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Respondemos las preguntas más frecuentes sobre la terapia de lateralidad cruzada
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¿En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada?

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 13 octubre, 2020 El trastorno de lateralidad, Lateralidad cruzada, Sin categorizar, Terapia de lateralidad cruzada

La lateralidad no hace referencia exclusivamente a la mano

Para comprender en qué consiste la terapia de lateralidad cruzada, lo primero que hay que saber es que la lateralidad de una persona no hace referencia únicamente a la mano. Algunas personas creen erróneamente que tener la lateralidad mal establecida significa tan solo confundir la derecha con la izquierda, sin más implicaciones, porque desconocen que la lateralidad de una persona entraña todo el eje corporal; es decir, el eje ojo-mano-pie, además del oído.

Si la lateralidad de todo este eje no ha quedado bien definida como diestra o zurda durante los 5 primeros años de vida (lateralidad homogénea), la persona no podrá desarrollarse con una buena construcción del esquema corporal, ni podrá integrar adecuadamente las percepciones que le lleguen del mundo externo, por lo que no podrá orientar bien su cuerpo en el espacio ni su yo en el tiempo, de la misma forma que tampoco podrá ubicar bien los objetos respecto a su cuerpo.

Cuando hay grupos neurofisiológicos dominantes hacia un lado y otros grupos neurofisiológicos dominantes hacia el lado opuesto, esta heterogeneidad puede provocar dificultades en la coordinación psicomotriz. Todo ello repercutirá en el buen desarrollo neurofisiológico y, por tanto, en la adquisición de diversos aprendizajes.

Por otra parte, también es preciso aclarar que el hecho de confundir en algunas ocasiones la derecha con la izquierda no significa necesariamente que la persona tenga mal establecida su lateralidad.

Por las razones expuestas anteriormente, la única manera de poder hacer un diagnóstico certero de lateralidad es realizar un test completo que incluya la lateralidad de mano, pierna estática, pierna dinámica, ojo, oído y cervicales.

Os recomendamos leer el artículo ¿Cuándo hablamos de lateralidad cruzada? Tipos y tratamiento.

En qué consiste la terapia de lateralidad cruzada

La finalidad de la terapia de lateralidad es lateralizar a los pacientes homolateralmente (como diestros o como zurdos, según los resultados del test), aunque ninguna persona tiene una lateralidad 100 % homolateral.

Ahora bien, dado que estas personas han sufrido mucho a causa del trastorno y que suelen estar muy tensionadas, no basta con enfocar la terapia exclusivamente a la estimulación de los grupos neurofisiológicos para que esta sea eficaz: se hace imprescindible trabajar la relajación del cuerpo y realizar un abordaje emocional. Así pues, trabajamos paralelamente en tres aspectos:

  1. Los ejercicios orientados a estimular todos los ítems que engloba la lateralidad y la psicomotricidad: la concentración, la comprensión, la memoria, la orientación temporal y espacial, el equilibrio, etc.
  2. Las técnicas de respiración y relajación enfocadas a distender el cuerpo para que los ejercicios psicomotores cumplan su función y el cerebro sea capaz de aprender e integrar los nuevos conocimientos.
  3. La parte emocional que pueda interferir en la evolución del paciente.

Además de lateralizar a la persona homolateralmente, el objetivo final de la terapia de lateralidad cruzada es armonizar las funciones mentales trabajando la coordinación de las corporales. Mediante esta reeducación se corrige la incapacidad de la contención motriz, mental, afectiva e intelectual, ya que el pensamiento, el movimiento (incluyendo el equilibrio) y la relación con el entorno son 3 aspectos que están interrelacionados: si uno de estos aspectos falla, el desarrollo de los otros dos queda afectado.

Cuáles son los ítems de la lateralidad y la psicomotricidad

La terapia de lateralidad la desarrollamos a través de los siguientes ítems :

  • Equilibrio estático. Control postural
  • Equilibrio dinámico. Coordinación general
  • Motricidad facial
  • Habilidad manual y digital
  • Esquema corporal
  • Orientación derecha-izquierda
  • Estructuración temporal
  • Estructura espacial
  • Organización perceptiva
  • Organización temporal

Equilibrio estático

El control postural o equilibrio estático es la facultad que tiene el sujeto de mantener durante un cierto tiempo (uno 15 segundos, aproximadamente) el conjunto de sinergias necesarias para el control de la inmovilidad.

Equilibrio dinámico: coordinación general

La falta de coordinación dinámica se observa en estos pacientes por el andar patoso, los tropiezos, las caídas frecuentes y la descoordinación entre el movimiento de los miembros superiores e inferiores. Se ve también por la dificultad para correr, subir y bajar escaleras, utilizar los juegos de los parques (columpio, saltar a la cuerda…). Estos pacientes tampoco saben ir en bicicleta.

Os recomendamos leer el artículo Por qué los problemas de equilibrio físico afectan al equilibrio emocional.

Motricidad facial

Es la falta de tono neuromuscular en la cara, que se corresponde con una hipotonía general en todo el cuerpo. Las personas afectadas muestran desde bebés dificultades para aprehender el pezón de la madre, les cuesta masticar y tienen dificultades para tragar saliva.

La motricidad facial repercute en el lenguaje oral y en la articulación de las letras d, r, g, j, l, ll. La dificultad que tienen las personas de su entorno para comprenderles les pone muy nerviosos y les hace sentirse no entendidos ni atendidos.

Este trastorno se relaciona con la coordinación dinámica y repercute en el lenguaje escrito; el cual, si se contempla aisladamente, dirige muchas veces al paciente hacia tratamientos de falsas dislexias y disortografías. El tratamiento previo debe dirigirse al esquema corporal y a la coordinación general.

Habilidad manual y digital

A estas personas se les suelen caer los objetos de las manos, tienen dificultad para cortar la carne, desbordan los vasos o tazas al servirse una bebida, etc. La escritura es con mala letra (disgrafía o incluso agrafía), por lo que sus presentaciones y trabajos suelen estar emborronados y sucios; no saben colorear, pegar gomets, seguir cenefas, ni dibujar. Se ve dejadez en el aliño y dificultades para operaciones sencillas como manipular una cremallera haciéndolo con gran lentitud motriz.

En cuanto a los dedos hay una falta de precisión en sus movimientos. No se valen solos para actos como ducharse, vestirse, atar los cordones de los zapatos o ponerse unos calcetines. Incluso tienen dificultades para coger un lápiz correctamente, lo que también hace que su escritura sea muy deficiente.

Estos trastornos conllevan una importante lentitud motriz tanto en casa como en la escuela o instituto, y pueden generar actitudes de rechazo, burla y segregación; sobre todo, en las actividades deportivas (leer el artículo Lateralidad: las dificultades de coordinación en el deporte).

Ante el caso de personas hipotónicas con lateralidad cruzada se crea una confusión con personas dispráxicas. Son falsos dispráxicos; no tienen retraso motor, sino retardo. Pueden tener un cociente intelectual alto y creerse “tontos” y ser tratados como tales.

Esquema corporal

El esquema corporal debe trabajarse en dos aspectos: el conocimiento del cuerpo y la utilización del cuerpo. En el primero, se trata de que el niño conozca y distinga las diferentes partes de la cara y, en general, del resto del cuerpo. Este conocimiento se refiere tanto a su propio cuerpo como al del “otro” (un sujeto al que observe). En cuanto al segundo aspecto, el de la utilización del cuerpo, el terapeuta debe poder apreciar si el niño (o el adolescente o adulto) conoce la utilidad de cada una de las partes, ya que, de no ser así, este desconocimiento implica un conocimiento deficiente del esquema corporal; conocimiento que habrá que trabajar.

Te recomendamos leer la entrevista La organización corporal determina el desarrollo de las funciones superiores.

Orientación derecha-izquierda

La persona debe tener una buena orientación basada en su conocimiento de la derecha y la izquierda, tanto sobre sí mismo como sobre el “otro” (en este caso, el terapeuta) y sobre los objetos. La orientación derecha-izquierda constituye una parte del problema general de orientación.

Previamente al tratamiento de la orientación derecha-izquierda, debe estimularse la noción de arriba-abajo, lejos-cerca, dentro-fuera.

La adquisición de la orientación derecha-izquierda es muy difícil de adquirir. Si al conductor de un coche que tiene este problema se le dan indicaciones de uno u otro lado, seguramente lo hará al revés. Y tendrá problemas con las maniobras de aparcar, relacionar los movimientos del volante con los del coche, además de utilizar las marchas adelante y atrás (leer el artículo Las dificultades para conducir se pueden trabajar en terapia).

Estructuración temporal

Afecta a la capacidad para percibir distintos ritmos y reproducirlos. Por ejemplo: repetir una frecuencia rítmica con sonidos bucales, batiendo palmas, golpeteos, silbidos, etc.

Estructura espacial

La estructuración espacial es la capacidad para descomponer el espacio en elementos y lograr su abstracción. Esta capacidad se observa, por ejemplo, en el ejercicio que consiste en preguntarle al paciente en cuántos pasos recorrería una sala determinada. Para llevarlo a cabo, debe realizar mentalmente dos operaciones: descomponer el espacio específico de la sala y calcular en cuántos pasos podría cruzarla.

Te recomendamos leer la entrevista La desorientación espacial limita la movilidad de las personas con trastorno de lateralidad.

Organización perceptiva

Se trata de la capacidad para diferenciar las formas. Se trabaja con puzles, rompecabezas, tangram, etc.

Organización temporal

La organización temporal es la capacidad de diferenciar la noción “antes – ahora – después”. Constituye el ítem fundamental para la adquisición de la lectoescritura, del concepto de los números y la noción del cambio.

La terapia, ¿es individual o grupal?

La terapia de lateralidad cruzada siempre es personalizada. No obstante, dependiendo del caso y de la evolución del paciente, la sesiones de terapia se realizan individualmente o en grupo, aunque lo más habitual es que sean grupales. En esta entrevista puedes ampliar la información sobre por qué la terapia de lateralidad cruzada debe ser personalizada.

¿Con qué frecuencia se realizan las sesiones?

En general, los pacientes acuden a terapia una vez por semana y la sesiones son de 1 hora (terapia individual) u hora y media (terapia en grupo).

¿En qué consisten los ejercicios?

Los ejercicios del programa son específicos para estimular los recorridos neurofisiológicos que activan el lóbulo cerebral correspondiente a la lateralidad debida, y el programa es dinámico; es decir, se adecua constantemente a la evolución particular del paciente.

Te recomendamos leer el artículo La lateralidad no se cura haciendo ejercicios de YouTube.

¿Por qué hay ejercicios comunes?

Porque hay una serie de síntomas que son comunes a casi todas las personas que tienen un problema de lateralidad (a partir de los 5 años):

  1. Dificultades en el lenguaje oral: fluidez, mecánica lectora, retención y comprensión lectora.
  2. Dificultades en el lenguaje escrito: disgrafía, disortografía y sintaxis.
  3. Deficiencias motoras y funcionales.
  4. Dificultades para las matemáticas: aprendizaje mecánico y razonamiento.
  5. Dificultades para la concentración.
  6. Inestabilidad locomotora y psicoemocional.
  7. Inseguridad y ansiedad.
  8. Problemas de estructuración/organización espaciotemporal.
  9. Dificultades para la integración y retención de la información.

¿Por qué son necesarios los ejercicios personalizados?

Porque las personas con lateralidad cruzada pueden presentar de 1 a 3 cruces de lateralidad y cada cruce tiene una sintomatología asociada diferente (además de la común). Asimismo, aunque dos personas presenten el mismo número de cruces de lateralidad, nunca los presentan en el mismo grado. Además, los pacientes o bien son hipotónicos o bien son hipertónicos. Esta diferencia en el tono muscular también hace necesario trabajar de forma personalizada.

¿Por qué se trabaja la motricidad?

Porque la mayoría de los niños con lateralidad cruzada presentan un retraso en su desarrollo motor y porque los niños con lateralidad cruzada e hipotonía (tono muscular más bajo de lo normal) tienen una coordinación motora deficiente (las personas con lateralidad cruzada son hipotónicas o hipertónicas). En esta entrevista puedes ampliar la información.

¿Los ejercicios de psicomotricidad son juegos?

No, aunque planteamos las actividades manuales y los ejercicios de psicomotricidad como si fueran juegos porque es prioritario que el niño perciba el espacio de terapia como un espacio libre de amenazas: solo así, desde lo que él percibe como un juego, el niño puede conectar con su yo y reforzarlo, podemos trabajar todos los ítems de la lateralidad, reducir su angustia y trabajar sus miedos y problemas conductuales.

En este artículo encontrarás información detallada sobre la función del juego en la terapia de lateralidad cruzada.

¿Se trabajan todos los síntomas a la vez?

Durante los cinco primeros meses, sobre todo, no se deben trabajar todos los síntomas a la vez y, durante toda la terapia, los ejercicios deben seguir una cronología determinada. Primero hay que consolidar una lateralización homolateral básica y, según los resultados neurofisiológicos que muestre el primer test de control, se va avanzando.

Cada paciente exige un tratamiento y un orden específicos. Si no se siguen correctamente, los ejercicios podrían resultar perjudiciales. Por ejemplo, no se debe trabajar el equilibrio dinámico sin estimular antes el equilibrio estático. Lo mismo ocurre con la orientación derecha-izquierda, arriba-abajo y organización perceptiva, que necesitan de una elaboración previa del esquema corporal. Trabajar la organización temporal necesita de una capacidad de abstracción que se elabora en la estructuración temporal. El orden en el trabajo depende de la patología del paciente, por lo que es un orden individualizado que puede ser colectivo si tienen un mismo nivel o cuadro.

¿Cómo se trabajan, por ejemplo, las dificultades lectoras?

Si, por ejemplo, un niño tiene dificultades con la mecánica o la comprensión lectora, en terapia no trabajamos la lectura, sino la estimulación del área de Brocca, que es la del lenguaje y la coordinación ideomotriz. Esta estimulación es la que nos permite resolver los problemas que tiene de disortografía, sus dificultades para entender enunciados, construir correctamente las frases, etc.

La terapia de lateralidad cruzada en adultos

En este artículo encontrarás la información específica sobre el tratamiento de lateralidad en adultos de 30 a 50 años, aproximadamente.

En este artículo encontrarás la información específica sobre el tratamiento de lateralidad en personas mayores de 60 años.

Los test de control durante la terapia de lateralidad cruzada

Cuando el niño lleva un mes y medio de terapia (6-8 horas de trabajo, en función de si es individual o en grupo), siempre tengo una reunión de cambio de impresiones con los padres. En esta entrevista les explico que todavía no les voy a comunicar cambios significativos en su hijo, debido a que estos suelen producirse un poco después, y que la visita es para hacerles saber si su hijo viene de buen grado al centro, si lo vamos a cambiar de grupo o no, etc., y para que me pregunten todo aquello sobre lo que puedan tener dudas. Asimismo, en los casos en los que observo que, como pareja, tienen alguna dificultad que puede interferir en la evolución del niño, intervengo como psicoterapeuta.

Una vez que los pacientes inician la terapia de lateralidad cruzada, cada cinco meses realizo un test de control. Los resultados de estos test, más los informes recabados en las sesiones de terapia, me permiten ver cuál ha sido su evolución durante el periodo correspondiente.

Lo normal es que los resultados del primer test muestren solamente leves mejoras, pero esta pequeña evolución debe darse para que podamos seguir adelante con la terapia.

A partir del segundo test los buenos resultados se multiplican. Esto no se debe, como creen los padres en un primer momento, a que hayamos acelerado el ritmo terapéutico, sino a que se suma el trabajo del primer mes y medio al realizado en los meses siguientes: a base de reeducar al cerebro con los ejercicios adecuados para que aprenda cuál es lado derecho y cuál el izquierdo, va estableciendo correctamente los canales de transmisión; de tal manera que los impulsos nerviosos cada vez sufren menos bloqueos y van menos ralentizados al pasar de un lado del cuerpo al lado opuesto del cerebro, estableciéndose las sinapsis necesarias y estimulando los lóbulos pertinentes para realizar las diversas funciones cognitivas. Los test subsiguientes siempre muestran resultados cada vez más notables.

Al finalizar la terapia, se les da a los pacientes unas indicaciones para que practiquen en su domicilio unos ejercicios con el objetivo de seguir estimulando los recorridos neurofisiológicos. En intervalos de cinco meses, realizamos los tres últimos test de control hasta que damos el alta definitiva.

El 100 % de los pacientes quedan lateralizados homolateralmente, al  menos, en un 80 %, si bien la mayoría de ellos supera este porcentaje hasta lograr una lateralización del 90-95 % (nunca he observado una lateralización homolateral al 100%  diestro-zurdo en ninguna persona). Una vez curados, los pacientes no presentan regresiones; es decir, no hay recaídas. Al tratarse de una terapia neurofisiológica, el problema de lateralidad queda solucionado, ya que los impulsos nerviosos no vuelven a cruzarse por sí solos.

Si quieres hacernos una consulta, puedes contactar con el centro y te atenderá un especialista.

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes.

Cómo romper el círculo del insomnio
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Cómo romper el círculo del insomnio

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 4 agosto, 2020 Sin categorizar

El insomnio, como los otros trastornos del sueño, no es una patología grave en sí misma, pero sí tiene serias consecuencias en la vida diaria de las personas que lo sufren: agotamiento físico, bajo rendimiento, sueño diurno, estrés, ansiedad, dificultad para cumplir con las obligaciones profesionales, familiares o sociales, etc.

En este artículo veremos cómo se puede prevenir el insomnio y qué podemos hacer si ya lo padecemos. Asimismo, veremos cuáles son sus causas y los efectos en la salud, ya que disponer de esta información puede ser de mucha utilidad para comprender cómo abordarlo o para decidir iniciar una terapia con un profesional en caso de que sea necesario.

Qué es el insomnio

De todos los trastornos del sueño, el insomnio es el más frecuente en el mundo entre la población general. Entendemos por insomnio la dificultad persistente para conciliar o mantener el sueño, que el sueño sea poco reparador o que la persona se despierte sistemáticamente antes de lo recomendable. Además, para que haya un diagnóstico de insomnio, el paciente debe presentar al menos, y como consecuencia de las dificultades mencionadas, una de las siguientes molestias diurnas:

  • Fatiga o sensación de malestar general, somnolencia, disminución de la energía o motivación.
  • Dificultades de atención, concentración o memoria.
  • Cambios en su rendimiento sociolaboral o escolar, propensión a cometer errores (en el trabajo, al conducir, etc.).
  • Alteraciones del ánimo o de su carácter, o síntomas somáticos como tensión muscular o cefalea, preocupaciones, obsesiones o miedos relacionados con el sueño.
Causas del insomnio

Causas

Todos hemos sufrido alguna vez alguna alteración del sueño: nos ha costado conciliarlo porque teníamos algo importante que hacer al día siguiente, porque le dábamos vueltas a alguna preocupación, un viaje ha cambiado nuestra franja horaria, nos molestaban los ronquidos de la pareja, etc. Pero, finalmente, hemos caído rendidos de cansancio en estas circunstancias. Asimismo, en la mayoría de las personas, el estrés que provoca estas alteraciones es temporal, debido a que la causa que lo produce se resuelve enseguida. Sin embargo, en otras personas, estas alteraciones se mantienen en el tiempo por diversas razones y, en algunas, incluso el propio estrés de no poder llegar a conciliar el sueño es el que las mantiene despiertas una noche tras otra.

“Cuando una persona juega a un videojuego o ve una película de acción se da una irradiación tónico emocional. Esto significa que nuestro cuerpo vibra en consonancia a lo que estamos viendo en la película o a lo que estamos jugando. Por ejemplo, si vemos una película en la que están secuestrando a alguien y esta persona intenta huir, se puede activar nuestro cuerpo, aunque no nos demos cuenta. Con las pantallas, toda esa actividad y energía tónica quedan activas, pero no se expresan, ya que estamos parados. Si hemos acumulado mucha tensión, cuando se apagan las pantallas y le pedimos a nuestro cuerpo que se vaya a dormir, puede que le resulte difícil. Tendremos que proporcionarnos el tiempo necesario para relajar nuestro cuerpo y que este pueda entrar en un estado que propicie el sueño”, nos explica la psicóloga de nuestro centro Meritxell Pujol.

Insomnio primario y secundario, y tensión tónica

Cuando la dificultad de conciliar el sueño se prolonga en el tiempo, el insomnio puede ser el síntoma principal (insomnio primario) o estar causado por una enfermedad orgánica (insomnio secundario), como una patología respiratoria, problemas gastrointestinales, etc. En cualquier caso, suele estar relacionado con una alta actividad y tensión tónica (corporal), así como con una mala higiene del sueño.

La tensión tónica es la actividad muscular sostenida que nos prepara para la actividad motriz básica: algo así como un estado de tensión del cuerpo que lo prepara para la acción. Algunos padres de pacientes de nuestro centro nos explican, por ejemplo, que sus hijos están muy activos al final del día o durante la noche. Cuando les preguntamos sobre los hábitos familiares, observamos que los niños ven mucha televisión o que suelen jugar a videojuegos antes de acostarse o durante las horas previas. «Cuando una persona juega a un videojuego o ve una película de acción se da una irradiación tónico emocional. Esto significa que nuestro cuerpo vibra en consonancia a lo que estamos viendo en la película o a lo que estamos jugando. Por ejemplo, si vemos una película en la que están secuestrando a alguien y esta persona intenta huir, se puede activar nuestro cuerpo, aunque no nos demos cuenta. Con las pantallas, toda esa actividad y energía tónica quedan activas, pero no se expresan, ya que estamos parados. Si hemos acumulado mucha tensión, cuando se apagan las pantallas y le pedimos a nuestro cuerpo que se vaya a dormir, puede que le resulte difícil. Tendremos que proporcionarnos el tiempo necesario para relajar nuestro cuerpo y que este pueda entrar en un estado que propicie el sueño», nos explica la psicóloga de nuestro centro Meritxell Pujol.

La situación de confinamiento y el teletrabajo también han provocado que mucha gente haya visto su sueño alterado: o les cuesta conciliarlo o ya no pueden dormir de tirón. «Estas alteraciones pueden deberse a problemas laborales o económicos, pero también a la dificultad de establecer horarios de trabajo y límites y/o espacios específicos en la casa para la actividad profesional. Los lugares donde comemos, dormimos o nos distraemos realizando otras actividades no deberían ser espacios de trabajo», señala la especialista.

Causas del insomio

El círculo del insomnio

Tal como se explica en el vídeo de abajo, cuando se acumulan las noches sin dormir, la persona empieza a relacionar su habitación con el insomnio: es decir, el entorno que debería propiciar el sueño provoca ansiedad. De hecho, los mecanismos químicos del insomnio son similares a los de un ataque de ansiedad.

Del mismo modo, la hora de irse a dormir también dispara el estrés (por anticipación) y el cerebro se apodera del sistema de respuesta a este estrés: el organismo se inunda de sustancias químicas que le ordenan luchar, huir o inmovilizarse. Se disparan el cortisol y las hormonas adrenocorticotrópicas, lo que aumenta el ritmo cardíaco y la presión sanguínea, provocando una descarga de hiperactividad en el cuerpo. En estas condiciones, el cerebro busca amenazas potenciales, lo que hace imposible ignorar cualquier ruido o incomodidad.

Por otra parte, cuando las personas que padecen insomnio consiguen dormir, la calidad del sueño se ve comprometida: la principal fuente de energía del cerebro es la glucosa. En un sueño normal, el metabolismo disminuye su consumo y la reserva para el día; en cambio, en las personas insomnes, la adrenalina que les impide conciliar el sueño también acelera su metabolismo. Mientras duermen, su organismo trabaja más de lo que debería, consumiendo la energía que el cerebro les proporciona mediante la glucosa. Este sueño deficiente provoca un estado de confusión, fatiga y estrés al levantarse, lo que retroalimenta todo el proceso cuando llega la noche.

Si estos ciclos de estrés y excitación perduran durante meses, se diagnostica insomnio crónico.

Cómo romper el círculo

Para romper el ciclo del insomnio, hay que aprender a gestionar el estrés que genera hiperactividad y aprender a adoptar lo que llamamos una buena higiene del sueño. En nuestro centro, revisamos el horario de sueño del paciente.«Es fundamental ayudar a nuestro reloj biológico a orientarse (ritmo circadiano) estableciendo un mismo horario para irse a dormir y para despertarse. Además, respetar este horario le permite al cuerpo anticipar la hora de irse a dormir para poder empezar a relajarse», explica la psicóloga.

También es aconsejable prescindir de las siestas para no llegar tan descansados a la noche y crear una rutina que anticipe la hora de irse a la cama: darse una ducha o un baño antes de cenar, ponerse el pijama, leer un rato antes de acostarse, hacer alguna actividad que nos ayude a relajarnos y crear una ambiente de calma a nuestro alrededor con luces tenues y sin ruidos.

La alimentación y los horarios de la cena también están relacionados con el insomnio: el déficit de algunas vitaminas y minerales puede provocarlo, hay que cenar, como mínimo, 2 horas antes de acostarse y nunca de manera copiosa, y evitar el consumo de alcohol.

Cómo romper el círculo del insomnio

Si estamos teletrabajando, no debemos utilizar el dormitorio como despacho, ni tampoco para realizar otras actividades como ver la televisión, comer, jugar, etc. Del mismo modo, la habitación debe estar a oscuras y a una temperatura agradable. Si al acostarnos nos cuesta conciliar el sueño y queremos leer o realizar otra actividad relajante, lo aconsejable es cambiar de habitación.

Tal como se explica también en el vídeo, nuestro ritmo circadiano es muy sensible a la luz, motivo por el que es sumamente importante evitar las luces brillantes en el dormitorio: pantallas de televisión, de dispositivos electrónicos, etc. De lo contrario, no le estamos indicando a nuestro cerebro que es hora de dormir.

El consumo de sustancias excitantes, como la cafeína, también pueden afectar al sueño. Y hay que tener en cuenta que la medicación para el insomnio debe estar prescrita siempre por un especialista. De otro modo, puede crear adicción y empeorar los síntomas.

«Cuando un paciente nos explica una situación de insomnio, le recomendamos que haga una higiene del sueño para prevenirlo, exploramos qué puntos puede mejorar y se le dan algunas estrategias para que las utilice cuando no pueda dormir, aunque lo más importante es que cada uno encuentra cuáles le funcionan. En cualquier caso, debemos aprender a relativizar el problema y a gestionar los pensamientos intrusivos que nos generan ansiedad. También es muy conveniente aprender a utilizar técnicas de relajación y respiración que ayudan a centrarse en el cuerpo y dejar libre la mente de estos pensamientos intrusivos. Una respiración tranquila y profunda, además, contribuye a oxigenar el cuerpo y lo relaja», concluye la especialista.

Cómo aprender a negociar con los hijos
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Cómo negociar con los hijos

Susana Lladó - Lladó Comunicación 8 junio, 2020 Sin categorizar

La mitad de las veces, los padres sienten que han perdido la negociación o que no la han llevado bien.

Más de 2000 discusiones al mes

Según una encuesta que se publicó hace algo más de un año tras entrevistar a 2000 padres, en cada familia se producen, de media, seis discusiones al día entre padres e hijos. Si hacemos las cuentas, esto nos da un total de 2184 ocasiones al año en las que los padres se ven en la situación de tener que negociar con los hijos.

Según el mismo estudio, la duración aproximada de cada negociación es de ocho minutos (24 horas al mes), los temas de desencuentro más habituales están relacionados con las comidas, la petición de refrigerios poco saludables, el desorden y las demandas sobre lo que los hijos quieren hacer, y la mitad de las veces, los padres sienten que han perdido la negociación o que no la han llevado bien.

No es que las habilidades de negociación que utilizamos en el trabajo no sirvan en casa: el problema es que no las utilizamos

Es muy probable que durante el confinamiento estas cifras se hayan disparado, ya que han aumentado considerablemente las horas de convivencia en las familias. Por esta razón, dos expertas en procesos de negociación han publicado un artículo en Harvard Bussiness Review sobre cómo negociar con los hijos.

Las autoras ya habían publicado previamente un libro titulado Negociación en casa: pasos esenciales para llegar a un acuerdo con sus hijos en el que destacaban que muchos padres que demuestran excelentes habilidades de negociación en el trabajo reconocen ser pésimos negociadores con sus hijos y que cuando se les recordaba que en el ámbito profesional eran capaces de negociar incluso con clientes irracionales, ellos mismos se sorprendían de no poder manejar las conductas irracionales de sus propios hijos.

Resumimos las ideas principales de las pautas que dan estas dos expertas a los padres.

Con los hijos deberíamos poder conseguir lo mismo: ser capaces de llegar a acuerdos que protejan los intereses principales de ambas partes porque, además, llegar a estos acuerdos no solo resuelve los problemas inmediatos, también evita su recurrencia, fortalece las relaciones y mejora la dinámica familiar.

Por qué cuesta tanto negociar con los hijos

Fundamentalmente, son  3 las cuestiones que dificultan negociar con los hijos y que suponen un reto para los padres:

  1. En casa, se dan las mismas situaciones una y otra vez, por lo que repetimos el mismo tipo de conversaciones a diario. Esta repetición nos hace caer en patrones de respuesta. En cambio, en el trabajo, las negociaciones son más contenidas y, normalmente, no hay tanto traspaso de una situación a otra.
  2. En casa no solemos planificar las negociaciones ni nos preparamos psicológicamente para negociar, algo que sí hacemos en el ámbito profesional.
  3. Los hijos juegan con elementos que no se dan en una negociación entre colegas o profesionales porque saben que no van a ser despedidos.  Estos elementos son emocionales y muchas veces se llevan a extremos por ambas partes. En la oficina, un buen negociador nunca pierde el foco del problema ni se deja llevar por las emociones actuando o reaccionando de forma extrema.

En resumen, no es que las habilidades de negociación que utilizamos en el trabajo no sirvan en casa: el problema es que no las utilizamos. Los buenos negociadores saben que los mejores acuerdos dentro de una empresa y entre empresas son aquellos en los que ambas partes ganan, lo que los ingleses llaman I win-You win.  Con los hijos deberíamos poder conseguir lo mismo: ser capaces de llegar a acuerdos que protejan los intereses principales de ambas partes porque, además, llegar a estos acuerdos no solo resuelve los problemas inmediatos, también evita su recurrencia, fortalece las relaciones y mejora la dinámica familiar.

Cómo aprender a negociar con los hijos

Cómo aprender a negociar con los hijos

Definir cuál es el objetivo de la situación

Así como en el trabajo solemos tener claro lo que buscamos de una situación y mantenemos el foco en ello como objetivo, en casa nos vemos atrapados enseguida en situaciones que nos hacen perder de vista el objetivo de buscar una solución productiva. Por ejemplo, si el hijo no se quiere poner un jersey y debe ponérselo porque vamos a salir y hace frío, el objetivo debe ser que no se resfríe, así que la negociación debe estar dirigida a ello (convertirlo en un juego, por ejemplo), sin entrar en dinámicas que desemboquen en ceder o en una pelea de a ver quién gana.

 

Preguntar sobre aquello que impide la negociación

Muchas negociaciones fracasan porque pasamos por alto los puntos ciegos. Es decir, a veces, la otra persona le da mucha importancia a algo que a nosotros se nos está pasando por alto, pero eso que obviamos es precisamente lo que está impidiendo el acuerdo. Si en lugar de exasperarnos por no comprender la razón de la negativa del otro le preguntamos qué es lo que tiene tanto valor para él, nuestra perspectiva cambiará y podremos interactuar con mejores resultados.

 

Diferentes estrategias para diferentes situaciones

Cada situación requiere un enfoque distinto. En el ámbito profesional, los buenos negociadores saben que algunas batallas ni siquiera deben ser libradas, que otras deben posponerse y que algunas situaciones requieren simplemente una decisión firme y vertical, de arriba abajo.

En casa, no deberíamos reaccionar ante los conflictos sin pensar qué estrategia va a ser la más adecuada: quizá deberíamos posponer una conversación determinada, limitar el número de veces que decimos “Porque yo lo digo”, ya que si esta frase se pronuncia demasiado a menudo pierde su eficacia, y explicarles a nuestros hijos cómo tomamos algunas decisiones (criterios y objetivos).

 

El cómo es tan importante como el qué

Una negociación consiste en realizar ofertas y contraofertas, pero estas deben estar bien presentadas para que al otro le resulten atractivas. De modo que, además de pensar lo que decimos, también debemos pensar cómo lo decimos.

También es importante anticiparnos a la hora de exponer los términos de la negociación: dejar clara la visión de nuestros intereses como padres desde el primer momento para que las contraofertas y expectativas del hijo vayan en esta dirección. Por ejemplo, si somos nosotros los que le decimos al hijo que puede volver a las 22 horas, probablemente, él pedirá volver a las 23 h y el acuerdo podrá establecerse en las 22.30 h. Pero si dejamos que sea él quien proponga primero, lo más probable es que pida volver mucho más tarde y terminemos acordando una hora que va mucho más allá de las 22h.

 

Ofrecer más de una posibilidad

Plantearles a los hijos dos o tres opciones en lugar de una sola propuesta cerrada facilita que los hijos digan que sí, ya que el hecho de poder elegir les da una sensación de control sobre el proceso y el resultado.

 

Los niños confunden justicia con igualdad, sin saber que la justicia está relacionada también con la equidad: por ejemplo, dar o permitir exactamente lo mismo a dos hermanos puede ser, de hecho, muy injusto.

Referenciar las propuestas

Las personas aceptamos propuestas que quizá no nos entusiasman porque la alternativa a esa aceptación puede ser mucho peor. Es decir, hay que evitar las propuestas aisladas y únicas. Es muy útil presentarles las opciones que les ofrecemos comparándolas con otras alternativas menos atractivas.

 

Definir bien el concepto de justo e injusto

¡Cuántas veces se oye en una casa la frase “No es justo”! Los niños confunden justicia con igualdad, sin saber que la justicia está relacionada también con la equidad: por ejemplo, dar o permitir exactamente lo mismo a dos hermanos puede ser, de hecho, muy injusto. De modo que lo mejor es hablar con ellos cuando se da una de estas situaciones, transmitirles que entendemos por qué tienen ese sentimiento de injusticia y explicarles los motivos por los que la situación sí es justa a pesar de que no sea igual para todos los hermanos.

 

La utilidad de los silencios

En determinados momentos, el silencio puede ser una herramienta muy poderosa. Nos puede ayudar a no precipitarnos a la hora de aumentar nuestras ofertas o de hacer concesiones prematuras, propiciando que sean los hijos los que contribuyan con sus aportaciones.

 

Tal como explican Mary Kern y Terri R. Kurtz Berg (1), las dos autoras del artículo, «Los gerentes exitosos saben cómo priorizar sus objetivos, hacen buenas preguntas y ponen ofertas sobre la mesa que inspiran creatividad y generan acuerdos a los que ambas partes quieren decir que sí. Estas mismas habilidades pueden ayudar a los padres que trabajan a crear resultados positivos con sus hijos para ayudarlos a navegar en los momentos difíciles como el que estamos viviendo y para enseñarles habilidades efectivas de resolución de problemas. Además, como los hijos también van desarrollando sus habilidades como negociadores a medida que van creciendo, practicar con ellos nos puede convertir en mejores negociadores en el trabajo».

(1)Mary Kern es doctora en Psicología Organizacional y profesora asociada de Administración en el Baruch College de la Universidad de Nueva York. Sus investigaciones y enseñanzas académicas se centran en cómo maximizar de forma ética los resultados en los procesos de negociación y en las dinámicas de equipo. Terri R. Kurtzberg es doctora en Administración y profesora asociada de estos estudios en la escuela de negocios Rutgers. Además, es autora de cuatro libros, ha recibido numerosos premios de enseñanza e investigación y sus trabajos se citan con frecuencia en los medios de comunicación.

Solicitud de cita durante la desescalada

El pasado 11 de mayo reabrimos el centro para las terapias presenciales individuales. Por favor, si vas a pedir cita, lee las medidas sanitarias y protocolos de higiene y seguridad que hemos implementado en el centro para evitar la transmisión cruzada de Covid-19 entre nuestro personal y los pacientes. Si quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con el centro.
Crean una tipografía que ayuda a memorizar lo que se lee. Y es gratis
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Crean una tipografía que ayuda a memorizar lo que se lee. Y es gratis

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 23 noviembre, 2018 El trastorno de lateralidad, Memoria, Sin categorizar 0

Sans Forgetica, una tipografía diseñada científicamente

 

La han llamado Sans Forgetica y es la primera tipografía diseñada científica y específicamente para mejorar la retención lectora; es decir, para ayudarnos a memorizar lo que leemos y, por tanto, facilitar el aprendizaje.

 

Vídeo de presentación de la Sans Forgetica.

 

El diseño de esta nueva tipografía es el resultado de la colaboración entre un equipo multidisciplinar de investigadores y académicos de la Facultad de Diseño del Real Instituto de Tecnología de Melbourne (RMIT) y el Laboratorio de Comportamiento Empresarial.

 

Por qué nos ayuda a retener lo que leemos

 

La Sans Forgetica es algo más difícil de leer que la mayoría de los tipos de letra. Y ahí está la clave. En el diseño han utilizado los principios de la psicología cognitiva para crear un efecto conocido como “dificultad deseada”: cuando se introduce una pequeña obstrucción en el proceso de aprendizaje, el cerebro se involucra más profundamente en el procesamiento cognitivo. El resultado es que mejora la capacidad de retención de la memoria.

 

Vídeo en el que el equipo explica el proceso de creación de la Sans Forgetica.

 

El proceso de diseño ha tenido como reto lograr esta dificultad óptima y deseable para la memoria, objetivo que ha requerido que el profesor del RMIT y renombrado tipógrafo Stephen Banham trabajara con el laboratorio para probar con estudiantes diversos diseños y refinar la tipografía final.

Aunque la Sans Forgetica se ha desarrollado para estudiantes, el equipo de investigadores piensa que puede ser muy útil para cualquier persona que tenga que memorizar textos: “Tiene el potencial para extenderse más allá de las aulas, hasta un amplio rango de personas que quieran recordar aquello que es importante para ellas”, ha explicado la doctora Janneke Blijlevens, una de las responsables del proyecto.

 

Te la puedes instalar gratis en tu ordenador

 

El RMIT ha creado una página web específica sobre la Sans Forgetica realmente útil: desde la página puedes ponerte la extensión de la tipografía en Google Chrome para convertir cualquier texto en pantalla a esta fuente, también te la puedes bajar gratis (está diseñada bajo licencia de Creative Commons) e incluso puedes hacer pruebas en tiempo real para visualizar cómo queda un texto. La tipografía es compatible con los sistemas operativos PC y Mac.

 

Fuentes:

Retina

sansforgetica

12 consejos que te facilitarán la vuelta al trabajo
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12 consejos que te facilitarán la vuelta al trabajo

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 27 agosto, 2018 El trastorno de lateralidad, Sin categorizar 0

Después de haber desconectado de la rutina durante días, o incluso semanas, volver a la cotidianidad se nos hace cuesta arriba. Sin embargo, hay una serie de recomendaciones que nos pueden ayudar a facilitar esta transición. Aquí tienes 12 consejos para allanar la vuelta al trabajo.

 

  1. Si es posible, vuelve de tus vacaciones un día o dos antes para prepararte: este margen te dará tiempo para deshacer maletas, hacer la compra de la semana, reajustar los horarios (sobre todo, si llegas con jet lag) y realizar todas aquellas cosas necesarias para que a la primera semana de trabajo no tengas que sumar demasiadas tareas domésticas.
  2. La noche anterior cena con tiempo, asegúrate de que lo tienes todo preparado para el día siguiente, haz algo que te relaje y acuéstate a una hora razonable. Y por la mañana, levántate con el tiempo suficiente para desayunar bien.
  3. Llega temprano a la oficina: psicológicamente, te dará “ventaja” y podrás controlar mejor lo que te pueda estar esperando.
  4. Si está en tu mano, el primer día déjalo lo más abierto posible de reuniones para que te dé tiempo a ponerte al día.
  5. Planifícate la jornada antes de empezar a trabajar y céntrate en lo prioritario. Y hazte también una lista de las prioridades para los días siguientes. Aprovecha que tu mente ha vuelto “fresca” para abordar lo que necesite más productividad y creatividad.
  6. Los primeros días, si depende de ti, no te pongas demasiadas reuniones. Y las que no puedas evitar, que sean breves. De otro modo, enseguida te sentirás abrumado por el trabajo y no habrá transición, que es de lo que se trata.
  7. Si tu bandeja de entrada de correos electrónicos está llena, no intentes contestarlos todos el primer día: dedica solo un tiempo a los que realmente tienes que responder y hazlo de la forma más sintética posible. Y si al volver a la oficina te encuentras con una verdadera avalancha de trabajo, ocúpate de los correos electrónicos después de hacer aquello que requiera más energía; es decir, dedícate a responder en los momentos que quieras “descansar” un poco.
  8. No enfoques los primeros días en la oficina como si te estuvieras enfrentando a una maratón: tómate descansos, respeta los horarios de la comida y sal del trabajo a tu hora.
  9. Recuerda los mejores momentos de las vacaciones en lugar de sentirte mal porque hayan terminado.
  10. Después del trabajo, haz alguna actividad que te guste: disfrutar de tiempo de ocio prolongará la sensación de las vacaciones.
  11. Si estás habituado a hacer ejercicio, recupera este hábito desde el primer día (si no lo estás, quizá es el momento de empezar).
  12. Recuerda que uno de los recursos más valiosos en el trabajo es el tiempo: ¡adminístralo bien! Y recuerda que para poder rendir al máximo y ser productivo es necesario que te cuides y que no renuncies a tu tiempo libre.

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