Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
La autoestima en niños con lateralidad cruzada_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart
Link Enlarge

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 1 octubre, 2019 Ansiedad, Aprendizaje, Concentración, Desarrollo motor, Desorientación espacial, El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea

Por Meritxell Pujol

La autoestima

La autoestima es la valoración que uno hace sobre sí mismo, sobre su persona e imagen. Por tanto, la autoestima es un juicio que o bien aporta valor positivo a lo que creemos que somos, o bien aporta un valor negativo.

Asimismo, la autoestima no queda definida por una única evaluación, sino por el conjunto de los juicios que emitimos sobre nuestra persona: todas estas valoraciones van definiendo la imagen que nos conformamos de nosotros mismos y cómo nos representamos simbólica y mentalmente.

En consecuencia, la autoestima es determinante en la construcción de nuestra personalidad y en la manera en la que nos relacionamos con los demás.

Autoestima y psicomotricidad

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

La formación de la autoestima es gradual y se revisa y actualiza constantemente. Cuando un niño empieza a tomar conciencia de sí mismo y a adquirir consciencia de su esquema corporal, comienza a crear su imagen corporal. Y esta imagen corporal está relacionada con la autoestima que se está forjando.

Si un niño, por ejemplo, se cae a menudo cuando juega, puede asociar emocionalmente este hecho a un sentimiento negativo, como la frustración. Esta valoración negativa pasará a formar parte de su propia autoestima.

Dado que la imagen corporal es una representación consciente e inconsciente del cuerpo y que tiene un componente emocional, podemos decir que el desarrollo psicomotriz de un niño es una de las primeras bases que conforman su autoestima.

Para que haya un correcto desarrollo psicomotriz es necesario la adquisición de ciertas bases, como el esquema corporal, la lateralización dominante de izquierda o derecha, la organización espacial y la organización temporal.

Estas bases se deben adquirir correctamente y de manera gradual, ya que conforman la estructura de futuros aprendizajes, como el de la lectoescritura y el pensamiento lógico matemático. Un niño que, por ejemplo, no esté bien lateralizado, podría tener dificultades en la estructuración de la temporalidad.

Los niños con lateralidad cruzada suelen tener dificultades psicomotrices y cognitivas: problemas de concentración, atención, memoria, etc. Estas funciones cognitivas son fundamentales para la vida diaria, escolar e individual del niño. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que, si un niño se encuentra con muchas dificultades de este tipo en su día a día, esto va a influir en la manera en cómo se ve a sí mismo.

Desde casa es importante ayudarle a que esta valoración sea justa: hacerle ver que, aunque hay cosas que le cuestan más, también hay otras que las hace muy bien. Del mismo modo, también podemos ayudarle a que sea consciente de su evolución: si es un niño al que le cuesta leer, podemos hacerle notar lo mucho que ha progresado desde que empezó a aprender.

En nuestro centro, nos encontramos a menudo con niños que se infravaloran o que tienen una baja autoestima debido a sus dificultades psicomotoras y cognitivas. Algunos no quieren probar cosas nuevas o hacer nuevas actividades porque intentarlo les produce un gran sufrimiento. Hacer algo nuevo, aunque sea algo divertido, significa salir de nuestra rutina y, por tanto, de nuestra zona de confort. Esto puede generar mucho miedo y ansiedad.

Esta inseguridad también afecta a su manera de relacionarse con los demás: pueden ser niños con dificultades para entablar nuevas amistades o para integrarse en un grupo. Cuando uno no se siente a gusto consigo mismo, le cuesta pensar que otros puedan disfrutar de su compañía.

Cómo tratamos los problemas de autoestima en el centro

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

En el centro partimos de la base de que se debe trabajar conjuntamente la parte emocional, la motriz y la psicológica. Por este motivo, la terapia integra los tres aspectos.

Por ejemplo, si un niño tiene dificultad en saltar y eso le hace sentir mal y diferente a los demás niños, en terapia propondremos juegos de manera gradual que requieran coordinación y conocimiento de esquema corporal para que vaya mejorando en el salto. A medida que el paciente ve su evolución en este aspecto, su autoestima también aumenta, llegando incluso a pedir ese juego que, ahora, le hace sentir bien.

En ocasiones, también nos encontramos con niños que han interiorizado un discurso negativo sobre ellos mismos y que dan por supuesto, antes de intentarlo, que serán incapaces de hacer algo determinado. El malestar que les genera una actividad nueva les produce una ansiedad anticipatoria asociada. Cuando llevan a cabo la nueva actividad y se dan cuenta de que pueden hacerlo bien, se sorprenden. Estos logros y la valoración positiva de los mismos van aumentando su autoestima.

Sin duda, es un proceso largo, que requiere ayuda terapéutica para que logren expresar las emociones asociadas a la infravaloración que les hace sentir mal. Pero a medida que avanza la terapia y observan que son capaces de hacer cosas que antes no podían hacer, que cada vez las hacen mejor, y aprenden a valorar positivamente sus logros y evolución, también van ajustando la valoración sobre su persona y su juicio se vuelve más justo.

Entrevista a la psicóloga Ganaëlle Anza: «La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»
Link Enlarge

«La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 15 abril, 2019 Aprendizaje, Concentración, Desarrollo cerebral, Desarrollo motor, Desorientación espacial, El trastorno de lateralidad, Emociones, Organización corporal, Terapia de lateralidad 0

En esta entrevista, la psicóloga de nuestro centro Ganaëlle Anza Guitart nos explica por qué la organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores, como el razonamiento, la memoria, la concentración o la comprensión, y por qué es fundamental que en la terapia de lateralidad se trabajen paralelamente tres aspectos: el corporal, el mental y el emocional.

 

¿Las implicaciones de una lateralidad mal establecida van más allá de confundir derecha e izquierda?

Sí, desde luego, aunque es necesario aclarar algo importante para no sacar conclusiones equivocadas: por una parte, algunas personas creen que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones, lo cual es erróneo; por otra parte, el hecho de confundir a veces la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga su lateralidad mal establecida.

 

Entonces, ¿cuándo hablamos de trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada?

La lateralidad no es únicamente una cuestión de mano: entraña todo el eje corporal; es decir, el eje ojo – mano – pie, además del oído. Por esto es tan importante hacer una valoración general de cada persona revisando estos puntos de lateralidad y su funcionamiento en la vida cotidiana.

 

¿Por qué es tan importante este eje?

Porque determina nuestra organización corporal: si hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esto puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz, con las repercusiones que ello conlleva.

 

¿Puedes poner un ejemplo?

Si en el proceso de aprendizaje de la escritura, el ojo dominante es el derecho y la mano dominante es la izquierda, puede haber problemas en la adquisición de este aprendizaje.

 

Es decir, que la organización corporal influye en la coordinación psicomotora, en el movimiento, y también en aprendizajes como el de la escritura

Sí. Y no solo en eso, también en el desarrollo de funciones superiores complejas como el razonamiento, la comprensión o la memoria. Jean Piaget ya estudió hace varias décadas las etapas del desarrollo cognitivo por las que pasa el niño, empezando por la etapa sensoriomotriz; es decir, aquella que empieza por la acción del cuerpo y la motricidad.

 

«Tiene que haber una disponibilidad del cuerpo para que el cerebro sea capaz de aprender e integrar los conocimientos»

 

O sea, nuestro esquema corporal tiene que estar bien organizado, bien lateralizado

Sí, es la base para un buen desarrollo. Pensemos en los bebés: a través del movimiento, del desplazamiento, del gateo y, después, al empezar a caminar, van adquiriendo su posición respecto al mundo, la noción del espacio, de distancia entre los objetos y ellos, etc. Esto es lo que les permite después adquirir la noción de organización espacial; una noción que necesitamos en nuestra vida cotidiana para un montón de cosas: para orientarnos en la calle, para conducir, para presentar un texto escrito bien ordenado, para no tropezar, etc.

 

Interesante, ponnos otro ejemplo de cómo el aprendizaje pasa por el cuerpo o por la acción de este

Cuando el bebé llena y quita cubos de una caja, y más adelante el niño que aprende a contar primero con los dedos. A través del cuerpo y de su acción vamos adquiriendo la noción de suma y resta. Esta base permitirá acceder a niveles más abstractos como cuando realizamos operaciones aritméticas mentalmente.

 

El cuerpo y el cerebro no van cada uno por su lado

No, en absoluto. Hay una interacción entre la persona y el mundo externo: a través de la acción de la persona y de su deseo de explorar, esta va adquiriendo un conocimiento y este conocimiento le ayuda a estructurarse, corporal y mentalmente.

 

Sigamos hablando de las repercusiones que tiene una lateralidad mal establecida

Otra de ellas es que, si un grupo neurofisiológico no funciona debidamente, la persona tiene que realizar un sobreesfuerzo para realizar las tareas en las que este grupo está implicado. Este es el motivo por el que las personas con el trastorno de lateralidad acaban agotadas al final del día.

 

Sigamos

Después están las repercusiones emocionales. Los niños ―y también los adultos― se comparan con sus iguales y sienten que son diferentes, que algo falla en ellos. Con el tiempo, van perdiendo su autoestima, se inhiben y muchos dejan de socializar. Recuerdo el caso de un chico joven que, al inicio de la terapia, me explicaba que no se atrevía a contestar al teléfono en su propia casa.

 
«La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»
 

¿Hasta este punto puede afectar emocionalmente?

Sí, incluso le costaba ir al supermercado a comprar. Tenía mucha desconfianza hacia los demás, mucho miedo a equivocarse y a ser juzgado. Había una gran inhibición, provocada por el miedo a lo que pudieran pensar de él.

 

El trastorno le estaba condicionando por completo la vida

Sí, y también profesionalmente: no se atrevía a enfrentarse a una entrevista de trabajo. Había una parálisis tan grande que ni lo intentaba: dejó de enviar currículos. Todos los rechazos de los que había sido objeto desde pequeño llegaron a paralizarlo.

 

En estos casos, ¿cómo trabajáis en terapia?

Hay que trabajar paralelamente en tres aspectos, con todos los pacientes. Y es fundamental que sea así; de otro modo, la persona no podrá aprovechar todas sus capacidades, su potencial.

 

¿Cuál es el primer aspecto

Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: concentración, comprensión, memoria, orientación temporal y espacial, equilibrio, etc.

 

¿Y el segundo?

El cuerpo. Las personas con problemas de lateralidad suelen tener el cuerpo muy tensionado, por esto trabajamos con técnicas de relajación y respiración. Tiene que haber una disponibilidad del cuerpo para que el cerebro sea capaz de aprender e integrar los conocimientos.

 

«Si solo estimulamos los grupos neurofisiológicos pasando por alto que el cuerpo está tenso o contracturado y sin abordar lo emocional, esa estimulación no dará los resultados esperados»

 

¿El tercero?

Toda la parte emocional. Los pacientes llegan a terapia con muchas experiencias y vivencias pasadas que configuran la idea que tienen de sí mismos. También es muy importante observar cómo los pacientes realizan los ejercicios, porque aquí es cuando los terapeutas vemos lo duros que pueden llegar a ser consigo mismos.

 

¿Qué se consigue al trabajar en paralelo estos tres ejes?

Si solo estimulamos los grupos neurofisiológicos pasando por alto que el cuerpo está tenso o contracturado y sin abordar lo emocional, esa estimulación no dará los resultados esperados. Trabajar la respiración y la relajación permitirá que el trabajo de los ejercicios psicomotores sea más efectivo.

 

¿Puedes poner un ejemplo de cómo repercute la relajación en los ejercicios psicomotores?

A veces, los niños me preguntan por qué hacemos relajación. Cuando les enseño cómo es su letra antes y después de hacerla, y ven la diferencia entre una grafía y otra (en algunos casos, la escritura es muy diferente), se dan cuenta de hasta qué punto les influye.

 

En realidad, nos pasa a todos

Claro, si estamos nerviosos o enfadados, la escritura es más disgráfica.

 
«La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»
 

¿En qué otros aspectos les ayuda aprender a relajarse?

Las personas con problemas de lateralidad se bloquean a menudo a causa de la ansiedad: cuando van a hacer un examen, cuando se desorientan en la ciudad, en las reuniones de trabajo…Aprender a relajarse les ayuda mucho en estas situaciones. Las técnicas de relajación ―sumadas a la confianza que van adquiriendo en sí mismos al comprobar que mejora el rendimiento de sus funciones superiores, más la tranquilidad que les proporciona aprender a gestionar sus emociones― consiguen que cada vez se bloqueen menos. Además, los ejercicios de respiración y relajación les ayudan a ser más conscientes de su cuerpo cuando hacen los ejercicios de psicomotricidad y a estar presentes durante los mismos.

 

Los bloqueos son neurofisiológicos, corporales y emocionales

Sí, aunque en cada persona pueden presentarse más unos que otros. Por esta razón la terapia es muy personalizada. Además, como terapeutas, tenemos que ser capaces de detectar cuál es la puerta de entrada para acceder al paciente: a veces, ves que ni a través de la parte afectiva ni a través de la mental hay una entrada, pero la hay a través del cuerpo: empiezan a hablar gracias a las sensaciones corporales. Quizás notan un dolor en un punto y eso les recuerda algo que les ha ocurrido y entonces empiezan a verbalizarlo. A partir de ahí se abre la puerta para empezar a trabajar los otros bloqueos.

 

Va todo muy relacionado

Así es, por eso comentaba antes lo de los tres ejes. El cuerpo tiene memoria, no solo el cerebro. De la misma forma que al repetir un ejercicio de psicomotricidad una y otra vez vamos entrenando una función superior determinada, a base de enseñarle al cuerpo a relajarse adquirimos esta habilidad. Tiene que haber un aprendizaje significativo, es decir interiorizado, y una vez que se ha conseguido, la relajación y la respiración son herramientas que aprenden a utilizar cuando se les presenta una situación que les provoca ansiedad. Muchos pacientes piden terminar las sesiones con ejercicios de relajación.

 

«La desorientación espacial limita la movilidad de las personas con trastorno de lateralidad»
Link Enlarge

«La desorientación espacial limita la movilidad de las personas con trastorno de lateralidad»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 4 febrero, 2019 Desorientación espacial, El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea, Terapia de lateralidad 4

Uno de los síntomas más comunes que presentan las personas con problemas de lateralidad son las dificultades de orientación espacial. El psicólogo de nuestro centro Luis Elías nos explica en esta entrevista cómo afecta a los pacientes esta dificultad en su vida cotidiana y cómo se trabaja en la terapia de lateralidad.

 

¿La desorientación espacial es un síntoma del trastorno de lateralidad?

Sí, es habitual que las personas que no tienen bien definida la lateralidad a la derecha o a la izquierda tengan afectada la capacidad de percepción espaciotemporal y que, además, tengan problemas en otros campos: entre ellos, la capacidad de comprensión, de concentración y de poder analizar y responder con rapidez a situaciones que provocan estrés porque implican procesar cierto volumen de información.

 

¿Qué relación tienen estas dificultades con la orientación?

Para caminar, coger un transporte público, conducir o leer un mapa, necesitamos orientarnos en el espacio, tener claros los puntos cardinales: saber dónde está el norte, el sur, el este y el oeste respecto al punto en el que nos encontramos. Las personas con problemas de lateralidad tienen dificultades para ubicarse en el espacio y ubicar las calles y lo que hay en ellas. Cuando ven que están desorientadas, como les cuesta mantener la atención, comprender, retener y reaccionar con rapidez a la información que reciben, se bloquean.

 

¿Cómo repercute en su vida cotidiana tener estas dificultades de orientación espacial?

La desorientación espacial limita la movilidad de las personas con trastorno de lateralidad: tienen dificultades para orientarse con las líneas del metro y de los autobuses, algunas de estas personas han tenido que dejar de conducir porque se equivocaban con las calles y eran incapaces de seguir las indicaciones del navegador, ya que seguirlas requiere anticipar ciertas respuestas y, cuando caminan por zonas de su ciudad que están fuera de su barrio, también se desorientan.

 

¿Siempre se bloquean cuando se desorientan?

Si están más cansados de lo habitual, reciben muchos estímulos del exterior o hay algún factor más estresante, sí.

 

¿Y qué ocurre cuando viajan?

Cuando hacen viajes fuera de su zona de confort; es decir, a una zona que está fuera de su barrio, a otra ciudad o país, también tienen dificultades a la hora de entender el trazado de las calles, el recorrido de los autobuses y ordenar la información que ven en un mapa para poder orientarse.

 

¿No pueden leer mapas?

 

No es que no puedan leerlos: aunque antes de salir a la calle dediquen un tiempo a estudiar el mapa, visualizar los recorridos que van a hacer e intentar retenerlos, después, en la calle, se quedan desorientados porque hay como una separación entre lo que ven en el papel o en Google Maps y la orientación que tienen en la calle desde el punto de vista visual. 

 

«En terapia hay que trabajar la organización espacial, pero también hay que trabajar mucho la atención. Y es fundamental trabajar los dos aspectos simultáneamente»

 

Debe limitar enormemente su vida y producirles un gran malestar

Así es. Hay pacientes que te dicen: “Soy capaz de dirigir una empresa, pero no soy capaz de orientarme cuando hago un viaje de negocios a otra ciudad”, por ejemplo. Se sienten terriblemente frustrados y angustiados.

 

¿Cómo trabajáis el problema en terapia?

Obviamente, hay que trabajar la organización espacial, pero también hay que trabajar mucho la atención. Y es fundamental trabajar los dos aspectos simultáneamente.

 

¿Por qué es tan importante que sea simultáneamente?

Los pacientes, cuando empiezan la terapia, atribuyen sus problemas de desorientación exclusivamente a sus dificultades de orientación espacial. Sin embargo, hemos constatado que cuando estas dificultades se empiezan a solucionar, si solo hemos trabajado la atención de manera secundaria, siguen teniendo problemas que no son atribuibles a la desorientación espacial, sino a las dificultades de atención propias del trastorno de lateralidad.

 

¿Puedes poner un ejemplo?

Sí, el de un paciente con el que habíamos estado trabajando fundamentalmente la orientación espacial y que ya cogía el metro sin problema para ir a trabajar, pero cada tanto me explicaba que había cogido la línea de metro correcta, pero en dirección contraria, y que se había dado cuenta del error cuando ya habían pasado varias paradas. Este tipo de confusiones son propias de sus problemas de atención. Por eso es muy importante el diálogo con el paciente: como terapeutas debemos poder discernir en el proceso de su evolución las situaciones que se deben a una causa o a otra.

 

¿Porque sus problemas de atención no son los que pueda tener cualquier persona sin el trastorno?

Efectivamente, cuando hablamos de las dificultades de atención que tiene una persona con trastorno de lateralidad, no nos referimos a los típicos despistes que pueda tener cualquiera porque ese día está preocupado por algo y “tiene la cabeza en otro sitio”. Es un tema mucho más profundo y que afecta a todas las personas con trastorno de lateralidad. Independientemente del síntoma central que presenten, siempre tienen, además, la capacidad de atención afectada.

 

¿Por ejemplo?

Las dificultades de comprensión y retención también son síntomas de lateralidad cruzada. Los pacientes que tienen estos síntomas como síntomas centrales, se quedan bloqueados, por ejemplo, cuando tienen que mecanografiar en el trabajo un documento, ya que no pueden retener lo que leen en el papel. Pero como el problema de atención también incide en su dificultad para mecanografiar, hay que ir trabajando los dos aspectos a la vez, en paralelo.

 

¿Y cómo trabajáis la atención?

Con ejercicios que les ayudan a que la atención sea sostenida en el tiempo: primero 20 minutos, después 30, etc. Al principio, les cuesta un gran esfuerzo, pero, paulatinamente, logran que sea sostenida. También trabajamos la concentración, pero cuando hay problemas de orientación espacial, lo prioritario es la atención.

 

Bien, antes estabas explicando cómo trabajáis la desorientación espacial en terapia

Sí, por una parte, hay ese diálogo con el paciente para que nos explique las malas experiencias que vive en su día a día y podamos intervenir sobre ellas diferenciando las que son producto de la desorientación espacial y las que son producto del problema de atención. Por otra parte, el paciente realiza actividades de mesa para trabajar la percepción y organización espacial: como el juego de Tangram, los Pentominós o los cubos de madera: son piezas físicas que hay que cuadrar en un plano o piezas con las que hay que hacer formas complejas.

 
«A medida que van viendo los resultados de la terapia y que ya no tienen tantas dificultades de orientación espacial, los problemas emocionales también disminuyen y es mucho más sencillo reconstruir su autoestima»
 

¿Utilizáis otros elementos?

Sí, las fichas con figuras de papel que hay que encajar. La mecánica es parecida a la de los juegos que he nombrado antes, pero van muy bien porque con ellas podemos conseguir un nivel de dificultad alto. Después, hay otro tipo de juegos en los que hay que emparejar figuras que tienen la misma forma o, por el contrario, formas antagónicas.

 

¿Todos los ejercicios se realizan en una mesa?

No, también hay ejercicios más psicomotrices.

 

¿De qué tipo?

Se les vendan los ojos y aprenden a orientarse dentro de la sala. O sin vendarles los ojos y dándoles un mueble como referencia, deben identificar dónde están las diferentes coordenadas y moverse según las indicaciones que les da el terapeuta. También deben situar diferentes puntos externos de la ciudad en referencia a ellos. Es decir, son ejercicios que requieren todo un trabajo mental de ubicar puntos en el espacio, ponerlos en referencia y trazar recorridos. A veces empezamos con “derecha”, “izquierda”, “arriba” y “abajo” porque es más sencillo y, después, pasamos a los puntos cardinales.

 

¿Una hora a la semana de terapia haciendo este tipo de ejercicios es suficiente para que haya progreso?

Sí, aunque si el paciente quiere o tiene tiempo, yo doy ejercicios que pueden hacer durante la semana y que contribuyen a que el proceso de recuperación sea más rápido.

 

¿Qué tipo de ejercicios?

Por ejemplo, coger un mapa del barrio en el que viven, pensar en un recorrido que no sea en línea recta y visualizarlo durante unos 15 minutos antes de salir a hacerlo. Como conocen su barrio y ya tienen muchas referencias en su cerebro, este es un ejercicio que les va muy bien al principio de la terapia. Con el tiempo, a medida que van progresando, vamos aumentando el nivel de dificultad del ejercicio. Y, en cualquier caso, saben que, si se desorientan, pueden utilizar Google Maps para no angustiarse.

 

Antes has mencionado los problemas emocionales de los pacientes antes de iniciar la terapia. ¿También los abordáis?

Sí, por supuesto. No obstante, a medida que van viendo los resultados de la terapia y que ya no tienen tantas dificultades de orientación espacial, los problemas emocionales también disminuyen y es mucho más sencillo reconstruir su autoestima. Se dan cuenta de que los pensamientos negativos que tenían sobre sí mismos (soy inútil, no valgo para nada, etc.), eran pensamientos distorsionados porque la nueva realidad que empiezan a vivir se lo demuestra.

 

Aviso legal y política de privacidad

Aviso legal y política de privacidad

Últimos artículos

  • Las 4 reglas de la empatía que pueden salvarnos de la actual anomia
  • «Todas las emociones son necesarias y tienen que ser escuchadas»
  • Estudiantes, profesores: así es cómo aprende mejor el cerebro
  • «Muchas personas tienen la sensación de no poder más, de saturación»

Estamos en Facebook

Consúltenos

Dirección: C/ Josep Bertrand, 3. Ático 2º. 08021 Barcelona
E-mail: info@lateralidad.com
  • Lateralidad
  • El centro
  • Diagnóstico y terapia

Diseño web: ©2021 Lladó Comunicación

Top