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Entrevista a la madre de un paciente con 3 cruces de lateralidad
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Entrevista a la madre de un paciente con 3 cruces de lateralidad

Susana Lladó - Lladó Comunicación 26 febrero, 2019 Ansiedad, Comprensión lectora, El trastorno de lateralidad, Emociones, Lateralidad, Lateralidad y lectura, Terapia de lateralidad, Tratamiento de lateralidad 0

Entrevistamos a la madre de un paciente diagnosticado con tres cruces de lateralidad que finalizó la terapia hace unos meses. Cuando su hijo ―al que llamaremos Pedro para preservar su anonimato― llegó al centro, era diestro de brazo y mano en un 65 %, y zurdo en un 35 %. 

Antes de transcribir la conversación, queremos incluir el testimonio del padre de Pedro, quien se sumó a la entrevista al finalizarla: «Le agradezco a mi hijo que se abriera desde el primer momento al tratamiento y que se mostrara desde un inicio tan convencido de su decisión, de lo que iba a hacer. Con tan solo 11 años entendió cuál era su problema, que tenía solución y que la terapia le permitiría ir hacia donde quería llegar. Ahí mostró una gran madurez. Se lo he dicho».

 

¿Cuándo empezasteis a detectar que Pedro tenía dificultades?

Hace seis años, cuando Pedro estaba en cuarto de Primaria.

 

¿Qué tipo de dificultades tenía?

Empezó a tener bloqueos.

 

¿Qué tipo de bloqueos?

No sabía cómo enfrentarse a las situaciones que para él eran conflictivas. Se levantaba casi todas las mañanas de mal humor, se mostraba enfadado y agobiado continuamente, se negaba a desayunar, a ir a la escuela, etc. Y cuando intentábamos hablar con él, era imposible razonar: se encerraba completamente en sí mismo y no lo sacabas de ahí. Al mismo tiempo, se quedaba callado y no había manera de acceder a él. Si decía algo, su manera de expresarse era agresiva. No era un niño feliz, nunca estaba contento. Pero en aquel momento pensamos que era una cuestión emocional.

 

¿También tenía bloqueos de tipo cognitivo?

Le costaba mucho concentrarse, estudiar y conseguir hacer los deberes, por ejemplo. Teníamos que estar siempre encima y ayudarle. Las broncas eran continuas. Era duro, para él y para nosotros. Y también recuerdo que la presentación de las libretas donde hacía los deberes era muy desastrosa. Pero, en cambio, se esforzaba mucho estudiando: no es que pasara de la escuela. Y esto le hacía sufrir mucho.

 

¿Qué es lo que os llamaba la atención de la presentación de las libretas?

Lo mezclaba todo, hacía muy mala letra, había muchísimos borrones y estaba todo desordenado. Pero yo no le daba mucha importancia a esto último, pensaba que él era desordenado.

 

¿Notabais alguna dificultad más?

En matemáticas iba bien, lo que más le costaba era la lectura y la escritura. Sobre todo, redactaba muy mal: lo mezclaba todo. No obstante, él intentaba compensar estas dificultades esforzándose mucho y esto hacía que los resultados académicos no fueran malos.

 

¿Notasteis dificultades de orientación espaciotemporal?

La verdad es que nosotros, como padres, no. Pero sé que las tenía y que las han trabajado en terapia.

 

¿Recuerdas algún síntoma más destacable?

Se le olvidaban las cosas con frecuencia. Por ejemplo, nunca sabía qué deberes tenía que hacer. Era como que no se enteraba de las cosas.

 

¿Cómo era su relación con los compañeros de clase?

No era buena. Nosotros lo atribuíamos a que lo habían cambiado de clase y a que había tenido algún percance con la profesora debido a su desorden, pero después he sabido a través de Joëlle Guitart que sufrió algún episodio puntual de bullying. El caso es que él pidió cambiar de colegio. Nos dijo que quería un cambio de aires.

 

¿En los informes de la escuela nunca se mencionó un posible problema de lateralidad?

La verdad es que no. Como Pedro no suspendía las asignaturas, supongo que nadie pensó que pudiera haber un problema de lateralidad. Los informes se limitaban a decir que era despistado, desordenado, infantil, que tenía que madurar…

 

¿Cuándo decidisteis llevarlo al centro para llevar a cabo un diagnóstico?

Leí un artículo de Joëlle Guitart en La Vanguardia y me di cuenta de que lo que explicaba ella era lo que le pasaba a mi hijo. Fue entonces cuando pensé que las dificultades de Pedro quizá no se debían a que todavía tenía que madurar, sino a un problema de lateralidad.

 

¿Cómo reaccionasteis al diagnóstico?

Joëlle Guitart nos explicó que el test mostraba, sin lugar a dudas, una lateralidad cruzada y que le podían ayudar. Fue un alivio: por fin sabíamos la causa y que tenía solución.

 

¿Cómo habéis vivido el proceso de curación de Pedro?

Bueno, para nosotros, acompañarle cada semana a terapia (lo hacía mi marido) supuso un esfuerzo porque vivimos a una hora y media de Barcelona y el tratamiento ha durado dos años. Además, las sesiones eran los viernes y a finales de semana nos cogía a todos ya agotados. Pero Pedro iba muy contento a las sesiones, nunca quiso saltarse ninguna y nosotros empezamos a ver cambios enseguida, casi de inmediato.

 

¿En qué notasteis los cambios, cómo fueron?

No hubo altos y bajos, fue gradualmente yendo a mejor. Al principio, como te decía, fue muy rápido, enseguida vimos un cambio: dejó de tener los bloqueos, empezó a poder hablar cuando había algún conflicto y a dejarse aconsejar, y eso que estaba en una edad difícil, entrando en la adolescencia. Y también quiero destacar que, por fin, empezó a mostrarse alegre y a reír ¡nunca le habíamos visto contento! Y eso para unos padres, es tremendo: es lo que más te hace sufrir. 

 

¿Cómo veis ahora a Pedro?

Ahora, le va muy bien en la escuela, y con los amigos. Hace tiempo que ya estudia solo, se organiza mucho mejor, presenta bien los deberes y los trabajos, ya no se bloquea y, sobre todo, le vemos bien, feliz. Quiere ser periodista deportivo, vamos a ver: en cualquier caso, ahora ya tiene las herramientas para poder conseguir sus objetivos.

 

Y él, ¿ha compartido con vosotros algo sobre lo que ha sido la terapia?

¡Bueno, tiene a su terapeuta, Luis, en un pedestal! Desde un principio encajó muy bien con Joëlle, con él y con los otros niños de su grupo de terapia. Estamos convencidos de que todos estos factores le ayudaron a abrirse y a tener una actitud receptiva para hacer con éxito el tratamiento.

 

Pedro ya ha terminado la terapia y solo le queda un último test de control

Sí, volveremos en verano para este último test y ya estará. La terapia ha conseguido lateralizarle en un 90 % a la derecha. Entretanto, solo tiene que hacer unos ejercicios en casa dos veces a la semana para aumentar un 5 % más esta lateralización.

 

¿Quieres añadir algo más?

Sí, a veces hablo con otros padres que me explican que sus hijos tienen dificultades muy similares a las que tenía Pedro y veo que las atribuyen a otras causas, pero no a un posible problema de lateralidad. Llevan a su hijo al psicólogo o a otro tipo de especialistas y me dicen que no ven grandes progresos. Yo les comento nuestra experiencia, pero me doy cuenta de que hay un gran desconocimiento sobre este tema y de que es difícil explicarlo si no eres un profesional de este campo. En nuestro caso, yo tuve la suerte de que leí el artículo y enseguida identifiqué los síntomas. Espero que nuestro testimonio sirva para que otras personas también puedan reconocer lo que les pasa a sus hijos. 

 

15 razones por las que es tan importante leer (con o sin lateralidad)
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15 razones por las que es tan importante leer (con o sin lateralidad)

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 21 diciembre, 2016 El cerebro, El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada o heterogénea, Lateralidad y lectura 0

La lectura es una actividad cerebral compleja; de hecho, una de las más complejas, ya que requiere la coordinación de numerosas funciones cognitivas que también lo son en sí mismas. Sin embargo, también es una actividad que nos reporta, como seres humanos, grandes placeres (Borges pedía que le leyeran para sentirse vivo), y que contribuye a que ejercitemos nuestro cerebro, un aspecto esencial para mantenerlo saludable.

Si como veremos después, leer aporta numerosos beneficios a cualquier persona, la lectura se vuelve una actividad imprescindible para las personas que sufren trastorno de lateralidad o lateralidad cruzada.

Tal como explican en el artículo de EfeSalud Lectura: perfecta gimnasia cerebral, la mayor parte de las personas tenemos el hemisferio cerebral izquierdo dedicado a las funciones de la lectura y escritura (salvo los zurdos, que utilizan el hemisferio cerebral derecho para estas funciones, ya que es su hemisferio dominante). Sin embargo, hay un porcentaje de la población (las personas con lateralidad cruzada) que tienen estas funciones repartidas en ambos hemisferios, por lo que estos se encuentran “compitiendo con el lenguaje”; hecho que les provoca problemas de aprendizaje en la lectura (además de problemas de disgrafía, para entender los enunciados de asignaturas como las matemáticas y la física, disortografía, dislexia perceptiva o auditiva, e incluso alexia).

15 razones por las que para nuestro cerebro es importante leer

Para superar estas dificultades en la lectura es necesario trabajar una serie de aspectos con el paciente que le permitirán adquirir una buena base de lateralidad (lateralizar a la persona hacia su lado dominante), fortaleciendo los recorridos sinápticos. Estos aspectos, que se trabajan en terapia, son los siguientes:

  • El esquema corporal
  • La organización perceptiva
  • La orientación derecha-izquierda
  • La estructuración rítmica
  • La estructuración espacial
  • La organización temporal
  • La capacidad de abstracción

El tratamiento, que es individualizado, dependerá de la evaluación previa de cada caso; evaluación en la que se observa su capacidad para:

  • La lectura visual de palabras
  • La comprensión de la lectura
  • La fluidez de lectura
  • La precisión de lectura

Si el niño, o adolescente, no adquiere una buena base de lateralidad, tendrá un rendimiento lector deficiente en cuanto a:

  • Mecánica lectora: leerá con dificultad mecánicamente añadiendo u omitiendo sílabas a las palabras, leerá saltándose palabras o líneas (la coordinación óculo-manual está cruzada: mano derecha – ojo izquierdo).
  • La retención lectora: aunque estas personas suelen tener muy buena memoria, presentan dificultades de concentración, y se dispersan con facilidad (son inquietos, hiperactivos o muestran una gran desmotivación).
  • Dificultad en la copia de dictados, al hacer una síntesis y resúmenes, o al realizar un esquema sinóptico (a veces ponen hincapié en las ideas secundarias y no en el hilo conductor).
  • Para seguir el ritmo de la clase: se pierden fácilmente en “el aquí y ahora”.
  • Para coger apuntes: ya que el hemisferio cerebral derecho y el izquierdo han de funcionar al mismo ritmo para obtener la capacidad de síntesis y capacidad de análisis a la vez.
  • La comprensión lectora: no entenderá lo que lee.

Como consecuencia de todo ello, lo más probable es que se vea forzado a repetir curso o a cambiar de colegio, ya que la lectura es la base de un buen rendimiento académico; y su bienestar emocional y social se verá muy afectado.

15 razones por las que es tan importante leer (con o sin lateralidad)

Los niños que presentan problemas de lectura no quieren leer: simplemente, porque les cuesta un gran esfuerzo y no encuentran ningún placer en hacerlo. Por este motivo buscan estrategias para huir de la lectura. Y cuando lo hacen, es por obligación.

La directora de nuestro centro, Joëlle Guitart, recomienda a los padres de los pacientes en edad de poder leer por sí mismos que dediquen cada día unos diez minutos a que sus hijos lean antes de irse a dormir, reservando los 3 últimos minutos para que les expliquen qué han entendido de lo que han leído. Este hábito supone un excelente ejercicio para el cerebro, ya que estimula el recorrido sináptico hacia el área de Broca (lóbulo que corresponde al lenguaje). Si el niño es más pequeño y todavía no ha aprendido a leer, recomienda que sean los padres quienes le lean cuentos (es importante iniciarle en el hábito y que vean su ejemplo).

Veamos, ahora sí, 15 razones por las que es tan importante leer (no solo en casos de lateralidad):

  1. Desarrolla nuestra empatía: el hecho de acceder a la forma de pensar y sentir de otras personas, aunque sean personajes de ficción, nos ayuda a comprender pensamientos y sentimientos diferentes a los nuestros.
  2. Nos permite vivir experiencias que, de otro modo, no experimentaríamos: el cerebro no establece una gran distinción entre los hechos que leemos y los que experimentamos en la realidad, por lo que ambos le producen sensaciones muy similares.
  3. Desarrolla la capacidad de atención: la estructura propia de cualquier relato (planteamiento, nudo y desenlace) “enseña” a nuestro cerebro a pensar de manera secuencial y, por tanto, a mantener la concentración y atención durante toda esa secuencia.
  4. Desarrolla nuestra comprensión lectora.
  5. Ejercita el procesamiento del lenguaje escrito.
  6. Estimula la actividad cerebral: se ha demostrado por resonancia magnética que los niños a los que se les lee cuentos muestran mayor actividad cerebral (en las áreas de significado del lenguaje y en las de visualización).
  7. Desarrolla y conforma nuestra identidad: interviene en la configuración de nuestras conexiones mentales, creando nuevas ideas y formas de pensar.
  8. Fortalece nuestras conexiones neuronales: al estimular nuestro cerebro, lo mantiene “en forma” (nos hace pensar, ordenar e interrelacionar ideas, etc.).
  9. Aumenta las reservas cognitivas del cerebro, reservas que parece que tienen un papel fundamental para mantenerlo sano en la vejez y protegernos de las enfermedades neurodegenerativas.
  10. Retarda y previene la pérdida de memoria (relacionado con el punto anterior).
  11. Nos ayuda a conciliar el sueño: debido a que es una actividad relajante para nuestro cerebro, nos “prepara” para dormir (siempre y cuando no lo hagamos con un dispositivo retroiluminado).
  12. Aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro.
  13. Aumenta nuestra capacidad para el pensamiento analítico y crítico.
  14. Además de mejorar las funciones de nuestro cerebro, incrementa la capacidad de respuesta.
  15. Nos hace mejores oradores: en contra de lo que se pueda pensar, es la lectura la que nos enseña a hablar bien; no el ejercicio del habla.

 Nulla dies sine linea (¡ni un día sin [leer] una línea!).

 

Fuentes:

6 motivos científicos por los que es bueno leer

Un cerebro más protegido gracias a la lectura

Lectura, perfecta gimnasia cerebral

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