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‘La vida secreta del cerebro’: una teoría revolucionaria sobre las emociones
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‘La vida secreta del cerebro’: una teoría revolucionaria sobre las emociones

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 18 mayo, 2018 Actualidad, El cerebro, El trastorno de lateralidad, Emociones 0

Lisa Feldman Barret es neurocientífica, catedrática de Psicología por la Northeastern University (Massachusetts), miembro electo de la Royal Society of Canada y ha recibido el premio NIH Director’s Pionner por su investigación pionera sobre las emociones y el cerebro, además de colaborar, por ejemplo, con la Escuela de Medicina de Harvard. Conviene hacer esta presentación antes de hablar de su libro La vida secreta del cerebro porque con la teoría que desarrolla en él cuestiona todo lo que hasta ahora dábamos por sentado sobre la construcción de las emociones; es decir, afirma que la teoría clásica es incorrecta y presenta una teoría revolucionaria que representa un nuevo paradigma sobre la mente humana.

 

Qué dice la teoría clásica 

Grosso modo, la teoría clásica sobre las emociones afirma que estas son producto de la evolución debido a que se mostraron útiles para nuestra supervivencia, que las llevamos incorporadas desde que nacemos, que son definidas y reconocibles, que se alojan en diferentes partes del cerebro, que son universales y que se desencadenan de manera automática cuando algo las activa. Las manifestamos con el rostro, la voz y la postura corporal, y provocan cambios físicos en nuestro organismo: aceleración de la respiración y el corazón, activación de las glándulas sudoríparas, etc. Según la teoría hasta ahora aceptada, tenemos muchos circuitos emocionales en el cerebro y cada uno de ellos provoca un conjunto característico de cambios, como si fuera una huella dactilar. En otras palabras, se cree que los sucesos pueden activar las neuronas de la alegría, las neuronas del miedo, etc., y que dado que identificamos y experimentamos estas emociones, a cada una de ellas le debe corresponder una pauta subyacente concreta en el cerebro y en el cuerpo.

 

‘La vida secreta del cerebro’

 

Lisa Feldman Barret asegura que no hay ninguna prueba científica de que estas supuestas huellas dactilares físicas sean constantes, ni para una sola emoción (hay muchos experimentos que concluyen que sí, de la misma manera que hay otros muchos que concluyen que no); que las emociones nos son universales y que las creamos nosotros; es decir, que se construyen socialmente. Por este motivo ha denominado a su teoría “La teoría de la emoción construida”: “Vemos que las emociones no son monolíticas, sino que están hechas de componentes más básicos; que en lugar de ser universales varían de una cultura a otra; que no son provocadas, sino que las creamos nosotros; que surgen de una combinación entre las propiedades físicas del cuerpo, un cerebro flexible cuyas conexiones reflejan el entorno en el que se desarrolla, y la cultura y la educación que ofrecen ese entorno. Las emociones son reales, pero no en el mismo sentido objetivo que las moléculas o las neuronas. Son reales en el sentido en que lo es el dinero, es decir, no son una ilusión, pero sí un producto del consenso humano. Esta visión, a la que llamo «teoría de la emoción construida», ofrece una interpretación muy diferente», explica la especialista en su libro.

 

Implicaciones

Lisa Feldman Barret es muy consciente de que su teoría parece ilógica porque, de hecho, experimentamos las emociones como si respondieran a la teoría clásica, pero alerta sobre las implicaciones de nuestras creencias al respecto. Veamos algunos de los ejemplos que ella misma ofrece en el libro:

  1. Pensemos en la última vez que hemos pasado por la seguridad de un aeropuerto: unos agentes taciturnos pasan nuestros zapatos por rayos X y evalúan la probabilidad de que supongamos una amenaza terrorista. No hace mucho, un programa de formación llamado SPOT (siglas en inglés de «comprobación de pasajeros mediante técnicas de observación») enseñaba a esos agentes a detectar engaños y evaluar riesgos basándose en movimientos faciales y corporales, partiendo de la teoría de que estos movimientos revelan nuestros sentimientos más íntimos. El programa no funcionó, pero costó novecientos millones de dólares a los contribuyentes. Debemos entender la emoción de una manera científica para que los agentes del gobierno no nos detengan —o no pasen por alto a quienes supongan una amenaza— basándose en una visión errónea de las emociones.
  2. Imaginemos ahora que una persona se halla en la consulta de un médico diciendo que siente una opresión en el pecho y que le cuesta respirar; síntomas que pueden indicar un infarto de miocardio. Si la persona es una mujer, lo más probable es que se le diagnostique ansiedad y se la envíe a casa, mientras que si es un varón es más probable que se le diagnostique una cardiopatía y se le aconseje un tratamiento preventivo. Como consecuencia, las mujeres de más de sesenta y cinco años fallecen por infarto con más frecuencia que los varones. Las percepciones de los médicos, del personal de enfermería y de los mismos pacientes reflejan las creencias de la visión clásica de que emociones como la ansiedad se pueden detectar y de que las mujeres son intrínsecamente más sensibles a las emociones que los varones… Unas creencias que pueden tener consecuencias mortales.
  3. La creencia en la visión clásica incluso puede «provocar» guerras. La guerra del Golfo en Irak se debió, en parte, a que el hermanastro de Sadam Huseín creyó que podía «leer» las emociones de los negociadores estadounidenses y dijo a Sadam que Estados Unidos no hablaba en serio al decir que atacaría. La posterior guerra acabó con la vida de 175.000 iraquíes y de centenares de militares de la coalición.

En este enlace podéis leer el primer capítulo de ‘La vida secreta del cerebro‘  (la autora utiliza un ejemplo como hilo conductor que es muy esclarecedor y que hemos omitido para no extendernos demasiado en este artículo).

Un estudio del MIT desvela cómo se produce el aprendizaje observacional
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Un estudio del MIT desvela cómo se produce el aprendizaje observacional

Susana Lladó - Lladó Comunicación 7 mayo, 2018 Aprendizaje, El trastorno de lateralidad 0

Qué es el aprendizaje observacional

Solemos decir que para aprender algo no hay nada como experimentarlo en primera persona. Sin embargo, observar la experiencia de otras personas delante de una situación puede enseñarnos incluso más, y sin que tengamos que exponernos a un riesgo. Por poner un ejemplo: si vemos a un perro atacando a un vecino, aprenderemos a mantenernos alejados de ese perro. Este tipo de aprendizaje es el que conocemos como aprendizaje observacional y supone una gran ventaja evolutiva porque favorece nuestra supervivencia. De hecho, gran parte de lo que aprendemos diariamente es gracias a este tipo de aprendizaje.

 

Lo que se sabía hasta ahora y lo que no

Estudios anteriores de exploración en humanos ya habían sugerido que hay dos partes del cerebro que están activas cuando se produce el aprendizaje observacional: la corteza cingulada anterior (ACC) y la amígdala basolateral (BLA). La ACC está involucrada en la evaluación de la información social y la BLA juega un papel clave en el procesamiento de las emociones. Lo que no se sabía hasta ahora es cómo interactúan estas dos regiones para aprender de los demás.

 

El estudio

Un estudio del MIT desvela cómo se produce el aprendizaje observacional

Imagen: Chelsea Turner/MIT.

Para averiguar cómo interactúan estas dos partes del cerebro en el aprendizaje observacional, el equipo del MIT investigó qué sucede en el cerebro de ratones cuando observan a otro ratón recibiendo descargas eléctricas combinadas con una señal (un tono o una luz). Obviamente, los ratones que recibieron las descargas aprendieron a temer la señal y se quedaron en shock al escucharla más tarde, pero los ratones que habían visto lo ocurrido, también se quedaron paralizados de miedo al escuchar la señal un día después (a pesar de no haber sufrido descarga alguna). Es decir, los ratones que habían actuado como observadores habían aprendido a conectar la señal y el shock. Los investigadores fueron un paso más allá para descubrir qué sucedía en la ACC y la BLA cuando los ratones observadores aprendieron a establecer la asociación.

Posteriormente, los investigadores repitieron el experimento y registraron la actividad eléctrica en ambas regiones cuando los ratones aprendieron a hacer la asociación y, después, realizaron un análisis de la trayectoria neuronal: un análisis que muestra cómo las neuronas cambian sus tasas de activación a medida que se aprende un comportamiento. El resultado reveló que la ACC se volvía mucho más activa a medida que los ratones observadores presenciaban la experiencia de los otros ratones y que la ACC transmitía esta experiencia a la BLA, la cual la utilizaba para formar una asociación entre la señal y el shock. En resumen: los dos sistemas trabajan juntos para hacer posible el aprendizaje social. Tal como explica una de las autoras del estudio, Kay Tye: «El cíngulo anterior transmite que hay información relevante para extraer de lo observado. Se trata de traducir información socialmente derivada y enviarla al BLA para asignar allí valor predictivo».

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Podéis leer el artículo sobre la investigación en la web del MIT (en inglés).

Plan en familia: la exposición ‘Disney. El arte de contar historias’ de CaixaFórum
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Plan en familia: la exposición ‘Disney. El arte de contar historias’ de CaixaForum

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 27 abril, 2018 Actualidad, El trastorno de lateralidad 0

Realizar actividades en familia es una buena manera de compartir tiempo de calidad. Hoy os proponemos la exposición de CaixaForum Disney. El arte de contar historias.

 

Plan en familia: la exposición ‘Disney. El arte de contar historias’ de CaixaFórum_Centro de lateralidad Joëlle Guitart

La bella durmiente , 1959. Marc Davis. Estudio para la dirección de arte. Aguada y mina de grafito sobre papel © Disney Enterprises Inc

 

Disney. El arte de contar historias es una exposición que nos explica cómo los personajes y las tramas de la literatura clásica y los cuentos populares en los que se inspiran las películas de este gigante de la animación fueron adaptados para dar el salto al celuloide. Y lo hace a través de materiales originales que vale la pena ver: una amplia selección de más de 200 dibujos, desde acuarelas hasta impresiones digitales, que guían al visitante por la trayectoria creativa de los estudios Disney desde la década de los años 30 del siglo pasado hasta los proyectos más recientes.

 

Plan en familia: la exposición ‘Disney. El arte de contar historias’ de CaixaFórum_Centro de lateralidad Joëlle Guitart

 
Lo mejor de Donald , 1938. Artista del estudio Disney. Esbozo. Lápiz de color y mina de grafito sobre papel © Disney Enterprises Inc.

 

La muestra es, realmente, una oportunidad única para que tanto los niños como los adultos nos sumerjamos en muchos de los relatos que forman parte de nuestra infancia: El rey Midas, Los tres cerditos, La cigarra y la hormiga, Merlín, Robin Hood, Blancanieves, La Sirenita o Frozen, entre otros. Una inmersión a la que sin duda también contribuye la sorprendente y cuidada escenografía que han creado los organizadores con el fin de que el visitante se sienta protagonista de todas estas aventuras.

 

Qué más ofrece la exposición

Disney. El arte de contar historias también incluye algunos fragmentos de las notas de producción, storyboards, estudios de personajes y algunas películas que pueden visionarse in situ: los cortos La diosa de la primavera (1934), Los tres cerditos (1933), El saltamontes y las hormigas (1934), La liebre y la tortuga (1935), El sastrecillo valiente (1938 ) y Tiempo de melodía (1948).

https://lateralidad.com/wp-content/uploads/2018/04/fragmento-de-i-robin-hood-i-0-16-material-prensa-archivo-mov-16-8-mb.mp4
Fragmento de Robin Hood.

Los que estéis interesados en ir a ver la exposición y queráis ampliar la información, tenéis un dossier completo en este enlace. ¡Que la disfrutéis!

Información:

Lugar: CaixaForum

Dirección: Av. Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8. Barcelona.

Horario: de lunes a domingo y festivos, de 10 a 20 h.

Organizadores: Obra Social ”la Caixa” y Walt Disney Animation Research Library.

Precio: 4 €

‘El cerebro del niño explicado a los padres’, del neuropsicólogo Álvaro Bilbao
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‘El cerebro del niño explicado a los padres’, del neuropsicólogo Álvaro Bilbao

Susana Lladó - Lladó Comunicación 12 abril, 2018 Actualidad, Aprendizaje, Desarrollo cerebral, El cerebro, El trastorno de lateralidad, Emociones 0

‘El cerebro del niño explicado a los padres’

El cerebro de los niños explicado a los padres es un libro que está ayudando a muchos progenitores a educar mejor a sus hijos, y también a muchos educadores. Su autor es Álvaro Bilbao, un neuropsicólogo especializado en un ámbito de la neurociencia muy concreto y hasta hace poco bastante desconocido: el del cerebro de los niños.  Este doctor en Psicología de la Salud se formó en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore y en el Royal Hospital for Neurodisability de Londres y es, además, un excelente divulgador con grandes aptitudes pedagógicas.

‘El cerebro del niño explicado a los padres’, del neuropsicólogo Álvaro Bilbao_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Tal como el propio Álvaro Bilbao explica, todos los padres quieren lo mejor para sus hijos y que estos puedan alcanzar sus metas, pero muchas veces se encuentran perdidos a la hora de ayudarles a conseguirlo. Saber cómo funciona el cerebro de un niño o de un adolescente nos permite entender qué necesitan nuestros hijos, saber cuáles son las claves para educarlos bien y actuar de la mejor manera delante de las situaciones que se van presentando. El cerebro de los niños explicado a los padres es, por tanto, un manual en el que se nos explica de una forma inteligible lo que debemos saber sobre neurociencia para ayudarles a desarrollarse emocional e intelectualmente de una manera óptima, ofreciéndonos herramientas prácticas y muy útiles para guiarlos en su proceso de aprendizaje.

Puntos importantes de ‘El cerebro del niño explicado a los padres’

En los dos vídeos que incluimos en este artículo Álvaro Bilbao expone los puntos esenciales de su libro. Veamos algunos.

 

En el vídeo de arriba, que ha publicado el diario El País, el especialista explica en qué consiste el desarrollo global de un niño: es fundamental procurarle seguridad y un buen desarrollo emocional durante los primeros años de vida, ya que sobre estas dos bases se construirá su mundo intelectual y, cuando sea adulto, conseguirá que sus pensamientos, emociones y acciones vayan en la misma dirección. En el mismo vídeo también explica por qué la educación basada en los premios y castigos no es eficaz, la diferencia entre una norma y un castigo, cómo aprender a ponerles límites, cómo se les puede ayudar a cumplir las normas, por qué es tan importante darles responsabilidades y dejar que tomen decisiones, qué estrategias podemos implementar para enseñarles a gestionar la frustración y que aprendan autocontrol, cómo este (el autocontrol) incide en la corteza frontal, qué criterio deberíamos aplicar a la hora de decidir qué actividades extraescolares deben realizar, el papel del deporte y el juego en el aprendizaje, cómo y hasta dónde hay que dejar que utilicen las nuevas tecnologías, los efectos de la sobreprotección, qué hacer si el niño suspende asignaturas, etc.

 

El cerebro del niño explicado a los padres from Ibercaja Aula en Red on Vimeo.

 

El segundo vídeo es un resumen del libro El cerebro del niño explicado a los padres en el que sintetiza el ABC del cerebro infantil. Nos ha parecido una excelente exposición: sumamente interesante, con explicaciones neurológicas que se entienden perfectamente y que nos dan muchas pistas para mejorar nuestro papel como educadores. A título de ejemplo: el cerebro es una red de conexiones neuronales. Lo que distingue a un niño con buenas habilidades de otro que no las tiene no es el número de neuronas, sino el número de conexiones entre ellas. Cada vez que un niño o un adolescente se enfrenta a una situación nueva y consigue resolverla con éxito, en su cerebro se forma una nueva conexión que, además, le proporciona bienestar. Pues bien, los padres y educadores tenemos un papel fundamental en el establecimiento de esas conexiones. En este punto entran en juego, por ejemplo, los refuerzos (los más eficaces, explica, son siempre los inmateriales, por lo que están al alcance de todos) y nuestro propio comportamiento a la hora de gestionar los problemas o el estrés, ya que el cerebro dispone de un sistema de neuronas espejo que hace que el niño tome decisiones en función del modelo que como padres le ofrecemos.

Los 3 posibles cruces del trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada
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Los 3 posibles cruces del trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 26 marzo, 2018 El trastorno de lateralidad 0

Los 3 posibles cruces del trastorno de lateralidad

Una persona con trastorno de lateralidad puede presentar de uno a tres cruces de lateralidad. Para determinar cuántos cruces tiene el paciente es necesario realizarle un test completo de lateralidad. No obstante, la observación clínica nos dice que cuantos más síntomas presenta la persona, más cruces detectamos posteriormente en el test; lo cual, como veremos ahora, es lógico. En nuestro centro, el 70 % de los pacientes de más de 8-9 años que hemos tratado tienen los tres cruces (los pacientes de 5 a 8 años suelen tener uno o dos). Es decir, es poco habitual que un paciente presente un solo cruce. Estos datos significan que la retención neurofisiológica en la mayoría de los pacientes es alta (20-40 %), lo que provoca que su rendimiento intelectual esté muy por debajo de su capacidad o potencial real.

Primer cruce de lateralidad

Un primer cruce es cuando el recorrido sináptico de brazos y mano está cruzado con el recorrido sináptico del ojo. Este cruce afecta a la coordinación oculo-manual, motivo por el que causa problemas de lectura y escritura.

Problemas de lectura: en el aprendizaje de la lectura, la mecánica lectora y la retención lectora.

Si la mecánica lectora no es adecuada, la comprensión lectora también será deficiente. Tal como recalcamos a menudo, la lectura es la base de los estudios, y no solo de las asignaturas que solemos relacionar con “letras”: estudiar matemáticas, física o química también requiere leer (libros de texto, enunciados de los problemas a resolver, etc.). Las personas con este cruce suelen tener dificultades también en este tipo de asignaturas, aunque no tengan problemas para comprender los conceptos matemáticos o de la física en sí mismos.

Los problemas de escritura: giran las letras (letras en espejo), en lugar de escribir de izquierda a derecha escriben de derecha a izquierda y/o confunden sonidos (como la r y la d, que escribirán tal como las pronuncian).

A los padres de los pacientes con este cruce les aconsejamos que sus hijos no realicen deportes oculo-manuales (tenis, palas, frontón, etc.), debido a que su práctica estimularía y afianzaría el cruce. En cambio, sí pueden realizar deportes que requieran utilizar las dos manos, como el voleibol.

Los 3 posibles cruces del trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle GuitartSegundo cruce de lateralidad

El segundo cruce que podemos observar es pierna estática-pierna dinámica: es decir, cuando la pierna estática es diestra y la dinámica zurda, o viceversa. En general, las personas que presentan este tipo de cruce son hipotónicas y, por tanto, patosas: se caen y tropiezan con mucha facilidad (sobre todo de pequeños) y no son nada ágiles, motivo por el que suelen eludir los deportes. En este caso, aconsejamos a los padres que el niño haga natación, ya que es un deporte muy completo que estimula todas las sinapsis. Cabe señalar que estos niños nadan mejor por debajo del agua (a diferencia de los hipertónicos) debido a que bucear requiere menos esfuerzo.

El tercer cruce de lateralidad

El tercer cruce es oído-motricidad facial y cervicales: el oído puede ser diestro o zurdo y, en cambio, la motricidad facial y las cervicales están lateralizadas en el lado contrario. Se trata de pacientes con dificultades de concentración y lentitud; dificultades que provocan un bajo rendimiento escolar o laboral.

Tal como señalábamos al principio del artículo, cuantos más cruces tiene la persona, más síntomas presenta, de tal modo que su vida diaria se convierte en una sucesión de problemas a los que debe hacer frente con mucha dificultad y esfuerzo, y sin tener las herramientas necesarias: problemas de aprendizaje, con los maestros, con los compañeros de clase, con los padres, etc. Cuanto más tarde se diagnostica a una persona con el trastorno de lateralidad, más afectada está emocionalmente. Esto es así no por el trastorno en sí mismo, sino por las consecuencias del trastorno: aunque, en general, son niños sociables, si, por ejemplo, tienen el cruce de pierna estática-pierna dinámica, no jugarán bien al fútbol, lo que provocará que sus compañeros les excluyan del juego; en clase de gimnasia serán objeto de burlas, pueden ser un blanco para los acosadores escolares, pueden tener enuresis nocturna, etc. Estas situaciones provocan que se retraigan, se bloqueen y se vuelvan extremadamente sensibles. En los enlaces de abajo podréis encontrar varios artículos en los que profundizamos en las consecuencias emocionales del trastorno de lateralidad.

Entrevista: “Si hay un buen desarrollo motor, mejora el emocional e intelectual”

Los problemas de concentración en personas con lateralidad cruzada

Entrevista a una paciente curada de dislexia y madre de un niño con trastorno de lateralidad

Los tics nerviosos en personas con lateralidad cruzada

¿Tu hijo se distrae a menudo y es lento y patoso? puede ser hipotónico

Los problemas de concentración en personas con lateralidad cruzada
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Los problemas de concentración en personas con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 14 marzo, 2018 Concentración, El trastorno de lateralidad 2

Los problemas de concentración, junto con la lentitud, son el motivo de consulta más frecuente entre las personas con trastorno de lateralidad. Esto se debe a que los problemas de concentración son un síntoma de lateralidad cruzada; es decir, constituyen un rasgo común a todas las personas afectadas por el trastorno, independientemente de su edad.

¿Por qué las personas con lateralidad cruzada tienen problemas de concentración?

Las personas con lateralidad cruzada tienen problemas de concentración porque esta requiere abstracción. Y la dificultad para concentrase es, precisamente, la que provoca su lentitud en la vida cotidiana.

Las actividades que realizamos en nuestro día a día requieren diversos y complejos procesos mentales que llevan a cabo las funciones cerebrales superiores controladas por los lóbulos cerebrales. En las personas que tienen una lateralidad heterogénea, los impulsos nerviosos no llegan correctamente al lóbulo occipital, que es el que regula la concentración; lo que compromete su capacidad para recibir, seleccionar, elaborar y recuperar la información externa que reciben y, por tanto, realizar adecuadamente las actividades motoras o mentales. Esta dificultad, que en ningún caso está relacionada con un bajo cociente intelectual, afecta incluso a otras funciones cognitivas. En cambio, estas personas presentan una gran memoria, tanto auditiva como visual, porque la memoria es mecánica. En la práctica clínica vemos que estos pacientes se han habituado a intentar compensar los problemas de concentración con su gran capacidad de memoria, hasta que se dan cuenta de que esta no les basta para hacer frente a las dificultades que viven constantemente.

Cómo afectan los problemas de concentración en la vida cotidiana

El relato de los pacientes sobre esta cuestión es siempre muy similar. Durante su etapa escolar y universitaria, los problemas de concentración les obligan a dedicar muchas más horas al estudio. Como suelen ser personas muy constantes, consiguen prepararse bien los exámenes, pero cuando llega el momento de hacerlos, se bloquean debido a que les falla la concentración inmediata y, por ejemplo, no consiguen entender los enunciados de las preguntas. Asimismo, la lentitud hace que necesiten más tiempo para responder, tiempo del que no disponen. El resultado son calificaciones que están muy por debajo de su capacidad cognitiva real.

Los problemas de concentración también hacen que no “registren” bien las consignas que se les dan. Si en casa se les pide que vayan a comprar varias cosas, volverán solo con algunas. Cuando los pacientes realizan el primer test en el centro, se equivocan en su fecha de nacimiento y al poner la fecha del día porque han recibido más de una consigna. En el trabajo, cuando les dan directrices, no las recuerdan bien. Si la persona tiene un cargo de responsabilidad y debe organizar reuniones con su equipo, lo más probable es que se quede en blanco o que pierda el hilo de lo que estaba diciendo. Los pacientes que han conseguido sacarse el permiso de conducir, relatan que les costó un gran esfuerzo aprobar la teoría y que su inseguridad les dificultó mucho la parte práctica. Además, como tienen problemas de orientación derecha-izquierda y les cuesta evaluar el tiempo (si hay un cambio de semáforo, por ejemplo), conducir se convierte en un gran problema (algunos pacientes explican que han dejado de conducir). Los problemas de concentración también van ligados a los problemas espaciotemporales: no recuerdan las fechas ni las horas, por lo que suelen llegar a los sitios tarde o con antelación, y su dificultad para comprender la noción de tiempo hace que también les haya costado mucho de pequeños restar minutos a una hora cuando se les enseñó a restar, por poner un ejemplo más.

Como es natural, todas estas dificultades repercuten en su autonomía y calidad de vida. Estas personas llegan a desarrollar una gran inseguridad que les produce mucha ansiedad. En general, suelen estar muy estresados porque se dan cuenta de que, pese a sus esfuerzos, no llegan a más. Su ritmo de vida cotidiano suele ser caótico. Son conscientes de que algo les pasa que invalida su rendimiento. La situación suele generar un cuadro de depresión, insomnio y/o problemas alimenticios.

Los problemas de concentración se solucionan con la terapia de lateralidad

Si hay otro rasgo común a todas las personas con trastorno de lateralidad, este es el sufrimiento que experimentan en su día a día. Este sufrimiento no solo está causado por los problemas que tienen que afrontar continuamente, sino porque no entienden qué les pasa. Saberse diferente provoca mucha angustia y desconocer la causa de esa diferencia genera una gran incertidumbre y afecta a la autoestima. Los pacientes con trastorno de lateralidad experimentan un gran alivio cuando se les explica la etiología de su problema y cuando se les dice, y experimentan en primera persona, que la terapia de lateralidad va a ir mejorando paulatinamente su capacidad de concentración. Como parte del tratamiento de lateralidad, mediante el que se va lateralizando homogéneamente a la persona, se realizan una serie de ejercicios motores que estimulan el lóbulo occipital, de tal manera que los impulsos nerviosos “aprenden” a realizar el recorrido adecuado. Al tratarse de una terapia neurofisiológica, una vez que la persona se ha lateralizado homolateralmente, los impulsos nerviosos ya no vuelven a cruzarse por sí mismos; es decir, no hay regresión ni recaídas. Cuando el paciente recibe el alta, únicamente se realizan tres controles posteriores, con un intervalo de cinco meses, para confirmar que el proceso de lateralización se ha llevado a cabo con éxito.

Si quieres realizar una consulta sobre este tema, no dudes en ponerte en contacto con nuestro centro.

El hermoso diccionario de las emociones no descritas
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El hermoso diccionario de las emociones no descritas

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 6 marzo, 2018 El trastorno de lateralidad, Emociones 0

Hace unos años, el filósofo José Antonio Marina y la documentalista Marisa López Penas publicaron un hermoso e interesante libro sobre las emociones: Diccionario de los sentimientos. A pesar de su título, no es exactamente un diccionario: es más bien un tratado sobre las palabras que utilizamos los seres humanos para designar los sentimientos que componen nuestro universo emocional, una investigación sobre el alma humana que parte de las definiciones dadas por los mejores diccionarios a lo largo de la historia para adentrarse en su análisis desde la lingüística, la psicología, la antropología y la filosofía; una especie de psicoanálisis lingüístico que nos habla de un inconsciente colectivo atávico.

En el prólogo de Diccionario de los sentimientos se advierte al lector de que el libro no está escrito por sus autores, sino por un investigador extraterrestre que se propuso conocer los vericuetos del alma humana; tarea para la que solo contó con los diccionarios como fuentes de documentación. Si bien es cierto que Usbek (así se llama el personaje de ficción al que recurren Marina y Penas para abrirnos los ojos de manera muy pedagógica) encontró mucha información sobre lo que denominamos amor, amistad, admiración, deseo, enfado, tristeza, ansiedad, ira, envidia, etc., como os podéis imaginar, los diccionarios no le bastaron para hacerse una idea precisa de este vasto territorio en el que nos movemos continuamente las personas. Es más, le surgieron muchas dudas y preguntas. Y es que al margen de que las emociones en sí mismas son quizá demasiado intrincadas como para enfundarlas en una palabra, la suma de todos los términos de los diccionarios no define por completo lo que somos emocionalmente. De ello da fe otro hermoso libro: The dictionary of obscure Sorrows, literalmente algo así como El diccionario de las penas oscuras, pero que podríamos traducir como el diccionario de las emociones no descritas o el diccionario de los significados que hasta ahora no tenían significante (un libro que, sin duda, hubiera ayudado mucho a Usbek en su investigación).

 

El diccionario de las penas oscuras es una enciclopedia digital en la que su autor, John Koenig, va llenando los vacíos existentes en el léxico de las emociones con palabras ideadas por él que expresan potentes sentimientos que todos hemos experimentado, pero que nadie había recogido hasta ahora. El resultado es un sorprendente y bello compendio de más de cien palabras como las que siguen (algunas parecen japonesas, otras alemanas, etc.) en el que las reflexiones que hace el autor en formato vídeo son tan o más interesantes que la propia descripción (los vídeos están subtitulados en español):

 

Morii: el deseo o instinto de querer capturar momentos o lugares que nos parecen excepcionales filmándolos o fotografiándolos para asegurarnos de que los hemos vivido, que hemos estado allí, que han sido reales, que todos esos fragmentos cuentan nuestra historia, porque parece que se empiezan a desvanecer en el preciso instante en que suceden.

 

 

Oleka: ser consciente de que en la vida hay pocos días memorables.

 

 

Onism: la frustración de estar atrapado en un solo cuerpo que habita solo un lugar a la vez. Es como imaginarse delante de la pantalla de salidas de un aeropuerto viendo parpadear todos aquellos destinos a los que uno no se dirige y que representan algo más que uno no verá antes de morir. Y todo porque como señala amablemente una flecha del aeropuerto “Usted está aquí”.

 

 

Sonder: ese sentimiento que uno tiene de ser el protagonista de su vida y de que los demás son los extras o figurantes cuando, en realidad, todos somos protagonistas y, a la vez, cada uno es un extra en la historia de otro.

 

 

Yù yī: la nostalgia de volver a sentir algo de forma intensa.

 

 

Zenosyne: el sentimiento de que el tiempo pasa cada vez más rápido mientras aprendemos a vivir.

 

 

Moment of tangency: el sentimiento al pensar en lo que podría haber sido la relación con una persona que ha estado en nuestra vida de forma tangencial (un vecino con el que nos hemos cruzado esporádicamente en el barrio sin saberlo, alguien del mismo edificio de oficinas donde trabajamos, una persona que compra en el mismo supermercado, etc.). Es decir, pensar en lo que podría haber sido la relación entre dos personas que siempre han llevado vidas en paralelo, pensar en esos encuentros potenciales que nunca han tenido lugar y en lo que hubiéramos podido compartir si las cosas hubieran sido diferentes.

 

 

Para algunos términos el autor todavía no ha hecho un vídeo, pero las entradas son igualmente interesantes: por ejemplo, «Jouska» es la palabra que designa un tipo de conversación hipotética que compulsivamente uno tiene en su cabeza y «Zielschmerz» es el miedo a obtener lo que uno desea. Si queréis acceder al diccionario, aquí tenéis el enlace a su Diccionario de las emociones oscuras :

 

El diálogo activo con los hijos modifica y estimula su desarrollo cerebral
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El diálogo activo con los hijos modifica y estimula su desarrollo cerebral

Susana Lladó - Lladó Comunicación 26 febrero, 2018 Desarrollo cerebral, El cerebro, El trastorno de lateralidad 0

Científicos del MIT han comprobado que la conversación entre los adultos y los niños cambia y estimula el cerebro de estos (fotografía del MIT).

 

Dialogar con los hijos modifica y estimula su desarrollo cerebral, según un estudio del MIT publicado el pasado 14 de febrero. Los investigadores han comprobado que cuando un niño tiene conversaciones activas con sus padres, aumenta la respuesta en el área de Broca, una de las dos áreas principales del cerebro; lo que sugiere que los padres pueden tener una influencia considerable en el desarrollo del lenguaje y del cerebro de sus hijos. “Lo importante no es hablarle al hijo, sino hablar con el hijo. No se trata de trasladar el lenguaje al cerebro del niño, sino de mantener una conversación activa con él”, ha declarado Rachel Romeo, estudiante graduada de Harvard y del MIT, y autora principal del artículo publicado en Psychological Science.

La investigación ―realizada en niños de entre 4 y 6 años― muestra que las diferencias halladas en el número de “giros conversacionales” explicaban una gran parte de las diferencias en la fisiología del cerebro y en las habilidades del lenguaje que encontraban entre los niños. Este hallazgo se aplica a todos los niños independientemente de los ingresos y educación de los padres. Esta última conclusión es especialmente relevante, ya que en 1995 se publicó un estudio que afirmaba que los niños de 3 años de hogares con bajos ingresos escuchan 30 millones de palabras menos que los niños de hogares con ingresos altos, un hecho que daba a entender que los niños de comunidades pobres ya iban rezagados al empezar la guardería. Ahora, este estudio del MIT nos aclara que las conversaciones activas, en las que los niños responden verbalmente a sus padres y viceversa, son mucho más importantes que el número de palabras vertidas sobre los niños (el número de palabras que escuchan), independientemente de los ingresos anuales de la familia y de la educación de los progenitores. “Creemos que esto se debe a que en el diálogo activo hay una práctica de prestar atención a la otra persona que implica muchos vínculos emocionales y sociales, y que es más relevante que el número de palabras escuchadas”, explica el neurocientífico John Gabrieli, director del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro del MIT y coautor del estudio. Este tipo de conversación brinda a los niños la oportunidad de practicar sus habilidades de comunicación, incluida la capacidad de comprender lo que otra persona intenta decir y de responder de manera apropiada.

El diálogo activo con los hijos modifica y estimula su desarrollo cerebral

“Este descubrimiento es tranquilizador: el nivel socioeconómico es difícil de cambiar. En cambio, aumentar la cantidad de conversaciones que los padres tienen diariamente con sus hijos es más factible; un objetivo que se puede accionar para tratar de cerrar la brecha de logros y brindar a los niños el mejor desarrollo cerebral. Aunque dedicar tiempo a la conversación puede ser un desafío para algunas familias debido a los horarios actuales, es importante que los padres sepan que dialogar un rato cada día marca una gran diferencia”, añade Romeo.

Hay padres que permiten que sus hijos pasen cada vez más tiempo delante de una pantalla de ordenador, tablet, teléfono móvil o televisión. Los investigadores advierten de que estas tecnologías no tienen el mismo poder emocional que la conversación humana. El propio MIT publicó anteriormente un estudio en el que se dice que los juegos interactivos de iPad y las presentaciones educativas de Netflix, por poner dos ejemplos, pueden ser útiles a la hora de abrir un mundo de aprendizaje y comunicación para los niños pequeños, pero esta nueva investigación concluye que ninguno de estos medios es tan eficaz para el desarrollo temprano del cerebro como la “conversación de ida y vuelta”. Los datos muestran que es este diálogo interactivo el que está más relacionado con el procesamiento neuronal; un diálogo que también se puede practicar con niños mucho más pequeños haciendo sonidos y sirviéndose de las muecas.

«Lo realmente novedoso de nuestro trabajo es que proporciona la primera evidencia de que la conversación familiar en el hogar está asociada con el desarrollo cerebral en los niños. Es casi mágico cómo la conversación parental parece influir en el crecimiento biológico del cerebro «, concluye John Gabrieli.

 

Los tics nerviosos en personas con lateralidad cruzada
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Los tics nerviosos en personas con lateralidad cruzada

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 14 febrero, 2018 El trastorno de lateralidad, Hipotonía, Lateralidad cruzada o heterogénea, Terapia de lateralidad, Tics nerviosos 0

En este artículo hablaremos de los tics neviosos en personas con lateralidad cruzada, aunque estos movimientos involuntarios, cortos y repetitivos de un grupo muscular del cuerpo pueden tener también una causa psicológica o psicosomática.

 

Los tics en personas con lateralidad cruzada

“Según mi experiencia de 47 años tratando a pacientes con problemas de lateralidad, los tics están muy relacionados con este trastorno, las personas de entre 5 y 13 años de edad son las que más los presentan, los movimientos involuntarios se dan con más frecuencia en niños que en niñas y los pacientes afectados suelen ser más hipotónicos que hipertónicos; lo cual es lógico, ya que sus músculos están más distendidos debido a que no tienen un buen control neuromuscular”, explica Joëlle Guitart, directora de nuestro centro.

Hay muchos tipos de tic: tocarse un mechón de pelo, hacerse crujir los dedos, morderse un labio, balancear el cuerpo hacia delante y hacia atrás, levantar las cejas, parpadear (sin que haya un problema ocular), mover constantemente una pierna (normalmente, la no dominante), pronunciar muchos tacos, emitir ciertos sonidos guturales, sacudir la cabeza de izquierda a derecha o de delante hacia atrás, tartamudear al empezar una frase, etc. Algunas personas, a consecuencia del tic, se comen las uñas de las manos o/y de los pies o se rascan la piel de manera compulsiva.

 

Lo que nunca debemos hacer

Sea cual sea el tipo de tic es importante recordar que la persona afectada no puede controlar el movimiento, que este es involuntario. En consulta, muchos padres de niños con tics expresan su exasperación ante el problema: reconocen que suelen reñirles porque los movimientos o sonidos les ponen muy nerviosos. Sin embargo, este intento de control es perjudicial: es posible que el niño, al llamarle la atención, pueda reprimir el movimiento o el sonido durante un minuto, aproximadamente, pero después la descarga será mucho más notable, tanto en frecuencia como en ruido, si lo hay. Debemos ser muy permisivos con un niño (o un adulto) que tenga tics. Las conductas de enfado y/o castigo son, precisamente, las que no debemos permitirnos nunca. Del mismo modo, nosotros tampoco somos partidarios de medicar a un niño con ansiolíticos o tranquilizantes por este problema (más adelante veremos que los tics tienen cura).

 

Causas de los tics

Los tics pueden tener una causa genética relacionada con algún aspecto neurofisiológico (muchos padres de pacientes los presentan) o desencadenarse por una situación externa: por ejemplo, una educación y un ámbito familiar rígidos, el divorcio de los padres o situaciones de mucha ansiedad, como el acoso escolar. De hecho, cuando hay un déficit emocional aparecen los tics más difíciles de curar: los sonidos guturales, los tacos, el balanceo, el encallamiento y el hacer crujir los dedos.

Entre los adolescentes, podemos encontrar también casos de TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo): la necesidad de seguir siempre un ritual. Por ejemplo: tener que revisar una y otra vez que han terminado los deberes y que están bien hechos, o que las cosas estén colocadas u ordenadas de cierta manera.

Asimismo, algunos niños repiten como un tic algo que hace el progenitor que tienen como referente: si es la madre y esta tose, el niño tose de manera involuntaria. En otros casos, los tics aparecen cuando se aprende a leer o a escribir.

 

Rasgos comunes en los pacientes con tics

Estos niños suelen ser muy sensibles. Son sujetos que no saben defenderse ni en el ámbito escolar ni en el familiar. Podríamos decir que son niños sin maldad. Los que tienen hermanos, normalmente sufren también agravios comparativos: los familiares muestran predilección por el hermano más brillante y simpático, lo que suscita los celos del niño afectado por el tic (normalmente esta relación se da con el hermano más próximo en edad).

 

Los tics se curan

Cuando hablamos de los tics en personas con lateralidad cruzada, constatamos que a medida que estos pacientes progresan en su terapia de lateralidad disminuye el tic que presentan. Es decir, la curación del tic va en relación al grado de curación del trastorno, que es de un 80 % como mínimo (si hay tres cruces de lateralidad, aumenta la probabilidad de que la persona esté afectada por un tic, ya que se produce más retención neurofisiológica en el cerebelo).

Además de trabajar toda la parte psicomotriz, hay dos aspectos que son fundamentales en la terapia con este tipo de pacientes: trabajar la relajación y reforzar el espacio emocional de la persona; conseguir que cambie la dinámica por la que el sujeto se percibe como la “oveja negra” de su entorno.

Del mismo modo, también se hace necesario reforzar a los padres y proporcionarles herramientas para cambiar la comunicación establecida con sus hijos: para ellos la situación tampoco es fácil y, en general, cuando llegan a la consulta, ya han vivido numerosas experiencias estresantes que se suman al hecho de sentirse culpables por haber reñido, e incluso castigado, a su hijo hasta entonces.

Si quieres hacernos una consulta sobre este tema, ponte en contacto con nuestro centro.

Un estudio revela cómo las ondas cerebrales controlan la memoria de trabajo
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Un estudio revela cómo las ondas cerebrales controlan la memoria de trabajo

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 6 febrero, 2018 Actualidad, El trastorno de lateralidad, Memoria 0

Clases de memoria y funcionamiento

 

Tenemos diferentes tipos de memoria o de sistemas de memoria. Estas memorias son redes neuronales autónomas que, a su vez, están interconectadas. Pero nuestro sistema neuronal no tiene una capacidad ilimitada de almacenamiento y, además, es dinámico; de tal manera que la mayoría de nuestros recuerdos se desdibujan o modifican con el tiempo.

Cuando se afirma que tenemos diferentes tipos de memoria, lo que se quiere expresar es que el sistema neuronal del que depende nuestra memoria sobre nosotros mismos (nuestra biografía) es diferente del sistema neuronal relacionado con el aprendizaje de las matemáticas y del que está implicado en la adquisición del lenguaje, por ejemplo.

Entre los diferentes tipos de memoria está la memoria de trabajo, la cual nos permite realizar actividades cognitivas básicas, como la comprensión, el razonamiento o la resolución de problemas; un tipo de memoria que utilizamos continuamente en nuestra vida cotidiana para almacenar, elaborar, reorganizar y recuperar información.

 

El estudio sobre la memoria de trabajo

 

Por otro lado, cada neurona de nuestro cerebro produce sus propias señales eléctricas. Estas señales combinadas generan oscilaciones conocidas como ondas cerebrales, que varían en cuanto a su frecuencia.

Pues bien, un equipo de neurocientíficos del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) ha descubierto que en las tareas de memoria que requieren que la información se guarde en la memoria de trabajo por periodos cortos de tiempo, el cerebro usa ondas beta (ondas cerebrales de baja frecuencia) para cambiar conscientemente entre las diferentes partes de dicha información. La investigación respalda la hipótesis que tenían los investigadores de que los ritmos beta actúan como una puerta que determina cuándo se lee o se borra la información contenida en la memoria de trabajo para que podamos pensar en otra cosa. «El ritmo beta actúa controlando cuándo expresar la información almacenada en la memoria operativa o de trabajo, permitiéndole, asimismo, influir en el comportamiento», explica Mikael Lundqvist, del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria del MIT y autor principal del estudio junto al profesor de Neurociencia del mismo Instituto, Earl Miller.

Un estudio revela cómo las ondas cerebrales controlan la memoria de trabajo

En 2016, Miller y Lundqvist descubrieron que los ritmos gamma están asociados con la codificación y recuperación de la información sensorial. También descubrieron que cuando los ritmos gamma suben, los ritmos beta bajan, y viceversa. Trabajos previos en su laboratorio habían demostrado que los ritmos beta están asociados con información «descendente» como, por ejemplo, cuál es el objetivo actual, cómo lograrlo y cuáles son las reglas de la tarea. Esta evidencia los llevó a teorizar que los ritmos beta actúan como un mecanismo de control que determina qué partes de la información se pueden leer de la memoria de trabajo; la función cerebral que permite controlar el pensamiento consciente.

«La memoria de trabajo es el bloc de dibujo de la conciencia, y está bajo nuestro control. Elegimos qué pensar «, asegura Miller. «Elegimos cuándo borrar la memoria de trabajo y olvidar algunas cosas. Podemos mantener la información en nuestra mente y esperar a tomar una decisión hasta que dispongamos de más información «.

«La interacción entre beta y gamma actúa exactamente como se esperaría que actúe un mecanismo de control volitivo», dice Miller. «Beta actúa como una señal que abre el acceso a la memoria de trabajo, que borra la memoria de trabajo y que puede actuar como un interruptor para pasar de un pensamiento a otro «.

 

Un nuevo modelo

 

Este estudio supone un nuevo modelo sobre la memoria de trabajo: los modelos previos, para explicarla, proponían que la información se retiene en la mente mediante disparos neuronales constantes.

«Cuando mantenemos las cosas en la memoria operativa (es decir, cuando tenemos algo en mente), tenemos la sensación de que son estables, como una bombilla que hemos encendido para representar algún pensamiento. Durante mucho tiempo, los neurocientíficos han pensado que esto debía significar que la forma en que el cerebro representa estos pensamientos es a través de la actividad constante. Este estudio muestra que este no es el caso, sino que nuestras memorias parpadean, explica Tim Buschman, profesor asistente de psicología en la Universidad de Princeton.

En un artículo reciente publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias, el equipo de Miller también difundió que las ondas beta son producidas por capas profundas de la corteza prefrontal, y los ritmos gamma son producidos por capas superficiales, que procesan información sensorial. También descubrieron que las ondas beta controlaban la interacción de los dos tipos de ritmos.

Los investigadores ahora están estudiando si estos tipos de ritmos controlan otras funciones del cerebro, como la atención. «Finalmente, nos gustaría ver cómo estos ritmos explican la capacidad limitada de la memoria operativa: por qué solo podemos tener en cuenta algunos pensamientos simultáneamente, y qué sucede cuando se supera la capacidad», dice Miller. «Debemos tener un mecanismo que compense el hecho de que sobrecarguemos nuestra memoria de trabajo y tomemos decisiones sobre qué cosas son más importantes que otras».

La investigación ha sido financiada por el Instituto Nacional de Salud Mental, la Oficina de Investigación Naval y la Beca Picower JFDP.

 

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