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Psicoterapia para la soledad: cuándo es necesaria_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart
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Psicoterapia para la soledad: cuándo es necesaria

Susana Lladó - Lladó Comunicación 18 mayo, 2020 Ansiedad, Ansiedad social, Confinamiento por coronavirus, Covid-19, Soledad

La psicoterapia para la soledad va dirigida a quienes se sienten solos, no a quienes están solos

Al abordar el tema de la soledad se hace necesario distinguir entre estar solo y sentirse solo, ya que la soledad, per se, no debería tener ninguna connotación negativa. Todos sabemos que podemos estar acompañados o rodeados de mucha gente y sentirnos tremendamente solos, de la misma forma que podemos estar solos y sentirnos estupendamente bien, bien acompañados por nosotros mismos.

Psicoterapia para la soledad: cuándo es necesaria

De hecho, todos necesitamos estar solos. Estar en soledad nos permite conectar con nuestros propios sentimientos, reequilibrarnos, reflexionar sobre lo que nos importa, encontrar el espacio para ser creativos, etc. Es decir, la soledad es un estado necesario que puede reportarnos un gran enriquecimiento personal. El problema surge cuando nos sentimos solos, ya sea estando solos o estando acompañados, porque sentirse solo es un sentimiento que tiene repercusiones psicológicas, mentales y emocionales y, por tanto, puede afectar a nuestro bienestar si cursa en pensamientos recurrentes, ansiedad, miedos o apatía, por ejemplo.

Causas del sentimiento de soledad

El sentimiento de soledad es un fenómeno psicológico complejo que tiene su base en una emoción intensa que puede estar provocada por causas muy diversas. Independientemente de cual sea la causa, lo cierto es que la persona que se siente sola experimenta tristeza, pena profunda o melancolía por la ausencia o falta de relación con una o más personas.

Psicoterapia para la soledad: cuándo es necesaria_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart

Actualmente, el uso excesivo de las redes sociales que deja al margen el contacto personal con los otros impidiendo la intimidad que nos permite establecer relaciones de calidad puede generar un gran sentimiento de soledad. Hay muchas personas que están viviendo una vida virtual. Jóvenes y adultos. Aislarse en este mundo paralelo provoca conductas disfuncionales, un aislamiento social paulatino y la pérdida de contacto con la realidad, lo cual va aumentando progresivamente el sentimiento de soledad.

El duelo por la pérdida de un ser querido o un cambio brusco en nuestra vida, como la jubilación, un divorcio o el confinamiento al que estamos sometidos actualmente, también pueden ocasionar este sentimiento de vacío y soledad. En otros casos, en cambio, la causa la encontramos en aspectos previos relacionados con la propia personalidad: personalidades dependientes que necesitan un contacto continuo con alguien en particular y que, cuando no lo obtienen, se aíslan y lo viven sintiéndose solos; personas con pocas habilidades sociales que no han hecho el esfuerzo de aprender a establecer relaciones interpersonales, personas con traumas o con diferentes tipos de miedos, o personas que han tenido malas experiencias al relacionarse con los otros y esto les ha generado inseguridades, baja autoestima y, finalmente, la decisión de aislarse socialmente.

Sintomatología

En la práctica clínica, los síntomas más comunes que observamos son:  angustia, ansiedad, tristeza, melancolía, depresión (por la tristeza y la melancolía), apatía, insomnio y abuso de sustancias (para intentar contrarrestar dichas emociones, conciliar el sueño y abstraerse de la realidad).

Psicoterapia para la soledad: aprender a gestionar este sentimiento

Psicoterapia para la soledad: cuándo es necesaria_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart

El sentimiento de soledad no nos define como personas

«Uno de los puntos clave que trabajamos en psicoterapia con estos pacientes es la aceptación del sentimiento de soledad como lo que es: un sentimiento que se experimenta durante un tiempo más o menos prolongado, pero que no define a la persona, ya que no es una realidad fija. Es decir, hay que romper la identificación que hace la persona con esa realidad en la que se siente sola: que nos sintamos así, no significa que seamos así. Es fundamental que los pacientes aprendan esta distinción», explica el terapeuta de nuestro centro Luis Elías.

El cambio requiere acción

Otro aspecto fundamental es no encerrarse en uno mismo y evitar posponer o cancelar compromisos sociales por timidez, fobias, inseguridades, etc. Aunque no apetezca o nuestros pensamientos nos digan que somos incapaces, hay que establecer nuevas relaciones sociales y cultivar las amistades que se tengan. Es muy positivo aceptar cada invitación que nos hacen, cada plan que nos proponen: puede ser que no vaya bien, pero también puede ser que sí. Además, tampoco hace falta ser el protagonista de un evento social: basta con participar y dejar que las cosas fluyan. Nunca sabemos a quién podemos conocer. Asimismo, hay que tener presente que cuando uno muestra interés por los demás, también provoca interés hacia sí mismo.

«Cambiar una situación requiere esfuerzo y actuar. No es un camino fácil, ya que habrá barreras y aparecerán las inseguridades porque la persona no está acostumbrada, pero estas barreras se superan. Incluso ahora, en época de confinamiento, disponemos de muchos recursos online: cursos, actividades, posibilidad de organizar una comida o una cena con amigos o con la familia, etc. Y es bueno tener presente que hay muchas más personas en la misma situación de uno. Tuve un paciente que era una persona absolutamente solitaria, pero buscamos sitios web adecuados y encontró personas afines a él para practicar hobbies. Al final, él mismo creó varios grupos de actividades y hoy en día tiene amigos y novia. Para que haya cambios, tiene que haber acción», señala Elías.

Detectar los pensamientos disfuncionales

Un tercer aspecto del trabajo que se hace en psicoterapia para la soledad es detectar los pensamientos disfuncionales que no ayudan y que son recurrentes, como«Yo siempre estaré solo» o «Yo nunca conoceré a alguien».

Este tipo de pensamientos no son comprobables, no se puede tener ninguna certeza sobre ellos. Lo que sí sabemos con certeza es que la apreciación que uno hace de su realidad puede ser muy subjetiva. Por ejemplo, ahora, durante el confinamiento, muchas personas se sienten solas, pero sería positivo revisar este sentimiento porque, quizá, de hecho, no lo están. Quizá tienen esta percepción porque han dejado de trabajar, realizan menos actividades, tienen más tiempo libre y menos contacto visual con otras personas, pero siguen teniendo los mismos amigos y familia, los cuales les pueden dar apoyo. Que se haya agudizado su sentimiento de soledad puede deberse exclusivamente al cambio brusco que supone el confinamiento.

«En terapia hay un trabajo psicoterapéutico de cambiar los pensamientos disfuncionales, como la desvaloración personal y poner sobre la mesa todas aquellas cualidades y aptitudes que tiene el paciente y que pueden ser apreciadas por los otros. Quizá el miedo a salir al mundo y relacionarse puede deberse a malas experiencias previas, pero sea cual sea la causa, se puede cambiar la situación actuando, haciendo; creando experiencias positivas, siendo consciente de que uno puede ser una persona interesante para los demás», concluye Elías.

Terapias presenciales y online

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. No obstante, si prefieres iniciar tu terapia online, puedes ponerte en contacto con el centro para consultar la disponibilidad de horarios.
¿Dudas de tus capacidades? hablamos del síndrome del impostor
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¿Dudas de tus capacidades? hablamos del síndrome del impostor

Susana Lladó - Lladó Comunicación 17 febrero, 2020 Ansiedad, El síndrome del impostor, Emociones, Miedos, Perfeccionismo

Qué es el síndrome del impostor

El síndrome del impostor es un problema psicológico que afecta hasta al 70 % de las personas en algún momento de su vida, según un estudio publicado en International Journal of Behavorial Science, por lo que es bastante probable que identifiques sus síntomas.

Síntomas del síndrome del impostor

A pesar de tener una buena trayectoria profesional, de haber conseguido buenos resultados académicos y de que elogien tus habilidades y capacidades a menudo, ¿has pensado alguna vez que no eres merecedor/a de tus logros? ¿Has sentido en el trabajo que eres un fraude? ¿Has pensado que tus habilidades no son dignas de reconocimiento? ¿Crees a menudo que no estás a la altura? ¿Piensas que lo que consigues se debe más a la suerte que a tu inteligencia? ¿Te aterra el fracaso? Este sentimiento interno de fraude basado en miedos infundados es lo que se conoce en psicología como el síndrome del impostor.

¿Dudas de tus capacidades? hablamos del síndrome del impostor

Einstein, Maya Angelou y Michelle Obama, entre las personas afectadas

Personas tan intelectualmente brillantes como Albert Einstein y Maya Angelou lo padecieron. El físico llegó a describirse a sí mismo como un estafador involuntario, cuyo trabajo no merecía tanta atención como la que había conseguido. Y la premiada escritora dudaba constantemente de que se hubiera ganado el reconocimiento que obtuvieron sus obras. ¿Un ejemplo más próximo en tiempo? Michelle Obama inauguró una conferencia hace aproximadamente un año reconociendo, ante la sorpresa del auditorio, que todavía sufría este síndrome (la ex primera dama logró acceder a Harvard a pesar de haber nacido en una familia sin muchos recursos económicos, entre los muchos méritos que ha acumulado en su vida).

Todos somos susceptibles a un fenómeno conocido como ignorancia pluralista: dudamos de nosotros mismos en privado, pero creemos que esto solamente nos pasa a nosotros porque nadie más expresa este tipo de dudas.

Un síndrome silenciado

El síndrome del impostor fue identificado por la doctora Pauline Clance en 1978 a partir de observaciones clínicas realizadas durante sesiones terapéuticas con mujeres de alto rendimiento. Aunque en todos los casos había datos objetivos que avalaban su merecido éxito, estas mujeres habían tenido experiencias psicológicas marcadas por la creencia de que eran intelectualmente un fraude y por el temor a ser descubiertas como impostoras. Sufrían ansiedad, miedo al fracaso, angustia e insatisfacción con la vida.

Este síndrome no es una enfermedad ni una anormalidad. Tacharlo de poco común sería minimizar lo universal que es, ya que no afecta exclusivamente a personas altamente cualificadas. Tampoco está ligado necesariamente a la depresión, a la ansiedad o la autoestima, tal como se explica en un vídeo que recientemente han publicado en TED Talks.  Entonces, ¿de dónde proceden estos sentimientos de fraude?

Todos somos susceptibles a un fenómeno conocido como ignorancia pluralista: dudamos de nosotros mismos en privado, pero creemos que esto solamente nos pasa a nosotros porque nadie más expresa este tipo de dudas. “Dado que es difícil saber realmente cuán duro trabajan nuestros compañeros, si encuentran muy difíciles ciertas tareas o hasta qué punto dudan de ellos mismos, no hay una manera fácil de descartar los sentimientos de que somos menos capaces que las personas que nos rodean”, se explica en el vídeo.

¿Dudas de tus capacidades? hablamos del síndrome del impostor

Aunque es cierto que este síndrome suele afectar a personas muy perfeccionistas que continuamente se están subiendo su propio listón de retos, también es cierto que el modelo de sociedad en el que vivimos contribuye a padecerlo: hay una tendencia a medirnos, y a medir a los demás, por los logros; a no reconocer los méritos de los otros (con lo cual no obtenemos un feedback objetivo de nuestras competencias), y también prevalece la idea de que debemos ocultar nuestros miedos, como si estos fueran un signo de debilidad, en lugar de entender que es muy saludable compartirlos. De hecho, la mejor forma de enfrentarse a este síndrome es hablar de él y constatar que otras personas experimentan o han experimentado los mismos sentimientos.

Os recomendamos leer el artículo El síndrome del impostor: por qué Michelle Obama piensa que su carrera es un fraude que publicó hace un año El País. En él se menciona a diversos altos directivos de grandes compañías norteamericanas que han hablado de este problema públicamente; una actitud que difiere de la que suele predominar entre los directivos españoles.

Otras fuentes:

Sakulku, J. (1). The Impostor Phenomenon. The Journal of Behavioral Science, 6(1), 75-97. https://doi.org/10.14456/ijbs.2011.6

Las consecuencias de la falta de respeto en el ámbito laboral
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Las consecuencias de la falta de respeto en el ámbito laboral

Susana Lladó - Lladó Comunicación 7 febrero, 2020 Actualidad, Ansiedad, Motivación

El escenario laboral, caldo de cultivo para la falta de respeto

En España, como en muchos otros países, el número de parados, la temporalidad y la precariedad siguen protagonizando el mercado laboral. Esta realidad crea un clima de incerteza y competitividad que, en las organizaciones con una deficiente cultura de empresa, se convierte en caldo de cultivo para las malas prácticas; entre ellas, la falta de respeto a los trabajadores (en sus múltiples formas).

La ansiedad y la depresión, la primera causa de baja laboral en España

Las consecuencias de la falta de respeto en el ámbito laboral

A este escenario hay que sumar la presión que el uso de las nuevas tecnologías ejerce en la mayoría de los empleados: todo hay que entregarlo urgentemente y se espera que uno esté permanentemente conectado y disponible. No es de extrañar que, en España, la ansiedad y la depresión ya sean la primera causa de baja laboral, según la Organización Mundial de la Salud; que seamos el país líder en consumo de ansiolíticos y que el estrés afecte a más de la mitad de los trabajadores, según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el trabajo (OSHA).

Consecuencias de la falta de respeto en el ámbito laboral

Consecuencias de la falta de respeto en el ámbito laboral

El trabajo debería ser un factor de bienestar para las personas, ya que a través de él también nos desarrollamos como individuos. Y, en condiciones normales, el reconocimiento al trabajo bien hecho debería contribuir a mejorar nuestra autoestima y constituir una motivación para seguir desempeñando bien nuestras funciones. Sin embargo, cuando en una empresa la comunicación no es la adecuada, cuando se limita la participación en la toma de decisiones, hay sobrecarga de trabajo, los horarios dejan de existir, las responsabilidades no están bien definidas o se incurre en comportamientos de falta de respeto a los trabajadores (de hecho, las anteriores prácticas ya lo son), las consecuencias no solo afectan a la plantilla, también son muy perjudiciales para la propia empresa: las pérdidas económicas anuales que se derivan son cuantiosas.

En un podcast de Harvard Business Review dedicado específicamente a la falta de respeto en el trabajo, varios especialistas han analizado el tema. Estas son las ideas principales:

  • Dado que el trabajo influye en nuestra identidad y, por tanto, en cómo nos percibimos, las señales respetuosas en el entorno profesional son señales importantes de valor social y constituyen un mecanismo de retroalimentación, y un catalizador, en esta construcción de nuestra identidad.
  • Cuando en una empresa se dan comportamientos irrespetuosos, está demostrado que los empleados disminuyen su creatividad. Asimismo, la mitad de ellos disminuye deliberadamente su esfuerzo o la calidad de su trabajo.
  • La falta de respeto también daña las relaciones con los clientes. Una investigación demuestra que la probabilidad de que las personas compremos o utilicemos los servicios de una empresa disminuye estrepitosamente cuando percibimos rudeza, descontento, o incluso grosería, tanto hacia nosotros como entre los empleados. Es más, ser testigo de una sola interacción desagradable lleva a los clientes a generalizar sobre otros empleados, la organización y la marca.
  • La falta de respeto también es una de las principales causas por las que muchos trabajadores se cansan de la situación y deciden abandonar una empresa.
  • Aunque un trabajador esté satisfecho con su salario y perspectivas de promoción, si no se siente apreciado, dejará de disfrutar de su trabajo (todos los gerentes de empresa deberían saber que hasta los pequeños gestos importan).
  • Las personas que se sienten infravaloradas en el trabajo tienen más probabilidades de agotarse y participar en comportamientos laborales contraproducentes, como el absentismo, el robo y el sabotaje.

Aunque vivamos en una época laboralmente complicada en la que las empresas pueden escoger entre numerosos candidatos para un puesto de trabajo, es un grave error (miopía empresarial) pensar que no va a tener consecuencias contraproducentes no cuidar debidamente a los trabajadores ni mostrarles nuestro reconocimiento; sobre todo, a los valiosos (el respeto lo merecen todos). Y estas consecuencias van más allá del coste económico de las bajas o de tener que formar a nuevos empleados. Es una sandez liderar una empresa aplicando el criterio “nadie es insustituible”. Las personas implicadas, motivadas, brillantes, las que aportan una visión de la que otros carecen, que empujan, que hacen seguimiento de los proyectos, que tienen una formación multidisciplinar, que detectan los fallos en los procesos y contribuyen a mejorarlos, que saben adaptarse a los cambios,  que son leales, etc., son el valor más importante de una organización. Y estas personas, no lo olvidemos, sí serán vistas como imprescindibles por otras empresas gestionadas por líderes que saben lo valiosas que son.

¿Cómo nos comunicamos en el trabajo? ¿Sabemos pedir las cosas? ¿Sabemos gestionar nuestro propio estrés, o proyectamos en los demás nuestra ansiedad? ¿Creamos equipos de trabajo cohesionados o utilizamos a los otros? ¿Somos de los que ninguneamos o de los que reconocemos el trabajo ajeno? ¿Damos las gracias cuando corresponde? ¿Contribuimos a crear un buen ambiente de trabajo o lo tensionamos? ¿Tenemos las habilidades necesarias para motivar a los demás o solo nos quejamos y esperamos que sean los demás los que nos motiven a nosotros? ¿Sabemos delegar? ¿Hacemos autocrítica?¿Cómo vamos de resiliencia?

El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
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El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 3 enero, 2020 Ambidiestro, Ansiedad, Aprendizaje, Concentración, El trastorno de lateralidad, Hipotonía, Terapia de lateralidad

Exposición del caso


Por Joëlle Guitart

 

El caso de este paciente con 3 cruces de lateralidad, al que llamaremos Alex, es particularmente reseñable debido a una serie de factores que iré exponiendo.

Alex nació con 38 semanas, lo que le ocasionó un aplanamiento del lado izquierdo de la cabeza. Para corregir la forma del cráneo tuvo que llevar un casco ortopédico desde los 8 meses hasta los ocho años; un hecho que le marcó, al igual que otros factores que también iremos viendo.

Cuando hace tres años vino por primera vez a la consulta con sus padres, tenía siete años y estaba cursando primero de Primaria en una escuela normal. Sin embargo, y a pesar de tener unos padres excepcionales que le daban todo su apoyo y con los que siempre ha tenido muy buena relación, el niño presentaba importantes problemas cognitivos y emocionales.

Fue la tutora del niño la que les recomendó nuestro centro a los padres. En su informe constaba que Alex tenía muchos problemas de lentitud y concentración, que se distraía con mucha facilidad, que no había adquirido la mecánica lectora y, por tanto, tampoco la retención lectora, y que tenía muchas dificultades con las matemáticas
El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Durante la primera visita, los padres relataron que, anteriormente, lo habían llevado a un centro psicopedagógico en el que le habían diagnosticado lateralidad cruzada y en el que estuvo trabajando sin ningún resultado sus dificultades con la lectoescritura y las matemáticas. Al no haber avances, y dado que Alex tenía cada vez más problemas de infravaloración, lo derivaron a una psicóloga. Pero la terapia tampoco le ayudó.

Fue la tutora del niño la que les recomendó nuestro centro a los padres. En su informe constaba que Alex tenía muchos problemas de lentitud y concentración, que se distraía con mucha facilidad, que no había adquirido la mecánica lectora y, por tanto, tampoco la retención lectora, y que tenía muchas dificultades con las matemáticas.

La anamnesis y el test de lateralidad confirmaron el informe de la tutora y mostraron, asimismo, otras dificultades importantes:

El niño escribía con la mano derecha, aunque con una tendencia a coger el lápiz y a comer con la izquierda. Presentaba una ambidiestría 55 % derecha, 45 % izquierda.

El test también mostró que tenía el ojo izquierdo vago y que era diestro de ojo. De hecho, llevó un parche en el ojo derecho hasta la Navidad de 2017. Además, padecía hipermetropía en ambos ojos, astigmatismo y desviación del ojo izquierdo.

A estas dificultades hay que añadir una hipotonía, un problema de obesidad (acudía al endocrino desde los 11 meses), así como pies planos y anchos (tenía que llevar plantillas y calzado especial).

En cuanto a las dificultades cognitivas y de aprendizaje, los resultados del test de lateralidad que le realizamos en el centro determinaron que tenía un nivel de escritura de un niño dos años menor, que presentaba una dificultad notable para comprender el aspecto abstracto de las matemáticas, que era incapaz de sumar y restar, separa las sílabas y las palabras de manera incorrecta al escribir y hacía los números en espejo (en lugar de escribir 71, escribía 51).

Respecto a sus relaciones sociales, en el colegio, los otros niños se reían de él por el casco ortopédico que se veía obligado a llevar y por su obesidad. Lo insultaban, le llamaban loco y era apartado de cualquier juego y actividad que organizaran. A pesar de ello, Alex se mostraba sociable con los niños de menor edad y con los adultos. No obstante, había un cuadro de ansiedad e hipersensibilidad, así como cierta agresividad hacia su madre.

En casa, contaba con toda la ayuda posible de sus padres. Y, aunque su padre se sentaba a diario con él para hacer los deberes juntos, cada tarde era un drama para Alex. Como su caligrafía era ilegible, tenía que repetir todos los trabajos que hacía en clase y, además, hacer los deberes del día. El niño lloraba de impotencia cada vez que se enfrentaba a estas tareas.

La recomendación de la escuela fue que repitiera primero de Primaria.

El test de lateralidad dio como resultado que Alex presentaba 3 cruces de lateralidad, con una retención neurofisiológica de un 38 %; lo que significa que su rendimiento cognitivo (y emocional) era tan solo de un 62 %. En cuanto a la tensión neuromuscular, presentaba hipotonía en miembros superiores e inferiores

Diagnóstico

El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

El test de lateralidad dio como resultado que Alex presentaba 3 cruces de lateralidad, con una retención neurofisiológica de un 38 %; lo que significa que su rendimiento cognitivo (y emocional) era tan solo de un 62 %. En cuanto a la tensión neuromuscular, presentaba hipotonía en miembros superiores e inferiores. Asimismo, su edad ósea estaba dos años por debajo de lo que correspondía a su edad.

A continuación detallo su lateralización (recorridos sinápticos):

Brazo, mano: 65 derecho, 35 izquierdo.

Ojo: 60 derecho, 40 izquierdo.

Pierna estática: izquierdo (sin movimiento).

Pierna dinámica: 60 derecho y 40 izquierdo.

Oído: 55 derecho y 45 izquierdo.

Motricidad facial y cervicales: 45 derecho y 55 izquierdo.

La evolución era notable y el padre me preguntó si había disminuido la retención neurofisiológica en su hijo. Quería saber si Alex podría estudiar una carrera universitaria el día de mañana

Una terapia satisfactoria gracias a la implicación de todos los agentes

Álex finalizó la terapia el pasado mes de abril con unos resultados sumamente satisfactorios: la lateralización a la derecha se ha realizado en un 90 % (recordemos que ninguna persona está lateralizada homolateralmente al 100 %). En los próximos meses únicamente deberá realizar, como todos los pacientes a los que damos el alta, una serie de ejercicios en casa que, probablemente, aumenten algo más la lateralización, y le realizaremos, en intervalos de 5 meses, 3 controles más.

Quiero mencionar que si esta terapia se ha podido llevar a cabo de manera tan satisfactoria es porque ha habido una implicación significativa tanto del propio paciente, como de los padres, la tutora de Álex y el propio colegio, además de la de nuestro centro.

Desde el inicio, el paciente demostró una gran voluntad de resolver sus dificultades. Su autoexigencia positiva fue determinante. Del mismo modo, y paralelamente a la terapia, recibió clases de refuerzo en su colegio y trabajaba la autoestima tanto con una psicóloga de la escuela como en las sesiones del centro.

Al cabo de un mes y medio de empezar la terapia tuve un cambio de impresiones con los padres, como es habitual en el centro. Normalmente, con tan poco tiempo de sesiones los pacientes no han experimentado cambios mencionables: se trata de una reunión para comentar la adaptación del paciente al grupo y otras cuestiones de este tipo. Sin embargo, Alex ya había hecho algunos progresos: la grafía era algo mejor y se mostraba mucho más extrovertido. No obstante, la escuela comunicó que tendría que repetir curso.

El primer test de control lo realizamos en noviembre de 2017. Tras cinco meses de terapia, su evolución había sido más buena de lo normal y los resultados coincidían con los del informe de la escuela por esas fechas. Empezaba a entender mejor el contenido de las asignaturas e iba leyendo cada vez algo mejor, aunque todavía marcaba mucho las sílabas porque no entendía bien lo que leía, se cansaba al leer, la letra no se le entendía del todo bien y la falta de concentración y la dispersión seguían igual. Recomendé que siguiera con las clases de refuerzo.

Transcurridos cinco meses más, realizamos el segundo test de control. Alex había empezado a aprobar todas las asignaturas, aunque con cincos pelados. Los progresos eran buenos en la comprensión lectora, aunque tiene que trabajar la fluidez al leer (su comprensión oral y fluidez al hablar siempre había sido normal). Colaboraba más con la terapeuta del colegio, también se llevaba mejor con los otros pacientes del grupo de terapia del centro, la relación con sus compañeros del colegio había empezado a cambiar, entendía por qué había tenido que repetir curso, la tutora lo veía más integrado en clase, estaba menos ansioso, había adelgazado mucho y había empezado clases de judo.

La evolución era notable y el padre me preguntó si había disminuido la retención neurofisiológica en su hijo. Quería saber si Alex podría estudiar una carrera universitaria el día de mañana. Aunque yo había observado que, efectivamente, había disminuido, le explico que esta prueba no la vuelvo a realizar hasta el cuarto test de control, debido a que, normalmente, no se observan cambios significativos hasta entonces.

Los padres, por su parte, están tan sorprendidos con todo el proceso que temen que su hijo haga una regresión si no sigue haciendo la terapia en el centro; un temor que es natural y que suelen expresar muchos padres debido a todo el sufrimiento que han vivido. Sin embargo, como hemos explicado en repetidas ocasiones en los artículos que publicamos, hay que saber que una vez que el paciente se ha curado, ya no hay posibilidad de regresión
El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

En el tercer test de control la buena evolución es general, en todos los aspectos, salvo en que persiste la ansiedad, los bloqueos asociados a ella y en que está mostrando un carácter dominante. No obstante, poco a poco el niño empieza a ser consciente de ello y se va mostrando más flexible.

De este periodo cabe destacar la mejora en la coordinación locomotora, la concentración, la lentitud, la estructuración rítmica, la memoria y la hipotonía, la cual ha disminuido en un 20 % tanto en los miembros superiores como en los inferiores. Los resultados más flojos están relacionados con el razonamiento abstracto.

La escuela y los padres corroboran esta buena evolución. Además, los padres me hacen saber que lo ven cada vez más independiente y maduro, y que duerme mucho mejor de lo que lo hacía anteriormente.

En marzo de 2018 realizamos el cuarto test de control. La ansiedad ya ha disminuido, hay un progreso notable en la memoria, mantiene la atención durante periodos de tiempo más largos, el sistema piramidal y extrapiramidal está cada vez más lateralizado homolateralmente a la derecha, la hipotonía sigue disminuyendo y físicamente está más ágil, aunque sigue con cierto sobrepeso.

Sin duda, Alex tiene más habilidades en el campo verbal que en el razonamiento matemático, pero es un niño inteligente y noble, dos factores que son determinantes para una buena evolución.
En este periodo, además de no haber ningún ítem de lateralidad estancado, el paciente ha llegado a una recuperación del 68 %; un resultado excelente en este punto de la terapia.

Seguimos trabajando hasta una recuperación del 80 % mientras sigue con las clases de refuerzo en la escuela y practica con sus padres la lectura cada día antes de acostarse. Esta última cuestión es muy importante: si el niño escucha a un adulto leer en voz alta y él hace los mismo, va cogiendo la entonación por imitación; lo cual le ayuda en la comprensión lectora.

Hay que mencionar que en esta fase Alex empieza a obtener mejores calificaciones en el colegio: sus notas son de 6, 7 y 8 en las principales asignaturas, salvo en las matemáticas, que es su principal caballo de batalla (sus puntuaciones en esta signatura son de 4,5).

El quinto test de control siguió mostrando una excelente evolución en todos los ítems de lateralidad y una recuperación del 90 %. El progreso vino acompañado de otros avances: el niño ya pesa lo que debería pesar y, como ha crecido en estatura, su figura es mucho más esbelta. Le han quitado las plantillas, su visión también ha mejorado y está construyendo buenas relaciones de amistad.

Como mencionaba al principio, aunque ya ha finalizado la terapia, queda un último test de control que llevaremos a cabo en febrero de 2020. Durante este intervalo, tan solo deberá realizar una serie de ejercicios en casa para afianzar los recorridos sinápticos. Todos los datos de su seguimiento me hacen presumir que su recuperación será superior al 90 %.

Los padres, por su parte, están tan sorprendidos con todo el proceso que temen que su hijo haga una regresión si no sigue haciendo la terapia en el centro; un temor que es natural y que suelen expresar muchos padres debido a todo el sufrimiento que han vivido. Sin embargo, como hemos explicado en repetidas ocasiones en los artículos que publicamos, hay que saber que una vez que el paciente se ha curado, ya no hay posibilidad de regresión.

Alex quiere estudiar veterinaria. Ya no le dan miedo los retos.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Nuestras emociones modifican la forma de nuestro corazón
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Nuestras emociones modifican la forma de nuestro corazón

Susana Lladó - Lladó Comunicación 12 noviembre, 2019 Ansiedad, Emociones

 

• Nuestras emociones impactan la salud de nuestros corazones, provocando que cambien de forma en respuesta al dolor, al miedo o la angustia. Este conocimiento pide un cambio en la forma de cuidar de nuestro órgano más vital

 

Cuando tenía 7 años, una profesora del colegio nos hizo hacer a toda la clase un dibujo que expresara el concepto de amor. La mayoría de nosotros dibujamos un corazón o incluimos varios de ellos en nuestros dibujos. Al terminar, ella escogió algunos trabajos, los colgó en un mural de la clase y los comentó. No recuerdo la valoración que hizo de cada uno de ellos, pero sí recuerdo perfectamente uno de sus comentarios. Grosso modo, vino a decir que le parecía absurda la relación que la gente establecía entre el amor y la representación de este a través de la forma de un corazón, ya que, según dijo, el amor no reside en este órgano. Hizo este comentario sin dar ninguna explicación más y pasó a otro tema como si tal cosa.

Recuerdo que me quedé dándole vueltas a sus palabras porque me suscitaron muchas preguntas y, además, me impactó la seguridad con la que las pronunció. Creo que, dentro de lo que cabe en una niña de siete años, entendí el significado materialista de su comentario, pero de alguna forma algo me dijo que aquello no era cierto del todo o, por lo menos, que ambos conceptos no eran tan indisociables. Quizá por esto me ha parecido tan interesante la conferencia Cómo tus emociones cambian la forma de tu corazón, que el cardiólogo Sandeep Jauhar (nada reduccionista) impartió hace poco en una de las sesiones de TEDTalks.

Por qué el corazón se ha relacionado históricamente con las emociones


En la conferencia, primero explica el motivo por el que el corazón, como órgano, ha sido objeto de tantas metáforas a lo largo de la historia y ha simbolizado la vida emocional de las personas al ser considerado el asiento del alma. No incluiré todos sus ejemplos (podéis leer la transcripción de la conferencia al español en este enlace), pero sí un par, por lo ilustrativos que son. Por ejemplo, es curioso saber que la palabra emoción proviene en parte del verbo francés émouvoir que significa agitar, lo que dota de lógica a la relación que establecemos entre las emociones y un órgano que se caracteriza por su movimiento agitado.

Nuestras emociones modifican la forma de nuestro corazón

También es interesante cuando explica que la forma cardioide del corazón es una forma que está muy presente en la naturaleza: es la forma de las hojas, de muchas flores y de semillas de plantas, incluyendo el silfio, que se utilizaba en la Edad Media para el control de la natalidad y como afrodisíaco; de ahí, probablemente, que se asociara esta forma al sexo y al amor romántico.

Ahora bien, la cuestión es si hay un vínculo real entre el órgano del corazón y las emociones o si ese vínculo es simplemente metafórico. Y aquí es donde este cardiólogo afirma claramente que el vínculo es muy real, ya que las emociones tienen un efecto físico directo en el corazón humano.

El trastorno cardíaco denominado miocardiopatía de Takot-Subo


Nuestras emociones modifican la forma de nuestro corazón

En Japón, denominan takot-subo a un tipo de vasija de forma abombada y cuello estrecho utilizada tradicionalmente por los pescadores para atrapar pulpos. En 1990 se adoptó esta palabra para describir y reconocer por primera vez un trastorno cardíaco que se caracteriza por un gran debilitamiento del corazón como respuesta al estrés intenso o al dolor que provoca la pérdida de un ser querido, ya que las personas con miocardiopatía de Takot-Subo presentan un corazón con abombamientos. El trastorno también es conocido como el síndrome del corazón roto.

Los cardiólogos no saben exactamente por qué el corazón adopta esta forma abombada. No obstante, en la fase aguda del síndrome, este puede causar todos los signos de una insuficiencia cardíaca: dolor de pecho, falta de aire, arritmias potencialmente mortales, etc. Sin embargo, así como en un infarto de miocardio los síntomas se deben a un bloqueo de una arteria coronaria, en el caso del síndrome de Tako-Tsubo las arterias coronarias de los pacientes no están obstruidas, aunque cuando les hacen las pruebas de ultrasonido ven que el corazón se ha debilitado perdiendo significativamente su capacidad normal y que se ha abombado (el síndrome, generalmente, se soluciona en pocas semanas).

Tal como explica Sandeep Jauhar, «Hoy sabemos que el corazón per se no es la fuente del amor o de las emociones como pensaban los antiguos, pero también se sabe que la relación entre emociones y corazón es muy íntima, y que, aunque el corazón no origina los sentimientos, es muy sensible a ellos. Emociones como el miedo o la pena pueden causar una lesión cardíaca profunda y los nervios que controlan procesos inconscientes como el latido del corazón pueden desencadenar una respuesta que provoque la constricción de los vasos sanguíneos, una arritmia y una subida de la presión arterial. Es decir, nuestros corazones son extraordinariamente sensibles a nuestro sistema emocional».

Los corazones rotos son literal y metafóricamente mortales

Nuestras emociones modifican la forma de nuestro corazón_centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Asimismo, la literatura médica también describe otros casos en los que un trastorno emocional intenso en el corazón metafórico tiene consecuencias fatales para el corazón orgánico debido a la respuesta fisiológica causada. Del mismo modo, numerosos estudios en este campo han concluido que la dieta y el ejercicio físico, aunque son muy importantes, no son suficiente para propiciar la regresión de una enfermedad coronaria: parece que la gestión del estrés está más fuertemente correlacionada con la reversión de la enfermedad (en el vídeo, el cardiólogo explica estudios al respecto publicados en la revista Science y The Lancet).

Sandeep Jauhar concluye su exposición diciendo que aunque la conceptualización del corazón como máquina ha hecho posible avances médicos extraordinarios (estents, marcapasos, desfibriladores, trasplantes de corazón, etc.), estos avances deben ir acompañados de otro gran paso que nos cuesta dar: entender y aceptar que es necesaria la atención a la vida emocional, y que el nuevo paradigma de salud debe incluir los factores psicosociales (basta leer los estudios sobre la salud en la población que se siente sola, por ejemplo).

La autoestima en niños con lateralidad cruzada_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart
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La autoestima en niños con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 1 octubre, 2019 Ansiedad, Aprendizaje, Concentración, Desarrollo motor, Desorientación espacial, El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea

Por Meritxell Pujol

La autoestima

La autoestima es la valoración que uno hace sobre sí mismo, sobre su persona e imagen. Por tanto, la autoestima es un juicio que o bien aporta valor positivo a lo que creemos que somos, o bien aporta un valor negativo.

Asimismo, la autoestima no queda definida por una única evaluación, sino por el conjunto de los juicios que emitimos sobre nuestra persona: todas estas valoraciones van definiendo la imagen que nos conformamos de nosotros mismos y cómo nos representamos simbólica y mentalmente.

En consecuencia, la autoestima es determinante en la construcción de nuestra personalidad y en la manera en la que nos relacionamos con los demás.

Autoestima y psicomotricidad

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

La formación de la autoestima es gradual y se revisa y actualiza constantemente. Cuando un niño empieza a tomar conciencia de sí mismo y a adquirir consciencia de su esquema corporal, comienza a crear su imagen corporal. Y esta imagen corporal está relacionada con la autoestima que se está forjando.

Si un niño, por ejemplo, se cae a menudo cuando juega, puede asociar emocionalmente este hecho a un sentimiento negativo, como la frustración. Esta valoración negativa pasará a formar parte de su propia autoestima.

Dado que la imagen corporal es una representación consciente e inconsciente del cuerpo y que tiene un componente emocional, podemos decir que el desarrollo psicomotriz de un niño es una de las primeras bases que conforman su autoestima.

Para que haya un correcto desarrollo psicomotriz es necesario la adquisición de ciertas bases, como el esquema corporal, la lateralización dominante de izquierda o derecha, la organización espacial y la organización temporal.

Estas bases se deben adquirir correctamente y de manera gradual, ya que conforman la estructura de futuros aprendizajes, como el de la lectoescritura y el pensamiento lógico matemático. Un niño que, por ejemplo, no esté bien lateralizado, podría tener dificultades en la estructuración de la temporalidad.

Los niños con lateralidad cruzada suelen tener dificultades psicomotrices y cognitivas: problemas de concentración, atención, memoria, etc. Estas funciones cognitivas son fundamentales para la vida diaria, escolar e individual del niño. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que, si un niño se encuentra con muchas dificultades de este tipo en su día a día, esto va a influir en la manera en cómo se ve a sí mismo.

Desde casa es importante ayudarle a que esta valoración sea justa: hacerle ver que, aunque hay cosas que le cuestan más, también hay otras que las hace muy bien. Del mismo modo, también podemos ayudarle a que sea consciente de su evolución: si es un niño al que le cuesta leer, podemos hacerle notar lo mucho que ha progresado desde que empezó a aprender.

En nuestro centro, nos encontramos a menudo con niños que se infravaloran o que tienen una baja autoestima debido a sus dificultades psicomotoras y cognitivas. Algunos no quieren probar cosas nuevas o hacer nuevas actividades porque intentarlo les produce un gran sufrimiento. Hacer algo nuevo, aunque sea algo divertido, significa salir de nuestra rutina y, por tanto, de nuestra zona de confort. Esto puede generar mucho miedo y ansiedad.

Esta inseguridad también afecta a su manera de relacionarse con los demás: pueden ser niños con dificultades para entablar nuevas amistades o para integrarse en un grupo. Cuando uno no se siente a gusto consigo mismo, le cuesta pensar que otros puedan disfrutar de su compañía.

Cómo tratamos los problemas de autoestima en el centro

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

En el centro partimos de la base de que se debe trabajar conjuntamente la parte emocional, la motriz y la psicológica. Por este motivo, la terapia integra los tres aspectos.

Por ejemplo, si un niño tiene dificultad en saltar y eso le hace sentir mal y diferente a los demás niños, en terapia propondremos juegos de manera gradual que requieran coordinación y conocimiento de esquema corporal para que vaya mejorando en el salto. A medida que el paciente ve su evolución en este aspecto, su autoestima también aumenta, llegando incluso a pedir ese juego que, ahora, le hace sentir bien.

En ocasiones, también nos encontramos con niños que han interiorizado un discurso negativo sobre ellos mismos y que dan por supuesto, antes de intentarlo, que serán incapaces de hacer algo determinado. El malestar que les genera una actividad nueva les produce una ansiedad anticipatoria asociada. Cuando llevan a cabo la nueva actividad y se dan cuenta de que pueden hacerlo bien, se sorprenden. Estos logros y la valoración positiva de los mismos van aumentando su autoestima.

Sin duda, es un proceso largo, que requiere ayuda terapéutica para que logren expresar las emociones asociadas a la infravaloración que les hace sentir mal. Pero a medida que avanza la terapia y observan que son capaces de hacer cosas que antes no podían hacer, que cada vez las hacen mejor, y aprenden a valorar positivamente sus logros y evolución, también van ajustando la valoración sobre su persona y su juicio se vuelve más justo.

La lateralidad cruzada y el miedo a hablar en público_Centro de laetralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
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La lateralidad cruzada y el miedo a hablar en público

Susana Lladó - Lladó Comunicación 16 septiembre, 2019 Ansiedad, Concentración, El trastorno de lateralidad, Emociones, Gestión de emociones, Lateralidad cruzada o heterogénea, Memoria, Terapia de lateralidad

A la mayoría de las personas nos provoca ansiedad hablar en público. La perspectiva de tener que hacer una exposición delante de otros nos causa cierto temor y angustia, lo cual es normal si el malestar no es excesivo: la ansiedad es una respuesta de anticipación positiva que evolutivamente nos ha permitido sobrevivir como especie y que, si no sobrepasa ciertos umbrales, actúa a nuestro favor a la hora de superar las situaciones y retos que nos vamos encontrando en la vida. El problema surge cuando esta emoción nos supera y el miedo puede llegar a convertirse en una fobia. Asimismo, es relativamente frecuente que las personas con dificultades de lateralidad, además, vivan estas situaciones como una amenaza por el miedo a quedarse bloqueados.


La sintomatología fisiológica y la cognitiva se van retroalimentando mutuamente: cuantos más pensamientos negativos se tienen, más aumenta el malestar físico, y cuantos más síntomas físicos se presentan, más nerviosa se pone la persona.

Sintomatología previa asociada al miedo a hablar en público

«Cuando se tiene miedo a hablar en público, los síntomas más habituales son la sudoración, temblores, ansiedad, mareos o/y dolor de barriga, aunque también se presenta una sintomatología cognitiva: la persona empieza a tener pensamientos catastrofistas que, la mayoría de las veces, no son racionales, y también puede haber una disminución de la concentración y de la memoria. La sintomatología fisiológica y la cognitiva se van retroalimentando mutuamente: cuantos más pensamientos negativos se tienen, más aumenta el malestar físico, y cuantos más síntomas físicos se presentan, más nerviosa se pone la persona», nos explica el psicólogo de nuestro centro Luis Elías.

Por tanto, es necesario distinguir cuándo la ansiedad entra dentro de lo normal y cuándo no, cuándo hablamos de miedo, cuándo de preocupación y cuándo de fobia. «Hablamos de fobia cuando la reacción es excesiva, cuando la respuesta a la situación es desproporcionada. Por ejemplo, si un adolescente tiene que hacer una exposición de 15 minutos en clase y su sintomatología es tan aguda que intenta evitar hacer esa presentación, probablemente, estemos delante de una fobia. En cambio, si un adulto empieza a sentirse mal antes de dar una conferencia ante quinientas personas en un fórum mundial, esto entraría dentro de lo normal», señala Elías.

Otros marcadores de una posible fobia son la persistencia en el tiempo del malestar agudo, que este malestar fisiológico y emocional sea incontrolable y el hecho de que el miedo sea irracional: es decir, cuando la persona no puede explicar por qué siente miedo o cuando, a pesar de la sintomatología aguda y de la evitación, ni siquiera es consciente de que hablar en público le produce miedo.

El miedo a hablar en público se supera siempre a través de la aceptación, no del rechazo o de la evitación. Hay que aceptar que estas situaciones provocan una activación en nosotros y normalizar los nervios.

Los errores habituales a la hora de intentar controlar el miedo

La mayoría de las personas tratan de esquivar el miedo intentando controlar los síntomas y creen que dejarán de sentirlo si no piensan en él. Hacen ejercicios de respiración contraproducentes, se cogen la mano para que no tiemble, etc. «Esto solo aumenta la sintomatología, ya que la persona está poniendo su atención en los pensamientos que la provocan», prosigue el psicólogo.

Otro error muy común es la evitación: como no saben gestionar estas situaciones, hacen lo posible para no enfrentarse a ellas. Esta conducta evitativa es perjudicial a cualquier edad, no solo en la edad escolar. En el ámbito laboral, los adultos delegan en colegas responsabilidades que representan oportunidades profesionales para progresar en su empresa, por ejemplo, y se degradan dentro del organigrama al dejar que otros asuman sus funciones.

La lateralidad cruzada y el miedo a hablar en público_Centro de laetralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Cuanto más se evita hablar en público, más se enquista el miedo a hacerlo, ya que cada vez cuesta más gestionarlo. «Si un directivo tiene una reunión con la junta cada 15 días, aunque vaya encontrando excusas para no asistir, llegará un momento en que tendrá que ir. En ese punto, ya será muy difícil que pueda gestionar la ansiedad. El miedo a hablar en público se supera siempre a través de la aceptación, no del rechazo o de la evitación. Hay que aceptar que estas situaciones provocan una activación en nosotros y normalizar los nervios», apunta Elías.

Cómo se trabaja en terapia el miedo a hablar en público

En terapia se trabajan los aspectos emocionales y cognitivos relacionados con el miedo a hablar en público. Y, una vez se ha avanzado en estos aspectos, se realizan técnicas de actuación para simular un entorno parecido al que se puedan encontrar los pacientes en situaciones reales.

Respecto al trabajo emocional, se trata de que el paciente identifique las emociones que siente en estas situaciones y que pueda darles significado.

Respecto al trabajo emocional, se trata de que el paciente identifique las emociones que siente en estas situaciones y que pueda darles significado. «Hay personas que dicen sentir miedo cuando, en realidad, lo que sienten es preocupación. O están muy preocupadas por sentir una emoción que es normal sentir cuando se tiene que hablar en público. Por ejemplo, hay pacientes que asocian el estrés exclusivamente a un estado negativo y no saben que es un mecanismo que tenemos las personas para poder afrontar situaciones con una mayor concentración, si sabemos cómo gestionarlo. Cuando se lo explicas y entienden por qué se activa este mecanismo, se tranquilizan», añade Elías.

También se trabaja la autoestima para disminuir el peso que suelen darle a la opinión que los demás puedan tener de ellos. Si uno se siente preparado y con sus fortalezas más sólidas, este temor a lo que puedan pensar los otros disminuye.

Las sesiones de role playing en grupo son muy eficaces para que los pacientes puedan experimentar en un entorno de seguridad, simular situaciones diversas que pueden encontrase en casos reales, comentar posteriormente las sensaciones y pensamientos que se presentan y trabajarlos con el especialista.

Otro punto muy importante que se trabaja en las sesiones es la relativización de las consecuencias: al paciente se le hace pensar en las consecuencias más graves que podría tener una presentación en público catastrófica. Este ejercicio les sirve para ser conscientes de que la intensidad del miedo que sienten es desproporcionada respecto a las consecuencias reales, incluso en el peor de los casos. Asimismo, también se trabaja en relativizar la importancia de la opinión que los otros se puedan formar sobre uno.

Aprender a cambiar los pensamientos desadaptativos por otros adaptativos también es fundamental: los pensamientos catastrofistas o desadaptativos suelen ser bastante irracionales, pero, a la vez, están relacionados con aspectos más profundos de la personalidad que hay que trabajar. Son pensamientos relacionados con cómo nos perciben los demás, el miedo a quedarse en blanco, a hacer el ridículo, etc.

Del mismo modo, se trabajan las habilidades cognitivas involucradas en hablar en público que constituyen ítems de la lateralidad ―como la concentración, la memoria, la atención, la retención y la expresión verbal― para fortalecer estas capacidades y disminuir el riesgo de los bloqueos. Cuanto más segura se siente una persona, más aumenta su autoestima y, por tanto, también su tranquilidad para gestionar el estrés que supone hablar en público.

Finalmente, las sesiones de role playing en grupo son muy eficaces para que los pacientes puedan experimentar en un entorno de seguridad, simular situaciones diversas que pueden encontrase en casos reales, comentar posteriormente las sensaciones y pensamientos que se presentan y trabajarlos con el especialista.

Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto con nuestro centro

Nuestro cerebro no olvida por tener problemas de memoria_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart
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Nuestro cerebro no olvida por tener problemas de memoria

Susana Lladó - Lladó Comunicación 4 septiembre, 2019 Ansiedad, Memoria

Hasta hace unos diez años, los investigadores pensaban que el olvido se debía a un problema de memoria y, de hecho, el foco de las investigaciones en este campo se había puesto casi exclusivamente en la memoria, no en el olvido. Sin embargo, las últimas investigaciones indican que no es así: el olvido es una capacidad activa del cerebro que resulta crucial para su buen funcionamiento, según se explica en el último monográfico de la revista Nature dedicado por completo al cerebro: Nature Outlook: The Brain.

Hasta cierto punto, resulta lógico que los estudios sobre el olvido se hayan centrado en la memoria, en entender cómo se forman los recuerdos y cómo el cerebro consigue recuperarlos en el transcurso del tiempo. Al fin y al cabo, los recuerdos conforman nuestro yo y son esenciales para nuestra comprensión del mundo y para predecir situaciones. Y también parece lógico que pensaran que olvidar pudiera consistir en un proceso pasivo del cerebro por el que los recuerdos no utilizados se van desdibujando.

Esta creencia ha permanecido así hasta que varios estudios en los que, precisamente, se investigaba la memoria han dado resultados que contradicen esta suposición: parece ser que para entender cómo recordamos, hay que entender cómo y por qué olvidamos. Y que el cerebro está hecho para olvidar. Resumimos las ideas principales de estos hallazgos.

El olvido es un mecanismo activo del cerebro

Olvidar no consiste en que se vayan desdibujando los recuerdos debido al paso del tiempo; es decir no es un proceso pasivo del cerebro: ya hay evidencias que indican que se trata de un mecanismo que está permanentemente activo en el cerebro, como si el estado estándar del cerebro no fuera recordar, sino olvidar.

Cómo se almacenan los recuerdos de las experiencias personales

Los investigadores ya han concluido que los recuerdos autobiográficos, los que están relacionados con experiencias que hemos vivido personalmente, se almacenan en el hipocampo durante las horas y días posteriores a esas vivencias. Cuanto más recordamos un recuerdo, más sólido se torna en nuestra red neuronal. Si con el tiempo seguimos rememorándolo constantemente, la memoria de ese recuerdo se codifica tanto en el hipocampo como en la corteza cerebral y, finalmente, pasa a existir independientemente de la corteza, donde se guarda para el largo plazo.

Nuestro cerebro no olvida por tener problemas de memoria_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart

Las primeras evidencias de cómo funciona el olvido

En 2012, el neurocientífico Ron Davis descubrió evidencias del olvido activo cuando estaba estudiando la memoria con moscas de la fruta. En concreto, estaba investigando la influencia de las neuronas productoras de dopamina (un neurotransmisor) en el almacenamiento de los recuerdos olfativos y otros recuerdos sensoriales en estas moscas. Descubrió que la dopamina es un mensajero químico que juega un papel esencial en el olvido, ya que proporciona al cerebro la señal de «olvidar». Es más, este experto afirma que «El cerebro siempre está tratando de olvidar la información que ha aprendido».

Como hemos mencionado anteriormente, los recuerdos se codifican en el cerebro cuando se fortalecen las conexiones entre las neuronas. Esta fortaleza está determinada por la cantidad de receptores AMPA presentes en las sinapsis: es decir, para que la memoria permanezca intacta los AMPA debe mantenerse. Pues bien, otro investigador (Oliver Hardt, psicólogo cognitivo especializado en neurobiología de la memoria) descubrió que estos receptores no son estables y que en el cerebro existe un mecanismo dedicado que continuamente promueve su expresión en las sinapsis (pero como no son estables, algunos recuerdos se olvidan). Esto significa que, si se pudiera evitar la eliminación de los receptores AMPA, se podría evitar el olvido (y también significa que olvidar es una función de la memoria).

Olvidar es esencial para sobrevivir

Tal como explica Blake Richards, un investigador que estudia circuitos neuronales y aprendizaje automático en la Universidad de Toronto Scarboroug, «Nuestra capacidad para generalizar nuevas experiencias se debe, al menos en parte, al hecho de que nuestros cerebros participan en el olvido controlado». Su hipótesis es que la capacidad del cerebro para olvidar puede deberse al efecto conocido como «sobreajuste»: si recordáramos cada mínimo detalle de todo lo que vivimos, no podríamos extraer lo esencial, que es lo que nos permite evitar, por ejemplo, repetir reacciones en situaciones que entrañan un riesgo para nuestra integridad física (detalles como qué luz había, de qué color eran los zapatos que llevábamos y otros detalles irrelevantes en estas situaciones, acapararían toda nuestra atención y no podríamos reaccionar al peligro).

Llama la atención el hecho de que las personas que tienen una memoria autobiográfica muy superior a lo normal y que, por tanto, recuerdan cada detalle de sus vivencias, tienden a la obsesión y a no ser particularmente exitosas, según el artículo. Por el contrario, las personas que tienen una memoria autobiográfica deficiente suelen ser mejores en trabajos que requieren pensamiento abstracto (probablemente, porque no quedan atrapados en los detalles) y su capacidad para resolver problemas es mayor, aunque les cuesta proyectar situaciones futuras. Según el neurocientífico cognitivo Brian Levine, «Al no tener memoria episódica, tienen la capacidad de atravesar episodios».

Nuestro cerebro no olvida por tener problemas de memoria_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart

Entender cómo funciona el olvido podría significar un gran avance en el tratamiento de muchas enfermedades

Por otro lado, las investigaciones en personas sin memoria autobiográfica superior o inferior a lo normal han mostrado que cuanto más altos son los niveles en el hipocampo de un neurotransmisor inhibitorio denominado GABA más se produce el olvido. En otras palabras, se ha podido vincular el olvido exitoso con un neurotransmisor en particular del cerebro. Esta función crucial de los GABA en la supresión de pensamientos no deseados también tiene implicaciones en las fobias, la esquizofrenia y la depresión (los pensamientos obsesivos y la rumia se han relacionado con un hipocampo hiperactivo), y podría ayudar a tratar a las personas con estrés postraumático (TEPT) para que sus intensos recuerdos no sean tan intrusivos.

Estos hallazgos que explican cómo olvidamos también podrían llevar a avances significativos en los tratamientos para la ansiedad e incluso para el Alzheimer. De hecho, Hardt cree que esta última enfermedad se entiende mejor como un mal funcionamiento del olvido que como un mal funcionamiento de la memoria. Si partimos de la premisa que olvidar es un mecanismo innato, bien regulado y distinto, tiene sentido pensar que el Alzheimer podría ser un proceso de olvido hiperactivo y descontrolado que borra más de lo que debería.

Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo
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Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo

Susana Lladó - Lladó Comunicación 25 julio, 2019 Ansiedad, El trastorno de lateralidad

Muchas personas no consiguen relajarse en vacaciones, ni desconectar del trabajo. Estos días de descanso tan importantes para la salud física y mental les producen ansiedad y siguen chequeando continuamente sus correos electrónicos, piensan en lo que tendrán que hacer cuando regresen a su puesto de trabajo o se llenan la agenda vacacional de un montón de actividades para intentar complacer a los otros miembros de la familia.

Si es tu caso, aquí tienes algunas sugerencias que pueden ayudarte a disminuir el estrés, desconectar, recargarte, y disfrutar realmente de tus días de vacaciones:

Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo

1.Antes de empezar las vacaciones, deja acordado en el trabajo todo aquello que podría interferir en tu desconexión: quién asumirá tus funciones, quién se responsabilizará de gestionar los imprevistos que puedan surgir en tu ausencia, etc.

2.Usa las tecnologías siguiendo un criterio que beneficie tu salud: a algunas personas les estresa desconectarse completamente; en cambio, para otras es imprescindible hacerlo para conseguir descansar mentalmente. En cualquier caso, si vas a seguir conectado, reduce el tiempo de conexión. Respecto al trabajo, si no puedes evitar estar pendiente porque la desconexión te produce más estrés, una opción puede ser consultar tus correos únicamente una vez al día.

3.Si te vas de viaje, evita coger un vuelo, un billete de tren o emprender el viaje en coche a primera hora de la mañana: aunque quieras aprovechar al máximo los días, pegarte un madrugón no te va a ayudar a empezar a bajar el ritmo de estrés habitual.

4.El primer día de vacaciones no hagas planes: tómate tu tiempo para descansar, dormir o explorar tranquilamente las inmediaciones del hotel o del lugar en el que te encuentres.

5.Si vas a pasar tus vacaciones en pareja, con la familia o con amigos, encuentra cada mañana un espacio y un tiempo para ti en el que puedas ordenar tus pensamientos, relajarte y prepararte emocionalmente para después poder compartir buenos momentos con los demás.

Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo

6.A la hora de planificar visitas culturales, excursiones y otro tipo de actividades, no te llenes la agenda hasta la extenuación. La mejor opción es escucharse a uno mismo y hacer lo que de verdad se quiere hacer y al propio ritmo (no al de la batuta de nadie). Si tienes que negociar los planes con otras personas, sé asertivo (no reactivo). Ten en cuenta que el significado de descanso no es el mismo para todas las personas: para algunas es tener la posibilidad de no hacer nada (o lo mínimo posible), para otras es realizar actividades que las estimulan, y para otras personas es un equilibrio entre el relax y la actividad.

7.Deja lugar para la improvisación: no planifiques cada hora de tus vacaciones. Los psicólogos han observado que las personas solemos disfrutar más de las actividades no programadas: probablemente, porque no hay una restricción de tiempo y porque hay más probabilidades de que surjan situaciones nuevas que ayudan a que el cerebro se desconecte.

8.Haz cosas distintas a las que haces normalmente, que estimulen tu mente, y adopta una actitud de juego al hacerlas: es una excelente manera de ayudar al cerebro a desconectar y reducir el estrés (lee el artículo Por qué viajar es muy bueno para el cerebro).

9.Aprovecha las vacaciones para fortalecer los lazos con las personas que quieres y aprecias: tu cerebro liberará endorfinas.

10.Evita las sobremesas eternas y las siestas prolongadas después de las comidas. Sal a caminar, mantente en contacto con la naturaleza y respira aire fresco: tu nivel de estrés disminuirá y será beneficioso para tu presión arterial.

11.Haz ejercicio: además de ser beneficioso para tu salud física, el ejercicio mejora el estado de ánimo y reduce la tensión y la fatiga.

12.Si tienes la tentación de trabajar solo un rato, recuerda que no es saludable que los límites entre el trabajo y el descanso sean borrosos: ya hay estudios en los que se ha comprobado que no establecer claramente esta diferenciación puede repercutir negativamente en el estado de ánimo, interrumpir el proceso de desconexión y afectar negativamente a las relaciones con los demás.

13.Si te gusta leer y habitualmente lo haces sobre temas relacionados con tu profesión, cambia la temática de los libros.

En resumen: para que las vacaciones sean realmente vacaciones, debe haber libertad de elección y realizar actividades distintas a las que conforman nuestra rutina.

Cuando la ansiedad es nuestra peor enemiga en el trabajo
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Cuando la ansiedad es nuestra peor enemiga en el trabajo

Susana Lladó - Lladó Comunicación 20 mayo, 2019 Ansiedad 0

A las personas ansiosas les suele preocupar mucho que los demás las perciban y valoren de una manera positiva, por esto suelen esforzarse más que sus compañeros en el trabajo. Sin embargo, es precisamente esta preocupación la que, a veces, provoca que se comporten de una manera errática que termina dañando su imagen y sus relaciones en el ámbito laboral.

En lugar de dejar que la ansiedad nos boicotee, entender cómo funciona es lo que nos ayuda a adquirir habilidades para gestionar mejor esta emoción que casi todos sufrimos en mayor o menor medida en alguna ocasión.

La ansiedad resta objetividad

Las personas ansiosas suelen extraer conclusiones negativas cuando la comunicación con los otros les provoca inseguridad. Po ejemplo, si un compañero no las saluda efusivamente, no se para a hablar con ellas o no les dedica el tiempo que les gustaría, se sienten rechazadas y concluyen que no caen bien sin pensar que puede haber otras muchas razones que expliquen el comportamiento del compañero. Sacar conclusiones precipitadas sin tener datos objetivos hace perder oportunidades para establecer buenas relaciones con los demás y les puede hacer creer que somos nosotros los que les rechazamos. Lo positivo es que, si pensamos en ello y cambiamos los pensamientos ansiosos, normalmente, se presentan otras oportunidades para establecer una conexión.

La misma falta de objetividad e inseguridad es la que hace dudar a las personas ansiosas de sus propias competencias y habilidades, lo que provoca que posterguen e incluso eviten algunas tareas.

Cuando la ansiedad es nuestra peor enemiga en el trabajo

El perfeccionismo y la evitación

Otro rasgo muy común de las personas ansiosas es el perfeccionismo: necesitan hacerlo todo muy bien porque piensan que así obtendrán el reconocimiento que necesitan de los demás. Pero como este perfeccionismo las obliga a estar buscando siempre la mejor forma de hacer cualquier cosa, a menudo tardan demasiado tiempo en hacer las tareas: desde contestar un correo electrónico que para ellas es importante a presentar un informe. Cuanto más tiempo transcurre, más aumenta la ansiedad, ya que se acrecienta su preocupación por la imagen que puedan estar dando al retrasarse. Si en lugar de centrarse en lo que paraliza (la evaluación del otro), uno se centra en lo que sabe hacer bien y actúa con naturalidad según sus valores, es mucho más probable que podamos hacer el trabajo sin dificultades y que nuestra comunicación con los otros sea más clara, sin que dé lugar a malentendidos.  Actuar de forma transparente nos ayuda a reducir el estrés, aumenta nuestra confianza y, en general, hace que nos perciban como personas valientes y auténticas.

Miedo a las críticas

Cuando la ansiedad es nuestra peor enemiga en el trabajo

En un artículo de la psicóloga clínica Alice Boyes publicado hace unos días en Harvard Bussiness Review, la autora explica que las personas ansiosas buscan la retroalimentación de los otros que les permita mejorar, ya que desean tener éxito en lo que hacen. Pero, al mismo tiempo, son propensas a recibir las críticas como una prueba de que no hacen las cosas tan bien como deberían. La propuesta de esta psicóloga para romper el círculo es buscar aquello que facilite estar abierto al feedback: en su caso, por ejemplo, es pedírselo a alguien en quien confía y que cree en sus competencias, o, si pide feedback a alguien desconocido, prepararse respuestas que disminuyan su ansiedad cuando la retroalimentación se la provoca. Por ejemplo: “Creo que estos puntos son interesantes, pensaré en ellos y te diré algo en unos días”.

 

El miedo también hace acto de presencia cuando se les proponen ideas o proyectos nuevos: lo primero que hacen es pensar en todo aquello que podría hacer que no llegaran a buen puerto; una reacción que puede percibirse como una actitud muy negativa en el ámbito laboral y desmoralizante cuando se trabaja en equipo. Alice Boyes propone que se empiece por listar los puntos positivos, aunque después se expresen las preocupaciones, y terminar con una valoración general positiva.

Dificultad para percibir las necesidades de los otros

Cuando la ansiedad es nuestra peor enemiga en el trabajo

Las personas que sufren ansiedad están tan encapsuladas en su estrés que este ensimismamiento les impide darse cuenta de las necesidades que tienen las personas de su entorno, por lo que, normalmente, anteponen las suyas a las de su pareja, amigos, colegas, etc. Asimismo, aunque no suelen pedir ayuda, cuando encuentran a una persona merecedora de su confianza, tienden a establecer una relación de dependencia: le piden continuamente que las ayude en la toma de decisiones y en todo aquello que les produce inseguridad. Al igual que con los puntos anteriores, el primer paso para abandonar este patrón es ser consciente de él y establecer relaciones de reciprocidad y trabajo colaborativo. Del mismo modo, hay que evitar arrastrar a los otros con nuestra ansiedad: cuando nos excedemos en nuestras demandas debemos ser conscientes de que solo buscamos tranquilizarnos a nosotros mismos.

Fuentes:

What Anxiety does to us at work

5 Ways Anxiety can Cause Social Problems and rudeness

 

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