Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
  • El trastorno de lateralidad
    • Qué es la lateralidad
    • Qué es el trastorno de lateralidad
    • Sintomatología
    • Cómo afecta a nuestra vidas
  • Diagnóstico y terapia
  • El equipo
  • El centro
  • Confinamiento Covid-19: psicoterapia emocional
  • Blog
  • Contacto
  • Español
Entrevista a Joëlle Guitart Baudot, especialista en el trastorno de lateralidad y directora-fundadora del Centro de lateralidad y psicomotricidad de Barcelona
Link Enlarge

Entrevista a Joëlle Guitart Baudot, especialista en el trastorno de lateralidad

Susana Lladó - Lladó Comunicación 26 septiembre, 2016 El trastorno de lateralidad, Terapia psicomotriz 0
Por Susana Lladó

 

“Algunos niños que son diagnosticados de TDAH, en realidad, tienen problemas de lateralidad”

 

Joëlle Guitart Baudot es directora-fundadora del Centro de lateralidad y psicomotricidad de Barcelona

La lateralización es un proceso que hacemos todos los seres humanos desde que nacemos hasta, aproximadamente, los cinco años de edad: en nuestro cerebro se va conformando una configuración neuronal que, finalmente, si se realiza homogéneamente, nos determina neurofisiológicamente como diestros o zurdos. Sin embargo, en un 25 % de la población, y debido a causas genéticas, este proceso no se realiza homogéneamente: son las personas con trastorno de lateralidad o lateralidad heterogénea; un trastorno que, al bloquear ciertas áreas del cerebro, limita su capacidad intelectual real provocándoles muchos problemas de aprendizaje y también mucho sufrimiento emocional.

 

El trastorno de lateralidad todavía es bastante desconocido

Se descubrió hace tan solo 50 años, lo cual es muy poco tiempo en términos sociales, e incluso médicos. En España, todavía no se estudia en las universidades, a pesar de que en países como Francia, donde yo me formé, sí forma parte de los estudios de Medicina.

 

Un 25 % de la población está afectada por el trastorno. Es una incidencia muy alta

Al ser todavía poco conocido, a menudo sus síntomas se confunden con los de otras patologías. Los diagnósticos erróneos provocan que los niños con el trastorno, y sus familias, tengan que hacer todo un periplo por logopedas, clases de refuerzo, psicólogos, e incluso psiquiatras, antes de llegar a nuestro centro.

 

Se pierde un tiempo muy valioso

Sí, porque además de prolongar el tiempo de retraso escolar que se da en los niños afectados, se prolonga también su sufrimiento, que es enorme.

 

Cuanto más alto es el CI, más sufrimiento, ya que el niño es más consciente de que hay un problema.

 

¿Por qué sufren tanto?

Lo habitual es que sean niños con un cociente intelectual normal, e incluso alto o muy alto (hemos tratado casos de niños que son superdotados). Imagínese su frustración al ver que, pese a sus muchas horas de estudio y a su esfuerzo constante, no son capaces de aprobar las asignaturas, y que todo se les hace una montaña. Para ellos es desesperante porque no entienden los motivos. Se ven diferentes, y esto les causa ansiedad porque, por ejemplo, ven a compañeros que estudian menos y que, en cambio, sacan mejores notas. Muchos de ellos llegan a la consulta diciendo “soy tonto”. Cuanto más alto es el CI, más sufrimiento, ya que el niño es más consciente de que hay un problema.

 

¿Y los padres?

Muchos padres, antes de llegar al centro, creen que su hijo es vago, que, en realidad, pasa de todo o que sus capacidades intelectuales están por debajo de lo normal. Ellos también sufren. Hay mucha impotencia y preocupación en estas familias.

 

¿Qué es lo que limita su capacidad intelectual?

El bloqueo u obstrucción en los influjos nerviosos. Cuanta más lateralidad, más bloqueo se produce en el sistema nervioso. Del mismo modo que, cuantos más años transcurren sin tratar el trastorno, más retención neurofisiológica se produce. Por esto es fundamental la detección temprana.

 

El ritmo de vida actual de la mayoría de las familias no ayuda; ni tampoco hábitos que se están generalizando, como “enchufar” al niño al ordenador o a la tele, o saturarlo de actividades extraescolares.

 

Retrocedamos un poco. ¿En qué consiste el proceso de lateralización?

La lateralización de cada persona queda definida en función de cómo se establecen sus redes neuronales hasta, generalmente, los cinco años de edad. Si el proceso se realiza correctamente, el niño lateralizará a la derecha o a la izquierda. El problema se presenta cuando el niño hereda los genes de un progenitor que no tiene esta lateralidad homogénea. Es cuando hablamos de trastorno de lateralidad.

 

Es decir, la lateralidad, tanto si es homogénea como si es heterogénea, es hereditaria

Así es. La lateralización viene dada por el código genético heredado. Si ninguno de los dos progenitores sufre el trastorno, el niño no podrá “heredarlo”. Si uno de los dos progenitores tiene lateralidad heterogénea, entonces existe la posibilidad de que el hijo la herede.

 

¿Es un proceso en el que se puede intervenir?

La lateralización se hereda, pero hay factores sociales que pueden intervenir y condicionar el proceso. Por ejemplo, si un niño se está lateralizando como diestro, pero tiene un padre zurdo con el que siente una gran identificación, es probable que empiece a imitarlo, cambiando su lateralización natural. También es muy frecuente que los niños zurdos, cuando empiezan a ir a la escuela, imiten a los niños diestros para no sentirse diferentes.

 

Deberíamos estar atentos a la lateralización que muestra el niño

Sí, observarle. Si sé que es diestro o zurdo, cuando le doy un objeto, por ejemplo, no debería tendérselo en dirección a la otra mano.

 

El trastorno condiciona por completo la vida del afectado. Al verse limitada su capacidad intelectual real y presentar enormes problemas de aprendizaje, todo su desarrollo, incluido el emocional, se ralentiza.

 

Los aspectos psicológicos influyen en el proceso

Sí, con mucha frecuencia. En ocasiones, vemos que cuando un niño no tiene una buena relación con el padre o la madre, hace una crisis de oposición para diferenciarse, para no parecerse al progenitor con el que tiene el conflicto. Esto incluye lateralizar justo al revés que ese progenitor. En las personas con trastorno de lateralidad suele haber un componente emocional que también hay que tratar en la terapia.

 

El ambiente familiar cobra mucha importancia

Desde luego. El estrés agudiza los síntomas del trastorno, bloqueando al niño. El ritmo de vida actual de la mayoría de las familias no ayuda; ni tampoco hábitos que se están generalizando como “enchufar” al niño al ordenador o a la tele, o saturarlo de actividades extraescolares. Los niños necesitan que los padres les dediquen tiempo y que este sea de calidad: que los escuchen, jueguen con ellos, cenar todos juntos sin la televisión encendida, que les lean en voz alta…

 

Me temo que pocos padres tienen tiempo para leerles libros a sus hijos

Cuando el padre o la madre lee en voz alta, está haciendo mucho más que leer: le está transmitiendo mucha información a su hijo a través del tono de voz, de la emoción. Los niños con lateralidad tienen dificultades para la abstracción, por eso les cuesta tanto entender lo que leen, pero, en cambio, tienen mucha memoria visual y auditiva. Este tipo de comunicación es fundamental para ellos.

 

De qué manera concreta afecta el trastorno a la persona que lo padece

El trastorno condiciona por completo la vida del afectado. Al verse limitada su capacidad intelectual real y presentar enormes problemas de aprendizaje, todo su desarrollo, incluido el emocional, se ralentiza. Son niños (y también adultos no tratados) con dificultades para leer, escribir, concentrase, comunicarse, orientarse en el espacio y en tiempo; con problemas de equilibrio, apatía, desmotivación, lentitud, hipertonía o hipotonía…

 

Para hacer un diagnóstico correcto que permita, posteriormente, llevar a cabo la terapia adecuada en cada caso, es imprescindible realizar un test completo de lateralidad que incluya la lateralización de mano, ojo, pierna estática, pierna dinámica, motricidad facial, cervicales y oído.

 

Qué es la hipertonía y la hipotonía

Todos los niños con problemas de lateralidad tienen un problema de tensión neuromuscular. Algunos son hipotónicos; es decir, lentos al realizar las tareas, no se les pueden dar varias consignas a la vez, se bloquean con mucha facilidad y presentan una gran ansiedad e infravaloración; los hipertónicos también son muy inquietos, pero a diferencia de los hipotónicos, son muy ágiles y quieren hacerlo todo a la vez. Si se bloquean, es justo por la precipitación.

 

¿Cómo diagnostican el trastorno?

Este es un punto importante. Para hacer un diagnóstico correcto que permita, posteriormente, llevar a cabo la terapia adecuada en cada caso, es imprescindible realizar un test completo de lateralidad que incluya la lateralización de mano, ojo, pierna estática, pierna dinámica, motricidad facial, cervicales y oído.

 

Actualmente se habla mucho del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), ¿tiene alguna relación con la lateralidad?

Se está utilizando esta palabra con mucha facilidad. Lo que constatamos en consulta es que algunos niños que han sido diagnosticados de TDAH, en realidad tienen problemas de lateralidad, son hipercinéticos. No es que sean hiperactivos, viven en un entorno “inquieto”. Si los padres viven con un gran estrés, no pueden esperar que su hijo sea tranquilo. Se les suele medicar para que se concentren más, pero luego, esta misma medicación les causa problemas para dormir y también pérdida de apetito.  La medicación no es la solución.

 

El trastorno de lateralidad se cura. Como la terapia es psicomotriz, no hay recaídas posteriores.

 

¿En qué consiste la terapia?

La terapia es psicomotriz, para revertir la lateralización heterogénea a través de la reeducación neuromuscular, y se lleva a cabo con un apoyo emocional. Se trabajan los aspectos relacionados con la lateralidad: relajación, respiración, esquema corporal, el lenguaje, las matemáticas, la capacidad lógica, el bloqueo mental, la coordinación locomotriz, la parte emocional, etc.

 

En su centro han tratado a más de 40.000 personas con trastorno de lateralidad

Sí, desde que fundé el centro en 1970. El 97 % de estos pacientes se ha curado, sin regresiones.

 

Es un porcentaje muy alto de curaciones

Cuando el trastorno se diagnostica bien (de ahí la importancia del test completo que mencionaba antes) y se realiza una terapia personalizada, el trastorno de lateralidad se cura. Como la terapia es psicomotriz, no hay recaídas posteriores. También es muy importante resaltar que, una vez curada, la persona ya no puede transmitir el trastorno a sus hijos.

 

Después de 40 años como terapeuta, ¿qué es lo que destacaría de su experiencia con los pacientes?

Que la terapia les cambia la vida radicalmente. Algunos adultos, cuando se curan, nos dicen “He vuelto a nacer”.

Reeducación psicomotriz. El caso de Diego (Parte I)
Link Enlarge

Reeducación psicomotriz. El caso de Diego (parte I)

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 8 septiembre, 2016 El trastorno de lateralidad, Terapia psicomotriz 0

Reeducación psicomotriz en un caso de trastorno de lateralidad. El caso de Diego*

Hoy publicamos la primera parte de un artículo en el que la directora de nuestro Centro de lateralidad y psicomotricidad, Joëlle Guitart, expone el caso de uno de sus pacientes, desde que sus padres acudieron a su consulta por primera vez hasta su recuperación. *Por motivos de confidencialidad, hemos cambiado el nombre del paciente, al que hemos llamado Diego.

Cuando los padres de Diego acuden a la consulta por primera vez, él tiene siete años. Ambos son comerciantes. El padre tiene 43 años; la madre, 39, y tienen otra hija, Alejandra, de dos años y medio. Llegan a la consulta por consejo del colegio de Diego, y explican que el niño tiene dificultades escolares y de expresión verbal.

Entrevista con los padres de Diego

Durante la entrevista preliminar, los padres de Diego explican que el embarazo y el parto se desarrollaron sin complicaciones, y que su desarrollo psicomotor también fue normal: aguantaba la cabeza erguida a los tres meses, comenzó a mantenerse sentado a los seis y a caminar cuando cumplió un año. El control esfinteriano se produjo, sin embargo, con retraso: «Hasta el año pasado, Diego mojaba la cama casi cada noche.»

A Diego no le gustan los deportes, es muy patoso jugando a la pelota y tiene miedo a montar en bicicleta. También le asusta la piscina, aunque sabe nadar. Es un niño muy afectuoso, pero muy reservado, incluso con sus padres. Le cuesta separarse de ellos, como se demostró cuando fue a un campamento de verano el año anterior: la experiencia fue muy negativa. Empezó a ir a la guardería a los tres años, aunque con una enorme dificultad: lloros, vómitos…Todavía se chupa el pulgar.

La relación con su hermana parece buena: juega mucho con ella. Está muy apegado a su madre y siente temor ante su padre. En preescolar, Diego empezó a mostrar dificultades para los ejercicios manuales. Parece que va a tener que repetir curso. El padre tiene mucho interés en que no sea así.

Los padres vienen con un informe del psicólogo de la escuela y una nota de la maestra.

Informe psicológico de la escuela de Diego

En el informe psicológico, se observan los siguientes resultados:

Su CI es de 103 (W.T.S.C.). En la realización de las pruebas se observó un bloqueo en la expresión verbal y en los dibujos.

Presenta un retraso en el vocabulario de más de un año, así como dificultades psicomotrices que aparecen en el Bender.

En las pruebas de personalidad manifestó un gran afecto por su madre y un rápido cansancio en las relaciones con los demás.

Se aconseja una reeducación psicomotriz con el fin de trabajar las dificultades en este campo y obtener una mejor adaptación escolar.

Nota de la maestra de Diego

«Diego no sigue el ritmo de la clase. Es muy distraído y muy pasivo. Presenta importantes dificultades en lectura y escritura. Busca el contacto con los adultos o con niños de clases inferiores. En clase está triste y replegado en sí mismo.

Entrevista con Diego

Diego entra con la cabeza hundida entre los hombros. Es un niño más bien delgado y pálido. Sonríe poco. Sabe por qué viene a verme: «Porque no leo muy bien y no tengo la letra bonita, y si sigo así no pasaré de curso.»

Le explico que al día siguiente haremos unas pruebas psicomotoras. Está de acuerdo y en el transcurso de la entrevista se nota que pide ayuda.

Informe psicomotor realizado en nuestro centro

Efectivamente, Diego presenta un retraso psicomotor y una pobreza de expresión verbal.

En las pruebas motrices de Guilmain tiene un nivel de 5-6 años.

No reconoce bien ni la izquierda ni la derecha.

El conocimiento de su esquema corporal es deficiente.

Su estructura espacio-temporal corresponde a la de un niño de 5 años.

Su lateralidad es heterogénea.

Es ambidiestro de manos, aunque en las pruebas de escritura utiliza la derecha.

Es zurdo de pie en pruebas estáticas y diestro en pruebas dinámicas.

Es diestro de un ojo.

Su capacidad de atención corresponde también a la de un niño de 5-6 años.

Se muestra muy inseguro en la realización de las pruebas.

Conclusión del centro de lateralidad

El cuadro descrito muestra que la terapia individual por mediación corporal es la más adecuada para Diego. Decidimos iniciarla con una frecuencia de dos veces por semana.

El alto grado de inhibición, inseguridad y desconfianza de Diego hacen que, antes de tratar los puntos de repercusión escolar, me centre en crear un clima de relajamiento y confianza. Me tendré que adaptar primero a su realidad para lograr que después él se adapte a la realidad de las sesiones y del mundo exterior. Con este criterio inicio las sesiones basándome en juegos: buscando los que más le interesan y le permitan desbloquear mínimamente su espontaneidad.

A los juegos que acepta les incorporo elementos de tratamiento psicomotor: equilibrio, coordinación, ritmo, etc.

Evolución de Diego

Explicaremos la evolución de Diego dividiéndola en tres periodos, la suma de los cuales constituyen los 11 meses siguientes de terapia.

Primer periodo de la reeducación psicomotriz

 

Reducación psicomotriz en un caso de trastorno de lateralidad. El caso de Diego

 

Primer mes

En la primera sesión, se le presenta el material con el que trabajaremos, pero Diego se queda inmovilizado en la sala de reeducación. Además, no toma ninguna iniciativa y se muerde las uñas. Esto lo hará durante mucho tiempo.

Le cuesta mucho reproducir el toque de tambor que previamente yo realizo. Advierto que sonríe si golpeo fuerte el instrumento, pero es incapaz de hacer lo mismo. Cuando le planteo un juego sencillo como es lanzar un aro de goma, se bloquea.

Durante todo el primer mes, Diego mantendrá esta actitud replegada.

No puede mover su cuerpo y, si alguna vez lo hace, es con muy poca amplitud. Es incapaz de coger una pelota. Parece como si su cuerpo le fuera extraño. Frente a cualquier petición, se bloquea y se queda inmóvil.

Al cabo de diversas propuestas de juego, finalmente, escoge un rompecabezas. Se queda de pie frente a las estanterías, mirando el rompecabezas y sin poder hacer ningún gesto para cogerlo. Realiza una figura con gran lentitud y dificultad.

Segundo mes

Se aprecia algo más de expresividad en su rostro. Parece menos angustiado y más contento de acudir a las sesiones, aunque mantiene su actitud inhibida y no habla. Con el objetivo de lograr una situación en la que Diego se sienta más seguro y obtener así el nivel de comunicación necesario, renuncio a hacerle preguntas, evito la solicitación verbal y le propongo juegos más sencillos.

Uno de los juegos es el de “jugar a pillar”. Diego no sabe decidir quién ha de coger a quién. Cuando él tiene que cogerme a mí, apenas me toca. Las sesiones de este mes muestran las importantes dificultades que Diego tiene para moverse, así como su bloqueo total para expresarse.

Parece que le gusta lanzarme pelotas de forma que yo no pueda cogerlas. Esto le hace reír mucho, pero con una risa ahogada. Estas risas y los gritos van adquiriendo mucha importancia en el «vivido» de la reeducación. Descubre el «túnel de la risa» ( un objeto de forma cilíndrica y de unos dos metros de longitud por el que los niños pasan a gatas) y pasa mucho tiempo dentro de él emitiendo unos sonidos cortos y agudos.

Cita con los padres: la madre acude sola a la visita. Comenta que Diego viene de buen grado al centro, pero que en el colegio continua con las mismas dificultades

Tercer mes

La tónica es parecida a la anterior. Diego se encierra, a menudo, en una sola actividad durante toda la sesión. Una de sus actividades consiste en golpear una pelota con una pala de ping-pong. Lo hace con gran intensidad y cada vez con más risas y más ruidosas. Otra actividad que le gusta es saltar con los pies juntos de un aro a otro (están distribuidos en círculo por el suelo). Cada vez salta con más rapidez, pero sin cuidar la corrección de la coordinación motriz.

Comunicación telefónica de la maestra: no se observa un gran cambio.

Cuarto mes

En general, a Diego le agradan las actividades dinámicas y no le atraen tanto los ejercicios de mesa: rompecabezas, dibujo, adhesivos, etc. Las actividades dinámicas le permiten esas risas que he comentado; risas que son verdaderas descargas de tensión.

Trabajamos siempre sobre las bases de la espontaneidad y el juego, la noción de espacio, ritmo y tiempo. En este tipo de trabajo se distrae bastante, le cuesta mucho esfuerzo y le crea cierta ansiedad. En los juegos dinámicos trabajamos el equilibrio dinámico y la coordinación general.

Es incapaz de realizar los ejercicios de relajación en posición acostada: solo los puede hacer sentado y después de haber realizado ejercicios dinámicos.

Quinto mes

Diego sonríe más y se le nota más alegre. Sus movimientos son más amplios. Durante este mes seguimos con los ejercicios dinámicos, como pasar por debajo de un banco de madera (bocabajo y de espaldas) y, después, por encima, o saltar por encima de una cuerda que se mueve como una serpiente. Este segundo ejercicio le gusta y le provoca risas muy explosivas. Empezamos a trabajar la orientación espacial: con un aro en el suelo, tiene que saltar con los dos pies juntos, con el derecho o el izquierdo, hacia delante y hacia atrás, y hacia la izquierda o hacia la derecha.

Sexto mes

Diego dibuja en el suelo un conejo y una zanahoria. A partir de ahí, le propongo un juego: a modo de escondite, uno va a hacer de conejo y el otro de zanahoria. Por primera vez, se ríe con mucha fuerza durante el juego.

Diego comenta que tiene más amigos en clase y que unos días antes le aceptaron para jugar a la pelota.

Diego acepta dibujar un señor en el suelo. A la figura le faltan las manos y hay una desproporción entre la cabeza y el cuerpo.

Iniciamos la relajación en el colchón acompañándola con una música lenta. Lo acepta, pero dura muy poco.

Entrevista con la maestra: la maestra me comunica que Diego participa más en clase y que está menos inhibido y pasivo. Tras un fracaso o dificultad, se sigue bloqueando. Necesita mucho ser estimulado y sigue teniendo dudas sobre si tendrá que repetir curso. La escritura ha mejorado y el profesor de natación ha observado una mejor coordinación en sus movimientos.

La semana que viene publicaremos la segunda parte del artículo (segundo y tercer periodo).
Soy zurdo, ¿tengo un problema de lateralidad?
Link Enlarge

Soy zurdo, ¿tengo un problema de lateralidad?

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 30 agosto, 2016 El trastorno de lateralidad 0

 

Suele pensarse que las personas que escriben con la mano izquierda o que, por ejemplo, utilizan el pie izquierdo para chutar cuando juegan al fútbol, son zurdas. Sin embargo, la mayoría de las veces esto no es así. De hecho, solamente un 3 % de la población es realmente zurda. ¿Cuándo hablamos, por tanto, de personas zurdas y cuándo estamos delante de un problema de lateralidad?

Desde el estudio de la lateralidad, hablamos de personas zurdas cuando estas utilizan su lado izquierdo en todos los campos de funcionamiento: brazo, mano, ojo, oído, pie estático y pie dinámico. El problema que nos encontramos habitualmente es que, como todos estos campos, por lo general, no son observados, muchas personas que creen ser zurdas ignoran que, en realidad, sufren un trastorno de lateralidad.

Para poder determinar con rigor si una persona es zurda, es necesario realizar un test de lateralidad completo. Hacemos hincapié en “completo” porque el test debe incluir la motricidad facial y las cervicales, además de mano, ojo, pierna estática, pierna dinámica y oído. Este test exhaustivo es el que realizamos en nuestro centro, y el que nos permite hacer un diagnóstico preciso en cada caso; lo cual es clave a la hora de establecer el tratamiento personalizado para cada paciente cuando se diagnostica un problema de lateralidad y, en consecuencia, para lograr su recuperación posterior (leer artículo Diagnóstico y tratamiento del test de lateralidad).

 

¿Hay varios tipos de zurdos?

En sentido estricto, deberíamos decir que lo que hay son varias tipologías de trastorno de lateralidad:

El zurdo contrariado: es el caso de la persona que de niño tenía algún campo zurdo (siniestro) y se vio obligado a pasarlo a diestro.

El pseudozurdo: se trata del mismo caso que el anterior, con la diferencia que el cambio se produjo por imitación.

Lateralización heterogénea o cruzada: por ejemplo, una persona que es diestra de mano (escribe con la mano derecha) y zurdo con el pie dinámico (chuta con el pie izquierdo).

Ambidiestros: son las personas que utilizan indistintamente ambas manos para funciones que normalmente se realizan con una de ellas. Se puede dar el caso, por ejemplo, que coman con la derecha y, en cambio, utilicen la izquierda para jugar al tenis o coger unas tijeras. En estos casos, y desde el punto de vista del funcionamiento del esquema psicológico de la persona, no hay que interpretar este hecho como una cualidad o aptitud, sino como un problema de lateralidad.

¿Es un problema ser zurdo?

¿Es un problema ser zurdo?

Tal como hemos visto, ser zurdo no es un problema; sí lo es cualquiera de los cuatro trastornos descritos, ya que nos indican que la persona sufre un trastorno de lateralidad (leer el artículo Qué es el trastorno de lateralidad). En estos casos, para evitar que la patología se agrave, es fundamental realizar cuanto antes un diagnóstico e iniciar el tratamiento con terapia psicomotriz.

¿Se puede curar?

Sí, la naturaleza del trastorno y las características propias de la terapia psicomotora hacen que el tratamiento sea eficaz, lográndose una recuperación completa, o muy cercana al 100 %, y sin recaídas posteriores.

Últimos artículos

  • «A veces, es conveniente lateralizar al paciente a la izquierda»
  • PAS, Personas Altamente Sensibles: lo que deberíamos saber
  • Juegos recomendables para regalar a los niños
  • Guía de la lateralidad cruzada: preguntas y respuestas

Estamos en Facebook

Consúltenos

Dirección: C/ Josep Bertrand, 3. Ático 2º. 08021 Barcelona
Tel.: + 34 932 007 586
Móvil: +34 610 791 125
Fax: + 34 932 007 611
E-mail: info@lateralidad.com
  • Lateralidad
  • El centro
  • Diagnóstico y terapia

Diseño web: ©2020 Lladó Comunicación

Top
Utilizamos cookies para poder ofrecerle la mejor experiencia en nuestro sitio web. Si continúa utilizando este sitio asumiremos que está de acuerdo.Estoy de acuerdoNoPolítica de privacidad