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Nuestra identidad se refleja en la voz
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Nuestra identidad se refleja en la voz

Susana Lladó - Lladó Comunicación 25 enero, 2022 Autoestima, Emociones, Estrés crónico, La voz

No hay dos voces iguales, cada voz es única

La voz refleja quiénes somos: nuestra alma, personalidad e identidad. Y también cómo nos sentimos física y emocionalmente. Incluso revela nuestra evolución, la historia de nuestra vida. Así lo asegura el otorrinolaringólogo, foniatra y cirujano craneofacial Jean Abitbol, uno de los mejores especialistas del mundo en el aparato fonador.

Además, la voz es un instrumento musical y, de entre todos los instrumentos que existen, es el único que es de cuerda y de viento a la vez, ya que es la respiración la que hace que nuestras cuerdas vocales vibren.

Asimismo, no hay dos voces idénticas. Hay tantas voces distintas como seres humanos, ¡casi 8.000 millones de voces diferentes! ¿Cómo es posible, si todos tenemos los mismos órganos fonadores y respiratorios? La respuesta está en los armónicos. Debido a que la anatomía de cada persona es diferente y a que utilizamos los órganos también de manera diferente, los resonadores que tenemos en el tracto vocal y en la caja torácica hacen que cada persona tenga un grupo de armónicos (llamado formante) distinto que singulariza su voz, que la hace única; de la misma manera que no hay dos huellas dactilares idénticas.

Nuestra identidad se refleja en la voz

¿Cómo afectan las emociones a la voz?

En un artículo publicado en Scientific American, el doctor Abitbol explica la fisiología de la voz y cómo le afectan las emociones: «La voz es el instrumento musical humano. Consiste en un elemento vibratorio, cámaras de resonancia y la energía que produce las vibraciones. Esta energía proviene de la respiración que se origina en los pulmones. Las vibraciones se producen en las dos cuerdas vocales, en la parte inferior de la caja de la voz, o laringe, que están dispuestas en forma de “V”, perpendiculares a la tráquea. Finalmente, las cámaras de resonancia están formadas por múltiples estructuras situadas por encima de las cuerdas vocales: la parte superior de la laringe, la faringe, la cavidad nasal y la boca. La lubricación de las cuerdas vocales es muy buena cuando te sientes bien, pero lo es mucho menos cuando estás ansioso, estresado o tienes miedo escénico. El suministro de sangre también se deteriora en este último caso, en particular debido a una contracción de los vasos sanguíneos. Entonces las cuerdas vocales se blanquean y pierden su flexibilidad, lo que se traduce en una sequedad en la voz. Además, el estrés frecuente e intenso provoca reflujo gástrico en las cuerdas vocales, que se secan por la acidez y se cubren de bultos (queratosis). Como resultado, la voz se quiebra y se vuelve ronca. Las expresiones emocionales también modifican la configuración de las cámaras de resonancia vocal, en particular al movilizar la boca y las mejillas».

Todo lo anterior explica que nuestras emociones se pueden escuchar, que sepamos cuándo un amigo que nos dice por teléfono que está bien, no lo está. Las emociones repercuten de una manera determinada en nuestro aparato vocal. De hecho, no es posible recrear con precisión una voz sintéticamente. Se logra hasta cierto punto, pero falta el componente emocional; precisamente lo que hacía que cantantes de ópera como Pavarotti o María Callas fueran únicos (técnica aparte).

En otros casos, una anomalía en el aparato fonador puede hacer que una voz sea extraordinaria. Louis Armstrong, por ejemplo, tenía dos masas enormes (benignas) en sus cuerdas vocales que le otorgaban esa ronquez inimitable.

Nuestra identidad se refleja en la voz

Si cambia nuestra voz, cambia nuestra identidad

En el artículo, el doctor Abitbol expone también varios casos de pacientes que ejemplifican hasta qué punto la voz es un componente esencial de nuestra identidad. Uno de ellos es el de una abogada que tenía una voz muy profunda y masculina debido a un edema en las cuerdas vocales. A pesar de que esta voz grave actuaba a su favor en el ámbito profesional porque se dedicaba a defender a matones, a ella no le gustaba. En contra de la recomendación del doctor Albiol, se hizo operar (por otro médico). Cuando la volvió a ver, tenía una voz aguda que le impedía reconocerse a sí misma. Había dejado de ser ella, sentía que ya no tenía autoridad, perdía las causas judiciales y su novio la había dejado. Todos estos cambios en su vida no se debieron a que el tono de su voz fuera más alto, sino al conflicto interno que le provocó no reconocerse en su propia voz.

Sin embargo, pocas personas se dirigen a este doctor para que les cambie la voz. Al 95 % de las que lo hacen las deriva a un psicólogo, a un logopeda o a un foniatra porque esta demanda suele revelar un problema psicológico subyacente. Hay personas que nunca consiguen hacerse oír en un reunión, otras que gritan al hablar para demostrarse algo a sí mismas y a los demás, hombres corpulentos ocupando puestos directivos que tienen voces infantiles o, por el contrario, hombres que esconden una fragilidad detrás de voces engoladas que pretenden transmitir poder.

Un último dato que llama la atención en este artículo es la cantidad de personas que quieren aprender a que su voz suene más persuasiva y transmita cierto poder desde que se han multiplicado las reuniones virtuales con el teletrabajo. Pero como dice el especialista, lo que estas personas quieren cambiar no es su voz en sí, sino la forma en que la usan.

Otras fuentes:

Influencia de las hormonas en la voz operística. 40 años de experiencia

Qué es el gaslighting y cómo reconocerlo
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Qué es el ‘gaslighting’ y cómo reconocerlo

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 20 septiembre, 2021 Actualidad, Autoestima, Emociones, Estrés crónico, Gaslighting

El gaslighting puede darse en cualquier tipo de relación, pero, fundamentalmente, se da en las relaciones íntimas y en las laborales. Puede ser ejercido por la pareja, un jefe o un compañero de trabajo. Se trata de una forma de maltrato psicológico o control coercitivo en la que el agresor lleva a cabo una estrategia previamente planificada para hacerle creer a su víctima que está perdiendo el juicio. Así es como lo define Stephanie Sarkis, la doctora, psicoterapeuta y autora del libro Gaslighting: Recognise Manipulative and Emotionally Abusive People – And Break Free.

El nombre de este tipo de abuso está tomado de todo un clásico del thriller psicológico: una antigua película (1944) del gran director George Cukor que en España se tradujo como Luz que agoniza (lo que vendría a ser luz de gas). En el film, el marido (Charles Boyer) de la protagonista (Ingrid Bergman, a quien el papel le valió el Oscar a la mejor Actriz) la va aislando de su entorno y lleva a cabo premeditadamente una serie de acciones para que ella piense que pierde y olvida constantemente cosas. El propósito de él es que empiece a dudar de sus sentidos, de su percepción de la realidad, de su capacidad de razonamiento, de su propia identidad y, en consecuencia, que llegue a creer que ha perdido la cordura.

El fin último de quien ejerce el gaslighting es ganar poder sobre la víctima. Y tal como explica Stephanie Sarkis, la estrategia de estos manipuladores funciona mucho mejor de lo que a priori uno pudiera pensar. «Cualquiera es susceptible a la manipulación psicológica y es una técnica común de abusadores, dictadores, narcisistas y líderes de culto. Se lleva a cabo lentamente, para que la víctima no se dé cuenta de cuánto le han lavado el cerebro», explica en un artículo de Psychology Today.

El ‘gaslighting’ en el ámbito laboral

En el ámbito laboral, el gaslighting también se lleva a cabo de manera muy sutil, por lo que suele ser difícil de probar. Los gaslighters minan la autoestima de la víctima para ejercer poder sobre ella y dominarla a su voluntad, y mezclan críticas con alabanzas porque saben que la confusión debilita a las personas, como señala el profesor de management Eugenio Machiori. Suelen actuar de tal manera que sus acciones quedan ligeramente por debajo del umbral del acoso o la intimidación denunciable. En consecuencia, lo más habitual es que la persona que lo sufre opte finalmente por abandonar el puesto de trabajo, ya que, además, el coste emocional y físico es alto: estrés crónico, ansiedad, depresión, etc.

Un jefe o un compañero puede poner a la víctima en contra de sus compañeros, asignarle tareas que posteriormente se apropia negando habérselas encomendado, asegurar que le ha entregado un informe sin haberlo hecho para poder tacharla de despistada, etc. Y la víctima puede llegar a justificar durante mucho tiempo estos comportamientos con todo tipo de razonamientos que no hacen más que menoscabar su propia autoestima y seguridad.

La única manera de no caer en la dinámica abusiva es ser consciente de lo que está pasando, dejar de dudar de uno mismo, poder analizar lo que sucede, evitar las reuniones a solas, buscar apoyo en personas de confianza del entorno y, si es necesario, de un profesional.

Qué es el gaslighting y cómo reconocerlo

Cuál es el mecanismo de actuación

  • Se da en situaciones de desigualdad en las que el maltratador, que es un ser parasitario y con un gran ego, quiere algo que la víctima puede ofrecerle.
  • El gaslighter inicia la relación con la víctima seduciéndola: la hace sentir en un pedestal para pasar a devaluarla cuando ya está convencido/a de que la víctima ha pasado a ser dependiente.
  • Se aísla paulatinamente a la víctima de su entorno social.
  • Se va minando la autoestima de la víctima mediante el ninguneo y el desprecio de sus virtudes hasta que esta cree que no es merecedora de nada bueno.
  • La víctima entra en un círculo vicioso en el que queda atrapada y su percepción de la realidad se va viendo afectada.
  • El manipulador se las ingenia para poner en evidencia a la víctima en público y que su entorno crea que se ha perdido el juicio o que no es una persona válida, consolidando así su aislamiento social.
  • La víctima se convence de que ha hecho algo mal y que este mal comportamiento es el que provoca las acciones del gaslighter (culpa).
  • El gaslighter miente constantemente, pero es a la víctima a quien acusa de hace trampa (proyección). Si la víctima intenta confrontar al gaslighter con los hechos, este la castigará ignorándola.

Cómo salir de una situación de gaslighting

La mayoría de los gaslighters son narcisistas y mitómanos, por lo que es muy difícil que admitan que deberían buscar ayuda psicológica. Además, necesitan a la víctima para alimentar su narcisismo. De modo que si el gaslighting se produce en una relación de pareja, hay que poner distancia y cortar todo contacto. De lo contrario, la relación puede devenir en una relación violenta. Es importante comprender que estas personas son arrogantes, no sienten empatía y consideran al otro como un objeto cuyo único papel es servir a sus propósitos. Por lo tanto, no pueden establecer vínculos emocionales profundos, ni sentir culpa ni remordimiento, aunque expresen lo contrario y se muestren encantadores para intentar volver a seducir a la víctima.

Otras fuentes:

https://www.vogue.mx/estilo-de-vida/articulo/gaslighting-que-es-y-como-saber-si-pasa-en-la-oficina

¿Cuál es la diferencia entre estrés y ansiedad?
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¿Cuál es la diferencia entre estrés y ansiedad?

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 24 mayo, 2021 Ansiedad, Estrés crónico

Debido a la crisis sanitaria de la COVID-19, en el último año se ha producido un incremento del estrés y la ansiedad en la población a causa del miedo al contagio, la incertidumbre económica y la falta de relaciones sociales. Este incremento no excluye ni siquiera a los niños: se ha demostrado un aumento de síntomas depresivos y ansiosos entre la población infantil que está relacionado con la reducción de la interacción social y la disminución de las actividades fuera de los domicilios.

La diferencia entre estrés y ansiedad no es tan obvia

Sin embargo, no siempre es tan obvia la diferencia entre estrés y ansiedad, e identificar bien esta diferencia puede ser muy útil a la hora de pedir la ayuda de un profesional.

Tanto el estrés como la ansiedad son respuestas emocionales, pero así como el estrés es una respuesta fisiológica a un desencadenante externo (factor estresante) que no nos vemos capacitados para superar, la ansiedad tiene un elemento cognitivo, además de ser una respuesta fisiológica; es decir, la experimentamos tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo.

La ansiedad se caracteriza por tener preocupaciones excesivas y persistentes que no cesan ni siquiera cuando lo hace el factor estresante, así como por una mayor intensidad psicológica y emocional que el estrés.

La causa desencadenante del estrés puede ser algo que nos cause preocupación a corto plazo ―como la fecha límite de entrega de un informe de trabajo―o a largo plazo. En cualquier caso, el estrés puede provocar tanto síntomas mentales como físicos: irritabilidad, ira, fatiga, dolor muscular, problemas digestivos y problemas de insomnio. Estos síntomas son casi idénticos a los de la ansiedad, de ahí que a veces nos resulte complicado distinguir la diferencia entre estrés y ansiedad. Esta última se define por un sentimiento de inquietud, irritabilidad, dificultad para concentrarse, problemas de insomnio, fatiga y tensión muscular, incluso en ausencia de un estímulo claro.

No obstante, así como el estrés es un proceso de adaptación al medio, la ansiedad en una reacción emocional de alerta general que se desencadena cuando pensamos que estamos en peligro (exista amenaza real o no).

Si el estrés o la ansiedad son leves, lo más probable es que podamos gestionarlos introduciendo actividad física en nuestra vida diaria, siguiendo una dieta equilibrada y con una buena higiene de sueño. No hay que olvidar que la ansiedad y el estrés, cuando no superan ciertos umbrales, son necesarios para nuestra supervivencia, ya que nos permiten reaccionar a los desafíos que se nos presentan en la vida. Pero si  los sentimientos de ansiedad perduran y llegan a afectar negativamente a nuestro funcionamiento diario y estado de ánimo, es probable que se trate de un trastorno de ansiedad, como la agorafobia, el trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico (ataques repentinos de ansiedad acompañados de sudoración, mareos y sensación de falta de aire), ansiedad social (miedo a las situaciones sociales), etc. Y si es estrés permanece obligando a nuestro cuerpo a quedarse en estado de lucha o huida continuamente porque el problema que lo causa no se resuelve, entonces estaremos experimentando estrés crónico, el cual afecta gravemente a la salud.

Una de las funciones de un terapeuta consiste, precisamente, en identificar si la persona puede tener un trastorno de ansiedad o estar experimentando estrés crónico. Y, en ambos, casos, ayudarla a comprender lo que está experimentando y proporcionarle las herramientas necesarias para afrontarlos.

Fuentes :

https://www.uma.es/media/files/tallerestr%C3%A9s.pdf

https://www.apa.org/topics/stress/anxiety-differencehttps://mejorconsalud.as.com/las-5-grandes-diferencias-la-ansiedad-estres/

Te puede interesar leer el siguiente artículo:

Los síntomas de lateralidad cruzada agudizados por el confinamiento

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Para los pacientes que viven fuera de Barcelona, seguimos realizando las terapias online. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.

Desde que se decretaron las nuevas medidas de restricción de la movilidad a finales de octubre, en el centro tramitamos los justificantes de desplazamiento a los pacientes y a sus acompañantes. Si vas a pedir cita, por favor, solicítanos el justificante. Una de las excepciones a las limitaciones de movilidad vigentes son los desplazamientos, debidamente justificados, a centros y establecimientos sanitarios y sociales.

Reír mejora significativamente nuestra salud (y va muy en serio)
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Reír mejora significativamente nuestra salud (y va muy en serio)

Susana Lladó - Lladó Comunicación 29 noviembre, 2018 Ansiedad social, El cerebro, El trastorno de lateralidad, Emociones, Estrés crónico 0

Todos sabemos que reír nos sienta bien y que mejora nuestro estado de ánimo. Lo que quizá no sabemos es que reír mejora significativamente nuestra salud porque nos protege de numerosas enfermedades. Cuando nos reímos, no solo aliviamos la carga mental: la risa induce cambios físicos en el cuerpo.

 

Estos son los principales beneficios que nos aporta la risa, según las investigaciones llevadas a cabo en los últimos años:

 

1. La risa detiene la liberación de las hormonas que produce nuestro organismo cuando estamos bajo los efectos del estrés, como el cortisol (una de las más perjudiciales para nuestra salud).

2. Reír desencadena la producción de neuroquímicos que actúan contra la ansiedad y nos calman, como la dopamina.

3. Reír también aumenta la liberación de endorfinas.

4. Como la risa aumenta la cantidad de aire rico en oxígeno, estimula el corazón, los pulmones y los músculos.

5. Alivia el dolor al provocar que el cuerpo produzca sus propios analgésicos naturales.

6. En el trabajo, la risa aumenta el compromiso, la colaboración, la precisión analítica y la productividad, y reduce el absentismo.

7. La risa estimula la actividad de las células que utiliza el sistema inmunitario para defenderse contra enfermedades. Del mismo modo que los pensamientos negativos se manifiestan en reacciones químicas que pueden afectar al cuerpo al provocar estrés y perjudicar al sistema inmunitario, los pensamientos positivos relacionados con la risa pueden liberar neuropéptidos que ayudan a disminuir el estrés y evitar enfermedades potencialmente graves.

8. Nos protege contra las enfermedades del corazón.

9. Reír reduce los niveles de inflamación.

Reír mejora significativamente nuestra salud (y va muy en serio)

10. Se ha demostrado que la risa cambia la forma en la que muchas neuronas del cerebro se comunican entre sí. En concreto, la risa induce las frecuencias gamma, un tipo de ondas cerebrales que mejoran la sincronización de la actividad neuronal, lo que refuerza el recuerdo y la memoria.

11. La risa nos ayuda a construir relaciones sociales porque promueve un sentido de unión y seguridad. Cuando nos reímos, estamos enviando un mensaje a los otros de que “todo está bien”. Asimismo, los estudios aseguran que tenemos 30 veces más probabilidades de reírnos cuando estamos con otras personas que cuando estamos solos.

12. Mejora significativamente la calidad del sueño y la cognición de las personas mayores.

13. Reír mejora el flujo sanguíneo y la circulación, por lo que ayuda a la relajación muscular y a reducir la presión arterial basal.

14. Nos ayuda a enfrentarnos a situaciones difíciles, ya que aumenta nuestra satisfacción personal.

15. La risa tiene un efecto similar a los antidepresivos: activa la liberación del neurotransmisor serotonina, el mismo químico cerebral afectado por los tipos más comunes de antidepresivos, los ISRS.

16. La risa fomenta la conectividad cerebral: debido a que descifrar una risa no es una tarea simple para el cerebro, cada tipo de risa (alegre, burlona, etc.) activa conexiones entre diferentes regiones del cerebro. Esto significa que la risa fomenta la conectividad rigurosa de la región del cerebro que se activa cuando escuchamos una risa, mientras nuestros cerebros trabajan para descifrar qué tipo de comunicación se está produciendo.

17. Y, además, nos ayuda a ser más creativos: cuando estamos relajados, es más probable que se produzca la asociación libre de ideas y, por tanto, la creatividad.

 

Reír mejora significativamente nuestra salud (y va muy en serio)

Según un estudio publicado en la revista Cerebral Cortex, en el que se utilizaron imágenes por resonancia magnética, estas son algunas de las regiones que se activan en nuestro cerebro cuando nos reímos:

1.El hipotálamo lateral: región que participa en una serie de procesos, como promover el comportamiento de excitación y alimentación, reducir la percepción del dolor, las funciones digestivas y la presión arterial.

2.La amígdala: participa en el procesamiento de memorias, toma de decisiones y reacciones emocionales.

3.Cerebelo derecho: importante para la atención visual, el lenguaje y para imaginar los estados emocionales de los demás.

4.El opérculo parietal: parcialmente responsable del procesamiento de los sentidos, como el tacto y la temperatura.

5.La materia gris periacueductal, que desempeña un papel en la analgesia.

6.Las regiones de la corteza prefrontal ventromedial: cuando estas se activan, se liberan las endorfinas.

 

Fuentes:

The Benefits of Laughing in the Office

You Asked: Does Laughing Have Real Health Benefits?

Clínica Mayo

Medical News Today

Six Science-Based Reasons Why Laughter Is The Best Medicine

New Study Proves That Laughter Really Is The Best Medicine

Resiliencia: por qué es tan importante para nuestra salud y cómo desarrollarla
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Resiliencia: por qué es tan importante para nuestra salud y cómo desarrollarla

Susana Lladó - Lladó Comunicación 8 junio, 2018 El trastorno de lateralidad, Emociones, Estrés crónico 0

La resiliencia es la capacidad para adaptarse a las adversidades y a las fuentes de tensión que nos producen estrés: problemas personales, familiares, laborales, económicos, traumas, etc. Es un hecho que, en nuestra sociedad, el estrés va en aumento. Cada vez nos enfrentamos a más estresores: escenarios políticos convulsos, horarios laborales que fagocitan la vida personal, aumento de presión en el trabajo, etc. Para intentar minimizar el estrés que estas situaciones nos provocan, solemos reaccionar con 2 tipos de respuestas; ambas equivocadas, según los expertos, ya que son parches temporales e ineficaces:

1). Nos proponemos ser más resistentes ante el estrés. Es decir, confundimos la resiliencia con la resistencia: nos enfocamos en ser capaces de soportar la situación.

2). Buscamos soluciones de tipo externo: cambiar de trabajo, contratar a una persona que nos ayude en las tareas domésticas y a un nuevo empleado que nos alivie la carga de trabajo en la oficina, etc.

Muchas personas no solo tienen horarios que dificultan o imposibilitan la conciliación de la vida laboral, personal y familiar: la presión a la que se ven sometidas provoca que el trabajo también invada las conversaciones durante la cena, su mente durante el poco tiempo de ocio que puedan tener y la calidad de sus horas de sueño. Además, el hecho de vivir hiperconectados (dispositivos electrónicos) tampoco favorece la desconexión de la continua actividad cognitiva. La adicción al trabajo no viene determinada exclusivamente por el horario laboral, también se produce cuando el trabajo invade de tal forma nuestra vida que termina afectando a las otras parcelas importantes de esta.

Según un artículo publicado en Harvard Business Review, la falta de periodos de recuperación es la que está frenando nuestra capacidad colectiva de ser resilientes. Los investigadores han hallado una correlación directa entre esa ausencia de periodos de recuperación y una mayor incidencia de problemas de salud (lo que, por cierto, también se traduce en pérdidas de productividad para las empresas y en un alto coste económico, no solo personal y social).

Sin duda, podríamos entrar en un debate sobre los cambios que deberíamos introducir en nuestras sociedades para cambiar, mejorándolo, el modelo actual; sin embargo, ese debate no mejoraría nuestra resiliencia. Esa es otra cuestión. La resiliencia trata de nuestra capacidad para vivir mejor sea cual sea el escenario en el que nos encontremos. En ese sentido, el problema no son solo los factores externos, que son reales, sino cómo cuidamos de nosotros mismos para minimizar su impacto en nuestro bienestar. Como se dice en el artículo que hemos citado, la resiliencia trata de cómo recargarnos, no de cómo soportar el estrés.

 

Qué podemos hacer para mejorar nuestra resiliencia

El primer punto importante a tener en cuenta es que la resiliencia no es una capacidad innata; es decir, no es algo que se tiene o no se tiene, sino que, afortunadamente, podemos aprender a desarrollarla. El objetivo es cambiar la forma en que manejamos el estrés y cultivar nuestra capacidad de recuperación, sabiendo que esto requiere de un aprendizaje continuo. Estas son algunas pautas que pueden ayudarnos:

1). Tener presente que no podemos evitar ni cambiar la mayoría de los acontecimientos que ocurren en el mundo, pero sí podemos cambiar la forma en que nos enfrentamos a esas circunstancias.

2). Aceptar que el cambio continuo forma parte de la vida.

3). Aprender a no magnificar hechos o situaciones y ponerlas en perspectiva.

4). Aprender a distinguir entre lo que depende de uno y lo que no para no asumir cargas innecesarias.

5). Ser conscientes de que tenemos la capacidad para reinterpretar de una manera menos estresante todo aquello que no depende de nosotros.

6). Centrarnos en cambiar lo que sí depende de nosotros y ponernos pequeñas metas asumibles.

7). Aprender a cuidarse: a veces, la vorágine diaria hace que ni siquiera nos preguntemos qué necesitamos o qué nos gustaría hacer. Practicar actividades que nos hacen sentir mejor nos ayuda a poner en forma nuestra mente (y nuestro cuerpo) para hacer frente a situaciones que requieren resiliencia.

8). Intentar aprender del propio estrés: analizar situaciones de estrés anteriores para ver qué podemos cambiar al enfrentarnos a una nueva, preguntarnos qué factores desencadenantes deberíamos revisar para poder gestionar mejor nuestro tiempo, escuchar las señales fisiológicas que experimentamos en medio del estrés para aprender a desarrollar habilidades en futuras situaciones similares y valorar el hecho de que las adversidades también son una oportunidad para crecer como personas.

9). Establecer buenas relaciones: contar con las personas que nos quieren y apoyan, y con las que podemos compartir momentos de calidad, también fortalece la resiliencia.

10). Establecer una buena relación con uno mismo: en ocasiones, somos nuestro peor enemigo. Para desarrollar la capacidad de resiliencia es necesario que aprendamos a confiar en nuestras capacidades.

11). Revisar nuestra biografía para determinar qué factores no sabemos manejar y buscar apoyo profesional, si es necesario, para aprender a mejorar nuestras habilidades y nuestras respuestas ante esos factores.

12). No quedarse anclado en el análisis, ya que entonces propiciamos la ansiedad. Una vez realizado el análisis hay que pasar a la acción: poner en práctica nuevas respuestas al estrés.

 

Fuentes:
To handle Increaded Stress, Build Your Resilience

Resilience is about how you recharge, not how you endure

El estrés crónico favorece la toma de decisiones arriesgadas, según el MIT
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El estrés crónico favorece la toma de decisiones arriesgadas, según el MIT

Susana Lladó - Lladó Comunicación 21 noviembre, 2017 El cerebro, El trastorno de lateralidad, Estrés crónico 0

La imagen de arriba es una ilustración de Christine Daniloff/MIT.

 

El estrés crónico favorece la toma de decisiones arriesgadas

Tomar decisiones sobre cuestiones importantes no es fácil, y la elección se complica cuando barajamos dos opciones que incluyen tanto elementos positivos como negativos. Este tipo de situación es la que se conoce como «conflicto de coste-beneficio», por ejemplo: tener que decidir entre un puesto de trabajo con un salario alto y largas jornadas laborales o un puesto de trabajo no tan bien remunerado, pero que nos permitiría disponer de más tiempo para nuestra vida personal.

Pues bien, un equipo de neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha descubierto que tomar decisiones del tipo coste-beneficio cuando sufrimos estrés crónico nos hace propensos a elegir opciones de alto riesgo y alto rendimiento. En otras palabras, el estrés crónico favorece la toma de decisiones arriesgadas.

 

Estudio previo

En 2015, los neurólogos Ann Graybiel, profesora del MIT; Alexander Friedman, científico investigador del McGovern Institute, y sus colegas identificaron por primera vez el circuito cerebral implicado en la toma de decisiones que involucra un conflicto de costo-beneficio. El circuito comienza en la corteza prefrontal medial, que es responsable del control del estado de ánimo, y se extiende a grupos de neuronas llamadas estriosomas, que se encuentran en el cuerpo estriado; una región asociada con la formación de hábitos, la motivación y el refuerzo de recompensas.

 

Estos hallazgos ayudan a explicar, por ejemplo, cómo el estrés contribuye al abuso de sustancias, tal como ha declarado Amy Arnsten, profesora de neurociencia y psicología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.

 

El estudio actual

En este estudio, realizado con ratones, los neurólogos han constatado que el estrés crónico favorece las elecciones de alto riesgo: «El resultado es que el animal ignora el alto coste y elige la alta recompensa», afirma Friedman. Estos hallazgos ayudan a explicar, por ejemplo, cómo el estrés contribuye al abuso de sustancias, tal como ha declarado Amy Arnsten, profesora de neurociencia y psicología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.  Los investigadores también han descubierto que esta toma de decisiones anormal se debe a deficiencias en el circuito cerebral responsable de las decisiones y han podido restaurar el comportamiento normal de los animales manipulando dicho circuito.

Si se lograra desarrollar un método para manipular este circuito en humanos, se podría ayudar a los pacientes que son propensos a tomar decisiones poco acertadas, como a las personas con depresión, adicciones y ansiedad. «Es un hecho emocionante: hemos encontrado un microcircuito de neuronas en el estriado que podríamos manipular para revertir los efectos del estrés en este tipo de toma de decisiones. Esto para nosotros es extremadamente prometedor, pero somos conscientes de que hasta ahora estos experimentos están limitados a ratas y ratones», ha declarado Ann Graybiel, quien también es miembro del Instituto McGovern para la Investigación del Cerebro.

La investigación ha sido financiada por el Instituto Nacional de Salud / Instituto Nacional de Salud Mental, la Fundación CHDI, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa y la Oficina de Investigación del Ejército de EE. UU., la Fundación de Distonía y Parkinson Bachmann-Strauss, el William N. y Bernice E. Bumpus Foundation, Michael Stiefel, la Fundación Saks Kavanaugh, y John Wasserlein y Lucille Braun.

Si queréis profundizar en los detalles del estudio, podéis leer el artículo en la web del MIT (en inglés).

 

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