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El MIT crea un reloj inteligente para medir y predecir la felicidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart
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El MIT crea un reloj inteligente para medir y predecir la felicidad

Centro de lateralidad y psicomotricidad Joelle Guitart 15 diciembre, 2017 Actualidad, El trastorno de lateralidad 0

El titular “Crean un reloj inteligente para medir y predecir la felicidad” podría hacernos pensar que nos encontramos delante de una noticia algo frívola, si no fuera porque responde a un trabajo de un investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Pascal Budner. Vamos a ver en qué ha consistido esta investigación y qué puede aportarnos.

 

Qué es la felicidad

Definir la felicidad no es sencillo. Aristóteles decía que es “un estado de actividad” y que depende de cómo cultivamos la virtud: las virtudes del coraje, la generosidad, la justicia, la amistad y la ciudadanía. Bill Gates, cuando fue preguntado una vez sobre la cuestión, respondió: “Warren Buffett siempre ha dicho que la medida de la felicidad es si las personas cercanas a ti son felices y te quieren “. Lo cierto es que para la mayoría de las personas resulta complicado plasmar en una frase qué es este estado (probablemente, para algunos, su definición dependa del lugar y del tiempo histórico en el que se vive), aunque, salvando las diferencias de opinión, todos podríamos llegar a cierto consenso.  De hecho, los psicólogos sí trabajan con ciertos indicadores. Lo que realmente ha supuesto una dificultad para los investigadores, hasta hace muy poco, es conseguir medir los niveles de felicidad con precisión y utilizar esa información para predecir cuándo una persona se sentirá feliz en el futuro.

 

Cómo medir la felicidad

El MIT crea un reloj inteligente para medir y predecir la felicidad

Las mediciones de este tipo son muy recientes, pero entre ellas encontramos alguna destacable, como la que llevó a cabo hace muy poco un equipo del laboratorio de informática del MIT para medir la interacción entre personas autistas utilizando las sofisticadas capacidades de procesamiento de voz del smartwatch de Samsung: construyeron una aplicación portátil que puede analizar conversaciones para identificar la emoción en el habla al combinarla con el seguimiento de cambios físicos adicionales: aumento de la temperatura de la piel, frecuencia cardíaca, movimientos, etc. (AlHanai y Ghassemi 2017).

 

El estudio

Un equipo del MIT crea un reloj inteligente para medir y predecir la felicidad

Pascal Budner y su equipo han encontrado la forma de utilizar un reloj inteligente (smartwatch) para medir y predecir la felicidad. En concreto, han utilizado un reloj Pebble conectado a un smartphone Android para combinar datos de los usuarios obtenidos continuamente por sensores con información exógena variable: las condiciones climáticas, el día de la semana, la hora, la ubicación, etc. El estudio se ha llevado a cabo con estudiantes de posgrado, investigadores, miembros del profesorado, consultores y empresarios de edades comprendidas entre los 22 y los 59 años, y al final del experimento (dos meses de duración) se habían reunido casi 17.000 datos.

Las sugerencias del medidor se basan en la visión tradicional de los psicólogos sobre la felicidad como un parámetro bidimensional “excitación-valor”. La excitación refleja la disposición para actuar o el nivel de actividad; un parámetro asociado con estar más alerta de lo normal y tener una presión arterial o frecuencia cardíaca más alta, y se mide en una escala “no activo-activo-muy activo”. El valor es una medida del nivel de felicidad del usuario: sentirse muy bien, bien o mal. Cruzando el resultado de ambos, tenemos nueve estados diferentes posibles. Por ejemplo: estar muy activo y sentirse mal representa el enfado, mientras que sentirse muy bien y no estar activo representa un estado de relajación.

El MIT crea un reloj inteligente para medir y predecir la felicidad_Centro de lateralidad y psicomotricidad Joëlle Guitart

Módulos de la aplicación del reloj inteligente presentando el resultado de uno de los participantes en el estudio

Los participantes empezaron el experimento siguiendo un modelo genérico de aprendizaje automático creado por el equipo de investigadores para encontrar patrones de frecuencia cardíaca, ubicación, etc. Este modelo, además, les mostraba un estado de ánimo predicho que podían cambiar directamente en el reloj inteligente si no reflejaba el suyo; una operación que debían repetir cuatro veces al día. Paulatinamente, el sistema fue aprendiendo de los datos recogidos hasta llegar a predecir los estados de ánimo con una precisión de hasta un 94 %.

Las conclusiones más interesantes de la investigación son que algunos datos son significativamente más predictivos de felicidad que otros: el clima y el movimiento entre ubicaciones, por ejemplo, son altamente predictivos; mientras que los datos fisiológicos tienen un menor poder predictivo. Asimismo, como también crearon un sistema para identificar las variables más predictivas para cada participante, han podido ver qué amigos tienen una influencia más positiva o negativa en nuestro estado de ánimo. De hecho, han visto que por cada persona feliz que hay en nuestra vida, nuestra propia felicidad aumenta en un 9 %, aproximadamente.

Aunque los investigadores son conscientes de que han trabajado con una muestra pequeña de participantes (60) y que todos ellos estaban interesados a priori en participar en la investigación, los resultados del estudio son suficientemente sólidos como para que ya hayan puesto en marcha un estudio más amplio con individuos seleccionados al azar.

Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sugiere que los disléxicos tienen menor plasticidad cerebral
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Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) sugiere que los disléxicos tienen menor plasticidad cerebral

Susana Lladó - Lladó Comunicación 4 enero, 2017 Dislexia, El cerebro, El trastorno de lateralidad 0

La dislexia es un trastorno neurológico que dificulta enormemente el aprendizaje de la lectura, pero que no está relacionado con la capacidad cognitiva de la persona. Hasta ahora, su estudio siempre había estado muy focalizado en las áreas cerebrales involucradas en la lectura; sin embargo, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) acaba de realizar una investigación según la cual las anomalías cerebrales que provocan la dislexia serían más profundas y generalizadas de lo que se creía.

 

El estudio, que también se ha publicado esta semana en la revista Neuron, aporta dos conclusiones relevantes: la primera es que la plasticidad del cerebro de las personas con dislexia parece menor que la de las personas que no la padecen; el segundo, que los cerebros de las personas con dislexia no solo responden de manera diferente a las palabras, sino también a los objetos y las caras (hasta ahora, esta dificultad en las personas disléxicas no estaba documentada).

 

Según John Gabrieli, profesor de Ciencias Cerebrales y Cognitivas, miembro del McGovern Institute for Brain Research del MIT y autor principal del estudio, el cerebro de las personas con dislexia tiene menor capacidad para adaptarse a las entradas repetidas (por ejemplo, ver una misma palabra varias veces seguidas); un rasgo que se conoce como “adaptación neuronal”. Esta firma neuronal distintiva, de la que depende la capacidad para aprender cosas nuevas, explicaría por qué tienen, entre otras, dificultades para aprender a leer. “Esta diferencia en el cerebro no es sobre leer per se, es una diferencia en el aprendizaje perceptivo, que es bastante amplio y clave para el aprendizaje de nuevas habilidades”, ha explicado Gabrieli.

 

El estudio sobre plasticidad reducida

Estudio del MIT sobre el cerebro de los disléxicos

Cuando nuestro cerebro se “enfrenta” a un aprendizaje nuevo, aprende algo sobre esta presentación inicial que lo hace más capaz de hacerlo por segunda vez. Esta facilidad viene marcada por la reducción de la actividad neuronal. “Las neuronas que responden a una entrada sensorial particular, generalmente, reaccionan fuertemente al principio, pero su respuesta se silencia a medida que la entrada continúa. Esta adaptación neural refleja los cambios químicos en las neuronas que hacen más fácil para ellos responder a un estímulo familiar. Como hemos hecho algo antes, nos es más fácil hacerlo de nuevo”, aclara Gabrieli. Lo que se ha visto en el estudio — en el que se han utilizado imágenes de resonancia magnética para escanear los cerebros de adultos jóvenes con y sin dificultades de lectura en diferentes pruebas— es que en las personas con dislexia, las áreas cerebrales dedicadas a interpretar las palabras, objetos y rostros no mostraron adaptación neuronal cuando los mismos estímulos se repitieron varias veces; es decir, mostraron menor plasticidad cerebral.

El equipo que ha realizado esta investigación apunta que, seguramente, el deterioro aparece principalmente en la lectura porque descifrar las letras y cartografiarlas con los sonidos es una tarea cognitiva sumamente exigente: probablemente, la lectura sea una de las tareas que mayor plasticidad cerebral requiere.

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