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«Los pacientes adultos llegan a terapia con una sintomatología acusada y un historial de sufrimiento importante»
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«Los pacientes adultos llegan a terapia con una sintomatología acusada y un historial de sufrimiento importante»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 27 octubre, 2021 El trastorno de lateralidad, El trastorno de lateralidad en adultos, Entrevistas

Por Susana Lladó

Los pacientes adultos con lateralidad cruzada presentan algunas particularidades respecto a los niños y adolescentes. La directora-fundadora del centro, Joëlle Guitart, nos los explica a través del caso de una paciente de 40 años que, además, tenía una hipotonía y un retraso psicomotor acusados.

¿Qué caso va a exponer hoy?

El de una paciente, a la que llamaré Lorena. La visité por primera vez en octubre de 2019 y acaba de finalizar la terapia este mes.

¿Cuáles son las particularidades del caso?

Cuando acudió al centro, tenía 40 años. Vino acompañada por su madre. Era una mujer con una gran falta de confianza en sí misma y muy inhibida. Aunque tenía un buen cociente intelectual, presentaba, entre otros, problemas notables de orientación espacial.

Los problemas de orientación espacial son un síntoma de lateralidad cruzada

Así es. Los problemas relacionados con la capacidad de percepción espacial constituyen uno de los síntomas más habituales en las personas que no tienen bien definida la lateralidad a la izquierda o a la derecha.  No pueden ubicarse bien en el espacio, ni ubicar correctamente las cosas en él. Como consecuencia, tienen dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura y las matemáticas, así como dificultades de movilidad, por ejemplo, porque se desorientan; con todas las implicaciones que esto conlleva.

Necesitamos tener integradas las coordenadas para orientarnos y orientar las letras y los números

Sí, integradas y bien organizadas. De otro modo, no podemos interpretar el significado de las letras y los números, ni orientarnos en la calle, por ejemplo.

Lorena nació prematuramente, a los seis meses. Presentó un retraso psicomotor importante: no aguantó la cabeza hasta los 7 meses y empezó a gatear al año y medio, a andar a los 4 y a hablar a los 4 años y medio.

¿Cómo era la lateralidad de la paciente?

En la escuela la habían obligado a escribir con la derecha, a pesar de que ella lo hacía con la izquierda, por lo que escribía como si fuera diestra, aunque utilizaba la izquierda para todo lo demás. Además, era muy hipotónica. Las personas hipotónicas, al tener un tono muscular muy bajo, son muy patosas.

¿Hay algún dato más destacable en su historial médico o biográfico?

Lorena nació prematuramente, a los seis meses. Presentó un retraso psicomotor importante: no aguantó la cabeza hasta los 7 meses y empezó a gatear al año y medio, a andar a los 4 y a hablar a los 4 años y medio.

Este retraso psicomotor también debió afectar su aprendizaje escolar

Sí, porque el sistema nervioso sigue una jerarquía en su desarrollo. Primero, se adquiere el esquema corporal, después la lateralidad y, en tercer lugar, la organización espacial (y la temporal). Si en la primera etapa del desarrollo motor el esquema corporal no se ha adquirido bien, esto afecta a las dos etapas siguientes.

¿Algún dato más que sea relevante?

Tuvo enuresis nocturna hasta los 9 años y tenía un tic: cuando se sentía infravalorada o muy nerviosa, le picaba la lengua. Era notable su ansiedad. Aunque era sociable, era poco habladora y, a pesar de haber aprobado la teórica, tenía fobia a conducir, a hacer las prácticas para sacarse el permiso debido a sus problemas de orientación espacial.

¿Había tenido algún problema importante de salud?

Era una chica sana, que no había tenido ninguna enfermedad importante ni intervenciones quirúrgicas. Y, a diferencia de otros pacientes con lateralidad cruzada, no tenía problemas de vista ni de audición.

Ha disminuido significativamente su nivel de ansiedad e infravaloración, han mejorado significativamente sus relaciones sociales y, actualmente, ya no vive con su madre. Es una mujer independiente, autónoma, tiene una relación de pareja y una calidad de vida mucho más alta.

¿Había cursado estudios?

Sus problemas de lateralidad le habían impedido rendir académicamente. En aquel momento, estaba intentando cursar un grado medio de Farmacia y preparando unas oposiciones para Correos. También estaba estudiando un curso de informática y yendo a clases para perfeccionar el catalán.

Antes ha mencionado que acudió a la primera visita con su madre, aunque entonces ya tenía 40 años

Sí, era hija única y estaba muy apegada a ella. De hecho, no había tenido ninguna relación sentimental hasta entonces. Esta paciente es un claro ejemplo de cómo la lateralidad puede afectar todas las dimensiones de la persona: cognitiva, social y emocionalmente.

Bien, ¿cuáles fueron los resultados del primer test de lateralidad?

El test mostró los siguientes resultados: lateralidad de la mano: 60 % izquierda y 40 % derecha; lateralidad del ojo, 50 % izquierda y 50 % derecha; lateralidad de la pierna estática, derecha; lateralidad del oído, 60 % izquierda, 40 % derecha; motricidad facial, 55 % izquierda, 45 % derecha, y cervicales, 55 % izquierda, 45 % derecha. Asimismo, presentaba una hipotonía del 85 % en miembros superiores e inferiores.

Había una clara dominancia zurda

Sí, por eso la terapia de lateralidad se enfocó a lateralizarla homolateralmente a la izquierda y a disminuir su hipotonía.

A menudo llegan consultas al centro de personas adultas que no saben si la terapia de lateralidad es efectiva después de la adolescencia

Los pacientes adultos llegan a terapia con una sintomatología acusada y un historial de sufrimiento importante porque han vivido hasta entonces intentando compensar sus déficits a base de esfuerzos constantes en todos los ámbitos de su vida: primero en la escuela y después en la universidad, si no han abandonado antes los estudios; en el ámbito laboral, en sus relaciones familiares, sociales y de pareja, etc. Llegan exhaustos, física y emocionalmente. Sin embargo, son pacientes que tienen una característica que se traduce en una ventaja respecto a los niños y adolescentes: lo han pasado tan mal, que buscan ayuda de una manera muy consciente. Esta actitud redunda muy positivamente en su implicación en la terapia, por lo que el proceso de curación suele ser más rápido que en las personas de menos edad.

¿Ha sido el caso de Lorena?

Sí.  Al margen de que se sintió muy cómoda con su terapeuta desde un inicio, y esto es fundamental en cualquier proceso terapéutico, ha tenido una actitud muy colaboradora y participativa. Lorena hizo la terapia grupal y estableció una buena relación con los otros pacientes de su grupo.

¿Cuáles fueron los resultados del último test de lateralidad antes de darle el alta?

El último test lo realizamos este mismo mes de octubre, tras dos años de terapia. Su lateralidad ha quedado definida a la izquierda en un 90 % y su hipotonía se ha reducido en un 10 %.  Los resultados del test de lateralidad han sido:

– Mano: 90 %, izquierda, 10 %, derecha.

– Ojo: 80 % izquierda, 20 % derecha

– Pierna estática: 70 % izquierda, 30 % derecha.

– Pierna dinámica: 90 % izquierda, 10 % derecha.

– Oído: 75 % izquierda, 25 % derecha

– Motricidad facial: 80 % izquierda, 20 % derecha.

– Cervicales: 80 % izquierda, 20 % derecha.

¿Cómo ha repercutido su curación en los diferentes aspectos de su vida?

Ha conseguido sacarse los estudios de Farmacia y está terminando los de informática. Ha disminuido significativamente su nivel de ansiedad e infravaloración, han mejorado significativamente sus relaciones sociales y, actualmente, ya no vive con su madre. Es una mujer independiente, autónoma, tiene una relación de pareja y una calidad de vida mucho más alta. Su yo mental, emocional y neurofisiológico es mucho más firme.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil
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Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 23 agosto, 2021 El trastorno de lateralidad, Lateralidad, Lateralidad cruzada, Lateralidad y lectura, Lectoescritura, Organización corporal, Organización temporal, Orientación espacial, Síntomas de lateralidad cruzada, Tratamiento de lateralidad, Zurdos

La psicóloga sanitaria de la Universidad Europea del Atlántico Isabel María Medina Amate publicó hace un año un estudio en MLS Psychology Research con el título Evaluación e intervención ante un caso de lateralidad cruzada. Caso único.

El objetivo de este estudio es contribuir a la actualización en la investigación de los trastornos de la lateralidad y conocer en profundidad cuáles son los factores y componentes que afectan al correcto desarrollo de la lateralidad. Para ello, recoge todos aquellos datos relevantes que puedan ser esclarecedores en la controversia que existe en torno a la lateralidad, y así poder asegurar junto a toda la comunidad científica la existencia de una literatura veraz y rigurosa que pueda ser aplicada e impartida en centros educativos, centros de psicología y centros de formación.

El estudio nos ha parecido sumamente interesante y muy bien documentado. Dado que está publicado bajo licencia Creative Commons, compartimos la introducción; la cual ya incluye información relevante que os puede interesar. Y os invitamos a leer el estudio completo en este enlace.

Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil

Introducción al estudio ‘Evaluación e intervención ante un caso de lateralidad cruzada’

El cerebro, como cualquiera de nuestros órganos, se forma a lo largo del desarrollo vital (Blakemore y Frith, 2007). Durante este período, sufre cambios constantes tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. A nivel cuantitativo, el cerebro va modulando su forma, así como su volumen para dar cabida a las conexiones neuronales que van forjándose a lo largo del desarrollo (Ferré, Catalán, Casaprima y Mombiela, 2004). Dichas conexiones neuronales implican que este sufra oleadas de reorganización cerebral (cambios cualitativos) en las que se modifica la función y la organización de todas las estructuras cerebrales, desde las más primitivas a las más complejas (Blakemore y Frith, 2007).

Todas estas estructuras tan complejas necesitan una buena organización que permita al cerebro poder actuar de forma adaptada al entorno. Por ello, el cerebro (así como todo nuestro cuerpo) se organiza de una forma binaria, en el que todas las estructuras tienen su función en base a su localización (Ferré, Catalán, Casaprima, Mombiela, 2016): hemisferio izquierdo y hemisferio derecho.

Así pues, cada uno de los hemisferios está especializado en unas funciones concretas. De forma general, el hemisferio izquierdo es el encargado del lenguaje (Gazzaniga, 2000) y del procesamiento de la información (Ferré et al, 2004), así como el hemisferio encargado de la escritura, lectura o razonamiento numérico (Cumandá, 2012) y cuyo procesamiento es de tipo secuencial, es decir, el que analiza los detalles paso a paso (Rivera, 2010). El hemisferio derecho se encargaría entonces de la parte más espacial, con funciones destinadas a procesar información córporo-espacial (Ferré et al, 2004), así como al hecho de poder orientarse en el espacio y elaborar mapas conceptuales (Cumandá, 2012), siendo su procesamiento más holístico y global (Rivera, 2010). Esta afirmación llevaría a pensar en el hecho de que cada uno de los hemisferios tiene una funcionalidad específica y que, por tanto, en función de la tarea, un hemisferio predominará sobre el otro, marcando así un hemisferio dominante y otro subdominante (Ostrosky, 1986).

Así pues, se ha considerado desde las primeras teorías que el hemisferio izquierdo es el hemisferio dominante, debido a la función lingüística de la que se encarga, además de por ser el hemisferio encargado de la dextralidad de más del 90% de la población mundial (Romero, 2010).

Sin embargo, aunque bien es cierto que cada uno de los hemisferios está preferentemente destinado a funciones concretas, cabe señalar que ninguna de estas actúa “en solitario”, ya que requiere que ambos hemisferios participen en todas las actividades o tareas llevadas a cabo para el correcto desarrollo de las mismas (Ferré et al, 2004). Por tanto, el concepto de hemisferio dominante/no dominante es reemplazado por otras terminologías más concretas, en las que se denomina el término de referencia cerebral en alusión a la mayor participación de uno u otro en determinadas tareas o funciones (Repila, 2014) o en función de la novedad de la tarea (Tirapu, 2018), pero siempre teniendo en cuenta que ambos participan como una globalidad no sometida a disociaciones (Ferré e Irabua, 2002).

Esta conexión interhemisférica es producida por el cuerpo calloso. En palabras de Quintero, Manaut, Rodríguez, Pérez y Gómez (2003), “el cuerpo calloso es la comisura interhemisférica de mayor tamaño y el encargado de conectar de forma transversal ambos hemisferios”, el cual está formado por más de 200 millones de fibras nerviosas (Romero 2010, Quintero et al, 2003). En otras palabras, el cuerpo calloso se encarga de establecer relaciones entre las funciones más elevadas del Sistema Nervioso, y así poder conseguir que el lado derecho del cerebro sepa lo que hace el izquierdo (Ferré et al, 2016).

No obstante, en el momento en el que la organización jerárquica de funciones falla y los hemisferios cerebrales no se comunican a través del cuerpo calloso de una forma exitosa, los circuitos destinados a elaborar una respuesta no son capaces de llevar a cabo las tareas que les corresponden, entrando en escena la corteza. La corteza, encargada per se de funciones superiores, lleva a cabo la “resolución” de tareas de niveles inferiores, provocando un bloqueo y saturación a la hora de realizar sus tareas propias, tales como la planificación, dirección o conciencia (Ferré et al, 2004). Este proceso causa que aparezcan sujetos con problemas de aprendizaje vinculados a la lateralidad, presentando dificultades para desarrollar un aprendizaje correcto y adaptado a las necesidades del ambiente (Casado, Llamas y López, 2015).

La lateralidad ha sido un aspecto muy estudiado por diferentes autores, existiendo controversia en torno a su etiología (Bilbao y Oña, 2000). Según varios autores (Galin y Ornstein, 1972; Hicks y Kinsbourne, 1978 y Milner, 1964), la lateralidad es considerada como un aspecto vinculado a la genética, siendo esta un factor intrínseco en la naturaleza del ser humano, y difícil de cambiar. Sin embargo, autores como Dawson (1972) u Oña (1999), establecen que la predominancia lateral es el resultado del aprendizaje y que puede ser modulada.

A día de hoy y teniendo en cuenta los últimos estudios, se puede concluir que la distribución funcional entre los dos hemisferios viene predeterminada por la información genética, pero que es el ambiente y el aprendizaje el que provoca su modulación y desarrollo posterior. En palabras de Ferré et al (2004): “la genética proporciona el diseño básico, pero la interacción con el entorno es imprescindible para que se activen las sinapsis y se construyan los circuitos y las conexiones”.

Por tanto, al igual que se produce una distribución funcional interhemisférica y hay un hemisferio preferente para ciertas funciones, a nivel sensoriomotriz existen diferencias entre los dos lados del cuerpo, mostrando preferencia por un lado del cuerpo sobre otro, dando lugar al fenómeno de la lateralidad (Bernabéu, 2014).

La lateralidad se define como “el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre otro, y se manifiesta en la utilización preferente de mano, pie, ojo y oído” (Portellano, 2008). Es aquello que nos permite orientarnos a nivel témporo-espacial, que nos ayuda a diferenciar lo que es izquierda y derecha (Rivera, 2010), mostrando una habilidad diestra o zurda a nivel de ojo, pie, mano y oído (Squadrone y cols, 1995). Así pues, la lateralidad es el fruto de la distribución ordenada de funciones entre los dos hemisferios, pero sin llegar a suponer una dominancia absoluta de un hemisferio sobre otro, sino como una dominancia relativa en función de la tarea o actividad (Repila, 2014; Tirapu, 2018).

Por tanto, la lateralidad se entiende como un proceso complejo que recorre los aspectos neuro-sensorio-motriz a lo largo de todo el ciclo (Cumandá, 2012), y como tal, pasa por varias fases. La primera fase del desarrollo de la lateralidad es la etapa prelateral, comprendida entre los cero y cuatro años del niño/a. En esta fase lo que se pretende conseguir es que el sujeto posea un dominio propio de los órganos sensoriales y del propio cuerpo, garantizar una buena coordinación automática contralateral y una función sensorial tridimensional, así como una correcta activación del cuerpo calloso (Ferré et al, 2016).

Esta fase a su vez está dividida en tres grandes bloques, en los que destacan los aspectos relacionados con el desarrollo de la organización sensorial, así como las respuestas características del niño/a tras su consecución (tabla 1, Ferré et al, 2016).

Estudio: caso sobre lateralidad cruzada infantil

Tabla 1.
Secuencia evolutiva de la lateralidad

Organización Postural Organización Sensorial Respuestas Características que el bebé debe organizar (identificables)

Fase Homolateral Monolateral alternante Percepción monocular, monoaural, monotactil alternante. Reflejo tónico-cervical asimétrico y simétrico Dominio boca arriba. Extensión Corporal Volteo en el suelo. Dominio del Boca abajo. Reptado circular.

Bi-Lateral Percepción duosensorial ocular, auditiva, táctil. Reptado lineal inexperto y homolateral.

Fase contralateral Contralateral Percepción bisensorial ocular, auditiva, táctil. Reptado lineal experto Sedestación Gateo Dominio de la bidepestación Deambulación Deambulación contralateral

Lateralidad Lateralidad Dominancias auditiva, táctil, visual Monopedestación Lateralización

Nota: Adaptado de Ferré et al, 2016.

Durante estas fases, y dado que la lateralidad es un proceso complejo que se desarrolla a lo largo de todo el proceso evolutivo y en el que interaccionan factores como el genético, ambiente y estimulación, pueden aparecer dificultades a la hora de definir la lateralización o retrasos en la misma.

La lateralidad, por tanto, puede ser de diferentes tipos (Brusasca, Labiano y Portellano, 2011; Ferré et at, 2016; Repila, 2014):

  • Lateralidad definida: la lateralidad definida es aquella por la cual el sujeto utiliza predominantemente un lado de su cuerpo tanto en manos, pies, oídos y ojos. Así, aquel que use predominantemente su parte derecha será diestro y aquel que use su parte izquierda será zurdo.
  • Lateralidad contrariada: la lateralidad contrariada es aquella que se ha producido al cambiar la preferencia principalmente manual debido a influencias sociales y educativas. Puede provocar alteraciones neuropsicológicas como disfunción, obstrucción o inhibición del funcionamiento cerebral.
  • Ambidextrismo. El ambidextrismo se produce cuando se utilizan ambos lados del cuerpo sin preferencia. Este fenómeno es poco común en la incidencia poblacional. Indica una deficiente organización neurológica y organización funcional interhemisférica.
  • Lateralidad cruzada: la lateralidad cruzada hace referencia a un predominio lateral no homogéneo, es decir, al hecho de predominar el lado derecho en un miembro y el lado izquierdo en otro miembro. Esto suele darse cuando hay un motivo de cruce de ojo y oído, siendo el más frecuente la que se expresa con predominio diestro de la mano y pie junto con predominio ocular izquierdo.

Si bien es cierto que la mayoría de la población desarrolla su lateralidad de forma exitosa, hay un importante porcentaje de niños que no llegan a desarrollarla de manera adecuada. Aproximadamente el 30% de la población sufre lateralidad cruzada, especialmente las mujeres debido a su simetría cerebral (Brusasca et al, 2011). En palabras de Bernabéu (2014), “el desarrollo de la lateralidad tiene repercusiones sobre distintas facetas del desarrollo evolutivo del niño, como el desarrollo motriz, coordinación motora, capacidad de orientación y percepción espacio temporal, así como el conocimiento del esquema corporal”. Concretamente, el hecho de tener lateralidad cruzada conlleva directamente a presentar problemas a la hora de rotar figuras, confundir la representación espacial de letras o números o al hecho de presentar dificultades relacionadas con el propio esquema corporal, así como con la motricidad y la relación témporo-espacial.

En definitiva, procesos relacionados con el aprendizaje como el lenguaje, la lectoescritura o las matemáticas estarían directamente afectados ante la falta de predominancia lateral, ya que es necesario tener un segmento dominante que tenga mayor fuerza, precisión, calidad propioceptiva, equilibrio y coordinación para llevar a cabo este tipo de aprendizajes (Mayolas, 2010). Según Bernabéu (2014), los niños con una dominancia lateralidad definida presentan ventajas a la hora de aprender a leer, a escribir y a hacer cálculos matemáticos con respecto a aquellos que presentan dificultades en predefinir su lateralidad. Por ejemplo, autores como Mesonero (1994) mencionan que las dificultades que pueden aparecer durante el proceso de aprendizaje de la lectura puede ser provocado en gran medida por la dificultad de discriminación entre derecha e izquierda, al retraso de la maduración nerviosa y a las alteraciones de la lateralidad cruzada. Al igual que la lectura, también existen problemas de disgrafía y disortografía, así como problemas de cálculo. Además, este autor relaciona los problemas de lectoescritura debido a alteraciones en la psicomotricidad, esquema corporal y en la estructuración espacial.

Aunque hay que tener en cuenta que el proceso de lateralidad es evolutivo y cuyo predominio no empieza a establecerse en torno a los 4-6 años con el aprendizaje de códigos (Ferré et al, 2016), es cierto que estos problemas deben detectarse de la manera más eficaz y rápida posible, con el fin de suplir todos aquellos déficits en el menor tiempo posible. Para ello, se debe tener en cuenta manifestaciones como las siguientes (Bernabéu, 2014; Ferré et al, 2016):

  • Dificultades en la automatización de lectura, escritura y cálculo.
  • Problemas de organización en espacio y tiempo.
  • Inestabilidad personal y emocional.
  • Desorden de los puntos de referencia corporal.
  • Dificultad para situarse a la derecha e izquierda de la línea media corporal.
  • Marcada lentitud de reflejos.
  • Inversiones gráficas y/o lectoras.
  • Velocidad lectora lenta y ausencia de comprensión lectora.
  • Pérdidas de atención.
  • Problemas en las relaciones con los iguales.

Por tanto, es fundamental la exploración completa y global de los diferentes aspectos relacionados con la lateralidad del sujeto, haciendo hincapié en explorar el desarrollo contralateral de base, la simetría de la arquitectura corporal y funcional, la automatización de los niveles de organización previamente alcanzados y el tipo de lateralidad en mano-ojo-pie-oído. El objetivo de esta exploración más exhaustiva no es otro que poder detectar el predominio lateral del sujeto y ver en qué fases o aspectos puede existir el problema de base, con el fin de hacer un buen abordaje y poder diseñar una estrategia de adquisición de preferencia manual que mejore la calidad de vida del niño (Ferré et al, 2004, Mayolas Pi, 2010).

En mayo de 2020 reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Terapia para los problemas de atención en adultos
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Terapia para los problemas de atención en adultos

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 25 julio, 2021 El trastorno de lateralidad, Problemas de atención

Los problemas de atención en adultos no siempre tienen como causa el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o una lateralidad mal definida. De hecho, en nuestro centro tratamos a personas adultas que, sin presentar el trastorno ni una lateralidad cruzada, tienen dificultades para focalizar la atención y/ o mantenerla al realizar una actividad. “Hablamos de déficit no como trastorno, sino como falta de atención. Esta dificultad para focalizar la atención y mantenerla puede ir acompañada o no por otros factores como la impulsividad o el estrés. En ambos casos se puede trabajar el problema en terapia, aunque si se dan estos factores añadidos, además de trabajar propiamente la atención, habrá que trabajar paralelamente estos componentes que agudizan el problema”, explica el psicólogo Luis Elías.

Los adultos con problemas de atención son desorganizados, olvidadizos y hacen una mala gestión del tiempo. Emocionalmente, suelen ser inseguros, tienen falta de confianza en sí mismos y poca tolerancia a la frustración. Estos rasgos emocionales repercuten a su vez, en su capacidad de fijar la atención, creándose un circulo que se va retroalimentando.

Los motivos más habituales de consulta

Los motivos más habituales por los que un adulto con problemas de atención decide buscar la ayuda de un especialista son tres:

 

  • Laboral: la lentitud, la desorganización y las dificultades de comprensión y de integración de nuevos proyectos afectan su rendimiento profesional. Esta situación se agrava por el miedo y la angustia a ser despedido y por la presión que sienten cuando se les llama continuamente la atención en el trabajo al no cumplir las expectativas de sus superiores. Son personas que suelen quedarse más horas trabajando para intentar compensar estos déficits, con lo cual no tienen vida personal. Estos pacientes buscan mejorar su productividad o rendimiento en el ámbito laboral. “El 80 % de los pacientes que acuden a terapia por problemas de atención, lo hace por este motivo”, señala Elías. (Puede interesarte leer la entrevista que le hicimos a una paciente que acudió a terapia porque la habían despedido de varios trabajos).
  • Poder sacarse el carnet de conducir, conducir sin miedo o poder fijar la atención en otras cuestiones prácticas de la vida cotidiana relacionadas con el ámbito familiar: en este artículo abordamos concretamente el punto de la conducción. Respecto al segundo, nos referimos a cuestiones como recordar que deben acompañar a un hijo a entrenar o ir a la compra y no olvidarse de lo que se necesitaba, por ejemplo. “Quizá consiguen focalizar la atención en un ámbito esforzándose mucho, pero como no pueden fijar la atención en todos los ámbitos ni mantener el mismo umbral de atención en cada uno de ellos, suelen darle prioridad al laboral. Esto les provoca muchos conflictos familiares”, nos dice el especialista.
  • Imposibilidad de mantener la atención en otros entornos de responsabilidad: la casa, facturas, economía, etc.
Terapia para los problemas de atención en adultos

Cómo se trabajan los problemas de atención en adultos

“Por un lado, se trabaja concretamente la atención con ejercicios específicos. Estos ejercicios están destinados a que consigan estar atentos al máximo en un momento dado. Con otro tipo de ejercicios, trabajamos la atención sostenida. El objetivo es que se vayan alargando estos tiempos de atención plena. Es decir, que puedan estar más tiempo muy atentos”, añade Elías.

Asimismo, el objetivo de la psicoterapia también es ayudar a estas personas a que puedan gestionar mejor el tiempo, proporcionarles habilidades de organización, conseguir que puedan pautar su día a día y reforzar positivamente todos los avances que vayan realizando. “Es muy importante hacer un trabajo de psicoeducación con estos pacientes para que puedan comprender su dificultad, no la estigmaticen, puedan mejorar la comunicación familiar y trabajar poco a poco sus dificultades de atención”, concluye el especialista.

 

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Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje
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Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje

Susana Lladó - Lladó Comunicación 22 junio, 2021 Aprendizaje, El trastorno de lateralidad, Lateralidad, Lateralidad cruzada

La relación entre lateralidad y aprendizaje ha quedado refrendada con las investigaciones que se han llevado a cabo en las últimas décadas desde la neuropsicología. Hoy compartimos algunas de las conclusiones más relevantes de un estudio publicado por la doctora en Psicología y Máster en Neuropsicología Cognitiva Elena Bernabéu Brotons, quien es también Vicedecana de Ordenación Académica y Calidad de la Facultad de Educación y Psicología de la UFV (Universidad Francisco de Vitoria), además de participar como docente en diversos posgrados relacionados con la Neuropsicología Clínica y la Neuropsicología y Educación.

El estudio al que nos referimos lleva por título Programas de desarrollo de la lateralidad, mejora del esquema corporal y organización espaciotemporal. Intervención en dificultades de aprendizaje, y forma parte de la publicación Procesos y programas de neuropsicología educativa editada por el Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE). Desde aquí, agradecemos a la doctora Bernabéu que nos haya autorizado a compartir su trabajo.

El desarrollo de la lateralidad tiene repercusiones sobre distintas facetas del desarrollo evolutivo del niño

En la introducción del estudio se señala:

«La lateralidad corporal se define como el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre el otro, y se manifiesta en la utilización preferente de mano, pie, ojo y oído (Bilbao & Oña, 2000; Portellano, 2008). La organización lateral, consecuencia de la diferente distribución de funciones en el cerebro humano, es de gran relevancia en el desarrollo cognitivo y emocional infantil. Gracias a las aportaciones llevadas a cabo dentro del campo de la neuropsicología (Dubois et al., 2008; Oltra, 2002), actualmente se asume que el desarrollo de la lateralidad tiene repercusiones sobre distintas facetas del desarrollo evolutivo del niño, como el desarrollo psicomotriz, la coordinación motora, la capacidad de orientación y percepción espacio-temporal, el conocimiento del esquema corporal, y como consecuencia de todo esto, está implicado en los procesos de aprendizajes, especialmente en los relacionados con el lenguaje, la lectoescritura o las matemáticas (Jagannath, Garrido & González, 2001; Dean & Reynolds, 1997). »

Posteriormente, la especialista cita los trabajos de Broca y Wernicke sobre la localización del lenguaje añadiendo que, desde entonces, las investigaciones desde la neuropsicología sobre lateralización hemisférica muestran:

  • La especialización del hemisferio izquierdo en el procesamiento del lenguaje (Gazzaniga, 2000).
  • Mayor competencia del hemisferio izquierdo en tareas solución de problemas y en formulación de hipótesis (Gazzaniga, 2000).
  • Superioridad del hemisferio izquierdo en la programación del acto motor en la ejecución de los movimientos que se realizan con cualquiera de las dos manos (Babiloni et al., 2003).
  • Superioridad del hemisferio derecho en tareas visoperceptivas, visoespaciales y visoconstructivas (Stephan et al. 2007), así como en la percepción de la emoción; es decir, en el reconocimiento de los aspectos emocionales de los estímulos (Tamietto et al., 2006).
  • Los sistemas atencionales también parecen organizarse de forma asimétrica: se ha encontrado una mayor implicación del hemisferio derecho en los procesos de vigilancia y de orientación automática de la atención (Banich, 2003), frente al control voluntario de la atención, en el que parece predominar el hemisferio izquierdo (Gazzaniga, 2000; Chokron et al., 2003).
  • El hemisferio izquierdo procesa la información preferentemente de forma analítica y secuencial, mientras que el hemisferio derecho estaría especializado en un tipo de procesamiento global u holístico, hipótesis planteada originariamente por Levy en 1974, y confirmada en estudios posteriores (Banich y Compton, 2011). Como consecuencia de esta distribución asimétrica de funciones en el cerebro, los seres humanos también muestran diferencias de organización sensorial y motora. Al igual que hay un hemisferio preferente o más competente en cada una de las funciones psicológicas, también a nivel sensoriomotriz existen diferencias funcionales entre los dos lados del cuerpo. Aunque la dominancia manual es la asimetría humana más evidente, la mayoría de las personas tienen un ojo, un oído o un pie dominante o preferente: la mano preferente dirige la función y coordina el movimiento manual, y lo mismo ocurre en las extremidades inferiores: el ojo y el oído preferentes dirigen el análisis sensorial y la integración de la información que procede de los dos canales visuales y auditivos (Ferré y Aribau, 2006; Ferré, Catalán, Casaprima y Mombiela, 2008).
Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje

En el apartado sobre lateralidad, esquema corporal y estructuración espaciotemporal, la doctora explica lo siguiente:

  • La lateralidad no es únicamente la preferencia sensorial o motora de uno de los dos lados del cuerpo: es una función de gran complejidad que se constituye en principio organizador de la estimulación aferente y de la respuesta motora. Se ha comprobado que el desarrollo de la lateralidad está implicado en aspectos importantes del desarrollo psicomotriz, como la coordinación motriz, la orientación espacial, y la percepción espaciotemporal (Dean & Reynolds, 1997).
  • La preferencia funcional de uno u otro lado del cuerpo permite al niño diferenciar la derecha y la izquierda con relación a su cuerpo, ubicarse en su entorno y en relación los demás, lo que le va a permitir conformar la base de la orientación y la estructuración espacial. La lateralidad, por tanto, posibilita la utilización eficaz del propio cuerpo y la percepción del propio esquema corporal (Vlachos, Gaillard, Vaitsis, & Karapetsas, 2013).
  • Muy unida a la ubicación especial y al esquema corporal está la temporalidad o estructuración del tiempo. La estructuración temporal implica una correcta estructuración espacial y esquema corporal, una conciencia integrada de la experiencia sensorial y motriz y la correcta orientación propioceptiva (intracorporal) y exteroceptiva (en relación a referencias externas). Además, de una correcta estructuración espacial, la temporalidad implica el sentido del ritmo, o percepción de los intervalos (iguales o desiguales) de tiempo. El desarrollo de la lateralidad permite distinguir, por ejemplo, experiencias simultáneas de experiencias secuenciadas (Da Fonseca, 2005). La capacidad para organizar y estructurar la información en las coordenadas espaciotemporales es esencial para cualquier aprendizaje (Da Fonseca, 2005). Como consecuencia, la lateralidad está directamente implicada en el rendimiento escolar, especialmente en los procesos relacionados con el lenguaje, la lectoescritura o las matemáticas (Jagannath, Garrido & González, 2001). Una buena organización lateral permite la correcta orientación en el espacio y en el tiempo, esencial para asimilar y comprender los códigos escritos (letras y números), que son el medio principal por el que el niño adquiere el conocimiento en el aula (Ferré et al, 2006; Roure, 2012). El sistema más eficaz es el que está lateralmente estructurado.

Respecto al proceso de consolidación de la lateralidad, leemos:

  • La lateralidad parece condicionada genéticamente (Annett, 2008), y se han encontrado respuestas en los neonatos que reflejan preferencias en el uso de un lado u otro del cuerpo, en particular en referencia a manos, pies, ojos y oídos (Annett, 2000; Warren, Stern, Duggirala & Almasy, 2005). Sin embargo, estas respuestas tienden a desaparecer durante el curso del primer año para reaparecer posteriormente a partir de los dos años de forma progresiva hasta que se consolida organización lateral. Casi todos los autores coinciden en que la lateralidad se establece en torno a los ocho años de edad (Ferré et al., 2008), aunque este proceso puede prolongarse en determinadas circunstancias hasta los doce años, siendo inestable antes de los cuatro (Michel, Tyler, Ferre & Sheu, 2006).
  • Los estudios que se han realizado sobre rendimiento cognitivo en diestros y zurdos no han encontrado diferencias significativas relevantes (Springer y Deutsch, 2001; Portellano, Torrijos, Martínez-Arias y Vale, 2006). Lo que sí es importante es que, tras el proceso de consolidación de la lateralidad, el niño construya una lateralidad homogénea, es decir, con los cuatro índices corporales (mano, pie, ojo, oído) ubicados en el mismo hemicuerpo (Ferré y Aribau, 2002; Ferré et al., 2008).
Neuropsicología: relación entre lateralidad y aprendizaje

Las ideas que nos parecen más relevantes sobre la lateralidad y los problemas de aprendizaje para destacar aquí son:

  • La relación entre lateralidad y aprendizaje ha sido señalada por multitud de autores. Los niños lateralizados de forma adecuada muestran cierta ventaja en el desarrollo de habilidades visoespaciales, en el aprendizaje de la lectoescritura y en el cálculo frente a niños con lateralidad indefinida o no estructurada de forma homogénea (De Jong, Van der Graaf, & Paans, 2001; Simon, Mangin, Cohen, Le Bihan, & Dehaene, 2002).
  • Se ha propuesto que cuanto más afianzada y fuerte sea la lateralidad (diestra o zurda), mejor será la capacidad cognitiva (Nettle, 2003). Mayolas, Villaroya & Reverter (2010) encontraron que la mayoría de los niños con lateralidad homogénea, mostraban un estilo de aprendizaje positivo (64,5%), mientras que los niños con lateralidad cruzada mostraron con más frecuencia (55,8%), un aprendizaje negativo, según valoración de sus profesores.
  • La incidencia de alteraciones en la lateralización es mucho más elevada entre niños con problema de aprendizaje. De forma coherente, se ha hallado un alto porcentaje de lateralidad cruzada entre alumnos con cociente intelectual normal y dificultades en el aprendizaje de la lectoescritura (Siviero, Rysovas, Juliano, Del Porto & Bertolucci, 2002), y se ha relacionado una dominancia manual indefinida y con tendencia al ambidextrismo con dificultades en el desarrollo del lenguaje y en el aprendizaje de la lectoescritura y de las matemáticas (Hallahan, Kauffman & Lloyd, 1999; Vlachos et al., 2013).
  • También es mayor la proporción de niños con lateralidad mal definida entre niños con dislexia, disgrafía, tartamudez y dificultades de estructuración espaciotemporal (Da Fonseca, 2005).
  • Se ha descrito un mayor porcentaje de niños con lateralidad no homogénea o indefinida en diferentes trastornos del desarrollo: discapacidad intelectual (Niort, 2012), espectro autista (Yoshimura et al., 2013; Dane & Balci, 2007), trastorno específico del lenguaje (Triviño, 2002), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (Reid & Norvilitis, 2000) o sufrimiento perinatal (Portellano, 2009).

Respecto a los programas de intervención para mejorar la organización lateral, la doctora concluye:

  • La lateralidad mal definida puede considerarse, por tanto, un factor de riesgo que aumenta en las aulas las posibilidades de tener dificultades o desarrollar un trastorno del desarrollo. Se hace, por tanto, necesario desarrollar programas de intervención de carácter preventivo que aseguren un correcto establecimiento de la lateralidad, y programas de intervención para mejorar patrones de lateralidad anómalos o no establecidos de forma homogénea.
  • Previamente, los profesionales del entorno educativo deben evaluar el desarrollo de la lateralidad de sus alumnos, y eso puede hacerse a partir de la edad de cuatro años, cuando las tendencias en lateralidad son evidentes.
Cómo se trabaja el déficit de atención en terapia (Parte II)
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Cómo se trabaja el déficit de atención en terapia (Parte II)

Susana Lladó - Lladó Comunicación 7 junio, 2021 Déficit de atención, El trastorno de lateralidad

Este artículo sobre cómo se trabaja el déficit de atención en terapia es la segunda parte del artículo El déficit de atención en niños con lateralidad cruzada que publicamos la semana pasada explicando cómo se manifiesta este problema, las consecuencias que tiene para los niños y adolescentes que lo presentan, y algunas pautas para que los padres sepan cómo actuar en casa.

Cómo se trabaja el déficit de atención en terapia

En terapia, se trabaja el déficit de atención con ejercicios específicos, algunos de los cuales explicaremos más adelante. Pero más allá del contenido de estos ejercicios, es importante remarcar la dinámica que seguimos con estos pacientes al realizarlos.

Dado que su déficit de atención no está provocado por una lesión o retraso cognitivo, sino por su lateralidad cruzada, el objetivo es que tomen consciencia de su dificultad para concentrarse y que vayan focalizando su atención en las pautas que se les dan para que de forma progresiva puedan ir integrando la información que reciben y dejen de actuar de forma impulsiva. Para ello, es fundamental dividir las indicaciones de los ejercicios que deben hacer durante las sesiones en pequeñas secuencias o instrucciones muy simples. Es decir, nunca se les da una consigna que incluya varias correlaciones o ideas. Se les dan las instrucciones por pasos, una por una. Y tal como comentamos la semana pasada, reforzamos estas directrices verbales con información gráfica, ya que la información visual les ayuda muchísimo a integrar lo que se les comunica. Paralelamente, muchos de los ejercicios que se realizan durante las sesiones también están diseñados para trabajar la memoria, debido a que el déficit de atención les causa muchos olvidos.

«En las sesiones de terapia, nunca planteas el objetivo final de los ejercicios cuando se los explicas. Realizamos actividades segmentadas desarrollándolas de forma consecutiva, por etapas; actividades que, además, implican diferentes niveles de superación. Vas paso a paso. De otro modo, puedes estar varios minutos explicándoles la dinámica de un ejercicio y, al pedirles que empiecen, darte cuenta de no han archivado nada. Por esto hay que ir desmenuzando las indicaciones en otras más sencillas e ir viendo si las siguen», explica el psicólogo Luis Elías.

Cómo se trabaja el déficit de atención en terapia

Otro aspecto que se trabaja en terapia con estos pacientes es el contacto visual. Como se dispersan, al darles explicaciones hay que ir creando el hábito de que miren a los ojos de su interlocutor. Establecer contacto visual nos ayuda a todos a la hora de comunicarnos, pero en estos pacientes es fundamental, ya que cuando establecemos contacto visual, focalizamos más nuestra atención. Este hábito se puede trabajar incluso con los más pequeños con ciertos ejercicios y actividades.

En la opinión del terapeuta Luis Elías, también hay que primar la calidad frente a la cantidad en terapia: «Es mucho mejor que un niño pueda atender una sola actividad simple de forma autónoma y progresando, que pretenda hacer diez tareas sin conseguir prestar atención a ninguna y haciéndolas todas mal. Luego ya subiremos la cantidad a medida que vaya afianzando la atención y ganando confianza»

.

Al trabajar el déficit de atención en terapia también hay que restarle importancia a las equivocaciones que puedan cometer los pacientes. Aunque hay escuelas más flexibles que otras, en general, se suele castigar el error. Si el niño sabe que vamos a penalizar sus equivocaciones, ya no intentará hacer ningún progreso. Por eso es muy importante permitir que se equivoquen y relativizar esas equivocaciones. En el centro, los terapeutas establecen un diálogo con los padres y el profesor para adecuar ciertas actividades, para que el profesor esté al tanto de las circunstancias del niño y sepa qué es lo que se está trabajando en las sesiones, así como para que el tutor nos comunique las dificultades que observa en clase y que el terapeuta no puede ver en terapia.

Cómo se trabaja el déficit de atención en terapia (Parte II)

«Otra cuestión importante es reservar un tiempo de las sesiones para comentar cómo les ha ido la semana y que puedan expresar sus dificultades y emociones. Deben poder percibir el espacio terapéutico como un entorno capaz de recoger su sufrimiento y sus malas experiencias con tranquilidad. En este espacio que ellos perciben como un espacio seguro podemos trabajar las falsas ideas que se han formado de sí mismos a causa de la estigmatización de la que hayan podido ser objeto. Pensemos que, normalmente, vienen de entornos más rígidos y exigentes, orientados a resultados. Nunca se les debe comparar con otros niños o pacientes, y hay que ir reforzando positivamente sus logros, por pequeños que sean, cuando terminan cada parte de una tarea, así como animarles en ese recorrido progresivo. Del mismo modo, cuando preguntan por iniciativa propia, hay que hacerles una valoración positiva que también contribuirá a reforzarlos. Este punto es primordial porque cuanto más pregunte y se interese un niño con déficit de atención, más atención va a poner en lo que esté haciendo», señala Elías.

Cómo se trabaja el déficit de atención en terapia

Ejercicios y actividades para trabajar la atención sostenida

Hay numerosos ejercicios para trabajar el déficit de atención en terapia. Algunos de ellos están concebidos para que sean percibidos por los pacientes como juegos; otros, los menos lúdicos, se intercalan con los primeros.

Pintar mandalas, por ejemplo, es muy útil para que no se activen a nivel impulsivo. Es una actividad a la que deben estar atentos para no salirse de las líneas, que suele relajarles y con la que se trabaja la paciencia.

Otro juegos que requieren fijar la atención continuamente son el Jungle Speed, Dobble y Memory. En general, todos los juegos que consisten en buscar diferencias les gustan especialmente, y son los juegos que utilizamos durante las sesiones como premios después de realizar algún ejercicio que les cuesta más.

Un ejercicio con el que se trabaja simultáneamente la atención y la memoria es el salto de aros siguiendo una secuencia que deben retener: se colocan 7 aros numerados en el suelo y se les indica qué aros tienen que saltar (por ejemplo, el 1, el 3 y el 4). Este ejercicio requiere que estén atentos a las indicaciones, retener la información y pensar antes de saltar. Es un ejercicio que les gusta especialmente porque implica movimiento y que también se puede hacer colocando aros de diferentes colores e indicándoles cuáles deben saltar (por ejemplo, el amarillo, el azul y el rojo). Además, con él se trabaja también la lateralidad, al igual que con el ejercicio de los símbolos codificados que indican direcciones y movimientos específicos que deben hacer.

Otra manera mediante la que se trabaja el déficit de atención en terapia es fomentando la expresión. Se les plantea un ejercicio-juego avisándoles de que posteriormente se les harán preguntas sobre lo que han dicho los demás. Al darles previamente esta directriz, ya empiezan el ejercicio focalizando su atención.

«El déficit de atención, si no hay una incapacidad, se trabaja muy bien en terapia, y con buenos resultados. Esto no significa que en todos los casos la evolución sea rápida, porque cada niño tiene su timing, pero siempre hay evolución. Hay niños que tardan más y otros que tardan menos, depende de lo disperso y activo que sea cada niño, de la dinámica familiar, etc.», concluye el terapeuta.

 

En mayo de 2020 reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

El déficit de atención en niños con lateralidad cruzada (Parte I)
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El déficit de atención en niños con lateralidad cruzada (Parte I)

Susana Lladó - Lladó Comunicación 2 junio, 2021 Déficit de atención, El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada

Nueve de cada diez niños y adolescentes con lateralidad cruzada presentan déficit de atención. Esta dificultad tiene múltiples consecuencias en todos los ámbitos de su vida, incluyendo su desempeño escolar, ya que les impide realizar tanto tareas muy sencillas como complejas.

El déficit de atención se puede manifestar conductualmente con un alto nivel de activación y/o con desatención. De hecho, en muchos de estos niños y adolescentes se combina la impulsividad del movimiento (no paran de moverse) con la impulsividad en su habla y la falta de atención.

En cualquier caso, el déficit de atención les impide recoger el volumen de información que se les está transmitiendo: indicaciones, explicaciones, pautas, etc. Y al no poder gestionar esta información, desconectan y se distraen.

«Los niños suelen vivir este problema con una especie de malestar o culpabilidad; sobre todo, por las consecuencias que tiene en su aprendizaje escolar. No obstante, cuando se refieren a su déficit de atención, no saben explicarlo. Son conscientes de que algo les pasa, pero no lo tienen identificado. En cambio, los adolescentes adoptan, normalmente, una actitud más pasota. Han llegado a la conclusión de no hay ninguna explicación para su falta de atención y, aparentemente, lo aceptan como esto es lo que hay, aunque de hecho, esta actitud desprendida es una actitud defensiva. Al inicio de la terapia, el terapeuta proporciona sentido a lo que para ellos no lo tiene explicándoles las causas y mostrándoles mediante diferentes actividades que no se distraen siempre, por lo que no es cierto que tengan una incapacidad. Y todos los pacientes mejoran, aunque dependiendo de su edad y circunstancias lo hacen a un ritmo más rápido o más lento», nos explica el psicólogo de nuestro centro Luis Elías.

El déficit de atención en niños con lateralidad cruzada (Parte I)

Consecuencias del déficit de atención

Los niños con déficit de atención no pueden seguir el ritmo escolar porque no llegan a asimilar los conocimientos que se les imparten, conocimientos que de forma natural les correspondería adquirir por edad. Si los problemas de déficit de atención derivados de la lateralidad cruzada no se tratan, la tasa de abandono escolar de estos niños cuando llegan a la adolescencia es alta porque su motivación y autoestima han quedado muy mermadas. Piensan que nadie les entiende.

Al no poder concentrase, cometen muchos errores, no consiguen planificarse las tareas ni organizarse. Como hemos mencionado, algunos pueden manifestar impulsividad no solo conductual, sino también a la hora de hablar: no piensan antes de expresarse verbalmente ni antes de pasar a la acción, puede haber verborrea, suelen interrumpir a la persona que se dirige a ellos, etc.

Asimismo, también les cuesta mucho pedir ayuda o informar de que no han entendido lo que se les ha dicho. Hay que tener en cuenta que algunos son conscientes de su dificultad, pero otros no. «Son niños que parece que no escuchan cuando les hablas. Simplemente hacen, van haciendo. Por esto, una parte importante de la terapia es, precisamente, ayudarles a tomar consciencia para que consigan ir focalizando en las pautas que se les dan, las integren y empiecen a pensar antes de decir y hacer, en lugar de actuar de forma impulsiva», prosigue Elías.

El déficit de atención en niños con lateralidad cruzada (Parte I)

Como apuntábamos al principio, las dificultades de atención también repercuten en su ámbito familiar y social, además de en el escolar. En casa, muchos padres ya no saben cómo actuar con ellos: ni tienen las herramientas para corregirles adecuadamente ni para fomentar cambios en su hijo. Son padres que llegan a la consulta quemados. Además, desconocen que su manera de proceder solamente logra cohibir más al niño. En el ámbito social, cuando los pacientes se relacionan con sus amigos y compañeros, estos perciben que no les escuchan, que no entienden lo que les explican o directamente creen que pasan de ellos.

«A los padres les proporcionamos pautas para que no se desesperen. Una de las más importantes es que las normas que les den a sus hijos deben ser cortas y sencillas. Nunca les deben dar indicaciones largas. Por ejemplo: en vez de decirle al niño que haga los deberes, hay que decirle que haga la página 3 de sumas del cuaderno de Matemáticas. Cuando termine las sumas, hay que darle la siguiente indicación, que lea la página 58 del libro de Lengua, etc. Cuanto más se concrete, mejor. A la hora de acostarse, en lugar de decirle que vaya a lavarse los dientes, hay que decirle que se lave los dientes, después que se acuerde de cerrar el dentífrico y, posteriormente, que doble la toalla. Para los padres esto representa alargar el proceso, es cierto, pero así es como el proceso queda simplificado para el niño porque no se acordará de que debe doblar la toalla después de lavarse los dientes y de cerrar el tubo», detalla el psicólogo.

Asimismo, a los niños con déficit de atención les ayuda mucho que se apoye la información verbal con la información visual, tal como explicaremos la próxima semana en la segunda parte de este artículo que dedicaremos a cómo se trabaja en terapia el déficit de atención.  Por ejemplo, para indicar en el aula que no se puede chillar o que no se puede comer en clase, lo ideal sería colgar letreros que lo representen  (el de mantener silencio y uno con un bocata tachado), en vez de darle al niño toda una explicación sobre la normativas del colegio al respecto. Este apoyo mediante información gráfica favorece la integración de la información. De otro modo, quizá ni presten atención, al margen de que es muy probable que, aunque la presten, se les olvide al cabo de un momento debido a que ya han desconectado después de la segunda idea o directriz.

En mayo de 2020 reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Cómo saber si mi hijo tiene problemas de lateralidad (II)
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Cómo saber si mi hijo tiene problemas de lateralidad (II)

Susana Lladó - Lladó Comunicación 29 marzo, 2021 El trastorno de lateralidad, Emociones, Equilibrio, Hipertonía, Hipocondría, Lateralidad cruzada, Lateralidad y CI, Organización corporal, Organización temporal, Orientación espacial, Problemas de equilibrio, Problemas de lateralidad, Síntomas de lateralidad cruzada

 

La semana pasada publicamos la primera parte de este artículo en el que estamos explicando las dificultades más habituales que presentan los niños con problemas de lateralidad. En la primera parte abordamos:

  • Los problemas de lectura
  • Los problemas de escritura
  • Las dificultades en el lenguaje verbal
  • Las dificultades en el lenguaje escrito
  • Los problemas de predislexia

 

El objetivo del artículo es que tanto padres como profesores puedan identificar los síntomas de una posible lateralidad heterogénea para solicitar un test completo de lateralidad cruzada que confirme o descarte el diagnóstico. Este test neurofisiológico evalúa cuántos cruces de lateralidad tiene la persona y en qué grado, resultados que nos permiten diseñar una terapia de lateralidad personalizada para cada paciente.

 

En esta segunda parte, proseguimos con los siguientes problemas de lateralidad:

 

Dificultades de organización temporal y de abstracción

  • Les cuesta aprender las horas y saber en qué día de la semana, mes y estación están: muchos no pueden escribir su fecha de nacimiento completa, no saben la fecha del día en curso (si es martes o jueves, el mes, si es primavera u otoño, no han establecido la relación entre los meses y las estaciones, etc.). Estas dificultades de organización temporal, razonamiento y abstracción que les impiden establecer relaciones cronológicas y secuenciales también provocan que, por ejemplo, en invierno se pongan un jersey de primavera, o al revés. En otras palabras, no pueden hacer el link entre el momento en el que viven y eso a lo que llamamos “estaciones del año”, ya que hacer este link implica capacidad de abstracción y de organización temporal; dos capacidades que no tienen adquiridas (ambas deberían estarlo a los siete años).
  • Les cuesta entender la noción de temperatura: no ven la diferencia entre 10 grados y 30. Esta noción es como un constructo ajeno a ellos.

 

Tienen poca autonomía

  • Dificultades para vestirse solos a los siete años, aproximadamente, cuando ya deberían poder hacerlo. Les cuesta atarse los zapatos (pasar por delante y por detrás los cordones, y orientarlos a la izquierda y derecha), al ponerse los pantalones se hacen un lío, el jersey se lo ponen al revés, son incapaces de abrocharse los botones de una camisa, se visten poniéndose primero los zapatos sin darse cuenta de que primero hay que ponerse el pantalón (secuencia, cronología), etc. No tienen la autonomía que ya deberían tener a su edad. Son niños muy dependientes de la ayuda de los padres.

  • Les cuesta lavarse el pelo y ducharse solos: no ponen la cantidad suficiente de champú ni de agua, se empiezan a aclarar el pelo cuando todavía no está lavado (secuencia), se despistan con el agua y juegan en lugar de ducharse, etc.

Dificultades de organización

  • Los niños con problemas de lateralidad tienen serias dificultades para organizarse el día y gestionar las tareas: no saben por dónde empezar, cómo seguir y cómo terminar los deberes, los trabajos de las asignaturas, etc. Esta dificultad se ha agravado con la pandemia debido a que su rutina ha cambiado. También les cuesta muchísimo hacerse la cama, poner la mesa bien, ordenar la ropa y su habitación, o cualquier otra responsabilidad de este tipo. No hay noción de límite (una parte puede ser educacional, pero hay otra que está relacionada con la lateralidad).

Problemas de equilibrio

  • Problemas de equilibrio estático (cómo se produce el recorrido sináptico cuando el niño está quieto): los niños con problemas de lateralidad presentan inestabilidad motriz, temblores y dificultad en el concepto de distancia y en el de ritmo (estas últimas producen dificultades para el cálculo).

 

  • Problemas de equilibrio dinámico: presentan descoordinación general y desequilibrio en el movimiento. Los niños hipotónicos son patosos, se caen, no les gusta hacer deporte, son poco ágiles, tienen dificultades para ir en monopatín y en bicicleta, así  como para jugar al fútbol. Prefieren bucear, hacer natación y practicar la equitación.

Problemas específicos en función de si son hipertónicos o hipotónicos

  • Los niños hipertónicos son ágiles en los deportes, pero por su precipitación, no calculan los espacios, las distancias. Son muy nerviosos e irritables, por lo que pueden alzar la voz y gritar, tener reacciones bruscas y tirar y romper cosas. Son poco pacientes, se exasperan porque exigen inmediatez, son extrovertidos y muy sociables. Necesitan liberar su energía practicando deportes.

 

  • Los niños hipotónicos: los hipercinéticos son muy inquietos, se mueven mucho, pero no presentan TDAH (no son hiperactivos). Presentan gran ansiedad, se bloquean con facilidad y son lentos en su vida cotidiana y escolar. Pueden tener momentos de apatía (se quedan tumbados en el sofá o en la cama) y son poco sociables e inhibidos.

Repercusiones en el rendimiento mental y emocional

 

  • Por todo lo expuesto, podríamos decir que son niños que están como perdidos, que no se apropian de su vida: por ejemplo, no saben a qué hora deben coger el autobús para ir al colegio y por eso siguen sin vestirse cuando deberían estar saliendo de casa. Los padres se ven obligados a ir continuamente detrás de ellos marcando los tiempos porque ellos no los interiorizan. Asimismo, ellos notan que “algo” va mal, que son diferentes, que les toman por tontos o piensan que quizá lo son (recordemos que la lateralidad cruzada no está relacionada con el cociente intelectual). Son niños muy sensibles que lo pasan francamente mal. De hecho, tienen una sensibilidad especial para captar el estado emocional de los otros, sobre todo, de las personas más cercanas (si un progenitor no se encuentra bien o está preocupado por algo). Como no tienen un yo fuerte y pueden dar la impresión de fragilidad, algunos de ellos son víctimas del acoso escolar.

 

  • No están entendiendo el confinamiento por covid-19: viven como un castigo no poder ver a sus amigos o que se hayan suspendido las clases de las actividades extraescolares a las que iban porque no pueden organizar como sujetos lo que está pasando.  Hay que tener en cuenta que, aunque no presentan un retraso mental, sí hay un retraso de unos 2 años en su madurez. En cambio, se les exige una comprensión de lo externo cuando ellos no se sitúan ni siquiera a sí mismos. Por ejemplo, si se despiertan por la noche porque necesitan ir al lavabo, tienen que llamar a su madre porque no se orientan bien (desorientación espacial y desorientación propia porque no tienen adquirida la noción de esquema corporal). Leer el artículo Los síntomas de la lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento.

 

  • Todos estos problemas de lateralidad repercuten en su rendimiento mental, lo que, a su vez, repercute en su rendimiento emocional. Se sienten inseguros y presentan infravaloración, desmotivación y ansiedad (de hecho, cada vez vemos a más niños con depresión o predepresión). La ansiedad, desmotivación y depresión no son un problema psiquiátrico en estos niños: se deben al trastorno neurofisiológico provocado por la lateralidad heterogénea (mal definida).

En muchos casos, también hay un retraso o retardo motor (próximamente, publicaremos un artículo explicando cuál debería ser la evolución del desarrollo motor en cada edad).

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Cómo mejorar la comprensión lectora de los niños
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Cómo mejorar la comprensión lectora de los niños

Susana Lladó - Lladó Comunicación 9 marzo, 2021 Comprensión lectora, Concentración, El trastorno de lateralidad

La comprensión lectora es la base del aprendizaje

Una buena comprensión lectora es indispensable para la comprensión de cualquier asignatura, ya que la mayoría de la información a estudiar se encuentra en textos escritos. De hecho, los resultados del último informe TIMMS indican que la caída escolar en las áreas no lingüísticas está estrechamente relacionada con la comprensión lectora. Si muchos niños tienen malas calificaciones en matemáticas, por ejemplo, no es porque tengan dificultades para comprenderlas, sino porque tienen dificultades para entender los enunciados de los problemas matemáticos. Por lo tanto, podemos decir que la comprensión lectora es la base del aprendizaje, determina el rendimiento académico y es un requisito indispensable para acceder al conocimiento y a la información. Asimismo, comprender lo que se lee permite acceder a conocimientos cada vez más abstractos y complejos, lo que posibilita a su vez nuevos aprendizajes y llegar a la universidad sin déficits de conocimiento acumulados y con un nivel de competencia lectora que no añada dificultades a los estudios.

Comprension lectora_lo que dicen los docentes de España

La situación en España: lo que dicen los docentes

Aunque actualmente sabemos que la comprensión lectora es clave en el aprendizaje, los datos de nuestro país al respecto no lo reflejan. El último barómetro CICLIP sobre la comprensión lectora en niños de entre 3 y 12 años concluye lo siguiente:

 

  • El 71, 6 % de los docentes españoles considera que la ley educativa actual no dedica las suficientes horas lectivas a trabajar la lectura.

 

  • El 58,7 % de los docentes dedica dos o menos horas a trabajar con sus alumnos la comprensión lectora.

 

  • La mitad de los docentes encuestados manifiestan que en su centro educativo no se realizan diagnósticos periódicos y estandarizados para detectar los trastornos del aprendizaje relacionados con la lectura.

 

  • El 38 % de los centros educativos no puedan dedicar una atención personalizada a alumnos con dificultades lectoras.

 

  • Casi la mitad de los docentes declara que su formación es insuficiente para trabajar aspectos relacionados con la lectura y la comprensión lectora, y que tampoco tienen la formación suficiente para reconocer trastornos en el proceso de aprendizaje lector de un alumno.

 

  • Casi la totalidad de los docentes considera que la comprensión lectora de sus alumnos mejoraría si pudieran dedicar más horas a preparar sus sesiones y a investigar en el campo de la comprensión lectora.

 

En conclusión, el descontento general y la falta de formación y tiempo de los docentes repercute directamente sobre los niveles de competencia lectora de los alumnos y sus hábitos lectores.

Habilidades cognitivas que intervienen en la comprensión lectora

En la comprensión lectora intervienen varias habilidades y procesos cognoscitivos:

  • La mecánica lectora
  • La retención lectora (memoria visual y auditiva).
  • La atención visual y auditiva
  • La percepción visual y auditiva
  • La capacidad de inferencia: saber deducir correctamente conclusiones a partir de premisas.
  • La conciencia fonológica: saber identificar las sílabas, palabras, frases y fonemas).

La mayoría de los niños y adolescentes con lateralidad cruzada suelen tener dificultades en todos estos procesos y habilidades; motivo por el que les cuesta mucho comprender lo que leen. En la terapia de lateralidad trabajamos cada uno de estos aspectos para aumentar sus competencia lectora, no obstante, los padres, desde casa, también pueden contribuir a que sus hijos la entrenen (tengan o no tengan lateralidad cruzada). Veamos cómo.

Pautas y actividades para mejorar la comprensión lectora de los niños

Pautas y actividades para mejorar la comprensión lectora de los niños

A continuación, detallamos los aspectos que contribuyen a mejorar la comprensión lectora y os sugerimos algunas actividades lúdicas que podéis realizar con vuestros hijos para fomentar la lectura y ayudarles a desarrollar las capacidades cognitivas que hemos mencionado anteriormente. Asimismo, os recomendamos escuchar la ponencia que sobre este tema impartió la doctora en Educación María Isabel de Vicente Yagüe el mes pasado en el marco de la V Edición del Congreso Internacional de Comprensión Lectora de Infantil y Primaria (CICLIP): aunque hemos recogido muchas de sus aportaciones, su exposición es realmente brillante.

 

La comprensión lectora se entrena leyendo

Cuanto mejor sea la mecánica lectora, mejor será la retención lectora y, por tanto, la comprensión de lo que se lee: si un niño no puede leer con fluidez, difícilmente podrá retener en su memoria lo leído y, en consecuencia, no llegará a entenderlo.

 

Lectura de textos variados

Aunque algunos expertos señalan que los libros de literatura infantil y juvenil serían las lecturas adecuadas, otros expertos, en cambio, afirman que lo ideal sería que leyeran textos de géneros muy variados. Según explica el experto en innovación, metodología docente y evaluación aplicadas a la educación Óscar Abellón en un artículo de El País, “Cuantos más tipos de texto lea un alumno, la riqueza que va a tener va a ser más amplia. De hecho, existe una correlación entre el rendimiento en una prueba externa como PISA y la variedad de textos que lee un alumno”.

 

Entrenar la lectura sostenida/atención

La atención es la capacidad para seleccionar, focalizar y mantener el interés en un estímulo determinado. Esta capacidad está estrechamente relacionada con la lectura debido a que nuestra capacidad de atención es limitada y leer requiere dejar a un lado otros estímulos que pueda haber en el entorno y centrarnos en la lectura. Teniendo en cuenta que los dispositivos electrónicos (videojuegos, redes sociales, etc.)  sobreestimulan y distraen la atención de los niños y adolescentes actuales, es muy habitual que no puedan mantener la atención en una lectura.

¿Qué ejercicios pueden ayudarles?

Leer una canción con la premisa de que luego deberán buscar palabras que rimen con algunas de la letra de la canción.

Leer un texto con la premisa previa de que luego deberán proponer sinónimos y/o antónimos de algunas palabras.

Leer un texto con la consigna de que tras la lectura les pediremos que busquen cierta información dentro de él (localización de datos).

 

Despertar su interés por la lectura

Difícilmente conseguiremos que un niño lea si no conseguimos despertar su interés por la lectura y que esta se convierta en una actividad placentera. Leerle primero en voz alta o facilitarle audiolibros puede ayudarle en este sentido y, además, como suscitará su atención, entrenará su atención sostenida en el tiempo.

 

La lectura dramatizada y la lectura comunicativa

La lectura dramatizada de un texto (como la de una obra de teatro) puede ayudar al niño a comprender lo que está leyendo, ya que tendrá que representarlo utilizando cambios en el tono de voz y el ritmo, y poniendo énfasis en la pronunciación. Y lo mismo ocurre si le pedimos que nos lea a nosotros (lectura comunicativa), ya que tendrá que desarrollar estrategias para hacernos llegar el significado del texto.

 

Desarrollar la memoria

Desarrollar la memoria es otra capacidad imprescindible para mejorar la comprensión lectora. La memoria consiste en codificar, almacenar y recuperar información. ¿Cuándo recordamos mejor un texto? cuando establecemos asociaciones y relaciones entre lo que dice el texto y nuestras experiencias personales u otras lecturas. Por lo tanto, podemos realizar actividades lúdicas encaminadas a que el niño pueda establecer esos vínculos:

  • Si, por ejemplo, lee una noticia del periódico que está relacionada con el acoso escolar, podemos pedirle que nos explique algún caso que ha habido en su clase/colegio.
  • Otro ejercicio podría consistir en decirle que tras una lectura tendrá que construir una frase con varias palabras que aparecen en el texto (elaboración de la información) o que tendrá que ampliarlo, enriquecerlo o crear una bifurcación en la historia añadiendo detalles de su propia cosecha o imaginando otro desenlace (estrategia de personalización de la información).
  • Otra estrategia para trabajar la memoria es la representación: el álbum ilustrado Concertina y el dragón, por ejemplo, tiene una portada que se puede utilizar como teatro e incluye estampas de personajes del libro que permiten crear marionetas con unos palillos para favorecer dicha representación.
  • La estrategia de la repetición también es muy útil para retener información específica y que lo esencial pueda pasar de la memoria de corto plazo a la de largo plazo. Una actividad lúdica para trabajar la repetición puede ser jugar al juego de las palabras encadenadas.

 

Trabajar la capacidad de inferencia

La inferencia no consiste en la comprensión literal de un texto, sino en la comprensión profunda que posibilita llegar a conclusiones que se derivan de él (y poder reflexionar sobre el texto). Cuantas más inferencias pueda llevar a cabo un niño, mejor habrá comprendido el texto leído. Hay tres tipos de inferencias: las inductivas, las deductivas y las de formulación de hipótesis. Esta última (quizá menos utilizada, pero muy útil) consiste, por ejemplo, en que el niño formule hipótesis sobre lo que hará un personaje determinado en el siguiente capítulo del libro o sobre cómo terminará la historia (hipótesis que se confirmarán o no a medida que vaya avanzando en la lectura del texto).

 

Mejor textos impresos que en pantalla digital

Los últimos estudios sobre el tema apuntan a que el libro tradicional es un formato más idóneo para la comprensión lectora y el aprendizaje basado en textos. Os lo explicamos en el artículo Comprensión lectora, mejor textos impresos que en pantalla digital.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

 

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

«La causa del mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad»
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«La causa del mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 23 febrero, 2021 El trastorno de lateralidad, Emociones, Gestión de emociones, Habilidades de comunicación, Lateralidad cruzada, Mutismo selectivo

Por Susana Lladó

 

El psicólogo de nuestro centro Luis Elías nos explica en esta entrevista qué es el mutismo selectivo y cómo se trata en terapia.

¿Qué es el mutismo selectivo?

Es la inhibición del habla en circunstancias concretas.

 

No en todas

No. A diferencia del mutismo general, cuando un niño presenta mutismo selectivo solamente deja de hablar en ciertas situaciones, no en todas.

 

¿En qué circunstancias deja de hablar?

En aquellas que percibe como amenazantes: cuando cree que va a ser juzgado, criticado, etiquetado, que se van a burlar de él, delante de extraños, en algunos contextos escolares, sociales, etc. En cambio, hablará con normalidad cuando se sienta cómodo con las personas con las que esté o en situaciones a las que esté más habituado. Seguramente, no tendrá ningún problema con su mejor amigo, en familia, etc.

 

¿Qué es lo que ocurre para que se inhiba el habla?

El niño se bloquea.

No es que el niño se diga «Ahora no hablo». Normalmente, lo que ocurre es que se siente sobrepasado por una situación determinada y se bloquea directamente

¿No es una inhibición voluntaria?

No, no es que el niño se diga «Ahora no hablo». Normalmente, lo que ocurre es que se siente sobrepasado por una situación determinada y se bloquea directamente. No obstante, puede ser que para evitarse el sufrimiento que le pudiera ocasionar esa situación decida voluntariamente no hablar o que intente hablar y no pueda, aunque lo más habitual es lo primero.

 

Entonces, no hay una causa orgánica

No, si el origen es orgánico, no hablamos de mutismo selectivo. Lo cual no quiere decir que si, por ejemplo, un niño sesea y se ríen de él a causa de ello, con el tiempo llegue a presentar mutismo selectivo por lo mal que lo pasa cuando se producen las mofas.

 

Entiendo, tiene un componente social

Sí, los niños con mutismo selectivo se sienten amenazados por alguna razón, eso les hace sufrir, les provoca una gran ansiedad y, como consecuencia, se produce un bloqueo que inhibe el habla.

 

¿El origen es la ansiedad?

Suele tener su origen en la ansiedad, en un trastorno de ansiedad. Ahora bien, el hecho de que el niño sí tenga capacidad de habla en situaciones que no percibe como amenazantes es una pista que nos indica que en el niño no sufre mutismo general, sino selectivo. Y esta capacidad de habla es clave para la terapia porque nos podemos valer de ella para realizar actividades, hacer psicoterapia, etc. 

Fundamentalmente, trabajamos en cuatro aspectos, ya que los cuatro están interrelacionados: la parte psicoterapéutica, la conductual, la cognitiva y la de expresión

¿Qué situaciones pueden provocar en un niño el mutismo selectivo?

Son muy variadas. Puede ser que el niño tenga un tic, una cicatriz en la cara, que proyecte una inseguridad suya que los demás ni perciben, como creer que está gordo, etc. Lo importante es cómo el niño percibe y vive esos comentarios, ya que puede haber niños con las mismas características que nunca presenten por ello mutismo selectivo. Por esta razón, hay una serie de aspectos que los terapeutas debemos tener en cuenta a la hora de realizar una evaluación.

 

Bien, ¿Cuáles son estos aspectos?

Para que haya una evaluación de mutismo selectivo, el niño debe presentar los síntomas durante más de un mes. Es decir, el mutismo no puede coincidir con el primer mes de un cambio de colegio, del inicio de una actividad nueva o un cambio de país, de cultura o de idioma, ya que todas estas situaciones pueden provocarle ansiedad. Entraría dentro de lo normal que la problemática asociada a un cambio de idioma pueda influir en el habla del niño.

 

¿Qué otros aspectos evalúan?

Son niños que ya tienden a ser ansiosos, tímidos, inseguros e inhibidos, y suelen tener miedos y fobias, como a hablar en público, a sentirse observados, a ser juzgados por los demás, etc. Como no saben canalizar la ansiedad y el sufrimiento que esto les supone, su respuesta es el mutismo.

 

Deben sufrir mucho para llegar a inhibir el habla

Sí, detrás del mutismo selectivo puede haber niveles muy altos de sufrimiento. Además, este mutismo puede entorpecer su evolución escolar y personal, debido a que afecta a su desarrollo afectivo y emocional, el cual queda afectado por el propio sufrimiento y por la ansiedad.

 

¿Cómo se trata el mutismo selectivo?

Fundamentalmente, trabajamos en cuatro aspectos, ya que los cuatro están interrelacionados: la parte psicoterapéutica, la conductual, la cognitiva y la de expresión.

Debemos mostrarle al niño que el camino de la comunicación es mucho más positivo y productivo que el de la inhibición del habla. Tiene que poder ver la utilidad de la comunicación, los beneficios que le reportará

Vamos por partes, con la psicoterapéutica

Se trata de trabajar con el niño el origen de la ansiedad que provoca su mutismo. Normalmente, esto es lo más fácil de identificar para el terapeuta, pero hay que trabajar su miedo a ser juzgado buscando las oportunidades para hablar sobre ello con naturalidad, sin forzarlo, y utilizando un lenguaje nada formal, sino acorde a su edad. Muchas veces, la percepción que tiene de los otros como jueces es errónea; en otros casos, habrá que ver si ha tenido una mala experiencia y desmitificar el poder que le otorga a los otros, a sus valoraciones. De cualquier modo, el objetivo es que tome conciencia de que a través de la comunicación puede lograr expresar y solucionar sus dificultades, además de conseguir otros objetivos que le interesan. Debemos mostrarle al niño que el camino de la comunicación es mucho más positivo y productivo que el de la inhibición del habla. Tiene que poder ver la utilidad de la comunicación, los beneficios que le reportará. Y todo esto con un refuerzo conductual y evitando por completo juzgar, criticar o burlarse de la conducta del niño en sesión. Hay que dejarle espacio.

 

La parte psicoterapéutica nos ha conducido a la conductual

Sí, porque todo este trabajo siempre debe ir acompañado de un refuerzo positivo a los progresos que vaya haciendo el niño en todos los campos. Este refuerzo es el que le hará ser consciente de su evolución, aumentará su confianza y seguridad, y le animará a seguir introduciendo cambios. Ahora bien, para ello también hay que hacer un trabajo con la familia y la escuela.

 

El trabajo debe ser conjunto

Así es. A la familia hay que explicarle las pautas a seguir para que aprendan a dejarle al niño el espacio adecuado sin forzar la comunicación. Además, debemos realizar la psicoeducación correcta con ellos que les permita entender bien qué es el mutismo selectivo y cuál es su causa. Hay padres que creen que su hijo tiene un problema grave, y eso ya etiqueta erróneamente al niño, aunque no sea su intención. Si se les explica que no es así, que su hijo tiene ansiedad por algo que hace que se bloquee y que este problema se puede solucionar con la terapia, su miedo se disipa.

 

¿Qué más debería saber la familia?

La familia debería saber crear situaciones para conversar con el niño, situaciones en las que este pueda dialogar utilizando el lenguaje propio de su edad. Lo más aconsejable es hablar sobre cosas que le gusten o llamen su atención; es decir, sobre temas hacia los que haya mostrado una predisposición a hablar previamente y, luego, se puede ir redirigiendo la conversación, pero siempre sin forzar y respetando sus tiempos. Con estos niños todo debe ser siempre progresivo. También es importante que vayan promoviendo su socialización apuntándole a algún deporte o actividad en grupo.

Una vez que ya se han trabajado los aspectos que hemos comentado con el niño durante un cierto tiempo y se ha establecido un vínculo terapéutico, se le puede ir exponiendo gradualmente a situaciones que teme. Estas situaciones se programan aumentando poco a poco las experiencias comunicativas para que vaya ganando competencias y seguridad al hablar

¿En qué consiste la parte cognitiva?

En la terapia de lateralidad hay una parte dedicada a trabajar las habilidades cognitivas. Esta parte es importante porque, al ser más competentes, afrontan mejor las situaciones, van teniendo experiencias positivas y esto refuerza su autoestima. De manera que cuando e niño se tenga que exponer a una situación que le resulta amenazante, lo hará mucho más preparado, con más confianza. Pensemos que en el caso de niños con lateralidad cruzada, la mayoría tienen mucho miedo a equivocarse, a fracasar, a ser tildados de torpes, lentos, etc. Algo tan nimio como esto (desde el punto de vista terapéutico, no del niño) puede ser el origen de una problemática bastante grande. Por esto hay que desenquistar las falsas creencias de inutilidad, etc.

 

Bien, pasemos a la expresión

Cuando hablábamos antes de la socialización, este punto puede incluir que, llegados a un punto de la terapia, el niño la prosiga en grupo; lo cual le ayudará a socializar y nos permitirá trabajar la expresión, a nivel comunicativo, con otros niños y en un entorno controlado.

 

¿En un entorno controlado?

Sí, porque previamente, a los otros niños se les explica qué normas deben respetar (no burlarse, respetar la forma de comunicarse, etc.) y, además, ponemos especial cuidado en formar grupos adecuados que no incluyan, por ejemplo, a un niño desafiante. La terapia en estas condiciones les ayuda mucho porque el niño, entonces, puede tener la experiencia de una buena relación comunicativa. Dedicamos ¼ parte de la sesión a trabajar la expresión.

 

¿Trabajáis el tema comunicativo de alguna forma más?

Sí, con otras actividades y juegos muy específicos para fomentarla y desarrollarla, como el juego del tabú.

 

¿En qué consiste este juego?

Tienen que explicar un concepto sin utilizar la 5 palabras más recurrentes, lo que les obliga a pensar otra manera de hacerlo. También utilizamos el Scrabble para mejorar su vocabulario y el Dixit para trabajar las emociones a nivel expresivo.

 

Explícanos qué es el juego del Dixit

Es un juego que consiste en narrar y adivinar historias utilizando las imágenes de las cartas. El Dixit fomenta la cooperación y la creatividad y, además, suele ser bastante proyectivo; es decir, al crear historias hablan de ellos mismos.

 

¿Hay algún aspecto más importante en la terapia?

Es bueno que estos niños estén en ambientes estructurados, donde ya sepan lo que se van a encontrar. Si el niño ya sabe, por ejemplo, que vamos a dedicar 15-20 minutos de la sesión a hablar, que luego haremos una actividad de una ficha, luego una serie de juegos didácticos y al final un ejercicio más de motricidad, llega a la sesión más tranquilo. Una sesión de terapia no puede ser una sesión anárquica. Y algo más.

 

¿Sí?

Una vez que ya se han trabajado los aspectos que hemos comentado con el niño durante un cierto tiempo y se ha establecido un vínculo terapéutico, se le puede ir exponiendo gradualmente a situaciones que teme. Estas situaciones se programan aumentando poco a poco las experiencias comunicativas para que vaya ganando competencias y seguridad al hablar. También se hacen role playings en sesión con los pacientes más mayores: cada uno adopta un roll diferente para poder trabajar ciertos aspectos. Y todo este trabajo se refuerza positivamente. Asimismo, en paralelo, se sigue haciendo la psicoeducación con los padres y se establece una comunicación con la escuela en el mismo sentido.

 

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

«La terapia de lateralidad en grupo tiene muchas ventajas»_Luis Elías_Psicólogo
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«La terapia de lateralidad en grupo tiene muchas ventajas»

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 29 enero, 2021 El trastorno de lateralidad, Terapia de lateralidad, Terapia de lateralidad cruzada, Terapia de lateralidad en grupo, Tratamiento de lateralidad

Por Susana Lladó

El psicólogo Luis Elías nos explica las dinámicas que se crean en una terapia de lateralidad en grupo y cómo benefician a los pacientes.

En contra de lo que quizá pudiera parecer, una terapia individual no siempre es lo más indicado para el paciente

Cada caso es diferente, pero en general, y como en otros tipos de terapia, la terapia de lateralidad en grupo tiene muchas ventajas para el paciente.

 

¿Por qué?

Porque permite que se creen dinámicas que no se producen en una terapia individual.

 

Bien, centrémonos en esas dinámicas que surgen específicamente en la terapia de lateralidad en grupo

En la terapia grupal de lateralidad no solamente tratamos los ítems propios de la lateralidad cruzada realizando los ejercicios de psicomotricidad pertinentes y trabajando la concentración, la atención, la orientación espaciotemporal, etc. Como todos los pacientes comparten el hecho de tener la lateralidad cruzada, pueden expresar sus problemáticas ante los demás.

Al iniciar la terapia creen que son los únicos que tienen una serie de pensamientos, inseguridades, problemas, emociones, etc. Al oír a los otros compartir los suyos, se dan cuenta de que no están solos en sus vivencias. Esto facilita que pierdan la vergüenza con la que han llegado, compartan lo que les preocupa y se ayuden unos a otros.

¿Hasta qué punto es importante que puedan compartirlas?

Los grupos se forman con pacientes de edades similares, de modo que es muy habitual que unos se reconozcan en las dificultades de los otros. Esto es importante, ya que cuando se incorpora un nuevo paciente al grupo, suele pensar que lo que vive en su día a día solamente le pasa a él.

 

Cada paciente piensa que es el único que vive lo que vive

Sí, al iniciar la terapia creen que son los únicos que tienen una serie de pensamientos, inseguridades, problemas, emociones, etc. Al oír a los otros compartir los suyos, se dan cuenta de que no están solos en sus vivencias. Esto facilita que pierdan la vergüenza con la que han llegado, compartan lo que les preocupa y se ayuden unos a otros.

Por ejemplo, si alguien sufre acoso escolar, es muy probable que no se lo haya dicho a nadie. Al oír a otro paciente explicar una experiencia similar, se animará también a compartirlo. A las personas nos ayuda mucho escuchar a otra persona hablar de un tema traumático o disfuncional que también sufrimos nosotros. Es un mecanismo que funciona sobre todo, en niños y adolescentes.

 

¿En los adultos es distinto?

A partir d ellos 30 años, los adultos solemos construirnos barreras que lo dificultan. Nos cuesta más que a ellos.

 

¿Qué cambios se producen en ellos al compartir sus emociones y problemas?

Van ganando confianza en un ambiente que es de apoyo y comprensión. Y no solo por el hecho de que el terapeuta guie las sesiones, sino porque los otros dan su feedback sin juzgar.

 

Ser escuchado sin ser juzgado se da en pocos ámbitos

Sí, y proporciona mucha tranquilidad y seguridad. Cada uno tiene inquietudes y problemas propios, pero el trastorno de lateralidad los cohesiona como grupo.

Los niños y adolescentes con lateralidad cruzada suelen tener muchos problemas de inseguridad. La terapia grupal estimula su crecimiento personal y sus habilidades sociales.

¿Qué otros aspectos de la terapia de lateralidad en grupo suponen una ventaja?

Los niños y adolescentes con lateralidad cruzada suelen tener muchos problemas de inseguridad. La terapia grupal estimula su crecimiento personal y sus habilidades sociales. Pasan del aislamiento individual a la integración en un grupo. Además, tal como apuntaba antes, se benefician del apoyo de todos los otros pacientes que llevan más tiempo en ese grupo de terapia y ven las habilidades que han adquirido en el transcurso del tratamiento.

 

Y eso los motiva

Desde luego. Además, los que llevan más tiempo ayudan al que se acaba de incorporar si no le sale un ejercicio, por ejemplo. Y lo hacen desde una gran empatía porque ellos también pasaron por lo mismo y saben las emociones que está sintiendo.

 

¿Podemos añadir más beneficios?

Sí, en una terapia de lateralidad en grupo podemos realizar ejercicios y actividades que no se pueden hacer en una terapia individual. Estos ejercicios y actividades en equipo, además, permiten trabajar la competitividad, la frustración, el egoísmo, el compañerismo y la cooperación, el liderazgo, la evitación, la inseguridad…Es decir, todas las dinámicas y roles que aparecen en un grupo. Asimismo, el terapeuta puede proponer actividades más complejas que en una terapia individual porque la sacarán adelante entre todos. Cada uno aportará las capacidades en las que es mejor y le explicará al otro lo que no entiende, cómo se hace, por qué esa es la mejor solución, etc.

Cuando uno de ellos finaliza la terapia y, por tanto, deja el grupo, se recogen todos sus avances. Este ejercicio se transforma, a su vez, en una gran motivación para todos los que todavía no la han finalizado. Se dan cuenta de todo el progreso que van a realizar.

Entre ellos, ¿suelen reconocerse los avances?

Sí, y este punto es interesante. En los grupos de niños de 10 a 15 años, dedicamos los últimos 5 minutos de cada sesión a comentar lo que ellos quieren o necesitan expresar. Este tiempo les da la oportunidad de hacerse conscientes de sus emociones, escuchar diferentes puntos de vista y aprender herramientas y habilidades sociales de los demás. Llama la atención lo bien que interactúan, la gran capacidad que tienen para reforzarse unos a otros y expresar en voz alta lo mucho que ha evolucionado cada quien en determinado aspecto. Este último punto también sale en las despedidas.

 

¿A qué te refieres?

Cuando uno de ellos finaliza la terapia y, por tanto, deja el grupo, se recogen todos sus avances. Este ejercicio se transforma, a su vez, en una gran motivación para todos los que todavía no la han finalizado. Se dan cuenta de todo el progreso que van a realizar.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

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