Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
    • Catalán
    • Francés
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
    • Catalán
    • Francés
Cómo estamos realizando la terapia de lateralidad vía Skype
Link Enlarge

Cómo estamos realizando la terapia de lateralidad vía Skype

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 30 marzo, 2020 El trastorno de lateralidad, Terapia de lateralidad vía Skype

Por Susana Lladó

Como terapeutas, no podemos obviar lo que los pacientes están experimentando en su día a día debido a la pandemia del coronavirus

Debido al confinamiento decretado por el estado de alarma, desde la semana pasada estamos realizando la terapia de lateralidad vía Skype. Sin duda, esta es una situación excepcional, tanto para los pacientes como para los terapeutas: desde que el centro empezó su actividad hace 49 años, es la primera vez que llevamos a cabo los tratamientos de manera no presencial. Durante estos años, siempre hemos sustentado que las características neurofisiológicas del trastorno de lateralidad requerían que los pacientes acudieran al centro para que los resultados fueran los óptimos.

Sin embargo, la situación insólita que estamos viviendo nos hizo sopesar los pros y los contras de interrumpir la atención a nuestros pacientes, sobre todo, cuando la evolución de la pandemia provocó que se extendieran los plazos previstos del confinamiento: sin duda, realizar la terapia de lateralidad vía Skype iba a suponer tener que adaptar toda la parte de actividades y ejercicios encaminados a trabajar los aspectos psicomotores, e ir evaluando los resultados. También iba a significar un cambio para los pacientes, un cambio que no sabíamos cómo iban a aceptar. Por otra parte, interrumpir las sesiones suponía poner freno a su evolución neurofisiológica, con las repercusiones contraproducentes que de ello se pudieran derivar. Decidimos seguir adelante con las terapias.

Hoy queremos compartir con vosotros el balance de estos primeros días que nos ha hace el psicólogo Luis Elías, uno de los terapeutas del centro.

Hay que pensar que en cada familia, en cada casa, la pandemia se está viviendo y gestionando de una manera distinta, y que cada niño también está viviendo la situación de una forma diferente a la de los otros niños, aunque hay puntos en común. Y con los adultos pasa lo mismo.

¿Cómo habéis planteado en el centro las terapias?

Hemos organizado los grupos de pacientes por edad y hemos reducido el tiempo de la terapia a 45 minutos para ver cómo se adaptaban, ya que es normal que una persona no pueda mantener la atención online durante una hora y media o dos. Además, hubiera sido demasiado pesado para ellos que duraran lo mismo que antes.

 

¿Por qué?

Porque en la terapia presencial siempre buscamos espacios de distensión y se realizan bastantes actividades que los niños perciben como juegos, aunque estemos trabajando los ítems de lateralidad al hacerlas. Es decir, en la terapia presencial, a priori, disponemos de más herramientas para trabajar.

 

Entonces, ¿cómo trabajáis en estos 45 minutos?

Como terapeutas, no podemos obviar lo que los pacientes están experimentando en su día a día debido a la pandemia del coronavirus. De la misma forma que antes dedicábamos unos minutos al inicio de la sesión a que pudieran expresar sus emociones y vivencias relacionadas con las dificultades que les provoca su lateralidad cruzada, ahora dedicamos los primeros 10 -15 minutos a hablar sobre la ansiedad, temores y preocupaciones que les está causando esta situación de confinamiento. Hay que pensar que en cada familia, en cada casa, la pandemia se está viviendo y gestionando de una manera distinta, y que cada niño también está viviendo la situación de una forma diferente a la de los otros niños, aunque hay puntos en común. Y con los adultos pasa lo mismo.

 

¿Cuáles son estos puntos en común?

Todos los pacientes, sin excepción, están hablando mucho sobre la soledad y sobre cómo les repercute. Además, algunas familias y parejas están pasando el confinamiento separadas, ya que cuando se decretó el confinamiento uno de los miembros estaba de viaje y ya no pudo volver. También hay pacientes que viven solos porque no tienen pareja ni hijos.

 

¿Qué más exponen?

Si ha habido un conflicto familiar en casa o algún un problema de convivencia, lo que les provoca ansiedad o miedo, si tienen pensamientos recurrentes durante el día o la noche sobre el coronavirus, si están experimentando hipocondría…

En una situación como la que estamos viviendo es normal que sintamos angustia y temor porque es una situación nueva, que nunca habíamos vivido y sobre la que no tenemos conocimiento previo adquirido

Dada la situación, todos estos conflictos y emociones son normales, ¿no?

De eso se trata, precisamente: en la sesión analizamos hasta qué punto estos pensamientos, emociones y comportamientos son normales. Es decir, en una situación como la que estamos viviendo es normal que sintamos angustia y temor porque es una situación nueva, que nunca habíamos vivido y sobre la que no tenemos conocimiento previo adquirido. Pero también hay que identificar lo que es disfuncional.

 

¿Lo que no tiene una base real?

Sí, las emociones que surgen sin que haya un componente real para que se produzcan. Y estas emociones, al igual que las que sí tienen un componente real, pueden estar causadas por las circunstancias personales del paciente o por las circunstancias generales de la sociedad relacionadas con el virus.

 

¿Cuál es el mejor antídoto contra el miedo?

Sin duda, la información contrastada. Estamos sometidos a un gran volumen de noticias, pero muchas de ellas son falsas y alarmantes. Es fundamental discernir entre lo que es un bulo y lo que está sustentado por el conocimiento. La información, cuando es verídica, nos calma porque nos da seguridad y nos ayuda a relativizar.

 

La sobreinformación tampoco debe ayudar, aunque sea veraz

No, no ayuda. Hay que buscar el equilibrio entre estar informado y exponer la mente todo el día a las noticias sobre la pandemia. A algunos pacientes les hemos tenido que recomendar que hagan cuarentena de todas aquellas noticias que nos llegan por WhatsApp en forma de vídeos, enlaces, etc.

 

¿Qué más ayuda a no tener pensamientos recurrentes?

Ocupar la mente con actividades que nos produzcan bienestar, como los hobbies y todo aquello para lo que nunca habíamos tenido tiempo, pero que siempre habíamos querido hacer. También es esencial establecer rutinas e introducir el ejercicio físico en ellas, además de una buena alimentación y una rutina de sueño, hábitos de higiene, etc.

La pandemia actual nos ha puesto delante una situación insólita que nos está obligando a vivir situaciones también insólitas. Los pacientes necesitan compartir, verbalizar y encontrar herramientas útiles para gestionar lo que están viviendo

¿Los 10-15 minutos que comentabas bastan para todo esto?

Es el tiempo que estipulamos cuando planteamos la terapia de lateralidad vía Skype, pero lo cierto es que en la mayoría de las sesiones vemos que es necesario prolongar esta parte de la terapia bastantes minutos más. La pandemia actual nos ha puesto delante una situación insólita que nos está obligando a vivir situaciones también insólitas. Los pacientes necesitan compartir, verbalizar y encontrar herramientas útiles para gestionar lo que están viviendo.

 

¿Cómo hacéis las actividades físicas ahora?

La terapia online no permite realizar las actividades físicas que llevábamos a cabo en la terapia presencial para trabajar los aspectos cognitivos, una parte de la terapia que suponía el 35 – 40 % de la sesión en el centro. Para compensar este hándicap y poder seguir trabajando las habilidades cognitivas, los terapeutas hemos preparado material específico, como fichas y juegos mentales. Este material nos permite trabajar la comprensión de ejercicios complejos, la organización espacial, la atención sostenida y los demás ítems de la lateralidad. También hemos ideado ejercicios que implican áreas determinadas de los hemisferios cerebrales para poder seguir trabajando la parte motriz, poder observar los bloqueos como antes y trabajarlos.

 

¿Vosotros también estáis aprendiendo como terapeutas?

Desde luego. Estamos observando que también podemos llegar a la parte motriz con estos ejercicios que hemos implementado para la terapia de lateralidad vía Skype, lo cual abre también una vía de atención terapéutica para aquellos pacientes que residen en otros países y no pueden permitirse venir cada 15 días a Barcelona (los pacientes que residen fuera hacen dos sesiones seguidas cada vez que vienen al centro).

 

¿Y con los pacientes adultos?

También hemos diseñado una serie de ejercicios para poder trabajar los ítems que trabajamos con ellos presencialmente. Suelen ser ejercicios de lógica, de orientación espacial, etc.

 

¿Qué diferencias estáis observando en la terapia online respecto a la presencial?

En general, las fichas que hemos preparado son algo más complejas que las que utilizábamos en la terapia presencial, son ejercicios más largos y estructurados. Les ha costado un poco hacer los de lógica y deducción, pero creemos que se debe a todos los factores emocionales relacionados con la pandemia y a que la terapia quedó interrumpida durante unos días hasta que la reiniciamos online. Han sido tres semanas complicadas y es completamente normal que todavía les cueste un poco centrarse. A parte de esta puntualización, mi valoración es muy positiva porque estamos pudiendo trabajar muy bien con ellos: pueden compartir los archivos que vamos subiendo los terapeutas, han recibido con mucha satisfacción el hecho de que prosigamos con la terapia y les son muy útiles las pautas que les damos para que aprendan a planificar su día a día y para que puedan seguir siendo productivos y funcionales. Además, y esto es algo muy importante en estos momentos, en las sesiones también ha habido espacio para la risa al revisar lo que emocionalmente era disfuncional.

 

¿Destacarías algo más?

Sí, hay otro elemento muy positivo en la terapia con los niños. Cuando nos hemos conectado vía Skype, como muchos padres estaban en casa, hemos podido comentar con ellos bastantes aspectos de la situación actual. Esta comunicación e intercambio de información les ha ayudado, les ha aportado tranquilidad.

Terapia de lateralidad vía Skype

Debido a la situación de emergencia sanitaria que estamos viviendo a causa de la pandemia de coronavirus, estamos realizando, excepcionalmente, la terapia de lateralidad vía Skype  con el fin de no poner en riesgo la salud de los pacientes ni la de nuestro equipo y, a la vez, no interrumpir los tratamientos. Como todos sabemos, de momento, la mejor vacuna para detener esta pandemia es quedarse en casa.

Si queréis realizar una consulta o pedir una primera visita, os atenderemos en el número de teléfono:

610 79 11 25

Lateralidad: el caso de un paciente lateralizado a la izquierda
Link Enlarge

Lateralidad: el caso de un paciente lateralizado a la izquierda

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 18 marzo, 2020 El trastorno de lateralidad, Terapia de lateralidad

Por Joëlle Guitart

Hoy voy a exponer el caso de un paciente que durante la terapia ha sido lateralizado a la izquierda, como zurdo. Estos casos son los menos frecuentes, ya que lo habitual es que los resultados del test de lateralidad muestren la necesidad de lateralizar a la persona a la derecha.

Anamnesis. Primera entrevista con los padres

Este paciente, al que llamaré Toni, llegó a consulta cuando tenía 11 años y 5 meses. En aquel momento estaba cursando sexto de Primaria.  A pesar de tener un cociente intelectual normal (110), la anamnesis con los padres puso de manifiesto la siguiente problemática:

Toni estaba suspendiendo muchas de las asignaturas, tanto de ciencias como de letras. La profesora del colegio les había comunicado que mostraba un retraso evolutivo (de 2 años), que su ritmo era muy lento, que se bloqueaba y que había detectado un problema de lateralidad.

El niño tenía serias dificultades de concentración, una fluidez oral y escrita muy deficiente, no sabía organizar las ideas ni expresarlas, escribía con muy mala letra (disgrafía), no entendía los enunciados de los problemas matemáticos y todo lo hacía con una lentitud extrema (ducharse, comer, etc.). No obstante, los padres me hicieron saber que Toni era muy aplicado y responsable, que les gustaba ir al colegio, leer cómics y que iba tres veces a la semana a natación, además de participar cada sábado en pruebas de competición en este deporte.

A la problemática expuesta hay que sumar que el paciente también tenía fobia social, una gran ansiedad, muchos miedos y había sufrido episodios de acoso escolar; a pesar de lo cual los padres lo definieron como un niño sociable y con amigos.

En cuanto a la dinámica familiar, había un problema de celos mutuos entre Toni y su hermana, que es dos años menor que él; una niña muy brillante en los estudios por la que el padre parecía tener predilección. De hecho, el núcleo familiar sufría una división: padre -hija y madre-hijo. Toni se iba a dormir al lado de su madre casi todas las noches.

En la anamnesis, los padres también expresaron que había un gran problema de actitud. A Toni parecía darle todo igual, como si no tuviera ningún afán de superación.

Por lo demás, y respecto a esta primera entrevista con los padres, hay que añadir los siguientes datos: el niño estudia alemán e inglés, además de catalán y castellano, tiene clases de repaso dos veces a la semana con una profesora particular, presenta piel atópica y lleva plantillas por tener pies planos.

Los resultados del test de lateralidad

Los resultados del test de lateralidad mostraron una lateralidad heterogénea o cruzada, con tres cruces de lateralidad, que determinaron mi decisión de lateralizarlo a la izquierda, como zurdo. Este primer test lo realizo el 5 de mayo de 2017. Los resultados fueron los siguientes:

Lateralidad de brazo y mano: 60 % derecha y 40 % izquierda.

Lateralidad del ojo: 55 % izquierda, 45 % derecha.

Lateralidad de pierna estática: izquierda

Lateralidad de pierna dinámica: 60 % izquierda, 40 % derecha.

Motricidad facial y cervicales: 55% izquierda, 45 % derecha.

Oído: 55 % izquierda, 45 % derecha.

Además, observé una hipotonía en miembros inferiores y superiores, aunque no muy intensa.

Lateralidad: el caso de un paciente lateralizado a la izquierda_Centro de Lateralidd y Psicomtricidad Joëlle Guitart

Inicio de la terapia y primer test de control

Iniciamos una terapia grupal de 1 hora semanal y, al cabo de 5 meses, como es habitual con todos los pacientes, le realicé el primer test de control para ver su evolución terapéutica. Estamos en noviembre de 2017.

Lo habitual es que en este primer test de control los resultados no reflejen todavía una gran mejoría. La evolución de los pacientes es mucho más notoria en el segundo test, ya que se suma el progreso de los cinco primeros meses y la de los cinco siguientes. Sin embargo, en el caso de Toni los resultados fueron mejor de los previsto ya en el primero.

Lo más destacable fue la disminución de su hipotonía, de la lateralidad heterogénea, de los bloqueos en el colegio y de su inseguridad, así como una mejora en la organización perceptiva y en la lentitud; todo lo cual también es reportado por la maestra del colegio.

Todavía hay cosas relacionadas con el aparato locomotor que le cuestan, como atarse los cordones de las zapatillas y dar volteretas hacia atrás, pero estas dificultades, en realidad, están causadas más por sus miedos e inseguridades que por problemas del aparato locomotor. Hay que tener en cuenta que Toni se infravalora, pero esta infravaloración se debe, en gran medida, al retraso evolutivo que presenta.

La madre reporta que el niño, por primera vez, está muy implicado en resolver sus dificultades y que, aunque todavía le falta a menudo la motivación, esta ha aumentado.

Respecto a los resultados académicos, Toni vuelve a suspender el examen de inglés y se sigue bloqueando con el catalán y las matemáticas, pero aprueba el examen de alemán y sigue con la natación.

Esta significativa evolución propicia que la madre le deje más tiempo para salir a jugar con sus amigos. De todas formas, estamos ante una madre ansiosa y preocupada que insiste en que escribe muy despacio y con mala letra.

Abril de 2018, segundo test de control

La hipotonía, los bloqueos, la ansiedad y la motivación siguen mejorando, aunque todavía queda trabajo por hacer. En esta fase, destaco su progreso en la fluidez oral: se le entiende mejor, hay un notable progreso en lectura y organiza de una manera más clara las ideas. No obstante, la expresión escrita sigue siendo deficiente y las matemáticas todavía suponen un problema. Los celos entre hermanos disminuyen ligeramente.

Tengo que señalar que el nivel de lateralidad de Toni al realizarle este segundo test de control correspondió al de un niño de 8 años, siendo su edad cronológica de 12. Es necesario, además de seguir la lateralización a la izquierda, trabajar en reforzar su yo.

Por lo demás, el niño sigue con las dificultades de relación con el padre, que es muy exigente con él en lo que respecta a su rendimiento escolar, y Toni se autoexige mucho para complacer a la madre.  Continua con las clases de repaso dos veces a la semana, con su afición a la lectura de cómics y la práctica de la natación.

Noviembre de 2018, tercer test de control

Toni se muestra muy responsable y, aunque todavía está algo desmotivado, ahora ya no todo le da igual; empieza a demostrar afán de superación. Estos últimos meses ha estado mucho más participativo y seguro de sí mismo a la hora de intervenir en la terapia y en clase. Hay menos miedo a hacer el ridículo.

La motricidad fina le sigue costando (utilizar la regla y el compás, manejar el ordenador, etc.), pero la coordinación ideomotriz (razonamiento y pensamiento abstracto) ha mejorado mucho; lo que repercute tanto en la fluidez oral como en la escrita. Asimismo, sigue mejorando la lentitud y la hipotonía, y cada vez se reducen más los bloqueos.

En cuanto a la comprensión lectora, en algunas ocasiones todavía tiene que leer dos veces los enunciados para entender su significado.

La evolución es buena y los padres lo ven mucho mejor, lo que disminuye también su propia ansiedad.

Le propongo a Toni que, además de leer cómics, dedique cada día 8-10 minutos a la lectura de algún libro que le guste y que, después, explique, sintetizándolo, lo que ha leído. También le sugiero que empiece un deporte de defensa personal para aprender a defenderse y sentirse más seguro. Lo hace.

El caso de Toni, un paciente de lateralidad

Mayo 2019, cuarto test de control

En el cuarto test de control es cuando siempre calculo el porcentaje de recuperación de los pacientes (antes no es posible). Toni se ha curado en un 68 %, un porcentaje que es muy bueno en esta fase de la terapia. Otro dato muy positivo es que no hay ningún ítem estancado, lo que significa que su recuperación llegará a ser de un 80 %, como mínimo.

El progreso en el colegio también es bueno, está más maduro y centrado, y ahora es capaz de ver el sentido que tiene estudiar y lo que puede ayudarle en su futuro. No suele suspender ningún examen, ha aprobado todas las asignaturas, ha empezado a sacar buenas notas y su letra es mucho más regular. Tan solo sigue bloqueándose ocasionalmente en el colegio y todavía presenta cierta dificultad en el lenguaje escrito.La hipotonía sigue disminuyendo y la motricidad fina está mucho mejor.

También hay un gran progreso en la dinámica familiar: la relación con el padre mejora y la hija choca menos con la madre. Toni se expresa con menos ansiedad, sale frecuentemente con los amigos, come con más apetito y acepta una alimentación más variada. La madre es muy consciente de su progreso en los estudios y lo ve menos perezoso (no había pereza, sino dificultades causadas por una lateralidad mal establecida).

Toni ha empezado a leer un libro sobre bullying y ya ha escogido una trilogía sobre literatura fantástica para cuando lo termine. La natación de competición le va muy bien, sigue con la práctica del deporte de defensa personal (lo cual le da mucha tranquilidad ante una eventual situación de violencia con otros niños), una vez a la semana va a clases de refuerzo de alemán y siente mucha más confianza en sí mismo.

Noviembre de 2019, quinto test de control

El quinto test de control es el penúltimo que realizamos a los pacientes. El de Toni muestra que su recuperación ya está en un 72 %, y sigue sin haber ningún ítem estancado.

El paciente ahora está muy motivado, su concentración ya es buena, el léxico y la sintaxis en la expresión oral está mucho mejor, estructura bien las ideas, en terapia la atención también ha aumentado, sigue leyendo cada día, ya no necesita las clases de refuerzo, ahora hace solo los deberes y no se ve en la necesidad de dedicar el fin de semana a terminarlos.

Hay que destacar también el progreso en el ámbito familiar (la dinámica familiar es fundamental para los pacientes y por eso se ha trabajado durante toda la terapia) y que ya casi no va a acostarse a la cama de sus padres.

El paciente expresa lo contento que se siente por las buenas notas que está sacando y que de mayor le gustaría ayudar a la gente a que sigan una dieta adecuada para el deporte (una respuesta inusual en esta pregunta que siempre se les plantea en esta fase del tratamiento).

Les comunico a los padres que haremos el último test de control en marzo.

Marzo de 2020. Último test.

El último test recoge los siguientes resultados:

Brazo, mano:   90 % izquierdo, 10 % derecho

Ojo: 80 % izquierdo, 20 % derecho.

Pierna estática: 95 % izquierdo, 5 % derecho.

Pierna dinámica: 80 % izquierdo, 20 % derecho.

Oído: 65 % izquierdo, 35 % derecho.

Motricidad facial y cervicales: 60 % izquierdo, 40 % derecho.

Esta terapia ha sido una excelente terapia. Hemos alcanzado una buena armonía neurofisiológica, mental y emocional. Toni ya lo hace todo con la izquierda, se ha lateralizado como zurdo en un 88 %, lo que significa que puede llegar hasta un 92-95 %, el máximo de recuperación posible (ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homogénea), cuando en los próximos meses vaya haciendo los ejercicios que los pacientes dados de alta siguen haciendo en su casa.

El mes que viene, en abril, el paciente finalizará la terapia. Se lo comunico a los padres y les explico que, una vez finalizada, le daremos a Toni estos ejercicios que él ya conoce para que los siga haciendo en casa y que iremos viendo la evolución cada cinco meses, tres veces más, en los test posterapia. Les hago saber que el resultado de 88 % de curación irá subiendo durante este periodo.

Toni tiene en este momento 14 años y 7 meses, y está en tercero de ESO. Los padres están agradecidos porque son muy conscientes, y así lo expresan, que sin la terapia su hijo hubiera tenido que repetir curso o cambiar de colegio.

La frustración en las personas con lateralidad cruzada
Link Enlarge

La frustración en las personas con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 24 febrero, 2020 El trastorno de lateralidad, Emociones, Habilidades de comunicación, Lateralidad cruzada o heterogénea, Terapia de lateralidad

La psicóloga de nuestro centro Meritxell Pujol nos explica en este artículo qué es la frustración, por qué es tan importante aprender a tolerarla, los motivos por los que las personas con lateralidad cruzada se enfrentan a menudo a este sentimiento y cómo se trabaja en terapia.

Tanto si la frustración genera sentimientos negativos hacia uno mismo, como si los genera hacia los demás, es fundamental aprender a tolerarla para reducir el estrés que nos provoca.

¿Qué es la frustración?

La frustración es una respuesta emocional de impotencia que surge cuando no conseguimos aquello que deseamos. En función de nuestra personalidad, de la situación concreta y de las experiencias vividas anteriormente, las personas reaccionamos de muy diversas maneras ante este sentimiento: podemos experimentar diferentes emociones, como enfado, tristeza, decepción, etc.

Necesitamos aprender a tolerar la frustración

En algunos casos, estas emociones asociadas a la frustración pueden estar dirigidas hacia nosotros mismos. Por ejemplo, una persona puede enfadarse consigo misma y que este enfado vaya acompañado de un sentimiento de culpa e infravaloración de las propias capacidades. En cualquier caso, tanto si la frustración genera sentimientos negativos hacia uno mismo como si los genera hacia los demás, es fundamental aprender a tolerarla para reducir el estrés que nos provoca. Y cuando hablamos de aprender a tolerar la frustración, nos referimos a la capacidad de cada individuo de sobrellevar estos sentimientos que provocan malestar. Para ello, las personas nos valemos de nuestro equilibrio emocional y de los recursos personales de los que disponemos; recursos que, si no se tienen, se pueden adquirir mediante experiencias reeducativas.

Para aprender a gestionar la frustración, la clave es comprender cómo la vivimos: ver si este sentimiento es transitorio y nos impulsa a volver a intentar aquello que nos proponemos para conseguir nuestros objetivos o si, por el contrario, nos paraliza y se llega a crear un patrón de conducta de evitación respecto a la actividad asociada, por ejemplo.

La frustración en las personas con lateralidad cruzada

Debemos poder detectar si esta frustración es transitoria (en este caso el niño podrá seguir persistiendo) o si la está viviendo como una desvalorización de sí mismo, en cuyo caso su autoestima quedará minada.

Aunque las dificultades a las que se enfrentan en su día a día las personas con lateralidad cruzada pueden variar en función del número de cruces de lateralidad que tengan y de sus circunstancias personales, la mayoría de ellas tienen problemas con la orientación espacial, la organización temporal, el pensamiento lógico y la capacidad de abstracción. Esta problemática puede causar dificultades a la hora de comprender los conceptos lógicomatemáticos, dificultades en la lectoescritura, así como dificultades para organizarse las tareas. Y estas dificultades no solamente las viven continuamente, sino que a diario les exigen hacer un sobresfuerzo para superarlas, por lo que es natural que aparezca la frustración. Pensemos en un niño al que le cuesta leer. Cada día, en la escuela, vive numerosas situaciones que le exigen un esfuerzo mayor que el que deben hacer sus compañeros. En alguna de estas situaciones aparecerá la frustración. Y es entonces cuando debemos poder detectar si esta frustración es transitoria (en este caso el niño podrá seguir persistiendo) o si la está viviendo como una desvalorización de sí mismo, en cuyo caso su autoestima quedará minada. En este mismo contexto también podríamos detectar niños enfadados que pueden llegar a expresar este enfado con rabia y agrediendo a otros niños, por ejemplo, sin entender qué les está pasando.

Recuerdo el caso de una niña que solía molestar a sus compañeros en clase pegándoles o llamando su atención de maneras inadecuadas. En las sesiones observamos que tenía una gran dificultad en la organización espacial. Esto le hacía toparse con dificultades en el dibujo, en los ejercicios de simetría, coordinación, etc. Al principio de la terapia, cuando se frustraba, lo pasaba muy mal. Tiraba el lápiz y pedía ayuda adoptando una actitud infantil, como de lloro, y después molestaba a sus compañeros porque le hacía sentirse mal ver que ellos sí conseguían hacer bien lo que a ella no le salía. Con ayuda y tiempo pudo ir tolerando estos fracasos al comprobar por sí misma su evolución y comprender que sus dificultades no eran permanentes. También pudo entender sus emociones y expresarlas de una manera no agresiva con sus compañeros, de modo que sus relaciones en el colegio mejoraron mucho. Este cambio en la gestión de sus emociones también repercutió en la comunicación con su familia: sus padres habían verbalizado en consulta que en casa solía estar casi siempre enfadada y esta situación fue mejorando.

En el centro vemos a menudo casos similares a este: niños que viven enfadados porque no saben sobrellevar las frustraciones en su vida cotidiana. Y también observamos pautas muy similares en los pacientes adultos con lateralidad cruzada que se enfrentan a las mismas dificultades, salvo que en otros contextos.

La frustración en las personas con lateralidad cruzada

Como se trabaja en terapia la tolerancia a la frustración

En las terapias que realizamos en nuestro centro trabajamos proponiendo diferentes ejercicios que, normalmente, están pensados para trabajar una dificultad en particular. El hecho de que estas dificultades se trabajen mediante ejercicios específicos en un ambiente reeducador que el paciente siente como seguro es fundamental, ya que es lo que posibilita que la persona pueda cambiar la manera de interpretar las cosas.

En este entorno que se percibe como seguro, podemos ayudar, por ejemplo, a calmar a un niño que se frustra enseguida, enseñarle a gestionar sus emociones y animarle a que siga persistiendo en sus intentos. Cuando finalmente logra realizar algo que le costaba, valoramos muy positivamente estos logros, reforzando su autoestima. A base de repetirse estas situaciones, el niño acaba aprendiendo a reinterpretar el fracaso: aprende que no es algo irresoluble y, en consecuencia, también aprende a tolerarlo mejor cuando se presenta porque ha experimentado que, con esfuerzo, puede superar los obstáculos.

Por lo tanto, la actividad terapéutica que se lleva a cabo en las sesiones no solo va dirigida a trabajar los ítems de lateralidad (por ejemplo, la lectura), también tiene como objetivo reeducar la respuesta ante las dificultades. Por este motivo es tan importante la relación que se establece entre el paciente y el terapeuta.

Podríamos estructurar esta actividad terapéutica en dos etapas:

  • Es primordial que el paciente aprenda a identificar sus emociones, lo cual no es tan sencillo como se podría pensar. A veces cuesta mucho saber cómo nos sentimos realmente ante el fracaso, solo sabemos que nos sentimos mal, que nos notamos nerviosos o, simplemente, nos fijamos en cómo se manifiesta el malestar en nuestro cuerpo (que dormimos más horas, que comemos más o menos de lo habitual o menos, etc.). Hay que poder identificar bien las emociones que experimentamos ante la frustración, así como el pensamiento al que va asociado el malestar (si se da o no una desvalorización). En las sesiones ayudamos a poner palabras a esas emociones que, a veces, son tan confusas.
  • El siguiente paso es poder expresar estas emociones de una manera adecuada, verbalizándolas y poniéndoles nombre. El hecho de entender cómo nos sentimos y conectar con nosotros mismos hace que se modifiquen las conductas derivadas de nuestro malestar, como la irritabilidad o la agresividad.
El problema con la frustración surge cuando no podemos conectar con el malestar que nos produce.

Hasta ahora, me he centrado en explicar que durante los ejercicios que realizamos en las sesiones surgen oportunidades para que los pacientes se enfrenten a estas situaciones y puedan trabajar su respuesta emocional en ese momento. No obstante, no es la única manera en la que trabajamos. En algunas ocasiones, son los propios pacientes los que exponen durante la sesión experiencias que han vivido. Por ejemplo, recuerdo el caso de una niña que explicó que en el colegio se había sentido muy mal al no saberse una tabla en la que se indicaba el hábitat de una serie de animales. Lo primero que hice como terapeuta fue valorar muy positivamente el hecho de que hubiera podido decirlo, ya que contactar con este tipo de emociones y sentimientos nos hiere. No es fácil. Después, identificamos que su emoción era de tristeza y que esta se debía a que ella pensaba que “los demás sabían más que ella”.  Lo que sucedió a continuación fue que otros niños del grupo de terapia también pudieron expresar cómo se sentían ellos ante situaciones similares y la ayudaron a ver que estas emociones de frustración son normales y que las experimentamos todos.  Después, todo el grupo se planteó qué podría mejorar la vivencia de la niña. Ella propuso que le podría pedir ayuda a su padre cuando volviera a casa y estudiar un poco más la tabla juntos. Cuando esta paciente regresó a terapia una semana después, se mostró muy contenta de haberlo hecho, ya que el padre la había calmado relativizando la situación. Aprendió que, simplemente, le llevaba más tiempo que a otros niños aprender esa tabla, pero que lo podía conseguir.

El problema con la frustración surge cuando no podemos conectar con el malestar que nos produce. Esto es lo que le ocurría a una paciente de 18 años que tenía serias dificultades para organizarse el tiempo de estudio. En su caso, esto le provocaba un gran malestar porque después se sentía culpable por no haber aprovechado bien el tiempo y suspender. En esta paciente se daba un patrón de retroalimentación: cuanto menos estudiaba, peor se sentía y menos ganas tenía de estudiar, ya que era incapaz de afrontar las emociones que experimentaba ante sus dificultades.

Durante la terapia trabajamos sus emociones y pudo expresar que cuando estudiaba se sentía “tonta” al no entender lo que leía. Se frustraba y acababa dejándolo y pasando a hacer una actividad más placentera, como ver la televisión o salir con los amigos. Este punto es otro de los aspectos que conviene trabajar respecto a la tolerancia a la frustración: se debe aprender a gestionarla para no caer en la procrastinación; es decir, para no abandonar lo que nos cuesta y nos proporciona una satisfacción a largo plazo en favor de actividades más placenteras que nos proporcionan una satisfacción inmediata.

La integración y retención de la información en adultos
Link Enlarge

La integración y retención de información en adultos

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 27 enero, 2020 El trastorno de lateralidad, Integración y retención de información, Lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea, Memoria, Terapia de lateralidad

Por Susana Lladó

Vivimos en un escenario laboral en permanente cambio que requiere perfiles flexibles con capacidad para adaptarse rápidamente a los nuevos desafíos, a nuevos grupos de trabajo y a los avances continuos en tecnología. En este escenario, es imprescindible ser capaz de integrar y retener información nueva continuamente. Sin embargo, esta capacidad cognitiva es, precisamente, una de las que tienen afectada las personas con problemas de lateralidad. El psicólogo Luis Elías nos explica cómo se trabaja este aspecto en terapia, sobre todo, con los pacientes adultos.

Si tienes un mal concepto de ti mismo, estás tan cohibido en el ámbito laboral que pierdes la capacidad de integrar bien la información

 

Me comentabas que tienes pacientes que trabajan, por ejemplo, en el ámbito de la consultoría y que tienen serios problemas para integrar y retener la información, algo esencial para el buen desempeño de sus responsabilidades

Sí, así es. Uno de ellos, al inicio de la terapia, me explicó que cuando le hablaban en la oficina, no sabía lo que le decían, no lo entendía.

 

Complicado y duro. ¿Retrocedemos? ¿Cómo funciona el proceso de integración y retención de la información?

En el proceso de integración (recopilación) y retención (memoria) cognitiva de la información, primero se integra la información y después se retiene.

 

Este proceso, ¿se produce igual en todas las personas?

En los niños y jóvenes es mucho más sensorial que en los adultos porque todavía no son tan porosos a una serie de condicionantes que tenemos los más mayores.

 

¿Qué tipo de condicionantes?

A medida que nos hacemos mayores, estamos más condicionados por factores como los prejuicios, los valores, cuestiones culturales, aspectos emocionales, la cultura de empresa de la organización en la que trabajamos, etc. La integración de la información no deja de ser una interpretación de la realidad y todos estos factores nos influyen a la hora de integrar la información que recibimos del exterior.

 

Explícanos un poco más lo de la interpretación de la realidad y su relación con el proceso cognitivo

Las personas hacemos una interpretación continua de la realidad, de todo aquello que percibimos. Para reforzar el proceso cognitivo que supone esta interpretación, utilizamos la concentración, la atención, etc. La integración de los inputs que recibimos del exterior es un acto en el que ponemos en relación y sintetizamos las diversas informaciones dándoles un sentido. Es decir, es un proceso en el que guardamos e interpretamos cognitivamente la información y le damos un sentido integral. Pero para ello hay que entender dicha información. Por eso, además de los aspectos perceptivos, en terapia también se trabaja la capacidad de comprensión.

 

Para poder integrar cualquier información es necesario darle un sentido

Sí, incluso para integrar la sensorial, que es a la que más atienden los niños.

 

Y ¿cómo lo hacemos?

Como decía, la integración sensorial es un proceso neurológico que consiste en organizar la información que proviene de los sentidos para lograr un concepto unificado. Para ello necesitamos la percepción, pero también capacidad de abstracción, saber organizar la información para convertirla en conocimiento y motivación.

Lateralidad e integración y retención de la información en adultos

¿Estos aspectos son los que se trabajan en terapia?

Se trabajan los sistemas sensoriales (percepción del cuerpo, tacto, sistema auditivo, visual, etc.) y, cuando es necesario, los otros, ya que si una persona es incapaz de ordenar la información, difícilmente podrá integrarla.

 

A cuanta más velocidad sucede lo que queremos integrar, mayor es la dificultad para integrar la información: para procesarla, codificarla y darle sentido, lo cual nos permitirá, posteriormente, recordarla

 

¿Hasta qué punto es esencial la motivación en este proceso cognitivo?

Es fundamental. Hay pacientes, como el que mencionaba al principio, que trabajan en entornos bastante deshumanizados y muy estresantes. Vienen a terapia por dos aspectos cruciales: porque les costaba mucho integrar y retener la información, y porque su autoestima estaba tan mermada que se sentían desvalorizados y desmotivados. Si tienes un mal concepto de ti mismo, estás tan cohibido en el ámbito laboral que pierdes la capacidad de integrar bien la información: estás pensando que todo irá mal, que tu rendimiento será insuficiente. Los prejuicios, los aspectos motivacionales, emocionales, anímicos, físicos, así como las expectativas, condicionan, o pueden condicionar, la capacidad de integración de la información.

 

¿Qué más puede impedir o dificultar el proceso?

La memoria. Es un ítem de lateralidad que también trabajamos en terapia, tanto en niños como en adultos. Y después hay dos factores que se deben tomar en consideración cuando hablamos de la integración y retención de información: la velocidad y la duración.

 

Vamos con la velocidad

A cuanta más velocidad sucede lo que queremos integrar, mayor es la dificultad para integrar la información: para procesarla, codificarla y darle sentido, lo cual nos permitirá, posteriormente, recordarla. Por ejemplo, en las actividades que hacemos en sesión, normalmente ponemos timings. Primero es un timing abierto (no se establece un tiempo), pero progresivamente, al repetir la actividad, cada vez fijamos tiempos más cortos. Esto lo hacemos así no solo para añadir un ápice de presión con el objetivo de que aprendan a gestionar el estrés, la tolerancia a la frustración, etc., sino también para tener una medida de referencia; es decir, si hay un progreso o no en ese proceso de retención e integración de la información.

 

¿Y la duración?

La duración está relacionada con las experiencias de la vida. A mayor exposición a una información, mejor asimilación. Por esto la repetición (la práctica) es importante, por ejemplo, cuando se aprende a tocar un instrumento.

 

Y estos iítems van interralacionados con los emocionales

Sí. En terapia trabajamos todos estos aspectos conjuntamente con los emocionales, de manera que los pacientes adultos cada vez tienen menos temor a afrontar nuevos retos laborales. Al comprobar que van mejorando en la integración y retención de la información, esto les refuerza emocionalmente, y como emocionalmente cada vez están más fuertes, aumenta su motivación para seguir trabajando los aspectos cognitivos. Lo ven en su ámbito laboral: hay un cambio significativo en la forma de abordar nuevos retos.

 

Para terminar, ¿nos puedes poner otro ejemplo de un paciente con estas dificultades?

Las dificultades en todos ellos son similares. Tengo otro paciente al que, cuando le explicaban un proceso metodológico en el trabajo, al cabo de un minuto o minuto y medio se perdía. Y entonces, entraba en una dinámica de pensamientos rumiativos obsesionándose con que se perdía, con lo cual se bloqueaba y todavía era más complicado que pudiera retener la información. A base de trabajar durante un año en terapia todo lo que hemos mencionado, ya no ha vuelto a tener ningún problema de este tipo: es más, ha sido capaz de adaptarse a los nuevos departamentos a los que lo han trasladado dentro de la empresa.  Ahora puede seguir el hilo de lo que le dicen y puede visualizarlo; es decir, puede anticiparse a las fases que le explican verbalmente visualizando cómo lo hará: cómo abordará el caso, cómo organizará el trabajo con el equipo, qué enfoque jurídico le dará, etc.

 

A estos pacientes, la terapia les debe cambiar radicalmente la vida

Así es. Tengo una paciente que no estaba satisfecha trabajando en su ámbito profesional y se ha atrevido a iniciar una nueva etapa en su vida formándose de nuevo para poder acceder a otro sector laboral. Me dijo que ahora se sentía capaz y con ganas de emprender retos que antes no podía ni plantearse porque tenía una gran inseguridad en la adquisición de nuevos aprendizajes por el problema en la retención de la información. Ahora hace más cosas que cuando era joven y se va a ir al extranjero a estudiar un máster. Hay otro paciente que me explica que ahora asimila mucho mejor la información cuando hay cambios en la empresa. Esto le motiva para asumir nuevos retos. Se ha vuelto más flexible y esto es fundamental en un escenario laboral en continuo cambio.

 

¿Hay algún punto importante que no hayamos comentado?

La línea temporal de los datos o de las acciones: qué va antes y qué va después, para darle sentido y contextualizarlo organizando esa información y poder, por ejemplo, hacer el seguimiento de un proyecto; algo crucial en muchas profesiones.

Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, puedes ponerte en contacto con nuestro centro.

Lateralidad: el caso de Pere, diagnosticado como deficiente mental
Link Enlarge

Lateralidad: el caso de Pere, diagnosticado como deficiente mental

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 14 enero, 2020 Comprensión lectora, Concentración, El trastorno de lateralidad, Lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea, Lectoescritura, Miedos, Motivación, Orientación espacial, Terapia de lateralidad

Por Joëlle Guitart

 

El caso que expongo hoy es el de un niño que llegó al Centro de Lateralidad con un resultado del test de inteligencia de 73; es decir, había sido diagnosticado como deficiente mental.

Cuando este paciente, al que llamaremos Pere, vino por primera vez a consulta en enero de 2017 con sus padres, tenía 8 años y 8 meses, y cursaba tercero en una escuela especializada. En su clase había una gran heterogeneidad de alumnos: niños con autismo, con el síndrome de Asperger, con deficiencia mental, con problemas conductuales, etc.

Al hacerle el  test de lateralidad, los resultados mostraron que Pere presentaba tres cruces de lateralidad y una acusada hipotonía. Iniciamos la terapia y tras cinco meses de tratamiento,  como es habitual en todos los pacientes, le realicé el primer test de control. Observé, con cierta sorpresa, que ya no presentaba las grandes dificultades de organización perceptiva, ni de organización espacial que tenía cuando llegó al centro. Respecto al aparato locomotor, tampoco aprecié nada que entrara fuera de lo normal: saltaba a la comba y la pata coja sin ningún problema, y realizaba los otros juegos y ejercicios con los que evalúo este aspecto con bastante normalidad. Asimismo, en estos cinco meses, Pere había empezado a jugar en un equipo de fútbol en el que antes no lo habían aceptado, y su acusada hipotonía en miembros superiores e inferiores había disminuido notablemente, lo cual es poco frecuente en tan poco tiempo de terapia (en general, la hipotonía no disminuye antes del segundo test de control; es decir, antes de los 10 meses de tratamiento).

A partir de entonces, seguimos trabajando todos los ítems de lateralidad, incluyendo los relacionados con la lentitud, la dificultad de concentración y la lectoescritura. Del mismo modo, seguimos trabajando aspectos como sus miedos (tenía miedo a todo) y su falta de motivación, pues se desanimaba a menudo.

De una escuela especializada a una escuela normal

Es importante destacar que cuando el paciente empezó la terapia, también presentaba algunos problemas de comportamiento: fundamentalmente, cierta agresividad e impulsividad dentro del grupo, tanto con los otros pacientes como, incluso, con la terapeuta. Este comportamiento, en el segundo test de control, había dado un giro radical. Hablé con los padres y con la escuela especializada sobre toda esta evolución y se tomó la decisión de cambiarlo a un colegio normal repitiendo segundo de Primaria, ya que Pere todavía tenía dificultades en la lectoescritura.

Este segundo test de control lo realicé cuando Pere tenía nueve años y ocho meses. En este punto del tratamiento lo que observo es que la coordinación ideomotriz ha mejorado (le costaba mucho pensar, razonar), aunque todavía se bloquea con el pensamiento lógico en algunas ocasiones. A pesar de ello, tiene menos dificultades en las asignaturas de ciencia que en las relacionadas con la lengua. En la nueva escuela, seguía yendo bien, gracias a la implicación de los profesores, a la coordinación que establecimos entre el colegio y nuestro centro, a la actitud de los padres y a la colaboración del propio paciente en la terapia que, como he mencionado, era colectiva. Es entonces cuando les propongo a los padres del paciente que su hijo haga en el centro otro test de cociente intelectual. El resultado es de 100, un resultado que está en el rango de lo normal.

El tercer test de control lo realizo en octubre de 2019, cuando el paciente tiene 10 años y 5 meses. Todos los ítems de lateralidad han mejorado significativamente, la mecánica lectora ya es fluida, lee correctamente en voz alta y, aunque la comprensión lectora todavía es muy mejorable, ya retiene lo que lee (anteriormente era incapaz). También sigue disminuyendo la hipotonía, ya no se cae ni tropieza como antes, está mucho más ágil, juega más con los otros niños de la escuela y ya está aprobando, aunque justito, todas las asignaturas. Asimismo, ha empezado natación y, los fines de semana, esquí (dos deportes que siempre recomiendo, cuando hay problemas de lateralidad, porque a nivel neurofisiológico ayudan a acelerar todo el proceso de lateralización; a diferencia de los deportes oculomanuales, como el tenis, que lo dificultan porque provocan irritabilidad en el cerebelo).

Quiero detenerme aquí para hacer una reflexión: si este paciente hubiera permanecido en la escuela especializada, hubiera terminado siendo una persona con un cociente intelectual de deficiente mental y toda su vida hubiera quedado sellada por esta circunstancia: hubiera tenido que renunciar a ir a la universidad, a la expectativa de poder desarrollarse profesionalmente en un futuro y socialmente también habría quedado igualmente limitado. Toda su existencia se habría desarrollado por debajo de su verdadero potencial. Aunque su caso no representa a la inmensa mayoría de pacientes que vemos en el centro de lateralidad, debo decir que tampoco es una excepción. No es la primera vez que nos encontramos con un niño que ha sido etiquetado de esta forma, con todo lo que ello supone también para sus familias. Hay que ser conscientes de que otros padres se sienten tan solos y desamparados ante un diagnóstico de estas características que no saben adónde acudir ni qué hacer. Muchos se rinden tomando como válido el diagnóstico erróneo que reciben.

Actualmente, ya estamos finalizando la terapia con Pere. El próximo test será en marzo de 2020, que es cuando calcularé su porcentaje de recuperación. Aunque quedará un test más (máximo dos) por realizar, puedo aventurar que este paciente se habrá recuperado en un 80 % como mínimo (si no hay ningún obstáculo este porcentaje será más alto) al darle el alta. Posteriormente, como en todos los casos, se le darán una serie de ejercicios para que haga en casa durante un periodo de cinco meses; periodo tras el cual cada cinco meses volverá tres veces más al centro a terapia, ya solo para la supervisión.

El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
Link Enlarge

El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 3 enero, 2020 Ambidiestro, Ansiedad, Aprendizaje, Concentración, El trastorno de lateralidad, Hipotonía, Terapia de lateralidad

Exposición del caso


Por Joëlle Guitart

 

El caso de este paciente con 3 cruces de lateralidad, al que llamaremos Alex, es particularmente reseñable debido a una serie de factores que iré exponiendo.

Alex nació con 38 semanas, lo que le ocasionó un aplanamiento del lado izquierdo de la cabeza. Para corregir la forma del cráneo tuvo que llevar un casco ortopédico desde los 8 meses hasta los ocho años; un hecho que le marcó, al igual que otros factores que también iremos viendo.

Cuando hace tres años vino por primera vez a la consulta con sus padres, tenía siete años y estaba cursando primero de Primaria en una escuela normal. Sin embargo, y a pesar de tener unos padres excepcionales que le daban todo su apoyo y con los que siempre ha tenido muy buena relación, el niño presentaba importantes problemas cognitivos y emocionales.

Fue la tutora del niño la que les recomendó nuestro centro a los padres. En su informe constaba que Alex tenía muchos problemas de lentitud y concentración, que se distraía con mucha facilidad, que no había adquirido la mecánica lectora y, por tanto, tampoco la retención lectora, y que tenía muchas dificultades con las matemáticas
El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Durante la primera visita, los padres relataron que, anteriormente, lo habían llevado a un centro psicopedagógico en el que le habían diagnosticado lateralidad cruzada y en el que estuvo trabajando sin ningún resultado sus dificultades con la lectoescritura y las matemáticas. Al no haber avances, y dado que Alex tenía cada vez más problemas de infravaloración, lo derivaron a una psicóloga. Pero la terapia tampoco le ayudó.

Fue la tutora del niño la que les recomendó nuestro centro a los padres. En su informe constaba que Alex tenía muchos problemas de lentitud y concentración, que se distraía con mucha facilidad, que no había adquirido la mecánica lectora y, por tanto, tampoco la retención lectora, y que tenía muchas dificultades con las matemáticas.

La anamnesis y el test de lateralidad confirmaron el informe de la tutora y mostraron, asimismo, otras dificultades importantes:

El niño escribía con la mano derecha, aunque con una tendencia a coger el lápiz y a comer con la izquierda. Presentaba una ambidiestría 55 % derecha, 45 % izquierda.

El test también mostró que tenía el ojo izquierdo vago y que era diestro de ojo. De hecho, llevó un parche en el ojo derecho hasta la Navidad de 2017. Además, padecía hipermetropía en ambos ojos, astigmatismo y desviación del ojo izquierdo.

A estas dificultades hay que añadir una hipotonía, un problema de obesidad (acudía al endocrino desde los 11 meses), así como pies planos y anchos (tenía que llevar plantillas y calzado especial).

En cuanto a las dificultades cognitivas y de aprendizaje, los resultados del test de lateralidad que le realizamos en el centro determinaron que tenía un nivel de escritura de un niño dos años menor, que presentaba una dificultad notable para comprender el aspecto abstracto de las matemáticas, que era incapaz de sumar y restar, separa las sílabas y las palabras de manera incorrecta al escribir y hacía los números en espejo (en lugar de escribir 71, escribía 51).

Respecto a sus relaciones sociales, en el colegio, los otros niños se reían de él por el casco ortopédico que se veía obligado a llevar y por su obesidad. Lo insultaban, le llamaban loco y era apartado de cualquier juego y actividad que organizaran. A pesar de ello, Alex se mostraba sociable con los niños de menor edad y con los adultos. No obstante, había un cuadro de ansiedad e hipersensibilidad, así como cierta agresividad hacia su madre.

En casa, contaba con toda la ayuda posible de sus padres. Y, aunque su padre se sentaba a diario con él para hacer los deberes juntos, cada tarde era un drama para Alex. Como su caligrafía era ilegible, tenía que repetir todos los trabajos que hacía en clase y, además, hacer los deberes del día. El niño lloraba de impotencia cada vez que se enfrentaba a estas tareas.

La recomendación de la escuela fue que repitiera primero de Primaria.

El test de lateralidad dio como resultado que Alex presentaba 3 cruces de lateralidad, con una retención neurofisiológica de un 38 %; lo que significa que su rendimiento cognitivo (y emocional) era tan solo de un 62 %. En cuanto a la tensión neuromuscular, presentaba hipotonía en miembros superiores e inferiores

Diagnóstico

El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

El test de lateralidad dio como resultado que Alex presentaba 3 cruces de lateralidad, con una retención neurofisiológica de un 38 %; lo que significa que su rendimiento cognitivo (y emocional) era tan solo de un 62 %. En cuanto a la tensión neuromuscular, presentaba hipotonía en miembros superiores e inferiores. Asimismo, su edad ósea estaba dos años por debajo de lo que correspondía a su edad.

A continuación detallo su lateralización (recorridos sinápticos):

Brazo, mano: 65 derecho, 35 izquierdo.

Ojo: 60 derecho, 40 izquierdo.

Pierna estática: izquierdo (sin movimiento).

Pierna dinámica: 60 derecho y 40 izquierdo.

Oído: 55 derecho y 45 izquierdo.

Motricidad facial y cervicales: 45 derecho y 55 izquierdo.

La evolución era notable y el padre me preguntó si había disminuido la retención neurofisiológica en su hijo. Quería saber si Alex podría estudiar una carrera universitaria el día de mañana

Una terapia satisfactoria gracias a la implicación de todos los agentes

Álex finalizó la terapia el pasado mes de abril con unos resultados sumamente satisfactorios: la lateralización a la derecha se ha realizado en un 90 % (recordemos que ninguna persona está lateralizada homolateralmente al 100 %). En los próximos meses únicamente deberá realizar, como todos los pacientes a los que damos el alta, una serie de ejercicios en casa que, probablemente, aumenten algo más la lateralización, y le realizaremos, en intervalos de 5 meses, 3 controles más.

Quiero mencionar que si esta terapia se ha podido llevar a cabo de manera tan satisfactoria es porque ha habido una implicación significativa tanto del propio paciente, como de los padres, la tutora de Álex y el propio colegio, además de la de nuestro centro.

Desde el inicio, el paciente demostró una gran voluntad de resolver sus dificultades. Su autoexigencia positiva fue determinante. Del mismo modo, y paralelamente a la terapia, recibió clases de refuerzo en su colegio y trabajaba la autoestima tanto con una psicóloga de la escuela como en las sesiones del centro.

Al cabo de un mes y medio de empezar la terapia tuve un cambio de impresiones con los padres, como es habitual en el centro. Normalmente, con tan poco tiempo de sesiones los pacientes no han experimentado cambios mencionables: se trata de una reunión para comentar la adaptación del paciente al grupo y otras cuestiones de este tipo. Sin embargo, Alex ya había hecho algunos progresos: la grafía era algo mejor y se mostraba mucho más extrovertido. No obstante, la escuela comunicó que tendría que repetir curso.

El primer test de control lo realizamos en noviembre de 2017. Tras cinco meses de terapia, su evolución había sido más buena de lo normal y los resultados coincidían con los del informe de la escuela por esas fechas. Empezaba a entender mejor el contenido de las asignaturas e iba leyendo cada vez algo mejor, aunque todavía marcaba mucho las sílabas porque no entendía bien lo que leía, se cansaba al leer, la letra no se le entendía del todo bien y la falta de concentración y la dispersión seguían igual. Recomendé que siguiera con las clases de refuerzo.

Transcurridos cinco meses más, realizamos el segundo test de control. Alex había empezado a aprobar todas las asignaturas, aunque con cincos pelados. Los progresos eran buenos en la comprensión lectora, aunque tiene que trabajar la fluidez al leer (su comprensión oral y fluidez al hablar siempre había sido normal). Colaboraba más con la terapeuta del colegio, también se llevaba mejor con los otros pacientes del grupo de terapia del centro, la relación con sus compañeros del colegio había empezado a cambiar, entendía por qué había tenido que repetir curso, la tutora lo veía más integrado en clase, estaba menos ansioso, había adelgazado mucho y había empezado clases de judo.

La evolución era notable y el padre me preguntó si había disminuido la retención neurofisiológica en su hijo. Quería saber si Alex podría estudiar una carrera universitaria el día de mañana. Aunque yo había observado que, efectivamente, había disminuido, le explico que esta prueba no la vuelvo a realizar hasta el cuarto test de control, debido a que, normalmente, no se observan cambios significativos hasta entonces.

Los padres, por su parte, están tan sorprendidos con todo el proceso que temen que su hijo haga una regresión si no sigue haciendo la terapia en el centro; un temor que es natural y que suelen expresar muchos padres debido a todo el sufrimiento que han vivido. Sin embargo, como hemos explicado en repetidas ocasiones en los artículos que publicamos, hay que saber que una vez que el paciente se ha curado, ya no hay posibilidad de regresión
El caso de Alex, un niño con 3 cruces de lateralidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

En el tercer test de control la buena evolución es general, en todos los aspectos, salvo en que persiste la ansiedad, los bloqueos asociados a ella y en que está mostrando un carácter dominante. No obstante, poco a poco el niño empieza a ser consciente de ello y se va mostrando más flexible.

De este periodo cabe destacar la mejora en la coordinación locomotora, la concentración, la lentitud, la estructuración rítmica, la memoria y la hipotonía, la cual ha disminuido en un 20 % tanto en los miembros superiores como en los inferiores. Los resultados más flojos están relacionados con el razonamiento abstracto.

La escuela y los padres corroboran esta buena evolución. Además, los padres me hacen saber que lo ven cada vez más independiente y maduro, y que duerme mucho mejor de lo que lo hacía anteriormente.

En marzo de 2018 realizamos el cuarto test de control. La ansiedad ya ha disminuido, hay un progreso notable en la memoria, mantiene la atención durante periodos de tiempo más largos, el sistema piramidal y extrapiramidal está cada vez más lateralizado homolateralmente a la derecha, la hipotonía sigue disminuyendo y físicamente está más ágil, aunque sigue con cierto sobrepeso.

Sin duda, Alex tiene más habilidades en el campo verbal que en el razonamiento matemático, pero es un niño inteligente y noble, dos factores que son determinantes para una buena evolución.
En este periodo, además de no haber ningún ítem de lateralidad estancado, el paciente ha llegado a una recuperación del 68 %; un resultado excelente en este punto de la terapia.

Seguimos trabajando hasta una recuperación del 80 % mientras sigue con las clases de refuerzo en la escuela y practica con sus padres la lectura cada día antes de acostarse. Esta última cuestión es muy importante: si el niño escucha a un adulto leer en voz alta y él hace los mismo, va cogiendo la entonación por imitación; lo cual le ayuda en la comprensión lectora.

Hay que mencionar que en esta fase Alex empieza a obtener mejores calificaciones en el colegio: sus notas son de 6, 7 y 8 en las principales asignaturas, salvo en las matemáticas, que es su principal caballo de batalla (sus puntuaciones en esta signatura son de 4,5).

El quinto test de control siguió mostrando una excelente evolución en todos los ítems de lateralidad y una recuperación del 90 %. El progreso vino acompañado de otros avances: el niño ya pesa lo que debería pesar y, como ha crecido en estatura, su figura es mucho más esbelta. Le han quitado las plantillas, su visión también ha mejorado y está construyendo buenas relaciones de amistad.

Como mencionaba al principio, aunque ya ha finalizado la terapia, queda un último test de control que llevaremos a cabo en febrero de 2020. Durante este intervalo, tan solo deberá realizar una serie de ejercicios en casa para afianzar los recorridos sinápticos. Todos los datos de su seguimiento me hacen presumir que su recuperación será superior al 90 %.

Los padres, por su parte, están tan sorprendidos con todo el proceso que temen que su hijo haga una regresión si no sigue haciendo la terapia en el centro; un temor que es natural y que suelen expresar muchos padres debido a todo el sufrimiento que han vivido. Sin embargo, como hemos explicado en repetidas ocasiones en los artículos que publicamos, hay que saber que una vez que el paciente se ha curado, ya no hay posibilidad de regresión.

Alex quiere estudiar veterinaria. Ya no le dan miedo los retos.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

La organización espacial y temporal en el aprendizaje de la lectoescritura_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
Link Enlarge

La organización espacial y temporal en el aprendizaje de la lectoescritura

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 9 diciembre, 2019 Comprensión lectora, Concentración, Desarrollo motor, El trastorno de lateralidad, Lectoescritura, Organización corporal, Organización temporal, Orientación espacial

 

«Sin tener adquirida la orientación espacial y la orientación temporal no es posible el aprendizaje de la lectoescritura: ambas nos permiten entender y manejar los códigos escritos, las letras y los números»


 

¿Qué relación tienen la organización espacial y temporal con el aprendizaje de la lectoescritura?

Sin tener adquirida la orientación espacial y la orientación temporal no es posible el aprendizaje de la lectoescritura: ambas nos permiten entender y manejar los códigos escritos, las letras y los números.

¿De qué manera?

Necesitamos tener integradas unas coordenadas bien organizadas para orientar los símbolos, ya que el significado de estos símbolos depende de la forma que tienen y del lugar que ocupan en el espacio y en el tiempo, secuencialmente. No es lo mismo es que sé, 35 que 53 o decir que hoy es lunes o que es sábado, por ejemplo.

¿Qué ocurre cuando estas coordenadas espaciales y temporales no están integradas?

Cuando aprendemos a leer y a escribir, automatizamos este aprendizaje; de manera que el área del cerebro que interviene en estas funciones queda liberada para adquirir nuevos conocimientos que requieren atención y concentración. Esto es así porque el sistema nervioso está jerarquizado. Cuando no hay una buena jerarquización de las funciones cerebrales implicadas en el aprendizaje y desarrollo de la lectoescritura, esta área cerebral se sobrecarga y se colapsa.

¿Cuáles son las repercusiones?

Los niños que no han adquirido una buena organización temporal y espacial se dispersan mucho y les cuesta un gran esfuerzo cualquier aprendizaje. Tienen que poner mucha voluntad y tesón en todo porque el proceso no está automatizado.

¿Por eso cuando uno ya ha aprendido a conducir puede estar pendiente también de una conversación?

Sí, cuando un adulto realiza una función automática, la corteza ya no interviene y actúa gracias a las estructuras subcorticales, dejando la corteza libre para otras funciones o actividades más complejas, como la comprensión. Por el contrario, cuando nos enfrentamos a un nuevo aprendizaje, la corteza vuelve a participar activamente.

« Sin una buena lateralización cuesta mucho dominar la organización espacial y temporal, que son las bases que permiten desarrollar aprendizajes como la lectoescritura»

 

Entiendo, la jerarquización es fundamental para liberar las funciones superiores y seguir adquiriendo conocimientos nuevos

Sí, porque las funciones superiores son las que se encargan de los aprendizajes más conscientes. Como las redes de conexión del sistema nervioso y los núcleos de integración de un niño son cada vez más complejos, esta complejidad obliga al sistema nervioso a organizarse de forma jerarquizada para evitar el caos.

Bien, y ¿qué papel juega la lateralización en todo este proceso?

La jerarquización de las funciones cerebrales y la buena comunicación entre los hemisferios cerebrales es posible gracias al proceso de lateralización, entre otros factores.

¿Por qué es tan importante?

Durante el proceso de lateralización el niño aprende primero a ubicar su cuerpo en el espacio y a orientar su yo y su sentir tanto en el espacio como en el tiempo, así como a orientarse respecto al mundo exterior. Es imprescindible que este proceso de lateralización se haga correctamente para que después sea capaz de desarrollar aprendizajes complejos como la lectura y la escritura que requieren organizar la información mediante códigos gráficos y arbitrarios.

La lateralización es la base

Bueno, sin una buena lateralización cuesta mucho dominar la organización espacial y temporal, que son las bases que permiten desarrollar aprendizajes como la lectoescritura.

Escribir consiste en organizar en el espacio y en el tiempo

Sí, y para que haya una buena organización espacial al escribir, esta organización espacial debe estar incorporada corporalmente. Sin una buena organización lateral, el niño no sabe si la escritura tiene que ajustarse a un patrón de ordenamiento diestro o zurdo.

¿Qué le ocurre a un niño que no tiene las referencias corporales bien adquiridas?

Los desórdenes de los puntos de referencia corporal pueden ocasionar una velocidad de lectura lenta (aunque no todos los casos son iguales), ausencia o pobreza de comprensión lectora y confusión entre derecha/izquierda; lo cual lleva a no comprender las nociones de decena y centena, a invertir el orden de las letras, a la disgrafía y a síntomas que pueden confundirse con dislexia o discalculia, por ejemplo.

« A estos niños les cuesta mucho organizar un dibujo, representar lo que tienen en la cabeza»

 

¿Por qué se da la disgrafía?

Si no sabes orientarte en el espacio cuesta mucho saber hacer bien la letra, copiarla bien.

¿En qué más afecta la desorganización espacial y temporal?

A estos niños les cuesta mucho organizar un dibujo, representar lo que tienen en la cabeza.

¿Por qué?

Les cuesta plantear la idea, no saben cómo empezar a representarla, cómo distribuir los elementos en el espacio. Y, a veces, estos elementos son desproporcionados.

¿También queda afectada la expresión oral?

Normalmente, hay una mayor comprensión de las explicaciones verbales que de las escritas, de la misma forma que también es mejor la expresión verbal que la escrita.

Volvamos a la cuestión de la dispersión y la atención

Es importante aclarar que antes de afirmar que un niño presenta un problema primario de atención debemos asegurarnos de que esta tendencia no se deba a un sobresfuerzo provocado por los motivos que he explicado anteriormente. Los niños con lateralidad cruzada, al igual que sus padres, expresan a menudo que todo les cuesta demasiado, que seguir el ritmo de la clase les supone un sobreesfuerzo constante y mucho mayor que el que hacen los otros niños.

«En el desarrollo psicomotor, primero vendría el esquema corporal, luego la lateralidad y,finalmente, la organización espacial y temporal . Si hay un fallo en la primera etapa ya hay consecuencias en las demás»

 

¿Puedes poner otro ejemplo de cómo repercute la desorganización espacial y temporal?

El otro día estaba en terapia con un grupo de niños. Les puse un ejercicio de lógica que consistía en ordenar de un modo determinado manzanas de diferentes colores. Todos los niños las ordenaban incorrectamente una y otra vez. Yo no entendía qué era lo que provocaba el mismo error en todos hasta que me di cuenta de que las estaban ordenando en orden inverso, de derecha a izquierda. Estos niños tenían 11 años, una edad en la que la organización temporal y espacial ya debería estar adquirida.

¿Cuál es el orden en la jerarquización que nos explicabas antes?

En el desarrollo psicomotor, primero vendría el esquema corporal, luego la lateralidad y, finalmente, la organización espacial y temporal . Si hay un fallo en la primera etapa ya hay consecuencias en las demás.

¿Cómo trabajáis estas dificultades en terapia?

Como para tener una buena organización espacial se necesita un esquema corporal adquirido, trabajamos el esquema corporal moviendo, por ejemplo, solo una parte del cuerpo para que sean conscientes de los movimientos, diferencien las diferentes partes del cuerpo y aprendan a saber orientarse en su propio cuerpo. Si ellos pueden orientarse en su propio cuerpo también sabrán orientarse en el espacio porque, entre otras razones, su cuerpo también está en el espacio.

¿Y la temporalidad?

Una vez tienen adquirida toda la parte más espacial, se trabaja la temporalidad, que es lo más complejo, aunque ambas van muy relacionadas y en algunos ejercicios las trabajamos paralelamente porque una depende de la otra.

¿Cómo les afecta la desorganización temporal?

En la lectura, la temporalidad afecta, por ejemplo, a qué letra va primero. En la escritura, suele reflejarse en que empiezan a escribir por donde no corresponde.

¿Y cómo la trabajáis?

Hay muchos ejercicios para ello, aunque deben realizarse con la supervisión de un terapeuta porque, como cada niño tiene una retención neurológica diferente, deben personalizarse. Trabajamos mucho la ordenación de viñetas y fotografías, ya que son ejercicios que requieren entender el concepto de sucesión. Además la organización temporal también es necesaria para entender las horas, los días de la semana, los meses, las estaciones, el concepto de resta…

¿Por qué el concepto de resta?

Si no tengo adquirida la temporalidad no puedo entender “Tenía 3 bolis, me quitaron 2, ¿cuántos me quedan?”. No puedo establecer la relación entre lo que tenía y lo que tengo porque no sé cuál es el punto de partida temporal.

¿Qué otros aspectos trabajan en terapia?

Trabajan el ordenar cosas en el espacio, los conceptos de antes y después, de arriba y abajo, que les cuesta mucho, y los de derecha e izquierda. A veces se lían mucho con todos estos conceptos y son niños de 6-7 años que ya deberían tenerlos adquiridos. Algo que les presenta normalmente bastante dificultad es describir lo que está abajo y arriba en una imagen.

Uno se pregunta cómo se las ingenian en su día a día con toda esta confusión

A veces, resuelven las situaciones por imitación, pero, claro, les genera mucha frustración ver que no son capaces de entender y hacer lo que otros niños entienden y hacen con facilidad. Además se cansan mucho por el esfuerzo que les supone, lo cual suele provocarles rechazo al estudio, a ir al colegio, etc.

¿Qué otros ejercicios hacen en terapia?

Representar palabras con el cuerpo, leer palabras que están en relieve con los ojos vendados para integrar la forma de las letras y orientarlas en el espacio, representar letras con plastilina para tener que crearlas de la nada en el espacio (este ejercicio también les va bien para trabajar la motricidad fina), coser las letras de una palabra para integrar el orden, ejercicios que les ayudan a reconocer la diferencia entre letras que confunden cuando están en minúscula, como la b y la d, etc.

El caso de Andrea: terapia para una segunda lateralización
Link Enlarge

El caso de Andrea: terapia para una segunda lateralización

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 19 noviembre, 2019 El trastorno de lateralidad

Una terapia previa de lateralización errónea

El caso de Andrea es un caso que refleja muy bien los problemas añadidos que presentan los pacientes con lateralidad cruzada que llegan a nuestro centro tras haber recibido anteriormente un tratamiento de lateralización erróneo en otro centro debido a un mal diagnóstico.

Esta paciente tenía ocho años cuando vino por primera vez a nuestro centro en septiembre de 2016. En la primera visita, sus padres explicaron que, previamente, su hija había estado haciendo terapia para cambiar su lateralidad de brazo y mano a la derecha (además de ir a un logopeda, a un optometrista y a un psicólogo). Sin embargo, cuando le realizamos el test completo de lateralidad, los resultados indicaron que era zurda, no diestra.

El tratamiento que había recibido debido al error de diagnóstico no solo había imposibilitado su mejoría durante todo ese periodo anterior, sino que, tal como veremos, tuvo graves repercusiones en su desarrollo cognitivo y emocional.

 

Sintomatología emocional

Andrea presentaba onicofagia; es decir, se comía las uñas de las manos y de los pies para intentar calmar la gran ansiedad y la angustia que sufría. Tenía tics, como pasarse la lengua continuamente por el labio superior o cerrar las manos apretándolas con fuerza antes de expresar alguna emoción. No soportaba los sonidos graves, por lo que evitaba a toda costa los lugares donde pudiera haber bullicio y se negaba a apuntarse a cualquier actividad extraescolar. Se peleaba a menudo con las niñas de su clase y, en casa, mostraba una gran inquietud cuando, por ejemplo, se sentaba a mirar la televisión. Además, necesitaba dormir con sus padres, acostándose en medio de su cama, entre su madre y su padre, y tenía pesadillas con frecuencia.

 
El caso de Andrea: terapia para una segunda lateralización
 

Rendimiento escolar

En la anamnesis, los padres relataron que su hija les quitaba el sueño: necesitaban saber la causa de su sufrimiento emocional y de sus problemas de rendimiento escolar.

Andrea no quería ir al colegio ni jugar con ningún compañero: por las mañanas, se provoca vómitos para intentar quedarse en casa. Además de presentar TDA (no TDAH), tenía un vocabulario extremadamente pobre para su edad, no entendía nada de lo que leía y se perdía y trababa al leer; era necesario que su madre le leyera los deberes para que pudiera comprender algo mejor lo que tenía que hacer. También se dispersaba muchísimo, su dificultad para concentrase era notoria, como su lentitud al realizar cualquier tarea; tenía una disortografía importante (el cuadro parecía de dislexia, pero no lo era), le costaba un gran esfuerzo hacer un dictado, iba muy mal en cálculo (debido, sobre todo, a su dificultad para leer los enunciados) y no sabía cómo hacer un resumen.

No obstante, Andrea era muy consciente de sus dificultades. A menudo le decía a su madre «Mamá, no llego, no puedo». De hecho, había pasado de segundo a tercero de Primaria por los pelos, a pesar de que el resultado del test de cociente intelectual que trajeron sus padres era de 99.

Por último, destacar que, aunque comía utilizando la mano derecha porque la habían lateralizado hacia ese lado, escribía con la izquierda.

 

Los resultados del test de lateralidad

Los resultados del test completo de lateralidad que le realizamos a Andrea antes de iniciar la terapia y que, por tanto, definieron el tipo de tratamiento, fueron los siguientes:

Lateralidad de brazo y mano: 65 % izquierda y 35 % derecha.
Lateralidad del ojo: izquierdo (presentaba una hipermetropía y estrabismo del ojo derecho).
Lateralidad de pierna estática: izquierda
Lateralidad de pierna dinámica: 60 % izquierda, 40 % derecha.
Motricidad facial: 55% izquierda, 45 % derecha.
Oído: 50 % izquierda, 50 % derecha.
Cervicales: 55 % izquierda, 45 % derecha.

Con estos resultados, Andrea debía ser lateralizada homolateralmente a la izquierda de brazo, mano, ojo, pierna estática y pierna dinámica, motricidad facial, oído y cervicales.

 
El caso de Andrea: terapia para una segunda lateralización
 

Andrea recibirá el alta el mes que viene

Como es natural, al principio los padres se mostraron escépticos ante la idea de que realizáramos un tratamiento de lateralización que cambiara de nuevo la lateralidad de su hija, pero entendieron que los resultados del test completo eran claros al respecto.

La terapia de lateralidad es un tratamiento largo porque requiere llevar a cabo un trabajo neurofisiológico complejo que necesita tiempo. Sin embargo, cuando se establecen y afianzan correctamente los recorridos sinápticos, la recuperación de los pacientes es muy alta: como mínimo, de un 85 %, y los pacientes no presentan recaídas o regresiones. Andrea, tras 3 años y dos meses, se ha recuperado neurofisiológicamente en un 90 % (ninguna persona está lateralizada homolateralmente al 100 %) y recibirá el alta el mes que viene. Su recuperación no se limita a sus funciones cognitivas: estas, ahora, están armonizadas con su rendimiento mental y emocional. Finalmente, queremos señalar que el test de CI que le hemos realizado recientemente ha dado un 115 como resultado, un aumento que ahora sí refleja su potencial real que anteriormente estaba limitado por su lateralidad mal definida.

La autoestima en niños con lateralidad cruzada_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart
Link Enlarge

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 1 octubre, 2019 Ansiedad, Aprendizaje, Concentración, Desarrollo motor, Desorientación espacial, El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea

Por Meritxell Pujol

La autoestima

La autoestima es la valoración que uno hace sobre sí mismo, sobre su persona e imagen. Por tanto, la autoestima es un juicio que o bien aporta valor positivo a lo que creemos que somos, o bien aporta un valor negativo.

Asimismo, la autoestima no queda definida por una única evaluación, sino por el conjunto de los juicios que emitimos sobre nuestra persona: todas estas valoraciones van definiendo la imagen que nos conformamos de nosotros mismos y cómo nos representamos simbólica y mentalmente.

En consecuencia, la autoestima es determinante en la construcción de nuestra personalidad y en la manera en la que nos relacionamos con los demás.

Autoestima y psicomotricidad

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

La formación de la autoestima es gradual y se revisa y actualiza constantemente. Cuando un niño empieza a tomar conciencia de sí mismo y a adquirir consciencia de su esquema corporal, comienza a crear su imagen corporal. Y esta imagen corporal está relacionada con la autoestima que se está forjando.

Si un niño, por ejemplo, se cae a menudo cuando juega, puede asociar emocionalmente este hecho a un sentimiento negativo, como la frustración. Esta valoración negativa pasará a formar parte de su propia autoestima.

Dado que la imagen corporal es una representación consciente e inconsciente del cuerpo y que tiene un componente emocional, podemos decir que el desarrollo psicomotriz de un niño es una de las primeras bases que conforman su autoestima.

Para que haya un correcto desarrollo psicomotriz es necesario la adquisición de ciertas bases, como el esquema corporal, la lateralización dominante de izquierda o derecha, la organización espacial y la organización temporal.

Estas bases se deben adquirir correctamente y de manera gradual, ya que conforman la estructura de futuros aprendizajes, como el de la lectoescritura y el pensamiento lógico matemático. Un niño que, por ejemplo, no esté bien lateralizado, podría tener dificultades en la estructuración de la temporalidad.

Los niños con lateralidad cruzada suelen tener dificultades psicomotrices y cognitivas: problemas de concentración, atención, memoria, etc. Estas funciones cognitivas son fundamentales para la vida diaria, escolar e individual del niño. Por lo tanto, debemos tener en cuenta que, si un niño se encuentra con muchas dificultades de este tipo en su día a día, esto va a influir en la manera en cómo se ve a sí mismo.

Desde casa es importante ayudarle a que esta valoración sea justa: hacerle ver que, aunque hay cosas que le cuestan más, también hay otras que las hace muy bien. Del mismo modo, también podemos ayudarle a que sea consciente de su evolución: si es un niño al que le cuesta leer, podemos hacerle notar lo mucho que ha progresado desde que empezó a aprender.

En nuestro centro, nos encontramos a menudo con niños que se infravaloran o que tienen una baja autoestima debido a sus dificultades psicomotoras y cognitivas. Algunos no quieren probar cosas nuevas o hacer nuevas actividades porque intentarlo les produce un gran sufrimiento. Hacer algo nuevo, aunque sea algo divertido, significa salir de nuestra rutina y, por tanto, de nuestra zona de confort. Esto puede generar mucho miedo y ansiedad.

Esta inseguridad también afecta a su manera de relacionarse con los demás: pueden ser niños con dificultades para entablar nuevas amistades o para integrarse en un grupo. Cuando uno no se siente a gusto consigo mismo, le cuesta pensar que otros puedan disfrutar de su compañía.

Cómo tratamos los problemas de autoestima en el centro

La autoestima en niños con lateralidad cruzada

En el centro partimos de la base de que se debe trabajar conjuntamente la parte emocional, la motriz y la psicológica. Por este motivo, la terapia integra los tres aspectos.

Por ejemplo, si un niño tiene dificultad en saltar y eso le hace sentir mal y diferente a los demás niños, en terapia propondremos juegos de manera gradual que requieran coordinación y conocimiento de esquema corporal para que vaya mejorando en el salto. A medida que el paciente ve su evolución en este aspecto, su autoestima también aumenta, llegando incluso a pedir ese juego que, ahora, le hace sentir bien.

En ocasiones, también nos encontramos con niños que han interiorizado un discurso negativo sobre ellos mismos y que dan por supuesto, antes de intentarlo, que serán incapaces de hacer algo determinado. El malestar que les genera una actividad nueva les produce una ansiedad anticipatoria asociada. Cuando llevan a cabo la nueva actividad y se dan cuenta de que pueden hacerlo bien, se sorprenden. Estos logros y la valoración positiva de los mismos van aumentando su autoestima.

Sin duda, es un proceso largo, que requiere ayuda terapéutica para que logren expresar las emociones asociadas a la infravaloración que les hace sentir mal. Pero a medida que avanza la terapia y observan que son capaces de hacer cosas que antes no podían hacer, que cada vez las hacen mejor, y aprenden a valorar positivamente sus logros y evolución, también van ajustando la valoración sobre su persona y su juicio se vuelve más justo.

La lateralidad cruzada y el miedo a hablar en público_Centro de laetralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
Link Enlarge

La lateralidad cruzada y el miedo a hablar en público

Susana Lladó - Lladó Comunicación 16 septiembre, 2019 Ansiedad, Concentración, El trastorno de lateralidad, Emociones, Gestión de emociones, Lateralidad cruzada o heterogénea, Memoria, Terapia de lateralidad

A la mayoría de las personas nos provoca ansiedad hablar en público. La perspectiva de tener que hacer una exposición delante de otros nos causa cierto temor y angustia, lo cual es normal si el malestar no es excesivo: la ansiedad es una respuesta de anticipación positiva que evolutivamente nos ha permitido sobrevivir como especie y que, si no sobrepasa ciertos umbrales, actúa a nuestro favor a la hora de superar las situaciones y retos que nos vamos encontrando en la vida. El problema surge cuando esta emoción nos supera y el miedo puede llegar a convertirse en una fobia. Asimismo, es relativamente frecuente que las personas con dificultades de lateralidad, además, vivan estas situaciones como una amenaza por el miedo a quedarse bloqueados.


La sintomatología fisiológica y la cognitiva se van retroalimentando mutuamente: cuantos más pensamientos negativos se tienen, más aumenta el malestar físico, y cuantos más síntomas físicos se presentan, más nerviosa se pone la persona.

Sintomatología previa asociada al miedo a hablar en público

«Cuando se tiene miedo a hablar en público, los síntomas más habituales son la sudoración, temblores, ansiedad, mareos o/y dolor de barriga, aunque también se presenta una sintomatología cognitiva: la persona empieza a tener pensamientos catastrofistas que, la mayoría de las veces, no son racionales, y también puede haber una disminución de la concentración y de la memoria. La sintomatología fisiológica y la cognitiva se van retroalimentando mutuamente: cuantos más pensamientos negativos se tienen, más aumenta el malestar físico, y cuantos más síntomas físicos se presentan, más nerviosa se pone la persona», nos explica el psicólogo de nuestro centro Luis Elías.

Por tanto, es necesario distinguir cuándo la ansiedad entra dentro de lo normal y cuándo no, cuándo hablamos de miedo, cuándo de preocupación y cuándo de fobia. «Hablamos de fobia cuando la reacción es excesiva, cuando la respuesta a la situación es desproporcionada. Por ejemplo, si un adolescente tiene que hacer una exposición de 15 minutos en clase y su sintomatología es tan aguda que intenta evitar hacer esa presentación, probablemente, estemos delante de una fobia. En cambio, si un adulto empieza a sentirse mal antes de dar una conferencia ante quinientas personas en un fórum mundial, esto entraría dentro de lo normal», señala Elías.

Otros marcadores de una posible fobia son la persistencia en el tiempo del malestar agudo, que este malestar fisiológico y emocional sea incontrolable y el hecho de que el miedo sea irracional: es decir, cuando la persona no puede explicar por qué siente miedo o cuando, a pesar de la sintomatología aguda y de la evitación, ni siquiera es consciente de que hablar en público le produce miedo.

El miedo a hablar en público se supera siempre a través de la aceptación, no del rechazo o de la evitación. Hay que aceptar que estas situaciones provocan una activación en nosotros y normalizar los nervios.

Los errores habituales a la hora de intentar controlar el miedo

La mayoría de las personas tratan de esquivar el miedo intentando controlar los síntomas y creen que dejarán de sentirlo si no piensan en él. Hacen ejercicios de respiración contraproducentes, se cogen la mano para que no tiemble, etc. «Esto solo aumenta la sintomatología, ya que la persona está poniendo su atención en los pensamientos que la provocan», prosigue el psicólogo.

Otro error muy común es la evitación: como no saben gestionar estas situaciones, hacen lo posible para no enfrentarse a ellas. Esta conducta evitativa es perjudicial a cualquier edad, no solo en la edad escolar. En el ámbito laboral, los adultos delegan en colegas responsabilidades que representan oportunidades profesionales para progresar en su empresa, por ejemplo, y se degradan dentro del organigrama al dejar que otros asuman sus funciones.

La lateralidad cruzada y el miedo a hablar en público_Centro de laetralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Cuanto más se evita hablar en público, más se enquista el miedo a hacerlo, ya que cada vez cuesta más gestionarlo. «Si un directivo tiene una reunión con la junta cada 15 días, aunque vaya encontrando excusas para no asistir, llegará un momento en que tendrá que ir. En ese punto, ya será muy difícil que pueda gestionar la ansiedad. El miedo a hablar en público se supera siempre a través de la aceptación, no del rechazo o de la evitación. Hay que aceptar que estas situaciones provocan una activación en nosotros y normalizar los nervios», apunta Elías.

Cómo se trabaja en terapia el miedo a hablar en público

En terapia se trabajan los aspectos emocionales y cognitivos relacionados con el miedo a hablar en público. Y, una vez se ha avanzado en estos aspectos, se realizan técnicas de actuación para simular un entorno parecido al que se puedan encontrar los pacientes en situaciones reales.

Respecto al trabajo emocional, se trata de que el paciente identifique las emociones que siente en estas situaciones y que pueda darles significado.

Respecto al trabajo emocional, se trata de que el paciente identifique las emociones que siente en estas situaciones y que pueda darles significado. «Hay personas que dicen sentir miedo cuando, en realidad, lo que sienten es preocupación. O están muy preocupadas por sentir una emoción que es normal sentir cuando se tiene que hablar en público. Por ejemplo, hay pacientes que asocian el estrés exclusivamente a un estado negativo y no saben que es un mecanismo que tenemos las personas para poder afrontar situaciones con una mayor concentración, si sabemos cómo gestionarlo. Cuando se lo explicas y entienden por qué se activa este mecanismo, se tranquilizan», añade Elías.

También se trabaja la autoestima para disminuir el peso que suelen darle a la opinión que los demás puedan tener de ellos. Si uno se siente preparado y con sus fortalezas más sólidas, este temor a lo que puedan pensar los otros disminuye.

Las sesiones de role playing en grupo son muy eficaces para que los pacientes puedan experimentar en un entorno de seguridad, simular situaciones diversas que pueden encontrase en casos reales, comentar posteriormente las sensaciones y pensamientos que se presentan y trabajarlos con el especialista.

Otro punto muy importante que se trabaja en las sesiones es la relativización de las consecuencias: al paciente se le hace pensar en las consecuencias más graves que podría tener una presentación en público catastrófica. Este ejercicio les sirve para ser conscientes de que la intensidad del miedo que sienten es desproporcionada respecto a las consecuencias reales, incluso en el peor de los casos. Asimismo, también se trabaja en relativizar la importancia de la opinión que los otros se puedan formar sobre uno.

Aprender a cambiar los pensamientos desadaptativos por otros adaptativos también es fundamental: los pensamientos catastrofistas o desadaptativos suelen ser bastante irracionales, pero, a la vez, están relacionados con aspectos más profundos de la personalidad que hay que trabajar. Son pensamientos relacionados con cómo nos perciben los demás, el miedo a quedarse en blanco, a hacer el ridículo, etc.

Del mismo modo, se trabajan las habilidades cognitivas involucradas en hablar en público que constituyen ítems de la lateralidad ―como la concentración, la memoria, la atención, la retención y la expresión verbal― para fortalecer estas capacidades y disminuir el riesgo de los bloqueos. Cuanto más segura se siente una persona, más aumenta su autoestima y, por tanto, también su tranquilidad para gestionar el estrés que supone hablar en público.

Finalmente, las sesiones de role playing en grupo son muy eficaces para que los pacientes puedan experimentar en un entorno de seguridad, simular situaciones diversas que pueden encontrase en casos reales, comentar posteriormente las sensaciones y pensamientos que se presentan y trabajarlos con el especialista.

Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto con nuestro centro

  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • 6
  • 7

Aviso legal y política de privacidad

Aviso legal y política de privacidad

Últimos artículos

  • Las 4 reglas de la empatía que pueden salvarnos de la actual anomia
  • «Todas las emociones son necesarias y tienen que ser escuchadas»
  • Estudiantes, profesores: así es cómo aprende mejor el cerebro
  • «Muchas personas tienen la sensación de no poder más, de saturación»

Estamos en Facebook

Consúltenos

Dirección: C/ Josep Bertrand, 3. Ático 2º. 08021 Barcelona
E-mail: info@lateralidad.com
  • Lateralidad
  • El centro
  • Diagnóstico y terapia

Diseño web: ©2021 Lladó Comunicación

Top