Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
    • Catalán
    • Francés
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
    • Catalán
    • Francés
Caso de paciente adulta con graves problemas de equilibrio
Link Enlarge

Caso de paciente adulta con graves problemas de equilibrio

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 25 noviembre, 2020 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos, Entrevistas, Lateralidad cruzada en paciente adulta, Problemas de equilibrio

Por Susana Lladó

Esta semana, la directora del centro, Joëlle Guitart, expone el caso de una paciente adulta con graves problemas de equilibrio (locomotores) derivados, en gran medida, de su lateralidad cruzada; problemas que afectaban tanto a su equilibrio estático y dinámico, como a su equilibrio mental y emocional.  La complejidad del caso ha requerido que el tratamiento se prolongue algo más de lo habitual, pero la paciente acaba de finalizar la terapia habiendo sido lateralizada homogéneamente en un 90 % (recordemos que ninguna persona tiene definida su lateralidad en un 100 % de manera homolateral).

Además de los problemas de equilibrio, también había una inestabilidad mental y emocional, porque la persona es una unidad

¿Cuáles son las particularidades de este caso?

Esta paciente, a la que llamaré Margarita, tenía un gran problema locomotor.

 

¿En qué consistía este problema locomotor?

Presentaba considerables dificultades de equilibrio estático y equilibrio dinámico a causa de una lateralidad cruzada; dificultades que habían llegado a limitar considerablemente su vida. De hecho, tenía una baja laboral indefinida desde hacía dos años. Había sido maestra desde los 18.

 

¿Cuándo acude al centro por primera vez?

En 2016. Entonces, tenía 54 años.  Había estado guardando durante años una entrevista que me hizo La Vanguardia antes de decidirse a venir. A esta primera visita, en la que realizamos la anamnesis, viene acompañada por su prima Margaux, con la que convive y que es quien asume todas las tareas de la casa y quien tiene que acompañarla a todas partes porque Margarita no puede caminar sola debido a sus vértigos.

 

¿Qué datos de la anamnesis son relevantes en el caso?

La paciente estaba muy preocupada por su situación y repetía constantemente que no quería ir a peor. Relató que desde hacía un año padecía vértigos, todo le daba vueltas. Había ido al neurólogo y se medicaba por este problema de equilibrio. Comentó que desde diciembre de 2015 los vértigos habían remitido, pero que, a pesar de ello, su andar seguía siendo muy inestable; fundamentalmente en la calle. No podía caminar sola más de dos minutos, tenía que ir cogida de su prima y utilizar bastones para apoyarse, incluso para desplazarse por su casa. Cuando intentaba caminar sola valiéndose de los bastones, se desviaba hacia la izquierda. Había sufrido varias caídas. Se emocionó mucho durante la anamnesis.

 

¿La inestabilidad era únicamente corporal?

No, además de los problemas de equilibrio, también había una inestabilidad mental y emocional, porque la persona es una unidad.

Siempre tenía miedo y estaba permanentemente tensa; se sentía muy insegura, tenía una gran limitación para hacer una vida normal y padecía espasmofilia, un trastorno del sistema nervioso relacionado con la ansiedad y los espasmos musculares

¿Había hecho algún tipo de terapia anteriormente, además de ir al neurólogo?

Sí, me explicó que había probado diversas terapias sin apreciar ninguna mejora: desde terapias naturales a psicoterapia durante tres años. Por otra parte, le habían hecho diferentes pruebas diagnósticas, como radiografías de cervicales, una resonancia magnética y un electrocardiograma que habían salido bien.

 

¿Hay algún aspecto más relevante para entender el caso en su profundidad?

Por su situación, siempre tenía miedo y estaba permanentemente tensa; se sentía muy insegura, tenía una gran limitación para hacer una vida normal y padecía espasmofilia, un trastorno del sistema nervioso relacionado con la ansiedad y los espasmos musculares. Posteriormente a la primera visita, también me hizo saber que sus padres y hermanos habían sufrido los mismos problemas de equilibrio.

Durante esta primera entrevista, me dijo una frase que me parece significativa.

 

¿Qué frase?

«A mi cerebro le falta el chip, es como si no me diera órdenes», me dijo.

 

¿Algún dato más?

Margarita es una mujer con un cociente intelectual alto, hipersensible, elegante y guapa, pero que se sentía hundida porque había pasado de ser muy autónoma y disponer de una gran energía a depender de otra persona y sentirse siempre abatida. Lo poco que podía hacer sola le requería mucho esfuerzo. Me hizo saber que desde hacía un año se encontraba mucho peor y que quería recuperar su calidad de vida. Además, hay que añadir que era hipercinética, que se bloqueaba con facilidad, su respiración era muy alta (no diafragmática) y vivía con una gran ansiedad. También caminaba con las piernas y los pies abiertos, como un pato, y me insistió en que cuando el tiempo era lluvioso, notaba que su cabeza no estaba clara. A todo esto hay que añadir un problema de audición: oía mejor con el oído derecho que con el izquierdo.

 

¿Padecía depresión?

Sí, padecía depresión, aunque ella no insistió mucho en este aspecto y, sin duda, no fue el motivo por el que acudió a la consulta. El motivo fue, claramente, su problema motor.

Debido a que la terapeuta observa una notable rigidez mental y una gran autoexigencia, combinamos ejercicios de lateralidad con ejercicios de agilidad mental, consciencia corporal y respiración

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad?

Presentaba una hipertonía en miembros superiores y una hipertonía intensa en los miembros inferiores. No tenía TDAH, pero, como he comentado, sí era hipercinética. Los resultados de su lateralización fueron los siguientes: brazo y mano, 65 %, derecha, 35 % izquierda; ojo, 40 % derecho, 60 % izquierdo; pierna estática, izquierda; pierna dinámica, 60 % derecha, 40 % izquierda; oído, 30 % derecha, 70 % izquierda, motricidad facial y cervicales, 35 % derecha, 65 % izquierda.

 

¿Cómo decide lateralizarla?

A la derecha, como diestra. Empieza la terapia en diciembre de 2016.

 

¿Cuál es la valoración tras el primer mes y medio de terapia?

Como explico siempre, esta primera valoración es solo un cambio de impresiones, ya que un mes y medio de tratamiento (6 sesiones) es muy poco tiempo para que haya avances. No obstante, transcurrido este tiempo, es importante saber cómo se está adaptando y reaccionando a la terapia un paciente.

La terapeuta me informó de que la actitud de Margarita era muy buena, aunque estaba muy ansiosa por ver cambios rápidamente. También me informa de que ha habido sesiones en las que se ha sentido un poco más segura al caminar y de que hay menos rigidez corporal. Sin embargo, como hubo dos semanas con bastantes lluvias, esto le afecta y la paciente se vuelve a sentir insegura. En su informe, la terapeuta estima que habrá una buena evolución, pero que será lenta, y se le explica a la paciente este punto para que sea consciente de que la evolución será paulatina.

 

¿Qué aspectos se trabajan más en la terapia?

Debido a que la terapeuta observa una notable rigidez mental y una gran autoexigencia, combinamos ejercicios de lateralidad con ejercicios de agilidad mental, consciencia corporal, memoria, lógica, comprensión y respiración.

 

Este nivel de autoexigencia no la ayudaba

No, la autoexigencia nunca ayuda. Durante los primeros días de terapia, si se equivocaba al hacer los ejercicios, enseguida se ponía nerviosa. Esto la llevaba a disminuir su capacidad de escucha. Tenía mucho miedo a cometer errores, a sentirse infravalorada y con pocas capacidades. Le provocaba mucha ansiedad. Por esto era necesario trabajar también los aspectos emocionales y la relajación. Este planteamiento terapéutico contribuyó a que pronto hubiera cambios sustanciales en este aspecto.

Le ayudaba mucho que al inicio de las sesiones pudiera comentar cómo le había ido la semana antes de empezar los ejercicios de equilibrio y motricidad. También empezó a animarse al ver que los ejercicios le salían bien. En esta época, aunque todavía no se veía capaz de ir a pasar fuera todo un día del fin de semana, por ejemplo, y seguía con altos y bajos, empezó a reorganizar su día a día incluyendo bastantes actividades

¿Cuáles fueron estos cambios positivos?

Tenía una gran confianza en la forma de trabajar del centro y hubo un buen transfer tanto con su terapeuta como conmigo. Esta buena conexión y confianza son esenciales en una terapia. Además, la ayudaba mucho que al inicio de las sesiones pudiera comentar cómo le había ido la semana antes de empezar los ejercicios de equilibrio y motricidad. También empezó a animarse al ver que los ejercicios le salían bien. En esta época, aunque todavía no se veía capaz de ir a pasar fuera todo un día del fin de semana, por ejemplo, y seguía con altos y bajos, empezó a reorganizar su día a día incluyendo bastantes actividades: se ocupaba de hacer la comida (antes no podía), iba a caminar con su prima dos horas al día, quedaba con un grupo de tres amigas para ir a tomar algo,  fue a ver una pequeña exposición y se sintió capaz de permanecer de pie delante de algunos cuadros por varios minutos, se atrevió a ir a unos grandes almacenes acompañada, amplió el grupo de amigas con el que quedaba… Son muchos cambios positivos en muy poco tiempo. Antes, cuando se sentaba en la sala de espera al llegar al centro, sentía mucha angustia porque, al ser hipercinética, tenía la necesidad de moverse, de ponerse a caminar con los bastones por la sala. Esta angustia también cesó. Ya no se sentía estancada como cuando inició la terapia.

 

¿Cuándo fue el primer test de control? ¿Cuáles fueron los avances?

En junio de 2017. La coordinación mental e ideomotriz ―que se trabajaba, sobre todo, para los problemas de equilibrio― había mejorado, así como la agilidad mental y la coordinación espacial. La paciente ya se mostraba bastante más tranquila. Durante este periodo había estado dos semanas sin acudir al tratamiento a causa de una gripe y temía que se pudiera producir un retroceso en su evolución. Le explicamos que los cambios neurofisiológicos que se logran en la terapia de lateralidad son permanentes, que no puede haber regresión, y la paciente pudo confirmar por sí misma en las siguientes sesiones que así es, que había integrado todo lo adquirido.

Su terapeuta apunta que Margarita tiene una hipersensibilidad para captar las situaciones y que esto, en algunas ocasiones, le provoca inestabilidad. Del mismo modo, también observa que la terapia le da estabilidad, un anclaje, y que necesita un discurso positivo. Aunque no trabaja, Margarita empieza nuevas actividades: acude a clases de francés una vez a la semana, asiste a conferencias (acompañada), lee cada día el periódico, organiza álbumes de fotos…Sigue reorganizando su día a día.

Caso de paciente adulta con graves problemas de equilibrio_entrevista
La terapeuta me informa de que está en proceso de recuperación y de volver a confiar en su cuerpo. Han estado trabajando transformar los pensamientos negativos relacionados con las limitaciones de su cuerpo por pensamientos positivos, ya que, en realidad, los mensajes que nos envía el cuerpo son una fuente de información muy valiosa sobre lo que le está ocurriendo. Hay que escuchar estos mensajes

¿Ya puede salir a la calle sola en esta fase de la terapia?

No, aún no. Aunque se siente más segura en este aspecto, sigue necesitando a su prima siempre que sale porque todavía necesita trabajar mucho la inestabilidad y la lentitud. De hecho, sigue mareándose cuando se levanta de la cama por la mañana, por ejemplo.

Lo que sí mejoró significativamente en esta fase fue la memoria, la lógica y la comprensión; facultades que, a pesar de su alto CI, habían quedado mermadas como consecuencia de las dificultades relacionadas con el equilibrio dinámico. La paciente se nota con más agilidad mental, más despierta, y me hace saber que está sorprendida por los avances que está constatando.

 

¿Qué avances ha habido cuando le hace el segundo test de control?

La paciente ya ha empezado a venir al centro sola, en taxi. Ha ganado en seguridad y la rigidez corporal ha disminuido. La evolución es buena en todos los aspectos, se da permiso a sí misma para disfrutar de las cosas e incluso ha recuperado actividades que había abandonado. La terapeuta me informa de que está en proceso de recuperación y de volver a confiar en su cuerpo. Han estado trabajando transformar los pensamientos negativos relacionados con las limitaciones de su cuerpo por pensamientos positivos, ya que, en realidad, los mensajes que nos envía el cuerpo son una fuente de información muy valiosa sobre lo que le está ocurriendo. Hay que escuchar estos mensajes. Este punto, así como valorar todo lo positivo de su vida (una familia unida, sus cualidades y aptitudes, su buena trayectoria profesional, etc.), la ayudó mucho. También recuperó peso, ya que se había quedado extremadamente delgada antes de iniciar la terapia.

 

En esta época, ¿sigue tomando la medicación que le recetó el neurólogo?

En marzo, la paciente tuvo visita con su neurólogo y la vio mejor, tanto mentalmente como corporalmente, por lo que le retiró parte de la medicación que estaba tomando y le redujo la dosis de otros fármacos.

 

Tercer test de control

En este tercer test, la lateralidad sigue mejorando, al igual que la hipercinesia y la rigidez. Ahora, termina aquello que empieza, algo que hasta este momento de la terapia no ocurría. Emocionalmente, también sigue habiendo progresos: está mucho mejor de ánimo, recupera su sentido del humor, comienza a ir a restaurantes, va a misa…El cambio es notable.

Yo, como supervisora del caso, le propongo afianzar todo lo trabajado durante unos meses más, aunque es evidente su mejoría: la hipertonía de miembros superiores e inferiores sigue disminuyendo notablemente, y la recuperación es del 70 %. Vamos a intentar superar este porcentaje porque, además, la paciente muestra muy buena predisposición para seguir con la terapia y alcanzar el 95 %.«Si no hubiera venido al centro, no me hubiera salido de esta», me dice.

¿Cuándo hacen el cuarto test de control?

En noviembre de 2018. En el informe de la terapeuta consta que a partir de abril de 2017 Margarita estuvo varios meses sin acudir a la terapia debido a un gran bajón psíquico. Posteriormente, reanuda su tratamiento. A partir de diciembre de 2017, experimenta una gran mejoría.

 

¿En qué se manifiesta esta mejoría?

El neurólogo le ha podido retirar toda la medicación que tomaba. Ya acude al centro en ferrocarril, con la ayuda de muletas, pero sin necesitar a su prima. Cada vez sale más de casa, está menos limitada. La inestabilidad la contemplamos como el resultado de varios factores: el hereditario, el neurológico (al igual que su padre, Margarita había tenido un pequeño derrame en el cerebro a los 50 años. Esta información nos la facilita con posterioridad a la anamnesis) y la lateralidad cruzada.

La rigidez ya ha disminuido mucho en esta etapa. Asimismo, ahora puede mirar hacia atrás y darse a sí misma el reconocimiento que le corresponde por todo lo logrado en la vida; un reconocimiento que se había negado por sus problemas de equilibrio tan limitantes.

 

¿Algún progreso más a destacar?

Puede andar sola con la muleta sin cogerse del brazo de su prima, lo cual la anima mucho. Se siente más segura porque los problemas de equilibrio han disminuido significativamente e incluso puede subir algunos peldaños de una escalera sin ayuda. «Voy ganando terreno», dice. Se la ve muy contenta. También duerme mejor, es más autónoma en todo y, a veces, se va a comer sola con las amigas, cuando su prima no quiere ir. Su aspecto también experimenta un cambio: está guapa, radiante, con luz. Y hay otro detalle curioso.

 

¿Cuál?

Como ahora su rigidez ya ha disminuido notablemente, Margarita nota a Margaux, su prima, muscularmente rígida.

 

Cambia su percepción porque cambia ella

Así es.

 

Quinto test de control

Este test lo hacemos en mayo de 2019. Su terapeuta ha reportado una muy buena evolución, tanto en la rigidez mental como física. Subraya que la paciente está conectada a la vida y a las relaciones familiares y sociales. Le ha preguntado cómo se ve y se siente, y Margarita responde que quizá podría finalizar la terapia en diciembre, si los resultados del test confirman lo que ella piensa. Yo, como supervisora del caso y después de hacerle el test, le propongo afianzar todo lo trabajado durante unos meses más, aunque es evidente su mejoría: la hipertonía de miembros superiores e inferiores sigue disminuyendo notablemente, y la recuperación es del 70 %. Vamos a intentar superar este porcentaje porque, además, la paciente muestra muy buena predisposición para seguir un tiempo más con la terapia y alcanzar el 95 %. «Si no hubiera venido al centro, no me hubiera salido de esta», me dice. Ahora, ya va sola a todas partes, pero sigue necesitando la muleta.

El sexto test de control lo hacemos en noviembre de 2019. El resultado muestra una recuperación del 80 %. La paciente ya es capaz de ir a hacer la compra sola, cada vez asume más tareas domésticas, etc. Sin embargo, me dice que quiere continuar con la terapia porque no tiene chip suficiente, según sus palabras, y quiere recuperar completamente su calidad de vida

¿La paciente ha vuelto a tener bajones emocionales?

Sí, pero estos altos y bajos han ido disminuyendo su frecuencia e intensidad.

 

Sexto test de control

El sexto test de control lo hacemos en noviembre de 2019. El resultado muestra una recuperación del 80 %. La paciente ya es capaz de ir a hacer la compra sola, cada vez asume más tareas domésticas, etc. Sin embargo, me dice que quiere continuar con la terapia porque no tiene chip suficiente, según sus palabras, y quiere recuperar completamente su calidad de vida. Aunque ya no hay casi ansiedad, le da miedo la posibilidad de ir a peor otra vez emocionalmente y que esto repercuta en su vértigo.

 

¿El séptimo test es el último?

Sí. Esta paciente ha necesitado una terapia excepcionalmente más larga de lo habitual. Por otro lado, ha habido interrupciones por enfermedad, por las recaídas emocionales y, últimamente, a causa de la pandemia de Covid.

Los test de control los realizo cada 5-6 meses. En su caso, en lugar de haber cinco, ha habido siete. Empezó la terapia en diciembre de 2016 y la ha terminado el mes pasado, en octubre.

 

¿Cuáles han sido los resultados?

Una recuperación del 90 %. Margarita ya no sufre vértigos, anda sola sin muleta, camina sin desviarse a la izquierda, la hipertonía es mínima y ha recuperado la agilidad. Se encuentra muy bien. Tiene más relación con la familia, ha empezado a hacer algunos viajes, cuida su aspecto, sigue integrando en su día a día actividades que había abandonado, no ha vuelto a sentirse deprimida…ha recuperado su vida. Ya le hemos dado el alta. Ahora, como todos los pacientes, tendrá que hacer una serie de ejercicios en casa durante unos meses para afianzar los recorridos sinápticos y haremos tres test más de control en intervalos de 5 meses para confirmar los resultados del séptimo test.

 

¿Puede decirnos los resultados de este último test de lateralidad?

Los resultados de su lateralización han sido los siguientes: brazo y mano, 90 %, derecha, 10 % izquierda; ojo, 40 % derecho, 60 % izquierdo; pierna estática, 65 % derecha, 35 % izquierda; pierna dinámica, 85 % derecha, 15 % izquierda; oído, 70 % derecha, 30 % izquierda, motricidad facial y cervicales, 65 % derecha, 35 % izquierda.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Lateralidad cruzada en adultos: «Me han despedido de varios trabajos»
Link Enlarge

Lateralidad cruzada en adultos: «Me han despedido de varios trabajos»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 7 abril, 2020 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos, Lateralidad cruzada en adultos

Hoy abordamos la lateralidad cruzada en adultos a través de esta entrevista a una paciente del centro que empezó su terapia de lateralidad hace dos años y que ahora la está prosiguiendo por Skype debido a la situación de confinamiento que estamos viviendo. En la entrevista, Carmen (nombre ficticio) nos explica con qué problemas de lateralidad llegó por primera vez a la consulta, cómo afectaban estos problemas a su vida laboral, cómo ha ido evolucionando desde que empezó el tratamiento y cómo está viviendo el cambio que supone realizar ahora las sesiones online.

El hecho de no poder retener la información es lo que más problemas me causaba. De hecho, mi trayectoria profesional ha estado marcada por esta dificultad. Cuando me hablaban en el trabajo, me resultaba muy difícil retener lo que me decían. Se me olvidaba. Y como eso que me decían es lo que se esperaba de mí que hiciera, pues perdí más de un trabajo

¿Cuándo empezaste la terapia de lateralidad en el centro?

Hace dos años y dos meses.

 

En tu caso, ¿cuáles eran los problemas de lateralidad?

Sobre todo, de atención, de retención, de comprensión y de orientación espacial y temporal.

 

¿Cómo repercutían estas dificultades en tu vida?

El hecho de no poder retener la información es lo que más problemas me causaba. De hecho, mi trayectoria profesional ha estado marcada por esta dificultad. Cuando me hablaban en el trabajo, me resultaba muy difícil retener lo que me decían. Se me olvidaba. Y como eso que me decían es lo que se esperaba de mí que hiciera, pues perdí más de un trabajo.

 

¿Te despedían?

Sí, me han despedido de varios trabajos a causa de mis problemas de lateralidad. He vivido situaciones complicadas porque me incomodaba mucho pedir que me repitieran lo que me habían dicho, no me atrevía.

 

¿Nunca les explicaste a tus compañeros o jefes que tenías dificultades a causa de tu lateralidad cruzada?

No, pensaba que eso me haría parecer vulnerable e incapaz. Además, como tampoco sabía que la causa era la lateralidad cruzada,  nunca compartí con nadie todo lo que me pasaba. Solo lo sabía mi hermana.

Antes me sentía en inferioridad de condiciones y eso hacía que me inhibiera, que evitara la interacción con los demás; sobre todo, con los compañeros de trabajo.

¿Había alguna otra dificultad que te impidiera hacer bien tu trabajo?

Sí, no solo no podía retener la información, tampoco la entendía. Me costaba comprender lo que me decían cuando me hablaban. No sabía de qué trataba eso que decían. Sé que es fuerte lo que estoy diciendo, pero era así. Y como tampoco podía retener eso que no entendía, era horrible. Me lo tenía que apuntar todo. Trabajar así es difícil, siempre estaba en tensión. Sentía mucha vergüenza. Llegué a pensar que no servía para trabajar. Ahora esto ya ha cambiado.

 

¿De qué manera? ¿En qué ha cambiado?

Ahora, cuando me hablan, lo visualizo.

 

Desde hace unas semanas, y debido al confinamiento, estás haciendo las sesiones por Skype

Sí, quiero seguir avanzando. Si interrumpiera la terapia ahora, el parón perjudicaría la evolución que he conseguido hasta ahora. Ya he hecho el cuarto test de control y quiero terminar mi tratamiento para acabar de estar bien lo antes posible.

 

Retrocedamos un poco ¿cómo supiste que tenías lateralidad cruzada?

Yo nunca había oído hablar de lateralidad. De hecho, no sabía por qué me pasaba todo lo que pasaba. Un día, leí una entrevista que le hizo La Vanguardia a Joëlle Guitart, la directora del centro. Recuerdo que a medida que iba leyendo, pensé «Esta soy yo». Decidí llamar a su consulta, Joëlle me hizo el test de lateralidad y, cuando me propuso empezar con la terapia, enseguida le dije que sí. En aquel momento no sabía si me iba a ir bien, pero no tenía nada que perder y sí mucho que ganar.

 

Debió ser un momento importante para ti cuando te viste reflejada por primera vez en esa entrevista

Sí, lo fue. Piensa que hasta entonces, no tenía ni idea de lo que provocaba mis dificultades, y que tuve muchísimos problemas en las diversas empresas en las que estuve trabajando. Fue duro porque, además, yo me daba cuenta de que mis jefes tenían razón cuando me llamaban la atención.

 

No te llamaban la atención porque sí

No. Aunque yo no podía identificar por qué me llamaban la atención, notaba que no hacía lo que esperaban de mí, que no podía hacer bien lo que me pedían que hiciera.

Iba a trabajar sin saber en qué consistía mi trabajo. No entendía lo que se suponía que eran mis funciones. Y como tengo más titulación que la mayoría de mis compañeros porque soy abogada, no entendía por qué ellos conseguían hacer las cosas mucho mejor que yo.

¿Alguna vez te dijeron algo que te hiriera?

Sí, algunas veces. Me preguntaban, por ejemplo, que dónde tenía la cabeza, ya que cuando me hablaban, yo me quedaba mirándolos como si estuviera out. También perdía el hilo muy a menudo cuando era yo la que explicaba algo.

 

¿No procesabas la información que recibías?

Exacto. Iba a trabajar sin saber en qué consistía mi trabajo. No entendía lo que se suponía que eran mis funciones. Y como tengo más titulación que la mayoría de mis compañeros porque soy abogada, no entendía por qué ellos conseguían hacer las cosas mucho mejor que yo. No es que pensara que fuera mejor que ellos, pero no entendía por qué, sin tener una licenciatura, se desempeñaban tan bien y, en cambio, yo tan mal. También era duro ver que a mis compañeros los iban ascendiendo y a mí no. Esto me hacía sufrir, pero por otra parte me tranquilizaba, ya que no me veía capaz de asumir más responsabilidades o de dirigir un grupo.

 

¿En qué sector trabajas?

Soy administrativa. Como hacía un desastre detrás de otro, recuerdo que pensaba «Menos mal que no estoy en el sector sanitario».

 

En cambio, conseguiste sacarte la carrera como abogada

Sí, porque tengo buena memoria. Estudiaba de memoria y me repetía los contenidos de las asignaturas una y otra vez hasta que se me quedaban.

 

Bien. Estábamos en cuando empezaste la terapia

Las primeras sesiones me sorprendieron un poco porque yo no sabía en qué consistía el tratamiento, ni que haríamos el tipo de ejercicios que hacemos, pero me pareció bien porque vi que, con un poco de voluntad, son ejercicios que, al final, consigues hacer. Y cuando ves que vas progresando y mejorando tus habilidades, estos avances motivan mucho para seguir esforzándote. Es una terapia larga, pero vale la pena.

 

¿En qué has notado la evolución desde que empezaste el tratamiento?

Además de en todo lo que te he explicado, en que ahora hago las cosas más rápido. Era muy lenta en todo. Ahora, lo soy mucho menos, y eso me ha hecho ganar confianza en mí misma. También empatizo mejor con los compañeros.

¡Ojalá hubiera hecho esta terapia 30 años antes! Mi vida hubiera sido distinta. Me hubiera ahorrado mucho sufrimiento y hubiera podido progresar más profesionalmente. También hubiera tenido mejores relaciones sociales, como las que tengo ahora.

¿A qué atribuyes esta mejora en la empatía?

Creo que como ahora me siento más a su nivel, me relaciono más de igual a igual con los demás. Antes me sentía en inferioridad de condiciones y eso hacía que me inhibiera, que evitara la interacción con los demás; sobre todo, con los compañeros de trabajo.

 

¿Cómo estás viviendo que las sesiones ahora sean por Skype?

Me están gustando. Yo hago terapia individual y he visto que podemos trabajar igual de bien que antes. El primer día trabajamos la atención sostenida y no noté diferencias respecto a la terapia presencial. En las otras dos sesiones que hemos hecho después, hemos trabajado la lógica y la orientación espacial. De todo lo que hacíamos antes, lo único que ahora no podemos hacer son los juegos de mesa, pero mi terapeuta ha sustituido estos ejercicios por otros para poder trabajar los mismos aspectos que antes trabajábamos con esos juegos.

 

¿Quieres compartir algo más con nosotros?

Sí. ¡Ojalá hubiera hecho esta terapia 30 años antes! Mi vida hubiera sido distinta. Me hubiera ahorrado mucho sufrimiento y hubiera podido progresar más profesionalmente. También hubiera tenido mejores relaciones sociales, como las que tengo ahora. He estado muchos años recluida. Mi problema de lateralidad cruzada me paralizó. Ahora es como si el mundo se hubiera abierto: tengo más interés por hacer cosas, por relacionarme con los otros, organizo comidas familiares, tengo iniciativa…

También os quiero agradecer que publiquéis otros casos de pacientes en el blog de vuestra web. Cuando leo sus testimonios me reconfortan: me doy cuenta de que no soy la única que he pasado por todo esto.

El trastorno de lateralidad en personas mayores de 60 años
Link Enlarge

El trastorno de lateralidad en personas mayores de 60 años

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 16 abril, 2017 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos 0

El mes pasado dedicamos un artículo a explicar los problemas específicos de las personas con trastorno de lateralidad que tienen entre 30 y 50 años, avanzando que dedicaríamos un segundo artículo a las de edad más avanzada. Vamos a ver en qué situación suelen llegar estos pacientes a la consulta, ya que, como nunca han sido tratados, presentan situaciones muy similares.

En general, las personas mayores de 60 años con trastorno de lateralidad que acuden a terapia por primera vez son personas con una buena autonomía desde el punto de vista locomotor; no obstante,  suelen presentar problemas de equilibrio: aunque durante algunas épocas pueden caminar sin ayuda, en otras necesitan agarrarse a un bastón o a un acompañante, andan con lentitud, de manera inestable, sufren vértigos y tienen tendencia a desviarse hacia un lado cuando caminan por la calle; es decir, su movilidad no es segura, lo cual repercute en su bienestar emocional y mental.

Otra cuestión que les inquieta mucho es si sus problemas de memoria y concentración son síntomas de la enfermedad de Alzheimer, ya que ignoran que estas dificultades son síntomas propios del trastorno de lateralidad; al igual que la desorientación, que les provoca que, de repente, por ejemplo, no sepan en qué barrio están o que sean incapaces de encontrar su coche.

Sus relaciones de pareja y sociales también se han visto afectadas por el trastorno de lateralidad: en consulta relatan que sus parejas les reprochan sus continuos errores, que no las entienden cuando hablan, que no siguen las conversaciones o que se quedan en blanco cuando están en un grupo, que se sientan perdidos en los lugares donde hay mucha gente, etc. Estas situaciones, al reiterarse durante años, han llegado a minar su autoestima: creen que nadie les aguanta, que son una carga para la familia y se sienten continuamente examinadas porque creen que los demás se percatan de sus dificultades; lo que les genera mucha ansiedad, irritabilidad y, en ocasiones, una actitud de sumisión que, a su vez, les despierta ira.

El trastorno de lateralidad en personas mayores de 60 años

Hay que tener en cuenta que, cuando se trata de mujeres, en la mayoría de los casos han dedicado su vida a ocuparse de la familia, y que casi todos ellos son personas que han tenido una actividad laboral, por lo que a este cuadro hay que sumar la ansiedad provocada por la jubilación. Asimismo, la mayoría de ellas han tenido una vida muy plena, practicando actividades y deportes que ahora no pueden realizar porque les tiemblan las manos o los pies y se han acentuado los problemas de coordinación espaciotemporal (es habitual que tocaran el piano, bailaran, pintaran, esquiaran, etc.).

Por todos estos motivos —y porque sufren de insomnio, porque no pueden hacer nada que requiera precisión manual, porque hay una pérdida de audición y visión, y porque se cansan con excesiva facilidad debido al desgaste de energía que les supone compensar sus problemas de equilibrio—, cuando llegan a la consulta son muy conscientes de que cada vez están yendo a peor, de que su calidad de vida ha quedado muy mermada.

 

La terapia en personas mayores

El tratamiento de estos pacientes se centra, sobre todo, en la parte motriz (coordinación, motricidad facial, vocalización, respiración, relajación, etc.) y verbal. Si bien todos los pacientes con trastorno de lateralidad necesitan que en terapia, además de trabajar los aspectos psicomotores, haya un espacio para poder verbalizar sus experiencias y emociones, en estas personas la necesidad es muy notoria. Como hemos mencionado anteriormente, se trata de hombres y mujeres que han tenido una vida muy rica en muchos aspectos y que ahora sufren enormemente porque ven que su pérdida motriz la está empobreciendo (muchos de ellos han pasado por más de una depresión). Además, hay que señalar que como su bienestar emocional está muy afectado, tienen tendencia a somatizar, lo que les ha llevado a intentar encontrar respuestas a sus dolencias en todo tipo de especialistas y medicinas “naturales” (no toman medicamentos con facilidad), por lo que llegan a la consulta con un gran agotamiento también en este sentido. Es frecuente que manifiesten que sienten la cabeza atolondrada y que se dejen llevar por las dificultades que se les presentan en su día a día (ataques de pánico y angustia), además de ser hipersensibles, extremadamente susceptibles y sentirse muy solos. Por tanto, son pacientes que necesitan mucha escucha, contacto y protección. Al igual que las personas con trastorno de lateralidad de menos edad, estos pacientes responden muy bien al tratamiento (la motivación con la que acuden a la consulta es, si cabe, mayor), logrando una recuperación cercana al 100 % y sin experimentar regresiones posteriores.

 

El trastorno de lateralidad en adultos de 30 a 50 años
Link Enlarge

El trastorno de lateralidad en adultos de 30 a 50 años

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 16 marzo, 2017 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos 0

Debido a que, afortunadamente, el diagnóstico del trastorno de lateralidad se realiza cada vez a edades más tempranas, hasta ahora, hemos dedicado la mayor parte de los artículos de nuestro blog a hablar del trastorno en niños y adolescentes; sin embargo, hay muchas personas que acuden a nuestro centro por primera vez siendo ya adultas. Hoy vamos a hablar de los problemas con los que llegan a la consulta los pacientes que se encuentran en la franja de entre 30 y 50 años de edad (dedicaremos un próximo artículo a los de edad más avanzada, ya que estos presentan algunas diferencias específicas).

Como estos pacientes han tenido que realizar su recorrido vital condicionados por los síntomas del trastorno de lateralidad, suelen tener un historial muy similar: tuvieron que invertir más años de lo habitual en cursar una carrera universitaria, se vieron obligados a escoger una profesión liberal porque sabían que no podrían cumplir con las expectativas y exigencias de un socio o de un jefe, el trastorno ha repercutido en sus relaciones de pareja y/o tienen problemas familiares, y padecen claras dificultades relacionales.

Las condiciones en las que llegan por primera vez a la consulta también son muy similares:  después de haber pasado por más de una depresión, han tocado fondo. Y están agotados. No obstante, hay otro rasgo en común que es muy positivo: todos ellos muestran una gran predisposición a trabajar en terapia para salir de “la carrera de obstáculos” que supone su día a día. «Como los adultos acuden al centro por voluntad propia buscando ayuda, su curación es más rápida que en los niños y adolescentes», explica Joëlle Guitart, la directora de nuestro centro.

 

Problemas de los adultos con trastorno de lateralidad

El trastorno de lateralidad en adultos de 30 a 50 años

Los problemas más comunes de estos pacientes son los siguientes:

  • Tienen que leer varias veces cualquier texto (informes, memorias, etc.) para llegar a entenderlo.
  • Les cuesta un gran esfuerzo concentrarse.
  • Tienen que trabajar más horas que cualquier persona con su mismo cociente intelectual (suelen ser muy inteligentes) para conseguir los mismos resultados.
  • Se sienten continuamente frustrados por su bajo rendimiento y, al mismo tiempo, se exigen mucho para poder conseguir sus objetivos profesionales.
  • Al tener que compensar su lentitud con más horas de trabajo, les queda muy poco tiempo para la pareja y los hijos, lo cual repercute negativamente en su vida familiar.
  • Son insomnes, no duermen más de 3 o 4 horas al día.
  • El estrés constante en el que viven provoca que descuiden su alimentación, motivo por el que suelen tener problemas intestinales.
  • Se infravaloran constantemente.
  • Viven con un alto grado de ansiedad y angustia (muchos son fumadores).
  • Como están exhaustos, es habitual que estén irritables.
  • Por la misma razón que la anterior, abusan de las bebidas estimulantes (café, té, etc.).
  • Sienten que son una carga para su familia. Se sienten culpables.
  • A veces, presentan mucha inestabilidad psicomotriz.
  • En algunos casos, su sistema locomotor está bastante afectado.
  • La frecuencia e intensidad de los bloqueos, propios del trastorno, se han intensificado.
  • Su «yo» (identidad corporal, mental y emocional) es frágil.
  • No tienen conciencia de su cuerpo, no lo han integrado (por esto les cuesta, por ejemplo, conducir o bailar).
  • Tienen poca memoria (ellos lo atribuyen a que duermen poco, pero la causa es el propio trastorno).
  • Problemas relacionales.
  • Entre un 10 y un 15 % son zurdos contrariados.
  • Algunos, cuando eran pequeños, a veces se autocastigaban, y ahora, de mayores, no se cuidan a sí mismos (que es también una forma de castigarse).

 

Particularidades y terapia en los adultos con trastorno de lateralidad

«Su lentitud al hacer frente a sus obligaciones profesionales les quita tiempo para los otros ámbitos de su vida, y el hecho de intentar compensar sus déficits a base de más horas de trabajo les deja exhaustos. Es entonces cuando “caen” y acuden a terapia», explica Joëlle Guitart. «Todos eran conscientes de que tenían un problema, pero no sabían que era de lateralidad. En algunos casos, se enteran de que padecen el trastorno por casualidad: porque cuando iban a la escuela alguien hizo un comentario, porque se lo han diagnosticado en un centro en el que han hecho terapia para la dislexia o porque a uno de sus hijos le han detectado el problema en el colegio (el trastorno de lateralidad es hereditario, por lo que la labor de los centros educativos en este sentido es muy importante).  Casi todos se ven reflejados en el caso de Diego», afirma la especialista.

 

La terapia de lateralidad en adultos

La terapia de adultos es muy semejante a la de los niños y adolescentes, aunque ahondamos en los ejercicios cognitivos y trabajamos algunos aspectos con más intensidad: la estimulación de la abstracción (el hipocampo), porque se bloquean a menudo y no pueden pensar; el ritmo, con el objetivo de que cada vez sean menos lentos; la verbalización de sus problemas, así como la construcción adecuada del «yo» (que su existencia es importante para los otros: para su familia y para la sociedad).

Trabajar la verbalización de sus problemas es un punto crucial, ya que son personas que diariamente viven situaciones angustiantes que no comparten con nadie. Por ejemplo, es muy frecuente que cuando se dirigen a su puesto de trabajo, aparquen muy lejos de la oficina (o cuando vuelven a casa, lejos de ella) y cojan un taxi para llegar. Esto es debido al nerviosismo que les provoca el tráfico intenso: que les puedan pitar o gritar por haber puesto el intermitente contrario, por tardar en aparcar, etc. Prefieren aparcar en un sitio tranquilo, sin presión.

El trastorno de lateralidad, problemas y terapia, en adultos de 30 a 50 años.

Otro punto importante que contribuye a acelerar la recuperación es que sus parejas participen en las fases evolutivas de la terapia, incluyendo las entrevistas de control. Cuando una pareja se implica, le está diciendo a la persona “existes y eres importante para mí”; un mensaje que actúa como motivación y le hace sentirse querida (recordemos que es habitual que la vida de pareja haya desaparecido o esté ya muy deteriorada).

«En el centro, cada cinco meses realizamos un test de evaluación. En los adultos, como son muy constantes, la evolución que experimentan entre los test es enorme. A partir del cuarto test de control, calculamos el porcentaje de curación del paciente y hacemos una estimación aproximada del tiempo que pueda quedar de terapia. Al finalizar el tratamiento, el porcentaje de curación de cada paciente es, al igual que en niños y adultos, como mínimo de un 80 %, llegando en la mayoría de los casos a rozar el 100 %», concluye Jöelle Guitart.

Últimos artículos

  • «A veces, es conveniente lateralizar al paciente a la izquierda»
  • PAS, Personas Altamente Sensibles: lo que deberíamos saber
  • Juegos recomendables para regalar a los niños
  • Guía de la lateralidad cruzada: preguntas y respuestas

Estamos en Facebook

Consúltenos

Dirección: C/ Josep Bertrand, 3. Ático 2º. 08021 Barcelona
Tel.: + 34 932 007 586
Móvil: +34 610 791 125
Fax: + 34 932 007 611
E-mail: info@lateralidad.com
  • Lateralidad
  • El centro
  • Diagnóstico y terapia

Diseño web: ©2020 Lladó Comunicación

Top
Utilizamos cookies para poder ofrecerle la mejor experiencia en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.Estoy de acuerdoNoPolítica de privacidad