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«La causa del mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad»
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«La causa del mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 23 febrero, 2021 El trastorno de lateralidad, Emociones, Gestión de emociones, Habilidades de comunicación, Lateralidad cruzada, Mutismo selectivo

Por Susana Lladó

 

El psicólogo de nuestro centro Luis Elías nos explica en esta entrevista qué es el mutismo selectivo y cómo se trata en terapia.

¿Qué es el mutismo selectivo?

Es la inhibición del habla en circunstancias concretas.

 

No en todas

No. A diferencia del mutismo general, cuando un niño presenta mutismo selectivo solamente deja de hablar en ciertas situaciones, no en todas.

 

¿En qué circunstancias deja de hablar?

En aquellas que percibe como amenazantes: cuando cree que va a ser juzgado, criticado, etiquetado, que se van a burlar de él, delante de extraños, en algunos contextos escolares, sociales, etc. En cambio, hablará con normalidad cuando se sienta cómodo con las personas con las que esté o en situaciones a las que esté más habituado. Seguramente, no tendrá ningún problema con su mejor amigo, en familia, etc.

 

¿Qué es lo que ocurre para que se inhiba el habla?

El niño se bloquea.

No es que el niño se diga «Ahora no hablo». Normalmente, lo que ocurre es que se siente sobrepasado por una situación determinada y se bloquea directamente

¿No es una inhibición voluntaria?

No, no es que el niño se diga «Ahora no hablo». Normalmente, lo que ocurre es que se siente sobrepasado por una situación determinada y se bloquea directamente. No obstante, puede ser que para evitarse el sufrimiento que le pudiera ocasionar esa situación decida voluntariamente no hablar o que intente hablar y no pueda, aunque lo más habitual es lo primero.

 

Entonces, no hay una causa orgánica

No, si el origen es orgánico, no hablamos de mutismo selectivo. Lo cual no quiere decir que si, por ejemplo, un niño sesea y se ríen de él a causa de ello, con el tiempo llegue a presentar mutismo selectivo por lo mal que lo pasa cuando se producen las mofas.

 

Entiendo, tiene un componente social

Sí, los niños con mutismo selectivo se sienten amenazados por alguna razón, eso les hace sufrir, les provoca una gran ansiedad y, como consecuencia, se produce un bloqueo que inhibe el habla.

 

¿El origen es la ansiedad?

Suele tener su origen en la ansiedad, en un trastorno de ansiedad. Ahora bien, el hecho de que el niño sí tenga capacidad de habla en situaciones que no percibe como amenazantes es una pista que nos indica que en el niño no sufre mutismo general, sino selectivo. Y esta capacidad de habla es clave para la terapia porque nos podemos valer de ella para realizar actividades, hacer psicoterapia, etc. 

Fundamentalmente, trabajamos en cuatro aspectos, ya que los cuatro están interrelacionados: la parte psicoterapéutica, la conductual, la cognitiva y la de expresión

¿Qué situaciones pueden provocar en un niño el mutismo selectivo?

Son muy variadas. Puede ser que el niño tenga un tic, una cicatriz en la cara, que proyecte una inseguridad suya que los demás ni perciben, como creer que está gordo, etc. Lo importante es cómo el niño percibe y vive esos comentarios, ya que puede haber niños con las mismas características que nunca presenten por ello mutismo selectivo. Por esta razón, hay una serie de aspectos que los terapeutas debemos tener en cuenta a la hora de realizar una evaluación.

 

Bien, ¿Cuáles son estos aspectos?

Para que haya una evaluación de mutismo selectivo, el niño debe presentar los síntomas durante más de un mes. Es decir, el mutismo no puede coincidir con el primer mes de un cambio de colegio, del inicio de una actividad nueva o un cambio de país, de cultura o de idioma, ya que todas estas situaciones pueden provocarle ansiedad. Entraría dentro de lo normal que la problemática asociada a un cambio de idioma pueda influir en el habla del niño.

 

¿Qué otros aspectos evalúan?

Son niños que ya tienden a ser ansiosos, tímidos, inseguros e inhibidos, y suelen tener miedos y fobias, como a hablar en público, a sentirse observados, a ser juzgados por los demás, etc. Como no saben canalizar la ansiedad y el sufrimiento que esto les supone, su respuesta es el mutismo.

 

Deben sufrir mucho para llegar a inhibir el habla

Sí, detrás del mutismo selectivo puede haber niveles muy altos de sufrimiento. Además, este mutismo puede entorpecer su evolución escolar y personal, debido a que afecta a su desarrollo afectivo y emocional, el cual queda afectado por el propio sufrimiento y por la ansiedad.

 

¿Cómo se trata el mutismo selectivo?

Fundamentalmente, trabajamos en cuatro aspectos, ya que los cuatro están interrelacionados: la parte psicoterapéutica, la conductual, la cognitiva y la de expresión.

Debemos mostrarle al niño que el camino de la comunicación es mucho más positivo y productivo que el de la inhibición del habla. Tiene que poder ver la utilidad de la comunicación, los beneficios que le reportará

Vamos por partes, con la psicoterapéutica

Se trata de trabajar con el niño el origen de la ansiedad que provoca su mutismo. Normalmente, esto es lo más fácil de identificar para el terapeuta, pero hay que trabajar su miedo a ser juzgado buscando las oportunidades para hablar sobre ello con naturalidad, sin forzarlo, y utilizando un lenguaje nada formal, sino acorde a su edad. Muchas veces, la percepción que tiene de los otros como jueces es errónea; en otros casos, habrá que ver si ha tenido una mala experiencia y desmitificar el poder que le otorga a los otros, a sus valoraciones. De cualquier modo, el objetivo es que tome conciencia de que a través de la comunicación puede lograr expresar y solucionar sus dificultades, además de conseguir otros objetivos que le interesan. Debemos mostrarle al niño que el camino de la comunicación es mucho más positivo y productivo que el de la inhibición del habla. Tiene que poder ver la utilidad de la comunicación, los beneficios que le reportará. Y todo esto con un refuerzo conductual y evitando por completo juzgar, criticar o burlarse de la conducta del niño en sesión. Hay que dejarle espacio.

 

La parte psicoterapéutica nos ha conducido a la conductual

Sí, porque todo este trabajo siempre debe ir acompañado de un refuerzo positivo a los progresos que vaya haciendo el niño en todos los campos. Este refuerzo es el que le hará ser consciente de su evolución, aumentará su confianza y seguridad, y le animará a seguir introduciendo cambios. Ahora bien, para ello también hay que hacer un trabajo con la familia y la escuela.

 

El trabajo debe ser conjunto

Así es. A la familia hay que explicarle las pautas a seguir para que aprendan a dejarle al niño el espacio adecuado sin forzar la comunicación. Además, debemos realizar la psicoeducación correcta con ellos que les permita entender bien qué es el mutismo selectivo y cuál es su causa. Hay padres que creen que su hijo tiene un problema grave, y eso ya etiqueta erróneamente al niño, aunque no sea su intención. Si se les explica que no es así, que su hijo tiene ansiedad por algo que hace que se bloquee y que este problema se puede solucionar con la terapia, su miedo se disipa.

 

¿Qué más debería saber la familia?

La familia debería saber crear situaciones para conversar con el niño, situaciones en las que este pueda dialogar utilizando el lenguaje propio de su edad. Lo más aconsejable es hablar sobre cosas que le gusten o llamen su atención; es decir, sobre temas hacia los que haya mostrado una predisposición a hablar previamente y, luego, se puede ir redirigiendo la conversación, pero siempre sin forzar y respetando sus tiempos. Con estos niños todo debe ser siempre progresivo. También es importante que vayan promoviendo su socialización apuntándole a algún deporte o actividad en grupo.

Una vez que ya se han trabajado los aspectos que hemos comentado con el niño durante un cierto tiempo y se ha establecido un vínculo terapéutico, se le puede ir exponiendo gradualmente a situaciones que teme. Estas situaciones se programan aumentando poco a poco las experiencias comunicativas para que vaya ganando competencias y seguridad al hablar

¿En qué consiste la parte cognitiva?

En la terapia de lateralidad hay una parte dedicada a trabajar las habilidades cognitivas. Esta parte es importante porque, al ser más competentes, afrontan mejor las situaciones, van teniendo experiencias positivas y esto refuerza su autoestima. De manera que cuando e niño se tenga que exponer a una situación que le resulta amenazante, lo hará mucho más preparado, con más confianza. Pensemos que en el caso de niños con lateralidad cruzada, la mayoría tienen mucho miedo a equivocarse, a fracasar, a ser tildados de torpes, lentos, etc. Algo tan nimio como esto (desde el punto de vista terapéutico, no del niño) puede ser el origen de una problemática bastante grande. Por esto hay que desenquistar las falsas creencias de inutilidad, etc.

 

Bien, pasemos a la expresión

Cuando hablábamos antes de la socialización, este punto puede incluir que, llegados a un punto de la terapia, el niño la prosiga en grupo; lo cual le ayudará a socializar y nos permitirá trabajar la expresión, a nivel comunicativo, con otros niños y en un entorno controlado.

 

¿En un entorno controlado?

Sí, porque previamente, a los otros niños se les explica qué normas deben respetar (no burlarse, respetar la forma de comunicarse, etc.) y, además, ponemos especial cuidado en formar grupos adecuados que no incluyan, por ejemplo, a un niño desafiante. La terapia en estas condiciones les ayuda mucho porque el niño, entonces, puede tener la experiencia de una buena relación comunicativa. Dedicamos ¼ parte de la sesión a trabajar la expresión.

 

¿Trabajáis el tema comunicativo de alguna forma más?

Sí, con otras actividades y juegos muy específicos para fomentarla y desarrollarla, como el juego del tabú.

 

¿En qué consiste este juego?

Tienen que explicar un concepto sin utilizar la 5 palabras más recurrentes, lo que les obliga a pensar otra manera de hacerlo. También utilizamos el Scrabble para mejorar su vocabulario y el Dixit para trabajar las emociones a nivel expresivo.

 

Explícanos qué es el juego del Dixit

Es un juego que consiste en narrar y adivinar historias utilizando las imágenes de las cartas. El Dixit fomenta la cooperación y la creatividad y, además, suele ser bastante proyectivo; es decir, al crear historias hablan de ellos mismos.

 

¿Hay algún aspecto más importante en la terapia?

Es bueno que estos niños estén en ambientes estructurados, donde ya sepan lo que se van a encontrar. Si el niño ya sabe, por ejemplo, que vamos a dedicar 15-20 minutos de la sesión a hablar, que luego haremos una actividad de una ficha, luego una serie de juegos didácticos y al final un ejercicio más de motricidad, llega a la sesión más tranquilo. Una sesión de terapia no puede ser una sesión anárquica. Y algo más.

 

¿Sí?

Una vez que ya se han trabajado los aspectos que hemos comentado con el niño durante un cierto tiempo y se ha establecido un vínculo terapéutico, se le puede ir exponiendo gradualmente a situaciones que teme. Estas situaciones se programan aumentando poco a poco las experiencias comunicativas para que vaya ganando competencias y seguridad al hablar. También se hacen role playings en sesión con los pacientes más mayores: cada uno adopta un roll diferente para poder trabajar ciertos aspectos. Y todo este trabajo se refuerza positivamente. Asimismo, en paralelo, se sigue haciendo la psicoeducación con los padres y se establece una comunicación con la escuela en el mismo sentido.

 

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

«La terapia de lateralidad en grupo tiene muchas ventajas»_Luis Elías_Psicólogo
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«La terapia de lateralidad en grupo tiene muchas ventajas»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 29 enero, 2021 El trastorno de lateralidad, Terapia de lateralidad, Terapia de lateralidad cruzada, Terapia de lateralidad en grupo, Tratamiento de lateralidad

Por Susana Lladó

El psicólogo Luis Elías nos explica las dinámicas que se crean en una terapia de lateralidad en grupo y cómo benefician a los pacientes.

En contra de lo que quizá pudiera parecer, una terapia individual no siempre es lo más indicado para el paciente

Cada caso es diferente, pero en general, y como en otros tipos de terapia, la terapia de lateralidad en grupo tiene muchas ventajas para el paciente.

 

¿Por qué?

Porque permite que se creen dinámicas que no se producen en una terapia individual.

 

Bien, centrémonos en esas dinámicas que surgen específicamente en la terapia de lateralidad en grupo

En la terapia grupal de lateralidad no solamente tratamos los ítems propios de la lateralidad cruzada realizando los ejercicios de psicomotricidad pertinentes y trabajando la concentración, la atención, la orientación espaciotemporal, etc. Como todos los pacientes comparten el hecho de tener la lateralidad cruzada, pueden expresar sus problemáticas ante los demás.

Al iniciar la terapia creen que son los únicos que tienen una serie de pensamientos, inseguridades, problemas, emociones, etc. Al oír a los otros compartir los suyos, se dan cuenta de que no están solos en sus vivencias. Esto facilita que pierdan la vergüenza con la que han llegado, compartan lo que les preocupa y se ayuden unos a otros.

¿Hasta qué punto es importante que puedan compartirlas?

Los grupos se forman con pacientes de edades similares, de modo que es muy habitual que unos se reconozcan en las dificultades de los otros. Esto es importante, ya que cuando se incorpora un nuevo paciente al grupo, suele pensar que lo que vive en su día a día solamente le pasa a él.

 

Cada paciente piensa que es el único que vive lo que vive

Sí, al iniciar la terapia creen que son los únicos que tienen una serie de pensamientos, inseguridades, problemas, emociones, etc. Al oír a los otros compartir los suyos, se dan cuenta de que no están solos en sus vivencias. Esto facilita que pierdan la vergüenza con la que han llegado, compartan lo que les preocupa y se ayuden unos a otros.

Por ejemplo, si alguien sufre acoso escolar, es muy probable que no se lo haya dicho a nadie. Al oír a otro paciente explicar una experiencia similar, se animará también a compartirlo. A las personas nos ayuda mucho escuchar a otra persona hablar de un tema traumático o disfuncional que también sufrimos nosotros. Es un mecanismo que funciona sobre todo, en niños y adolescentes.

 

¿En los adultos es distinto?

A partir d ellos 30 años, los adultos solemos construirnos barreras que lo dificultan. Nos cuesta más que a ellos.

 

¿Qué cambios se producen en ellos al compartir sus emociones y problemas?

Van ganando confianza en un ambiente que es de apoyo y comprensión. Y no solo por el hecho de que el terapeuta guie las sesiones, sino porque los otros dan su feedback sin juzgar.

 

Ser escuchado sin ser juzgado se da en pocos ámbitos

Sí, y proporciona mucha tranquilidad y seguridad. Cada uno tiene inquietudes y problemas propios, pero el trastorno de lateralidad los cohesiona como grupo.

Los niños y adolescentes con lateralidad cruzada suelen tener muchos problemas de inseguridad. La terapia grupal estimula su crecimiento personal y sus habilidades sociales.

¿Qué otros aspectos de la terapia de lateralidad en grupo suponen una ventaja?

Los niños y adolescentes con lateralidad cruzada suelen tener muchos problemas de inseguridad. La terapia grupal estimula su crecimiento personal y sus habilidades sociales. Pasan del aislamiento individual a la integración en un grupo. Además, tal como apuntaba antes, se benefician del apoyo de todos los otros pacientes que llevan más tiempo en ese grupo de terapia y ven las habilidades que han adquirido en el transcurso del tratamiento.

 

Y eso los motiva

Desde luego. Además, los que llevan más tiempo ayudan al que se acaba de incorporar si no le sale un ejercicio, por ejemplo. Y lo hacen desde una gran empatía porque ellos también pasaron por lo mismo y saben las emociones que está sintiendo.

 

¿Podemos añadir más beneficios?

Sí, en una terapia de lateralidad en grupo podemos realizar ejercicios y actividades que no se pueden hacer en una terapia individual. Estos ejercicios y actividades en equipo, además, permiten trabajar la competitividad, la frustración, el egoísmo, el compañerismo y la cooperación, el liderazgo, la evitación, la inseguridad…Es decir, todas las dinámicas y roles que aparecen en un grupo. Asimismo, el terapeuta puede proponer actividades más complejas que en una terapia individual porque la sacarán adelante entre todos. Cada uno aportará las capacidades en las que es mejor y le explicará al otro lo que no entiende, cómo se hace, por qué esa es la mejor solución, etc.

Cuando uno de ellos finaliza la terapia y, por tanto, deja el grupo, se recogen todos sus avances. Este ejercicio se transforma, a su vez, en una gran motivación para todos los que todavía no la han finalizado. Se dan cuenta de todo el progreso que van a realizar.

Entre ellos, ¿suelen reconocerse los avances?

Sí, y este punto es interesante. En los grupos de niños de 10 a 15 años, dedicamos los últimos 5 minutos de cada sesión a comentar lo que ellos quieren o necesitan expresar. Este tiempo les da la oportunidad de hacerse conscientes de sus emociones, escuchar diferentes puntos de vista y aprender herramientas y habilidades sociales de los demás. Llama la atención lo bien que interactúan, la gran capacidad que tienen para reforzarse unos a otros y expresar en voz alta lo mucho que ha evolucionado cada quien en determinado aspecto. Este último punto también sale en las despedidas.

 

¿A qué te refieres?

Cuando uno de ellos finaliza la terapia y, por tanto, deja el grupo, se recogen todos sus avances. Este ejercicio se transforma, a su vez, en una gran motivación para todos los que todavía no la han finalizado. Se dan cuenta de todo el progreso que van a realizar.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

«A veces, es conveniente lateralizar al paciente a la izquierda»
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«A veces, es conveniente lateralizar al paciente a la izquierda»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 20 enero, 2021 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada, Lateralización a la izquierda

Por Susana Lladó

En algunos casos ―cuando los pacientes son zurdos contrariados― es conveniente que la terapia de lateralidad vaya dirigida a lateralizar a la persona a la izquierda, en lugar de a la derecha. En esta entrevista, la directora de nuestro centro, Joëlle Guitart, expone el caso de un niño que ha sido lateralizado como zurdo; es decir, homolateralmente a la izquierda.

¿Qué caso va a exponer hoy? 

El de un niño que llegó a la consulta cuando tenía cuatro años y cinco meses, y al que llamaré Alain.

 

¿Cuáles son las particularidades de este caso? 

En aquel entonces, junio de 2016, Alain estudiaba en el Liceo Francés. Estaba en parvulario. Sus padres, que son ingenieros, lo trajeron al centro porque tenía muchas dificultades de aprendizaje; sobre todo, para hablar en francés y en la lectoescritura. Presentaba un gran bloqueo, así como un rechazo absoluto al colegio.

Alain invertía tanto las letras como los números y, como lo hacían escribir con la derecha, su grafía era ilegible. Escribía de izquierda a derecha, omitía letras, su sintaxis era deficiente y no tenía bien adquirida la noción de temporalidad ni la de espacio.

¿El francés era su lengua materna? 

No, era el catalán; que es la lengua en la que hablaba con su madre. Dadas las dificultades que presentaba como consecuencia de su lateralidad mal configurada, estudiar en castellano, catalán y francés era demasiado para él.

 

En concreto, ¿cuáles eran sus problemas de aprendizaje? 

Alain invertía tanto las letras como los números y, como lo hacían escribir con la derecha, su grafía era ilegible. Escribía de izquierda a derecha, omitía letras, su sintaxis era deficiente y no tenía bien adquirida la noción de temporalidad ni la de espacio; razón por la que también tuvo que dejar las clases de piano que recibía. No podía seguirlas. Además, era daltónico, aunque era muy bueno en todo lo relacionado con la creatividad y los colores. De hecho, les recomendé a los padres un centro para que pudiera desarrollar esta creatividad. También rechazaba dibujar la figura humana.

 

¿Y su carácter? 

Era muy introvertido, pero líder (no es contradictorio), y presentaba una gran ansiedad e inseguridad. No quería hacer nada sin su madre. No obstante, no había nada alarmante desde el punto de vista psicológico o psiquiátrico.

 

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad? 

El test mostró una hipertonía notable tanto en miembros superiores como inferiores. Respecto a la lateralidad, la de la mano era 40 % izquierda, 60 % derecha; la del ojo era derecha, la de la pierna estática era izquierda, la de la pierna dinámica era 65 % izquierda y 35 % derecha; la del oído, 40 % izquierda y 60 % derecha, y la motricidad facial era prácticamente 50 % izquierda, 50 % derecha.

Normalmente, se lateraliza a la persona a la derecha, como diestra, ya que el porcentaje de personas diestras entre la población es mucho mayor que el de zurdas (95-5 %). Sin embargo, cuando la lateralidad de una persona, a nivel general, está más dirigida a la izquierda es conveniente lateralizarla homolateralmente a la izquierda.

¿Cómo decidió lateralizarlo? 

Homolateralmente a la izquierda.

 

No es muy común la lateralización a la izquierda, ¿no?

No, no lo es. Normalmente, se lateraliza a la persona a la derecha, como diestra, ya que el porcentaje de personas diestras entre la población es mucho mayor que el de zurdas (95-5 %). Sin embargo, cuando la lateralidad de una persona, a nivel general, está más dirigida a la izquierda es conveniente lateralizarla homolateralmente a la izquierda. Es importante hacer hincapié en que, por desconocimiento, a muchos de estos niños se les fuerza en la escuela a la derecha.

 

¿Por qué?

Por desconocimiento. Pero es muy contraproducente. A los niños que son zurdos contrariados siempre hay que lateralizarlos de manera homogénea a la izquierda. Alain ha terminado la terapia con éxito. Es zurdo de brazo y mano, de pierna dinámica y estática, de ojo y de oído y cervicales.

 

¿Hay otros datos relevantes en el caso? 

Al ser hipertónico, era un niño muy ágil, pero lento en las tareas, y muy ansioso. Al igual que los padres, tenía un nivel de autoexigencia sumamente alto. Además, la relación con su madre era de extrema dependencia. Alain estaba siempre agotado, se iba a dormir cada día a las 18 h porque se sentía exhausto, y se levantaba a las 7.30 de la mañana. Es decir, necesitaba dormir casi catorce horas al día y, aun así, le costaba levantarse. También presentaba claustrofobia, fundamentalmente, en los ascensores, y onicofagia (se comía la uñas de las manos).

 

Tras empezar la terapia, ¿cuándo le hace el primer test de control? 

En enero de 2017. En su informe, la terapeuta expone que si siguen trabajando la temporalidad ―las nociones de ahora, antes, después― y toda la parte espacial ―arriba, abajo, derecha, izquierda― Alain progresará bien. Y recalca que, aunque lo ve más sonriente y menos triste, deberán seguir trabajando su autoexigencia y su capacidad para disfrutar de lo que sí hace bien, ya que no tolera cometer errores, por ejemplo.  Recuerdo, además, que en este punto de la terapia pasó algo curioso.

 

¿Qué ocurrió? 

Habían transcurrido tan solo 6 meses desde que inició el tratamiento, pero Alain le dijo a su madre que ya había finalizado la terapia.

 

¿Y a la madre no le extrañó? 

No, porque le constaba que Alain tenía una buena relación con la terapeuta y que venía al centro voluntariamente. Así que se creyó que le habíamos dado el alta en seis meses.

 

La dinámica familiar es un aspecto que tiene un gran peso en los pacientes. En este caso, sin entrar en detalles, diré que Alain cargaba con la maleta de la ansiedad familiar.

¿Por qué Alain quiso dejar la terapia? 

Quería ir a fútbol, y las sesiones coincidían con el horario del entrenamiento. Hablamos con la madre, se resolvió la situación cambiando la hora de las sesiones y Alain prosiguió su tratamiento.

 

¿La primera entrevista con los padres cómo fue? 

Su valoración fue muy positiva. La maestra del Liceo Francés había reportado una evolución importante y, aunque todavía cometía errores, ya empezaba a hablar en francés. Además, lo veían mucho más suelto. Decidieron que lo apuntarían a natación y a clases de música en septiembre. Yo no estoy de acuerdo con que los niños hagan tantas actividades extraescolares, como he comentado en alguna ocasión. Actualmente, muchos padres proyectan una gran exigencia en este sentido en sus hijos, cuando los niños deberían tener más tiempo para jugar. Pero no me opuse.

 

¿Hay algo más a destacar?

Los padres también me comentaron que cuando Alain aplaudía, lo hacía como diestro. Les hice notar que en seis meses de terapia, que son 24 sesiones, no podía haber más progresos de los que ya había habido. Lo entendieron.

 

¿Cuándo fue el segundo test de control? 

En junio de 2017.  La hipertonía de miembros superiores e inferiores había disminuido, tenía más interiorizado el esquema corporal, su pupila estaba menos dilatada, se quejaba menos del dolor en los ojos que solía comentar y ya chutaba mejor la pelota, aunque, a veces, todavía confundía derecha e izquierda, le costaba saltar a la pata coja y seguía con la ansiedad, a pesar de que había cierta mejoría en este sentido.

 

¿Por qué sentía tanta ansiedad?

Como he explicado en alguna entrevista anterior, la dinámica familiar es un aspecto que tiene un gran peso en los pacientes. En este caso, sin entrar en detalles, diré que Alain cargaba con la maleta de la ansiedad familiar.

Alain había hecho grandes progresos en la organización espacial y temporal. Pero el cambio
más destacable fue en su comportamiento: se mostraba mucho más extrovertido, cada vez menos ansioso, más maduro y se notaba que había ganado confianza en sí mismo.

¿Algún progreso más o dato destacable?

Los padres lo habían llevado al médico porque Alain estaba siempre muy pálido y con mucha tos por las noches, pero no le encontró nada remarcable. En este paciente, como en otros, el porcentaje de somatización era alto. El padre viajaba mucho; es decir, estaba muy ausente y la madre debía levantarse varias veces cada noche para atender las demandas de Alain: a veces decía tener hambre; otras, pipí, o lloraba, o quería agua, etc. Esta situación se fue resolviendo. Asimismo, aunque en el centro trabajamos con técnicas de relajación, también empezó a ir a un osteópata para la cuestión de la ansiedad. El osteópata le fue muy bien.

 

¿Las demandas de Alain hacia su madre eran llamadas de atención?

Sí, producto de la dinámica familiar. De cualquier modo, en este punto de la terapia ya estaba habiendo una mejoría significativa de la autoexigencia y de la ansiedad.

 

Pasemos al tercer test de control

Fue en noviembre de 2017. En esta fase, Alain había hecho grandes progresos en la organización espacial y temporal. Pero el cambio

más destacable fue en su comportamiento: se mostraba mucho más extrovertido, cada vez menos ansioso, más maduro y se notaba que había ganado confianza en sí mismo. De hecho, al despedirse de mí, me dio espontáneamente un beso, lo cual hubiera sido impensable antes de todo este recorrido. Por lo demás, había tenido un eczema en la cara, pero se le curó, y su aspecto general también era mucho mejor, más saludable. Del mismo modo, había tenido algún problema de control de esfínteres cuando se le hacían cosquillas, pero este aspecto también se superó.

 

¿Cómo fue la reunión con los padres para comentar el resultado del tercer test?

Comentaron que Alain ya no sentía claustrofobia, ni siquiera en los ascensores; que gestionaba mucho mejor la frustración cuando se equivocaba en algo, que lo notaban con más seguridad en sí mismo y que ahora no se agotaba tanto: había empezado a acostarse dos horas más tarde, a las 20 h. Lo que sí persistía era la onicofagia, algunas dificultades en la motricidad fina (recortar, pintar, etc.) y su rechazo a dibujar. También me explicaron que tiempo atrás, y siempre coincidiendo con el fin de semana para no ir el lunes al colegio, decía tener otitis; es decir, seguía habiendo ahí un síntoma psicosomático de malestar. Esto también se había resuelto antes del tercer test de control.

En esta fase, la terapeuta reporta que Alain muestra interés en aprender, que ahora, cuando pide ayuda, lo hace para progresar en sus aprendizajes y no para que hagan las cosas por él. También es importante destacar que el paciente empieza a ser consciente de sus avances. En esta fase deja de invertir por primera vez las letras al escribir.

¿Los síntomas psicológicos estaban relacionados con su lateralidad cruzada?

Sí. Cuando una persona empieza a ser más feliz y aumenta su calidad de vida, la somatización va disminuyendo. Por eso en la terapia de lateralidad trabajamos en tres aspectos: con ejercicios que estimulan los ítems de la lateralidad y la psicomotricidad (la organización espaciotemporal, la comprensión, la concentración, etc.), la tensión del cuerpo que impide que el cerebro integre los nuevos conocimientos, y la parte emocional.

 

¿Cómo fue el cuarto test de control?

Este test fue en mayo de 2017. Alain estaba mucho menos hipercinético, la lateralización era más homogénea a la izquierda, la coordinación ideomotriz había mejorado mucho y había bajado considerablemente la ansiedad, lo cual también se notó en que ya casi no se iba a dormir con su mamá cuando el padre estaba de viaje. En esta fase, la terapeuta reporta que Alain muestra interés en aprender, que ahora, cuando pide ayuda, lo hace para progresar en sus aprendizajes y no para que hagan las cosas por él. También es importante destacar que el paciente empieza a ser consciente de sus avances. En esta fase deja de invertir por primera vez las letras al escribir, algo de lo que él mismo se sorprendió (si lo hizo es porque fue consciente de ello) y que representó una gran motivación. La terapeuta también reporta que está más atento y que se siente más seguro y cómodo en la relación con ella.  Coincidiendo con este cuarto test recibí una llamada de la maestra de Alain.

 

¿Por qué motivo?

Quiso comunicarme que Alain estaba haciendo grandes progresos en la lectoescritura y que ya no era tan lento al hacer las tareas. Lo veía menos apocado y mucho más sociable. Había hecho amigos.

 

¿Qué destacaría de la reunión con los padres?

Me informan de que Alain ha empezado a asistir a un grupo de refuerzo en el colegio con otros cuatro niños que tienen dificultades con el lenguaje. También me hacen saber que han observado muchos progresos. El más destacable es que ya apenas confunde la orientación espacial de las letras. No obstante, sigue teniendo dificultad con las restas; una dificultad que fue superando posteriormente.

Los padres están muy satisfechos con la terapia, pero trasladan su propia autoexigencia a su hijo; lo cual veo a menudo en consulta. Vivimos en una sociedad que ejerce mucha presión y los niños reciben las consecuencias.  Aquí es cuando también intervengo como terapeuta  con los padres, ya que ellos también sufren esta autoexigencia.

Pasemos al quinto test de control

Fue en noviembre de 2017. En esta fase, Alain ya ha conseguido una armonía notable entre el rendimiento neurofisiológico (lateralidad) y el rendimiento mental y emocional. Les comunico a los padres que lo más probable es que finalice la terapia en diciembre, y están de acuerdo. Se muestran muy satisfechos con todos los avances de su hijo relacionados con la mecánica lectora, la retención lectora, la comprensión lectora y la organización espaciotemporal; avances que confirma la profesora particular que le pusieron unos meses antes. Sin embargo, me comentan que han llevado al niño a una logopeda por una pequeña dificultad de pronunciación con la b y la v que requeriría que siguiera yendo. Mi consejo es que, en todo caso, lo posterguen, ya que sus notas escolares están siendo buenas y ya realiza varias actividades extraescolares, además de venir a terapia. El niño necesita algo de respiro. Después de hablarlo con su profesora particular, la cual está de acuerdo conmigo, deciden no llevarlo a la logopeda. También me comentan que Alain sigue ampliando y consolidando su círculo de amigos.

 

La exigencia de los padres era alta…

Sí, los padres están muy satisfechos con la terapia, pero trasladan su propia autoexigencia a su hijo; lo cual veo a menudo en consulta. Vivimos en una sociedad que ejerce mucha presión y los niños reciben las consecuencias.  Aquí es cuando también intervengo como terapeuta  con los padres, ya que ellos también sufren esta autoexigencia.

 

En esta reunión, ¿comentan algún punto más importante?

El padre señala que, en casa, Alain sigue irascible, que responde mal, que sigue teniendo una actitud militar y que se pelea mucho con su hermano mayor. Comentamos que todavía hay que seguir trabajando para que mejore su capacidad de gestionar la frustración, así como el aspecto de la lentitud.

 

¿Cuándo le hace el sexto test de control?

En abril de 2018. En su caso, fue el último antes de darle el alta. Los resultados mostraron que Alain se había recuperado en un 91 %. Ya estaba dominando la comprensión lectora, lo cual significa que la mecánica y la retención lectoras son correctas. Recordemos que no puede haber comprensión lectora si el niño tiene serias dificultades para leer y, que si tiene estas dificultades, al leer no podrá retener lo que ha leído, ni comprenderlo.

 

Tras darle el alta, ¿aumentó todavía más la recuperación?

Sí, al hacerle los sucesivos test posterapia, se fue incrementando hasta un 97 %; un porcentaje que está muy bien. Recordemos tres cosas importantes: que ninguna persona tiene una lateralidad 100 % zurda o diestra, y que es fundamental que los pacientes realicen los ejercicios que se le dan para hacer en casa cuando terminan la terapia. Estos ejercicios acaban de afianzar la lateralidad que se ha trabajado durante todo el tratamiento. Cuando la terapia se lleva a cabo correctamente, la lateralidad ya no vuelve a cambiarse; es decir, no hay regresión o recaídas.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Guía de lateralidad cruzada: preguntas y respuestas
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Guía de la lateralidad cruzada: preguntas y respuestas

Susana Lladó - Lladó Comunicación 13 diciembre, 2020 El trastorno de lateralidad, Guía de la lateralidad cruzada

Con motivo del 50 aniversario del centro (diciembre de 1970- diciembre de 2020), hemos elaborado esta Guía de la lateralidad cruzada en la que damos respuesta a las principales preguntas que recibimos habitualmente relacionadas con la lateralidad heterogénea y su tratamiento.

Esperamos que esta compilación cumpla con su objetivo: facilitaros en un documento único la información necesaria para resolver vuestras dudas más frecuentes.

¿Cuál es la relación entre cerebro y lateralidad?

Entre las muchas funciones que cumple, el cerebro es el órgano que procesa toda la información que recibimos del exterior y que posibilita la coordinación y el control de los movimientos que realizamos. Nuestra cognición, aprendizaje, memoria y emociones dependen de su buen funcionamiento; el cual, a su vez, depende de la interacción entre las áreas que lo componen.

Nuestro cerebro está subdividido en dos hemisferios ―el derecho y el izquierdo― por una banda de fibras llamada cuerpo calloso que los conecta y por la que discurre la información que procede de los diferentes sentidos. La mayor parte de esta información tiene que cruzar desde el lado del cuerpo que recibe un estímulo sensorial hasta el hemisferio cerebral del lado opuesto; un recorrido que lleva a cabo mediante impulsos nerviosos.

A grandes rasgos, cada hemisferio gobierna el lado inverso del cuerpo y efectúa una serie de procesos determinados. Asimismo, tanto el hemisferio derecho como el izquierdo están cubiertos por una capa de surcos ―a la que llamamos corteza cerebral― que conforma los diferentes lóbulos cerebrales; los cuales están especializados en distintas funciones: grosso modo, en el hemisferio cerebral derecho están localizadas las funciones de percepción visual y espacial, las emociones y las habilidades creativas y artísticas; en el hemisferio izquierdo están localizadas las funciones del lenguaje (habla y escritura), la capacidad lógica, la analítica y las habilidades matemáticas.

¿A qué edad se produce la lateralización?

Guía de lateralidad cruzada: a qué edad se produce la lateralización

A lo largo de los cinco primeros años de vida, aproximadamente, se produce en todos nosotros el proceso por el que queda definida la prevalencia de uno de los dos hemisferios. A este proceso lo denominamos «lateralización» y se lleva a cabo de manera gradual: el recién nacido no tiene establecida la relación entre un lado del cuerpo y el otro y, hasta los cuatro años, suele utilizar indistintamente ambas manos. Sin embargo, a los 5 años, la lateralidad debería estar bien definida: el niño debería ser capaz de localizar correctamente su derecha e izquierda, e identificar las diferentes partes de su cuerpo. A los 7-8 años, debería poder localizar la derecha e izquierda también en el espacio, y a los 9, debería poder identificar ambos lados en sus semejantes.

¿Qué se entiende por una lateralidad bien definida?

Guía de la lateralidad cruzada: qué se entiende por una lateralidad bien definida

En la mayoría de las personas, la configuración que se produce durante los 5 primeros años de vida y que determina la prevalencia de uno de los dos hemisferios se produce correctamente, de tal modo que si el hemisferio dominante resultante es el derecho, la lateralidad de la persona será diestra y si el hemisferio dominante es el izquierdo, la lateralidad de la persona será zurda. En otras palabras: si el proceso se realiza adecuadamente, la lateralización será homolateral (diestra o zurda). De modo que no es un problema ser zurdo (aunque hay muy pocas personas que realmente lo sean), de la misma manera que no es un problema ser diestro: lo importante es que estemos bien definidos como diestros o zurdos, que nuestra lateralidad sea homogénea.

¿Qué significa, entonces, tener la lateralidad cruzada?

Qué es el trastorno de lateralidad_Guía de la lateralidad

Cada hemisferio de nuestro cerebro rige una serie de funciones superiores y la mayor parte del lado inverso del cuerpo. Esta configuración, a la que llamamos lateralidad, debe ser de prevalencia diestra o de prevalencia zurda, es decir, homogénea, para que el proceso de aprendizaje cognitivo y el desarrollo psicomotor de la persona sea óptimo, conforme a su cociente intelectual. Cuando esto no es así, cuando la prevalencia derecha o izquierda no está bien definida, es cuando hablamos de trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada. Un 25 % de la población, aproximadamente, (niños, adolescentes y adultos) sufre problemas de lateralidad; un trastorno que, si se diagnostica con la precisión correcta y se trata con la terapia adecuada, tiene cura, sin recaídas posteriores.

¿Tener la lateralidad cruzada significa confundir la derecha con la izquierda?

¿Tener la lateralidad cruzada significa confundir la derecha con la izquierda?_Guía de la lateralidad cruzada

Algunas personas creen que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones; lo cual es erróneo. Por otra parte, también es preciso aclarar que el hecho de confundir a veces la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga su lateralidad mal establecida. La lateralidad de una persona no hace referencia únicamente a la mano: entraña todo el eje corporal. La única manera de saber si una persona tiene la lateralidad cruzada es realizarle un test completo de lateralidad.

¿Qué significa que la lateralidad entraña todo el eje corporal?

¿Qué significa que la lateralidad entraña todo el eje corporal?_Guía de la lateralidad cruzada

Significa que la lateralidad de una persona hace referencia al eje ojo – mano – pie, además de al oído. Este eje es el que determina nuestra organización corporal: si hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esta heterogeneidad puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz, con las repercusiones que ello conlleva. Por ejemplo, una persona cuyo ojo dominante sea el derecho y cuya mano dominante sea la izquierda (uno de los tres cruces de lateralidad más comunes) puede tener problemas en la adquisición del aprendizaje de la escritura. Y es que la organización corporal influye en la coordinación psicomotora, en el movimiento, en el desarrollo de funciones superiores complejas y en la adquisición de diversos aprendizajes.

¿Por qué es fundamental tener una lateralidad bien definida?

Guía de la lateralidad cruzada: Por qué es importante tener una lateralidad bien definida

El hecho de que la lateralidad quede bien definida, tanto si se es diestro como si se es zurdo, es determinante para que nos desarrollemos con una buena construcción del esquema corporal y podamos integrar adecuadamente las percepciones del mundo externo. Esto es lo que nos permitirá orientar nuestro cuerpo en el espacio, nuestro yo en el tiempo, los objetos externos respecto a nuestro cuerpo y tener un buen desarrollo neurofisiológico que nos posibilite poder hacer uso de todo nuestro potencial de acuerdo con nuestro cociente intelectual.

¿Cómo afectan al aprendizaje las dificultades de discriminación perceptiva?

Dificultades de discriminación perceptiva_ Guía de la lateralidad

Cuando una persona no ha establecido un buen esquema corporal y no discrimina bien entre izquierda y derecha, tiene serias dificultades para registrar adecuadamente los estímulos visuales externos; es decir, tiene dificultades de discriminación perceptiva.

Al mirar letras, imágenes o números estamos recibiendo estímulos visuales externos. Para que nuestro cerebro los registre e interprete adecuadamente es necesario que tengamos bien establecidos los puntos de referencia a partir de nuestra percepción interna del esquema corporal y que podamos diferenciar espacialmente entre izquierda y derecha. Cuando esto no es así,  las consecuencias son múltiples: no se ven rectos los números, muchas veces cuesta apreciar que siguen un orden o que componen una operación matemática; se confunden, girándolos, números similares como el 6 y el 9, y también se confunden letras similares, como la p, la q, la d y la b, por ejemplo.

Estas dificultades de discriminación perceptiva obstaculizan el aprendizaje de la lectura, la escritura, las matemáticas y el razonamiento lógico de los niños, provocando su retraso escolar y causándoles muchos problemas emocionales.

¿Qué repercusiones puede tener una lateralidad cruzada?

¿Qué repercusiones puede tener una lateralidad cruzada?_Guía de la lateralidad cruzada

Dado que la lateralidad condiciona la organización de las funciones superiores y, por tanto, su buen funcionamiento, el trastorno de lateralidad afecta al aprendizaje del lenguaje (lectura y escritura) y las matemáticas, a la capacidad lógica y de comprensión, a la percepción espaciotemporal, a la memoria, el equilibrio, la atención y la concentración, principalmente; lo que impide a las personas afectadas desarrollar todo su potencial cognitivo. Esta disminución de las capacidades cognitivas provoca, como consecuencia, numerosos problemas psicológicos, emocionales, familiares, sociales, escolares y laborales.

¿Es un trastorno psicológico o psiquiátrico?

¿Es un trastorno psicológico o psiquiátrico?_Guía de la lateralidad cruzada

El trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada o heterogénea no es un trastorno psicológico, de personalidad, neurológico o psiquiátrico, aunque el hecho de padecerlo pueda ocasionar problemas de este tipo.

El trastorno de lateralidad es un trastorno neurofisiológico y, según lo que hemos podido constatar durante estos cincuenta años de trayectoria del centro, hereditario: todos los pacientes que hemos atendido tienen un progenitor que también lo padece.

Ahora bien, al igual que ocurre con otros trastornos, el hecho de que sea hereditario no significa que todos los hijos de una persona con trastorno de lateralidad lo hereden.

También es importante señalar que todas las personas con lateralidad cruzada tienen un cociente intelectual (CI) normal e incluso más alto de lo normal (así lo constatamos tras la terapia al realizar el test de CI a aquellos pacientes que, inicialmente,  llegaron al centro con un test que mostraba resultados inferiores debido a su problemática).

¿Cuáles son los síntomas de la lateralidad cruzada?

Cuáles son los síntomas de la lateralidad cruzada_Guía de la lateralidad cruzada: preguntas y respuestas

Aunque cada cruce de lateralidad tiene una sintomatología específica a la que, además, hay que sumar la que tenga el paciente en función de si es hipotónico o hipertónico (tono muscular), hay una serie de síntomas que suelen ser comunes a todas las personas con trastorno de lateralidad: dificultades en el lenguaje oral (fluidez, mecánica lectora, retención y comprensión lectora), dificultades en el lenguaje escrito (disgrafía, disortografía y sintaxis), deficiencias motoras y funcionales; dificultades para las matemáticas (aprendizaje mecánico y razonamiento), dificultades para la concentración y la comprensión, problemas de comunicación y relación, hipotonía, apatía, lentitud, hipertonía e hipercinesia, inestabilidad, problemas de equilibrio físico (que afectan al mental), inseguridad, agresividad, ansiedad y angustia, desmotivación, predepresión y depresión.

¿Cómo se diagnostica la lateralidad cruzada?

Cómo se diagnostica la lateralidad cruzada_Guía de lateralidad

La única manera de poder determinar con certeza si una persona sufre el trastorno de lateralidad es realizarle un test completo de lateralidad. Un test de lateralidad completo es un test neurofisiológico que debe incluir la lateralización de mano, ojo, pierna estática, pierna dinámica, motricidad facial, cervicales y oído. Únicamente esta exploración exhaustiva permite llevar a cabo un diagnóstico correcto; diagnóstico que determinará la terapia, la cual debe ser personalizada en función de los resultados.

Este test dura, aproximadamente, 1 hora y es completamente indoloro.

¿Se puede curar el trastorno de lateralidad?

Se puede curar la lateralidad cruzada_Guía de la lateralidad cruzada

Sí. El tratamiento disminuye el trastorno, al menos, en un 80 %, aunque lo habitual es que se llegue a una curación cercana al 100 % (ninguna persona tiene una lateralidad 100 % diestra o zurda). Como se trata de un tratamiento neurofisiológico, no se producen recaídas, y cabe resaltar que, si el paciente decide ser padre o madre en un futuro, no transmitirá su problema de lateralidad al hijo. El tratamiento, que en nuestro centro siempre es personalizado, resulta efectivo tanto en niños y adolescentes como en jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.
Antes de iniciar el tratamiento es esencial llevar a cabo un diagnóstico pormenorizado que nos va a permitir localizar las áreas afectadas, medir su grado de afectación y las relaciones entre ellas.

¿Por qué la terapia de lateralidad debe ser personalizada?

Por qué la terapia de lateralidad debe ser personalizada_Guía de la lateralidad cruzada

Porque los resultados del test de cada paciente muestran una combinación diferente de cruces de lateralidad, así como una retención neurofisiológica distinta en los diferentes grupos neuromusculares (leer el artículo Los 3 posibles cruces del trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada).

Cuando el test muestra que la mayor parte de los grupos neuromusculares son diestros, en la terapia se lateraliza a la persona homolateralmente a la derecha; si la mayoría de los grupos musculares son izquierdos, se lateraliza al paciente homolateralmente a la izquierda. No obstante, la terapia debe ser diseñada específicamente para cada paciente en función de sus particularidades (leer el artículo La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube).

¿En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada?

En qué consiste la terapia de lateralidad_Guía de la lateralidad cruzada

La finalidad de la terapia de lateralidad es lateralizar a los pacientes homolateralmente (como diestros o como zurdos, según los resultados del test), aunque ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homolateral.

Ahora bien, dado que estas personas han sufrido mucho a causa del trastorno y que suelen estar muy tensionadas, no basta con enfocar la terapia exclusivamente a la estimulación de los grupos neurofisiológicos para que esta sea eficaz: se hace imprescindible trabajar la relajación del cuerpo y realizar un abordaje emocional. Así pues, trabajamos paralelamente en tres aspectos:

  1. Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: la concentración, la comprensión, la memoria, la orientación temporal y espacial, el equilibrio, etc.
  2. Las técnicas de respiración y relajación enfocadas a distender el cuerpo para que los ejercicios psicomotores cumplan su función y el cerebro sea capaz de aprender e integrar los nuevos conocimientos.
  3. La parte emocional que pueda interferir en la evolución del paciente.

¿Qué síntomas psicomotores trata la terapia psicomotriz?

Qué síntomas psicomotres trata la terapia psicomotriz_Guía de la lateralidad cruzada

Una persona con anomalías psicomotoras es alguien que no puede fijar su atención, un hecho que le impide desarrollar todo su potencial intelectual.  La terapia psicomotriz, o reeducación psicomotriz, es una terapéutica con la que se consigue la armonía de las funciones mentales trabajando la coordinación de las corporales.

Hay diversos síntomas de anomalía psicomotora para cuyo tratamiento la terapia psicomotriz se muestra extraordinariamente eficaz. Los principales son:

  • Deficiencias en el conocimiento del esquema corporal.
  • Confusión en la orientación derecha-izquierda.
  • Desequilibrio estático.
  • Problemas en la estructuración temporal.
  • Problemas para la estructuración espacial (desorientación).
  • Dificultades para la organización perceptiva.
  • Habilidad manual y fineza digital insuficientes.
  • Deficiencias en la coordinación general.
  • Dificultades en la motricidad facial.
  • Dificultades para la concentración.
  • Discalculia (incomprensión de las bases de las matemáticas).

¿Cuál es la función del juego en la terapia?

Cuál es la función del juego en al terapia_Guía de la lateralidad cruzada

Algunos padres nos preguntan por qué su hijo juega en terapia, como si pensaran que el niño acude al centro para jugar.  El hecho de que el niño juegue en las sesiones no significa que acuda con este propósito. El niño se construye mediante el juego: a través de él se construye a sí mismo, construye su entorno y también su realidad. El juego tiene una función esencial para aprender nociones esenciales como la de temporalidad (construcción-destrucción), para trabajar los aspectos psicomotores, así como para identificar y trabajar las emociones. En función del caso de cada paciente y de su edad, el terapeuta escogerá los ejercicios y juegos adecuados que le permitirán observar sus dificultades en estos 3 aspectos y trabajarlas desde un ámbito que el paciente vive como lúdico; es decir, no amenazante.

Relación entre lateralidad, hiperactividad, hiperkinesia e hipotonía

Relacion entre lateralidad hiperkinesia e hipertonia_Guía de la lateralidad cruzada

Un 40 % de las personas con trastorno de lateralidad presentan hiperkinesia con hipotonía, y un 80 % de estas personas que sufren hiperkinesia con hipotonía tiene, a su vez, dislexia (oral o escrita). En cambio, en la práctica clínica observamos que la hiperactividad (o el TDAH), a menudo, está asociado a la hipertonía. Asimismo, la hiperactividad, como conjunto de trastornos conductuales, es uno de los síntomas del trastorno de lateralidad. En este artículo aclaramos cada uno de los conceptos.

La lateralidad cruzada en adultos

Lateralidad cruzada en adultos_Guía de lateralidad cruzada

Los síntomas de una lateralidad mal definida se agravan con el transcurso del tiempo si las personas afectadas no reciben el tratamiento adecuado. Esto significa que a los adultos les cuesta un gran esfuerzo concentrarse, necesitan leer varias veces cualquier texto (memorias, informes, etc.) para conseguir entenderlo, se ven obligados a trabajar más horas que cualquier otra persona con su mismo cociente intelectual y aptitudes para conseguir el rendimiento laboral que se espera de ellos; al tener que compensar su lentitud con jornadas de trabajo más largas, su vida familiar y social se resiente, los bloqueos propios del trastorno cada vez son más frecuentes e intensos, su memoria es muy deficitaria, les cuesta realizar actividades como bailar y conducir porque no tienen integrada una buena conciencia de su cuerpo, padecen insomnio (no suelen dormir más de 3 o 4 horas al día) y muchos de ellos presentan una gran inestabilidad psicomotriz.

Como llevan toda su vida intentando compensar estos déficits a base de realizar continuamente sobreesfuerzos, llegan a la edad adulta exhaustos, con una autoestima muy baja y un sentimiento de frustración enorme. El agotamiento les provoca irritabilidad, el estrés al que están sometidos les causa una gran ansiedad y angustia; la vorágine en la que se convierte su vida hace que descuiden su alimentación, lo que les causa problemas intestinales; se sienten culpables porque piensan que son una carga para su familia y su «yo» (identidad corporal, mental y emocional) está debilitado, lo que provoca que aparezcan conductas de autocastigo y que aumenten los problemas relacionales.

No es de extrañar que, en un momento dado, de repente, se derrumben. Es entonces cuando acuden a consulta. Son conscientes de que tienen un problema, aunque no sepan que se trata de un problema de lateralidad. Algunas se enteran de que padecen el trastorno por casualidad: porque se lo han detectado a su hijo en la escuela y le han informado de que es hereditario, porque se lo han diagnosticado en un centro al que han acudido para tratarse la dislexia o porque han recordado un comentario que un profesor les hizo en la escuela cuando eran pequeños.

Más información en los siguientes artículos:

  • El trastorno de lateralidad en adultos de 30 a 50 años.
  • El trastorno de lateralidad en personas mayores de 60 años.
  • La retención e integración de información en adultos.

A lo largo de esta Guía de la lateralidad cruzada hemos incluido enlaces a artículos específicos sobre los diversos conceptos que se tratan en cada apartado. No obstante, añadimos algunos más a otros artículos y entrevistas que también pueden ser de tu interés.

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¿Quieres hacernos una consulta? 932 007 586.  De lunes a viernes, de 14.30 a 20 h.

Caso de paciente adulta con graves problemas de equilibrio
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Caso de paciente adulta con graves problemas de equilibrio

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 25 noviembre, 2020 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos, Entrevistas, Lateralidad cruzada en paciente adulta, Problemas de equilibrio

Por Susana Lladó

Esta semana, la directora del centro, Joëlle Guitart, expone el caso de una paciente adulta con graves problemas de equilibrio (locomotores) derivados, en gran medida, de su lateralidad cruzada; problemas que afectaban tanto a su equilibrio estático y dinámico, como a su equilibrio mental y emocional.  La complejidad del caso ha requerido que el tratamiento se prolongue algo más de lo habitual, pero la paciente acaba de finalizar la terapia habiendo sido lateralizada homogéneamente en un 90 % (recordemos que ninguna persona tiene definida su lateralidad en un 100 % de manera homolateral).

Además de los problemas de equilibrio, también había una inestabilidad mental y emocional, porque la persona es una unidad

¿Cuáles son las particularidades de este caso?

Esta paciente, a la que llamaré Margarita, tenía un gran problema locomotor.

 

¿En qué consistía este problema locomotor?

Presentaba considerables dificultades de equilibrio estático y equilibrio dinámico a causa de una lateralidad cruzada; dificultades que habían llegado a limitar considerablemente su vida. De hecho, tenía una baja laboral indefinida desde hacía dos años. Había sido maestra desde los 18.

 

¿Cuándo acude al centro por primera vez?

En 2016. Entonces, tenía 54 años.  Había estado guardando durante años una entrevista que me hizo La Vanguardia antes de decidirse a venir. A esta primera visita, en la que realizamos la anamnesis, viene acompañada por su prima Margaux, con la que convive y que es quien asume todas las tareas de la casa y quien tiene que acompañarla a todas partes porque Margarita no puede caminar sola debido a sus vértigos.

 

¿Qué datos de la anamnesis son relevantes en el caso?

La paciente estaba muy preocupada por su situación y repetía constantemente que no quería ir a peor. Relató que desde hacía un año padecía vértigos, todo le daba vueltas. Había ido al neurólogo y se medicaba por este problema de equilibrio. Comentó que desde diciembre de 2015 los vértigos habían remitido, pero que, a pesar de ello, su andar seguía siendo muy inestable; fundamentalmente en la calle. No podía caminar sola más de dos minutos, tenía que ir cogida de su prima y utilizar bastones para apoyarse, incluso para desplazarse por su casa. Cuando intentaba caminar sola valiéndose de los bastones, se desviaba hacia la izquierda. Había sufrido varias caídas. Se emocionó mucho durante la anamnesis.

 

¿La inestabilidad era únicamente corporal?

No, además de los problemas de equilibrio, también había una inestabilidad mental y emocional, porque la persona es una unidad.

Siempre tenía miedo y estaba permanentemente tensa; se sentía muy insegura, tenía una gran limitación para hacer una vida normal y padecía espasmofilia, un trastorno del sistema nervioso relacionado con la ansiedad y los espasmos musculares

¿Había hecho algún tipo de terapia anteriormente, además de ir al neurólogo?

Sí, me explicó que había probado diversas terapias sin apreciar ninguna mejora: desde terapias naturales a psicoterapia durante tres años. Por otra parte, le habían hecho diferentes pruebas diagnósticas, como radiografías de cervicales, una resonancia magnética y un electrocardiograma que habían salido bien.

 

¿Hay algún aspecto más relevante para entender el caso en su profundidad?

Por su situación, siempre tenía miedo y estaba permanentemente tensa; se sentía muy insegura, tenía una gran limitación para hacer una vida normal y padecía espasmofilia, un trastorno del sistema nervioso relacionado con la ansiedad y los espasmos musculares. Posteriormente a la primera visita, también me hizo saber que sus padres y hermanos habían sufrido los mismos problemas de equilibrio.

Durante esta primera entrevista, me dijo una frase que me parece significativa.

 

¿Qué frase?

«A mi cerebro le falta el chip, es como si no me diera órdenes», me dijo.

 

¿Algún dato más?

Margarita es una mujer con un cociente intelectual alto, hipersensible, elegante y guapa, pero que se sentía hundida porque había pasado de ser muy autónoma y disponer de una gran energía a depender de otra persona y sentirse siempre abatida. Lo poco que podía hacer sola le requería mucho esfuerzo. Me hizo saber que desde hacía un año se encontraba mucho peor y que quería recuperar su calidad de vida. Además, hay que añadir que era hipercinética, que se bloqueaba con facilidad, su respiración era muy alta (no diafragmática) y vivía con una gran ansiedad. También caminaba con las piernas y los pies abiertos, como un pato, y me insistió en que cuando el tiempo era lluvioso, notaba que su cabeza no estaba clara. A todo esto hay que añadir un problema de audición: oía mejor con el oído derecho que con el izquierdo.

 

¿Padecía depresión?

Sí, padecía depresión, aunque ella no insistió mucho en este aspecto y, sin duda, no fue el motivo por el que acudió a la consulta. El motivo fue, claramente, su problema motor.

Debido a que la terapeuta observa una notable rigidez mental y una gran autoexigencia, combinamos ejercicios de lateralidad con ejercicios de agilidad mental, consciencia corporal y respiración

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad?

Presentaba una hipertonía en miembros superiores y una hipertonía intensa en los miembros inferiores. No tenía TDAH, pero, como he comentado, sí era hipercinética. Los resultados de su lateralización fueron los siguientes: brazo y mano, 65 %, derecha, 35 % izquierda; ojo, 40 % derecho, 60 % izquierdo; pierna estática, izquierda; pierna dinámica, 60 % derecha, 40 % izquierda; oído, 30 % derecha, 70 % izquierda, motricidad facial y cervicales, 35 % derecha, 65 % izquierda.

 

¿Cómo decide lateralizarla?

A la derecha, como diestra. Empieza la terapia en diciembre de 2016.

 

¿Cuál es la valoración tras el primer mes y medio de terapia?

Como explico siempre, esta primera valoración es solo un cambio de impresiones, ya que un mes y medio de tratamiento (6 sesiones) es muy poco tiempo para que haya avances. No obstante, transcurrido este tiempo, es importante saber cómo se está adaptando y reaccionando a la terapia un paciente.

La terapeuta me informó de que la actitud de Margarita era muy buena, aunque estaba muy ansiosa por ver cambios rápidamente. También me informa de que ha habido sesiones en las que se ha sentido un poco más segura al caminar y de que hay menos rigidez corporal. Sin embargo, como hubo dos semanas con bastantes lluvias, esto le afecta y la paciente se vuelve a sentir insegura. En su informe, la terapeuta estima que habrá una buena evolución, pero que será lenta, y se le explica a la paciente este punto para que sea consciente de que la evolución será paulatina.

 

¿Qué aspectos se trabajan más en la terapia?

Debido a que la terapeuta observa una notable rigidez mental y una gran autoexigencia, combinamos ejercicios de lateralidad con ejercicios de agilidad mental, consciencia corporal, memoria, lógica, comprensión y respiración.

 

Este nivel de autoexigencia no la ayudaba

No, la autoexigencia nunca ayuda. Durante los primeros días de terapia, si se equivocaba al hacer los ejercicios, enseguida se ponía nerviosa. Esto la llevaba a disminuir su capacidad de escucha. Tenía mucho miedo a cometer errores, a sentirse infravalorada y con pocas capacidades. Le provocaba mucha ansiedad. Por esto era necesario trabajar también los aspectos emocionales y la relajación. Este planteamiento terapéutico contribuyó a que pronto hubiera cambios sustanciales en este aspecto.

Le ayudaba mucho que al inicio de las sesiones pudiera comentar cómo le había ido la semana antes de empezar los ejercicios de equilibrio y motricidad. También empezó a animarse al ver que los ejercicios le salían bien. En esta época, aunque todavía no se veía capaz de ir a pasar fuera todo un día del fin de semana, por ejemplo, y seguía con altos y bajos, empezó a reorganizar su día a día incluyendo bastantes actividades

¿Cuáles fueron estos cambios positivos?

Tenía una gran confianza en la forma de trabajar del centro y hubo un buen transfer tanto con su terapeuta como conmigo. Esta buena conexión y confianza son esenciales en una terapia. Además, la ayudaba mucho que al inicio de las sesiones pudiera comentar cómo le había ido la semana antes de empezar los ejercicios de equilibrio y motricidad. También empezó a animarse al ver que los ejercicios le salían bien. En esta época, aunque todavía no se veía capaz de ir a pasar fuera todo un día del fin de semana, por ejemplo, y seguía con altos y bajos, empezó a reorganizar su día a día incluyendo bastantes actividades: se ocupaba de hacer la comida (antes no podía), iba a caminar con su prima dos horas al día, quedaba con un grupo de tres amigas para ir a tomar algo,  fue a ver una pequeña exposición y se sintió capaz de permanecer de pie delante de algunos cuadros por varios minutos, se atrevió a ir a unos grandes almacenes acompañada, amplió el grupo de amigas con el que quedaba… Son muchos cambios positivos en muy poco tiempo. Antes, cuando se sentaba en la sala de espera al llegar al centro, sentía mucha angustia porque, al ser hipercinética, tenía la necesidad de moverse, de ponerse a caminar con los bastones por la sala. Esta angustia también cesó. Ya no se sentía estancada como cuando inició la terapia.

 

¿Cuándo fue el primer test de control? ¿Cuáles fueron los avances?

En junio de 2017. La coordinación mental e ideomotriz ―que se trabajaba, sobre todo, para los problemas de equilibrio― había mejorado, así como la agilidad mental y la coordinación espacial. La paciente ya se mostraba bastante más tranquila. Durante este periodo había estado dos semanas sin acudir al tratamiento a causa de una gripe y temía que se pudiera producir un retroceso en su evolución. Le explicamos que los cambios neurofisiológicos que se logran en la terapia de lateralidad son permanentes, que no puede haber regresión, y la paciente pudo confirmar por sí misma en las siguientes sesiones que así es, que había integrado todo lo adquirido.

Su terapeuta apunta que Margarita tiene una hipersensibilidad para captar las situaciones y que esto, en algunas ocasiones, le provoca inestabilidad. Del mismo modo, también observa que la terapia le da estabilidad, un anclaje, y que necesita un discurso positivo. Aunque no trabaja, Margarita empieza nuevas actividades: acude a clases de francés una vez a la semana, asiste a conferencias (acompañada), lee cada día el periódico, organiza álbumes de fotos…Sigue reorganizando su día a día.

Caso de paciente adulta con graves problemas de equilibrio_entrevista
La terapeuta me informa de que está en proceso de recuperación y de volver a confiar en su cuerpo. Han estado trabajando transformar los pensamientos negativos relacionados con las limitaciones de su cuerpo por pensamientos positivos, ya que, en realidad, los mensajes que nos envía el cuerpo son una fuente de información muy valiosa sobre lo que le está ocurriendo. Hay que escuchar estos mensajes

¿Ya puede salir a la calle sola en esta fase de la terapia?

No, aún no. Aunque se siente más segura en este aspecto, sigue necesitando a su prima siempre que sale porque todavía necesita trabajar mucho la inestabilidad y la lentitud. De hecho, sigue mareándose cuando se levanta de la cama por la mañana, por ejemplo.

Lo que sí mejoró significativamente en esta fase fue la memoria, la lógica y la comprensión; facultades que, a pesar de su alto CI, habían quedado mermadas como consecuencia de las dificultades relacionadas con el equilibrio dinámico. La paciente se nota con más agilidad mental, más despierta, y me hace saber que está sorprendida por los avances que está constatando.

 

¿Qué avances ha habido cuando le hace el segundo test de control?

La paciente ya ha empezado a venir al centro sola, en taxi. Ha ganado en seguridad y la rigidez corporal ha disminuido. La evolución es buena en todos los aspectos, se da permiso a sí misma para disfrutar de las cosas e incluso ha recuperado actividades que había abandonado. La terapeuta me informa de que está en proceso de recuperación y de volver a confiar en su cuerpo. Han estado trabajando transformar los pensamientos negativos relacionados con las limitaciones de su cuerpo por pensamientos positivos, ya que, en realidad, los mensajes que nos envía el cuerpo son una fuente de información muy valiosa sobre lo que le está ocurriendo. Hay que escuchar estos mensajes. Este punto, así como valorar todo lo positivo de su vida (una familia unida, sus cualidades y aptitudes, su buena trayectoria profesional, etc.), la ayudó mucho. También recuperó peso, ya que se había quedado extremadamente delgada antes de iniciar la terapia.

 

En esta época, ¿sigue tomando la medicación que le recetó el neurólogo?

En marzo, la paciente tuvo visita con su neurólogo y la vio mejor, tanto mentalmente como corporalmente, por lo que le retiró parte de la medicación que estaba tomando y le redujo la dosis de otros fármacos.

 

Tercer test de control

En este tercer test, la lateralidad sigue mejorando, al igual que la hipercinesia y la rigidez. Ahora, termina aquello que empieza, algo que hasta este momento de la terapia no ocurría. Emocionalmente, también sigue habiendo progresos: está mucho mejor de ánimo, recupera su sentido del humor, comienza a ir a restaurantes, va a misa…El cambio es notable.

Yo, como supervisora del caso, le propongo afianzar todo lo trabajado durante unos meses más, aunque es evidente su mejoría: la hipertonía de miembros superiores e inferiores sigue disminuyendo notablemente, y la recuperación es del 70 %. Vamos a intentar superar este porcentaje porque, además, la paciente muestra muy buena predisposición para seguir con la terapia y alcanzar el 95 %.«Si no hubiera venido al centro, no me hubiera salido de esta», me dice.

¿Cuándo hacen el cuarto test de control?

En noviembre de 2018. En el informe de la terapeuta consta que a partir de abril de 2017 Margarita estuvo varios meses sin acudir a la terapia debido a un gran bajón psíquico. Posteriormente, reanuda su tratamiento. A partir de diciembre de 2017, experimenta una gran mejoría.

 

¿En qué se manifiesta esta mejoría?

El neurólogo le ha podido retirar toda la medicación que tomaba. Ya acude al centro en ferrocarril, con la ayuda de muletas, pero sin necesitar a su prima. Cada vez sale más de casa, está menos limitada. La inestabilidad la contemplamos como el resultado de varios factores: el hereditario, el neurológico (al igual que su padre, Margarita había tenido un pequeño derrame en el cerebro a los 50 años. Esta información nos la facilita con posterioridad a la anamnesis) y la lateralidad cruzada.

La rigidez ya ha disminuido mucho en esta etapa. Asimismo, ahora puede mirar hacia atrás y darse a sí misma el reconocimiento que le corresponde por todo lo logrado en la vida; un reconocimiento que se había negado por sus problemas de equilibrio tan limitantes.

 

¿Algún progreso más a destacar?

Puede andar sola con la muleta sin cogerse del brazo de su prima, lo cual la anima mucho. Se siente más segura porque los problemas de equilibrio han disminuido significativamente e incluso puede subir algunos peldaños de una escalera sin ayuda. «Voy ganando terreno», dice. Se la ve muy contenta. También duerme mejor, es más autónoma en todo y, a veces, se va a comer sola con las amigas, cuando su prima no quiere ir. Su aspecto también experimenta un cambio: está guapa, radiante, con luz. Y hay otro detalle curioso.

 

¿Cuál?

Como ahora su rigidez ya ha disminuido notablemente, Margarita nota a Margaux, su prima, muscularmente rígida.

 

Cambia su percepción porque cambia ella

Así es.

 

Quinto test de control

Este test lo hacemos en mayo de 2019. Su terapeuta ha reportado una muy buena evolución, tanto en la rigidez mental como física. Subraya que la paciente está conectada a la vida y a las relaciones familiares y sociales. Le ha preguntado cómo se ve y se siente, y Margarita responde que quizá podría finalizar la terapia en diciembre, si los resultados del test confirman lo que ella piensa. Yo, como supervisora del caso y después de hacerle el test, le propongo afianzar todo lo trabajado durante unos meses más, aunque es evidente su mejoría: la hipertonía de miembros superiores e inferiores sigue disminuyendo notablemente, y la recuperación es del 70 %. Vamos a intentar superar este porcentaje porque, además, la paciente muestra muy buena predisposición para seguir un tiempo más con la terapia y alcanzar el 95 %. «Si no hubiera venido al centro, no me hubiera salido de esta», me dice. Ahora, ya va sola a todas partes, pero sigue necesitando la muleta.

El sexto test de control lo hacemos en noviembre de 2019. El resultado muestra una recuperación del 80 %. La paciente ya es capaz de ir a hacer la compra sola, cada vez asume más tareas domésticas, etc. Sin embargo, me dice que quiere continuar con la terapia porque no tiene chip suficiente, según sus palabras, y quiere recuperar completamente su calidad de vida

¿La paciente ha vuelto a tener bajones emocionales?

Sí, pero estos altos y bajos han ido disminuyendo su frecuencia e intensidad.

 

Sexto test de control

El sexto test de control lo hacemos en noviembre de 2019. El resultado muestra una recuperación del 80 %. La paciente ya es capaz de ir a hacer la compra sola, cada vez asume más tareas domésticas, etc. Sin embargo, me dice que quiere continuar con la terapia porque no tiene chip suficiente, según sus palabras, y quiere recuperar completamente su calidad de vida. Aunque ya no hay casi ansiedad, le da miedo la posibilidad de ir a peor otra vez emocionalmente y que esto repercuta en su vértigo.

 

¿El séptimo test es el último?

Sí. Esta paciente ha necesitado una terapia excepcionalmente más larga de lo habitual. Por otro lado, ha habido interrupciones por enfermedad, por las recaídas emocionales y, últimamente, a causa de la pandemia de Covid.

Los test de control los realizo cada 5-6 meses. En su caso, en lugar de haber cinco, ha habido siete. Empezó la terapia en diciembre de 2016 y la ha terminado el mes pasado, en octubre.

 

¿Cuáles han sido los resultados?

Una recuperación del 90 %. Margarita ya no sufre vértigos, anda sola sin muleta, camina sin desviarse a la izquierda, la hipertonía es mínima y ha recuperado la agilidad. Se encuentra muy bien. Tiene más relación con la familia, ha empezado a hacer algunos viajes, cuida su aspecto, sigue integrando en su día a día actividades que había abandonado, no ha vuelto a sentirse deprimida…ha recuperado su vida. Ya le hemos dado el alta. Ahora, como todos los pacientes, tendrá que hacer una serie de ejercicios en casa durante unos meses para afianzar los recorridos sinápticos y haremos tres test más de control en intervalos de 5 meses para confirmar los resultados del séptimo test.

 

¿Puede decirnos los resultados de este último test de lateralidad?

Los resultados de su lateralización han sido los siguientes: brazo y mano, 90 %, derecha, 10 % izquierda; ojo, 40 % derecho, 60 % izquierdo; pierna estática, 65 % derecha, 35 % izquierda; pierna dinámica, 85 % derecha, 15 % izquierda; oído, 70 % derecha, 30 % izquierda, motricidad facial y cervicales, 65 % derecha, 35 % izquierda.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

El caso de Guillem: rigidez neurofisiológica, mental y emocional
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El caso de Guillem: rigidez neurofisiológica, mental y emocional

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 12 noviembre, 2020 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada

Por Susana Lladó

 

La directora de nuestro centro, Joëlle Guitart, expone en esta entrevista el caso de Guillem; un caso complejo de un niño con lateralidad cruzada que acaba de finalizar la terapia con éxito.

¿Cuántos años tenía Guillem cuando llegó al centro?

Cuando Guillem acude al centro por primera vez en abril de 2018 tiene 12 años y nueve meses, y está en 1º de ESO.

 

¿Cuál fue el motivo de consulta de sus padres?

A la primera consulta Guillem vino solo con su padre, el cual quería un diagnóstico y pronóstico de su hijo. El relato fue que Guillem tenía problemas de concentración, lentitud, dificultades con la física y las matemáticas, sobre todo en el pensamiento lógico; migrañas oftálmicas frecuentes (las cuales estaban relacionadas con el problema de lateralidad heterogénea), tardaba mucho en responder cuando se le hacía una pregunta, su reacción era muy lenta; era muy ansioso, no se le daba bien el ejercicio físico (tenía una hipotonía considerable), presentaba TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) y era bastante hipocondríaco. Además, tenía que llevar plantillas por tener los pies planos, padecía otitis…

 

Es bastante habitual que los niños con lateralidad heterogénea tengan pies planos

Sí, es debido a la hipotonía. Suelen tener poca curva en los pies, caminar de una forma bastante patosa y tener las rodillas en arco: estas se acercan formando una v.

 

Desde el punto de vista diagnóstico, ¿hay algún rasgo más destacable en el caso de Guillem?

Sí. De hecho, el caso de Guillem es un caso de rigidez neurofisiológica, mental y emocional; un caso mucho más complejo de lo que parecía en un principio.

 

¿Cuál fue el resultado del test de lateralidad?

Este primer test lo realizamos en abril de 2018 y mostró una lateralidad muy heterogénea con fuerte hipotonía tanto en los miembros superiores como inferiores, lo que explica que su motricidad manual fina fuera deficiente. Los resultados fueron:  lateralidad de la mano y brazo, 65 % izquierdo, 35 % derecho; el ojo, derecho; pierna estática, derecha; pierna dinámica, 60 % derecha y 40 % izquierda; oído 55 % derecho y 45 % izquierdo; la motricidad facial y cervicales 45 % derecho y 55 % izquierdo.

 

¿Había realizado otras terapias anteriormente?

Antes de acudir al centro, iba a sesiones de acupuntura, aunque sin resultados. También estuvo haciendo una rehabilitación de los ojos (optometría) que no estaba mostrando avances. Desde los cuatro años llevaba gafas por hipermetropía y astigmatismo.

 

¿Cómo se decide lateralizarlo?

A la izquierda, como zurdo.

Había una falta de madurez importante. Falta de yo. Falta de yo corporal, mental y neurofisiológico. La personalidad que debería haber desarrollado a su edad no estaba formada. No había autonomía

¿Había otras dificultades y rasgos que permitan entender mejor su caso?

Además de lo que ya he mencionado, estaba muy obsesionado con los microbios (antes del Covid), por lo que se lavaba compulsivamente las manos; a veces tenía vértigos, siempre estaba cansado, se bloqueaba continuamente, hacía fútbol, pero su entrenador le comunicó que no podía seguir en el equipo porque no era nada ágil; estaba muy enganchado al móvil y a la videoconsola, tenía alergia a los pelos de gatos y perros…

 

¿Cómo iba en el colegio?

Cuando se esforzaba, la caligrafía era bastante buena, como la redacción, pero no le gustaba leer, ya que le costaba la mecánica lectora y, por tanto, la retención y la comprensión lectora. Tenía que volver a leer los párrafos de un texto varias veces para comprender el hilo conductor. También le costaba muchísimo el inglés. Le gustaba hacer los deberes con la madre, fundamentalmente los de mates y física; las asignaturas que llevaba peor, además de los idiomas.

 

¿Y su carácter?

Guillem era, y es, un niño muy sensible; lo cual está muy bien, pero con una gran falta de confianza en sí mismo. Se inhibía y era muy poco sociable.

 

¿Hay algún avance cuando hacen el primer cambio de impresiones con los padres tras empezar la terapia?

Esta primera visita con los padres fue en junio de 2018, un mes y medio después de que Guillem empezara la terapia de lateralidad. Les comunico que la adaptación a la terapia es buena, pero que el niño se somete a la terapeuta acatando lo que esta le va indicando de forma muy mecánica, sin desarrollar su propia capacidad para pensar.

 

¿Puede explicarlo un poco más?

Había una falta de madurez importante. Falta de yo. Falta de yo corporal, mental y neurofisiológico. La personalidad que debería haber desarrollado a su edad no estaba formada. No había autonomía.

La terapeuta me informó en su evaluación que el caso era mucho más complejo de lo que pudiera parecer. Seguía con una actitud muy sumisa y el perfil era ligeramente de autismo. Las conductas obsesivas le daban seguridad y tranquilidad. Se estaba trabajando a fondo para que Guillem empezara a conectar con lo que sentía y pensaba, porque era como si hubiera un desierto emocional

¿Qué ítems de lateralidad se estaban empezando a trabajar?

La memoria, la coordinación ideomotriz, la coordinación facial, la atención y el razonamiento. También había empezado a hacer natación, tal como le recomendamos. Asimismo, acordamos que iba a reducir las horas que dedicaba al móvil y a los videojuegos, y se estaba distribuyendo este tiempo según lo acordado. Cabe destacar que, aunque se bloqueaba a menudo en la terapia, con el acompañamiento de la terapeuta se lograba que se desbloquease. También estaba haciendo ejercicios de relajación y respiración, y de desbloqueo corporal. Le recomendamos unas sesiones con un osteópata y, con todo este trabajo, empezó a respirar mejor que antes, ya que no era consciente de su propia respiración y tenía una respiración muy corta.

 

¿Y emocionalmente?

Estaba empezando a trabajar la ansiedad, la inseguridad, la falta de madurez y la tristeza. A Guillem le gustaba venir a terapia y ponía una gran voluntad en las sesiones.

 

¿En casa debía hacer alguna actividad específica?

Sí, leer cada día un rato con los padres y explicar después qué había entendido, oralmente o por escrito.

 

¿Cuándo y cómo fue el primer test de control?

Antes de este primer test, que fue en octubre de 2018, Guillem pasó de curso, a 2º de ESO. No obstante, la terapeuta me informó en su evaluación que el caso era mucho más complejo de lo que pudiera parecer. Seguía con una actitud muy sumisa y el perfil era ligeramente de autismo. Las conductas obsesivas le daban seguridad y tranquilidad. Se estaba trabajando a fondo para que Guillem empezara a conectar con lo que sentía y pensaba porque era como si hubiera un desierto emocional. A pesar de que la rigidez corporal, mental y emocional ya no era tan fuerte, había que seguir trabajándola. Además, la presión de los padres le provocaba más ansiedad y bloqueo a Guillem, por lo que les sugerimos que empezaran a preguntarle por sus emociones para que en el ámbito familiar también pudiera expresarlas.

 

¿Cuáles fueron los resultados de este segundo test de lateralidad?

Brazo y mano, 70 % izquierdo, 30 % derecho; ojo, derecho; pierna estática, 10 % izquierda, 90 % derecha; pierna dinámica, 45 % izquierdo, 55 % derecho; oído, 50 % derecho, 50 % izquierdo; motricidad facial y cervicales, 55 % izquierdo, 45 % derecho.  Unos resultados que están bastante bien para un primer test de lateralidad tras dos meses de terapia.

Cuando le dolía algo, estaba convencido de que se volvería sordo, de que perdería la vista, etc. Y además de su fobia a las bacterias, solamente bebía agua de una marca determinada porque creía que era la única que no perjudicaría su salud. Lo importante de esto es que estaba obsesionado con temas muy específicos relacionados con la enfermedad

¿Los padres estaban apreciando algún cambio positivo?

Sí, nos hicieron saber que en clase se concentraba más, que entendía mejor las explicaciones que se le daban en el colegio y en casa, que ya no era tan lento al responder y que se bloqueaba menos. También estaban observando que la hipotonía había disminuido y que estaba más ágil. De hecho, empezaron a practicar esquí en familia. Las migrañas oftálmicas también estaban disminuyendo: eran menos frecuentes e intensas. Y no estaba tan ansioso, parecía que se sentía mejor, que se abría más a los demás y empezó a jugar a fútbol con su padre una hora al día. No obstante, Guillem seguía con TOC, con la hipocondría y negándose a leer.

 

¿Cómo le afectaba la hipocondría?

Cuando le dolía algo, estaba convencido de que se volvería sordo, de que perdería la vista, etc. Y además de su fobia a las bacterias, solamente bebía agua de una marca determinada porque creía que era la única que no perjudicaría su salud. Lo importante de esto es que estaba obsesionado con temas muy específicos relacionados con la enfermedad.

 

¿Cuándo fue el siguiente test de control?

El segundo test de control lo realizamos en marzo de 2019. Los resultados habían mejorado sensiblemente desde que le hicimos el primer test de lateralidad al llegar al centro: mano y brazo, 55 % izquierdo, 45 % derecho; ojo,10 % izquierdo, 90 % derecho; pierna estática, 20 % izquierda, 80 % derecha; pierna dinámica, 50 % izquierdo, 50 % derecho; oído, 45 % derecho, 55 % izquierdo; motricidad facial y cervicales, 55 % izquierdo, 45 % derecho (igual que en el primero).  Unos resultados que están bastante bien para un primer test de lateralidad tras dos meses de terapia.

En este periodo todavía depende mucho del apoyo de la madre para hacer las tareas escolares, sigue con bastante ansiedad y no consigue terminar un examen de Física en el colegio, pero hay avances en la coordinación ideomotriz, la estructuración espaciotemporal, la abstracción lógico-matemática, la comprensión de los idiomas y la confianza en sí mismo. También han seguido disminuyendo los dolores de cabeza y la onicofagia (se lastimaba las uñas con la otra mano). Aunque el curso escolar se le hace difícil, la escuela informa que pasará a 3º de ESO.

 

¿Y emocionalmente?

Empieza a salir de casa solo, le gusta sacar a pasear al perro y muestra otros intereses diferentes a los relacionados con Internet. La evolución es satisfactoria.

El último test de control lo hicimos en febrero de 2020. Guillem sigue avanzando en la agilidad mental, la hipotonía, la lectura, la comprensión lectora y la concentración, y se trabaja para que tenga más herramientas en el campo verbal. Cada vez socializa más. La madre dice que está más maduro, seguro de sí mismo y comunicativo

¿Cuáles es la situación en el tercer test de control?

Este test lo hacemos en julio de 2019. Los resultados muestran que la curación ha llegado al 78 %. Los resultados son: brazo y mano, 80 % izquierdo, 20 % derecho; el ojo, 20 % izquierdo, 80 % derecho; pierna estática, 35 % izquierda, 65 % derecha; pierna dinámica, 45 % derecha y 55 % izquierda; oído 40 % derecho y 60 % izquierdo; la motricidad facial y cervicales 40 % derecho y 60 % izquierdo. Son unos buenos resultados.

Guillem ya ha empezado a leer, aunque sigue sin gustarle, pero duerme poco porque sigue enganchado a la tablet.  La concentración, la ortografía y el vocabulario han mejorado significativamente, aunque sigue costándole hacer un esquema o cuadro sinóptico (lo cual requiere abstracción). Los dolores de cabeza tensionales han cesado, prácticamente, y aunque todavía le cuesta registrar lo que siente y piensa, empieza a poder comunicarse en este sentido; lo cual influye en los resultados de su rendimiento. Sigue ganando autonomía en los ejercicios de la terapia y los padres también observan que ya es más independiente y que su capacidad de razonamiento es bastante buena. Guillem ha vuelto a ser aceptado en el equipo de fútbol de amigos debido a que ha disminuido bastante la hipotonía y, por tanto, es mucho menos patoso. También empieza a quedar con otros niños del barrio para jugar y caminar. Se siente mucho mejor consigo mismo. La comprensión lectora debe seguir mejorando porque sigue siendo escasa. La ansiedad y los problemas de otitis se han reducido (tenía pólipos en la nariz).

 

¿Y los resultados del cuarto?

La curación ya es de un 85 %. Hay progreso en todos los ítems de lateralidad. Guillem es mucho más autónomo, la mejoría de sus capacidades mentales y su adaptación en la escuela y en las relaciones sociales es evidente, ha dejado de pasar tanto tiempo online, empieza a interesarse por los libros sobre animales y empieza a leer artículos de periódicos y, como está motivado, entiende lo que lee (al desbloquearse la parte emocional se desbloquea la mental). Progresa en todas las asignaturas, incluidas las matemáticas. Su yo emocional, mental y corporal está mucho más construido, y no hay tanta infravaloración ni ansiedad. Los vértigos disminuyen.

Este test lo hacemos en octubre de 2019 y la lateralidad ya es predominante hacia la izquierda. Apenas hay migrañas ni dolores. La terapia se enfoca a que aprenda a razonar y reflexionar por sí mismo. Para ello se sigue trabajando la coordinación ideomotriz, la concentración y la organización espaciotemporal. El podólogo le cambia las plantillas porque ya empieza a tener curva en la planta de los pies. Ahora va a nadar dos veces por semana. Ya solo se arranca la uña del pulgar izquierdo.

 

¿Cuál es el feedback de los padres en esta etapa?

Nos hacen saber que ya se comunica mucho más y con mayor fluidez, que sus relaciones sociales se han enriquecido, que hay buenos progresos en las matemáticas, aunque le sigue costando la Física.

 

¿Cuándo le realiza el quinto test de control?

El último test de control lo hicimos en febrero de 2020. Guillem sigue avanzando en la agilidad mental, la hipotonía, la lectura, la comprensión lectora y la concentración, y se trabaja para que tenga más herramientas en el campo verbal. Cada vez socializa más. La madre dice que está más maduro, seguro de sí mismo y comunicativo. Se han resuelto los dolores producidos por sus problemas oculares y de otitis, y sigue yendo a natación y haciendo actividades con sus amigos. Guillem manifiesta que quiere estudiar para dedicarse a algún campo relacionado con la informática.

Los resultados del test de lateralidad son los siguientes: brazo y mano, 90 % izquierdo, 10 % derecho; el ojo, 40 % izquierdo, 60 % derecho; pierna estática, 50 % izquierda, 50 % derecha; pierna dinámica, 30 % derecha y 70 % izquierda; oído y motricidad facial y cervicales, 30 % derecho y 70 % izquierdo.

 

¿Y el último test de control?

Ha sido ahora, en octubre de 2020. Los resultados del test de lateralidad han sido los siguientes: brazo y mano, 90 % izquierda, 10 % derecha; el ojo, 60 % izquierdo, 40 % derecho; pierna estática, 60 % izquierda, 40 % derecha; pierna dinámica, 20 % derecha y 80 % izquierda; oído, 80 % izquierdo, 20 derecho y motricidad facial y cervicales, 25 % derecho y 75 % izquierdo. Es decir, la curación es del 90 %.

 

¿Cuál ha sido la reacción de los padres?

Han visto que ha habido un cambio extraordinario, sobre todo, en lo que hace referencia a la rigidez neurofisiológica, mental y emocional de su hijo, porque era un niño con un bloqueo casi total en todos estos aspectos.

La terapia ya ha finalizado. A partir de ahora, como todos los pacientes que terminan el tratamiento, Guillem deberá hacer en casa una serie de ejercicios de los que hacía con la terapeuta aquí en el centro para afianzar la lateralidad lograda, y vendrá 3 veces más al centro cada 5-6 meses para que hagamos los respectivos controles de seguimiento antes de darle el alta definitiva. El caso de Guillem es un caso difícil, como me he mencionado, pero, a la vez, es un caso muy gratificante: la constancia y voluntad del paciente durante el tratamiento, la implicación de los padres y la escuela durante todo el proceso y la labor de la terapeuta han sido cruciales para su recuperación.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Respondemos las preguntas más frecuentes sobre la terapia de lateralidad cruzada
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¿En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada?

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 13 octubre, 2020 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada, Sin categorizar, Terapia de lateralidad cruzada

La lateralidad no hace referencia exclusivamente a la mano

Para comprender en qué consiste la terapia de lateralidad cruzada, lo primero que hay que saber es que la lateralidad de una persona no hace referencia únicamente a la mano. Algunas personas creen erróneamente que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones, porque desconocen que la lateralidad de una persona entraña todo el eje corporal; es decir, el eje ojo-mano-pie, además del oído.

Si la lateralidad de todo este eje no ha quedado bien definida como diestra o zurda durante los 5 primeros años de vida (lateralidad homogénea), la persona no podrá desarrollarse con una buena construcción del esquema corporal, ni podrá integrar adecuadamente las percepciones que le lleguen del mundo externo, por lo que no podrá orientar bien su cuerpo en el espacio ni su yo en el tiempo, de la misma forma que tampoco podrá ubicar bien los objetos respecto a su cuerpo.

Cuando hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esta heterogeneidad puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz. Todo ello repercutirá en el buen desarrollo neurofisiológico y, por tanto, en la adquisición de diversos aprendizajes.

Por otra parte, también es preciso aclarar que el hecho de confundir en algunas ocasiones la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga mal establecida su lateralidad.

Por las razones expuestas anteriormente, la única manera de poder hacer un diagnóstico certero de lateralidad es realizar un test completo que incluya la lateralidad de mano, pierna estática, pierna dinámica, ojo, oído y cervicales.

Os recomendamos leer el artículo ¿Cuándo hablamos de lateralidad cruzada? Tipos y tratamiento.

En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada

La finalidad de la terapia de lateralidad es lateralizar a los pacientes homolateralmente (como diestros o como zurdos, según los resultados del test), aunque ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homolateral.

Ahora bien, dado que estas personas han sufrido mucho a causa del trastorno y que suelen estar muy tensionadas, no basta con enfocar la terapia exclusivamente a la estimulación de los grupos neurofisiológicos para que esta sea eficaz: se hace imprescindible trabajar la relajación del cuerpo y realizar un abordaje emocional. Así pues, trabajamos paralelamente en tres aspectos:

  1. Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: la concentración, la comprensión, la memoria, la orientación temporal y espacial, el equilibrio, etc.
  2. Las técnicas de respiración y relajación enfocadas a distender el cuerpo para que los ejercicios psicomotores cumplan su función y el cerebro sea capaz de aprender e integrar los nuevos conocimientos.
  3. La parte emocional que pueda interferir en la evolución del paciente.

Además de lateralizar a la persona homolateralmente, el objetivo final de la terapia de lateralidad cruzada es armonizar las funciones mentales trabajando la coordinación de las corporales. Mediante esta reeducación se corrige la incapacidad de la contención motriz, mental, afectiva e intelectual, ya que el pensamiento, el movimiento (incluyendo el equilibrio) y la relación con el entorno son 3 aspectos que están interrelacionados: si uno de estos aspectos falla, el desarrollo de los otros dos queda afectado.

Cuáles son los ítems de la lateralidad y la psicomotricidad

La terapia de lateralidad la desarrollamos a través de los siguientes ítems :

  • Equilibrio estático. Control postural
  • Equilibrio dinámico. Coordinación general
  • Motricidad facial
  • Habilidad manual y digital
  • Esquema corporal
  • Orientación derecha-izquierda
  • Estructuración temporal
  • Estructura espacial
  • Organización perceptiva
  • Organización temporal

Equilibrio estático

El control postural o equilibrio estático es la facultad que tiene el sujeto de mantener durante un cierto tiempo (uno 15 segundos, aproximadamente) el conjunto de sinergias necesarias para el control de la inmovilidad.

Equilibrio dinámico: coordinación general

La falta de coordinación dinámica se observa en estos pacientes por el andar patoso, los tropiezos, las caídas frecuentes y la descoordinación entre el movimiento de los miembros superiores e inferiores. Se ve también por la dificultad para correr, subir y bajar escaleras, utilizar los juegos de los parques (columpio, saltar a la cuerda…). Estos pacientes tampoco saben ir en bicicleta.

Os recomendamos leer el artículo Por qué los problemas de equilibrio físico afectan al equilibrio emocional.

Motricidad facial

Es la falta de tono neuromuscular en la cara, que se corresponde con una hipotonía general en todo el cuerpo. Las personas afectadas muestran desde bebés dificultades para aprehender el pezón de la madre, les cuesta masticar y tienen dificultades para tragar saliva.

La motricidad facial repercute en el lenguaje oral y en la articulación de las letras d, r, g, j, l, ll. La dificultad que tienen las personas de su entorno para comprenderles les pone muy nerviosos y les hace sentirse no entendidos ni atendidos.

Este trastorno se relaciona con la coordinación dinámica y repercute en el lenguaje escrito; el cual, si se contempla aisladamente, dirige muchas veces al paciente hacia tratamientos de falsas dislexias y disortografías. El tratamiento previo debe dirigirse al esquema corporal y a la coordinación general.

Habilidad manual y digital

A estas personas se les suelen caer los objetos de las manos, tienen dificultad para cortar la carne, desbordan los vasos o tazas al servirse una bebida, etc. La escritura es con mala letra (disgrafía o incluso agrafía), por lo que sus presentaciones y trabajos suelen estar emborronados y sucios; no saben colorear, pegar gomets, seguir cenefas, ni dibujar. Se ve dejadez en el aliño y dificultades para operaciones sencillas como manipular una cremallera haciéndolo con gran lentitud motriz.

En cuanto a los dedos hay una falta de precisión en sus movimientos. No se valen solos para actos como ducharse, vestirse, atar los cordones de los zapatos o ponerse unos calcetines. Incluso tienen dificultades para coger un lápiz correctamente, lo que también hace que su escritura sea muy deficiente.

Estos trastornos conllevan una importante lentitud motriz tanto en casa como en la escuela o instituto, y pueden generar actitudes de rechazo, burla y segregación; sobre todo, en las actividades deportivas (leer el artículo Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte).

Ante el caso de personas hipotónicas con lateralidad cruzada se crea una confusión con personas dispráxicas. Son falsos dispráxicos; no tienen retraso motor, sino retardo. Pueden tener un cociente intelectual alto y creerse “tontos” y ser tratados como tales.

Esquema corporal

El esquema corporal debe trabajarse en dos aspectos: el conocimiento del cuerpo y la utilización del cuerpo. En el primero, se trata de que el niño conozca y distinga las diferentes partes de la cara y, en general, del resto del cuerpo. Este conocimiento se refiere tanto a su propio cuerpo como al del “otro” (un sujeto al que observe). En cuanto al segundo aspecto, el de la utilización del cuerpo, el terapeuta debe poder apreciar si el niño (o el adolescente o adulto) conoce la utilidad de cada una de las partes, ya que, de no ser así, este desconocimiento implica un conocimiento deficiente del esquema corporal; conocimiento que habrá que trabajar.

Te recomendamos leer la entrevista La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores.

Orientación derecha-izquierda

La persona debe tener una buena orientación basada en su conocimiento de la derecha y la izquierda, tanto sobre sí mismo como sobre el “otro” (en este caso, el terapeuta) y sobre los objetos. La orientación derecha-izquierda constituye una parte del problema general de orientación.

Previamente al tratamiento de la orientación derecha-izquierda, debe estimularse la noción de arriba-abajo, lejos-cerca, dentro-fuera.

La adquisición de la orientación derecha-izquierda es muy difícil de adquirir. Si al conductor de un coche que tiene este problema se le dan indicaciones de uno u otro lado, seguramente lo hará al revés. Y tendrá problemas con las maniobras de aparcar, relacionar los movimientos del volante con los del coche, además de utilizar las marchas adelante y atrás (leer el artículo Las dificultades para conducir se pueden trabajar en terapia).

Estructuración temporal

Afecta a la capacidad para percibir distintos ritmos y reproducirlos. Por ejemplo: repetir una frecuencia rítmica con sonidos bucales, batiendo palmas, golpeteos, silbidos, etc.

Estructura espacial

La estructuración espacial es la capacidad para descomponer el espacio en elementos y lograr su abstracción. Esta capacidad se observa, por ejemplo, en el ejercicio que consiste en preguntarle al paciente en cuántos pasos recorrería una sala determinada. Para llevarlo a cabo, debe realizar mentalmente dos operaciones: descomponer el espacio específico de la sala y calcular en cuántos pasos podría cruzarla.

Te recomendamos leer la entrevista La desorientación espacial limita la movilidad de las personas con trastorno de lateralidad.

Organización perceptiva

Se trata de la capacidad para diferenciar las formas. Se trabaja con puzles, rompecabezas, tangram, etc.

Organización temporal

La organización temporal es la capacidad de diferenciar la noción “antes – ahora – después”. Constituye el ítem fundamental para la adquisición de la lectoescritura, del concepto de los números y la noción del cambio.

La terapia, ¿es individual o grupal?

La terapia de lateralidad cruzada siempre es personalizada. No obstante, dependiendo del caso y de la evolución del paciente, la sesiones de terapia se realizan individualmente o en grupo, aunque lo más habitual es que sean grupales. En esta entrevista puedes ampliar la información sobre por qué la terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada.

¿Con qué frecuencia se realizan las sesiones?

En general, los pacientes acuden a terapia una vez por semana y la sesiones son de 1 hora (terapia individual) u hora y media (terapia en grupo).

¿En qué consisten los ejercicios?

Los ejercicios del programa son específicos para estimular los recorridos neurofisiológicos que activan el lóbulo cerebral correspondiente a la lateralidad debida, y el programa es dinámico; es decir, se adecua constantemente a la evolución particular del paciente.

Te recomendamos leer el artículo La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube.

¿Por qué hay ejercicios comunes?

Porque hay una serie de síntomas que son comunes a casi todas las personas que tienen un problema de lateralidad (a partir de los 5 años):

  1. Dificultades en el lenguaje oral: fluidez, mecánica lectora, retención y comprensión lectora.
  2. Dificultades en el lenguaje escrito: disgrafía, disortografía y sintaxis.
  3. Deficiencias motoras y funcionales.
  4. Dificultades para las matemáticas: aprendizaje mecánico y razonamiento.
  5. Dificultades para la concentración.
  6. Inestabilidad locomotora y psicoemocional.
  7. Inseguridad y ansiedad.
  8. Problemas de estructuración/organización espaciotemporal.
  9. Dificultades para la integración y retención de la información.

¿Por qué son necesarios los ejercicios personalizados?

Porque las personas con lateralidad cruzada pueden presentar de 1 a 3 cruces de lateralidad y cada cruce tiene una sintomatología asociada diferente (además de la común). Asimismo, aunque dos personas presenten el mismo número de cruces de lateralidad, nunca los presentan en el mismo grado. Además, los pacientes o bien son hipotónicos o bien son hipertónicos. Esta diferencia en el tono muscular también hace necesario trabajar de forma personalizada.

¿Por qué se trabaja la motricidad?

Porque la mayoría de los niños con lateralidad cruzada presentan un retraso en su desarrollo motor y porque los niños con lateralidad cruzada e hipotonía (tono muscular más bajo de lo normal) tienen una coordinación motora deficiente (las personas con lateralidad cruzada son hipotónicas o hipertónicas). En esta entrevista puedes ampliar la información.

¿Los ejercicios de psicomotricidad son juegos?

No, aunque planteamos las actividades manuales y los ejercicios de psicomotricidad como si fueran juegos porque es prioritario que el niño perciba el espacio de terapia como un espacio libre de amenazas: solo así, desde lo que él percibe como un juego, el niño puede conectar con su yo y reforzarlo, podemos trabajar todos los ítems de la lateralidad, reducir su angustia y trabajar sus miedos y problemas conductuales.

En este artículo encontrarás información detallada sobre la función del juego en la terapia de lateralidad cruzada.

¿Se trabajan todos los síntomas a la vez?

Durante los cinco primeros meses, sobre todo, no se deben trabajar todos los síntomas a la vez y, durante toda la terapia, los ejercicios deben seguir una cronología determinada. Primero hay que consolidar una lateralización homolateral básica y, según los resultados neurofisiológicos que muestre el primer test de control, se va avanzando.

Cada paciente exige un tratamiento y un orden específicos. Si no se siguen correctamente, los ejercicios podrían resultar perjudiciales. Por ejemplo, no se debe trabajar el equilibrio dinámico sin estimular antes el equilibrio estático. Lo mismo ocurre con la orientación derecha-izquierda, arriba-abajo y organización perceptiva, que necesitan de una elaboración previa del esquema corporal. Trabajar la organización temporal necesita de una capacidad de abstracción que se elabora en la estructuración temporal. El orden en el trabajo depende de la patología del paciente, por lo que es un orden individualizado que puede ser colectivo si tienen un mismo nivel o cuadro.

¿Cómo se trabajan, por ejemplo, las dificultades lectoras?

Si, por ejemplo, un niño tiene dificultades con la mecánica o la comprensión lectora, en terapia no trabajamos la lectura, sino la estimulación del área de Brocca, que es la del lenguaje y la coordinación ideomotriz. Esta estimulación es la que nos permite resolver los problemas que tiene de disortografía, sus dificultades para entender enunciados, construir correctamente las frases, etc.

La terapia de lateralidad cruzada en adultos

En este artículo encontrarás la información específica sobre el tratamiento de lateralidad en adultos de 30 a 50 años, aproximadamente.

En este artículo encontrarás la información específica sobre el tratamiento de lateralidad en personas mayores de 60 años.

Los test de control durante la terapia de lateralidad cruzada

Cuando el niño lleva un mes y medio de terapia (6-8 horas de trabajo, en función de si es individual o en grupo), siempre tengo una reunión de cambio de impresiones con los padres. En esta entrevista les explico que todavía no les voy a comunicar cambios significativos en su hijo, debido a que estos suelen producirse un poco después, y que la visita es para hacerles saber si su hijo viene de buen grado al centro, si lo vamos a cambiar de grupo o no, etc., y para que me pregunten todo aquello sobre lo que puedan tener dudas. Asimismo, en los casos en los que observo que, como pareja, tienen alguna dificultad que puede interferir en la evolución del niño, intervengo como psicoterapeuta.

Una vez que los pacientes inician la terapia de lateralidad cruzada, cada cinco meses realizo un test de control. Los resultados de estos test, más los informes recabados en las sesiones de terapia, me permiten ver cuál ha sido su evolución durante el periodo correspondiente.

Lo normal es que los resultados del primer test muestren solamente leves mejoras, pero esta pequeña evolución debe darse para que podamos seguir adelante con la terapia.

A partir del segundo test los buenos resultados se multiplican. Esto no se debe, como creen los padres en un primer momento, a que hayamos acelerado el ritmo terapéutico, sino a que se suma el trabajo del primer mes y medio al realizado en los meses siguientes: a base de reeducar al cerebro con los ejercicios adecuados para que aprenda cuál es lado derecho y cuál el izquierdo, va estableciendo correctamente los canales de transmisión; de tal manera que los impulsos nerviosos cada vez sufren menos bloqueos y van menos ralentizados al pasar de un lado del cuerpo al lado opuesto del cerebro, estableciéndose las sinapsis necesarias y estimulando los lóbulos pertinentes para realizar las diversas funciones cognitivas. Los test subsiguientes siempre muestran resultados cada vez más notables.

Al finalizar la terapia, se les da a los pacientes unas indicaciones para que practiquen en su domicilio unos ejercicios con el objetivo de seguir estimulando los recorridos neurofisiológicos. En intervalos de cinco meses, realizamos los tres últimos test de control hasta que damos el alta definitiva.

El 100 % de los pacientes quedan lateralizados homolateralmente, al  menos, en un 80 %, si bien la mayoría de ellos supera este porcentaje hasta lograr una lateralización del 90-95 % (nunca he observado una lateralización homolateral al 100%  diestro-zurdo en ninguna persona). Una vez curados, los pacientes no presentan regresiones; es decir, no hay recaídas. Al tratarse de una terapia neurofisiológica, el problema de lateralidad queda solucionado, ya que los impulsos nerviosos no vuelven a cruzarse por sí solos.

Si quieres hacernos una consulta, puedes contactar con el centro y te atenderá un especialista.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes.

«Una regresión es el producto de no poder sostener la angustia o la incertidumbre de una situación»
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«Una regresión es el producto de no poder sostener la angustia o la incertidumbre de una situación»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 21 septiembre, 2020 El trastorno de lateralidad, Regresiones, Terapia de lateralidad

Por Susana Lladó

 

La psicóloga Meritxell Pujol nos explica qué son las regresiones ―las que se dan en las etapas evolutivas y las que se presentan en el proceso terapéutico―, qué las provoca y cómo pueden ayudar los padres a sus hijos para contribuir al trabajo que estos pacientes realizan en terapia.

 

En un desarrollo normal hay momentos de avance, de pausa y de regresión o retroceso

¿La regresión de un niño a una etapa evolutiva anterior es algo normal?

Sí. El crecimiento que llevamos a cabo todos los individuos y el desarrollo natural hacia la maduración no es un proceso que se dé de manera lineal. A veces, podemos volver a estadios anteriores para seguir avanzando. Esto significa que en un desarrollo normal hay momentos de avance, de pausa y de regresión o retroceso.

 

¿No es algo que deba preocupar a los padres?

Algunos padres nos comentan con inquietud que sus hijos han vuelto a adoptar actitudes más infantiles que ya habían dejado atrás, como llevarse cosas a la boca, hacerse pis encima o jugar con juegos más infantiles. Los psicólogos denominamos a estas actitudes regresión porque el término implica que el niño estaba en una etapa evolutiva más adelantada cuando vuelve a una etapa anterior por algún motivo y durante un tiempo, pero esto no significa que su proceso evolutivo vaya mal. Como he mencionado antes, los procesos no son lineales.

¿Qué origina una regresión?

Las regresiones son una respuesta inconsciente, y suelen darse en momentos de cambio, de angustia o incertidumbre, así como cuando la persona se enfrenta a un desafío para el que no se ve preparada.

 

¿Nos puedes poner un ejemplo habitual?

Algunos niños tienen una regresión cuando sus padres se divorcian. Recuerdo el caso de una paciente que jugaba con juegos propios de su edad cronológica y que cuando sus padres se divorciaron quiso volver en las sesiones de terapia a juegos más infantiles que ya había abandonado. Como en casa volvió a jugar con peluches y otros muñecos con los que hacía tiempo que no jugaba, sus padres llamaron al centro preocupados.

 

¿Y cuándo volvió a la etapa que le correspondía?

Con el tiempo, cuando fue madurando y sintiéndose más segura en esa nueva situación que provocó el divorcio de sus padres, su juego se volvió otra vez más maduro. Abandonó el juego más infantil y empezó con el juego simbólico. Es muy importante que, tanto en terapia como en el ámbito familiar, se escuche la necesidad del otro y se le dé espacio para que se sienta seguro.

 

¿Cuál sería otro ejemplo clásico?

Cuando nace un hermanito. Esta situación también supone un gran cambio para el niño que hasta entonces había sido el pequeño. En algunos casos, vuelven a hacerse pipí en la cama, se vuelven más inseguros o aumentan las demandas a los padres.

De la misma forma que el desarrollo evolutivo no es lineal, la respuesta de las personas al proceso terapéutico tampoco es siempre lineal, y se pueden observar regresiones

¿Cómo ha afectado la pandemia en este sentido?

Durante el confinamiento, muchas familias observaron regresiones en sus hijos. Esto se debe a los fuertes cambios que experimentaron los niños en sus vidas:  cambios en la dinámica familiar, la pérdida de su rutina y también al hecho de tener que renunciar en gran medida a su libertad.

 

¿La vuelta al colegio puede contribuir a paliarlo?

Cada niño es diferente, y también depende mucho de sus circunstancias. A algunos les ayudará; otros pueden experimentar miedo y angustia al volver al colegio después de tanto tiempo, por lo que es posible que adopten alguna actitud más infantil. No obstante, lo normal sería que, si reciben el apoyo y contención de los padres, sean episodios breves. No hay que dramatizar ni magnificar estas actitudes como si conllevaran una involución del niño. En terapia también ocurren.

 

¿Regresiones en la terapia?

Sí. De la misma forma que el desarrollo evolutivo no es lineal, la respuesta de las personas al proceso terapéutico tampoco es siempre lineal, y se pueden observar regresiones. En el centro, consideramos importante explicarles a los padres este hecho, ya que una regresión no significa que el niño haya perdido lo trabajado o aprendido.

Una regresión es el producto de no poder sostener la angustia o la incertidumbre de una situación. Por lo tanto, debemos ser pacientes y actuar en esa dirección: la de proporcionarle al niño la seguridad que está necesitando.

Además de trabajar los motivos de la regresión en terapia, ¿los padres pueden ayudar de alguna manera su hijo?

Lo más importante es que sepan y entiendan que el crecimiento y la evolución terapéutica no son procesos lineales; algo que se les explica cuando su hijo empieza la terapia. Por otro lado, hay que intentar entender qué está pasando en la vida del niño para que se haya dado este cambio de actitud. De la misma manera que se valoran los grandes logros y la autonomía que va adquiriendo un niño, debemos estar atentos y cuidar los pequeños detalles, poder calmar al niño y proporcionarle la seguridad que necesita en ese momento. Recordemos que una regresión es el producto de no poder sostener la angustia o la incertidumbre de una situación. Por lo tanto, debemos ser pacientes y actuar en esa dirección: la de proporcionarle al niño la seguridad que está necesitando.

 

Ponnos un ejemplo

En el caso que explicábamos anteriormente del nacimiento de un hermano, es muy frecuente que los padres estén muy atareados con el nuevo hijo, lo cual coincide con el aumento de demandas del penúltimo. Aunque no es fácil gestionar la situación, los padres deben hacerle sentir al niño que siguen a su lado igual que antes, que su amor no ha cambiado y tener tiempo para ese hijo. Es decir, calmar su angustia. Con el tiempo, el niño entenderá que el hermanito no le sustituye y que sigue contando con sus padres como antes. Así es como se sentirá seguro para afrontar la nueva situación y abandonar su actitud más infantil.

 

¿Las regresiones solo se dan en los niños?

No, en los adultos también pueden darse. En un momento determinado todos podemos sentir inseguridades o miedos que ya teníamos superados.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

«La terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada»
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«La terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 14 julio, 2020 El trastorno de lateralidad, Hipertonía, Lateralidad cruzada, Terapia de lateralidad cruzada

Por Susana Lladó

 

La directora de nuestro centro, Joëlle Guitart, nos explica en esta entrevista el caso de un paciente de 11 años con lateralidad cruzada y fuerte hipertonía que acaba de finalizar la terapia después de haber sido lateralizado a la izquierda, como zurdo, en un 95 %; el máximo de recuperación posible.

A pesar de que su cociente intelectual era alto, sus padres lo trajeron al centro porque tenía importantes dificultades escolares. El paciente tenía un nivel de lateralidad que correspondía a un niño de 8 años.

¿Qué particularidades presenta este caso?

Se trata de un paciente con lateralidad cruzada que llegó al centro cuando tenía 11 años y 10 meses. Presentaba una lateralidad heterogénea con dominancia izquierda; es decir, zurda, y una hipertonía bastante acentuada en cuanto a tensión neuromuscular.

 

¿Qué repercusiones tenía en su vida esta lateralidad cruzada?

A pesar de que su cociente intelectual era alto, sus padres lo trajeron al centro porque tenía importantes dificultades escolares. El paciente tenía un nivel de lateralidad que correspondía a un niño de 8 años. En aquel momento, estaba en sexto de Primaria y sus padres estaban preocupados porque veían que con esas dificultades iba a ser improbable que pudiera cursar el Bachillerato.

¿Cuáles eran en concreto estas dificultades escolares?

Fundamentalmente, tenía problemas de concentración, se dispersaba mucho, no podía seguir las explicaciones de los profesores, era muy lento escribiendo y tenía un rechazo hacia la lectura. Además, la mecánica lectora también era deficiente, le costaba mucho leer en voz alta y, como la retención lectora no era buena, tampoco comprendía lo que leía.

 

¿En qué consistía la falta de concentración?

Los problemas de concentración son un síntoma de lateralidad cruzada. Cuando los pacientes son chicos en edad escolar suelen atender en clase, ya que son niños aplicados, pero de repente se desconectan y ya no escuchan. Esto afecta a su rendimiento escolar, porque cuando en casa tienen que hacer los deberes, no saben qué les han mandado hacer o no recuerdan las directrices para hacer los trabajos.

 

¿Presentaba alguna dificultad más?

Era un niño muy ansioso, lo que aumentaba y agudizaba los bloqueos típicos de las personas con lateralidad cruzada. Y necesitaba ir a dormir con sus padres todas las noches. De hecho, este aspecto no se solucionó hasta hace diez meses, aproximadamente.  Por lo demás, el desarrollo de su psicomotricidad había sido normal: se sentó a los 6 meses, empezó a andar a los 12, comenzó a hablar claro y bien a los 2 años, a los 3 años controló los esfínteres de noche, etc. Tampoco había problemas de relación, es un niño sociable y con amigos, ni de enfermedades.

El profesor se percató de que tenía un problema de lateralidad porque había tenido como alumna a una expaciente del centro y conocía su caso. Supo detectar los síntomas y lo derivó al centro. Es fundamental el papel del profesorado en la detección de la lateralidad cruzada.

¿Cómo se dieron cuenta sus padres de que tenía lateralidad cruzada?

Fue su profesor de natación quien se dio cuenta. Como hipertónico, Joaquín es un chico ágil al que le gustan los deportes, y compite en natación. El profesor se percató de que tenía un problema de lateralidad porque había tenido como alumna a una expaciente del centro y conocía su caso.  Supo detectar los síntomas y lo derivó al centro. Es muy importante el papel del profesorado en la detección de la lateralidad cruzada.

 

¿Cuáles fueron los resultados del test de lateralidad?

El primer test lo realizamos en mayo de 2017. La lateralidad de brazo/mano era 70 % izquierda y 30 % derecha; la del ojo, 55 % izquierda y 45 % derecha; la lateralidad de la pierna estática era derecha; la pierna dinámica, 60 % izquierda y 40 % derecha; el oído, 55 % derecho y 45 % izquierdo; y la lateralidad de la motricidad facial y cervicales era 55 % derecha y 45 % izquierda.

 

¿Había que lateralizarlo como zurdo, entonces?

Así es, es la decisión que tomamos. Y ha sido un caso muy satisfactorio en diversos sentidos.

 

¿Por qué?

Porque es un claro ejemplo de que cuando el paciente tiene una familia que está volcada en su recuperación y el paciente también tiene una buena predisposición, todo el proceso del tratamiento va mucho mejor. Joaquín tiene unos padres colaboradores que acudieron al centro con un gran interés por resolver los problemas de su hijo, él se adaptó muy bien a la terapia y nunca faltó a una sesión. Además, la relación con su terapeuta fue muy buena desde el principio. Todos estos factores de actitud, dinámica familiar y psicológicos contribuyen enormemente. Cuando, en cambio, tienes que trabajar estos aspectos, la terapia se alarga.

Ha terminado la terapia con un 95 % de recuperación de lateralidad, que es lo máximo posible. Recordemos que ninguna persona está lateralizada homolateralmente a la derecha o a la izquierda al 100 %.

Joaquín acaba de terminar la terapia

Sí, el mes pasado, en junio. Ha terminado la terapia con un 95 % de recuperación de lateralidad, que es lo máximo posible. Recordemos que ninguna persona está lateralizada homolateralmente a la derecha o a la izquierda al 100 %. En mi experiencia clínica de casi 50 años nunca he visto a una persona completamente diestra o zurda.

 

¿Cuáles han sido los resultados del último test de control?

A todos los pacientes, desde que inician la terapia, les realizamos un test de control cada 5 meses para evaluar su progresión.  En cada test de control se puede observar la evolución de todos los ítems propios de lateralidad cruzada: esquema corporal, orientación perceptiva, orientación derecha-izquierda, estructuración y orientación espacial, estructuración rítmica, organización temporal (la cual es fundamental para la lectura), el equilibrio estático y dinámico, motricidad facial, motricidad digital, etc. Y en función de los resultados que se van obteniendo, vamos adaptando también los ejercicios de psicomotricidad de la terapia y la parte emocional de la misma.

El último test de control de Joaquín mostró una lateralidad de brazo/mano 95 % izquierda, 5 % derecha; una lateralidad del ojo 80 % izquierdo, 20 % derecho; pierna estática, izquierda; pierna dinámica, 85 % izquierda; oído, 65 % izquierdo; y motricidad facial y cervicales, 65 % izquierda y 35 % derecha.

La terapia de lateralidad cruzada es una terapia larga, aunque la mayoría de los pacientes solo acuden 1 vez por semana, y requiere constancia. No obstante, cuando el trabajo neurofisiológico se hace adecuadamente, el paciente ya no vuelve a modificar su lateralidad.

¿Cuánto ha durado su terapia?

La ha finalizado con 14 años y 4 meses. Acaba de terminar tercero de ESO y va a empezar el Bachillerato. La terapia de lateralidad cruzada es una terapia larga, aunque la mayoría de los pacientes solo vengan 1 vez por semana, y requiere constancia. No obstante, cuando el trabajo neurofisiológico se hace adecuadamente, el paciente ya no vuelve a modificar su lateralidad. Es decir, no hay regresión ni recaídas.

Ahora, como todos los pacientes, Joaquín tendrá que hacer una serie de ejercicios en casa 3 veces por semana durante cinco minutos. Son ejercicios que conoce bien porque los ha estado haciendo estos años en consulta con su terapeuta. Y cada cinco meses vendrá a hacer un test de control evolutivo. Esto se hace siempre tres veces con este intervalo de tiempo de 5 meses. Al finalizar este periodo, le daremos el alta definitiva.

 

Una última pregunta, ¿es importante distinguir entre una persona con lateralidad cruzada hipertónica y una persona con lateralidad cruzada hipotónica?

Todas las personas con lateralidad cruzada presentan una sintomatología común: dificultades en el lenguaje oral y escrito, deficiencias motoras y funcionales, dificultades de concentración y comprensión, inestabilidad locomotora, etc. A esta sintomatología hay que sumar la propia de cada paciente en función de los cruces de lateralidad que presente y de si es hipotónica o hipertónica. Por esta razón la terapia de lateralidad cruzada debe ser completamente personalizada. Los ejercicios que se hacen con un paciente podrían ser perjudiciales para otro.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

¿Mi hijo va a terapia para jugar? La función del juego
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¿Mi hijo va a terapia para jugar? La función del juego

Susana Lladó - Lladó Comunicación 30 junio, 2020 El trastorno de lateralidad, Organización corporal, Terapia de lateralidad

La función del juego

La respuesta corta a esta pregunta intencionadamente provocativa que, en realidad, quiere incitar a la lectura es: no, tu hijo no va a terapia para jugar, aunque en las sesiones de terapia juegue. Y mucho.

De hecho, deberíamos formular la pregunta de una manera distinta: ¿por qué la función del juego es tan importante en una terapia?

Todos hemos visto o vivido en primera persona la siguiente situación: una madre o a un padre construyen una torre de piezas al jugar con su hijo de corta edad. Una vez alzada la torre, el niño la derriba. Y este gesto de destrucción le produce un gran placer. Se trata de un juego de oposición bastante infantil al que les gusta jugar, sobre todo, a los bebés.

Jugando a este juego, además de aprender la noción de temporalidad (construcción-destrucción), el bebé adquiere una información que para él será fundamental en ese periodo y en los años venideros: que su mamá y su papá están allí para volver a crear lo que es destruido en su mundo, aunque lo destruya él mismo. Una vez que el bebé ha comprobado una y otra vez que esto es así, deja de necesitar jugar a derribar la torre y evoluciona hacia otro juego (si el niño persistiera en ello, esta reiteración constituiría una señal de alarma).

Lo que un terapeuta observa cuando un niño juega, como en este caso, a un juego de oposición, puede significar cosas distintas en función de la edad del niño. En las sesiones de psicomotricidad con pacientes algo más mayores se hace el siguiente ejercicio: se prepara una sala con cojines dispuestos formando varias barreras y con material de protección para que el entorno sea seguro (colchonetas en el suelo, otros cojines que amortigüen eventuales caídas, etc.). El juego consiste en que el niño derribe estas barreras. ¿Por qué? porque es un ejercicio que le permite jugar con su agresividad de forma sana, ya que la agresividad es una emoción innata en las personas que un niño también necesita manifestar y canalizar. De hecho, si esta agresividad entendida como emoción de vida no encuentra una canalización adecuada, el niño puede llegar a manifestarla de maneras perjudiciales: ser un niño que agrede a otros niños, ser agresivo en casa, etc.

¿Mi hijo va a terapia para jugar? La función del juego

Los niños experimentan un gran placer al jugar a derribar barreras. Y este placer aumenta si el terapeuta les reta diciéndoles que no serán capaces de derribarlas. ¿Qué les provoca tanta satisfacción? Las respuestas son diversas en función del caso que tenga delante el especialista: puede ser que el niño tenga la necesidad de derribar al adulto, de oponerse a él, que necesite eliminar límites, etc. En cualquier caso, es muy importante que el niño pueda conectar con sus emociones y que el terapeuta sepa recoger estas emociones para trabajarlas con el paciente.

Para entrar en materia, hemos puesto dos ejemplos de juego de oposición, pero hay muchos tipos de juegos y cada uno de ellos está pensado para proporcionarle al terapeuta una información determinada sobre el paciente; información que puede estar relacionada con su desarrollo psicomotor, cognitivo o emocional (o con varios aspectos a la vez) y que el terapeuta tendrá en cuenta para preparar las siguientes sesiones de terapia con el fin de ir trabajando los aspectos que sean necesarios.

Hay muchos tipos de juegos y cada uno de ellos está pensado para proporcionarle al terapeuta una información determinada sobre el paciente; información que puede estar relacionada con su desarrollo psicomotor, cognitivo o emocional (o con varios aspectos a la vez), y que el terapeuta tendrá en cuenta para preparar las siguientes sesiones de terapia con el fin de ir trabajando los aspectos que sean necesarios

El niño se construye mediante el juego

«El niño juega su infancia. Para él todo es un aprendizaje y experimenta este aprendizaje a través del cuerpo. Esto significa que el niño se construye mediante el juego: a través de él se construye a sí mismo, construye su entorno y también su realidad. Así como el adulto comprende la infancia, el niño la vive y la experimenta.  Cuando un niño pequeño juega, entiende de alguna manera que existe la gravedad, que las cosas se pueden caer y también que se pueden volver a montar o poner de pie; que si es él quien se cae, lo hace en un espacio determinado y en un tiempo, que pese a la caída sigue de una pieza y que puede volver a levantarse, etc.», nos explica la psicóloga Meritxell Pujol.

Los juegos evolucionan por fases

A medida que el niño evoluciona, cambian los juegos a los que juega en terapia. Existen muchos tipos de juego y el terapeuta debe tener muy presente las necesidades del paciente en cada sesión a la hora de escoger un juego u otro. «No solo hay que escoger el juego tomando como criterio la habilidad o capacidad que se quiere trabajar, también hay que ver cómo llega el paciente a la sesión. No hay criterios fijos ni lineales, y el terapeuta puede ir cambiando de juego en una misma sesión en función de lo que vaya ocurriendo en el transcurso de esta. Después del confinamiento, hay niños que han vuelto a juegos más infantiles, por ejemplo, como si emocionalmente necesitaran afianzar su base. Por otra parte, hay que diferenciar entre los juegos que utilizamos para trabajar los aspectos psicomotores y otros juegos, como los simbólicos. Con los primeros trabajamos normalmente los aspectos estrictamente relacionados con la lateralidad, pero también es necesario que el niño aprenda a simbolizar para realizar aprendizajes como la lectoescritura y otros aprendizajes cognitivos», prosigue la especialista.

¿Mi hijo va a terapia para jugar? La función del juego

Tipos de juego

Los juegos de vinculación

Los juegos de vinculación son los primeros juegos del bebé y son muy vivenciales: cuando los padres lo arropan, cuando lo hacen trotar en sus rodillas, etc. Son juegos que vinculan emocionalmente al bebé con sus progenitores.

 

El niño, a través del contacto de su piel con la de sus padres, aprende los límites de su propio cuerpo y lo que significa el contraste: cuando le tocan y cuando no, cuando lo dejan un instante en el aire y cuando lo recogen, etc.

Los juegos de reaseguramiento

Son los juegos de oposición y de saltar, caerse, etc. Este tipo de juegos permiten que el niño experimente con su propio cuerpo y vaya desarrollando su propia imagen corporal.

Por ejemplo, si en la terapia se quiere trabajar el salto, se preparará una sala con bancos suizos, cuerdas y otros obstáculos asegurándonos de que todo el entorno es seguro. El niño escogerá con que obstáculo quiere jugar. Pero puede darse el caso de que el niño no quiera en esa sesión jugar a saltar o que tenga miedo a las alturas y decida, por ejemplo, jugar a otro juego que le proporcione sensación de protección (hacerse una casita en la que sentirse seguro, por ejemplo). Es el niño el que muchas veces marca el ritmo, y el terapeuta debe acompañarle hasta que esté preparado para saltar.

«Todo esto está relacionado con los miedos del niño. Antes de saltar quiere estar seguro de que si salta no pasará nada, aunque se caiga. Al comprobar que no se hace daño porque la sala está acondicionada, va adquiriendo confianza y va aumentando el grado de dificultad al que está dispuesto a enfrentarse porque el juego también le va reconfortando y ha aprendido que puede levantarse. Tanto si el niño salta bien como si se cae, el terapeuta recogerá sus emociones y le dará el feedback para que entienda lo que está pasando, cuáles son sus límites y las posibilidades de su cuerpo. Es una dinámica», explica la terapeuta .

En esta etapa es fundamental que el niño experimente ampliamente los contrastes para, posteriormente, poder llegar a entender bien lo simbólico y poder diferenciar los distintos colores y las diversas formas, la diferencia entre arrastrase y saltar, entre caminar de puntillas, con los talones, con el canto exterior de los pies, etc.

Cuando un niño representa una unidad familiar con muñecos, podemos saber qué le preocupa, a qué le da importancia, cuáles son para él las dinámicas familiares, etc. Ahora bien, el hecho de que el niño represente a unos padres ausentes, que discuten, que trabajan demasiado o que son cuidadores no significa necesariamente que esta sea su realidad: hay que ver por qué está acentuando esa situación, qué quiere expresar

Los juegos presimbólicos  

Son los juegos de esconderse, encontrar al otro, oponerse, etc.

Es importante que en los juegos como el de pilla-pilla o el de esconderse reforcemos su autoestima haciendo ver que nos cuesta pillarle porque corre mucho o es muy ágil (hay que decírselo), y dejando transcurrir un tiempo antes de encontrarle (haciéndole saber que es muy habilidoso encontrando buenos escondites).

Los juegos simbólicos de 3 a 5 años

Los humanos tenemos la capacidad de proyectar con el pensamiento lo que no existe o lo que no está ocurriendo en la realidad. En el juego simbólico, el niño transforma la realidad para jugar a ser otra cosa o crear una realidad que no existe, lo que le permite ampliar las posibilidades de su propia autorrepresentación y conectar con ello para construir su propia identidad: quién es, quién quiere ser, etc.

El juego simbólico debe ser un juego placentero y seguro para el niño: debe sentir que hay un gran margen de error para transformar la realidad y, posteriormente, saber volver a la suya propia.

En los juegos simbólicos, el niño siempre representa la parte más significativa del concepto que tiene sobre aquello sobre lo que simula. «Este aspecto nos ayuda a los profesionales a entender mejor a los pacientes, ya que nos aporta mucha información relacionada con lo que consideran esencial. Por ejemplo, cuando un niño representa una unidad familiar con muñecos, podemos saber qué le preocupa, a qué le da importancia, cuáles son para él las dinámicas familiares, etc. Ahora bien, el hecho de que el niño represente a unos padres ausentes, que discuten, que trabajan demasiado  o que son cuidadores no significa necesariamente que esta sea su realidad: hay que ver por qué está acentuando esa situación, qué quiere expresar», matiza la psicóloga.

 

Muchos niños, cuando se dibujan a sí mismos al inicio de la terapia, tienen serias dificultades para representar su propio cuerpo (esquema corporal) debido a que tienen una percepción de sí mismos bastante desorganizada. Esto se debe a sus dificultades de organización espacial, a que no distinguen la izquierda de la derecha, etc. Es muy habitual que en sus dibujos falte algún miembro o que, por ejemplo, la figura esté muy desproporcionada.

Otro ejemplo de juego simbólico es el de “Como si…”. En este juego, el niño asume ser otro y se sitúa en el lugar de ese otro disfrutando al realizar conexiones invisibles entre su propio cuerpo y ese otro, que puede ser el lobo feroz, Superman, o cualquier otro personaje. También puede jugar con otra persona adjudicándole a su vez un personaje. Sin embargo, cuando acaba el juego, el niño sabe que no es el lobo feroz o que la otra persona tampoco lo es. De modo que el juego le permite experimentar emociones como el miedo de ser perseguido por el lobo y dejar de sentirlo cuando el juego acaba.

 

En el juego simbólico hay una primera etapa en la que el niño todavía no puede diferenciarse del todo de sí mismo: los muñecos con los que juega tienen características suyas o proyecta en ellos las que le gustaría tener. Por ejemplo, es posible que un niño que tiene problemas con otros niños del colegio juegue con superhéroes buscando en ellos la fuerza que le gustaría tener para defenderse.

En cambio, en una segunda etapa, el niño podría jugar a juegos de rol interpretando un personaje con el que no comparte ninguna habilidad o característica.

En resumen, a través del juego el niño conoce su cuerpo, sus límites, se construye como sujeto, aprende el funcionamiento del mundo, busca crear sentido, representa sus emociones y evoca una parte subjetiva de su persona (y de los otros) que cambia a medida que él también va cambiando.

La función del juego en terapia

La transformación de su propia representación

Muchos niños, cuando se dibujan a sí mismos al inicio de la terapia, tienen serias dificultades para representar su propio cuerpo (esquema corporal) debido a que tienen una percepción de sí mismos bastante desorganizada. Esto se debe a sus dificultades de organización espacial, a que no distinguen la izquierda de la derecha, etc. Es muy habitual que en sus dibujos falte algún miembro o que, por ejemplo, la figura esté muy desproporcionada. Trabajar a través del juego los ítems de la lateralidad les permite conocerlo, tomar conciencia de él, saber hasta dónde llega y dónde empieza el mundo exterior, etc. Y, sin duda, este aprendizaje se ve facilitado cuando se lleva a cabo desde la emoción porque todo lo vivencial que genera emoción es recordado. Asimismo, el hecho de que el terapeuta recoja y refleje las emociones del niño contribuye a que este aprendizaje se establezca, a que quede fijado en el niño. Es significativo observar que a medida que avanza la terapia, estos pacientes cada vez plasman mejor en los dibujos lo que para ellos es su persona: la pueden ir transformando hasta que se corresponde con la que es.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

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