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Depresión infantil: tipos, factores familiares de riesgo y síntomas_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
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Depresión infantil: tipos, factores familiares de riesgo y síntomas

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 21 agosto, 2019 Depresión infantil, El trastorno de lateralidad, Emociones, Hiperactividad y TDAH

En este artículo, la psicóloga de nuestro centro Ganaëlle Anza Guitart nos explica los tipos de depresión infantil, los factores familiares de riesgo, los síntomas a los que hay que estar alerta, así como un caso clínico que ilustra la respuesta inadecuada y contraproducente que se da, algunas veces, en el entorno de estos niños.

Diagnóstico: algunas depresiones infantiles están enmascaradas

Reconocer y diagnosticar la depresión en un niño puede ser complejo debido a que la depresión infantil puede estar presente junto a otros trastornos, como la ansiedad y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Detrás de un comportamiento hiperactivo o de conductas de rebeldía o agresivas puede haber una depresión enmascarada.

A pesar de la dificultad que supone el diagnóstico, la depresión es la principal causa de enfermedad y discapacidad en niños y adolescentes de ambos sexos entre 10 y 19 años, según la OMS (Organización Mundial de la Salud).

El hecho de que los padres exijan una serie de cualidades a su hijo y manifiesten su decepción cuando este no responde a sus expectativas, constituye un factor de riesgo

Depresión infantil: tipos, factores familiares de riesgo y síntomas_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Tipos de depresión infantil

Existen varios tipos de depresión infantil:

-Distimia: un tipo de tristeza leve que se prolonga durante un largo periodo de tiempo.

-Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo: es una forma menos severa que la anterior y, para ser diagnosticada como tal, debe estar presente durante un periodo inferior a los seis meses.

-Depresión grave/mayor: interfiere significativamente en las actividades de la vida diaria: en la escuela, en la vida social, en las relaciones familiares, etc. El niño presenta un estado de ánimo depresivo o irritable y/o falta de interés o placer en casi todas las actividades por un período mínimo de dos semanas. En algunas ocasiones, puede llevar a intentos autolíticos (las tentativas autolíticas son actos suicidas cuyo resultado no implica la muerte), aunque estos son muy poco comunes en los niños pequeños.

Factores familiares de riesgo

Existen factores familiares de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de un estado depresivo en la infancia. A menudo se observa, a través de la anamnesis, que uno de los padres o cuidadores ha vivido una situación de duelo coincidiendo con los primeros años de vida del niño, que la madre ha sufrido una depresión postparto o que alguno de los principales cuidadores ha sufrido algún otro tipo de depresión.

Asimismo, constituye otro factor de riesgo el hecho de que los padres exijan una serie de cualidades a su hijo y manifiesten su decepción cuando este no responde a sus expectativas.

Sintomatología de la depresión infantil

Depresión infantil: tipos, factores familiares de riesgo y síntomas

Los síntomas que deben alertarnos sobre la posibilidad de que un niño esté sufriendo un estado depresivo son los siguientes:

-Tendencia al aislamiento: rechazo o mínimo interés en el juego, aislamiento y pérdida de la relación con los compañeros.

-Cambios en la dinámica habitual: dificultades escolares, fatiga matinal, pérdida de la vivacidad y de la espontaneidad en el intercambio con el otro, falta de concentración, etc.

-Expresiones somáticas: problemas para conciliar el sueño, dolores de cabeza / barriga, enuresis y pérdida del apetito.

-Agitación psicomotriz y comportamientos agresivos y de enfado: este comportamiento puede convertirse en una forma habitual de defenderse de los sentimientos depresivos.

-Búsqueda inconsciente para exponerse a situaciones de riesgo: a menudo son niños que padecen caídas u otros accidentes por falta de cuidado y atención, y que pueden responder a tendencias autopunitivas.

-Apreciaciones subjetivas (rara vez expresadas directamente por el niño): sentimiento de aburrimiento y vacío, tristeza, preocupaciones, poca esperanza, sentimientos de impotencia, imagen negativa de sí mismo y/o culpabilidad.

Los dos criterios esenciales para el diagnóstico de la depresión en el niño son el estado de ánimo disfórico (tristeza, ansiedad, inquietud, etc.) y las ideas de desaprobación de sí mismo

Criterios clínicos esenciales para el diagnóstico de la depresión infantil

Existen 4 criterios clínicos esenciales para el diagnóstico de la depresión en el niño, mencionados por F. Palacio y R. Dufour (1995):

-Problema manifiesto y duradero del estado de humor, ya sea en forma de tristeza o de exaltación del humor (formas hipomaniacas).

-Inhibiciones (en el aspecto psicomotor, mental, afectivo, lúdico, intelectual, escolar, etc.) o, por el contrario, presencia de un cuadro de hiperactividad.

-Manifestaciones persistentes negativas sobre sí mismo o, a la inversa, exaltadas (hipomanía).

-Vivencias de pérdida con sentimientos de soledad, de abandono, de rechazo y de exclusión; ideas con miedos a la enfermedad o a la muerte de los seres queridos o, a la inversa, en la presentación hipomaníaca: vivencia de las relaciones marcada por la idealización.
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Para Weinberg y colaboradores, los dos criterios esenciales para el diagnóstico de la depresión en el niño son el estado de ánimo disfórico (tristeza, ansiedad, inquietud, etc.) y las ideas de desaprobación de sí mismo. Además, debe haber, al menos, otros dos síntomas de los enunciados anteriormente.

Caso clínico

El ambiente niega y el niño hace de chivo expiatorio

Depresión infantil: tipos, factores familiares de riesgo y síntomas

Una madre acude a una primera vista con su hijo de 10 años relatando, como motivo de consulta, una disminución del rendimiento escolar, dificultades en la concentración y cierta tristeza en el niño.

Ante este decaimiento general de su hijo, la respuesta de la madre y de la escuela (tras coordinación entre ambas) es una respuesta de exigirle, presionarle y verlo como un niño vago. Esto hace pensar en cómo la tristeza del niño crea cierta rabia y frustración en su entorno; aspectos que también pueden estar inscritos en el niño, pero que, de momento, están colocados en los demás. Tal como lo expresa Fillat, N. (1998), «A menudo, estas manifestaciones del niño irritan al adulto y aumenta la exigencia de los padres y de los educadores, lo cual no hace más que aumentar el sentimiento de fracaso en el niño y, finalmente, provocar que tire la toalla. A veces, no es fácil hacer entender a los padres que el niño está desanimado, deprimido; que no se siente lo suficientemente válido y capaz, que se siente fracasado y en un camino sin salida».

A través de las entrevistas, aparecen datos relevantes: la separación de los padres cuando el niño tenía 4 años, un cambio de ciudad con la madre poco tiempo después (lo que provoca que vea menos a su progenitor) y, un año más tarde, el cambio de residencia del padre a otro país y la poca presencia desde entonces de la figura paterna, entre otros.

Asimismo, al entrar en Primaria, el niño empieza a ser objeto de burlas por parte de sus compañeros: se burlan de su sobrepeso. Aunque es cierto que el niño tiene una estructura corporal algo más grande que los otros niños de su edad, creo que la causa del acoso es que sus compañeros detectan su fragilidad debido al perfil de cierta formalidad y sometimiento que presenta.

En líneas generales, podemos decir que en la historia biográfica del niño acontecen una serie de rupturas, duelos y vivencias amenazantes que, seguramente, también están presentes en la madre ―en su ansiedad y en su estilo educativo― a través del exigir. Tal como escriben Alberto Campo y Cristina Ribera (1989), «El ambiente niega y el niño hace de chivo expiatorio». La madre tiene cierta tendencia a quitarle importancia a los hechos vividos, como una manera de protegerse a sí misma de contactar con su propio sufrimiento. Y al verlo en el hijo, rápidamente se minimizan las consecuencias o el malestar que ambos puedan compartir.

A través de las entrevistas y de las pruebas diagnósticas, se observa en el paciente un fondo de personalidad con ansiedades depresivas y fóbicas, y unas defensas evitativas y de retraimiento. La imagen de ser un buen niño ejerce un gran peso sobre él (no mostrar su sufrimiento, cumplir con las normas y objetivos que no logra alcanzar, etc.) y, a la vez, alimenta sus sentimientos de culpabilidad (como el reproche y autorreproche por no cuidar suficiente a sus figuras parentales) y de desvalorización, así como su temor a que le dejen de querer.

El niño no puede mentalizar la rabia que reprime. Sin duda, teme exponerse, aunque también desea ser ayudado. Sin embargo, todo ello está entremezclado con una necesidad de complacer y de evitar cualquier confrontación, lo que hace que necesite decir que las cosas van mejor, evitando así remover ciertos temas o miedos.

Siguiendo el enfoque de Alberto Campo y Cristina Ribera (1989), el primer objetivo del terapeuta será calmar la ansiedad que presentan tanto la madre como el hijo y lograr que se sientan apoyados y comprendidos. Una vez que el niño pueda ir entendiendo por qué se ve como un niño malo, por qué se siente triste y por qué está acudiendo a terapia, también irá comprendiendo que no es tan malo, lo que, a su vez, disminuirá su ansiedad.

Bibliografía:

– La OMS pide que se preste mayor atención a la salud de los adolescentes. (2014). Recuperado de: http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2014/focus-adolescent-health/es/

– Depresión en los niños. (1998). Recuperado de: http://www.infocop.es/pdf/Depresionni%C3%B1os2017.pdf

– Campo, A.J. y Ribera, C. (1989). Hiperactividad, depresión, ambiente depresivo”. En El juego, los niños y el diagnóstico. pp. 87-97. Barcelona: Ediciones Paidós.

– Fillat, N. (1998). Sobre la depressió en el nen. XIII Jornades de la Revista Catalana de Psicoanàlisi.

Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo
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Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo

Susana Lladó - Lladó Comunicación 25 julio, 2019 Ansiedad, El trastorno de lateralidad

Muchas personas no consiguen relajarse en vacaciones, ni desconectar del trabajo. Estos días de descanso tan importantes para la salud física y mental les producen ansiedad y siguen chequeando continuamente sus correos electrónicos, piensan en lo que tendrán que hacer cuando regresen a su puesto de trabajo o se llenan la agenda vacacional de un montón de actividades para intentar complacer a los otros miembros de la familia.

Si es tu caso, aquí tienes algunas sugerencias que pueden ayudarte a disminuir el estrés, desconectar, recargarte, y disfrutar realmente de tus días de vacaciones:

Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo

1.Antes de empezar las vacaciones, deja acordado en el trabajo todo aquello que podría interferir en tu desconexión: quién asumirá tus funciones, quién se responsabilizará de gestionar los imprevistos que puedan surgir en tu ausencia, etc.

2.Usa las tecnologías siguiendo un criterio que beneficie tu salud: a algunas personas les estresa desconectarse completamente; en cambio, para otras es imprescindible hacerlo para conseguir descansar mentalmente. En cualquier caso, si vas a seguir conectado, reduce el tiempo de conexión. Respecto al trabajo, si no puedes evitar estar pendiente porque la desconexión te produce más estrés, una opción puede ser consultar tus correos únicamente una vez al día.

3.Si te vas de viaje, evita coger un vuelo, un billete de tren o emprender el viaje en coche a primera hora de la mañana: aunque quieras aprovechar al máximo los días, pegarte un madrugón no te va a ayudar a empezar a bajar el ritmo de estrés habitual.

4.El primer día de vacaciones no hagas planes: tómate tu tiempo para descansar, dormir o explorar tranquilamente las inmediaciones del hotel o del lugar en el que te encuentres.

5.Si vas a pasar tus vacaciones en pareja, con la familia o con amigos, encuentra cada mañana un espacio y un tiempo para ti en el que puedas ordenar tus pensamientos, relajarte y prepararte emocionalmente para después poder compartir buenos momentos con los demás.

Cómo relajarse en vacaciones y desconectar del trabajo

6.A la hora de planificar visitas culturales, excursiones y otro tipo de actividades, no te llenes la agenda hasta la extenuación. La mejor opción es escucharse a uno mismo y hacer lo que de verdad se quiere hacer y al propio ritmo (no al de la batuta de nadie). Si tienes que negociar los planes con otras personas, sé asertivo (no reactivo). Ten en cuenta que el significado de descanso no es el mismo para todas las personas: para algunas es tener la posibilidad de no hacer nada (o lo mínimo posible), para otras es realizar actividades que las estimulan, y para otras personas es un equilibrio entre el relax y la actividad.

7.Deja lugar para la improvisación: no planifiques cada hora de tus vacaciones. Los psicólogos han observado que las personas solemos disfrutar más de las actividades no programadas: probablemente, porque no hay una restricción de tiempo y porque hay más probabilidades de que surjan situaciones nuevas que ayudan a que el cerebro se desconecte.

8.Haz cosas distintas a las que haces normalmente, que estimulen tu mente, y adopta una actitud de juego al hacerlas: es una excelente manera de ayudar al cerebro a desconectar y reducir el estrés (lee el artículo Por qué viajar es muy bueno para el cerebro).

9.Aprovecha las vacaciones para fortalecer los lazos con las personas que quieres y aprecias: tu cerebro liberará endorfinas.

10.Evita las sobremesas eternas y las siestas prolongadas después de las comidas. Sal a caminar, mantente en contacto con la naturaleza y respira aire fresco: tu nivel de estrés disminuirá y será beneficioso para tu presión arterial.

11.Haz ejercicio: además de ser beneficioso para tu salud física, el ejercicio mejora el estado de ánimo y reduce la tensión y la fatiga.

12.Si tienes la tentación de trabajar solo un rato, recuerda que no es saludable que los límites entre el trabajo y el descanso sean borrosos: ya hay estudios en los que se ha comprobado que no establecer claramente esta diferenciación puede repercutir negativamente en el estado de ánimo, interrumpir el proceso de desconexión y afectar negativamente a las relaciones con los demás.

13.Si te gusta leer y habitualmente lo haces sobre temas relacionados con tu profesión, cambia la temática de los libros.

En resumen: para que las vacaciones sean realmente vacaciones, debe haber libertad de elección y realizar actividades distintas a las que conforman nuestra rutina.

Sin organización temporal no hay comprensión oral ni escrita
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«Sin organización temporal no hay comprensión oral ni escrita»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 15 julio, 2019 Aprendizaje, El trastorno de lateralidad, Organización corporal, Organización temporal

La psicóloga Meritxell Pujol, terapeuta de nuestro centro, nos explica en esta entrevista qué es la organización temporal, por qué su adquisición es fundamental para poder aprender otros conocimientos básicos y fundamentales, y cómo afecta a un niño no comprender este concepto abstracto.

 

Para un adulto, el concepto de organización temporal es bastante obvio, ¿lo es también para un niño?

En absoluto. La organización temporal es un concepto muy abstracto para un niño y difícil de adquirir.

 

Empecemos con ejemplos. ¿Qué le ocurre a un niño que tiene problemas de organización temporal?

Un ejemplo muy claro es el de un paciente de 16 años que, cuando empezó la terapia, no sabía en qué día estábamos, ni en qué mes. Podía recitar los meses del año como quien recita las tablas de multiplicar de memoria, pero no tenían significado para él: no sabía a qué periodos hacían referencia.

 

¿Nos puedes explicar un poco más este caso?

Cogí un calendario y le pregunté cuándo era Navidad. No lo sabía. Le pregunté si iba antes o después de su cumpleaños. Tampoco lo sabía. Era incapaz de situar u orientar los acontecimientos.

 

¿Él era consciente del problema?

Sí, y le generaba una sensación muy negativa de descontrol. Sentía como si la vida fuera una corriente que lo arrastraba sin saber adónde. Se sentía muy diferente a los demás y tenía muchos problemas en el colegio.

Para entender una narración, necesitamos poder orientarnos en el tiempo, comprender las secuencias de un acontecimiento, el devenir: entender conceptos como antes y después, causa y consecuencia. 

¿Qué clase de problemas?

La organización temporal afecta a la adquisición de aprendizajes tan básicos e importantes como la comprensión oral y escrita.

 

¿Por qué?

Porque para entender una narración, necesitamos poder orientarnos en el tiempo, comprender las secuencias de un acontecimiento, el devenir: entender conceptos como antes y después, causa y consecuencia. El concepto temporal está en cualquier texto.

 

¿A qué otros aprendizajes afecta?

A las matemáticas. El concepto de organización temporal está implícito, por ejemplo, en las secuencias numéricas: si no entendemos conceptos como anterior y posterior, es imposible saber qué número va antes o después en una secuencia numérica.

 

Sigamos con más consecuencias

La propia organización del tiempo: estos niños no se pueden organizar las tareas y por eso no pueden asumir objetivos como cualquier otro niño.

 

¿Nos puedes poner un ejemplo?

Recuerdo a una paciente de 6 años que me explicaba con mucha angustia que cuando sus padres le pedían que se fuera a lavar los dientes siempre la acababan regañando porque tardaba muchísimo: primero se lavaba la cara, después se quitaba las legañas, etc.  Ella no se daba cuenta, decía, de que no le daba tiempo a hacer lo que sus padres le pedían.

Sin organización temporal no hay comprensión oral ni escrita_Centro de Lateralidad y Psicomotricidad Joëlle Guitart

Hasta aquí, podría parecer normal: les pasa a muchos niños

Sí, pero entonces, cuando le propuse como solución que sus padres la avisaran cuando le quedaran 5 minutos para terminar lo que le habían pedido, me contestó «Es que yo no sé cuánto son cinco minutos». No entendía el tiempo.

 

No son niños que se columpian o se distraen

No, son niños que sufren mucho porque realmente no pueden organizarse las tareas.

 

¿Nos pones un ejemplo más que nos ayude a acabar de entenderlo?

El de otra niña de 6 años que no quería seguir con una actividad que estábamos haciendo en la sesión de terapia de ese día. Le dije que seguiríamos durante 1 minuto más y que después cambiaríamos de ejercicio. Me contestó: «1 minuto, no, 15». Le pregunté con extrañeza si, entonces, quería seguir un poco más, y me respondió: «Es que no sé cuánto es 1 minuto, pero sé que 15 minutos es poco tiempo».

 

¿No saben referenciar el tiempo?

Es como si tuvieran conceptos separados que no pueden unir. Saben que hay un día del año en el que se celebra Fin de Año, pero no saben cuándo es.

 

Entonces, tampoco pueden anticipar sucesos

Si sus padres se van de viaje, no les calma que les digan que van a volver en 3 días o en 1 semana porque no saben si eso es mucho o poco tiempo. Cuando son pequeños, esto les genera mucha angustia.

 

También deben tener dificultades a la hora de expresarse

Así es. Si les pides que te expliquen lo que han hecho el fin de semana anterior, te lo narran en presente, por ejemplo. Cuesta mucho entenderles porque, además, les cuesta estructurar un relato. Sus problemas de organización temporal también les dificulta entender las instrucciones que les dan los adultos.

La organización temporal va muy relacionada con la organización espacial y esta, a su vez, depende de la corporal. Es decir, para poder empezar a trabajar la organización temporal, primero debemos trabajar con el niño la noción de esquema corporal.

Bien. ¿Cómo trabajáis en terapia con estos pacientes?

Si un niño tiene problemas de organización temporal, significa que también tiene dificultades en otras áreas.

 

¿A qué te refieres?

La organización temporal va muy relacionada con la organización espacial y esta, a su vez, depende de la corporal. Es decir, para poder empezar a trabajar la organización temporal, primero debemos trabajar con el niño la noción de esquema corporal.

 

¿Por qué la noción de esquema corporal es la base?

Solo a partir de los referentes del propio cuerpo se pueden tener los referentes del espacio. El eje corporal del propio cuerpo es lo que permite identificar derecha e izquierda y, a partir de aquí, referenciar primero el propio cuerpo en el espacio y después en relación a los otros objetos e individuos.

 

Entiendo. Y, ¿cómo se relaciona esto con la temporalidad?

El niño accede a las nociones temporales a través de la sucesión de los movimientos de sus propias acciones, de las acciones y movimientos que hace. Necesita comprender qué mueve primero cuando hace un movimiento con su cuerpo. Necesita adquirir la noción de  sucesión y siempre parte de su propia experiencia para entender lo que le rodea.  Una vez ha comprendido su propio esquema corporal y cómo se orienta su cuerpo en el espacio y en el tiempo es cuando puede empezar a entender cómo se ubican y orientan en el tiempo los diferentes objetos y sucesos que ya no parten de sí mismo.  En terapia, trabajamos ambas organizaciones, la espacial y la temporal, de manera conjunta.

 

¿Cómo lo hacéis?

Depende de cada niño y de los resultados de su test de lateralidad, pero, grosso modo, trabajamos los conceptos de ayer, hoy y mañana haciéndoles explicar qué han hecho durante un periodo determinado: esto les ayuda a entrenar las secuencias temporales. También hacemos ejercicios para que aprendan a entender las, semanas, los meses, las estaciones, etc.

 

¿Puedes poner un ejemplo?

Si les pregunto qué día es hoy, no lo saben. Entonces les doy referencias para que ellos lleguen a la solución: por ejemplo, cojo un calendario y les digo que nosotros nos vemos todos los martes. Entonces ellos buscan todos los martes del mes. Les digo que acabamos de empezar el mes y que, por tanto, en qué martes creen que estamos. Al final lo sacan. Les ayuda poder referenciar las cosas que pasan en el tiempo porque necesitan llegar a unir el concepto abstracto con la experiencia vivencial.

Utilizamos ejercicios más obvios en los que se pueden equivocar menos para que ellos se den cuenta de la noción de sucesión y, al ser conscientes, puedan aplicarlo a otros casos más complejos.

Y el concepto de sucesión, ¿cómo lo trabajáis?

Para el concepto de sucesión y el de duración trabajamos con viñetas que tienen que ordenar: diferentes viñetas que muestran el crecimiento de un árbol, los diversos movimientos que hace una persona que da un salto, alguien que abre un paraguas (primero la viñeta en la que no llueve, después la viñeta en la que empieza a llover, después en la que abre el paraguas, el paraguas mojado, etc.).

 

¿No las ordenan bien?

Normalmente, las ordenan bien. Lo importante de estos ejercicios es que les permiten afianzar la relación de sucesión. Es decir, utilizamos ejercicios más obvios en los que se pueden equivocar menos para que ellos se den cuenta de la noción de sucesión y, al ser conscientes, puedan aplicarlo a otros casos más complejos.

 

¿Hay más ejercicios que les ayuden a adquirir la organización temporal?

Sí, y muy diversos. Por ejemplo, también trabajamos con estructuras rítmicas porque el ritmo es una sucesión. Yo hago un ritmo y ellos deben reproducirlo. Hago un movimiento y ellos deben repetirlo. Después hay ejercicios que les permiten ser conscientes de su propia respiración.

 

¿Para qué sirven?

Les ayudan, al igual que todos los ejercicios en los que trabajamos los sentidos y la percepción, a entender el esquema corporal a través de la autoobservación.

 

No hablamos de una terapia breve

No, es cierto que trabajar el esquema corporal y la organización espaciotemporal lleva tiempo, porque no lo podemos abordar todo de golpe. Pero adquirir estas nociones es imprescindible para que puedan realizar los otros aprendizajes propios de su edad. No obstante, como su evolución es paulatina, a medida que van haciendo progresos, estos también les ayudan a que mejore su rendimiento escolar.

 

Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte
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Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 25 junio, 2019 El trastorno de lateralidad, Lateralidad 0

Las personas que no tienen bien definida la lateralidad presentan problemas de coordinación corporal que se manifiestan desde edades muy tempranas: recordemos que a los cinco años la lateralidad de un niño ya debería estar configurada homolateralmente a la derecha o a la izquierda.

 

Las dificultades de coordinación en el deporte y sus consecuencias

 

Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte

Estas dificultades relacionadas con la motricidad afectan a la adquisición de importantes y diversos aprendizajes que se realizan durante las primeras etapas de la vida, como la lectoescritura. Pero los problemas de coordinación corporal propios del trastorno de lateralidad también causan dificultades en la práctica de actividades como el deporte, aprender a ir en bicicleta o bailar; dificultades que provocan consecuencias secundarias en los pacientes, ya que son actividades mediante las que las personas socializamos.

“La mayoría de los pacientes que tratamos tienen dañada su autoestima porque, en mayor o menor medida, han sentido el rechazo de su entorno social debido a estas dificultades. Este rechazo provoca inseguridad, frustración, aislamiento, ansiedad y, en algunos casos, cuando es grave, incluso acoso escolar.  Es fundamental detectar estas dificultades de coordinación cuanto antes porque trabajándolas en terapia le evitaremos al niño un sufrimiento innecesario en el futuro. Pensemos que todas estas experiencias negativas marcan las líneas de la futura personalidad del niño y de cómo se va a desenvolver socialmente”, explica Luis Elías, psicólogo de nuestro centro.

 

Motricidad gruesa y motricidad fina

 

Los problemas de coordinación son una consecuencia de las dificultades en el desarrollo de las destrezas motoras. Estas destrezas pueden implicar movimientos simples o diversos movimientos que se realizan simultáneamente, como la destreza oculomanual: una habilidad compleja que requiere que los ojos focalicen en un objeto mientras la mano ejecuta una tarea.

Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte

Asimismo, los problemas de coordinación (sobre todo, cuando nos referimos a la motricidad) pueden estar relacionados con la motricidad gruesa o con la motricidad fina. De la primera dependen los movimientos motrices complejos, como saltar a la comba, lanzar objetos o chutar una pelota. De la segunda dependen las actividades que requieren coordinación oculomanual y coordinación de los músculos cortos, como recortar, dibujar, etc.

En terapia se trabajan simultáneamente los dos tipos de motricidad, así como la coordinación en general, mediante ejercicios específicos que se adaptan a cada niño en función de los resultados del test de lateralidad. Estos ejercicios, además, se llevan a cabo bajo la supervisión de un terapeuta especializado. “Es muy raro que a un niño no le guste la actividad física. Cuando un niño se niega a hacer deporte no es porque no le gusta, sino porque teme que se burlen de él. A medida que el paciente es consciente de su progreso, los miedos y la inseguridad también disminuyen. Cada vez se atreven a hacer más cosas y van mejorando sus relaciones sociales”, añade Elías.

 

Las dificultades de coordinación en adultos

 

Al no haber tratado su lateralidad cruzada prematuramente, las personas con dificultades de coordinación que inician la terapia de lateralidad en la edad adulta han desarrollado capas de protección y sistemas de evitación para gestionar su miedo al rechazo. Este blindaje emocional requiere llevar a cabo un trabajo terapéutico más intenso con estos pacientes, por lo que su evolución puede ser más lenta que la de un niño o un adolescente.

“Con ellos también hay que trabajar los aspectos emocionales que les van a permitir implicarse en la terapia: los ejercicios requieren constancia y, por lo tanto, voluntad y una determinada actitud. Muchos de ellos llegan con una motivación muy baja a causa de sus malas experiencias vitales. La intervención terapéutica les ayuda a ir superando los bloqueos. En cuanto superan esta fase, la recuperación empieza a ser paulatina, como en los niños, o incluso más rápida.  Recuerdo el caso de un paciente al que le gustaba mucho bailar, pero era incapaz de dar dos pasos coordinados cuando llegó al centro: estaba completamente bloqueado, mental y físicamente. Sin embargo, su motivación para apuntarse a clases de salsa era tan grande que abordó la terapia con una actitud excelente. Al ir constatando la evolución que iba experimentando, fue adquiriendo confianza en sí mismo. Actualmente, va a clases de baile tres veces por semana.  Menciono este caso porque la motricidad es clave para que una persona pueda integrarse socialmente y no se sienta excluida”, concluye el especialista.

 

La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube
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La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 28 mayo, 2019 Actualidad, El trastorno de lateralidad, Lateralidad 2

Vivimos en tiempos de desinformación y fake news, y sabemos hasta qué punto se puede manipular el conocimiento a través de estas malas prácticas. Sin embargo, este fenómeno relacionado con el uso irresponsable y tendencioso de las tecnologías tiene consecuencias más perniciosas, si cabe, cuando se trata de la salud de las personas. Es el caso de una serie de vídeos publicados en YouTube en los que se muestran diversos tipos de ejercicios para, supuestamente, trabajar la lateralidad en niños y adultos. Hoy queremos alertar sobre este hecho porque los problemas relacionados con este trastorno no se curan haciendo ejercicios de YouTube: al contrario, se agravan. Vamos a explicar por qué.

Un mismo ejercicio no es válido para todas las personas afectadas

En primer lugar ― y mencionamos este punto primero porque es determinante― no hay dos personas con trastorno de lateralidad que presenten exactamente la misma retención neurofisiológica en los mismos lóbulos cerebrales; motivo por el que, bajo ningún concepto, se puede llevar a cabo la misma terapia con dos pacientes. En cambio, en todos los vídeos que hemos visionado en el centro, aparecen grupos de niños o de adultos realizando los mismos ejercicios, como si los resultados de sus test (otro punto que después abordaremos) hubieran sido idénticos. Si se estimula un recorrido sináptico erróneo en una persona con trastorno de lateralidad, estamos afianzando su lateralidad cruzada, en lugar de tratarla.

La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube

Explicaciones erróneas sobre la lateralidad

Aclarado el punto anterior, y antes de proseguir: los responsables de estos vídeos apenas dan razón de su formación académica, área de especialización o experiencia en la atención clínica de pacientes con trastorno de lateralidad. A veces, son profesores de gimnasia; en otras ocasiones, son psicopedagogos que no mencionan formación específica alguna y, en la mayoría de los vídeos, no se sabe quiénes son. En el mejor de los casos, cuando se trata de psicopedagogos o logopedas, la información que dan sobre la lateralidad es confusa o errónea. Por ejemplo: en un vídeo se menciona el cruce oído-mano, cuando este cruce de lateralidad no existe. El oído puede estar cruzado con la motricidad facial o con la lateralidad de las cervicales, pero no con la mano: la lateralidad de esta, de la mano, puede estar cruzada con la del ojo, pero nunca con la del oído.

En otro vídeo, se afirma que la causa del TDAH es la lateralidad cruzada; lo cual es falso: el TDAH se puede confundir ― y, de hecho, en muchos diagnósticos se confunde― con lateralidad cruzada debido a que los pacientes con trastorno de lateralidad que, además, son hipercinéticos, presentan una sintomatología muy similar a los pacientes con TDAH. Se trata de un error de diagnóstico, lo cual es muy distinto a afirmar que la etiología del TDAH es el trastorno de lateralidad.

Estos dos ejemplos constituyen tan solo una pequeña muestra de la gran cantidad de información errónea que hemos escuchado al visionar los vídeos con más visualizaciones en YouTube sobre los ejercicios para curar la lateralidad. En muchos otros, ni siquiera se da una explicación, a modo de introducción, sobre lo que verán los usuarios: qué es la lateralidad cruzada, en qué consiste el test de diagnóstico, cómo lo realizan (si es que lo hacen), a quién van orientados los vídeos (si a zurdos contrariados, zurdos por oposición, diestros hipotónicos o hipertónicos con 1, 2 o 3 cruces de lateralidad, etc.).

La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube

Confusión entre gimnasia, psicomotricidad y lateralidad

No es casual que estos vídeos de ejercicios estén dirigidos indistintamente por profesores de educación física o supuestos especialistas en áreas muy diversas. «Al visionarlos, como especialista en lateralidad, no me cabe ninguna duda de que están confundiendo ejercicios de gimnasia con ejercicios de psicomotricidad y lateralidad. Incluso aconsejan ejercicios de estiramientos para tratar los problemas de lateralidad en personas mayores; ejercicios que, en realidad, forman parte de métodos de relajación que, en todo caso, utilizamos para distender al paciente cuando está contracturado y antes de empezar a trabajar los ítems de la lateralidad, pero no son ejercicios para curarla», explica la directora de nuestro centro, Joëlle Guitart.

Asimismo, en los vídeos todos los niños realizan los ejercicios al mismo ritmo y siguiendo las mismas secuencias. «Es otra barbaridad. Las etapas de una terapia de lateralidad son diferentes en cada paciente. Además, se ajustan en función de los resultados que nos muestran los test de control que realizamos cada 5 meses. No existen packs de ejercicios ni soluciones rápidas para curar la lateralidad: presentarlo así es irresponsable y poco ético», asegura la especialista.

Los test grupales no son test de lateralidad

En otro vídeo se aprecia cómo se realiza, simultáneamente, un supuesto test de lateralidad a un grupo de niños haciendo que cada uno le tire una pelota al que está a su lado, algo que tampoco tiene ningún sentido: un test de lateralidad consta de una batería de pruebas de diferente índole en las que hay que observar la lateralidad de la mano, pierna dinámica, pierna estática, oído, ojo, motricidad facial y cervicales. Con la evaluación de estos resultados, más los de la anámnesis (un procedimiento indispensable), es cuando se puede hacer un diagnóstico con rigor. Cualquier otro método es un despropósito.

El trastorno de lateralidad es un trastorno neurofisiológico que afecta a las funciones superiores localizadas en los lóbulos cerebrales. No es una alteración banal que pueda tomarse a la ligera. Requiere ser diagnosticado y tratado por especialistas, no con “técnicas caseras”, como se dice en uno de los vídeos a los que estamos haciendo referencia.

 

La lateralidad cruzada y la dinámica familiar: el caso de Carla
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La lateralidad cruzada y la dinámica familiar: el caso de Carla

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 8 mayo, 2019 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea 0

Carla es una niña de ocho años que empezó la terapia de lateralidad en nuestro centro hace un año y nueve meses. Su caso es un claro ejemplo de hasta qué punto una dinámica familiar compleja afecta, agravándolo, el trastorno de lateralidad; motivo por el que el tratamiento, en estos casos, requiere incluir no solo el trabajo neurofisiológico con el paciente, sino hacer una intervención psicoterapéutica que ayude a resolver sus conflictos emocionales y los de sus progenitores. “Tratar a un paciente con lateralidad cruzada siempre implica tomar en consideración muchos más aspectos que los relacionados estrictamente con el trastorno neurofisiológico: las condiciones del entorno en el que la persona se está desarrollando también son determinantes. Si hay problemas no resueltos en la relación de pareja de los padres, este malestar contribuirá a aumentar los síntomas y obstaculizará la curación”, explica la directora de nuestro centro, Joëlle Guitart.

Cuando Carla llegó a la consulta por primera vez, tenía seis años y cuatro meses. El test mostró que era hipertónica de miembros superiores e inferiores, que tenía tres cruces de lateralidad y una retención neurofisiológica del 36 %. Es decir, el trastorno provocaba que solo dispusiera del 64 % de sus capacidades potenciales, a pesar de tener un buen cociente intelectual. No obstante, esta retención neurofisiológica no bastaba para explicar todas sus dificultades de aprendizaje, ni su sintomatología emocional.

Sintomatología

 

·         Con seis años, Carla todavía no había aprendido a leer ni a escribir y mostraba un rechazo absoluto hacia las letras: de hecho, no las reconocía.

·         Había tenido encopresis hasta los cinco años (evacuación fecal repetida e involuntaria en lugares inapropiados).

·         Tuvo enuresis hasta los seis (incontinencia urinaria).

·         Era una niña a la que le aburría absolutamente todo lo relacionado con la escuela porque estaba desconectada del ritmo de su clase: había un retraso de aprendizaje de unos dos años, aproximadamente, respecto a sus compañeros.

·         No tenía adquirida la noción de temporalidad (pasado, presente y futuro) ni del tiempo (las horas).

·         Le costaba muchísimo razonar (razonamiento lógico), aunque no tenía muchas dificultades con la parte mecánica de las matemáticas.

·       No podía soportar los sonidos agudos, estaba irascible, con una gran ansiedad y necesitaba cambiar continuamente de actividad.

·        Cada noche se iba a la cama de sus padres porque quería dormir con su papá (la madre se veía obligada a acostarse en la cama de la niña).

·         Cuando, durante el test, hizo el dibujo del esquema corporal, omitió la mano derecha y la mano y el brazo izquierdos.

·         Rechazaba rotundamente seguir cualquier regla o norma.

·         Aunque no sufría el rechazo de los otros niños, ella misma se aislaba: no quería relacionarse con ellos.

·         Mostraba una atracción poco común hacia las calaveras, los fantasmas y la oscuridad.

 

Sin embargo, la paciente mostraba una gran sensibilidad emocional y sensitiva, además de ser muy intuitiva. De hecho, era consciente de que algo no iba bien: en una ocasión, le dijo a su madre: “Me siento diferente a los demás niños”.

Lo único que despertaba el interés de Carla era la música: sus aptitudes para el canto y el baile eran evidentes.

Dinámica familiar

La lateralidad cruzada y la dinámica familiar: el caso de Carla

En la anámnesis con los padres, su motivo de consulta fue muy concreto: querían saber si la niña lograría aprender a leer y a escribir. Además, estaban preocupados porque Carla había hecho una terapia de lateralidad durante ocho meses con un psicólogo de otro centro sin que se apreciara ningún progreso.

No obstante, esta primera entrevista con los padres también puso de manifiesto que la pareja tenía conflictos importantes no resueltos: su concepto de relación sentimental y de familia divergía, lo cual provocaba que, aunque aparentemente todo fuera bien entre ellos, en realidad no hubiera una auténtica relación de pareja. En lugar de hablar y afrontar sus desavenencias, habían trasladado y centrado la angustia en los problemas de su hija, como si el bienestar familiar dependiera exclusivamente de resolver los problemas relacionados con la lateralidad de la niña.

Aunque por motivos de confidencialidad no podemos entrar en detalles, Carla era muy consciente de la situación y estaba acusando la inestabilidad y la inseguridad del entorno familiar: un niño necesita sentirse protegido y seguro para desarrollar un yo saludable. Por otro lado, Carla también era consciente del poder que le habían otorgado sus padres en el equilibrio familiar, lo cual había exacerbado su ego.

“Con todos los pacientes de lateralidad es fundamental trabajar en paralelo el aspecto corporal, el mental y el emocional, pero en los casos como el de Carla hay que prestar especial atención a la dinámica familiar en la que está inmerso el paciente: ahí es donde están las claves que explican que los síntomas del trastorno se hayan agudizado. Si no solucionamos esos conflictos, el trabajo neurofisiológico no dará los resultados esperados”, puntualiza Joëlle Guitart.

Evolución

 

Durante este año y nueve meses de tratamiento, hemos trabajado con Carla los diferentes ítems de la lateralidad (se la está lateralizando a la derecha) haciendo hincapié en la organización perceptiva, la percepción espaciotemporal, la coordinación locomotora, la respiración y la relajación. Desde hace 5 meses muestra un gran progreso en la lectura y ya ha empezado a escribir, evolucionando muy rápido en este aprendizaje. Su tutora, que es su maestra desde hace dos años en el colegio, nos ha informado de que además de estos avances, ha mejorado notablemente su relación con ella (antes de iniciar la terapia, no lograba establecer comunicación con Carla), que está menos irascible y que la niña empieza a tener amigos en la escuela. Esta evolución no hubiera sido posible si durante este tiempo no hubiéramos hecho también una intervención psicoterapéutica con los padres que les está ayudando a resolver individualmente y como pareja los aspectos emocionales que no habían afrontado.

Hace poco, Carla pidió aumentar el número de sesiones de terapia: en lugar de venir un día a la semana, quería hacerlo dos. Mencionamos este aspecto porque es una petición que hacen algunos pacientes al constatar su progreso en los diferentes ámbitos de su vida. Hay que señalar que, aunque esta petición es en sí misma un buen síntoma, la evolución no es más rápida si se aumentan las sesiones: la terapia de lateralidad es una terapia larga porque el cerebro necesita un tiempo para ir asimilando los nuevos aprendizajes neurofisiológicos que se van adquiriendo cuando hay una lateralidad cruzada. A Carla le queda un año de tratamiento para llegar a curarse, al menos, en un 95 %, pero lo importante es que todos los test de control que realizamos cada cinco meses están dando los resultados esperados en cada fase.

 

 

 

Entrevista a la psicóloga Ganaëlle Anza: «La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»
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«La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 15 abril, 2019 Aprendizaje, Concentración, Desarrollo cerebral, Desarrollo motor, Desorientación espacial, El trastorno de lateralidad, Emociones, Organización corporal, Terapia de lateralidad 0

En esta entrevista, la psicóloga de nuestro centro Ganaëlle Anza Guitart nos explica por qué la organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores, como el razonamiento, la memoria, la concentración o la comprensión, y por qué es fundamental que en la terapia de lateralidad se trabajen paralelamente tres aspectos: el corporal, el mental y el emocional.

 

¿Las implicaciones de una lateralidad mal establecida van más allá de confundir derecha e izquierda?

Sí, desde luego, aunque es necesario aclarar algo importante para no sacar conclusiones equivocadas: por una parte, algunas personas creen que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones, lo cual es erróneo; por otra parte, el hecho de confundir a veces la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga su lateralidad mal establecida.

 

Entonces, ¿cuándo hablamos de trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada?

La lateralidad no es únicamente una cuestión de mano: entraña todo el eje corporal; es decir, el eje ojo – mano – pie, además del oído. Por esto es tan importante hacer una valoración general de cada persona revisando estos puntos de lateralidad y su funcionamiento en la vida cotidiana.

 

¿Por qué es tan importante este eje?

Porque determina nuestra organización corporal: si hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esto puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz, con las repercusiones que ello conlleva.

 

¿Puedes poner un ejemplo?

Si en el proceso de aprendizaje de la escritura, el ojo dominante es el derecho y la mano dominante es la izquierda, puede haber problemas en la adquisición de este aprendizaje.

 

Es decir, que la organización corporal influye en la coordinación psicomotora, en el movimiento, y también en aprendizajes como el de la escritura

Sí. Y no solo en eso, también en el desarrollo de funciones superiores complejas como el razonamiento, la comprensión o la memoria. Jean Piaget ya estudió hace varias décadas las etapas del desarrollo cognitivo por las que pasa el niño, empezando por la etapa sensoriomotriz; es decir, aquella que empieza por la acción del cuerpo y la motricidad.

 

«Tiene que haber una disponibilidad del cuerpo para que el cerebro sea capaz de aprender e integrar los conocimientos»

 

O sea, nuestro esquema corporal tiene que estar bien organizado, bien lateralizado

Sí, es la base para un buen desarrollo. Pensemos en los bebés: a través del movimiento, del desplazamiento, del gateo y, después, al empezar a caminar, van adquiriendo su posición respecto al mundo, la noción del espacio, de distancia entre los objetos y ellos, etc. Esto es lo que les permite después adquirir la noción de organización espacial; una noción que necesitamos en nuestra vida cotidiana para un montón de cosas: para orientarnos en la calle, para conducir, para presentar un texto escrito bien ordenado, para no tropezar, etc.

 

Interesante, ponnos otro ejemplo de cómo el aprendizaje pasa por el cuerpo o por la acción de este

Cuando el bebé llena y quita cubos de una caja, y más adelante el niño que aprende a contar primero con los dedos. A través del cuerpo y de su acción vamos adquiriendo la noción de suma y resta. Esta base permitirá acceder a niveles más abstractos como cuando realizamos operaciones aritméticas mentalmente.

 

El cuerpo y el cerebro no van cada uno por su lado

No, en absoluto. Hay una interacción entre la persona y el mundo externo: a través de la acción de la persona y de su deseo de explorar, esta va adquiriendo un conocimiento y este conocimiento le ayuda a estructurarse, corporal y mentalmente.

 

Sigamos hablando de las repercusiones que tiene una lateralidad mal establecida

Otra de ellas es que, si un grupo neurofisiológico no funciona debidamente, la persona tiene que realizar un sobreesfuerzo para realizar las tareas en las que este grupo está implicado. Este es el motivo por el que las personas con el trastorno de lateralidad acaban agotadas al final del día.

 

Sigamos

Después están las repercusiones emocionales. Los niños ―y también los adultos― se comparan con sus iguales y sienten que son diferentes, que algo falla en ellos. Con el tiempo, van perdiendo su autoestima, se inhiben y muchos dejan de socializar. Recuerdo el caso de un chico joven que, al inicio de la terapia, me explicaba que no se atrevía a contestar al teléfono en su propia casa.

 
«La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»
 

¿Hasta este punto puede afectar emocionalmente?

Sí, incluso le costaba ir al supermercado a comprar. Tenía mucha desconfianza hacia los demás, mucho miedo a equivocarse y a ser juzgado. Había una gran inhibición, provocada por el miedo a lo que pudieran pensar de él.

 

El trastorno le estaba condicionando por completo la vida

Sí, y también profesionalmente: no se atrevía a enfrentarse a una entrevista de trabajo. Había una parálisis tan grande que ni lo intentaba: dejó de enviar currículos. Todos los rechazos de los que había sido objeto desde pequeño llegaron a paralizarlo.

 

En estos casos, ¿cómo trabajáis en terapia?

Hay que trabajar paralelamente en tres aspectos, con todos los pacientes. Y es fundamental que sea así; de otro modo, la persona no podrá aprovechar todas sus capacidades, su potencial.

 

¿Cuál es el primer aspecto

Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: concentración, comprensión, memoria, orientación temporal y espacial, equilibrio, etc.

 

¿Y el segundo?

El cuerpo. Las personas con problemas de lateralidad suelen tener el cuerpo muy tensionado, por esto trabajamos con técnicas de relajación y respiración. Tiene que haber una disponibilidad del cuerpo para que el cerebro sea capaz de aprender e integrar los conocimientos.

 

«Si solo estimulamos los grupos neurofisiológicos pasando por alto que el cuerpo está tenso o contracturado y sin abordar lo emocional, esa estimulación no dará los resultados esperados»

 

¿El tercero?

Toda la parte emocional. Los pacientes llegan a terapia con muchas experiencias y vivencias pasadas que configuran la idea que tienen de sí mismos. También es muy importante observar cómo los pacientes realizan los ejercicios, porque aquí es cuando los terapeutas vemos lo duros que pueden llegar a ser consigo mismos.

 

¿Qué se consigue al trabajar en paralelo estos tres ejes?

Si solo estimulamos los grupos neurofisiológicos pasando por alto que el cuerpo está tenso o contracturado y sin abordar lo emocional, esa estimulación no dará los resultados esperados. Trabajar la respiración y la relajación permitirá que el trabajo de los ejercicios psicomotores sea más efectivo.

 

¿Puedes poner un ejemplo de cómo repercute la relajación en los ejercicios psicomotores?

A veces, los niños me preguntan por qué hacemos relajación. Cuando les enseño cómo es su letra antes y después de hacerla, y ven la diferencia entre una grafía y otra (en algunos casos, la escritura es muy diferente), se dan cuenta de hasta qué punto les influye.

 

En realidad, nos pasa a todos

Claro, si estamos nerviosos o enfadados, la escritura es más disgráfica.

 
«La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores»
 

¿En qué otros aspectos les ayuda aprender a relajarse?

Las personas con problemas de lateralidad se bloquean a menudo a causa de la ansiedad: cuando van a hacer un examen, cuando se desorientan en la ciudad, en las reuniones de trabajo…Aprender a relajarse les ayuda mucho en estas situaciones. Las técnicas de relajación ―sumadas a la confianza que van adquiriendo en sí mismos al comprobar que mejora el rendimiento de sus funciones superiores, más la tranquilidad que les proporciona aprender a gestionar sus emociones― consiguen que cada vez se bloqueen menos. Además, los ejercicios de respiración y relajación les ayudan a ser más conscientes de su cuerpo cuando hacen los ejercicios de psicomotricidad y a estar presentes durante los mismos.

 

Los bloqueos son neurofisiológicos, corporales y emocionales

Sí, aunque en cada persona pueden presentarse más unos que otros. Por esta razón la terapia es muy personalizada. Además, como terapeutas, tenemos que ser capaces de detectar cuál es la puerta de entrada para acceder al paciente: a veces, ves que ni a través de la parte afectiva ni a través de la mental hay una entrada, pero la hay a través del cuerpo: empiezan a hablar gracias a las sensaciones corporales. Quizás notan un dolor en un punto y eso les recuerda algo que les ha ocurrido y entonces empiezan a verbalizarlo. A partir de ahí se abre la puerta para empezar a trabajar los otros bloqueos.

 

Va todo muy relacionado

Así es, por eso comentaba antes lo de los tres ejes. El cuerpo tiene memoria, no solo el cerebro. De la misma forma que al repetir un ejercicio de psicomotricidad una y otra vez vamos entrenando una función superior determinada, a base de enseñarle al cuerpo a relajarse adquirimos esta habilidad. Tiene que haber un aprendizaje significativo, es decir interiorizado, y una vez que se ha conseguido, la relajación y la respiración son herramientas que aprenden a utilizar cuando se les presenta una situación que les provoca ansiedad. Muchos pacientes piden terminar las sesiones con ejercicios de relajación.

 

«La memoria de trabajo interviene en cualquier aprendizaje y se puede entrenar»
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«La memoria de trabajo interviene en cualquier aprendizaje y se puede entrenar»

Susana Lladó - Lladó Comunicación 11 marzo, 2019 Aprendizaje, El trastorno de lateralidad, Memoria de trabajo, Terapia de lateralidad 0

 

La psicóloga de nuestro centro Meritxell Pujol nos habla en esta entrevista de cómo afecta el trastorno de lateralidad a la memoria de trabajo, un tipo de memoria que es clave en procesos cognitivos que necesitamos realizar continuamente en nuestra vida diaria: leer, comprender lo que leemos, escribir, razonar, orientarnos, etc.

¿Las personas tenemos diferentes tipos de memoria?

La memoria es una función cerebral que, en realidad, está conformada por una red muy compleja de subsistemas de memoria o tipos de memoria que nos permiten codificar, almacenar, organizar y recuperar información muy diversa. Uno de estos subsistemas o tipos de memoria es la memoria de trabajo; la cual, en algunas personas con trastorno de lateralidad, se ve comprometida.

 

¿Qué es la memoria de trabajo? 

Es el tipo de memoria que nos permite mantener en el cerebro datos e información, hacerlos conscientes y transformarlos en nueva información estableciendo relaciones entre ellos. Es decir, es clave en el procesamiento de la información y para que el cerebro pueda llevar a cabo procesos cognitivos que son complejos.

 

¿Cuáles son estos procesos cognitivos?

Comprender el lenguaje, leer, escribir, razonar, realizar operaciones aritméticas, orientarnos, imaginar… ¡La utilizamos y necesitamos continuamente en nuestra vida cotidiana!

 

Decías que algunas personas con trastorno de lateralidad tienen dificultades con la memoria de trabajo

Sí, no es un síntoma que presenten todas las personas con el trastorno, pero sí afecta a un gran porcentaje de ellas y les causa numerosos problemas, tanto a los niños y adolescentes como a los adultos. En los primeros, porque les impide desarrollar su etapa de aprendizaje de manera óptima, y a los adultos porque les afecta en su vida laboral, además de tener repercusiones emocionales, familiares y sociales en todos ellos.

 

Háblanos de esas repercusiones emocionales, sociales y familiares

Como se sienten incapaces para hacer lo que las otras personas hacen con mucha normalidad, se sienten diferentes, se ponen nerviosos y eso les provoca mucha inseguridad y ansiedad; con lo cual, se bloquean a menudo, y ya no solo porque no retengan la información por el problema de memoria, sino por la propia ansiedad. Hay que pensar que cuando se tienen problemas con la memoria de trabajo, las repercusiones son continuas: quizá no se acuerdan de lo que les has contado hace unos días, o de cómo se llaman las personas que les has presentado en una reunión de trabajo.

 

«La memoria de trabajo interviene en cualquier aprendizaje y se puede entrenar»

 

¿Qué repercusiones tiene en el aprendizaje para los niños y adolescentes?

La memoria de trabajo interviene en cualquier aprendizaje, como en el de la lectura, la escritura y las matemáticas. Si uno no puede retener lo que lee, no puede procesar esa información y, en consecuencia, no puede entenderla; con lo cual, no puede darse el aprendizaje. Pero también interviene cuando alguien nos da pautas o directrices, así que hay niños que no retienen lo que los maestros o sus padres les dicen.

 

¿Cómo afecta en la vida laboral?

A estas personas les cuesta aprender nuevos conocimientos y desempeñan su trabajo con mucha lentitud. Por ejemplo, si en la oficina les enseñan cómo funciona un programa nuevo, no pueden retener esa información. O si la persona desempeña tareas administrativas, tiene series dificultades para retener las cifras y realizar cálculos matemáticos con ellas. Además, como son conscientes de sus dificultades y ven que sus compañeros trabajan a un ritmo mucho más rápido, su autoestima se ve muy afectada.  

 

¿Los problemas de memoria de trabajo tienen solución?

Sí, porque la memoria de trabajo se puede entrenar realizando una serie de ejercicios que integramos dentro de la terapia de lateralidad para que la persona pueda retener más tiempo la información y esta pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Además, como la memoria va muy ligada a otras capacidades como son la atención y a la concentración ―dos síntomas que sí son comunes a todas las personas afectadas por el trastorno― trabajamos las tres capacidades conjuntamente.

 

¿Con qué ejercicios trabajáis la memoria de trabajo?

Los ejercicios se adaptan a las dificultades específicas de cada persona. Hay pacientes que tienen más problemas con la memoria visual, para reconocer caras, por ejemplo; otras, para la memoria numérica o para recordar los nombres de personas o recorridos.  Uno de los ejercicios se hace con un puzle de cubos: tienen que memorizar el patrón que muestra y, después de desmontarlo, reproducirlo juntando de nuevo las piezas. También utilizamos el juego Memory, que consiste en emparejar fichas con la misma imagen (primero las ven todas para que puedan memorizar dónde están y después, tras haberles dado la vuelta, tienen que ir destapándolas por parejas). Después, hay juegos para trabajar la memorización de palabras y…

 

¿En qué consisten estos juegos para memorizar palabras?

Se les da una lista de palabras, que no tienen por qué guardar ninguna relación, y pasado un tiempo se les pide que digan la secuencia, en el mismo orden.

 

¿Hay más tipos de ejercicios?

Sí, los ejercicios de tipo auditivo: yo creo un ritmo, por ejemplo, y ellos tienen que repetirlo respetando los mismos silencios, etc. O los ejercicios con recorridos en los que, además, se trabaja la orientación espacial, que es otro síntoma de lateralidad cruzada: yo dibujo un recorrido en la pizarra y les explico por dónde lo van a tener que iniciar, por dónde tendrán que pasar, dar una vuelta, etc. También hay ejercicios en los que tienen que reproducir los movimientos que yo hago secuencialmente con los brazos y las piernas: por ejemplo, levanto los dos brazos, luego solo la pierna izquierda, luego solo el brazo derecho, etc.

 

¿Los ejercicios son los mismos para los pacientes adultos que para los niños?

No, los adaptamos a la edad del paciente y a su problemática concreta en función de los resultados obtenidos en el test de lateralidad. Hay niños de ocho años, por ejemplo, que tienen un retraso evolutivo, por lo que su edad en ese aspecto corresponde a la de un niño de seis años. Hay que tener en cuenta todos esos aspectos a la hora de diseñar la terapia. Dependiendo del paciente, en lugar de utilizar el juego de Memory, pues quizá utilizamos una foto con muchos detalles, o empezamos por el Memory y vamos aumentando la dificultad después.

 

En general, ¿cómo es la evolución de los pacientes?

Como en la terapia de lateralidad que llevamos a cabo en el centro, trabajamos varias capacidades simultáneamente a través de cada uno de los ejercicios, la evolución es muy buena. Como te decía al principio, los procesos cognitivos no solo implican la memoria, sino también la atención, la concentración, la orientación espaciotemporal, etc. Al trabajarlos todos en paralelo, enseguida hay mejoras significativas en los pacientes.

 

Entrevista a la madre de un paciente con 3 cruces de lateralidad
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Entrevista a la madre de un paciente con 3 cruces de lateralidad

Susana Lladó - Lladó Comunicación 26 febrero, 2019 Ansiedad, Comprensión lectora, El trastorno de lateralidad, Emociones, Lateralidad, Lateralidad y lectura, Terapia de lateralidad, Tratamiento de lateralidad 0

Entrevistamos a la madre de un paciente diagnosticado con tres cruces de lateralidad que finalizó la terapia hace unos meses. Cuando su hijo ―al que llamaremos Pedro para preservar su anonimato― llegó al centro, era diestro de brazo y mano en un 65 %, y zurdo en un 35 %. 

Antes de transcribir la conversación, queremos incluir el testimonio del padre de Pedro, quien se sumó a la entrevista al finalizarla: «Le agradezco a mi hijo que se abriera desde el primer momento al tratamiento y que se mostrara desde un inicio tan convencido de su decisión, de lo que iba a hacer. Con tan solo 11 años entendió cuál era su problema, que tenía solución y que la terapia le permitiría ir hacia donde quería llegar. Ahí mostró una gran madurez. Se lo he dicho».

 

¿Cuándo empezasteis a detectar que Pedro tenía dificultades?

Hace seis años, cuando Pedro estaba en cuarto de Primaria.

 

¿Qué tipo de dificultades tenía?

Empezó a tener bloqueos.

 

¿Qué tipo de bloqueos?

No sabía cómo enfrentarse a las situaciones que para él eran conflictivas. Se levantaba casi todas las mañanas de mal humor, se mostraba enfadado y agobiado continuamente, se negaba a desayunar, a ir a la escuela, etc. Y cuando intentábamos hablar con él, era imposible razonar: se encerraba completamente en sí mismo y no lo sacabas de ahí. Al mismo tiempo, se quedaba callado y no había manera de acceder a él. Si decía algo, su manera de expresarse era agresiva. No era un niño feliz, nunca estaba contento. Pero en aquel momento pensamos que era una cuestión emocional.

 

¿También tenía bloqueos de tipo cognitivo?

Le costaba mucho concentrarse, estudiar y conseguir hacer los deberes, por ejemplo. Teníamos que estar siempre encima y ayudarle. Las broncas eran continuas. Era duro, para él y para nosotros. Y también recuerdo que la presentación de las libretas donde hacía los deberes era muy desastrosa. Pero, en cambio, se esforzaba mucho estudiando: no es que pasara de la escuela. Y esto le hacía sufrir mucho.

 

¿Qué es lo que os llamaba la atención de la presentación de las libretas?

Lo mezclaba todo, hacía muy mala letra, había muchísimos borrones y estaba todo desordenado. Pero yo no le daba mucha importancia a esto último, pensaba que él era desordenado.

 

¿Notabais alguna dificultad más?

En matemáticas iba bien, lo que más le costaba era la lectura y la escritura. Sobre todo, redactaba muy mal: lo mezclaba todo. No obstante, él intentaba compensar estas dificultades esforzándose mucho y esto hacía que los resultados académicos no fueran malos.

 

¿Notasteis dificultades de orientación espaciotemporal?

La verdad es que nosotros, como padres, no. Pero sé que las tenía y que las han trabajado en terapia.

 

¿Recuerdas algún síntoma más destacable?

Se le olvidaban las cosas con frecuencia. Por ejemplo, nunca sabía qué deberes tenía que hacer. Era como que no se enteraba de las cosas.

 

¿Cómo era su relación con los compañeros de clase?

No era buena. Nosotros lo atribuíamos a que lo habían cambiado de clase y a que había tenido algún percance con la profesora debido a su desorden, pero después he sabido a través de Joëlle Guitart que sufrió algún episodio puntual de bullying. El caso es que él pidió cambiar de colegio. Nos dijo que quería un cambio de aires.

 

¿En los informes de la escuela nunca se mencionó un posible problema de lateralidad?

La verdad es que no. Como Pedro no suspendía las asignaturas, supongo que nadie pensó que pudiera haber un problema de lateralidad. Los informes se limitaban a decir que era despistado, desordenado, infantil, que tenía que madurar…

 

¿Cuándo decidisteis llevarlo al centro para llevar a cabo un diagnóstico?

Leí un artículo de Joëlle Guitart en La Vanguardia y me di cuenta de que lo que explicaba ella era lo que le pasaba a mi hijo. Fue entonces cuando pensé que las dificultades de Pedro quizá no se debían a que todavía tenía que madurar, sino a un problema de lateralidad.

 

¿Cómo reaccionasteis al diagnóstico?

Joëlle Guitart nos explicó que el test mostraba, sin lugar a dudas, una lateralidad cruzada y que le podían ayudar. Fue un alivio: por fin sabíamos la causa y que tenía solución.

 

¿Cómo habéis vivido el proceso de curación de Pedro?

Bueno, para nosotros, acompañarle cada semana a terapia (lo hacía mi marido) supuso un esfuerzo porque vivimos a una hora y media de Barcelona y el tratamiento ha durado dos años. Además, las sesiones eran los viernes y a finales de semana nos cogía a todos ya agotados. Pero Pedro iba muy contento a las sesiones, nunca quiso saltarse ninguna y nosotros empezamos a ver cambios enseguida, casi de inmediato.

 

¿En qué notasteis los cambios, cómo fueron?

No hubo altos y bajos, fue gradualmente yendo a mejor. Al principio, como te decía, fue muy rápido, enseguida vimos un cambio: dejó de tener los bloqueos, empezó a poder hablar cuando había algún conflicto y a dejarse aconsejar, y eso que estaba en una edad difícil, entrando en la adolescencia. Y también quiero destacar que, por fin, empezó a mostrarse alegre y a reír ¡nunca le habíamos visto contento! Y eso para unos padres, es tremendo: es lo que más te hace sufrir. 

 

¿Cómo veis ahora a Pedro?

Ahora, le va muy bien en la escuela, y con los amigos. Hace tiempo que ya estudia solo, se organiza mucho mejor, presenta bien los deberes y los trabajos, ya no se bloquea y, sobre todo, le vemos bien, feliz. Quiere ser periodista deportivo, vamos a ver: en cualquier caso, ahora ya tiene las herramientas para poder conseguir sus objetivos.

 

Y él, ¿ha compartido con vosotros algo sobre lo que ha sido la terapia?

¡Bueno, tiene a su terapeuta, Luis, en un pedestal! Desde un principio encajó muy bien con Joëlle, con él y con los otros niños de su grupo de terapia. Estamos convencidos de que todos estos factores le ayudaron a abrirse y a tener una actitud receptiva para hacer con éxito el tratamiento.

 

Pedro ya ha terminado la terapia y solo le queda un último test de control

Sí, volveremos en verano para este último test y ya estará. La terapia ha conseguido lateralizarle en un 90 % a la derecha. Entretanto, solo tiene que hacer unos ejercicios en casa dos veces a la semana para aumentar un 5 % más esta lateralización.

 

¿Quieres añadir algo más?

Sí, a veces hablo con otros padres que me explican que sus hijos tienen dificultades muy similares a las que tenía Pedro y veo que las atribuyen a otras causas, pero no a un posible problema de lateralidad. Llevan a su hijo al psicólogo o a otro tipo de especialistas y me dicen que no ven grandes progresos. Yo les comento nuestra experiencia, pero me doy cuenta de que hay un gran desconocimiento sobre este tema y de que es difícil explicarlo si no eres un profesional de este campo. En nuestro caso, yo tuve la suerte de que leí el artículo y enseguida identifiqué los síntomas. Espero que nuestro testimonio sirva para que otras personas también puedan reconocer lo que les pasa a sus hijos. 

 

Niños con el cruce de pierna estática y pierna dinámica: características
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Niños con el cruce de pierna estática y pierna dinámica: características

Susana Lladó - Lladó Comunicación 13 febrero, 2019 El trastorno de lateralidad 0

 

Un 30 % de los pacientes con lateralidad heterogénea que tratamos en nuestro centro son niños de entre 5 y 10 años que presentan un único cruce de lateralidad: el cruce de pierna estática y pierna dinámica (pierna estática zurda y pierna dinámica diestra). Aunque, obviamente, nunca hay dos pacientes que manifiesten una sintomatología idéntica, sí podemos hablar de características generales comunes a todos estos casos. Vamos a ver cuáles son.

 

Niños con un retraso en su desarrollo psicomotor

 

Lo primero que hay que considerar para poder entender la sintomatología de estos niños es que todos ellos han tenido un retraso en su desarrollo psicomotor: por ejemplo, no han empezado a aguantar la cabeza hasta los 6-7 meses (normalmente, es a los 3), no se han sentado hasta los 13 meses (en lugar de a los 6) y no han empezado a andar hasta más tarde de lo habitual.

En general, su retraso psicomotor es de 2-3 años respecto a su edad cronológica. No es de extrañar, por tanto, que tengan dificultades escolares y que su tutor o el psicopedagogo de la escuela los haya etiquetado con la etiqueta “retraso madurativo” a pesar de que todos ellos, sin excepción, tienen un CI normal o superior a lo normal (tal como constatamos siempre al realizar las pruebas cuando terminan el tratamiento de lateralidad). En nuestro centro, de hecho, recomendamos que no se les haga el test de CI hasta que terminen la terapia de lateralidad: de lo contrario, el resultado será inferior al real y esta información errónea sobre su potencial cognitivo y emocional tiene consecuencias negativas para el niño.

 

Características de los niños con el cruce pierna estática y pierna dinámica

 

El síntoma más evidente de los niños con el cruce pierna estática/pierna dinámica es su patosidad, como hemos explicado ya en algunas ocasiones. Se caen a menudo, tropiezan con los bordes de las aceras, se les caen las cosas, les cuesta bajar escaleras a un ritmo normal, no se les dan nada bien los deportes que requieren coordinación de las piernas (con excepción de algunos deportes, como el tenis), etc. Este síntoma se debe a que su retaso locomotor compromete su sentido del equilibrio y coordinación general del cuerpo.

 

Niños con el cruce de pierna estática y pierna dinámica: características

Otro síntoma común a todos ellos es la lentitud: el ritmo al que hacen las cosas no es el mismo que el de cualquier niño de su edad. Tienen que hacer un gran esfuerzo para intentar desenvolverse a un ritmo normal que no es el suyo. Este aspecto provoca el tercer síntoma común a todos ellos: son niños que siempre están más cansados de lo normal. Hay que tener en cuenta que, aunque les hagan analíticas por este motivo y los resultados salgan bien, su fatiga es real: están agotados porque continuamente están haciendo sobresfuerzos y porque viven en una angustia permanente por los motivos que hemos citado y por los que iremos viendo. De hecho, necesitan dormir más horas que los otros niños y, cuando se les despierta por la mañana, les cuesta muchísimo levantarse. Son niños más bien pasivos, a los que, por el tipo de cruce que tienen, no les gusta tener que moverse. Como mejor se sienten es en el sofá.

Asimismo, como no son ágiles, las mañanas en casa son complicadas: conseguir que desayunen, que se duchen y se vistan en un tiempo razonable, salir de casa con el tiempo de antelación necesario para llegar puntuales al colegio, etc. “Estos niños viven con la sensación permanente de que les pilla el tren. Para ellos es agotador porque su día a día les requiere mucha energía”, explica la directora de nuestro centro, Joëlle Guitart.

Por otra parte, a pesar de que estudian mucho y de que sus padres suelen dedicarles muchas horas para ayudarles a hacer los deberes, cuando llega el momento de hacer los exámenes se bloquean, por lo que los resultados suelen ser deficientes. Esto les provoca una gran frustración, desmotivación y miedo la fracaso. Los padres, por su parte, se desesperan al ver que los esfuerzos no se traducen en buenos resultados.

Muchos de estos niños también presentan problemas dermatológicos (piel atópica, psoriasis o eccemas) y asma. Y es bastante habitual que tengan los pies planos, que solamente apoyen los metatarsos y el talón al caminar, que coloquen los pies ligeramente hacia dentro y que al correr muevan los brazos sin control.

Finalmente, hay que señalar que tienen disgrafía, que son desordenados y desorganizados, y que se bloquean cuando reciben varias consignas a la vez.

 

Niños víctimas de acoso escolar

 

Niños con el cruce de pierna estática y pierna dinámica: características

Estos niños suelen sufrir acoso escolar. El hecho de que sean patosos les convierte en blanco de las burlas de sus compañeros de clase. La mayoría relata que lo que más temen es la hora del recreo: no solo les hacen el vacío, les empujan, les ponen zancadillas (en ocasiones haciéndoles caer al suelo), les agreden verbalmente y, algunos, son objeto de palizas.

En ocasiones, el acoso se produce a la salida del colegio si los padres no van a recogerlos, o en el trayecto del autobús que los lleva a casa. En el centro constatamos que, en la mayoría de los casos, no se ven capaces de explicar que han sido víctimas de acoso escolar hasta dos o tres años después de haber empezado a sufrirlo.

 

Características emocionales

 Niños con el cruce de pierna estática y pierna dinámica: características

 

No es de extrañar que estos niños vivan con miedo. No solo tienen miedo por lo que les pueda pasar al día siguiente en el colegio: tienen más miedo de lo normal a la oscuridad, a ir al lavabo sin que les acompañe una persona de su confianza, a que entre un extraño en casa con malas intenciones, a dormir solos (piden dormir en la cama de sus padres y entre ambos), a la valoración que los otros hacen continuamente de su persona, a subirse a un ascensor y a viajar en avión, a estar en sitios concurridos, a las fiestas en las que se tiran petardos o hay cabezudos, al ruido que hacen las ruedas del metro al frenar, a las escenas violentas de las películas o de la vida real…Es decir,  viven en estado permanente de alerta temiendo que pase algo malo, ya que se sienten vulnerables. En este aspecto, tampoco les ayuda el hecho de que no son niños corpulentos: no han desarrollado mucho la masa corporal, son físicamente frágiles.

También hay que destacar que como se infravaloran, adoptan un roll de sumisión y que son hipersensibles y muy susceptibles: por ejemplo, no entienden la ironía de los otros.

Su calidad de vida, por tanto, es mala. No son niños felices y se preguntan constantemente por qué son diferentes; una pregunta que muchas veces trasladan a sus padres porque no comprenden qué es lo que les impide ser como los otros niños.

Tal como hemos explicado en otros artículos, la terapia de lateralidad no solo permite su recuperación neurofisiológica (como mínimo en un 80 %): al remitir la sintomatología causada por el cruce de lateralidad, estos niños van adquiriendo fortalezas y herramientas para construirse una identidad y una autoestima sanas.  Se trata de un proceso que transcurre en paralelo y que les permite recuperar su vida.

 

Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, no dudes en contactar con nuestro centro.

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