DIAGNÓSTICO Y TERAPIA
La importancia de detectar el trastorno de lateralidad
El trastorno de lateralidad se descubrió hace poco más de 50 años, por lo que para muchas personas y profesionales sanitarios todavía es un trastorno bastante desconocido. Este desconocimiento provoca que las familias que tienen un miembro con esta patología suelan llegar al centro después de haber realizado un recorrido agotador e infructuoso por diversos logopedas, consultas psiquiátricas, psicoterapias y, en numerosos casos, tras haber proporcionado al niño u adolescente un exceso de clases de refuerzo o tras haberle cambiado de colegio a uno de nivel pedagógico inferior.
Los niños con lateralidad heterogénea o cruzada son confundidos con niños holgazanes y/o con pocas capacidades cognitivas, y los jóvenes y adultos con el trastorno suelen presentar cuadros de depresión, estrés y ansiedad debido a que concluyen erróneamente que sus problemas tienen una causa psicológica o psiquiátrica. Si la lateralidad no se trata adecuadamente, los cuadros se agravan y deterioran con el tiempo.
El test de lateralidad: medio camino recorrido
Realizar un test de lateralidad completo -mano, ojo, pierna estática, pierna dinámica, motricidad facial, cervicales y oído- con el diagnóstico preciso y bien delimitado de cada caso equivale, como solemos decir en el centro, a haber hecho la mitad de la terapia de recuperación. Asimismo, el hecho de saber finalmente la causa de la patología alivia enormemente la desazón acumulada en el paciente y en los demás miembros de la familia. Un buen estudio es el paso previo para iniciar la terapia adecuada con cada persona; un tratamiento que, como mínimo, disminuye el trastorno en un 80 %, y sin recaídas posteriores.
En qué consiste la terapia de lateralidad y psicomotricidad
Después de realizar el test de lateralidad para detectar las áreas afectadas, el grado de afectación y la relación entre ellas, diseñamos un programa personalizado de ejercicios (terapia psicomotora) que el paciente realiza en el Centro bajo nuestra guía y supervisión. Estos ejercicios son específicos para estimular las sinapsis: los recorridos neurofisiológicos que activan el lóbulo cerebral correspondiente a la lateralidad debida. El programa es dinámico; es decir, se adecua constantemente a la evolución particular de cada paciente.
¿Se puede curar el trastorno de lateralidad?
Sí. El tratamiento disminuye el trastorno, al menos, en un 80 %; aunque lo habitual es que se llegue a una curación cercana al 100 %. Como se trata de un tratamiento neurofisiológico, no se producen recaídas, y cabe resaltar que, si el paciente decide ser padre en un futuro, no transmitirá su problema de lateralidad al hijo.
El tratamiento, que en nuestro centro siempre es personalizado, resulta efectivo tanto en niños y adolescentes como en jóvenes, adultos y personas de la tercera edad.
Testimonios de nuestros pacientes y sus familares
[El tratamiento] es el mejor regalo que le hemos hecho [a nuestra hija]

Padres de Lara (8 años)
Antes de la terapia, estaba desmotivado, se me hacía muy difícil aprobar cada curso y me recluía en casa porque ni siquiera me apetecía ver a los amigos. Ahora, he salido del agujero en el que me encontraba, me siento más seguro de mí mismo y he encontrado un trabajo que me estimula.

Fran, 23 años
Ana no seguía el ritmo de su clase, creíamos que tendría que repetir curso y estábamos planteándonos cambiarla de colegio. Además, era sumamente introvertida. Tras la terapia, está mucho más integrada académicamente, y psicolológica y emocionalmente ha hecho grandes progresos.

Padres de Ana (11 años)
María empezó la terapia porque tenía un nivel bajo de lectura y escritura a causa de un grado intermedio de dislexia. Había repetido un curso de primaria y sufría acoso escolar. En el centro trabajó su autoestima, los inputs negativos externos y las habilidades sociales. Ahora está cursando un grado medio y disfruta de nuevas amistades. Está muy contenta y ha aprendido a expresar sus opiniones de manera natural y con determinación.

Padres de María (15 años)
Creía que era tonto y que todo me salía mal. Desde que voy al centro todo me va mejor, mis padres ya no están tan preocupados por mí y he acabado el curso con muy buenas notas.

Marc, 11 años
Llevamos a Marcos a la consulta porque era extremadamente lento al hacer los debereres del colegio y también en la clase y al hacer los exámenes, etc. Le costaba mucho concentrarse y memorizar lo que aprendía. La evolución ha sido muy positiva, está apunto de empezar una carrera universitaria.

Padres de Marcos (16 años)
Soy empresario y padecía agrafía, una incapacidad total para poder escribir, además de serias dificultades para vocalizar bien debido a una hipertonía facial y cervical. Mi nivel de estrés era muy alto y sufrí una depresión. Con el tratamiento, me he recuperado por completo (no hay regresiones) y he recuperado mi vida.

Joaquín (48 años)
Acudí al centro porque Pau tenía problemas de coordinación y equilibrio, le costaba mucho entretenerse con algo más de cinco minutos seguidos y le teníamos que repetir mucho las cosas para que nos hiciera caso. En el centro han trabajado su concentración y ansiedad, además de su lateralidad, y también hemos trabajado en mi relación con él. La evolución, en todos estos aspectos, ha sido muy buena.
