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Cómo mejorar la comprensión lectora de los niños
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Cómo mejorar la comprensión lectora de los niños

Susana Lladó - Lladó Comunicación 9 marzo, 2021 Comprensión lectora, Concentración, El trastorno de lateralidad

La comprensión lectora es la base del aprendizaje

Una buena comprensión lectora es indispensable para la comprensión de cualquier asignatura, ya que la mayoría de la información a estudiar se encuentra en textos escritos. De hecho, los resultados del último informe TIMMS indican que la caída escolar en las áreas no lingüísticas está estrechamente relacionada con la comprensión lectora. Si muchos niños tienen malas calificaciones en matemáticas, por ejemplo, no es porque tengan dificultades para comprenderlas, sino porque tienen dificultades para entender los enunciados de los problemas matemáticos. Por lo tanto, podemos decir que la comprensión lectora es la base del aprendizaje, determina el rendimiento académico y es un requisito indispensable para acceder al conocimiento y a la información. Asimismo, comprender lo que se lee permite acceder a conocimientos cada vez más abstractos y complejos, lo que posibilita a su vez nuevos aprendizajes y llegar a la universidad sin déficits de conocimiento acumulados y con un nivel de competencia lectora que no añada dificultades a los estudios.

Comprension lectora_lo que dicen los docentes de España

La situación en España: lo que dicen los docentes

Aunque actualmente sabemos que la comprensión lectora es clave en el aprendizaje, los datos de nuestro país al respecto no lo reflejan. El último barómetro CICLIP sobre la comprensión lectora en niños de entre 3 y 12 años concluye lo siguiente:

 

  • El 71, 6 % de los docentes españoles considera que la ley educativa actual no dedica las suficientes horas lectivas a trabajar la lectura.

 

  • El 58,7 % de los docentes dedica dos o menos horas a trabajar con sus alumnos la comprensión lectora.

 

  • La mitad de los docentes encuestados manifiestan que en su centro educativo no se realizan diagnósticos periódicos y estandarizados para detectar los trastornos del aprendizaje relacionados con la lectura.

 

  • El 38 % de los centros educativos no puedan dedicar una atención personalizada a alumnos con dificultades lectoras.

 

  • Casi la mitad de los docentes declara que su formación es insuficiente para trabajar aspectos relacionados con la lectura y la comprensión lectora, y que tampoco tienen la formación suficiente para reconocer trastornos en el proceso de aprendizaje lector de un alumno.

 

  • Casi la totalidad de los docentes considera que la comprensión lectora de sus alumnos mejoraría si pudieran dedicar más horas a preparar sus sesiones y a investigar en el campo de la comprensión lectora.

 

En conclusión, el descontento general y la falta de formación y tiempo de los docentes repercute directamente sobre los niveles de competencia lectora de los alumnos y sus hábitos lectores.

Habilidades cognitivas que intervienen en la comprensión lectora

En la comprensión lectora intervienen varias habilidades y procesos cognoscitivos:

  • La mecánica lectora
  • La retención lectora (memoria visual y auditiva).
  • La atención visual y auditiva
  • La percepción visual y auditiva
  • La capacidad de inferencia: saber deducir correctamente conclusiones a partir de premisas.
  • La conciencia fonológica: saber identificar las sílabas, palabras, frases y fonemas).

La mayoría de los niños y adolescentes con lateralidad cruzada suelen tener dificultades en todos estos procesos y habilidades; motivo por el que les cuesta mucho comprender lo que leen. En la terapia de lateralidad trabajamos cada uno de estos aspectos para aumentar sus competencia lectora, no obstante, los padres, desde casa, también pueden contribuir a que sus hijos la entrenen (tengan o no tengan lateralidad cruzada). Veamos cómo.

Pautas y actividades para mejorar la comprensión lectora de los niños

Pautas y actividades para mejorar la comprensión lectora de los niños

A continuación, detallamos los aspectos que contribuyen a mejorar la comprensión lectora y os sugerimos algunas actividades lúdicas que podéis realizar con vuestros hijos para fomentar la lectura y ayudarles a desarrollar las capacidades cognitivas que hemos mencionado anteriormente. Asimismo, os recomendamos escuchar la ponencia que sobre este tema impartió la doctora en Educación María Isabel de Vicente Yagüe el mes pasado en el marco de la V Edición del Congreso Internacional de Comprensión Lectora de Infantil y Primaria (CICLIP): aunque hemos recogido muchas de sus aportaciones, su exposición es realmente brillante.

 

La comprensión lectora se entrena leyendo

Cuanto mejor sea la mecánica lectora, mejor será la retención lectora y, por tanto, la comprensión de lo que se lee: si un niño no puede leer con fluidez, difícilmente podrá retener en su memoria lo leído y, en consecuencia, no llegará a entenderlo.

 

Lectura de textos variados

Aunque algunos expertos señalan que los libros de literatura infantil y juvenil serían las lecturas adecuadas, otros expertos, en cambio, afirman que lo ideal sería que leyeran textos de géneros muy variados. Según explica el experto en innovación, metodología docente y evaluación aplicadas a la educación Óscar Abellón en un artículo de El País, “Cuantos más tipos de texto lea un alumno, la riqueza que va a tener va a ser más amplia. De hecho, existe una correlación entre el rendimiento en una prueba externa como PISA y la variedad de textos que lee un alumno”.

 

Entrenar la lectura sostenida/atención

La atención es la capacidad para seleccionar, focalizar y mantener el interés en un estímulo determinado. Esta capacidad está estrechamente relacionada con la lectura debido a que nuestra capacidad de atención es limitada y leer requiere dejar a un lado otros estímulos que pueda haber en el entorno y centrarnos en la lectura. Teniendo en cuenta que los dispositivos electrónicos (videojuegos, redes sociales, etc.)  sobreestimulan y distraen la atención de los niños y adolescentes actuales, es muy habitual que no puedan mantener la atención en una lectura.

¿Qué ejercicios pueden ayudarles?

Leer una canción con la premisa de que luego deberán buscar palabras que rimen con algunas de la letra de la canción.

Leer un texto con la premisa previa de que luego deberán proponer sinónimos y/o antónimos de algunas palabras.

Leer un texto con la consigna de que tras la lectura les pediremos que busquen cierta información dentro de él (localización de datos).

 

Despertar su interés por la lectura

Difícilmente conseguiremos que un niño lea si no conseguimos despertar su interés por la lectura y que esta se convierta en una actividad placentera. Leerle primero en voz alta o facilitarle audiolibros puede ayudarle en este sentido y, además, como suscitará su atención, entrenará su atención sostenida en el tiempo.

 

La lectura dramatizada y la lectura comunicativa

La lectura dramatizada de un texto (como la de una obra de teatro) puede ayudar al niño a comprender lo que está leyendo, ya que tendrá que representarlo utilizando cambios en el tono de voz y el ritmo, y poniendo énfasis en la pronunciación. Y lo mismo ocurre si le pedimos que nos lea a nosotros (lectura comunicativa), ya que tendrá que desarrollar estrategias para hacernos llegar el significado del texto.

 

Desarrollar la memoria

Desarrollar la memoria es otra capacidad imprescindible para mejorar la comprensión lectora. La memoria consiste en codificar, almacenar y recuperar información. ¿Cuándo recordamos mejor un texto? cuando establecemos asociaciones y relaciones entre lo que dice el texto y nuestras experiencias personales u otras lecturas. Por lo tanto, podemos realizar actividades lúdicas encaminadas a que el niño pueda establecer esos vínculos:

  • Si, por ejemplo, lee una noticia del periódico que está relacionada con el acoso escolar, podemos pedirle que nos explique algún caso que ha habido en su clase/colegio.
  • Otro ejercicio podría consistir en decirle que tras una lectura tendrá que construir una frase con varias palabras que aparecen en el texto (elaboración de la información) o que tendrá que ampliarlo, enriquecerlo o crear una bifurcación en la historia añadiendo detalles de su propia cosecha o imaginando otro desenlace (estrategia de personalización de la información).
  • Otra estrategia para trabajar la memoria es la representación: el álbum ilustrado Concertina y el dragón, por ejemplo, tiene una portada que se puede utilizar como teatro e incluye estampas de personajes del libro que permiten crear marionetas con unos palillos para favorecer dicha representación.
  • La estrategia de la repetición también es muy útil para retener información específica y que lo esencial pueda pasar de la memoria de corto plazo a la de largo plazo. Una actividad lúdica para trabajar la repetición puede ser jugar al juego de las palabras encadenadas.

 

Trabajar la capacidad de inferencia

La inferencia no consiste en la comprensión literal de un texto, sino en la comprensión profunda que posibilita llegar a conclusiones que se derivan de él (y poder reflexionar sobre el texto). Cuantas más inferencias pueda llevar a cabo un niño, mejor habrá comprendido el texto leído. Hay tres tipos de inferencias: las inductivas, las deductivas y las de formulación de hipótesis. Esta última (quizá menos utilizada, pero muy útil) consiste, por ejemplo, en que el niño formule hipótesis sobre lo que hará un personaje determinado en el siguiente capítulo del libro o sobre cómo terminará la historia (hipótesis que se confirmarán o no a medida que vaya avanzando en la lectura del texto).

 

Mejor textos impresos que en pantalla digital

Los últimos estudios sobre el tema apuntan a que el libro tradicional es un formato más idóneo para la comprensión lectora y el aprendizaje basado en textos. Os lo explicamos en el artículo Comprensión lectora, mejor textos impresos que en pantalla digital.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

 

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Lateralidad: el caso de Pere, diagnosticado como deficiente mental
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Lateralidad: el caso de Pere, diagnosticado como deficiente mental

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 14 enero, 2020 Comprensión lectora, Concentración, El trastorno de lateralidad, Lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea, Lectoescritura, Miedos, Motivación, Orientación espacial, Terapia de lateralidad

Por Joëlle Guitart

 

El caso que expongo hoy es el de un niño que llegó al Centro de Lateralidad con un resultado del test de inteligencia de 73; es decir, había sido diagnosticado como deficiente mental.

Cuando este paciente, al que llamaremos Pere, vino por primera vez a consulta en enero de 2017 con sus padres, tenía 8 años y 8 meses, y cursaba tercero en una escuela especializada. En su clase había una gran heterogeneidad de alumnos: niños con autismo, con el síndrome de Asperger, con deficiencia mental, con problemas conductuales, etc.

Al hacerle el  test de lateralidad, los resultados mostraron que Pere presentaba tres cruces de lateralidad y una acusada hipotonía. Iniciamos la terapia y tras cinco meses de tratamiento,  como es habitual en todos los pacientes, le realicé el primer test de control. Observé, con cierta sorpresa, que ya no presentaba las grandes dificultades de organización perceptiva, ni de organización espacial que tenía cuando llegó al centro. Respecto al aparato locomotor, tampoco aprecié nada que entrara fuera de lo normal: saltaba a la comba y la pata coja sin ningún problema, y realizaba los otros juegos y ejercicios con los que evalúo este aspecto con bastante normalidad. Asimismo, en estos cinco meses, Pere había empezado a jugar en un equipo de fútbol en el que antes no lo habían aceptado, y su acusada hipotonía en miembros superiores e inferiores había disminuido notablemente, lo cual es poco frecuente en tan poco tiempo de terapia (en general, la hipotonía no disminuye antes del segundo test de control; es decir, antes de los 10 meses de tratamiento).

A partir de entonces, seguimos trabajando todos los ítems de lateralidad, incluyendo los relacionados con la lentitud, la dificultad de concentración y la lectoescritura. Del mismo modo, seguimos trabajando aspectos como sus miedos (tenía miedo a todo) y su falta de motivación, pues se desanimaba a menudo.

De una escuela especializada a una escuela normal

Es importante destacar que cuando el paciente empezó la terapia, también presentaba algunos problemas de comportamiento: fundamentalmente, cierta agresividad e impulsividad dentro del grupo, tanto con los otros pacientes como, incluso, con la terapeuta. Este comportamiento, en el segundo test de control, había dado un giro radical. Hablé con los padres y con la escuela especializada sobre toda esta evolución y se tomó la decisión de cambiarlo a un colegio normal repitiendo segundo de Primaria, ya que Pere todavía tenía dificultades en la lectoescritura.

Este segundo test de control lo realicé cuando Pere tenía nueve años y ocho meses. En este punto del tratamiento lo que observo es que la coordinación ideomotriz ha mejorado (le costaba mucho pensar, razonar), aunque todavía se bloquea con el pensamiento lógico en algunas ocasiones. A pesar de ello, tiene menos dificultades en las asignaturas de ciencia que en las relacionadas con la lengua. En la nueva escuela, seguía yendo bien, gracias a la implicación de los profesores, a la coordinación que establecimos entre el colegio y nuestro centro, a la actitud de los padres y a la colaboración del propio paciente en la terapia que, como he mencionado, era colectiva. Es entonces cuando les propongo a los padres del paciente que su hijo haga en el centro otro test de cociente intelectual. El resultado es de 100, un resultado que está en el rango de lo normal.

El tercer test de control lo realizo en octubre de 2019, cuando el paciente tiene 10 años y 5 meses. Todos los ítems de lateralidad han mejorado significativamente, la mecánica lectora ya es fluida, lee correctamente en voz alta y, aunque la comprensión lectora todavía es muy mejorable, ya retiene lo que lee (anteriormente era incapaz). También sigue disminuyendo la hipotonía, ya no se cae ni tropieza como antes, está mucho más ágil, juega más con los otros niños de la escuela y ya está aprobando, aunque justito, todas las asignaturas. Asimismo, ha empezado natación y, los fines de semana, esquí (dos deportes que siempre recomiendo, cuando hay problemas de lateralidad, porque a nivel neurofisiológico ayudan a acelerar todo el proceso de lateralización; a diferencia de los deportes oculomanuales, como el tenis, que lo dificultan porque provocan irritabilidad en el cerebelo).

Quiero detenerme aquí para hacer una reflexión: si este paciente hubiera permanecido en la escuela especializada, hubiera terminado siendo una persona con un cociente intelectual de deficiente mental y toda su vida hubiera quedado sellada por esta circunstancia: hubiera tenido que renunciar a ir a la universidad, a la expectativa de poder desarrollarse profesionalmente en un futuro y socialmente también habría quedado igualmente limitado. Toda su existencia se habría desarrollado por debajo de su verdadero potencial. Aunque su caso no representa a la inmensa mayoría de pacientes que vemos en el centro de lateralidad, debo decir que tampoco es una excepción. No es la primera vez que nos encontramos con un niño que ha sido etiquetado de esta forma, con todo lo que ello supone también para sus familias. Hay que ser conscientes de que otros padres se sienten tan solos y desamparados ante un diagnóstico de estas características que no saben adónde acudir ni qué hacer. Muchos se rinden tomando como válido el diagnóstico erróneo que reciben.

Actualmente, ya estamos finalizando la terapia con Pere. El próximo test será en marzo de 2020, que es cuando calcularé su porcentaje de recuperación. Aunque quedará un test más (máximo dos) por realizar, puedo aventurar que este paciente se habrá recuperado en un 80 % como mínimo (si no hay ningún obstáculo este porcentaje será más alto) al darle el alta. Posteriormente, como en todos los casos, se le darán una serie de ejercicios para que haga en casa durante un periodo de cinco meses; periodo tras el cual cada cinco meses volverá tres veces más al centro a terapia, ya solo para la supervisión.

La organización espacial y temporal en el aprendizaje de la lectoescritura_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
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La organización espacial y temporal en el aprendizaje de la lectoescritura

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 9 diciembre, 2019 Comprensión lectora, Concentración, Desarrollo motor, El trastorno de lateralidad, Lectoescritura, Organización corporal, Organización temporal, Orientación espacial

 

«Sin tener adquirida la orientación espacial y la orientación temporal no es posible el aprendizaje de la lectoescritura: ambas nos permiten entender y manejar los códigos escritos, las letras y los números»


 

¿Qué relación tienen la organización espacial y temporal con el aprendizaje de la lectoescritura?

Sin tener adquirida la orientación espacial y la orientación temporal no es posible el aprendizaje de la lectoescritura: ambas nos permiten entender y manejar los códigos escritos, las letras y los números.

¿De qué manera?

Necesitamos tener integradas unas coordenadas bien organizadas para orientar los símbolos, ya que el significado de estos símbolos depende de la forma que tienen y del lugar que ocupan en el espacio y en el tiempo, secuencialmente. No es lo mismo es que sé, 35 que 53 o decir que hoy es lunes o que es sábado, por ejemplo.

¿Qué ocurre cuando estas coordenadas espaciales y temporales no están integradas?

Cuando aprendemos a leer y a escribir, automatizamos este aprendizaje; de manera que el área del cerebro que interviene en estas funciones queda liberada para adquirir nuevos conocimientos que requieren atención y concentración. Esto es así porque el sistema nervioso está jerarquizado. Cuando no hay una buena jerarquización de las funciones cerebrales implicadas en el aprendizaje y desarrollo de la lectoescritura, esta área cerebral se sobrecarga y se colapsa.

¿Cuáles son las repercusiones?

Los niños que no han adquirido una buena organización temporal y espacial se dispersan mucho y les cuesta un gran esfuerzo cualquier aprendizaje. Tienen que poner mucha voluntad y tesón en todo porque el proceso no está automatizado.

¿Por eso cuando uno ya ha aprendido a conducir puede estar pendiente también de una conversación?

Sí, cuando un adulto realiza una función automática, la corteza ya no interviene y actúa gracias a las estructuras subcorticales, dejando la corteza libre para otras funciones o actividades más complejas, como la comprensión. Por el contrario, cuando nos enfrentamos a un nuevo aprendizaje, la corteza vuelve a participar activamente.

« Sin una buena lateralización cuesta mucho dominar la organización espacial y temporal, que son las bases que permiten desarrollar aprendizajes como la lectoescritura»

 

Entiendo, la jerarquización es fundamental para liberar las funciones superiores y seguir adquiriendo conocimientos nuevos

Sí, porque las funciones superiores son las que se encargan de los aprendizajes más conscientes. Como las redes de conexión del sistema nervioso y los núcleos de integración de un niño son cada vez más complejos, esta complejidad obliga al sistema nervioso a organizarse de forma jerarquizada para evitar el caos.

Bien, y ¿qué papel juega la lateralización en todo este proceso?

La jerarquización de las funciones cerebrales y la buena comunicación entre los hemisferios cerebrales es posible gracias al proceso de lateralización, entre otros factores.

¿Por qué es tan importante?

Durante el proceso de lateralización el niño aprende primero a ubicar su cuerpo en el espacio y a orientar su yo y su sentir tanto en el espacio como en el tiempo, así como a orientarse respecto al mundo exterior. Es imprescindible que este proceso de lateralización se haga correctamente para que después sea capaz de desarrollar aprendizajes complejos como la lectura y la escritura que requieren organizar la información mediante códigos gráficos y arbitrarios.

La lateralización es la base

Bueno, sin una buena lateralización cuesta mucho dominar la organización espacial y temporal, que son las bases que permiten desarrollar aprendizajes como la lectoescritura.

Escribir consiste en organizar en el espacio y en el tiempo

Sí, y para que haya una buena organización espacial al escribir, esta organización espacial debe estar incorporada corporalmente. Sin una buena organización lateral, el niño no sabe si la escritura tiene que ajustarse a un patrón de ordenamiento diestro o zurdo.

¿Qué le ocurre a un niño que no tiene las referencias corporales bien adquiridas?

Los desórdenes de los puntos de referencia corporal pueden ocasionar una velocidad de lectura lenta (aunque no todos los casos son iguales), ausencia o pobreza de comprensión lectora y confusión entre derecha/izquierda; lo cual lleva a no comprender las nociones de decena y centena, a invertir el orden de las letras, a la disgrafía y a síntomas que pueden confundirse con dislexia o discalculia, por ejemplo.

« A estos niños les cuesta mucho organizar un dibujo, representar lo que tienen en la cabeza»

 

¿Por qué se da la disgrafía?

Si no sabes orientarte en el espacio cuesta mucho saber hacer bien la letra, copiarla bien.

¿En qué más afecta la desorganización espacial y temporal?

A estos niños les cuesta mucho organizar un dibujo, representar lo que tienen en la cabeza.

¿Por qué?

Les cuesta plantear la idea, no saben cómo empezar a representarla, cómo distribuir los elementos en el espacio. Y, a veces, estos elementos son desproporcionados.

¿También queda afectada la expresión oral?

Normalmente, hay una mayor comprensión de las explicaciones verbales que de las escritas, de la misma forma que también es mejor la expresión verbal que la escrita.

Volvamos a la cuestión de la dispersión y la atención

Es importante aclarar que antes de afirmar que un niño presenta un problema primario de atención debemos asegurarnos de que esta tendencia no se deba a un sobresfuerzo provocado por los motivos que he explicado anteriormente. Los niños con lateralidad cruzada, al igual que sus padres, expresan a menudo que todo les cuesta demasiado, que seguir el ritmo de la clase les supone un sobreesfuerzo constante y mucho mayor que el que hacen los otros niños.

«En el desarrollo psicomotor, primero vendría el esquema corporal, luego la lateralidad y,finalmente, la organización espacial y temporal . Si hay un fallo en la primera etapa ya hay consecuencias en las demás»

 

¿Puedes poner otro ejemplo de cómo repercute la desorganización espacial y temporal?

El otro día estaba en terapia con un grupo de niños. Les puse un ejercicio de lógica que consistía en ordenar de un modo determinado manzanas de diferentes colores. Todos los niños las ordenaban incorrectamente una y otra vez. Yo no entendía qué era lo que provocaba el mismo error en todos hasta que me di cuenta de que las estaban ordenando en orden inverso, de derecha a izquierda. Estos niños tenían 11 años, una edad en la que la organización temporal y espacial ya debería estar adquirida.

¿Cuál es el orden en la jerarquización que nos explicabas antes?

En el desarrollo psicomotor, primero vendría el esquema corporal, luego la lateralidad y, finalmente, la organización espacial y temporal . Si hay un fallo en la primera etapa ya hay consecuencias en las demás.

¿Cómo trabajáis estas dificultades en terapia?

Como para tener una buena organización espacial se necesita un esquema corporal adquirido, trabajamos el esquema corporal moviendo, por ejemplo, solo una parte del cuerpo para que sean conscientes de los movimientos, diferencien las diferentes partes del cuerpo y aprendan a saber orientarse en su propio cuerpo. Si ellos pueden orientarse en su propio cuerpo también sabrán orientarse en el espacio porque, entre otras razones, su cuerpo también está en el espacio.

¿Y la temporalidad?

Una vez tienen adquirida toda la parte más espacial, se trabaja la temporalidad, que es lo más complejo, aunque ambas van muy relacionadas y en algunos ejercicios las trabajamos paralelamente porque una depende de la otra.

¿Cómo les afecta la desorganización temporal?

En la lectura, la temporalidad afecta, por ejemplo, a qué letra va primero. En la escritura, suele reflejarse en que empiezan a escribir por donde no corresponde.

¿Y cómo la trabajáis?

Hay muchos ejercicios para ello, aunque deben realizarse con la supervisión de un terapeuta porque, como cada niño tiene una retención neurológica diferente, deben personalizarse. Trabajamos mucho la ordenación de viñetas y fotografías, ya que son ejercicios que requieren entender el concepto de sucesión. Además la organización temporal también es necesaria para entender las horas, los días de la semana, los meses, las estaciones, el concepto de resta…

¿Por qué el concepto de resta?

Si no tengo adquirida la temporalidad no puedo entender “Tenía 3 bolis, me quitaron 2, ¿cuántos me quedan?”. No puedo establecer la relación entre lo que tenía y lo que tengo porque no sé cuál es el punto de partida temporal.

¿Qué otros aspectos trabajan en terapia?

Trabajan el ordenar cosas en el espacio, los conceptos de antes y después, de arriba y abajo, que les cuesta mucho, y los de derecha e izquierda. A veces se lían mucho con todos estos conceptos y son niños de 6-7 años que ya deberían tenerlos adquiridos. Algo que les presenta normalmente bastante dificultad es describir lo que está abajo y arriba en una imagen.

Uno se pregunta cómo se las ingenian en su día a día con toda esta confusión

A veces, resuelven las situaciones por imitación, pero, claro, les genera mucha frustración ver que no son capaces de entender y hacer lo que otros niños entienden y hacen con facilidad. Además se cansan mucho por el esfuerzo que les supone, lo cual suele provocarles rechazo al estudio, a ir al colegio, etc.

¿Qué otros ejercicios hacen en terapia?

Representar palabras con el cuerpo, leer palabras que están en relieve con los ojos vendados para integrar la forma de las letras y orientarlas en el espacio, representar letras con plastilina para tener que crearlas de la nada en el espacio (este ejercicio también les va bien para trabajar la motricidad fina), coser las letras de una palabra para integrar el orden, ejercicios que les ayudan a reconocer la diferencia entre letras que confunden cuando están en minúscula, como la b y la d, etc.

Entrevista a la madre de un paciente con 3 cruces de lateralidad
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Entrevista a la madre de un paciente con 3 cruces de lateralidad

Susana Lladó - Lladó Comunicación 26 febrero, 2019 Ansiedad, Comprensión lectora, El trastorno de lateralidad, Emociones, Lateralidad, Lateralidad y lectura, Terapia de lateralidad, Tratamiento de lateralidad 0

Entrevistamos a la madre de un paciente diagnosticado con tres cruces de lateralidad que finalizó la terapia hace unos meses. Cuando su hijo ―al que llamaremos Pedro para preservar su anonimato― llegó al centro, era diestro de brazo y mano en un 65 %, y zurdo en un 35 %. 

Antes de transcribir la conversación, queremos incluir el testimonio del padre de Pedro, quien se sumó a la entrevista al finalizarla: «Le agradezco a mi hijo que se abriera desde el primer momento al tratamiento y que se mostrara desde un inicio tan convencido de su decisión, de lo que iba a hacer. Con tan solo 11 años entendió cuál era su problema, que tenía solución y que la terapia le permitiría ir hacia donde quería llegar. Ahí mostró una gran madurez. Se lo he dicho».

 

¿Cuándo empezasteis a detectar que Pedro tenía dificultades?

Hace seis años, cuando Pedro estaba en cuarto de Primaria.

 

¿Qué tipo de dificultades tenía?

Empezó a tener bloqueos.

 

¿Qué tipo de bloqueos?

No sabía cómo enfrentarse a las situaciones que para él eran conflictivas. Se levantaba casi todas las mañanas de mal humor, se mostraba enfadado y agobiado continuamente, se negaba a desayunar, a ir a la escuela, etc. Y cuando intentábamos hablar con él, era imposible razonar: se encerraba completamente en sí mismo y no lo sacabas de ahí. Al mismo tiempo, se quedaba callado y no había manera de acceder a él. Si decía algo, su manera de expresarse era agresiva. No era un niño feliz, nunca estaba contento. Pero en aquel momento pensamos que era una cuestión emocional.

 

¿También tenía bloqueos de tipo cognitivo?

Le costaba mucho concentrarse, estudiar y conseguir hacer los deberes, por ejemplo. Teníamos que estar siempre encima y ayudarle. Las broncas eran continuas. Era duro, para él y para nosotros. Y también recuerdo que la presentación de las libretas donde hacía los deberes era muy desastrosa. Pero, en cambio, se esforzaba mucho estudiando: no es que pasara de la escuela. Y esto le hacía sufrir mucho.

 

¿Qué es lo que os llamaba la atención de la presentación de las libretas?

Lo mezclaba todo, hacía muy mala letra, había muchísimos borrones y estaba todo desordenado. Pero yo no le daba mucha importancia a esto último, pensaba que él era desordenado.

 

¿Notabais alguna dificultad más?

En matemáticas iba bien, lo que más le costaba era la lectura y la escritura. Sobre todo, redactaba muy mal: lo mezclaba todo. No obstante, él intentaba compensar estas dificultades esforzándose mucho y esto hacía que los resultados académicos no fueran malos.

 

¿Notasteis dificultades de orientación espaciotemporal?

La verdad es que nosotros, como padres, no. Pero sé que las tenía y que las han trabajado en terapia.

 

¿Recuerdas algún síntoma más destacable?

Se le olvidaban las cosas con frecuencia. Por ejemplo, nunca sabía qué deberes tenía que hacer. Era como que no se enteraba de las cosas.

 

¿Cómo era su relación con los compañeros de clase?

No era buena. Nosotros lo atribuíamos a que lo habían cambiado de clase y a que había tenido algún percance con la profesora debido a su desorden, pero después he sabido a través de Joëlle Guitart que sufrió algún episodio puntual de bullying. El caso es que él pidió cambiar de colegio. Nos dijo que quería un cambio de aires.

 

¿En los informes de la escuela nunca se mencionó un posible problema de lateralidad?

La verdad es que no. Como Pedro no suspendía las asignaturas, supongo que nadie pensó que pudiera haber un problema de lateralidad. Los informes se limitaban a decir que era despistado, desordenado, infantil, que tenía que madurar…

 

¿Cuándo decidisteis llevarlo al centro para llevar a cabo un diagnóstico?

Leí un artículo de Joëlle Guitart en La Vanguardia y me di cuenta de que lo que explicaba ella era lo que le pasaba a mi hijo. Fue entonces cuando pensé que las dificultades de Pedro quizá no se debían a que todavía tenía que madurar, sino a un problema de lateralidad.

 

¿Cómo reaccionasteis al diagnóstico?

Joëlle Guitart nos explicó que el test mostraba, sin lugar a dudas, una lateralidad cruzada y que le podían ayudar. Fue un alivio: por fin sabíamos la causa y que tenía solución.

 

¿Cómo habéis vivido el proceso de curación de Pedro?

Bueno, para nosotros, acompañarle cada semana a terapia (lo hacía mi marido) supuso un esfuerzo porque vivimos a una hora y media de Barcelona y el tratamiento ha durado dos años. Además, las sesiones eran los viernes y a finales de semana nos cogía a todos ya agotados. Pero Pedro iba muy contento a las sesiones, nunca quiso saltarse ninguna y nosotros empezamos a ver cambios enseguida, casi de inmediato.

 

¿En qué notasteis los cambios, cómo fueron?

No hubo altos y bajos, fue gradualmente yendo a mejor. Al principio, como te decía, fue muy rápido, enseguida vimos un cambio: dejó de tener los bloqueos, empezó a poder hablar cuando había algún conflicto y a dejarse aconsejar, y eso que estaba en una edad difícil, entrando en la adolescencia. Y también quiero destacar que, por fin, empezó a mostrarse alegre y a reír ¡nunca le habíamos visto contento! Y eso para unos padres, es tremendo: es lo que más te hace sufrir. 

 

¿Cómo veis ahora a Pedro?

Ahora, le va muy bien en la escuela, y con los amigos. Hace tiempo que ya estudia solo, se organiza mucho mejor, presenta bien los deberes y los trabajos, ya no se bloquea y, sobre todo, le vemos bien, feliz. Quiere ser periodista deportivo, vamos a ver: en cualquier caso, ahora ya tiene las herramientas para poder conseguir sus objetivos.

 

Y él, ¿ha compartido con vosotros algo sobre lo que ha sido la terapia?

¡Bueno, tiene a su terapeuta, Luis, en un pedestal! Desde un principio encajó muy bien con Joëlle, con él y con los otros niños de su grupo de terapia. Estamos convencidos de que todos estos factores le ayudaron a abrirse y a tener una actitud receptiva para hacer con éxito el tratamiento.

 

Pedro ya ha terminado la terapia y solo le queda un último test de control

Sí, volveremos en verano para este último test y ya estará. La terapia ha conseguido lateralizarle en un 90 % a la derecha. Entretanto, solo tiene que hacer unos ejercicios en casa dos veces a la semana para aumentar un 5 % más esta lateralización.

 

¿Quieres añadir algo más?

Sí, a veces hablo con otros padres que me explican que sus hijos tienen dificultades muy similares a las que tenía Pedro y veo que las atribuyen a otras causas, pero no a un posible problema de lateralidad. Llevan a su hijo al psicólogo o a otro tipo de especialistas y me dicen que no ven grandes progresos. Yo les comento nuestra experiencia, pero me doy cuenta de que hay un gran desconocimiento sobre este tema y de que es difícil explicarlo si no eres un profesional de este campo. En nuestro caso, yo tuve la suerte de que leí el artículo y enseguida identifiqué los síntomas. Espero que nuestro testimonio sirva para que otras personas también puedan reconocer lo que les pasa a sus hijos. 

 

Comprensión lectora: mejor textos impresos que en pantalla digital
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Comprensión lectora: mejor textos impresos que en pantalla digital

Susana Lladó - Lladó Comunicación 27 septiembre, 2018 Actualidad, Aprendizaje, Comprensión lectora, El trastorno de lateralidad 0

Cuando hace unos años aparecieron los primeros e-readers o libros digitales, algunas voces profetizaron la muerte del libro en papel. Y actualmente, en una época en la que muchos estudiantes son nativos digitales, muchas escuelas están apostando por las nuevas tecnologías en las aulas. Sin embargo, los datos nos dicen que la mayoría de las personas preferimos la letra impresa para leer textos que, por su profundidad, presentan cierta dificultad (estos datos incluyen a las personas que dedican buena parte de su tiempo a la lectura en formatos digitales). Además, los últimos estudios sobre el tema apuntan a que el libro tradicional es un formato más idóneo para la comprensión lectora y el aprendizaje basado en textos.

 

Comprensión lectora: mejor textos impresos que en pantalla digital

 

Hasta hace poco, no había pasado el tiempo suficiente desde la implantación del formato digital como para que los estudios sobre la comprensión lectora en uno y otro formato fueran concluyentes, pero ahora, parece que sí, y los resultados revelan que comprendemos mejor los textos impresos que los textos en pantalla digital.

Según los estudios realizados por la especialista en psicología cognitiva, psicología experimental y psicología educativa Rakefet Ackerman y su equipo, comprendemos mejor un texto cuando lo leemos en papel y esta diferencia aumenta cuando el tiempo del que disponemos para la lectura es limitado.

Comprensión lectora: mejor textos impresos que en pantalla digital

 

Otro dato interesante que ha revelado el estudio es que las personas que leen un texto digital tienen un exceso mayor de confianza sobre lo aprendido que las que leen utilizando el formato impreso. Los autores del estudio afirman que “esto se debe a un déficit en los procesos meta-cognitivos responsables de la monitorización de la cantidad y calidad del aprendizaje alcanzado”, según explican los psicólogos del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Valencia Pablo Delgado y Ladislao Salmerón en el artículo El libro no ha muerto: desventaja meta-cognitiva de la lectura en pantalla. No obstante, Ackerman y su equipo también creen que esta desventaja podría salvarse introduciendo procedimientos que ayuden a procesar mejor la información que se lee, como elaborar una lista de palabras clave del texto.

Asimismo, también se ha visto que los estudiantes que toman los apuntes a mano obtienen mejores resultados en los exámenes que los que utilizan el ordenador portátil para tomar este tipo de notas.

Otros estudios realizados recientemente, como el que se cita en el artículo Hace falta papel: lo que se lee en pantalla se entiende peor, publicado hace unos meses en el diario El Español, afirman que los soportes digitales propician la dispersión, dificultan la comprensión de los conceptos abstractos y de la idea global de un texto, aunque facilitan el recuerdo de detalles concretos, y atribuyen la dispersión a los hiperenlaces y a las imágenes que suelen formar parte de una publicación digital, ya que interrumpen el proceso de lectura afectando a la atención.

Otras fuentes;

El País: Los nativos digitales también aprenden mejor con los libros de papel

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