema educativo
Confinamiento y sistema educativo-Análisis

Compartimos el artículo que ha escrito María Antonia Casanova ―Profesora de la Universidad Camilo José Cela y Directora del Instituto Superior de Promoción Educativa de la misma universidad― para The Conversation.  En él, la autora hace un interesante análisis sobre lo que el confinamiento ha evidenciado en relación con el sistema educativo.

Descubrimientos educativos sorprendentes durante la pandemia

Andrew Angelov / Shutterstock

María Antonia Casanova, Universidad Camilo José Cela

En estas semanas de confinamiento mundial por la COVID-19 se ha reflexionado aceleradamente acerca del sentido de la vida en casi todos los ámbitos del quehacer humano. Y, lógicamente, también en el necesario replanteamiento de la educación, en su caso.

Si se afirma, con buenas razones, que el virus lo cambió todo, ¿cómo no va a cambiar la escuela? ¿Cómo se va a quedar sin responder a las nuevas situaciones a las que se enfrenta la humanidad?

La experiencia de las familias

Las familias han tenido oportunidad de conocer con mejor y mayor criterio lo que sus hijos aprenden en el sistema educativo o, más exactamente, lo que ese sistema les intenta enseñar. En unas ocasiones lo han valorado positivamente, pero en otras no comprenden para qué tiene que recibir su hijo determinados conocimientos que no entiende, que va a olvidar de inmediato y que, además, no le son funcionales ni le van a servir para casi nada a lo largo de su vida.

El profesorado y las competencias

Por otro lado, el profesorado también se ha dado cuenta de lo que es importante y lo que, realmente, tiene que pasar a un segundo plano. ¿Por qué? Porque para el último trimestre del curso ha debido seleccionar los aprendizajes que resultan esenciales para poder seguir adelante el próximo curso sin mayores problemas.

Y, en efecto, ha “recortado” bastantes conocimientos que podrá adquirir más adelante si, de verdad, ha conseguido las competencias necesarias para ello.

Las materias menos valoradas por el sistema

Por otro lado, hemos descubierto que las materias menos valoradas en el sistema se han convertido en las más importantes para sobrevivir durante los días de confinamiento.

Es decir, que la música, la plástica, la dramatización, el deporte-educación física, la cocina, la literatura, el cine o el teatro están contribuyendo positivamente al desarrollo personal de niños y adultos, a la consecución de nuevos aprendizajes y competencias hasta ahora descuidados institucionalmente y a la cooperación como base de la convivencia en familia.

La diversidad de talentos se valora ampliamente y, por lo tanto, se confirma en la práctica diaria que el modelo educativo no se basa solamente en las matemáticas y la lengua, sino en otras muchas facetas de la vida que teóricamente están en el currículum, pero que no se atienden como se debe.

Habilidades desconocidas

Maestros y profesores están descubriendo habilidades en su alumnado hasta el momento desconocidas y, por ello, no valoradas porque no se reflejan formalmente en el currículum oficial. Las intervenciones que realizan niños y niñas por videoconferencia para demostrar la realización de los trabajos encargados dejan asombrados a padres, madres y profesorado en general, por la soltura, el interés, el compromiso, la seriedad con que las hacen.

Competencias de comunicación oral, de expresión artística, de apreciación visual, de dominio digital, básicas para la vida actual, se ponen de manifiesto ahora, aunque el sistema no las haya considerado fundamentales para conseguir los aprobados necesarios y seguir adelante. Como no se evalúan en exámenes escritos, a nadie le ha importado hasta ahora que se dominen o no, que la persona se enriquezca con sus aportaciones.

¿Qué cambio habría que hacer?

En consecuencia, ante los descubrimientos educativos que estamos haciendo, parece imprescindible replantearse qué educación queremos para las generaciones que actualmente están en procesos formativos, de manera que las competencias, objetivos y contenidos sean los adecuados para el mundo actual, a la vista de las incertidumbres agrandadas que se nos presentan ante el futuro.

Todo ello implica nuevas estrategias de trabajo en el aula (metodologías cooperativas, motivadoras, centradas en retos y problemas actuales) y, por supuesto, diversificados modelos de evaluación.

Todo lo que hace nuestro alumnado ahora mismo en sus casas, ¿se puede evaluar con un examen escrito? Familias, administradores de la educación y profesorado deben asumir que ese no es el formato apropiado para valorar los múltiples e interesantes aprendizajes que se realizan en las etapas de escolarización obligatoria.

Propuestas de futuro

Algunas propuestas para seguir avanzando hacia un sistema más razonable podrían ser:

  • Equilibrar el desarrollo del conjunto de áreas/materias del diseño curricular para que sean apreciadas en el justo valor que les corresponde por su importancia para la vida.
  • Incorporar nuevos aprendizajes, descubiertos como fundamentales, a la educación institucional.
  • Priorizar el planteamiento curricular por competencias, sobre el que da preferencia a los conocimientos que, en muchos casos, se olvidan y solo se memorizan para exponer en los exámenes.
  • Fomentar la creatividad, el pensamiento crítico, la autonomía, la capacidad de discernimiento, el espíritu de esfuerzo y la actitud de aprendizaje permanente.
  • Promover el tratamiento de la competencia emocional, el equilibrio de la personalidad, el desarrollo afectivo y de cuidado, la socialización, como contenidos imprescindibles ante una sociedad incierta.
  • Desarrollar escuelas resilientes que promuevan la superación y el crecimiento personal en situaciones críticas.
  • Establecer estrategias metodológicas coherentes con los quehaceres que, en la actualidad, se precisan para trabajar en sociedad.
  • Aplicar el modelo de evaluación continua y formativa de forma generalizada, que, aunque legalmente está implantado, continúa sin ser una realidad en los centros docentes.
  • Formar al profesorado en alfabetización mediática y en todos los planteamientos señalados, para asumir las funciones que exigen la educación y la sociedad actuales.
  • Favorecer la colaboración de la familia con los centros, a la vista del excelente papel que está desempeñando en los momentos de crisis.

Podría parecer difícil poner en marcha esta innovación profunda de la educación, pero hay que ser optimistas ante el desenvolvimiento de la misma que se está produciendo en estos momentos, sin previo aviso ni preparación de los agentes que intervienen en ella.

Algunos (el profesorado) con sesiones de actualización aceleradas y otros (las familias) asumiendo el papel que les corresponde como primeros educadores de sus hijos, e incluso apoyando la labor de los docentes como eficaces colaboradores de la enseñanza.

Adaptación a la nueva realidad

Estamos en tiempos de cambio, disponemos de aportaciones importantes de la psicopedagogía, de las neurociencias, de la ciencia y de otros muchos enfoques válidos para afrontar un porvenir más sostenible y más acorde con la realidad.

Hay que aprovechar las circunstancias, incluso las adversas, como la situación actual, para mejorar la preparación de la ciudadanía ante el futuro de la sociedad, cada día más incierto y desconocido.

María Antonia Casanova, Profesora de la Universidad Camilo José Cela y Directora del Instituto Superior de Promoción Educativa (Madrid), Universidad Camilo José Cela

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

«El confinamiento ha provocado un aumento de la adicción a los videojuegos»
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«El confinamiento ha provocado un aumento de la adicción a los videojuegos»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 2 junio, 2020 Adicción a los videojuegos - Terapia

Por Susana Lladó

El psicólogo de nuestro centro Luis Elías nos explica cuándo se considera que una persona ha desarrollado una adicción a los videojuegos, cuáles son los síntomas de esta adicción, qué pautas pueden seguir las familias al detectar este problema en su hijo y cómo se trabaja en terapia este tipo de adicción.

La adicción a los videojuegos, de hecho, tiene la misma base psicopatológica que cualquier otra adicción.

Hace un par de años, la Organización Mundial de la Salud incluyó la adicción a los videojuegos en su nueva clasificación de trastornos mentales, una decisión que provocó polémica

Jugar a los videojuegos un rato y de vez en cuando no significa tener una adicción, es simplemente una actividad más de ocio que incluso puede ser buena para el cerebro. Hablamos de adicción cuando se dan ciertos patrones que provocan el deterioro de los diferentes ámbitos de la vida de una persona. La adicción a los videojuegos, de hecho, tiene la misma base psicopatológica que cualquier otra adicción.

 

¿Qué significa que tiene la misma base patológica que otras adicciones?

Fundamentalmente, que también provoca tolerancia y síndrome de abstinencia.

 

¿Por qué los videojuegos pueden generar una adicción?

Hay varios motivos. En primer lugar, estos juegos recrean un mundo irreal, que es el mundo en el que se adentra la persona cuando juega. Obviamente, resulta mucho más fácil vivir en este mundo irreal que hacerlo en el real, porque la realidad siempre es más dura y difícil. Si la persona se excede en el tiempo de juego y en la frecuencia, esto provoca que el cerebro se sobreestimule, volviéndose adicto a esta sobreestimulación.

Van perdiendo el interés por las otras actividades que formaban parte de su vida; actividades más sanas y productivas. Y también dejan de atender sus responsabilidades, ya que, a diferencia de los videojuegos, estas otras actividades requieren esfuerzo y nos les proporcionan una recompensa inmediata.

¿El cerebro empieza a necesitar esta sobreestimulación?

Sí, así es. Al cerebro le gustan los retos y también prefiere el placer al dolor. Estos juegos consisten en ir superando obstáculos o pruebas. A medida que el jugador va superando los retos que se le presentan, su cerebro va aumentando los niveles de dopamina y endorfinas, procurándole una gran sensación de placer. Por tanto, el cerebro va a querer repetir esa actividad que le causa tanto bienestar. Y cada vez con más frecuencia y durante más tiempo, a no ser que se intervenga para frenar el proceso.

 

¿Y si no se frena el proceso, qué ocurre?

Que, a causa de la adicción, la realidad deja de resultarles estimulante, se vuelve insípida para ellos, aburrida. Y esto, en sí mismo, ya es un gran problema.

 

¿Con qué consecuencias?

Van perdiendo el interés por las otras actividades que formaban parte de su vida; actividades más sanas y productivas. Y también dejan de atender sus responsabilidades, ya que, a diferencia de los videojuegos, estas otras actividades requieren esfuerzo y nos les proporcionan una recompensa inmediata.

 

Pero muchas de estas otras actividades también provocan placer

Es cierto y, como explicaré después, el hecho de que sea así es clave en la terapia que realizamos con estos pacientes. Sin embargo, es muy importante entender los elementos de esta adicción y me gustaría insistir en ello: cuando hablamos de adicción a los videojuegos, hablamos de una actividad que produce mucha más estimulación sin que la persona tenga que hacer ningún esfuerzo. En cambio, la mayoría de las actividades que realizamos en nuestro día a día, incluso las que nos resultan gratificantes, requieren que hagamos algún tipo de esfuerzo personal. Por esto se crea una indiferencia hacia estas otras actividades. Y hay otro punto fundamental en esta adicción que antes solo he apuntado.

Como todos los pensamientos, emociones y sentimientos están orientados a jugar, los sentimientos de tristeza, aburrimiento, frustración, etc., se asocian a no poder jugar. Y el placer también se asocia exclusivamente a la actividad del juego.

¿Cuál es?

Que provoca una desconexión de la realidad, ya que la fantasía o el mundo irreal de los videojuegos es más atractivo. Ahora mismo, por ejemplo, estamos viendo que el confinamiento ha provocado un aumento de la adicción a los videojuegos

 

¿Por qué el confinamiento ha provocado este incremento?

La adicción a los videojuegos existe desde que esta industria hizo su aparición en el mercado, pero desde que empezamos la cuarentena, algunos adultos y, sobre todo, muchos niños, adolescentes y jóvenes tienen más tiempo libre; un tiempo libre, y un aburrimiento, que no saben cómo gestionar.

 

¿Qué otras consecuencias tiene la adicción?

La persona se vuelve irritable, se presentan trastornos en la conducta, va disminuyendo la comunicación familiar, suele haber jaquecas o dolores de cabeza y, como decía anteriormente, se pierde el interés por las otras actividades y se abandonan las responsabilidades. La adicción va afectando a todos los ámbitos de la vida: la familiar, la social, educativa, personal y laboral, si se trata de un adulto.

 

¿A qué síntomas debería estar atenta la familia?

Hay algunos síntomas que suelen presentarse cuando ya se ha creado la adicción y que también son indicativos de que la persona está empezando a desarrollarla.

 

Bien, empecemos por uno de ellos

Los videojuegos pasan a ser el centro de la vida de la persona: solo piensa en ello, su discurso diario está enfocado al juego o solo habla de un juego en concreto, cuando se le pregunta por sus deseos o expectativas las respuestas siempre tienen que ver con este interés, a veces sueña con el juego al que está jugando durante ese periodo…Es decir, el juego se apodera de la persona, de sus pensamientos, de sus emociones y de sus sentimientos, aunque no siempre se dan todas las respuestas que he citado a la vez.

En lugar de desentendernos, hay que ver si el contenido es adecuado a la edad, que incluya el mínimo de violencia posible, sustituir los juegos que son violentos por otros que incorporen valores educativos, creativos, productivos o relacionados con el deporte.

Sigamos

Como todos los pensamientos, emociones y sentimientos están orientados a jugar, los sentimientos de tristeza, aburrimiento, frustración, etc., se asocian a no poder jugar. Y el placer también se asocia exclusivamente a la actividad del juego. Esta focalización invade la vida de la persona, ya sea un niño, adolescente (los más vulnerables), joven o adulto. Se produce una inestabilidad en el ánimo, de modo que los cambios en este son frecuentes: pueden experimentar euforia y excitación al jugar, pero también rabia y frustración, en función de los resultados obtenidos en el juego.

 

El estado de ánimo queda determinado por cómo vaya la partida

Sí. Es muy habitual, por ejemplo, que un niño haya tenido un día tranquilo, desarrollando sus actividades cotidianas con normalidad, y que por la tarde, al ponerse a jugar, acabe gritando, rompiendo el mando o el teclado, o pegando puñetazos a la mesa si la partida va mal.

 

¿Y si se le impide jugar?

Si por algún motivo la persona no puede jugar -bien porque se lo prohíban, bien porque se vaya la luz, por ejemplo-  se presenta otro de los síntomas, la abstinencia. Y la abstinencia tendrá consecuencias en su comportamiento, ya que no podrá experimentar la sensación generadora de placer inmediato.

 

Familiarmente, también debe ser una situación muy compleja

Para muchas familias es una situación muy complicada de abordar porque no tienen la información para saber cómo gestionar estos comportamientos. Además, hay que tener en cuenta que en muchas de ellas, desde que el niño era pequeño, han utilizado los videojuegos como sistema de recompensa: “Si haces los deberes, después te dejaré jugar”, “Ahora deja a papá y a mamá tranquilos y vete a jugar un rato”, etc. Y con el tiempo, esta actividad que parecía inocua se ha terminado convirtiendo para el hijo en una adicción ante la cual los padres no saben cómo actuar.

Hay que marcar muy bien estos horarios, no ampliar nunca el tiempo estipulado para los videojuegos y aplicar la norma de que si no realiza las actividades alternativas no podrá jugar.

¿Hay otros síntomas indicativos?

Sí, la tolerancia y el individualismo.

 

Cada vez necesitan jugar más

Sí, para igualar la sensación experimentada en sesiones anteriores, para experimentarla en el mismo grado.

 

¿Y el individualismo?

Cada vez hay una escucha menor de lo que necesitan o quieren porque el juego les va absorbiendo por completo. La adicción a los videojuegos puede llegar a causar la pérdida de las relaciones interpersonales, la disminución de actividades sanas como la práctica del deporte, el abandono escolar, etc.

 

¿Qué pueden hacer las familias?

Para los que no saben cómo orientar el tema, hay algunas pautas esenciales que se pueden establecer en casa. Yo se las doy a los padres de mis pacientes y les resultan muy útiles.

 

¿Cuál es la primera?

Examinar el contenido de los juegos. En lugar de desentendernos, hay que ver si el contenido es adecuado a la edad, que incluya el mínimo de violencia posible, sustituir los juegos que son violentos por otros que incorporen valores educativos, creativos, productivos o relacionados con el deporte. En el mercado hay numerosos juegos de este tipo que también tienen el componente de reto: juegos sobre arquitectura e historia, para ponernos en forma, para aprender a gestionar una ciudad, para adquirir diferentes tipos de destrezas y habilidades…Es decir, dentro de la actividad disfuncional, se puede introducir una actividad funcional que transmita y fomente valores y habilidades más sanas.

 

Segunda pauta

Llegar a consensos. Si un niño o adolescente nos pide que le compremos un juego que no cumple los requisitos, no debemos ni comprárselo ni prohibírselo. Hay que hablar con él, crear una interacción con el niño, tener una escucha activa que le permita expresar cómo se siente y propiciar una comunicación que facilite el consenso y que nos deje descubrir si hay alguna dificultad que explique su adicción.

Hay que tener presente que la clave para no desarrollar la adicción y para poder tratarla es limitar el tiempo de juego a una hora como máximo. Si la persona sobrepasa este tiempo, es cuando su cerebro produce un exceso de cortisol, dopamina y endorfinas, y se reduce su capacidad para tomar la decisión de dejar de jugar y controlar la voluntad.

¿Puedes explicar esto último?

Sí. Puede ser que la adicción siga un patrón normal o que se deba a una sensación de fracaso o frustración relacionada con alguna experiencia que ha tenido. Estas vivencias también pueden provocar una conducta compulsiva de consumo de los videojuegos como forma de intentar paliar esa experiencia que se ha vivido como un fracaso o como una frustración. Es decir, la adicción a los videojuegos puede ser un síntoma de otro problema.

 

Tercera

Hay que fomentar en el niño o adolescente otros intereses que no estén relacionados con la realidad virtual. O que recupere aficiones que tenía previamente. Esto es clave. Y aquí sí que debe haber una negociación: se le permitirá jugar a los videojuegos durante un tiempo y unos días determinados (preferiblemente durante el fin de semana) siempre y cuando lleve a cabo estas otras actividades fuera de la realidad virtual. Esto debe ser un requisito para permitirle jugar.

Y a no ser que el niño proponga como actividad algo productivo o saludable, son los padres quienes deben decidir cuáles serán estas actividades que realizará en el mundo real (leer, juegos de mesa, hacer ejercicio, etc.). Hay que marcar muy bien estos horarios, no ampliar nunca el tiempo estipulado para los videojuegos y aplicar la norma de que si no realiza las actividades alternativas no podrá jugar.

 

Cuarta

La cuarta también es importantísima. Deben establecer ciertos límites relacionados con la conducta. Hay cambios de humor y faltas de educación que no deben permitirse jamás. El niño no debe traspasar ciertos límites y debemos hacerle saber cuáles son, establecerlos muy bien.

 

Quinta

Fomentar, dentro de cierta permisividad, que juegue de forma grupal para evitar el aislamiento social. En algunos juegos el nivel de fantasía o de no realidad es tan alto que la persona deja de estar en contacto con la realidad y se aísla por completo de las otras personas. Hay que vigilar que no se llegue a este aislamiento social.

 

Sexta

Si no cumple las condiciones que hemos establecido, se le deberá retirar durante un tiempo prolongado la videoconsola, el ordenador o el dispositivo que utilice para jugar. Es decir, habrá que marcarle un límite fuerte para poder volver a enfocar y replantear la situación.

 

¿Cómo es la terapia para tratar la adicción a los videojuegos?

En terapia trabajamos con todas las pautas que he ido mencionado. Yo, con mis pacientes, trabajo especialmente el estimular en ellos otras actividades que sean más saludables y productivas. Y lo hago porque es muy difícil luchar contra los videojuegos en sí, ya que vivimos en una sociedad que los promueve por diversas razones en las que ahora sería complicado entrar y que, a su vez, no vamos a poder eliminar. Los niños nacen en un entorno en el que es casi imposible que se queden al margen de este tipo de juegos. De hecho, en España, como en otros países, el número de personas que ha desarrollado adicción a los videojuegos se ha triplicado en los últimos cinco años y este dato tan alarmante no ha impulsado ninguna medida significativa para evitar que sigan aumentando.

En otras palabras, como es muy complicado intentar eliminar una conducta tan normalizada socialmente, se trata de reconducirla limitándola y pautándola, al mismo tiempo que fomentamos en la persona su interés por otras actividades más saludables que también le pueden proporcionar placer. Hay que tener presente que la clave para no desarrollar la adicción y para poder tratarla es limitar el tiempo de juego a una hora como máximo. Si la persona sobrepasa este tiempo, es cuando su cerebro produce un exceso de cortisol, dopamina y endorfinas,  y se reduce su capacidad para tomar la decisión de dejar de jugar y controlar la voluntad. Ahora bien, para poder ir disminuyendo los tiempos de juego y reconducir el deseo del paciente hacia otras actividades es necesario trabajar también aspectos de la personalidad de cada paciente y llevar a cabo todo este proceso con la colaboración de su familia.

 

Solicitud de cita durante la desescalada

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.
Psicoterapia: el duelo en los niños y adolescentes
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Psicoterapia: el duelo en los niños y adolescentes

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 25 mayo, 2020 El duelo en niños y adolescentes

Ocultarles la muerte de un ser querido es contraproducente

Es un error pensar que los niños no son conscientes del fallecimiento de un familiar y que no elaboran, como hacemos los adultos, el proceso de duelo. Algunos padres intentan mantener a sus hijos al margen de una situación tan dura como esta creyendo que así les evitarán el sufrimiento que conlleva, pero esta actitud no ayuda; al contrario: al ocultárselo, en lugar de protegerles les estamos impidiendo que formen parte de la situación y que desarrollen habilidades que van a necesitar para gestionar bien futuras experiencias.

El duelo es un proceso natural y normal ante la pérdida de un ser querido: se trata de un proceso adaptativo imprescindible para poder reubicar la pérdida en nuestra vida y estar en condiciones de reencontrar el equilibrio. Por esto hay que encontrar la forma adecuada de explicarle a un niño lo que ha sucedido: debe hacerse de una manera que sea comprensible para él (después explicaremos cómo entienden la muerte a cada edad), pero siempre de manera clara y estando muy atentos a la expresión de sus sentimientos.

Cómo comunicar a los niños el fallecimiento

Aunque es muy importante hacer partícipes a los niños, puede resultar muy difícil comunicar una pérdida. Y es normal que surjan muchas dudas sobre cómo hacerlo. La persona adecuada para dar una noticia así debería ser la madre, el padre, ambos o el familiar más cercano. Hay que hacerlo cuanto antes, sin esperar a que transcurra el tiempo; pensar bien cómo se va a comunicar, expresarse de una manera sencilla que resulte comprensible, escoger un momento adecuado y un lugar tranquilo, que al niño le sea familiar.

Psicoterapia: el duelo en los niños y adolescentes

Aunque pensemos que pueden mitigar el dolor, debemos evitar metáforas como “Se ha ido a otro mundo” o “Se ha ido a un lugar mejor”. Lo mejor para que el niño comprenda qué es lo que está pasando es que se lo expliquemos de una manera natural que no le cree confusión, sin dar excesiva información y evitando que esta información sea abstracta. Si, por ejemplo, en lugar de decirle que la persona ha fallecido le decimos que la persona se ha quedado dormida, es posible que desarrolle un miedo a irse a la cama por si él, o ella, tampoco se vuelve a despertar.

A los niños un poco más mayores, podemos explicarles lo sucedido recurriendo a alguna vivencia suya en la que la muerte haya estado presente, como la muerte de una mascota. Este recurso puede ayudarles a entender que la muerte forma parte del ciclo vital.

Con frecuencia, los adultos también intentan reservarse sus propios sentimientos para que los niños no los vean tristes, pero inhibir las emociones solamente consigue crear una distancia en el ambiente, entre ellos y nosotros. Es fundamental encontrar espacios para poder expresar y compartir las emociones diciéndoles, por ejemplo, que nosotros también estamos tristes y hacerles saber que estamos a su lado, cuidándoles.

Para que el proceso de duelo en los niños y adolescentes pueda transcurrir con normalidad, también debemos hacerles partícipes de la despedida; aunque la manera sea distinta en función de su edad. Si son muy pequeños, podemos hacer con ellos un dibujo o escribir una carta que les ayude a despedirse. Si son más mayores, debemos explicarles en qué consiste un funeral y preguntarles si quieren asistir. En el caso de los adolescentes, hay que respetar su forma de expresar los sentimientos, la cual puede consistir en no expresarlos, y hacerles saber que estamos a su lado por si necesitan hablar.

Psicoterapia: el duelo en los niños y adolescentes

¿Cómo afecta el duelo a los niños?

Dependiendo de su edad, del concepto que tengan sobre la muerte y de los recursos personales de cada uno, el proceso de duelo afecta y se manifiesta en los niños de diferentes maneras.

Hasta los 6 años:

Hasta los 4 años, los niños todavía no entienden el concepto de muerte, y la falta de la persona fallecida puede ser vivida como una ausencia.  A partir de los 4 años y hasta los 6, empiezan a interesarse por su significado, pero no lo comprenden, ya que no entienden el concepto de irreversibilidad o permanencia. Conciben la muerte como un estado que puede cambiar, como el irse a dormir. Asimismo, durante esta etapa predomina el pensamiento mágico, el cual puede llevarles a pensar que sus pensamientos pueden ser los causantes de la muerte del ser querido o que, si lo desean mucho o se portan bien, podrían hacer volver a la persona. Esto puede conllevar sentimientos de culpa por sentirse responsables del fallecimiento.

En esta etapa evolutiva, el duelo suele presentar los siguientes síntomas:

  • En niños pequeños se puede observar que lloran más de lo habitual, que se muestran ausentes o inhibidos, o que se da una alteración del sueño o de la alimentación.
  • En ocasiones, cuando los niños viven algún cambio brusco o algo que les afecta a nivel emocional, puede darse una regresión. Esto significa que adoptan conductas de un niño más pequeño. Es posible que vuelvan a hacer cosas como chuparse el dedo, usar un lenguaje repetitivo o un mismo juego, no querer separarse de los padres, etc.
  • Es común que los niños expresen su malestar mediante el enfado, de modo que es muy probable que el niño tenga explosiones de irritabilidad o que haga más pataletas de lo habitual.
    Expresiones de tristeza con mucho llanto.
  • En el ámbito social, el niño puede mostrarse más agresivo o con un comportamiento de aislamiento. Y en el colegio, puede que se muestre ausente y que tenga dificultades para atender o concentrase.
  • Puede tener pesadillas o miedos recurrentes, y que se vea alterado su ritmo de sueño.
  • Conductas de evitación: puede ser que cuando intentemos hablar con ellos sobre el tema, lo eviten.
A partir de los 6 años:

Los niños en esta etapa ya tienen conocimiento de que la muerte es permanente. Además, conocen el ciclo vital del ser vivo y saben que acaba en la muerte.

En esta etapa ya no se da el pensamiento mágico, el niño acepta que sus pensamientos no son los causantes de la muerte y que no puede hacer que la persona fallecida vuelva.

Estos son algunos de los síntomas que pueden presentarse:

  • Al igual que en las etapas anteriores, pueden darse conductas regresivas.
  • Pueden expresar enfado, agresividad o ira contra la persona que se ha ido o sentirse traicionados por ella. Esta rabia puede manifestarse de diferentes maneras, como en juegos más violentos, pesadillas, pataletas, conductas oposicionistas, etc.
  • Pueden sentirse tristes y ausentes, y tener dificultades para prestar atención y concentrarse.
  • Pérdida de apetito o trastorno del sueño.
  • En esta etapa, los niños pueden sentirse culpables por cosas que le dijeron o hicieron a la persona fallecida.
En la adolescencia
  • En esta etapa, la comprensión y la expresión del duelo son similares a las de una persona adulta, aunque los adolescentes lo viven todo de una manera más intensa.
  • El adolescente ya comprende la muerte. La pérdida de un ser querido puede hacerle pensar en el ciclo vital y en su propio futuro. Puede que sienta la presión de enfrentarse a ello.
  • Pueden mostrar o aumentar el malestar psicológico, así como el físico y corporal.
Psicoterapia: el duelo en los niños y adolescentes

¿Cómo ayudar a los niños y adolescentes a llevar a cabo el proceso de duelo?

Los niños son susceptibles a los cambios, por eso es importante, en la medida de lo posible, mantener su rutina o recuperarla lo antes posible.

También es aconsejable mantener las normas que teníamos en casa para que no sientan que su mundo se desorganiza. Está bien que les pidamos que mantengan las mismas responsabilidades que tenían antes, sin reducirlas, pero tampoco aumentándolas: por ejemplo, si fallece uno de los progenitores, un adolescente no debería asumir este papel con sus hermanos más pequeños.

Al inicio de un proceso de duelo, la constatación de la pérdida es progresiva: en algunos momentos parece que no hubiera ocurrido; en otros, en cambio, la ausencia se experimenta con mucha fuerza, sobre todo, en fechas señaladas, al ir a ciertos sitios o al realizar determinadas actividades. Es muy bueno crear un ambiente que facilite la expresión de los sentimientos y de las emociones, y compartirlos con ellos. Si los adultos los hacemos, esto les ayudará a identificar sus propias emociones, a contactar con ellas y a poder expresarlas.

Aunque hay que tener en cuenta que el duelo es un proceso y que, por lo tanto, su duración puede ser muy variable, si observamos que los síntomas que hemos descrito anteriormente se alargan muchos meses e invaden la vida diaria del niño, deberemos pedir ayuda a un profesional para que pueda identificar qué le está impidiendo realizar el proceso con normalidad y le ayude a conectar con sus emociones y a poder expresarlas.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.
Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo
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Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 4 mayo, 2020 Psicoterapia de duelo

Aunque es un proceso natural, el proceso emocional de aceptación de una pérdida puede requerir, en algunos casos, iniciar una psicoterapia de duelo con un profesional.

Diferentes tipos de duelo

El duelo es el proceso emocional que vamos experimentando cuando perdemos a alguien o algo importante para nosotros. Es decir, es nuestra respuesta emocional a una pérdida: al fallecimiento de una persona a la que queríamos, al divorcio o separación de nuestra pareja, al hecho de quedarnos sin trabajo, a un cambio de situación vital, de rol, de libertades, etc.

Todo proceso de duelo consta de varias etapas por las que es necesario pasar hasta que aceptamos la pérdida sufrida, ya que esta aceptación es la que nos permite seguir adelante con nuestras vidas de forma saludable.

Asimismo, cada persona vive de diferente manera un proceso de duelo, aunque haya emociones, conductas, reacciones físicas y pensamientos comunes a todos ellos. Dependiendo de cuál sea el objeto de pérdida del duelo, del lugar que ocupaba en nuestra vida y de los recursos y forma de ser cada uno, el duelo puede vivirse con una intensidad de dolor mayor o menor, y extenderse más o menos en el tiempo: puede durar días, semanas, meses o años.

Los duelos relacionados con la pandemia de Covid-19

Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo
Duelo por el fallecimiento de un ser querido

Desde que empezó la pandemia de Covid -19, son muchas las personas que han perdido a un familiar o a un amigo sin poder despedirse, asistir a su velatorio ni celebrar un funeral.

Por tanto, al sufrimiento por la pérdida de ese ser querido han visto sumadas muchas más emociones relacionadas con no poder llevar a cabo los ritos que habitualmente nos ayudan a despedirnos de una persona y poder empezar el duelo por su pérdida. Un sentimiento muy común en estos casos es la sensación de irrealidad, la cual dificulta iniciar el proceso. Para salir de ella, es muy recomendable que estas personas encuentren alternativas a estos ritos sociales que no han podido realizar: por ejemplo, pueden celebrar una despedida en casa acompañados de otros familiares, si su situación de confinamiento se lo permite, hacerlo online o incluso solos. Se trata de dedicar un espacio para llevar a cabo la despedida en el presente, aunque exista la posibilidad en un futuro de realizar otra ceremonia en mejores condiciones.

Lo importante es aceptar que uno está sintiendo las emociones que experimenta y poder expresarlas, acompañado o solo. Una manera podría ser escribir lo que se le quiere decir a la persona que ha fallecido o buscar un poema que lo exprese. Lo que no hay que hacer es intentar reprimir las emociones.

Del mismo modo, las personas cercanas a la que ha sufrido la pérdida deben evitar hacer comentarios que puedan inhibir esas emociones. Frases como «No estés triste», «Tú puedes con todo», «Sé fuerte», etc., deben sustituirse por otras que muestren apoyo, como «Estoy aquí para lo que necesites», «No estás solo/a» o «Tienes una familia que te apoya». Y hay que tener presente que lo más importante es escuchar, escuchar qué es lo que necesita esa persona. Quizá, en este momento, lo que más la ayude sea que respetemos su silencio y simplemente estemos allí, acompañándola.

Duelo por otras pérdidas relacionadas con la pandemia

El confinamiento por el coronavirus también nos está enfrentando a otro tipo de pérdidas, como la pérdida de libertades, de las expectativas personales y profesionales que teníamos antes de que se iniciara la pandemia, de la posibilidad de estar con las personas que queremos, la pérdida del puesto de trabajo, etc. Podríamos decir que, en mayor o menor medida, todos estamos pasando un proceso de duelo por alguna pérdida.

Algunas personas, después de casi ocho semanas de confinamiento, quizá ya hayan superado o avanzado en su propio proceso de duelo por la pérdida de su rutina habitual, pero otras, dependiendo de su situación específica, quizá no. Las etapas de un duelo, como veremos ahora, además, no constituyen un proceso lineal: ocurre con bastante frecuencia que uno puede volver a experimentar emociones que creía haber dejado atrás.

Las fases de un duelo

Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo

1)La primera fase por la que se pasa ante una perdida es la de negación: la persona tiene dificultades para creer que lo que le está pasando es cierto. Esta negación es un sistema de defensa propio de nuestra psique cuya función es amortiguar el impacto de la pérdida. No obstante, se trata de un mecanismo transitorio: posteriormente, la noticia es aceptada parcialmente.

2)La segunda fase es la de ira y colera. Se da cuando ya no se puede mantener más tiempo la fase de negación y esta se sustituye por sentimientos de rabia, resentimiento, envidia, etc. La persona puede preguntarse, por ejemplo, «¿Por qué yo?». Esta rabia puede ser proyectada en diferentes direcciones:  hacia uno mismo, hacia otra persona en particular, hacia los familiares o hacia todo el entorno. Como a los otros les puede resultar difícil comprender por qué la persona está tan enfadada con ellos, es posible que reaccionen con hostilidad y, en consecuencia, crearse una dinámica difícil de romper, pues el enfado se va retroalimentando con la respuesta hostil de los demás.

3)La fase de negociación es una fase en la que la persona se plantea «Qué habría pasado si». Debido al deseo de posponer la aceptación de los hechos, la persona fantasea con otras posibilidades distintas a la situación real imaginando lo que habría ocurrido si se hubiera actuado de otra forma. En esta fase la persona puede experimentar sentimientos de culpa.

4)La cuarta fase es la de depresión: la persona se da cuenta de que la realidad es la que es y la pérdida es real. Los sentimientos de rabia que se han dado en etapas anteriores se transforman en tristeza y sensación de pérdida.

5)La última fase es la de aceptación. En esta fase, una vez aceptada la pérdida, la persona empieza a convivir con sus sentimientos en un mundo sin el objeto o sujeto de la pérdida. Es una fase de reubicación en la vida y de aceptación de los hechos, no una fase asociada a emociones felices o tristes.

Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo

Un proceso de duelo no es lineal

Una cuestión fundamental en los procesos de duelo es que estos no son lineales. Por ejemplo, es probable que aunque hayamos pasado por la fase de ira y nos encontremos en la de tristeza, volvamos durante un tiempo a la fase de ira y rabia otra vez. Esto no significa necesariamente un retroceso en el proceso: en general, las personas vuelven con el tiempo a la fase de tristeza y siguen su evolución hasta aceptar la pérdida. A lo que sí debemos darle mucha importancia es a ser capaces de aceptar los sentimientos que vamos experimentando y permitirnos sentir cualquier clase de emoción.

Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo

Cuándo es necesaria la psicoterapia de duelo

Como hemos visto, el duelo es un proceso natural de adaptación ante una pérdida. Sin embargo, hay que diferenciar entre un duelo normal y uno que se prolonga demasiado en el tiempo, en el que hay reacciones emocionales demasiado intensas e impide llevar una vida normal; en cuyo caso hablamos de duelo patológico

El trabajo que se realiza durante la psicoterapia en ambos casos consiste en acompañar a la persona por todo este proceso, aunque se lleva a cabo de diferentes formas en función de si el duelo es normal o patológico. En todo caso, se trata de brindar a la persona el espacio adecuado que promueva la expresión de sus emociones, ayudándola a conectar con lo que siente y poniendo palabras a esas emociones.

Tal como explica la psicóloga de nuestro centro Meritxell Pujol, «A veces no nos permitimos ciertos pensamientos y emociones, como la culpa, porque nos hacen sentir muy mal, pero para que el duelo pueda seguir su curso es esencial gestionarlos. Del mismo modo, vivimos en una sociedad que parece no tolerar los sentimientos negativos, pero estos sentimientos, además de que no se pueden evitar, son saludables y forman parte de la vida. Es aconsejable pedir ayuda a un profesional e iniciar una psicoterapia de duelo si se siente una sensación de bloqueo que impide no sentir nada, si pasados unos meses las emociones del duelo siguen invadiendo nuestra vida diaria o si se tienen pensamientos recurrentes de autodestrucción, como pensamientos sobre la propia muerte».

Los síntomas de lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento Covid-19
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Los síntomas de lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 15 abril, 2020 El trastorno de lateralidad, Motivación, Síntomas de lateralidad cruzada, Terapia de lateralidad vía Skype, Terapia psicomotriz

Como hemos explicado en diversos artículos de nuestro blog, las personas con lateralidad cruzada presentan una sintomatología común a la que, además, pueden añadirse otros síntomas en función de si el paciente es hipotónico o hipertónico. Asimismo, algunos de estos síntomas afectan al rendimiento cognitivo y otros ―como consecuencia de estas dificultades cognitivas― afectan a su bienestar emocional.

Desde que empezamos las terapias por Skype debido a la pandemia de Covid-19, estamos observando que en la mayoría de los pacientes el confinamiento ha agudizado muchos de estos síntomas, motivo por el que se hace necesario trabajar los elementos desencadenantes en las sesiones.

Esta epidemia nos ha cogido a todos por sorpresa. El escenario ha evolucionado tan rápido que es normal que el impacto psíquico y emocional sea enorme. Tanto los niños como los jóvenes y los adultos sufren una gran desorientación porque todavía están haciendo la adaptación a una situación que presenta grandes incógnitas, a un mundo que ya ha cambiado, pero que todavía no sabemos muy bien cómo será. 

«Esta epidemia nos ha cogido a todos por sorpresa. El escenario ha evolucionado tan rápido que es normal que el impacto psíquico y emocional sea enorme. Tanto los niños como los jóvenes y los adultos sufren una gran desorientación porque todavía están haciendo la adaptación a una situación que presenta grandes incógnitas, a un mundo que ya ha cambiado, pero que todavía no sabemos muy bien cómo será. Los seres humanos necesitamos saber adónde vamos porque nos da seguridad. Toda esta angustia provocada por la incertidumbre hay que acompañarla con apoyo psicoterapéutico, psicoemocional», nos explica la directora del centro, Joëlle Guitart.

Los síntomas de lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento Covid-19

En las sesiones, los terapeutas están ayudando a los pacientes a gestionar, fundamentalmente, los siguientes aspectos:

 

Aprender a estructurar y organizar el día

A medida que transcurren las semanas, cada vez es más difícil mantener una disciplina de horarios; una disciplina que es fundamental para lograr vivir el confinamiento de una manera productiva y saludable emocional y físicamente. Seguir con nuestros hábitos de higiene personal y de ejercicio físico, establecer bien el tiempo de estudio o trabajo, así como la frecuencia en las comidas y el tiempo de ocio es básico.

 

Disminuir los niveles de ansiedad y estrés en los niños

A diferencia de los adultos, los niños ni siquiera han podido salir a la calle para ir a hacer la compra durante el mes que llevamos de cuarentena. Este confinamiento tan estricto aumenta su nivel de ansiedad y estrés, con las repercusiones para su salud mental que se pueden derivar no solo en el presente, sino en el futuro. En un artículo que publicó ayer El País, se menciona un estudio realizado en China que estima que un tercio de la población padece o padecerá Trastorno de Estrés Postraumático (un trastorno que aparece después y que es difícil de tratar).

 

Ansiedad en adultos

En los adultos, la ansiedad tampoco es la que pudiera presentarse antes del confinamiento. Es una ansiedad mucho más profunda y potente que, si no se trata, también puede dejar huella en su salud mental futura.

 

Gestionar las tensiones y conflictos en la dinámica familiar

Muchas familias que antes del confinamiento apenas compartían tiempo juntos han pasado de golpe a convivir las 24 horas del día. Y, en muchos casos, en casas en las que no es posible que cada miembro tenga su propio espacio y/o que no disponen de terrazas a las que poder salir para tener la intimidad necesaria. Esto está provocando tensiones, irritabilidad, discusiones y peleas que, en algunos casos, incluso llegan a la violencia física.

Estas tensiones también están haciendo mella en las relaciones de pareja, hasta el punto de que hay parejas que se están planteando la separación. Los hijos escuchan sus conversaciones o viven la tensión entre sus padres, lo que agrava su inquietud. No es casual que estén aumentando los casos de niños que se van a dormir con sus padres o que ahora necesitan acostarse con la luz encendida y la puerta abierta.

 

Desórdenes del sueño y trastornos de alimentación

Las emociones que estamos experimentando también están afectando al sueño y la alimentación de diversas maneras y en diferentes grados: insomnio, pesadillas, terrores nocturnos, bulimia, comportamientos que pueden derivar en anorexia, obesidad, etc.

 

Miedos

La pandemia está provocando situaciones que despiertan muchos miedos. Algunos son infundados, pero otros no. Tanto si los miedos tienen una base real como si no, requieren ser revisados en terapia.

Hay niños y adolescentes que temen que sus padres pierdan el trabajo, que enfermen o que lo haga otro familiar o persona a la que quieren.  Y a los adultos les pasa lo mismo, aunque unos y otros lo vivan y manifiesten de distinta manera.

Muchos niños, adolescentes y jóvenes tampoco saben cuándo volverán a las aulas ni cómo serán las evaluaciones. La sensación general es de que todo se aguanta por un hilo, que nos faltan recursos para sentirnos protegidos (desde la falta de suministro de guantes y mascarillas a medidas socioeconómicas) y que el futuro es incierto.  Esto provoca un gran temor.

Los síntomas de lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento Covid-19

Soledad y sentimiento de separación

Son muchas las personas que no pueden ver a sus padres o abuelos porque estos están en una residencia, hospitalizados o confinados en sus propias casas. Además de echar muchísimo de menos el contacto físico con ellos (abrazarlos, darles un beso, compartir situaciones, etc.), también sufren por si estarán bien, por si pueden ir a comprar o les llevan la compra (hay cadenas de supermercados que han dejado de hacer reparto a domicilio porque no daban abasto), etc.

Del mismo modo, también hay muchas personas que están pasando el confinamiento solas porque el estado de alarma se decretó estando su pareja en otra ciudad o país, o porque ya vivían solas. Y también estamos observando que aunque se esté acompañado, hay un gran sentimiento de soledad (quizá es sentimiento de desamparo en algunos casos); sobre todo, en adultos.

Los niños, aunque se siguen comunicando con sus amigos por videollamadas, están acusando no poder verlos, y los echan de menos. A esto se suma que no saben hasta cuándo se prolongará la situación. Además, es muy probable que cuando se inicie la denominada desescalada, las medidas de distanciamiento social impidan la cercanía física a la que estaban acostumbrados.

 

Duelos

Las personas que han perdido a un ser querido durante la pandemia no han podido despedirse ni hacer el duelo. Cuando este proceso no se realiza, se vive con mucha tristeza, exasperación y abatimiento.

 

Pérdida de libertad y de las relaciones sociales

Otro aspecto que estamos trabajando en terapia es la pérdida de libertad que estamos experimentando, así como el hecho de haber tenido que renunciar a las relaciones sociales.

 

Adicciones

La tecnología está siendo de gran ayuda en este confinamiento, ya que nos está permitiendo comunicarnos con los otros. Sin embargo, muchos niños y jóvenes están hiperconectados, por lo que pueden desarrollar (o haber desarrollado ya) una adicción.

 

Celos

Los celos entre hermanos o entre hijos y padres no son nuevos: como terapeutas, los identificamos a menudo en terapia. Pero en una situación de confinamiento como la actual se exacerban.

 

Falta de ejercicio físico

Aunque tengamos limitaciones para realizar deportes, el cuerpo necesita ser estimulado. Es necesario moverlo, hacer estiramientos, bailar, cambiar de postura cuando miramos la televisión, etc. Todos lo necesitamos, pero los niños, sobre todo, han pasado de tener varias clases semanales de diversos deportes al sedentarismo. Esta falta de movimiento corporal también afecta a la salud psicológica y al rendimiento cognitivo.

 

Pensamientos recurrentes, fobias, somatización e hipocondría

Los pensamientos obsesivos y negativos alteran nuestra estabilidad emocional y aumentan la ansiedad. En la terapia, los pacientes aprenden a detenerlos.

También hemos detectado un aumento de la hipocondría en los niños y adultos que ya la sufrían, así como diversos tipos de fobias, como la de salir a la calle cuando se levante el estado de alarma.

Algunos pacientes también están psicosomatizando el estrés y la angustia con dolores de cabeza o de espalda, aumento de la presión arterial, etc.

 

Motivación

Es normal que cueste mantener la motivación laboral, académica o personal en una situación de crisis como la actual, pero también es absolutamente necesario trabajar los aspectos que están influyendo en esta pérdida de motivación para recuperarla.

 

Habilidades de comunicación

El hecho de que ahora podamos pasar tanto tiempo en familia no implica que no estemos comunicando bien. Los sentimientos de irritabilidad, pérdida y miedo no solamente se expresan elevando la voz o con gritos: hay un lenguaje infraverbal que puede ser igualmente muy agresivo y dañar profundamente a la persona y a la dinámica familiar.

 

Motricidad y técnicas de respiración

En las sesiones por Skype trabajamos la motricidad de los pacientes con lo que estos tienen en casa y hacemos hincapié en los ejercicios de respiración y relajación enfocados a distender el cuerpo. Estos ejercicios, que varían en función de la edad del paciente y de su sintomatología, se pueden realizar en cualquier espacio, aunque este sea reducido.

Muchas personas no saben respirar y desconocen que la respiración proporciona el eje que ayuda a lograr el equilibrio entre uno mismo, el cuerpo y la mente, como siempre explicamos respecto al tratamiento de lateralidad cruzada.

Los síntomas de lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento y terapia para tratarlos_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart

Obviamente, además de todos estos aspectos emocionales que hemos mencionado, en las sesiones seguimos trabajando todos los ítems de la lateralidad:

 

  • Esquema corporal
  • Bloqueos mentales
  • Pensamiento lógico
  • Coordinación ideomotriz: abstracción, aprender a pensar y razonar, a conectar ideas y conocimientos.
  • Abstracción
  • Cálculo mental
  • La memoria
  • La síntesis
  • La concentración
  • La comprensión lectora
  • La retención
  • El ritmo: para poder trabajar posteriormente la noción de espacio y la organización temporal.
  • El equilibrio estático
  • Hipercinesia
  • Hipotonía
  • La baja autoestima (todos los pacientes de lateralidad presentan una gran infravaloración).
  • Tics
  • Tartamudez en primer grado.

 

En resumen, aunque la terapia de lateralidad cruzada va dirigida fundamentalmente a trabajar todos aquellos aspectos neurofisiológicos que impiden a los pacientes desarrollar todo su potencial mental, la situación de alerta sanitaria (con todas sus implicaciones sociales y económicas) está haciendo necesario, ahora más que nunca, brindarles un apoyo psicoemocional que los refuerce para afrontar el presente y el futuro en las mejores condiciones mentales, corporales y emocionales.

Cómo estamos realizando la terapia de lateralidad vía Skype
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Cómo estamos realizando la terapia de lateralidad vía Skype

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 30 marzo, 2020 El trastorno de lateralidad, Terapia de lateralidad vía Skype

Por Susana Lladó

Como terapeutas, no podemos obviar lo que los pacientes están experimentando en su día a día debido a la pandemia del coronavirus

Debido al confinamiento decretado por el estado de alarma, desde la semana pasada estamos realizando la terapia de lateralidad vía Skype. Sin duda, esta es una situación excepcional, tanto para los pacientes como para los terapeutas: desde que el centro empezó su actividad hace 49 años, es la primera vez que llevamos a cabo los tratamientos de manera no presencial. Durante estos años, siempre hemos sustentado que las características neurofisiológicas del trastorno de lateralidad requerían que los pacientes acudieran al centro para que los resultados fueran los óptimos.

Sin embargo, la situación insólita que estamos viviendo nos hizo sopesar los pros y los contras de interrumpir la atención a nuestros pacientes, sobre todo, cuando la evolución de la pandemia provocó que se extendieran los plazos previstos del confinamiento: sin duda, realizar la terapia de lateralidad vía Skype iba a suponer tener que adaptar toda la parte de actividades y ejercicios encaminados a trabajar los aspectos psicomotores, e ir evaluando los resultados. También iba a significar un cambio para los pacientes, un cambio que no sabíamos cómo iban a aceptar. Por otra parte, interrumpir las sesiones suponía poner freno a su evolución neurofisiológica, con las repercusiones contraproducentes que de ello se pudieran derivar. Decidimos seguir adelante con las terapias.

Hoy queremos compartir con vosotros el balance de estos primeros días que nos ha hace el psicólogo Luis Elías, uno de los terapeutas del centro.

Hay que pensar que en cada familia, en cada casa, la pandemia se está viviendo y gestionando de una manera distinta, y que cada niño también está viviendo la situación de una forma diferente a la de los otros niños, aunque hay puntos en común. Y con los adultos pasa lo mismo.

¿Cómo habéis planteado en el centro las terapias?

Hemos organizado los grupos de pacientes por edad y hemos reducido el tiempo de la terapia a 45 minutos para ver cómo se adaptaban, ya que es normal que una persona no pueda mantener la atención online durante una hora y media o dos. Además, hubiera sido demasiado pesado para ellos que duraran lo mismo que antes.

 

¿Por qué?

Porque en la terapia presencial siempre buscamos espacios de distensión y se realizan bastantes actividades que los niños perciben como juegos, aunque estemos trabajando los ítems de lateralidad al hacerlas. Es decir, en la terapia presencial, a priori, disponemos de más herramientas para trabajar.

 

Entonces, ¿cómo trabajáis en estos 45 minutos?

Como terapeutas, no podemos obviar lo que los pacientes están experimentando en su día a día debido a la pandemia del coronavirus. De la misma forma que antes dedicábamos unos minutos al inicio de la sesión a que pudieran expresar sus emociones y vivencias relacionadas con las dificultades que les provoca su lateralidad cruzada, ahora dedicamos los primeros 10 -15 minutos a hablar sobre la ansiedad, temores y preocupaciones que les está causando esta situación de confinamiento. Hay que pensar que en cada familia, en cada casa, la pandemia se está viviendo y gestionando de una manera distinta, y que cada niño también está viviendo la situación de una forma diferente a la de los otros niños, aunque hay puntos en común. Y con los adultos pasa lo mismo.

 

¿Cuáles son estos puntos en común?

Todos los pacientes, sin excepción, están hablando mucho sobre la soledad y sobre cómo les repercute. Además, algunas familias y parejas están pasando el confinamiento separadas, ya que cuando se decretó el confinamiento uno de los miembros estaba de viaje y ya no pudo volver. También hay pacientes que viven solos porque no tienen pareja ni hijos.

 

¿Qué más exponen?

Si ha habido un conflicto familiar en casa o algún un problema de convivencia, lo que les provoca ansiedad o miedo, si tienen pensamientos recurrentes durante el día o la noche sobre el coronavirus, si están experimentando hipocondría…

En una situación como la que estamos viviendo es normal que sintamos angustia y temor porque es una situación nueva, que nunca habíamos vivido y sobre la que no tenemos conocimiento previo adquirido

Dada la situación, todos estos conflictos y emociones son normales, ¿no?

De eso se trata, precisamente: en la sesión analizamos hasta qué punto estos pensamientos, emociones y comportamientos son normales. Es decir, en una situación como la que estamos viviendo es normal que sintamos angustia y temor porque es una situación nueva, que nunca habíamos vivido y sobre la que no tenemos conocimiento previo adquirido. Pero también hay que identificar lo que es disfuncional.

 

¿Lo que no tiene una base real?

Sí, las emociones que surgen sin que haya un componente real para que se produzcan. Y estas emociones, al igual que las que sí tienen un componente real, pueden estar causadas por las circunstancias personales del paciente o por las circunstancias generales de la sociedad relacionadas con el virus.

 

¿Cuál es el mejor antídoto contra el miedo?

Sin duda, la información contrastada. Estamos sometidos a un gran volumen de noticias, pero muchas de ellas son falsas y alarmantes. Es fundamental discernir entre lo que es un bulo y lo que está sustentado por el conocimiento. La información, cuando es verídica, nos calma porque nos da seguridad y nos ayuda a relativizar.

 

La sobreinformación tampoco debe ayudar, aunque sea veraz

No, no ayuda. Hay que buscar el equilibrio entre estar informado y exponer la mente todo el día a las noticias sobre la pandemia. A algunos pacientes les hemos tenido que recomendar que hagan cuarentena de todas aquellas noticias que nos llegan por WhatsApp en forma de vídeos, enlaces, etc.

 

¿Qué más ayuda a no tener pensamientos recurrentes?

Ocupar la mente con actividades que nos produzcan bienestar, como los hobbies y todo aquello para lo que nunca habíamos tenido tiempo, pero que siempre habíamos querido hacer. También es esencial establecer rutinas e introducir el ejercicio físico en ellas, además de una buena alimentación y una rutina de sueño, hábitos de higiene, etc.

La pandemia actual nos ha puesto delante una situación insólita que nos está obligando a vivir situaciones también insólitas. Los pacientes necesitan compartir, verbalizar y encontrar herramientas útiles para gestionar lo que están viviendo

¿Los 10-15 minutos que comentabas bastan para todo esto?

Es el tiempo que estipulamos cuando planteamos la terapia de lateralidad vía Skype, pero lo cierto es que en la mayoría de las sesiones vemos que es necesario prolongar esta parte de la terapia bastantes minutos más. La pandemia actual nos ha puesto delante una situación insólita que nos está obligando a vivir situaciones también insólitas. Los pacientes necesitan compartir, verbalizar y encontrar herramientas útiles para gestionar lo que están viviendo.

 

¿Cómo hacéis las actividades físicas ahora?

La terapia online no permite realizar las actividades físicas que llevábamos a cabo en la terapia presencial para trabajar los aspectos cognitivos, una parte de la terapia que suponía el 35 – 40 % de la sesión en el centro. Para compensar este hándicap y poder seguir trabajando las habilidades cognitivas, los terapeutas hemos preparado material específico, como fichas y juegos mentales. Este material nos permite trabajar la comprensión de ejercicios complejos, la organización espacial, la atención sostenida y los demás ítems de la lateralidad. También hemos ideado ejercicios que implican áreas determinadas de los hemisferios cerebrales para poder seguir trabajando la parte motriz, poder observar los bloqueos como antes y trabajarlos.

 

¿Vosotros también estáis aprendiendo como terapeutas?

Desde luego. Estamos observando que también podemos llegar a la parte motriz con estos ejercicios que hemos implementado para la terapia de lateralidad vía Skype, lo cual abre también una vía de atención terapéutica para aquellos pacientes que residen en otros países y no pueden permitirse venir cada 15 días a Barcelona (los pacientes que residen fuera hacen dos sesiones seguidas cada vez que vienen al centro).

 

¿Y con los pacientes adultos?

También hemos diseñado una serie de ejercicios para poder trabajar los ítems que trabajamos con ellos presencialmente. Suelen ser ejercicios de lógica, de orientación espacial, etc.

 

¿Qué diferencias estáis observando en la terapia online respecto a la presencial?

En general, las fichas que hemos preparado son algo más complejas que las que utilizábamos en la terapia presencial, son ejercicios más largos y estructurados. Les ha costado un poco hacer los de lógica y deducción, pero creemos que se debe a todos los factores emocionales relacionados con la pandemia y a que la terapia quedó interrumpida durante unos días hasta que la reiniciamos online. Han sido tres semanas complicadas y es completamente normal que todavía les cueste un poco centrarse. A parte de esta puntualización, mi valoración es muy positiva porque estamos pudiendo trabajar muy bien con ellos: pueden compartir los archivos que vamos subiendo los terapeutas, han recibido con mucha satisfacción el hecho de que prosigamos con la terapia y les son muy útiles las pautas que les damos para que aprendan a planificar su día a día y para que puedan seguir siendo productivos y funcionales. Además, y esto es algo muy importante en estos momentos, en las sesiones también ha habido espacio para la risa al revisar lo que emocionalmente era disfuncional.

 

¿Destacarías algo más?

Sí, hay otro elemento muy positivo en la terapia con los niños. Cuando nos hemos conectado vía Skype, como muchos padres estaban en casa, hemos podido comentar con ellos bastantes aspectos de la situación actual. Esta comunicación e intercambio de información les ha ayudado, les ha aportado tranquilidad.

Terapia de lateralidad vía Skype

Debido a la situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo a causa de la pandemia de coronavirus, estamos realizando, excepcionalmente, la terapia de lateralidad vía Skype  con el fin de no poner en riesgo la salud de los pacientes ni la de nuestro equipo y, a la vez, no interrumpir los tratamientos. Como todos sabemos, de momento, la mejor vacuna para detener esta pandemia es quedarse en casa.

Si queréis realizar una consulta o pedir una primera visita, os atenderemos en el número de teléfono:

610 79 11 25

Lateralidad: el caso de un paciente lateralizado a la izquierda
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Lateralidad: el caso de un paciente lateralizado a la izquierda

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 18 marzo, 2020 El trastorno de lateralidad, Terapia de lateralidad

Por Joëlle Guitart

Hoy voy a exponer el caso de un paciente que durante la terapia ha sido lateralizado a la izquierda, como zurdo. Estos casos son los menos frecuentes, ya que lo habitual es que los resultados del test de lateralidad muestren la necesidad de lateralizar a la persona a la derecha.

Anamnesis. Primera entrevista con los padres

Este paciente, al que llamaré Toni, llegó a consulta cuando tenía 11 años y 5 meses. En aquel momento estaba cursando sexto de Primaria.  A pesar de tener un cociente intelectual normal (110), la anamnesis con los padres puso de manifiesto la siguiente problemática:

Toni estaba suspendiendo muchas de las asignaturas, tanto de ciencias como de letras. La profesora del colegio les había comunicado que mostraba un retraso evolutivo (de 2 años), que su ritmo era muy lento, que se bloqueaba y que había detectado un problema de lateralidad.

El niño tenía serias dificultades de concentración, una fluidez oral y escrita muy deficiente, no sabía organizar las ideas ni expresarlas, escribía con muy mala letra (disgrafía), no entendía los enunciados de los problemas matemáticos y todo lo hacía con una lentitud extrema (ducharse, comer, etc.). No obstante, los padres me hicieron saber que Toni era muy aplicado y responsable, que les gustaba ir al colegio, leer cómics y que iba tres veces a la semana a natación, además de participar cada sábado en pruebas de competición en este deporte.

A la problemática expuesta hay que sumar que el paciente también tenía fobia social, una gran ansiedad, muchos miedos y había sufrido episodios de acoso escolar; a pesar de lo cual los padres lo definieron como un niño sociable y con amigos.

En cuanto a la dinámica familiar, había un problema de celos mutuos entre Toni y su hermana, que es dos años menor que él; una niña muy brillante en los estudios por la que el padre parecía tener predilección. De hecho, el núcleo familiar sufría una división: padre -hija y madre-hijo. Toni se iba a dormir al lado de su madre casi todas las noches.

En la anamnesis, los padres también expresaron que había un gran problema de actitud. A Toni parecía darle todo igual, como si no tuviera ningún afán de superación.

Por lo demás, y respecto a esta primera entrevista con los padres, hay que añadir los siguientes datos: el niño estudia alemán e inglés, además de catalán y castellano, tiene clases de repaso dos veces a la semana con una profesora particular, presenta piel atópica y lleva plantillas por tener pies planos.

Los resultados del test de lateralidad

Los resultados del test de lateralidad mostraron una lateralidad heterogénea o cruzada, con tres cruces de lateralidad, que determinaron mi decisión de lateralizarlo a la izquierda, como zurdo. Este primer test lo realizo el 5 de mayo de 2017. Los resultados fueron los siguientes:

Lateralidad de brazo y mano: 60 % derecha y 40 % izquierda.

Lateralidad del ojo: 55 % izquierda, 45 % derecha.

Lateralidad de pierna estática: izquierda

Lateralidad de pierna dinámica: 60 % izquierda, 40 % derecha.

Motricidad facial y cervicales: 55% izquierda, 45 % derecha.

Oído: 55 % izquierda, 45 % derecha.

Además, observé una hipotonía en miembros inferiores y superiores, aunque no muy intensa.

Lateralidad: el caso de un paciente lateralizado a la izquierda_Centro de Lateralidd y Psicomtricidad Joëlle Guitart

Inicio de la terapia y primer test de control

Iniciamos una terapia grupal de 1 hora semanal y, al cabo de 5 meses, como es habitual con todos los pacientes, le realicé el primer test de control para ver su evolución terapéutica. Estamos en noviembre de 2017.

Lo habitual es que en este primer test de control los resultados no reflejen todavía una gran mejoría. La evolución de los pacientes es mucho más notoria en el segundo test, ya que se suma el progreso de los cinco primeros meses y la de los cinco siguientes. Sin embargo, en el caso de Toni los resultados fueron mejor de los previsto ya en el primero.

Lo más destacable fue la disminución de su hipotonía, de la lateralidad heterogénea, de los bloqueos en el colegio y de su inseguridad, así como una mejora en la organización perceptiva y en la lentitud; todo lo cual también es reportado por la maestra del colegio.

Todavía hay cosas relacionadas con el aparato locomotor que le cuestan, como atarse los cordones de las zapatillas y dar volteretas hacia atrás, pero estas dificultades, en realidad, están causadas más por sus miedos e inseguridades que por problemas del aparato locomotor. Hay que tener en cuenta que Toni se infravalora, pero esta infravaloración se debe, en gran medida, al retraso evolutivo que presenta.

La madre reporta que el niño, por primera vez, está muy implicado en resolver sus dificultades y que, aunque todavía le falta a menudo la motivación, esta ha aumentado.

Respecto a los resultados académicos, Toni vuelve a suspender el examen de inglés y se sigue bloqueando con el catalán y las matemáticas, pero aprueba el examen de alemán y sigue con la natación.

Esta significativa evolución propicia que la madre le deje más tiempo para salir a jugar con sus amigos. De todas formas, estamos ante una madre ansiosa y preocupada que insiste en que escribe muy despacio y con mala letra.

Abril de 2018, segundo test de control

La hipotonía, los bloqueos, la ansiedad y la motivación siguen mejorando, aunque todavía queda trabajo por hacer. En esta fase, destaco su progreso en la fluidez oral: se le entiende mejor, hay un notable progreso en lectura y organiza de una manera más clara las ideas. No obstante, la expresión escrita sigue siendo deficiente y las matemáticas todavía suponen un problema. Los celos entre hermanos disminuyen ligeramente.

Tengo que señalar que el nivel de lateralidad de Toni al realizarle este segundo test de control correspondió al de un niño de 8 años, siendo su edad cronológica de 12. Es necesario, además de seguir la lateralización a la izquierda, trabajar en reforzar su yo.

Por lo demás, el niño sigue con las dificultades de relación con el padre, que es muy exigente con él en lo que respecta a su rendimiento escolar, y Toni se autoexige mucho para complacer a la madre.  Continua con las clases de repaso dos veces a la semana, con su afición a la lectura de cómics y la práctica de la natación.

Noviembre de 2018, tercer test de control

Toni se muestra muy responsable y, aunque todavía está algo desmotivado, ahora ya no todo le da igual; empieza a demostrar afán de superación. Estos últimos meses ha estado mucho más participativo y seguro de sí mismo a la hora de intervenir en la terapia y en clase. Hay menos miedo a hacer el ridículo.

La motricidad fina le sigue costando (utilizar la regla y el compás, manejar el ordenador, etc.), pero la coordinación ideomotriz (razonamiento y pensamiento abstracto) ha mejorado mucho; lo que repercute tanto en la fluidez oral como en la escrita. Asimismo, sigue mejorando la lentitud y la hipotonía, y cada vez se reducen más los bloqueos.

En cuanto a la comprensión lectora, en algunas ocasiones todavía tiene que leer dos veces los enunciados para entender su significado.

La evolución es buena y los padres lo ven mucho mejor, lo que disminuye también su propia ansiedad.

Le propongo a Toni que, además de leer cómics, dedique cada día 8-10 minutos a la lectura de algún libro que le guste y que, después, explique, sintetizándolo, lo que ha leído. También le sugiero que empiece un deporte de defensa personal para aprender a defenderse y sentirse más seguro. Lo hace.

El caso de Toni, un paciente de lateralidad

Mayo 2019, cuarto test de control

En el cuarto test de control es cuando siempre calculo el porcentaje de recuperación de los pacientes (antes no es posible). Toni se ha curado en un 68 %, un porcentaje que es muy bueno en esta fase de la terapia. Otro dato muy positivo es que no hay ningún ítem estancado, lo que significa que su recuperación llegará a ser de un 80 %, como mínimo.

El progreso en el colegio también es bueno, está más maduro y centrado, y ahora es capaz de ver el sentido que tiene estudiar y lo que puede ayudarle en su futuro. No suele suspender ningún examen, ha aprobado todas las asignaturas, ha empezado a sacar buenas notas y su letra es mucho más regular. Tan solo sigue bloqueándose ocasionalmente en el colegio y todavía presenta cierta dificultad en el lenguaje escrito.La hipotonía sigue disminuyendo y la motricidad fina está mucho mejor.

También hay un gran progreso en la dinámica familiar: la relación con el padre mejora y la hija choca menos con la madre. Toni se expresa con menos ansiedad, sale frecuentemente con los amigos, come con más apetito y acepta una alimentación más variada. La madre es muy consciente de su progreso en los estudios y lo ve menos perezoso (no había pereza, sino dificultades causadas por una lateralidad mal establecida).

Toni ha empezado a leer un libro sobre bullying y ya ha escogido una trilogía sobre literatura fantástica para cuando lo termine. La natación de competición le va muy bien, sigue con la práctica del deporte de defensa personal (lo cual le da mucha tranquilidad ante una eventual situación de violencia con otros niños), una vez a la semana va a clases de refuerzo de alemán y siente mucha más confianza en sí mismo.

Noviembre de 2019, quinto test de control

El quinto test de control es el penúltimo que realizamos a los pacientes. El de Toni muestra que su recuperación ya está en un 72 %, y sigue sin haber ningún ítem estancado.

El paciente ahora está muy motivado, su concentración ya es buena, el léxico y la sintaxis en la expresión oral está mucho mejor, estructura bien las ideas, en terapia la atención también ha aumentado, sigue leyendo cada día, ya no necesita las clases de refuerzo, ahora hace solo los deberes y no se ve en la necesidad de dedicar el fin de semana a terminarlos.

Hay que destacar también el progreso en el ámbito familiar (la dinámica familiar es fundamental para los pacientes y por eso se ha trabajado durante toda la terapia) y que ya casi no va a acostarse a la cama de sus padres.

El paciente expresa lo contento que se siente por las buenas notas que está sacando y que de mayor le gustaría ayudar a la gente a que sigan una dieta adecuada para el deporte (una respuesta inusual en esta pregunta que siempre se les plantea en esta fase del tratamiento).

Les comunico a los padres que haremos el último test de control en marzo.

Marzo de 2020. Último test.

El último test recoge los siguientes resultados:

Brazo, mano:   90 % izquierdo, 10 % derecho

Ojo: 80 % izquierdo, 20 % derecho.

Pierna estática: 95 % izquierdo, 5 % derecho.

Pierna dinámica: 80 % izquierdo, 20 % derecho.

Oído: 65 % izquierdo, 35 % derecho.

Motricidad facial y cervicales: 60 % izquierdo, 40 % derecho.

Esta terapia ha sido una excelente terapia. Hemos alcanzado una buena armonía neurofisiológica, mental y emocional. Toni ya lo hace todo con la izquierda, se ha lateralizado como zurdo en un 88 %, lo que significa que puede llegar hasta un 92-95 %, el máximo de recuperación posible (ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homogénea), cuando en los próximos meses vaya haciendo los ejercicios que los pacientes dados de alta siguen haciendo en su casa.

El mes que viene, en abril, el paciente finalizará la terapia. Se lo comunico a los padres y les explico que, una vez finalizada, le daremos a Toni estos ejercicios que él ya conoce para que los siga haciendo en casa y que iremos viendo la evolución cada cinco meses, tres veces más, en los test posterapia. Les hago saber que el resultado de 88 % de curación irá subiendo durante este periodo.

Toni tiene en este momento 14 años y 7 meses, y está en tercero de ESO. Los padres están agradecidos porque son muy conscientes, y así lo expresan, que sin la terapia su hijo hubiera tenido que repetir curso o cambiar de colegio.

La frustración en las personas con lateralidad cruzada
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La frustración en las personas con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 24 febrero, 2020 El trastorno de lateralidad, Emociones, Habilidades de comunicación, Lateralidad cruzada o heterogénea, Terapia de lateralidad

La psicóloga de nuestro centro Meritxell Pujol nos explica en este artículo qué es la frustración, por qué es tan importante aprender a tolerarla, los motivos por los que las personas con lateralidad cruzada se enfrentan a menudo a este sentimiento y cómo se trabaja en terapia.

Tanto si la frustración genera sentimientos negativos hacia uno mismo, como si los genera hacia los demás, es fundamental aprender a tolerarla para reducir el estrés que nos provoca.

¿Qué es la frustración?

La frustración es una respuesta emocional de impotencia que surge cuando no conseguimos aquello que deseamos. En función de nuestra personalidad, de la situación concreta y de las experiencias vividas anteriormente, las personas reaccionamos de muy diversas maneras ante este sentimiento: podemos experimentar diferentes emociones, como enfado, tristeza, decepción, etc.

Necesitamos aprender a tolerar la frustración

En algunos casos, estas emociones asociadas a la frustración pueden estar dirigidas hacia nosotros mismos. Por ejemplo, una persona puede enfadarse consigo misma y que este enfado vaya acompañado de un sentimiento de culpa e infravaloración de las propias capacidades. En cualquier caso, tanto si la frustración genera sentimientos negativos hacia uno mismo como si los genera hacia los demás, es fundamental aprender a tolerarla para reducir el estrés que nos provoca. Y cuando hablamos de aprender a tolerar la frustración, nos referimos a la capacidad de cada individuo de sobrellevar estos sentimientos que provocan malestar. Para ello, las personas nos valemos de nuestro equilibrio emocional y de los recursos personales de los que disponemos; recursos que, si no se tienen, se pueden adquirir mediante experiencias reeducativas.

Para aprender a gestionar la frustración, la clave es comprender cómo la vivimos: ver si este sentimiento es transitorio y nos impulsa a volver a intentar aquello que nos proponemos para conseguir nuestros objetivos o si, por el contrario, nos paraliza y se llega a crear un patrón de conducta de evitación respecto a la actividad asociada, por ejemplo.

La frustración en las personas con lateralidad cruzada

Debemos poder detectar si esta frustración es transitoria (en este caso el niño podrá seguir persistiendo) o si la está viviendo como una desvalorización de sí mismo, en cuyo caso su autoestima quedará minada.

Aunque las dificultades a las que se enfrentan en su día a día las personas con lateralidad cruzada pueden variar en función del número de cruces de lateralidad que tengan y de sus circunstancias personales, la mayoría de ellas tienen problemas con la orientación espacial, la organización temporal, el pensamiento lógico y la capacidad de abstracción. Esta problemática puede causar dificultades a la hora de comprender los conceptos lógicomatemáticos, dificultades en la lectoescritura, así como dificultades para organizarse las tareas. Y estas dificultades no solamente las viven continuamente, sino que a diario les exigen hacer un sobresfuerzo para superarlas, por lo que es natural que aparezca la frustración. Pensemos en un niño al que le cuesta leer. Cada día, en la escuela, vive numerosas situaciones que le exigen un esfuerzo mayor que el que deben hacer sus compañeros. En alguna de estas situaciones aparecerá la frustración. Y es entonces cuando debemos poder detectar si esta frustración es transitoria (en este caso el niño podrá seguir persistiendo) o si la está viviendo como una desvalorización de sí mismo, en cuyo caso su autoestima quedará minada. En este mismo contexto también podríamos detectar niños enfadados que pueden llegar a expresar este enfado con rabia y agrediendo a otros niños, por ejemplo, sin entender qué les está pasando.

Recuerdo el caso de una niña que solía molestar a sus compañeros en clase pegándoles o llamando su atención de maneras inadecuadas. En las sesiones observamos que tenía una gran dificultad en la organización espacial. Esto le hacía toparse con dificultades en el dibujo, en los ejercicios de simetría, coordinación, etc. Al principio de la terapia, cuando se frustraba, lo pasaba muy mal. Tiraba el lápiz y pedía ayuda adoptando una actitud infantil, como de lloro, y después molestaba a sus compañeros porque le hacía sentirse mal ver que ellos sí conseguían hacer bien lo que a ella no le salía. Con ayuda y tiempo pudo ir tolerando estos fracasos al comprobar por sí misma su evolución y comprender que sus dificultades no eran permanentes. También pudo entender sus emociones y expresarlas de una manera no agresiva con sus compañeros, de modo que sus relaciones en el colegio mejoraron mucho. Este cambio en la gestión de sus emociones también repercutió en la comunicación con su familia: sus padres habían verbalizado en consulta que en casa solía estar casi siempre enfadada y esta situación fue mejorando.

En el centro vemos a menudo casos similares a este: niños que viven enfadados porque no saben sobrellevar las frustraciones en su vida cotidiana. Y también observamos pautas muy similares en los pacientes adultos con lateralidad cruzada que se enfrentan a las mismas dificultades, salvo que en otros contextos.

La frustración en las personas con lateralidad cruzada

Como se trabaja en terapia la tolerancia a la frustración

En las terapias que realizamos en nuestro centro trabajamos proponiendo diferentes ejercicios que, normalmente, están pensados para trabajar una dificultad en particular. El hecho de que estas dificultades se trabajen mediante ejercicios específicos en un ambiente reeducador que el paciente siente como seguro es fundamental, ya que es lo que posibilita que la persona pueda cambiar la manera de interpretar las cosas.

En este entorno que se percibe como seguro, podemos ayudar, por ejemplo, a calmar a un niño que se frustra enseguida, enseñarle a gestionar sus emociones y animarle a que siga persistiendo en sus intentos. Cuando finalmente logra realizar algo que le costaba, valoramos muy positivamente estos logros, reforzando su autoestima. A base de repetirse estas situaciones, el niño acaba aprendiendo a reinterpretar el fracaso: aprende que no es algo irresoluble y, en consecuencia, también aprende a tolerarlo mejor cuando se presenta porque ha experimentado que, con esfuerzo, puede superar los obstáculos.

Por lo tanto, la actividad terapéutica que se lleva a cabo en las sesiones no solo va dirigida a trabajar los ítems de lateralidad (por ejemplo, la lectura), también tiene como objetivo reeducar la respuesta ante las dificultades. Por este motivo es tan importante la relación que se establece entre el paciente y el terapeuta.

Podríamos estructurar esta actividad terapéutica en dos etapas:

  • Es primordial que el paciente aprenda a identificar sus emociones, lo cual no es tan sencillo como se podría pensar. A veces cuesta mucho saber cómo nos sentimos realmente ante el fracaso, solo sabemos que nos sentimos mal, que nos notamos nerviosos o, simplemente, nos fijamos en cómo se manifiesta el malestar en nuestro cuerpo (que dormimos más horas, que comemos más o menos de lo habitual o menos, etc.). Hay que poder identificar bien las emociones que experimentamos ante la frustración, así como el pensamiento al que va asociado el malestar (si se da o no una desvalorización). En las sesiones ayudamos a poner palabras a esas emociones que, a veces, son tan confusas.
  • El siguiente paso es poder expresar estas emociones de una manera adecuada, verbalizándolas y poniéndoles nombre. El hecho de entender cómo nos sentimos y conectar con nosotros mismos hace que se modifiquen las conductas derivadas de nuestro malestar, como la irritabilidad o la agresividad.
El problema con la frustración surge cuando no podemos conectar con el malestar que nos produce.

Hasta ahora, me he centrado en explicar que durante los ejercicios que realizamos en las sesiones surgen oportunidades para que los pacientes se enfrenten a estas situaciones y puedan trabajar su respuesta emocional en ese momento. No obstante, no es la única manera en la que trabajamos. En algunas ocasiones, son los propios pacientes los que exponen durante la sesión experiencias que han vivido. Por ejemplo, recuerdo el caso de una niña que explicó que en el colegio se había sentido muy mal al no saberse una tabla en la que se indicaba el hábitat de una serie de animales. Lo primero que hice como terapeuta fue valorar muy positivamente el hecho de que hubiera podido decirlo, ya que contactar con este tipo de emociones y sentimientos nos hiere. No es fácil. Después, identificamos que su emoción era de tristeza y que esta se debía a que ella pensaba que “los demás sabían más que ella”.  Lo que sucedió a continuación fue que otros niños del grupo de terapia también pudieron expresar cómo se sentían ellos ante situaciones similares y la ayudaron a ver que estas emociones de frustración son normales y que las experimentamos todos.  Después, todo el grupo se planteó qué podría mejorar la vivencia de la niña. Ella propuso que le podría pedir ayuda a su padre cuando volviera a casa y estudiar un poco más la tabla juntos. Cuando esta paciente regresó a terapia una semana después, se mostró muy contenta de haberlo hecho, ya que el padre la había calmado relativizando la situación. Aprendió que, simplemente, le llevaba más tiempo que a otros niños aprender esa tabla, pero que lo podía conseguir.

El problema con la frustración surge cuando no podemos conectar con el malestar que nos produce. Esto es lo que le ocurría a una paciente de 18 años que tenía serias dificultades para organizarse el tiempo de estudio. En su caso, esto le provocaba un gran malestar porque después se sentía culpable por no haber aprovechado bien el tiempo y suspender. En esta paciente se daba un patrón de retroalimentación: cuanto menos estudiaba, peor se sentía y menos ganas tenía de estudiar, ya que era incapaz de afrontar las emociones que experimentaba ante sus dificultades.

Durante la terapia trabajamos sus emociones y pudo expresar que cuando estudiaba se sentía “tonta” al no entender lo que leía. Se frustraba y acababa dejándolo y pasando a hacer una actividad más placentera, como ver la televisión o salir con los amigos. Este punto es otro de los aspectos que conviene trabajar respecto a la tolerancia a la frustración: se debe aprender a gestionarla para no caer en la procrastinación; es decir, para no abandonar lo que nos cuesta y nos proporciona una satisfacción a largo plazo en favor de actividades más placenteras que nos proporcionan una satisfacción inmediata.

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