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Entrevista: “Si hay un buen desarrollo motriz, mejora el emocional y el intelectual”
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Entrevista: “Si hay un buen desarrollo motor, mejora el emocional e intelectual”

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 19 julio, 2017 Desarrollo motor, El trastorno de lateralidad, Terapia psicomotriz 0

El movimiento y el equilibrio son dos aspectos esenciales en la terapia de lateralidad. En esta entrevista, el psicólogo Luis Elías Llorens, terapeuta de nuestro centro, nos explica por qué, y también cómo la vida sedentaria de muchos niños sin el trastorno de lateralidad está afectando a su buen desarrollo general.

 

¿Qué papel juegan el movimiento y el equilibrio en la terapia de lateralidad?

El trabajo que hacemos en consulta parte de la premisa de que los niños y adolescentes, al igual que los adultos, son una unidad.

 

¿A qué se refiere?

El pensamiento, el movimiento (incluyendo el equilibrio) y la relación con el entorno son tres aspectos que están interrelacionados. Para que haya un buen desarrollo de esa unidad, los tres deben tener un buen desarrollo. Si uno de los aspectos falla, los otros dos quedan afectados.

 

Póngame un ejemplo

La motricidad, o el desarrollo motor, es un aspecto fundamental en el desarrollo de un niño. Cuando hay un retraso en este sentido, como es el caso de los niños con trastorno de lateralidad, el niño pierde autonomía y, por tanto, seguridad en sí mismo; lo cual repercute en su bienestar emocional y, casi con toda seguridad, en su rendimiento escolar. Estos niños necesitan desarrollar el movimiento.

 

Por eso lo trabajan en terapia

Sí, porque el proceso es reversible; es decir, si mejoramos la motricidad con ejercicios específicos, sus habilidades y la idea que tienen sobre sí mismos también se modifican, contribuyendo significativamente a su rendimiento escolar.

 

Antes, me comentaba algo más que afecta a muchos niños

Sí, en consulta, nos encontramos con niños que se pasan dos o tres horas al día conectados a dispositivos digitales y que hacen poco deporte. Están en un desarrollo estático que no contribuye a que desarrollen correctamente su motricidad. Son niños que tienen una infancia mucho más pasiva que la que tuvimos nosotros. Y van acumulando retraso motor.

 

Y, por tanto, también emocional

Así es, va relacionado, como decía antes. Si hay un buen desarrollo motriz, mejora el emocional y el intelectual: se crea una sinergia. De lo contrario, la comunicación sináptica queda comprometida.

 

El sedentarismo es algo común en los niños que han nacido con las nuevas tecnologías

En las generaciones anteriores, el desarrollo motriz se daba de una forma natural porque los juegos, jugar, formaba parte de la vida, de nuestra vida cotidiana y, en general, eran juegos en los que el movimiento estaba muy presente.

 

Cuando hablan de movimiento, ¿a qué re refieren exactamente?

A todos los tipos de movimiento que afectan a los diferentes estados motores y al desarrollo adecuado en cada etapa del niño y del adolescente.

 

En la terapia aprenden y realizan todos estos movimientos

Sí, en el centro pueden tener todas estas experiencias: los niños aprenden, por ejemplo, que pueden caerse, y también que pueden levantarse. Eso les ayuda a enfrentarse mejor al mundo. Actualmente, falta la experiencia del movimiento y del equilibrio. El entorno no posibilita dichas experiencias.

 

A mayor seguridad motriz, mayor seguridad emocional

Cuando vences el “no puedo” refuerzas la autoestima. Y vas adquiriendo seguridad. Además de mejorar los aspectos emocionales, el desarrollo motriz también contribuirá a mejorar el nivel de comprensión del niño, su capacidad de atención y concentración, etc.

 

¿Qué consecuencias tiene un déficit psicomotor?

Que se carece de las herramientas para desenvolverse bien en la vida, en el mundo. No disponer de estas herramientas puede generar frustración (al no poder cumplir las expectativas que uno tiene) o, según la personalidad del niño, una actitud conformista que también le impedirá conseguir las metas que pudiera tener.

Lateralidad, hiperactividad e hiperkinesia con hipotonía. Aclaramos conceptos.
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Lateralidad, hiperactividad e hiperkinesia con hipotonía. Aclaramos conceptos.

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 11 enero, 2017 El trastorno de lateralidad, Hiperactividad y TDAH, Terapia psicomotriz 0

Un 40 % de las personas con trastorno de lateralidad presentan hiperkinesia con hipotonía, y un 80 % de estas personas que sufren hiperkinesia con hipotonía tiene, a su vez, dislexia (oral o escrita). En cambio, en la práctica clínica observamos que la hiperactividad (o el TDAH), a menudo, está asociado a la hipertonía. Asimismo, la hiperactividad, como conjunto de trastornos conductuales, es uno de los síntomas del trastorno de lateralidad. ¿Aclaramos conceptos? Empecemos por la hiperactividad.

 

Qué es la hiperactividad

Lateralidad, hiperactividad e hiperkinesia_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Tal como explica Robert E. Valett en su libro Niños hiperactivos. Guía para la familia y la escuela, el término “hiperactividad” describe a niños con dificultades de aprendizaje, y problemas emocionales asociados, que presentan una serie de conductas específicas:

  • Movimiento corporal excesivo: es muy excepcional que jueguen o estén sentados tranquilamente.
  • Impulsividad: no suelen actuar pensando en las consecuencias de sus actos.
  • Distracción: les cuesta terminar tareas, atender instrucciones y concentrarse.
  • Problemas de retención/memoria: se les olvida lo que se les ha pedido, lo que estudian, etc.
  • Son muy emotivos: suelen sobrerreaccionar emocionalmente a los estímulos porque detrás de la hiperactividad hay un factor emocional (ira contenida, una cierta agresividad, etc.).
  • Problemas con la lectura (aunque no todos los niños con problemas de lectura son hiperactivos).
  • Problemas con las matemáticas: a menudo, a causa de la dificultad para concentrarse y retener información.
  • Problemas de coordinación motora: entre ellos, el equilibrio; lo cual repercute en su habilidad para practicar algunos juegos y deportes.
  • Dificultad para integrar las nociones de espacio y tiempo.

En consecuencia, y como suelen ser conscientes de estas dificultades, normalmente, son niños con baja autoestima que se inhiben delante de nuevos aprendizajes.

Lateralidad, hiperactividad e hiperkinesia con hipotonía. Aclaramos conceptos.

Los niños hiperkinéticos, en cambio, y a pesar de que presentan rasgos comunes a los hiperactivos —como su rechazo a las normas o su dificultad para integrar la noción de espacio y de tiempo—, son hipotónicos (bajo tono muscular), y por esto es frecuente verlos estirados en el sofá o jugando durante horas a montar estructuras (legos). Es decir, los niños hiperkinéticos, al igual que los hiperactivos, no “paran”, pero no son hiperactivos todo el tiempo (los hiperactivos, sí): son muy inquietos, pero tienen momentos de pasividad. Y tal como decíamos al inicio, un alto porcentaje de ellos tiene dislexia (lectura) o disgrafía (escritura) y una gran “patosidad” (se tropiezan, caen, aprender a andar y a ir en bicicleta con retraso y dificultad, suben al patinete con la pierna errónea, les cuesta jugar al fútbol, etc.).

 

Tratamiento para la hiperactividad e hiperkinesia

Tratamiento de lateralidad para niños con hiperactividad e hiperkinesia con hipotonía_

Algunos especialistas son partidarios de medicar a los niños hiperactivos (o con TDAH) para mejorar su capacidad de concentración y “aplacarlos” (a los niños hiperkinéticos, en cambio, no suelen prescribirles medicación). Sin embargo, hay que tener presente que, cuando estos niños finalizan el tratamiento farmacológico, pueden hacer brotes. En nuestro centro, no somos partidarios de utilizar la medicación en estos casos: el tratamiento, tanto para los niños con hiperactividad como para los niños hiperkinéticos con hipotonía, es el tratamiento de lateralidad; una terapia en la que se trabaja su problema neurofisiológico o neuromuscular y con la que se va disminuyendo su inestabilidad psicomotriz, mitigando de esta manera la sintomatología (los pacientes se curan, al menos, en un 80 %, aunque, habitualmente, la curación es ceracana al 100 %,  y sin recaídas posteriores). Si tienes dudas o quieres hacernos una consulta, puedes ponerte en contacto con nosotros.

 

Reeducación psicomotriz. El caso de Diego (Parte I)
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Reeducación psicomotriz. El caso de Diego (parte I)

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 8 septiembre, 2016 El trastorno de lateralidad, Terapia psicomotriz 0

Reeducación psicomotriz en un caso de trastorno de lateralidad. El caso de Diego*

Hoy publicamos la primera parte de un artículo en el que la directora de nuestro Centro de lateralidad y psicomotricidad, Joëlle Guitart, expone el caso de uno de sus pacientes, desde que sus padres acudieron a su consulta por primera vez hasta su recuperación. *Por motivos de confidencialidad, hemos cambiado el nombre del paciente, al que hemos llamado Diego.

Cuando los padres de Diego acuden a la consulta por primera vez, él tiene siete años. Ambos son comerciantes. El padre tiene 43 años; la madre, 39, y tienen otra hija, Alejandra, de dos años y medio. Llegan a la consulta por consejo del colegio de Diego, y explican que el niño tiene dificultades escolares y de expresión verbal.

Entrevista con los padres de Diego

Durante la entrevista preliminar, los padres de Diego explican que el embarazo y el parto se desarrollaron sin complicaciones, y que su desarrollo psicomotor también fue normal: aguantaba la cabeza erguida a los tres meses, comenzó a mantenerse sentado a los seis y a caminar cuando cumplió un año. El control esfinteriano se produjo, sin embargo, con retraso: «Hasta el año pasado, Diego mojaba la cama casi cada noche.»

A Diego no le gustan los deportes, es muy patoso jugando a la pelota y tiene miedo a montar en bicicleta. También le asusta la piscina, aunque sabe nadar. Es un niño muy afectuoso, pero muy reservado, incluso con sus padres. Le cuesta separarse de ellos, como se demostró cuando fue a un campamento de verano el año anterior: la experiencia fue muy negativa. Empezó a ir a la guardería a los tres años, aunque con una enorme dificultad: lloros, vómitos…Todavía se chupa el pulgar.

La relación con su hermana parece buena: juega mucho con ella. Está muy apegado a su madre y siente temor ante su padre. En preescolar, Diego empezó a mostrar dificultades para los ejercicios manuales. Parece que va a tener que repetir curso. El padre tiene mucho interés en que no sea así.

Los padres vienen con un informe del psicólogo de la escuela y una nota de la maestra.

Informe psicológico de la escuela de Diego

En el informe psicológico, se observan los siguientes resultados:

Su CI es de 103 (W.T.S.C.). En la realización de las pruebas se observó un bloqueo en la expresión verbal y en los dibujos.

Presenta un retraso en el vocabulario de más de un año, así como dificultades psicomotrices que aparecen en el Bender.

En las pruebas de personalidad manifestó un gran afecto por su madre y un rápido cansancio en las relaciones con los demás.

Se aconseja una reeducación psicomotriz con el fin de trabajar las dificultades en este campo y obtener una mejor adaptación escolar.

Nota de la maestra de Diego

«Diego no sigue el ritmo de la clase. Es muy distraído y muy pasivo. Presenta importantes dificultades en lectura y escritura. Busca el contacto con los adultos o con niños de clases inferiores. En clase está triste y replegado en sí mismo.

Entrevista con Diego

Diego entra con la cabeza hundida entre los hombros. Es un niño más bien delgado y pálido. Sonríe poco. Sabe por qué viene a verme: «Porque no leo muy bien y no tengo la letra bonita, y si sigo así no pasaré de curso.»

Le explico que al día siguiente haremos unas pruebas psicomotoras. Está de acuerdo y en el transcurso de la entrevista se nota que pide ayuda.

Informe psicomotor realizado en nuestro centro

Efectivamente, Diego presenta un retraso psicomotor y una pobreza de expresión verbal.

En las pruebas motrices de Guilmain tiene un nivel de 5-6 años.

No reconoce bien ni la izquierda ni la derecha.

El conocimiento de su esquema corporal es deficiente.

Su estructura espacio-temporal corresponde a la de un niño de 5 años.

Su lateralidad es heterogénea.

Es ambidiestro de manos, aunque en las pruebas de escritura utiliza la derecha.

Es zurdo de pie en pruebas estáticas y diestro en pruebas dinámicas.

Es diestro de un ojo.

Su capacidad de atención corresponde también a la de un niño de 5-6 años.

Se muestra muy inseguro en la realización de las pruebas.

Conclusión del centro de lateralidad

El cuadro descrito muestra que la terapia individual por mediación corporal es la más adecuada para Diego. Decidimos iniciarla con una frecuencia de dos veces por semana.

El alto grado de inhibición, inseguridad y desconfianza de Diego hacen que, antes de tratar los puntos de repercusión escolar, me centre en crear un clima de relajamiento y confianza. Me tendré que adaptar primero a su realidad para lograr que después él se adapte a la realidad de las sesiones y del mundo exterior. Con este criterio inicio las sesiones basándome en juegos: buscando los que más le interesan y le permitan desbloquear mínimamente su espontaneidad.

A los juegos que acepta les incorporo elementos de tratamiento psicomotor: equilibrio, coordinación, ritmo, etc.

Evolución de Diego

Explicaremos la evolución de Diego dividiéndola en tres periodos, la suma de los cuales constituyen los 11 meses siguientes de terapia.

Primer periodo de la reeducación psicomotriz

 

Reducación psicomotriz en un caso de trastorno de lateralidad. El caso de Diego

 

Primer mes

En la primera sesión, se le presenta el material con el que trabajaremos, pero Diego se queda inmovilizado en la sala de reeducación. Además, no toma ninguna iniciativa y se muerde las uñas. Esto lo hará durante mucho tiempo.

Le cuesta mucho reproducir el toque de tambor que previamente yo realizo. Advierto que sonríe si golpeo fuerte el instrumento, pero es incapaz de hacer lo mismo. Cuando le planteo un juego sencillo como es lanzar un aro de goma, se bloquea.

Durante todo el primer mes, Diego mantendrá esta actitud replegada.

No puede mover su cuerpo y, si alguna vez lo hace, es con muy poca amplitud. Es incapaz de coger una pelota. Parece como si su cuerpo le fuera extraño. Frente a cualquier petición, se bloquea y se queda inmóvil.

Al cabo de diversas propuestas de juego, finalmente, escoge un rompecabezas. Se queda de pie frente a las estanterías, mirando el rompecabezas y sin poder hacer ningún gesto para cogerlo. Realiza una figura con gran lentitud y dificultad.

Segundo mes

Se aprecia algo más de expresividad en su rostro. Parece menos angustiado y más contento de acudir a las sesiones, aunque mantiene su actitud inhibida y no habla. Con el objetivo de lograr una situación en la que Diego se sienta más seguro y obtener así el nivel de comunicación necesario, renuncio a hacerle preguntas, evito la solicitación verbal y le propongo juegos más sencillos.

Uno de los juegos es el de “jugar a pillar”. Diego no sabe decidir quién ha de coger a quién. Cuando él tiene que cogerme a mí, apenas me toca. Las sesiones de este mes muestran las importantes dificultades que Diego tiene para moverse, así como su bloqueo total para expresarse.

Parece que le gusta lanzarme pelotas de forma que yo no pueda cogerlas. Esto le hace reír mucho, pero con una risa ahogada. Estas risas y los gritos van adquiriendo mucha importancia en el «vivido» de la reeducación. Descubre el «túnel de la risa» ( un objeto de forma cilíndrica y de unos dos metros de longitud por el que los niños pasan a gatas) y pasa mucho tiempo dentro de él emitiendo unos sonidos cortos y agudos.

Cita con los padres: la madre acude sola a la visita. Comenta que Diego viene de buen grado al centro, pero que en el colegio continua con las mismas dificultades

Tercer mes

La tónica es parecida a la anterior. Diego se encierra, a menudo, en una sola actividad durante toda la sesión. Una de sus actividades consiste en golpear una pelota con una pala de ping-pong. Lo hace con gran intensidad y cada vez con más risas y más ruidosas. Otra actividad que le gusta es saltar con los pies juntos de un aro a otro (están distribuidos en círculo por el suelo). Cada vez salta con más rapidez, pero sin cuidar la corrección de la coordinación motriz.

Comunicación telefónica de la maestra: no se observa un gran cambio.

Cuarto mes

En general, a Diego le agradan las actividades dinámicas y no le atraen tanto los ejercicios de mesa: rompecabezas, dibujo, adhesivos, etc. Las actividades dinámicas le permiten esas risas que he comentado; risas que son verdaderas descargas de tensión.

Trabajamos siempre sobre las bases de la espontaneidad y el juego, la noción de espacio, ritmo y tiempo. En este tipo de trabajo se distrae bastante, le cuesta mucho esfuerzo y le crea cierta ansiedad. En los juegos dinámicos trabajamos el equilibrio dinámico y la coordinación general.

Es incapaz de realizar los ejercicios de relajación en posición acostada: solo los puede hacer sentado y después de haber realizado ejercicios dinámicos.

Quinto mes

Diego sonríe más y se le nota más alegre. Sus movimientos son más amplios. Durante este mes seguimos con los ejercicios dinámicos, como pasar por debajo de un banco de madera (bocabajo y de espaldas) y, después, por encima, o saltar por encima de una cuerda que se mueve como una serpiente. Este segundo ejercicio le gusta y le provoca risas muy explosivas. Empezamos a trabajar la orientación espacial: con un aro en el suelo, tiene que saltar con los dos pies juntos, con el derecho o el izquierdo, hacia delante y hacia atrás, y hacia la izquierda o hacia la derecha.

Sexto mes

Diego dibuja en el suelo un conejo y una zanahoria. A partir de ahí, le propongo un juego: a modo de escondite, uno va a hacer de conejo y el otro de zanahoria. Por primera vez, se ríe con mucha fuerza durante el juego.

Diego comenta que tiene más amigos en clase y que unos días antes le aceptaron para jugar a la pelota.

Diego acepta dibujar un señor en el suelo. A la figura le faltan las manos y hay una desproporción entre la cabeza y el cuerpo.

Iniciamos la relajación en el colchón acompañándola con una música lenta. Lo acepta, pero dura muy poco.

Entrevista con la maestra: la maestra me comunica que Diego participa más en clase y que está menos inhibido y pasivo. Tras un fracaso o dificultad, se sigue bloqueando. Necesita mucho ser estimulado y sigue teniendo dudas sobre si tendrá que repetir curso. La escritura ha mejorado y el profesor de natación ha observado una mejor coordinación en sus movimientos.

La semana que viene publicaremos la segunda parte del artículo (segundo y tercer periodo).
Los síntomas psicomotores que trata la terapia psicomotriz
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Los síntomas psicomotores que trata la terapia psicomotriz

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 11 agosto, 2016 El trastorno de lateralidad 0

Una persona con anomalías psicomotoras es alguien que no puede fijar su atención, un hecho que le impide desarrollar todo su potencial intelectual. La causa de esta incapacidad suele ser un desequilibrio afectivo.

La terapia psicomotriz, o reeducación psicomotriz, es una terapéutica con la que se consigue la armonía de las funciones mentales trabajando la coordinación de las corporales. Mediante esta reeducación se corrige la incapacidad de la contención motriz, mental, afectiva e intelectual.

Hay diversos síntomas de anomalía psicomotora para cuyo tratamiento la terapia psicomotriz se muestra extraordinariamente eficaz. Veamos los principales:

 

Deficiencias en el conocimiento del esquema corporal

El esquema corporal debe estudiarse desde dos aspectos: el conocimiento del cuerpo y la utilización del cuerpo. En el primero, se trata de estudiar si el niño conoce y distingue las diferentes partes de la cara y, en general, del resto del cuerpo. Este conocimiento se refiere tanto a su propio cuerpo como al del “otro” (un sujeto al que observe). En cuanto al segundo aspecto, el de la utilización del cuerpo, el terapeuta debe poder apreciar si el niño (o el adolescente o adulto) conoce la utilidad de cada una de las partes, ya que, de no ser así, este desconocimiento implica un conocimiento deficiente del esquema corporal.

 

Confusión en la orientación derecha-izquierda

La persona debe tener una buena orientación basada en su conocimiento de la derecha y la izquierda, tanto sobre sí mismo como sobre el “otro” (en este caso el educador, y también sobre los objetos). La orientación derecha-izquierda es una parte del problema general de orientación.

 

Desequilibrio estático

El control postural o equilibrio estático es la facultad que tiene el sujeto de mantener durante un cierto tiempo (uno 15 segundos, aproximadamente) el conjunto de sinergias necesarias para el control de la inmovilidad.

 

Problemas en la estructuración temporal

Es la capacidad para percibir distintos ritmos y reproducirlos.

 

Problemas para la estructuración espacial

La estructuración espacial es la capacidad para descomponer el espacio en elementos y lograr su abstracción. Esta capacidad se observa, por ejemplo, en el ejercicio que consiste en preguntarle al sujeto en cuántos pasos recorrería una sala determinada. Para llevarlo a cabo, el sujeto debe realizar mentalmente dos operaciones: descomponer el espacio específico de la sala y calcular en cuántos pasos podría cruzarla.

 
Los síntomas psicomotores que trata la terapia psicomotriz
 
Dificultades para la organización perceptiva

La capacidad perceptiva consiste en reconocer formas exactas de los objetos y su posición.

 

Habilidad manual y fineza digital insuficientes

Nos referimos a los “gestos finos y precisos”, a la motricidad manual y digital, y a la independencia de los dedos: tocar la mesa con los dedos individualmente, uno después del otro; pasar varias veces el extremo del pulgar por los otros dedos, etc.

 

Deficiencias en la coordinación general

Sobre este aspecto, se analizan dos cuestiones: la diadococinesia, que es la cualidad de regulación tónico-motriz en los movimientos rápidos de contracción y decontracción de grupos musculares anatagonistas, y los movimientos combinados de los miembros; es decir, la capacidad de realizar movimientos coordinados armoniosos y precisos con los miembros superiores e inferiores.

 

Dificultades en la motricidad facial

Una buena motricidad facial permite contraer los distintos músculos de la cara de manera independiente (levantar las cejas, apretar los párpados, hinchar una mejilla, etc.).

 

Dificultades para la concentración

La concentración es el grado de atención cuantitativa y cualitativa que somos capaces de poner en una tarea. Un déficit en esta capacidad es también un indicador de anomalía psicomotora que se trabaja en la terapia psicomotriz.

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