- El estudio demuestra que cuando los padres dejan que los niños tomen la iniciativa en sus interacciones, los niños practican las habilidades de autorregulación y desarrollan su independencia
- La investigación se publicó el pasado mes de marzo en la revista Journal of Family Psychology.
A los padres se les dice constantemente que deben involucrarse más en la crianza de sus hijos. Esto se debe a que las investigaciones al respecto han demostrado que cuando los progenitores leen con ellos, les ayudan a completar un puzle o les explican, por ejemplo, por qué no les permiten jugar a un videojuego, esta implicación ayuda a los niños a desarrollar sus habilidades cognitivas y emocionales. No obstante, esto es cierto solamente hasta cierto punto.
Según un reciente estudio dirigido por Jelena Obradović, profesora asociada de la Escuela de Educación de la Universidad de Stanford, la excesiva participación y dirección de los padres cuando los niños están concentrados en una actividad, jugando activamente o haciendo lo que se les ha pedido, puede ser contraproducente y socavar su desarrollo al impedir que adquieran las habilidades relacionadas con el control de su propia atención, comportamiento y emociones. En cambio, cuando los padres dejan que sus hijos tomen la iniciativa en sus interacciones, los niños encuentran el espacio necesario para practicar estas habilidades de autorregulación y desarrollar su independencia.

Cuándo hay que dejarles que tomen la iniciativa
El estudio de Stanford se ha realizado con niños de preescolar; una etapa de transición muy importante a la escuela primaria. Los investigadores observaron el comportamiento de los padres cuando sus hijos participaban activamente en jugar, limpiar juguetes, aprender un juego nuevo y discutir un problema. Los hijos de padres que intervinieron más a menudo para dar instrucciones, correcciones, sugerencias o para hacer preguntas cuando los niños estaban debidamente concentrados en la tarea, mostraron más dificultades para regular su comportamiento y emociones en otros momentos. Estos niños también se desempeñaron peor en tareas que medían la gratificación aplazada y otras funciones ejecutivas, las habilidades asociadas con el control de los impulsos y la capacidad para cambiar de una actividad que requería su atención a otra. Por el contrario, cuando los niños estaban involucrados pasivamente, los investigadores no encontraron ningún vínculo entre el compromiso excesivo de los padres y la autorregulación de los niños
Obradović aclara que el objetivo de la investigación no es criticar a los padres. El hecho de que pueda haber un compromiso excesivo no significa necesariamente que quieran ser intencionadamente intrusivos. Por otra parte, no hay nada negativo en dar consejos a los niños y sugerirles ideas. La orientación de los progenitores es necesaria cuando los niños no prestan atención, se saltan las reglas o solo participan a medias en una actividad. Pero los padres deben ser conscientes de en qué momentos es pertinente intervenir y en qué momentos no. A veces, los niños solo necesitan que los dejemos solos y les permitamos que tomen la iniciativa.